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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Defensa


Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada
Maracay- Edo. Aragua

SISTEMA NERVIOSO

Profesor: Bachiller:
José Guzmán Dianys Pérez

Febrero,2024
Sistema Nervioso
El sistema nervioso es un complejo sistema de órganos, tejidos y células que
coordina las funciones del cuerpo y permite la comunicación entre las
diferentes partes del organismo. Contiene nervios y una gran cantidad de
células llamadas neuronas.
Describir Anatómicamente
El sistema nervioso se divide en central y periférico. El sistema nervioso central
(SNC) está formado por el encéfalo y la médula espinal, que se encuentran
protegidos por las meninges y el líquido cefalorraquídeo. El sistema nervioso
periférico (SNP) está formado por los nervios y los ganglios nerviosos, que se
distribuyen por todo el cuerpo y conectan el SNC con los órganos y tejidos.

Estructurar cada uno de partes que lo integran.


Función de cada una de las estructuras del cerebro.
El cerebro está compuesto por diversas estructuras que desempeñan funciones
específicas. A continuación, se describen algunas de las principales estructuras
y sus funciones:

1. Corteza cerebral: Es la capa exterior del cerebro y está involucrada en


funciones cognitivas superiores como el pensamiento, la percepción, la
planificación y la toma de decisiones.

2. Hipotálamo: Regula funciones corporales como el hambre, la sed, la


temperatura corporal y el ciclo de sueño-vigilia.

3. Hipocampo: Es crucial para la formación de nuevos recuerdos y la


consolidación de la memoria a largo plazo.

4. Amígdala: Juega un papel importante en la regulación de las emociones,


especialmente en la respuesta de miedo y en la memoria emocional.

5. Cerebelo: Coordina el movimiento muscular y el equilibrio, además de estar


implicado en funciones cognitivas como el aprendizaje motor.

6. Tronco encefálico: Controla funciones vitales como la respiración, la


frecuencia cardíaca y la presión arterial.

Estas son solo algunas de las muchas estructuras del cerebro y sus funciones,
y cada una juega un papel crucial en el funcionamiento del organismo.

Función del sistema simpático y parasimpático.


El sistema simpático es una parte del sistema nervioso autónomo que se
encarga de activar respuestas de "lucha o huida" en situaciones de estrés o
peligro. Algunas de las funciones del sistema simpático incluyen aumentar la
frecuencia cardíaca, dilatar las vías respiratorias, aumentar la presión
sanguínea, liberar glucosa en la sangre para proporcionar energía rápida a los
músculos, y redirigir el flujo sanguíneo hacia los músculos esqueléticos y lejos
de los órganos digestivos. En general, el sistema simpático prepara al cuerpo
para enfrentar situaciones de emergencia o estrés.

Parasimpático: El sistema parasimpático es otra parte del sistema nervioso


autónomo que actúa de manera opuesta al sistema simpático. Su función
principal es promover la relajación, la digestión y la conservación de energía.
Algunas de las funciones del sistema parasimpático incluyen disminuir la
frecuencia cardíaca, contraer las vías respiratorias, reducir la presión
sanguínea, estimular la digestión y la absorción de nutrientes, y promover la
actividad de los órganos internos como el hígado, el páncreas y los intestinos.
En general, el sistema parasimpático ayuda al cuerpo a recuperarse y
descansar después de situaciones de estrés o peligro, promoviendo un estado
de calma y equilibrio.

Descripción de los nervios craneales- función.


Los nervios craneales son un conjunto de 12 pares de nervios que emergen
directamente del cerebro o del tronco encefálico, y se distribuyen
principalmente hacia la cabeza y el cuello. Cada par de nervios craneales tiene
funciones específicas y se encarga de transmitir información sensorial y
controlar diversas funciones motoras y autónomas.

Los nervios craneales se numeran del I al XII, y cada uno tiene un nombre
específico y una función particular. A continuación, se describen brevemente
los 12 pares de nervios craneales:

1. Nervio olfatorio (I): Se encarga del sentido del olfato.


2. Nervio óptico (II): Responsable de la visión.
3. Nervio oculomotor (III): Controla la mayoría de los movimientos oculares y la
dilatación de la pupila.
4. Nervio troclear (IV): Controla un músculo ocular que mueve el ojo hacia
abajo y hacia adentro.
5. Nervio trigémino (V): Tiene funciones sensoriales en la cara y controla los
músculos masticatorios.
6. Nervio abducens (VI): Controla un músculo ocular que mueve el ojo hacia
afuera.
7. Nervio facial (VII): Controla los músculos de la expresión facial y la secreción
de saliva y lágrimas.
8. Nervio vestibulococlear (VIII): Involucrado en la audición y el equilibrio.
9. Nervio glosofaríngeo (IX): Contribuye a la sensación gustativa, al control de
la deglución y a la sensibilidad en la garganta.
10. Nervio vago (X): Tiene múltiples funciones, incluyendo el control de la
frecuencia cardíaca, la respiración y la digestión.
11. Nervio accesorio (XI): Controla los músculos del cuello y los hombros.
12. Nervio hipogloso (XII): Controla los movimientos de la lengua.

Estos nervios craneales desempeñan un papel crucial en el funcionamiento del


sistema nervioso periférico y son fundamentales para diversas funciones
sensoriales y motoras en la cabeza y el cuello.

Fisiología de la medula espinal: La médula espinal es una estructura clave


del sistema nervioso central que se extiende desde la base del cerebro hasta
aproximadamente la segunda vértebra lumbar en los seres humanos. Su
función principal es transmitir información entre el cerebro y el resto del cuerpo,
así como coordinar respuestas motoras y sensoriales.

La fisiología de la médula espinal implica varias funciones importantes:


1. Conducción de señales nerviosas: La médula espinal actúa como un
conducto para transmitir señales nerviosas entre el cerebro y el resto del
cuerpo. Las vías ascendentes llevan información sensorial desde los
receptores periféricos hacia el cerebro, mientras que las vías descendentes
transmiten señales motoras desde el cerebro hacia los músculos y órganos.

2. Integración de información: La médula espinal también realiza funciones de


integración sensorial y motora a nivel local. Por ejemplo, puede generar reflejos
involuntarios en respuesta a estímulos sensoriales, como el reflejo rotuliano
que se activa al golpear la rodilla con un martillo.

3. Control de funciones autónomas: La médula espinal participa en el control de


funciones autónomas como la regulación de la presión arterial, la frecuencia
cardíaca y la respiración a través de conexiones con el sistema nervioso
autónomo.

4. Protección y soporte: La médula espinal está protegida por las vértebras de


la columna vertebral y rodeada por las meninges, que son membranas que la
sostienen y protegen. Además, el líquido cefalorraquídeo circula alrededor de la
médula espinal para proporcionar amortiguación y nutrición.

En resumen, la médula espinal desempeña un papel fundamental en la


transmisión de información entre el cerebro y el cuerpo, la coordinación de
respuestas motoras y sensoriales, el control de funciones autónomas y la
protección del sistema nervioso central. Su fisiología compleja permite el
funcionamiento adecuado del organismo en diversas situaciones y condiciones.

Fisiología del bulbo raquídeo: El bulbo raquídeo, también conocido como


médula oblonga, es una estructura anatómica ubicada en la base del cerebro y
conectada a la médula espinal. Es una parte crucial del tronco encefálico y
desempeña funciones vitales para la supervivencia. Su fisiología implica varias
funciones esenciales:

1. Regulación de funciones vitales: El bulbo raquídeo controla funciones


automáticas como la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la
deglución. Contiene centros respiratorios que regulan el ritmo y la profundidad
de la respiración, así como centros cardiovasculares que controlan la
frecuencia cardíaca y la presión arterial.

2. Conducción de información: El bulbo raquídeo actúa como un centro de paso


para las vías ascendentes y descendentes que conectan el cerebro con la
médula espinal. A través de estas vías, se transmiten señales sensoriales y
motoras entre el cerebro y el resto del cuerpo.

3. Coordinación de movimientos: El bulbo raquídeo también participa en la


coordinación de movimientos voluntarios e involuntarios. Integra información
sensorial y motora para generar respuestas motoras adecuadas, como
mantener el equilibrio y coordinar los movimientos de los músculos durante la
marcha.

4. Control de reflejos: Al igual que la médula espinal, el bulbo raquídeo es


responsable de generar reflejos automáticos en respuesta a estímulos
sensoriales. Por ejemplo, regula reflejos como el parpadeo o la tos en
situaciones de peligro.

5. Regulación del sueño y la vigilia: El bulbo raquídeo contiene núcleos que


están implicados en la regulación del ciclo sueño-vigilia. Participa en la
activación del estado de vigilia y en la inducción del sueño REM (movimiento
rápido de los ojos) durante el ciclo de sueño.

En resumen, la fisiología del bulbo raquídeo abarca funciones vitales como la


regulación de funciones automáticas, la conducción de información entre el
cerebro y el cuerpo, la coordinación de movimientos, el control de reflejos y la
regulación del ciclo sueño-vigilia. Su papel central en el tronco encefálico lo
convierte en una estructura fundamental para el funcionamiento adecuado del
organismo y la supervivencia.

Fisiología de protuberancia anular: La protuberancia anular, también


conocida como puente tronco encefálico o puente de Varolio, es una estructura
anatómica que se encuentra por encima del bulbo raquídeo y debajo del
mesencéfalo en el tronco encefálico. Al igual que el bulbo raquídeo, la
protuberancia anular desempeña funciones vitales para la supervivencia y el
funcionamiento adecuado del organismo. Su fisiología implica varias funciones
importantes:

1. Conexión entre hemisferios cerebrales: La protuberancia anular actúa como


un puente de comunicación entre los hemisferios cerebrales derecho e
izquierdo. Contiene fibras nerviosas que conectan el cerebelo con el resto del
encéfalo, permitiendo la coordinación de movimientos y la regulación del tono
muscular.

2. Control de movimientos oculares: La protuberancia anular juega un papel


crucial en la coordinación de movimientos oculares. Contiene núcleos
responsables de controlar los movimientos de los músculos oculares,
permitiendo la fijación visual, seguimiento de objetos en movimiento y
movimientos conjugados de los ojos.

3. Regulación del tono muscular: La protuberancia anular participa en la


regulación del tono muscular y la postura corporal. A través de conexiones con
el cerebelo y otras estructuras del sistema nervioso central, ayuda a mantener
la estabilidad postural y la coordinación de movimientos voluntarios.

4. Control de funciones autónomas: Al igual que el bulbo raquídeo, la


protuberancia anular también está involucrada en la regulación de funciones
autónomas como la respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Contiene centros respiratorios y cardiovasculares que contribuyen a mantener
el equilibrio homeostático del organismo.

5. Integración sensorial y motora: La protuberancia anular integra información


sensorial y motora para generar respuestas motoras adecuadas. Participa en la
planificación y ejecución de movimientos complejos, así como en la percepción
sensorial y la coordinación de las respuestas motoras.

En resumen, la fisiología de la protuberancia anular abarca funciones


importantes como la conexión entre hemisferios cerebrales, el control de
movimientos oculares, la regulación del tono muscular, el control de funciones
autónomas y la integración sensorial y motora. Su papel en el tronco encefálico
lo convierte en una estructura fundamental para el control de diversas
funciones vitales y el mantenimiento del equilibrio neurofisiológico del
organismo.
Fisiología del istmo del encéfalo: El istmo del encéfalo, también conocido
como istmo del mesencéfalo o pedúnculo cerebral, es una región anatómica
que conecta el mesencéfalo con el bulbo raquídeo en el tronco encefálico. Su
fisiología implica varias funciones clave para el funcionamiento adecuado del
sistema nervioso central:

1. Conducción de información: El istmo del encéfalo contiene fibras nerviosas


ascendentes y descendentes que transmiten información entre diferentes
regiones del encéfalo. Estas fibras permiten la comunicación entre el
mesencéfalo, el bulbo raquídeo y otras estructuras cerebrales, facilitando la
integración de señales sensoriales y motoras.

2. Control de movimientos: El istmo del encéfalo desempeña un papel


importante en la regulación de movimientos voluntarios e involuntarios.
Contiene vías motoras que conectan el cerebro con la médula espinal,
permitiendo la ejecución de movimientos coordinados y la regulación del tono
muscular.

3. Regulación de la conciencia y el estado de alerta: El istmo del encéfalo


participa en la modulación de la conciencia y el estado de alerta a través de
conexiones con estructuras implicadas en el ciclo sueño-vigilia. Contribuye a la
activación cortical y la regulación de la vigilia, manteniendo un estado de alerta
adecuado para las funciones cognitivas y sensoriales.

4. Control de funciones autónomas: Al igual que otras regiones del tronco


encefálico, el istmo del encéfalo está involucrado en la regulación de funciones
autónomas como la respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Contiene núcleos autonómicos que coordinan respuestas fisiológicas
necesarias para mantener el equilibrio homeostático del organismo.
5. Integración sensorial y motora: El istmo del encéfalo integra información
sensorial y motora para generar respuestas adecuadas a estímulos externos e
internos. Participa en la planificación y ejecución de movimientos complejos,
así como en la percepción sensorial y la coordinación de las respuestas
motoras.

En resumen, la fisiología del istmo del encéfalo abarca funciones importantes


como la conducción de información, el control de movimientos, la regulación de
la conciencia y el estado de alerta, el control de funciones autónomas y la
integración sensorial y motora. Su papel en el tronco encefálico lo convierte en
una región crucial para la coordinación de diversas funciones neurofisiológicas
y el mantenimiento del equilibrio funcional del sistema nervioso central.
Fisiología del cerebelo: El cerebelo es una estructura cerebral ubicada en la
parte posterior del encéfalo, debajo de los hemisferios cerebrales. Aunque
tradicionalmente se ha asociado principalmente con el control motor y la
coordinación de movimientos, se sabe que el cerebelo desempeña múltiples
funciones fisiológicas clave, incluyendo:

1. Coordinación motora: Una de las funciones principales del cerebelo es la


coordinación de movimientos voluntarios y automáticos. Integra información
sensorial proveniente de los receptores periféricos y el sistema vestibular, así
como señales motoras del córtex motor, para regular la precisión y la fluidez de
los movimientos.

2. Aprendizaje motor: El cerebelo está involucrado en el aprendizaje y la


adaptación de patrones motores. A través de procesos de plasticidad sináptica,
el cerebelo facilita la adquisición de nuevas habilidades motoras y la corrección
de errores en la ejecución de movimientos.

3. Control del equilibrio y la postura: El cerebelo contribuye al mantenimiento


del equilibrio y la postura corporal mediante su conexión con el sistema
vestibular y las estructuras responsables del control postural. Participa en la
regulación de la actividad muscular necesaria para mantener una posición
estable durante el movimiento y en reposo.

4. Integración sensorial: El cerebelo recibe información sensorial de diversas


modalidades, como la propriocepción (sentido de la posición corporal), la visión
y la audición. Integra esta información para generar una representación precisa
del estado del cuerpo en el espacio y coordinar respuestas motoras
adecuadas.

5. Cognición y emociones: Aunque tradicionalmente se ha asociado con


funciones motoras, el cerebelo también desempeña un papel en procesos
cognitivos como la atención, la planificación y la resolución de problemas.
Además, se ha sugerido que el cerebelo está implicado en aspectos
emocionales y sociales del comportamiento.
En resumen, la fisiología del cerebelo abarca funciones relacionadas con la
coordinación motora, el aprendizaje motor, el control del equilibrio y la postura,
la integración sensorial, así como aspectos cognitivos y emocionales. Su
compleja red de conexiones con otras regiones cerebrales le confiere un papel
fundamental en la regulación de múltiples aspectos del comportamiento
humano y en el mantenimiento de la homeostasis funcional del organismo.
Fisiología del cerebro: El cerebro es el órgano central del sistema nervioso y
desempeña funciones vitales para la supervivencia y el funcionamiento del
organismo. Su fisiología es extremadamente compleja y abarca una amplia
gama de procesos que incluyen:

1. Procesamiento sensorial: El cerebro recibe información sensorial de los


receptores periféricos (vista, oído, tacto, gusto, olfato) y la procesa para
generar percepciones conscientes de nuestro entorno.

2. Control motor: El cerebro coordina la ejecución de movimientos voluntarios


e involuntarios a través de la interacción entre diferentes áreas motoras y
sensoriales.

3. Regulación de funciones autónomas: El cerebro controla las funciones


autónomas del cuerpo, como la frecuencia cardíaca, la respiración, la digestión
y la temperatura corporal, a través del sistema nervioso autónomo.

4. Procesos cognitivos: El cerebro es responsable de funciones cognitivas


superiores como la memoria, el aprendizaje, la atención, el lenguaje, la toma de
decisiones y la resolución de problemas.

5. Regulación emocional: El cerebro participa en la regulación de las


respuestas emocionales y en la generación de experiencias subjetivas como el
placer, el miedo, la felicidad o la tristeza.

6. Homeostasis: El cerebro mantiene la homeostasis del organismo regulando


el equilibrio de líquidos, nutrientes y sustancias químicas en el cuerpo.

7. Plasticidad cerebral: El cerebro tiene la capacidad de adaptarse y cambiar


a lo largo de la vida a través de procesos de plasticidad sináptica, que implican
la formación y modificación de conexiones neuronales.

8. Regulación del ciclo sueño-vigilia: El cerebro controla el ciclo circadiano y


regula los estados de sueño y vigilia a través de estructuras como el núcleo
supraquiasmático en el hipotálamo.

Estas son solo algunas de las funciones principales del cerebro, que se llevan a
cabo a través de una intrincada red de conexiones neuronales y circuitos
especializados. La fisiología cerebral es un campo complejo y en constante
estudio, ya que todavía hay mucho por descubrir sobre el funcionamiento del
órgano más complejo y enigmático del cuerpo humano.
Fisiología de la meninge: Las meninges son membranas que recubren y
protegen el sistema nervioso central, incluyendo el cerebro y la médula espinal.
Consisten en tres capas principales que se encuentran entre el cráneo y el
encéfalo, proporcionando soporte estructural, protección contra impactos y un
entorno bioquímico adecuado para el funcionamiento del sistema nervioso. Las
tres capas de las meninges son:

1. Duramadre: Es la capa más externa y resistente de las meninges. Está


adherida al cráneo y a la médula espinal y es una capa gruesa y fibrosa que
protege al cerebro de lesiones mecánicas.

2. Aracnoides: Se encuentra debajo de la duramadre y está separada de ésta


por un espacio llamado espacio subaracnoideo, que está lleno de líquido
cefalorraquídeo. La aracnoides es una capa delgada y delicada que actúa
como una barrera protectora para el cerebro.

3. Piamadre: Es la capa más interna y está en contacto directo con la


superficie del cerebro y la médula espinal. Es una membrana delgada y
altamente vascularizada que suministra sangre y nutrientes al tejido nervioso.

Además de su función principal de protección, las meninges desempeñan otros


roles importantes en la fisiología del sistema nervioso central:

- Regulación del flujo de líquido cefalorraquídeo: El espacio subaracnoideo


entre la aracnoides y la piamadre contiene líquido cefalorraquídeo, que actúa
como un amortiguador para proteger al cerebro de impactos y proporciona un
medio para eliminar desechos metabólicos.

- Mantenimiento del equilibrio iónico: Las meninges ayudan a mantener un


equilibrio iónico adecuado en el entorno extracelular del sistema nervioso
central, lo que es crucial para el funcionamiento de las neuronas.

- Protección inmunológica: Las meninges también desempeñan un papel en la


respuesta inmunitaria del sistema nervioso central, actuando como una barrera
protectora contra agentes patógenos y participando en la respuesta inflamatoria
en caso de infección o lesión.

En resumen, las meninges son estructuras fundamentales para la protección y


el funcionamiento adecuado del sistema nervioso central, proporcionando
soporte físico, regulación del entorno bioquímico y protección contra daños
externos. Su fisiología es crucial para mantener la integridad y el
funcionamiento óptimo del cerebro y la médula espinal.
Neurona: Una neurona es una célula especializada del sistema nervioso que
desempeña un papel fundamental en la transmisión de señales eléctricas y
químicas en el cuerpo. Las neuronas son las unidades básicas de
procesamiento de información en el sistema nervioso y son responsables de la
conducción de impulsos nerviosos, la comunicación entre diferentes partes del
cuerpo y la coordinación de funciones fisiológicas.

Las neuronas constan de tres partes principales:

1. Cuerpo celular (soma): Es la parte central de la neurona que contiene el


núcleo y la maquinaria celular necesaria para mantener su función. Aquí se
llevan a cabo procesos metabólicos y de síntesis de proteínas.

2. Dendritas: Son extensiones ramificadas del cuerpo celular que reciben


señales nerviosas de otras neuronas o células sensoriales. Las dendritas
actúan como receptores de información y transmiten los estímulos hacia el
cuerpo celular.

3. Axón: Es una prolongación larga y delgada que se extiende desde el cuerpo


celular y transmite los impulsos nerviosos hacia otras neuronas, células
musculares o glándulas. El axón está recubierto por una capa de mielina, que
actúa como aislante y acelera la velocidad de conducción del impulso nervioso.

Además de estas partes principales, las neuronas también pueden tener


estructuras especializadas como terminales sinápticos, donde se produce la
comunicación con otras neuronas a través de sinapsis químicas o eléctricas.

Las neuronas transmiten información a través de señales eléctricas y químicas.


Cuando una neurona recibe un estímulo, se genera un impulso eléctrico que
viaja a lo largo del axón hasta alcanzar los terminales sinápticos. En las
sinapsis, las neuronas liberan neurotransmisores que activan o inhiben la
actividad de las neuronas vecinas, permitiendo la transmisión de información a
lo largo del sistema nervioso.

Las neuronas son células altamente especializadas y diversificadas, existen


diferentes tipos de neuronas con funciones específicas en el sistema nervioso,
como las neuronas sensoriales que detectan estímulos del entorno, las
neuronas motoras que controlan la contracción muscular, y las neuronas
interneuronales que facilitan la comunicación entre otras neuronas.

Estructura: La estructura de una neurona se puede dividir en varias partes


fundamentales que cumplen funciones específicas en la transmisión de señales
nerviosas. A continuación, se describen las principales estructuras de una
neurona:

1. Cuerpo celular (soma): Es la parte central de la neurona que contiene el


núcleo, el cual alberga el material genético de la célula. El soma es
responsable de llevar a cabo funciones metabólicas y de síntesis de proteínas
necesarias para el mantenimiento y funcionamiento de la neurona.

2. Dendritas: Son extensiones ramificadas que se originan en el cuerpo celular


y se extienden hacia afuera. Las dendritas son responsables de recibir señales
nerviosas de otras neuronas o células sensoriales. Actúan como receptores de
información y transmiten los estímulos hacia el cuerpo celular para su
procesamiento.

3. Axón: Es una prolongación larga y delgada que se origina en el cuerpo


celular y transmite los impulsos nerviosos desde la neurona hacia otras células,
como neuronas, músculos o glándulas. El axón está recubierto por una capa de
mielina, que actúa como un aislante eléctrico y acelera la velocidad de
conducción del impulso nervioso.

4. Botones sinápticos: En los extremos del axón se encuentran los botones


sinápticos, que son estructuras especializadas encargadas de comunicarse con
otras neuronas o células a través de sinapsis. En los botones sinápticos se
liberan neurotransmisores, sustancias químicas que transmiten la señal
nerviosa a la neurona siguiente.

5. Sinapsis: Es el punto de contacto funcional entre dos neuronas, donde se


produce la comunicación entre ellas. Existen dos tipos principales de sinapsis:
químicas, donde se utilizan neurotransmisores para transmitir la señal, y
eléctricas, donde se produce un paso directo de iones entre las neuronas.
Función: La función principal de una neurona es la transmisión de señales
nerviosas a lo largo del sistema nervioso para permitir la comunicación entre
diferentes partes del cuerpo y coordinar las respuestas a estímulos internos y
externos. Las neuronas son las células especializadas en la generación,
conducción y transmisión de impulsos eléctricos y químicos, lo que les permite
llevar a cabo las siguientes funciones:

1. Recepción de información: Las dendritas de una neurona reciben señales


nerviosas de otras neuronas, células sensoriales o del entorno. Estas señales
pueden ser excitatorias o inhibitorias, y son integradas en el cuerpo celular para
determinar si se genera un impulso nervioso.

2. Generación de potencial de acción: Cuando la suma de las señales


recibidas alcanza un umbral crítico, se desencadena un potencial de acción en
el cuerpo celular. Este impulso eléctrico se propaga a lo largo del axón de la
neurona hacia los botones sinápticos.

3. Conducción del impulso nervioso: El potencial de acción viaja a lo largo


del axón de la neurona a través de cambios en la permeabilidad de la
membrana celular y la propagación de iones. La capa de mielina que recubre
ciertos axones ayuda a acelerar la velocidad de conducción del impulso.

4. Comunicación con otras neuronas: En los botones sinápticos, el impulso


nervioso provoca la liberación de neurotransmisores hacia la sinapsis, donde
se transmiten señales químicas a la neurona siguiente. Esta comunicación
entre neuronas es fundamental para la transmisión de información en el
sistema nervioso.

5. Integración y procesamiento de información: En el cuerpo celular, las


señales recibidas son integradas y procesadas para determinar si se genera un
potencial de acción. Las neuronas pueden realizar cálculos complejos y
responder de manera específica a diferentes estímulos.

En resumen, la función principal de una neurona es transmitir señales


nerviosas para permitir la comunicación y coordinación de funciones en el
organismo. Las neuronas son fundamentales para el funcionamiento del
sistema nervioso y juegan un papel crucial en procesos como la percepción
sensorial, el control motor, la memoria, el aprendizaje y otras funciones
cognitivas y fisiológicas.
Que son las neurotoxinas: Las neurotoxinas son sustancias químicas que tie-
nen la capacidad de dañar o alterar el funcionamiento del sistema nervioso. Es-
tas sustancias pueden afectar a las neuronas, las células gliales u otras estruc-
turas del sistema nervioso, interfiriendo con la transmisión de señales nerviosas
y provocando diversos efectos nocivos en el organismo.

Algunas neurotoxinas son de origen natural, como ciertas toxinas producidas


por bacterias, hongos, plantas o animales venenosos. Otras neurotoxinas son
de origen sintético, como ciertos productos químicos industriales, pesticidas,
metales pesados, drogas recreativas o medicamentos.

Las neurotoxinas pueden actuar de diversas formas en el sistema nervioso, in-


cluyendo:

1. Bloqueo de canales iónicos: Algunas neurotoxinas bloquean los canales


iónicos en las membranas celulares de las neuronas, impidiendo la transmisión
de impulsos eléctricos y afectando la comunicación entre las células nerviosas.

2. Interferencia con neurotransmisores: Otras neurotoxinas pueden interferir


con la liberación, recepción o degradación de neurotransmisores en las sinap-
sis, alterando la comunicación entre neuronas y afectando funciones como el
movimiento, la memoria o el estado de ánimo.

3. Daño celular: Algunas neurotoxinas pueden causar daño directo a las célu-
las del sistema nervioso, provocando inflamación, estrés oxidativo, apoptosis
(muerte celular programada) u otros tipos de lesiones que afectan la función
neuronal.

4. Alteraciones metabólicas: Algunas neurotoxinas pueden interferir con el


metabolismo celular en las neuronas, afectando la producción de energía, la
síntesis de proteínas o la eliminación de desechos celulares, lo que puede con-
ducir a disfunciones neuronales.

Las neurotoxinas pueden tener efectos agudos o crónicos en el sistema nervio-


so, y los síntomas de exposición a estas sustancias pueden variar dependiendo
del tipo de neurotoxina y la dosis recibida. Los efectos pueden incluir desde
mareos, dolor de cabeza y náuseas hasta convulsiones, parálisis, trastornos
cognitivos o incluso la muerte en casos graves.

Es importante evitar la exposición a neurotoxinas conocidas y seguir medidas


de seguridad adecuadas al manipular sustancias potencialmente peligrosas pa-
ra proteger la salud del sistema nervioso y prevenir posibles daños.

FISIOLOGIA NEUROMUSCULAR:
La fisiología neuromuscular se refiere al estudio de la interacción entre el siste-
ma nervioso y el sistema muscular para producir movimiento. Esta interacción
implica la transmisión de señales eléctricas desde el sistema nervioso central
hasta los músculos esqueléticos, lo que desencadena la contracción muscular
y permite realizar movimientos voluntarios y coordinados.

El proceso de transmisión de señales entre las neuronas y las fibras muscula-


res se lleva a cabo en la unión neuromuscular, que es el punto de contacto en-
tre una terminal nerviosa y una fibra muscular. Este proceso se puede dividir en
varias etapas:

1. Generación del impulso nervioso: Cuando el sistema nervioso central en-


vía una señal para contraer un músculo, se genera un impulso eléctrico que
viaja a lo largo de la neurona motora hasta llegar a la terminal nerviosa en la
unión neuromuscular.

2. Liberación de neurotransmisores: En la terminal nerviosa, el impulso eléc-


trico provoca la liberación de neurotransmisores, como la acetilcolina, en el es-
pacio sináptico que separa la neurona motora de la fibra muscular.

3. Unión de neurotransmisores con receptores: La acetilcolina se une a re-


ceptores específicos en la membrana de la fibra muscular, desencadenando
cambios en la permeabilidad de la membrana y generando un potencial de ac-
ción en la fibra muscular.

4. Contracción muscular: El potencial de acción se propaga a lo largo de la fi-


bra muscular y desencadena la liberación de calcio desde el retículo sarcoplás-
mico. El calcio activa las proteínas contráctiles en el músculo, lo que permite la
contracción muscular al acortarse las fibras musculares.

5. Relajación muscular: Una vez que cesa la estimulación nerviosa, se detie-


ne la liberación de acetilcolina y se reabsorbe el calcio, lo que permite que las
proteínas contráctiles se relajen y el músculo vuelva a su longitud original.

Este proceso de transmisión de señales entre el sistema nervioso y el sistema


muscular es fundamental para el movimiento voluntario, la postura corporal, el
equilibrio y otras funciones motoras. Un adecuado funcionamiento de la fisiolo-
gía neuromuscular es crucial para mantener una buena salud muscular y una
movilidad adecuada.
HIPOFISIS: La hipófisis, también conocida como glándula pituitaria, es una
glándula endocrina pequeña pero muy importante que se encuentra en la base
del cerebro, justo debajo del hipotálamo. A pesar de su tamaño reducido, la
hipófisis desempeña un papel crucial en la regulación de diversas funciones
corporales a través de la secreción de hormonas.

La hipófisis se divide en dos partes principales: la neurohipófisis (o lóbulo


posterior) y la adenohipófisis (o lóbulo anterior). Cada una de estas partes
produce y libera diferentes hormonas que tienen efectos específicos en el
organismo.

1. Neurohipófisis: La neurohipófisis almacena y libera dos hormonas


producidas en el hipotálamo: la oxitocina y la vasopresina (también conocida
como hormona antidiurética). Estas hormonas son fundamentales para regular
la presión sanguínea, el equilibrio de líquidos y electrolitos, así como para el
control de la contracción uterina durante el parto y la lactancia.

2. Adenohipófisis: La adenohipófisis produce y libera varias hormonas que


regulan diversas funciones del cuerpo. Algunas de las hormonas más
importantes secretadas por la adenohipófisis incluyen:
- Hormona del crecimiento (GH): Regula el crecimiento y el desarrollo de los
tejidos corporales.
- Hormona estimulante de la tiroides (TSH): Estimula la tiroides para producir
hormonas tiroideas que regulan el metabolismo.
- Hormona adrenocorticotropa (ACTH): Estimula las glándulas suprarrenales
para producir hormonas como el cortisol.
- Hormona folículo-estimulante (FSH) y hormona luteinizante (LH): Regulan la
función reproductiva en hombres y mujeres.

La hipófisis actúa como una especie de "maestra" del sistema endocrino, ya


que regula la secreción de otras glándulas endocrinas a través de las
hormonas que produce. Cualquier alteración en el funcionamiento de la
hipófisis puede tener un impacto significativo en el equilibrio hormonal y en
múltiples funciones corporales. Por lo tanto, su correcto funcionamiento es
crucial para mantener la homeostasis y la salud general del organismo.

RELACION NEUROGLANDULAR: La relación entre el sistema nervioso y el


sistema endocrino se conoce como la relación neuroglandular. Esta interacción
es fundamental para coordinar y regular diversas funciones del cuerpo, ya que
ambos sistemas trabajan en conjunto para mantener la homeostasis y
responder a cambios en el entorno interno y externo.

En el caso específico de la hipófisis, su relación con el sistema nervioso es


especialmente relevante debido a su conexión directa con el hipotálamo, una
región del cerebro que actúa como puente entre el sistema nervioso central y el
sistema endocrino. El hipotálamo controla la liberación de hormonas de la
hipófisis a través de señales nerviosas y sustancias químicas llamadas
neurohormonas.

El hipotálamo produce neurohormonas que se transportan a través del sistema


circulatorio hasta la hipófisis, donde estimulan o inhiben la liberación de
hormonas por parte de la glándula. Por ejemplo, el hipotálamo produce
hormonas liberadoras que estimulan la secreción de hormonas como la
hormona del crecimiento, la hormona estimulante de la tiroides y las hormonas
sexuales por parte de la adenohipófisis.

Además, el hipotálamo también produce hormonas inhibidoras que controlan la


liberación de ciertas hormonas por parte de la hipófisis. Esta retroalimentación
negativa es crucial para mantener un equilibrio hormonal adecuado en el
organismo y evitar desequilibrios.

En resumen, la relación neuroglandular entre el hipotálamo y la hipófisis es un


ejemplo destacado de cómo el sistema nervioso y el sistema endocrino
trabajan en conjunto para regular funciones corporales vitales. Esta
coordinación permite una respuesta rápida y precisa a estímulos internos y
externos, garantizando así el funcionamiento óptimo del organismo.
DESCRIPCION DE LOS NEUROTRANSMISORES Y LA INFLUENCIA CON
LOS SENTIDOS.
Los neurotransmisores son sustancias químicas que actúan como mensajeros
químicos en el sistema nervioso, transmitiendo señales entre las neuronas y
otras células. Estos compuestos juegan un papel fundamental en la
comunicación neuronal y en la regulación de diversas funciones del cuerpo,
incluyendo la percepción sensorial a través de los sentidos.

En el sistema nervioso periférico, los neurotransmisores tienen un papel


importante en la transmisión de señales sensoriales desde los órganos
sensoriales (como los ojos, oídos, nariz, lengua y piel) hasta el sistema
nervioso central, donde se procesan y se interpretan estas señales.

Algunos neurotransmisores que están implicados en la percepción sensorial y


en la influencia de los sentidos son:

1. Glutamato: Es el neurotransmisor más abundante en el sistema nervioso


central y está involucrado en la transmisión de señales sensoriales,
especialmente en la visión y el gusto.

2. GABA (ácido gamma-aminobutírico): Es el principal neurotransmisor


inhibitorio del sistema nervioso central y ayuda a regular la excitabilidad
neuronal, lo que puede influir en la percepción sensorial y en la modulación de
los sentidos.

3. Acetilcolina: Este neurotransmisor desempeña un papel importante en la


transmisión de señales en las sinapsis neuromusculares y también está
implicado en la percepción sensorial, especialmente en la memoria, atención y
procesamiento visual.

4. Dopamina: La dopamina es un neurotransmisor asociado con la motivación,


el placer y la recompensa, y también tiene influencia en la percepción sensorial,
especialmente en la audición y en la percepción del movimiento.

5. Serotonina: Este neurotransmisor está relacionado con el estado de ánimo,


el sueño y la regulación del apetito, pero también puede influir en la percepción
sensorial y en la modulación de los sentidos.

Estos son solo algunos ejemplos de neurotransmisores que están involucrados


en la percepción sensorial y que pueden influir en la forma en que percibimos el
mundo a través de nuestros sentidos. La interacción entre estos
neurotransmisores, las neuronas sensoriales y el sistema nervioso central es
fundamental para una adecuada percepción sensorial y para una respuesta
adecuada a estímulos externos.

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