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Electroestimulación en la cicatrización
de heridas
M.a Encarnación Aguilar Ferrándiz, Rosa María Tapia Haro, Antonio Casas Barragán
y Manuel Albornoz Cabello
Introducción
La curación de las heridas, o cicatrización, es un proceso fisiológico complejo que sigue un curso
similar en los diferentes tipos de lesiones y que es esencial para el organismo, sin el cual el cuerpo
es incapaz de sobrevivir. En general, no existen diferencias fundamentales en el proceso de cura-
ción entre una fractura de un hueso y una rotura de un músculo. En lo que sí existen diferencias es
en las células implicadas en dicho proceso de reparación. Por ejemplo, en el caso de una fractura
son los osteoblastos los principales responsables del proceso curativo. En cambio, si la herida se
produce en el tejido muscular son los fibroblastos y en el caso de producirse en el tejido cartilagi-
noso son los condroblastos (Guyton, 1988).
La curación de heridas mediante electroterapia se lleva a cabo con el empleo de diversas corrien-
tes, entre las que podemos destacar la corriente galvánica, las microcorrientes o las corrientes de
alto voltaje, entre otras (Watson, 2009). La cicatrización de las heridas a través de la estimulación
eléctrica se debe al aumento que provoca dicha corriente en la proliferación de la matriz extrace-
lular de la herida cutánea, especialmente mediante el depósito de colágeno tipo I-II y fibronectina
(Lala, 2016). En el presente trabajo nos centramos en las corrientes TENS (estimulación eléctrica
transcutánea de los nervios) con impulso alterno rectangular, que son unas de las más divulgadas y
estudiadas (Adel, 1991). El método de aplicabilidad de las corrientes TENS consiste en la trans-
misión de una corriente eléctrica de baja frecuencia a través de electrodos colocados en la piel con
la finalidad de estimular las fibras nerviosas sensoriales y producir diversos efectos fisiológicos. Los
impulsos eléctricos de estos dispositivos pueden ser rectangulares monofásicos (corriente directa)
o rectangulares bifásicos (corriente alterna), siendo, como acabamos de mencionar, la corriente
alterna rectangular bifásica la más utilizada (Adel, 1991; Johnson, 2008).
Por otro lado, la piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Es fundamental conocer los
diferentes elementos que la componen para la terapéutica de la curación de heridas con corrientes
TENS, impulso alterno rectangular. Las funciones de la piel son varias; entre ellas destacan la de pro-
tección del medio externo y la de termorregulación, entre otras. Además, histológicamente hablando,
en la piel se distinguen tres capas, desde la más superficial a la más profunda: la epidermis, la dermis
y la hipodermis (Fawcett, 1987). Así, la piel humana es entendida como una unidad eléctrica, puesto
que presenta un potencial de corriente transcutáneo de 10 a 60 mV, generado por el movimiento de
sodio a través de la bomba sodio/potasio/ATP en la epidermis (Foulds, 1983). Cuando se produce
una lesión en el tejido epitelial, el campo eléctrico natural del cuerpo humano se interrumpe y se crea
un campo eléctrico lateral denominado «corriente de lesión» para guiar, de esta manera, a las células
epiteliales durante la cicatrización de las heridas (Barker, 1982). Estudios de investigación, como el
de Thakral et al. (2013), han enfatizado el efecto beneficioso que presenta la electroterapia sobre la
cicatrización de las heridas, ya que acelera el proceso de curación debido a que la corriente eléctrica
artificial imita el campo eléctrico natural del cuerpo humano ante un daño en la capa epitelial y
aumenta la migración y proliferación de neutrófilos, macrófagos y fibroblastos en la zona lesionada.
FASE DE HEMORRAGIA
Esta es la primera fase tras sufrir el traumatismo y producirse la herida. Este período se caracteriza
por una hemorragia de corta duración, que se contiene mediante la presión de los tejidos del
entorno de la herida. Además, los vasos sanguíneos alterados reaccionan con una vasoconstricción
que dura de 20 a 30 min. Dicha vasoconstricción está provocada por diversas sustancias como la
serotonina y las prostaglandinas.
El mecanismo de la coagulación implica una serie compleja o «cascada» de reacciones en la que
las enzimas inactivadas se activan y las activadas a su vez activan a otras enzimas que no lo están.
En esencia, la coagulación de una hemorragia se resume en la conversión del fibrinógeno, proteína
soluble del plasma, en fibrina, que es insoluble. La malla de fibrina forma un tapón o barrera física
que evita la salida de sangre de la herida. No obstante, en muchos casos de heridas no traumáticas,
esta fase hemorrágica puede no estar presente.
El coágulo de sangre formado provee a la herida de una matriz provisional que facilita la
migración de células (Clark, 1991). Al mismo tiempo, la coagulación de la herida sirve para ayu-
dar en la hemostasis y para generar mediadores químicos como, por ejemplo, la bradiquinina.
Estas sustancias influyen en la circulación local, estimulan la producción de mediadores químicos
adicionales y actúan como atrayentes de células como los neutrófilos, monocitos, etc., que son los
primeros en llegar al lugar de la lesión (Clark, 1990).
por ejemplo, una herida. Consiste, en primer lugar, en una vasodilatación local transitoria seguida
de un eritema capaz de extenderse por el área estimulada. La permeabilidad vascular se altera y se
produce una extravasación de células sanguíneas y la formación de habones. Esta triple reacción
puede ser provocada tras la inyección de histamina, de neuropéptidos como la sustancia P, tras
la estimulación antidrómica de los nervios sensoriales y puede ser abolida por la denervación.
Gráficamente, la triple reacción de Lewis consiste en la formación de un área central roja inicial,
rodeada por un halo rojo brillante, que se transforma en un edema del área central. Lewis atribuyó
estas acciones a la histamina o sustancias similares, que son liberadas por las células de los tejidos
y que actuarían sobre los pequeños vasos sanguíneos y linfáticos y sobre los nervios sensoriales.
En esta fase se empieza a producir el colágeno tipo IV, necesario para delimitar la extensión
o los bordes de la herida. No obstante, este colágeno es amorfo y no presenta resistencia ni a las
cargas mecánicas externas ni a las contracciones musculares intrínsecas.
FASE DE REGENERACIÓN
Esta etapa de regeneración se divide en tres fases consecutivas que consisten en una fase de proli-
feración seguida por otra fase de producción y, finalmente, por una fase de remodelación.
Fase de proliferación
Después de aproximadamente 2 o 3 días se produce un aumento de la actividad de los fibroblastos, y
se genera un tejido de granulación que comprende una nueva matriz y nuevos vasos sanguíneos y lin-
fáticos. Además, los macrófagos y los linfocitos que se encuentran en el interior de la herida sintetizan
ácido hialurónico y colágeno tipos I y III (Toole, 1981). Debido a la falta de tensión en el tejido, este se
deposita de forma no estructurada. Transcurridos unos 4 días empiezan a visualizarse células endotelia-
les y, al mismo tiempo, comienza la formación de nuevos vasos sanguíneos, como ya hemos comentado.
Fase de producción
La duración de esta fase oscila entre el cuarto día y unas 3 semanas, aproximadamente, de haberse
producido el traumatismo. En ella se forman los vasos sanguíneos, que son los responsables de
aportar las sustancias necesarias para la síntesis de las fibras de colágeno y otras como las moléculas
matriciales (proteoglicanos). Esta formación de nuevos vasos es estimulada y controlada mediante
la acción de algunas sustancias (Folkman y Klagsburn, 1987; Madri y Pratt, 1988; Zetter, 1988).
En esta fase, el coágulo inicial es sustituido por tejido rico en fibroblastos, vasos sanguíneos,
fibras de colágeno y proteoglicanos (también denominado tejido de granulación). La resistencia a
la tensión de este tejido aumenta con el tiempo y con la proporción de fibras formadas.
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Fase de remodelación
Esta fase puede durar entre 3 semanas y 3 meses, continuando con la anterior fase y remodelando el
tejido para una mayor resistencia de este. Las fibras formadas en la fase de proliferación se encuen-
tran unidas mediante conexiones electrostáticas con iones de H+ que le confieren poca resistencia.
A través de un proceso de destrucción y síntesis (turnover), la orientación de las fibras de colágeno
se adapta a su función y las uniones se hacen más resistentes como consecuencia del aumento de
grosor de dichas fibras de colágeno y de uniones más estables, dando fin al proceso de cicatrización.
(Meaume, 2004). Por otro lado, también influyen las cargas o fuerzas excesivas con respecto a la
resistencia a la tensión que presenta la herida como, por ejemplo, en el caso de las úlceras de pre-
sión. Además, hay que tener en cuenta los factores de tipo general, como el descanso insuficiente
del sujeto y la disfunción en el metabolismo de los diferentes tejidos.
Las anteriores causas pueden presentarse de forma aislada o combinadas entre sí. Desde el
punto de vista de la fisioterapia, y más concretamente de la electroterapia, son varias las alternati-
vas para combatir la disfunción de una cicatrización alterada. No obstante, quizá sea la corriente
TENS, con impulso alterno rectangular, la que nos brinda la mejor opción. Dicha corriente nos
permite liberar, de forma artificial, las sustancias que inician la fase inflamatoria: la primera fase
de la curación de una herida.
Fosfolípidos
Bradiquinina i a Corticoesteroides –
Ácido araquidón
Prostaglandina E2 Ácido acetilsalicílico
PGE2 i a Diclofenaco – + Bradiquinina
Prostaglandina E
Fibra aferente
Nociceptor
terminaciones nerviosas Capilar
y sensoriales
–
– Estimulación Mastocitos
Sustancia P
+ Inhibición Opiata
5-HT (serotonina)
histamina
Figura 4.1 Entorno del nociceptor. (Tomado de Zimmermann M. Pain. Mechanisms and Mediators in
Osteoarthritis. Seminars in Arthritis and Reumatism 1989;18[4]:22-9.)
alteraciones sobre la piel del paciente. La duración más habitual del impulso empleado varía entre
0,2 y 0,35 ms, aunque algunos autores proponen duraciones de fase o de impulso superiores, de
hasta 1 ms. La frecuencia de la corriente oscila entre 1 y 110 Hz, dependiendo de si se trata de una
herida profunda o superficial, respectivamente.
Existen trabajos, como el llevado a cabo por Burssens en 2003, en los que se emplea una
duración de fase de 300 μs (0,3 mg), una frecuencia base de 100 Hz y una frecuencia de ráfagas de
2 Hz. En dicho estudio se investigaba la eficacia de la corriente TENS de ráfagas en la estimula-
ción de las fibras nociceptivas tipo C para conseguir una aceleración de la curación de la sutura de
tendones de Aquiles intervenidos quirúrgicamente. En dicho trabajo se evidenciaba un aumento
de fibroblastos, lo que confirma una mejora y aceleración de los procesos reparadores fisiológicos.
En el estudio realizado por Lundeberg et al., en 1992, se destaca cómo con la estimulación
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Anchura pulso
60 mA
Amplitud
Figura 4.2 Representación gráfica de la corriente TENS (impulso alterno rectangular). (Tomado de CD Manual
de Uso del equipo TENSMED 931: ENRAF NONIUS.)
con úlceras venosas en las extremidades inferiores de más de 6 semanas de evolución. Se utilizó
una corriente con frecuencia de 5 Hz e intensidad de 4 mA durante 5 min y dos veces al día para
un total de 12 semanas. Los electrodos fueron colocados de forma transversal, sobre los nervios
peroneos o safenos comunes (dependiendo de la localización de la herida en cada paciente). Se
demostró un aumento del índice de epitelización usado para medir la regeneración y el cierre de
las heridas y una mejoría en el flujo sanguíneo microvascular y en la tasa de oxigenación adya-
cente a las heridas en comparación con aquellos pacientes a los cuales se les aplicaron técnicas de
compresión para el manejo y control de las heridas y un falso estimulador de corriente eléctrica.
Continuando con esta línea de trabajo con relación al tratamiento de TENS en heridas de úlceras
por presión, existe un reciente estudio piloto clínico aleatorizado de García-Pérez et al., de 2018,
realizado en 22 pacientes con heridas por úlceras por presión en el tercio distal de la parte inferior
de los miembros inferiores. Se aplicó la estimulación con corrientes TENS a nivel local de la herida
y se administró una estimulación segmentaria a nivel lumbar. Los parámetros utilizados fueron el
uso de corriente con una anchura de pulso de 250 ms, una frecuencia de 40 Hz y una intensidad de
15-25 mA durante 60 min, para un total de 20 sesiones administradas durante 2 meses. Se utilizaron
4 electrodos reusables y adhesivos de 5 × 5 cm2, donde dos electrodos se colocaron de manera cra-
neocaudal y otros dos electrodos perpendiculares al borde de la herida sin contacto con la misma. La
aplicación de la corriente TENS fue de 30 min a nivel de la herida por úlcera (fig. 4.3) por presión
y, posteriormente, 30 min en la zona lumbar a nivel de L4-L5 y L5-S1 (fig. 4.4). Los resultados
proporcionados en el estudio mostraron que el tamaño de la herida por úlcera por presión, la tasa de
curación de las heridas, los niveles de dolor y el flujo sanguíneo microvascular mejoraron después de
las 20 sesiones de tratamiento en el grupo experimental con respecto al grupo control.
Por último, cabe mencionar que, aunque las corrientes TENS con impulso alterno rectangular
y de baja frecuencia son las más utilizadas en el proceso de curación de las heridas, hay estudios
sobre el uso de TENS de alta intensidad en pacientes con heridas cutáneas centrados en la
mejora del dolor experimentado por esa lesión dérmica. El estudio piloto de Gardner et al., en
2014, aplicó corrientes TENS con impulso rectangular bifásico asimétrico con una frecuencia de
50-150 Hz modulada cada 0,5 s, con una duración de pulso de 0,2 ms y una intensidad máxima
tolerable de 20 mA durante 30 min la sesión, en 28 pacientes con heridas quirúrgicas o heridas
por úlceras por presión. El trabajo evidenció una mejoría significativa en el umbral del dolor en
un promedio de tres puntos en la escala numérica del dolor (NRS) en el grupo de pacientes con
un dolor severo y una mejoría significativa en dos puntos en la NRS en el grupo de pacientes
con un dolor moderado. Los resultados positivos con relación al dolor de este estudio infieren
Metodología de trabajo
En este tipo de procedimientos de electroterapia con corrientes TENS e impulso alterno rec-
tangular es fundamental establecer una metodología de trabajo adecuada para cada situación
patológica y para las características físicas y psicológicas del paciente. Por ello, a continuación,
establecemos una serie de subapartados en los que definimos los principales elementos para una
correcta aplicación de estas corrientes y una recuperación con éxito de la afección.
NÚMERO DE SESIONES
No existe una regla general acerca del número de sesiones necesario para obtener efectos clínicos,
ya que depende de cada lesión y de cada sujeto. Se aplicará la corriente TENS, con impulso alterno
rectangular, hasta que la herida se encuentre en la fase de remodelación, anteriormente explicada. Los
parámetros de la corriente se ajustarán progresivamente a las circunstancias en las que se encuentre
la herida variando, por ejemplo, la intensidad, la frecuencia y la duración de fase, según cada caso.
INTENSIDAD DE LA CORRIENTE
La intensidad de la corriente es un parámetro muy importante para una correcta aplicación de estos
procedimientos de electroestimulación en la curación de heridas. Debemos elevar la amplitud de la
corriente hasta el nivel de sensibilidad motora del paciente. Al estar tan cercanos el nivel de percepción
motora y el de sensibilidad, la corriente provoca una sensación de picor fuerte. Salvo excepciones,
como en el caso de escaras o úlceras por decúbito, debemos evitar las contracciones musculares fuertes.
Indicaciones
Las indicaciones de estos procedimientos de electroterapia son todas aquellas heridas que presen-
ten un retardo en su curación o que por sus características propias se prevea un problema en dicho
proceso de reparación. Las principales dificultades que se presentan en la curación de heridas y
que, por tanto, son susceptibles de recuperación por medio de estos procedimientos electrote-
rapéuticos son las úlceras diabéticas, arteriales y venosas; las heridas postoperatorias con riego
sanguíneo defectuoso, y las úlceras de presión o escaras, que por su ubicación y cronicidad son una
de las principales indicaciones.
Contraindicaciones
Las contraindicaciones para la aplicación de estos procedimientos de electroestimulación con
corrientes TENS, impulso alterno rectangular, con el objeto de la curación de heridas, las pode-
mos dividir en generales, que son comunes a todas las formas de electroterapia de baja frecuencia,
pero con el atenuante de que estas corrientes no presentan efectos polares, por lo que no provocan
efectos galvánicos, y una serie de contraindicaciones específicas de la aplicación de estas corrientes
TENS empleadas para la curación de heridas, que describimos a continuación:
■ Alteraciones del sistema nervioso periférico.
■ Pacientes con alteraciones psíquicas del tipo histerias y miedos patológicos al empleo de
electroterapia.
■ Pacientes con marcapasos o que presenten enfermedades de corazón: arritmias (a menos que
médico.
■ Debe evitarse a toda costa el trabajo con estas corrientes junto a equipos de alta frecuencia,
yecto de la arteria carótida, sobre una zona de piel anestesiada y cerca de los ojos.
Conclusiones
La electroestimulación es un procedimiento de electroterapia que, desde la evidencia clínica,
supone una alternativa efectiva y eficiente para la curación de heridas crónicas como úlceras dia-
béticas, arteriales y venosas, úlceras de decúbito y heridas postoperatorias, así como para la ace-
leración de la reparación tisular. Los mecanismos de acción implicados en la electroestimulación
con el objeto de la cicatrización de heridas no están aún totalmente explicados y existen diferentes
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teorías al respecto. Sin embargo, lo que está plenamente aceptado es la evidencia clínica de los
mencionados procedimientos terapéuticos.
Autores como Dunn (1988) proponen un modelo descriptivo de cómo la electroestimulación
puede acelerar la cicatrización de heridas, que podemos resumir en los siguientes puntos:
■ Modificación de la bioelectricidad endógena.
■ Activación o atracción de las células inflamatorias.
■ Atracción de células de tejido conjuntivo.
■ Replicación celular acentuada.
■ Biosíntesis celular acentuada.
■ Inhibición de microorganismos infecciosos.
PROTOCOLOS DE TRATAMIENTO
La curación de heridas es un proceso fisiológico que sigue un curso similar en los diferentes tipos
de lesiones. Sin embargo, existen determinados factores que predisponen que la herida no cicatrice
de manera adecuada. La estimulación eléctrica con corrientes alternas rectangulares se ha empleado
durante muchos años para facilitar el proceso de cicatrización de las heridas. Desde la evidencia cien-
tífica se encuentran referencias de los efectos de estos procedimientos de electroterapia en la inter-
vención en úlceras generadas por presión, por insuficiencia vascular, por traumatismos, por diabetes
o por intervenciones quirúrgicas. El uso de estos procedimientos terapéuticos es muy reducido en la
actualidad, pero constituye un ámbito de actuación en el que el fisioterapeuta puede intervenir de forma
efectiva.
Los procedimientos de electroestimulación transcutánea para la curación de heridas permiten propor-
cionar una alternativa al tratamiento farmacológico y de curación de heridas convencional, de forma
aislada o coadyuvante en pacientes crónicos; sobre todo cuando los tratamientos establecidos son
ineficaces.
La toma de decisiones clínicas que tiene que hacer un fisioterapeuta con respecto a los procedimientos
de electroestimulación transcutánea para la curación de heridas, a la hora de programar una sesión
de tratamiento, son muchas y variadas. Así, puede que los efectos terapéuticos obtenidos dependan
tanto de la modalidad como de la dosis utilizada. Por ello, la primera decisión que hay que tomar debe
ser la programación de los parámetros de la corriente eléctrica que se empleará (tipo de impulso,
duración de fase, frecuencia, intensidad y tipo de electrodo). La segunda decisión tiene que ver con la
colocación de los electrodos con respecto a la situación clínica del paciente.
La fisioterapia actual emplea diversos tipos de corrientes eléctricas para los tratamientos de electroes-
timulación transcutánea para la curación de heridas. Son varios los estudios y las evidencias científi-
cas que avalan el uso de la estimulación eléctrica transcutánea con corrientes rectangulares bifásicas
asimétricas y simétricas, así como impulso alterno rectangular, con el fin de disminuir o resolver la
curación de heridas en los pacientes. Sin embargo, los protocolos de electroestimulación transcutánea
para la curación de heridas adecuados para cada sujeto y en cada situación patológica han sido poco
analizados. Por esta razón, exponemos una serie de protocolos de tratamiento de electroestimulación
transcutánea para la curación de heridas, con todos los parámetros necesarios y con imágenes en las
que se expone la colocación de los electrodos en el paciente, para que los fisioterapeutas se guíen en
la práctica clínica habitual.
Por ello, planteamos unos protocolos de tratamiento para cada tipo de heridas, con todos los paráme-
tros necesarios e imágenes que muestran la colocación de los electrodos, a modo de guía práctica.
Figura 4.5
Figura 4.6
Figura 4.7
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