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T E M A No 1 "La Culpabilidad"

Evolución del concepto de culpabilidad. Teorías de la Culpabilidad. Elementos: La


imputabiliad. El dolo, La Culpa. La preterintencion. La responsabilidad objetiva. La
normalidad del acto voluntario.

1) EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE CULPABILIDAD: Hoy en día puede afirmarse, tanto


en la doctrina como en la legislación penal, que se reconoce como principio general y piedra
angular de la teoría del delito, el aserto del “nullum crimen sine culpa”, aunque todavía existen
vestigios de la responsabilidad objetiva.

De acuerdo con este principio, no hay delito sin culpa (culpabilidad) no hay delito por el sólo
hecho producido casualmente, es necesario tomar en cuenta la actitud psíquica del autor, el
elemento moral que acompaña al hecho exterior, es necesario tomar en cuenta la realización de
la voluntad que acompaña al hecho, para determinar si por el hecho realizado se puede realizar
un juicio de reproche al sujeto, por ser contrario a las exigencias de la norma.,

Sin embargo subsisten casos de la responsabilidad objetiva, en lo que respecta a los


denominados “delitos calificados por el resultado” y de los delitos “preterintencionales”. Pero
que son delitos calificados por el resultado.

CONCEPTO: Es el conjunto de presupuestos que fundamentan la reprochabilidad personal de la


conducta antijurídica.

La imputabilidad es un supuesto indispensable de la culpabilidad y es por ello que a la


imputabilidad se le llama “capacidad de culpabilidad”; para ser culpable hay que ser imputable.
En Venezuela son imputables los mayores de diez y ocho años y que gocen de perfecta salud
mental y pueden ser culpables cuando perpetren un delito determinado que se les pueda
reprochar.

Entre la culpabilidad y la imputabilidad existe una diferencia: todas las personas que hayan
alcanzado la edad de diez y ocho años y gocen de perfecta salud mental son imputables pero no
culpables; sólo serán culpables cuando hayan perpetrado un delito determinado, un acto
típicamente antijurídico. En resumen: toda persona culpable tiene necesariamente que ser
imputables, pero no toda persona imputable es culpable; tiene para ello que cometer un delito.

2) NATURALEZA JURIDICA DE LA CULPABILIDAD: Existen dos teorías fundamentales


para explicarla como elemento del delito, La Teoría Psicológica y la Teoría Normativa.

TEORÍA PSICOLÓGICA: Según ella, la culpabilidad tiene un fundamento puramente


psicológico, que se desarrolla de acuerdo con los conceptos de conocimiento y voluntad que
dominan al autor del acto en el momento de su ejecución. Existe la culpabilidad penal si el autor
del acto lo ejecuta voluntariamente o en forma culposa.
Considera Jiménez de Asua que quienes aceptan este único fundamento, cometen un error, “la
imputabilidad si es psicológica, pero la culpabilidad es valorativa puesto que su contenido es un
reproche”. No cabe lo psicológico puro.

Sostienen los autores del psicologismo que el carácter de la culpabilidad no varía porque se le
asigne un contenido diverso del acto psíquico. Así en el dolo debe haber conciencia de
culpabilidad o solamente la referencia de la conciencia y de la voluntad; y en la culpa, la norma
de la precaución o la prudencia.

TEORÍA NORMATIVA: Es la que sustituye la teoría psicológica, los autores alemanes se han
esforzado en estructurar el concepto de la culpabilidad. Ya no es puro hecho psicológico de
conocimiento y voluntad, sino que es un proceso de ese carácter pero anormal, por ser atribuible
a una motivación reprochable del autor.

El proceso de motivación que conduce al autor de la situación psicológica de culpabilidad (dolo


y culpa) es reprochable si las circunstancias internas y externas acompañantes de su acción
delictiva, demuestran que a dicho autor le sea exigible otro comportamiento psíquico del que ha
observado. Así aparecen dominando el campo de la culpabilidad los conceptos de
reprochabilidad y de su presupuesto, la exigibilidad.

En esta teoría, la esencia de la culpabilidad está: “en la posibilidad de haber obrado de distinta
manera en el caso judicial”. Para el normativismo, comprende mucho más que lo exigido por el
psicologismo, ya que fuera del dolo o la culpa, abarca todo lo necesario para considerar como
normal o anormal el proceso de motivación que condujo al autor a la situación de dolo o de
culpa. Se incluye el carácter y los motivos del autor.

Esto en cuanto a su estructura, porque en cuanto a la función de la culpabilidad, el psicologismo


le atribuye la de ser sólo un elemento subjetivo de la responsabilidad, pero la normativa le agrega
la medida de la responsabilidad, comprendiendo así el fundamento y la medida de la misma. Por
esto la pena debe ser medida según la gravedad de la culpabilidad y esta gravedad depende del
carácter y los motivos del autor del acto.

ESPECIES DE CULPABILIDAD: Son dos, el dolo y la culpa, que analizaremos por separado
posteriormente.

CAUSAS DE INCULPABILIDAD: Son aquellas que excluyen la culpabilidad y por lo tanto el


delito y como consecuencia la responsabilidad penal. Son las que impiden que se reproche a un
acto imputable, el acto típicamente antijurídico que ha realizado.

La diferencia que existe entre las causas de justificación y las causas de inculpabilidad está en
que cuando existe una causa de justificación (la legítima defensa), el acto es intrínsecamente
justo, adecuado al ordenamiento jurídico, es secumdum jus, porque excluyen la antijuricidad del
acto. En cambio, cuando existe una causa de inculpabilidad (el error de hecho), el acto en sí
mismo, considerado aisladamente, es típicamente antijurídico, pero se absuelve al sujeto en el
juicio de reproche por su conducta antijurídica.

Las causas de inculpabilidad se clasifican en: el error de hecho esencial e invencible


(fundamental porque casi todas las demás se fundamentan en ésta), la obediencia legítima y
debida (consagrada en el artículo 65, ordinal 2º, de nuestro Código Penal), la no exigibilidad de
otra conducta, las eximentes putativas y el caso fortuito (Todas serán estudiadas por separado).

ELEMENTOS DEL JUICIO DE CULPABILIDAD O REPROCHABILIDAD.

a) La imputabilidad

b) El dolo

c) La culpa

d) La preterintencion, la concausa. Los delitos calificados por el resultado

e) La normalidad del acto volitivo.

3) LA IMPUTABILIDAD:

Para que pueda realizarse el juicio de reproche o de culpabilidad por el hecho cometido, el
primer elemento requerido es la imputabilidad no pudiendo considerarse culpable al incapaz o
inimputable.

Imputabilidad significa etimológicamente atribuir, atribuibilidad, posibilidad de atribuir a una


persona determinada un acto por ella realizado.

DEFINICIÓN: Es el conjunto de condiciones físicas y psíquicas, de madurez y de salud mental,


legalmente necesarias para que puedan ser puestas en la cuenta de una persona determinada, los
actos típicamente antijurídicos por ella realizados. Es la capacidad en materia penal.

Para determinar la responsabilidad o no responsabilidad penal, no interesa el estado de la persona


que ha realizado el acto socialmente peligroso, es posteriormente, cuando se trata de imponer la
sanción, cuando interesa ese examen biológico y psicológico, para así determinar el tratamiento,
la medida de seguridad que se impondrá a quien ha cometido el acto socialmente peligroso.

Existen dos clases de peligrosidad la predelictual o ante delictum o social que es la posibilidad de
que una persona llegue a ser autor de delito arrastrado por el medio social en que vive. Por Ej., el
que vive con delincuentes, y la peligrosidad post delictual o pos delictum o criminal que es la
probabilidad de cometer otro delito, la reincidencia, al ser puesta en las mismas condiciones o
similares circunstancias. Por Ej., el que ya ha delinquido y vuelve a delinquir.

LA IMPUTABILIDAD EN EL CÓDIGO PENAL VENEZOLANO VIGENTE: Nuestro Código


Penal acoge en materia de imputabilidad la solución clásica: se apoya en dos principios
fundamentales: la conciencia y la libertad de las personas; es decir, que el individuo entienda el
significado del acto que realiza (conciencia) y determine si lo realiza o no con entera libertad
(libertad).

A este respecto el artículo 62 del Código penal venezolano vigente textualmente expresa: “No es
punible el que ejecuta la acción hallándose dormido o en estado de enfermedad mental suficiente
para privarlo de la conciencia y de la libertad de sus actos”.

LA LLAMADA IMPUTABILIDAD DISMINUIDA: Los siquiatras de hoy han puesto de


manifiesto una zona intermedia, crepuscular, entre la perfecta salud mental y una alienación o
enfermedad mental, en la cual no se está completamente enfermo ni totalmente sano.

Dentro de este grupo se aprecia al semi-enfermo mental, que tiene alterada parcialmente la
inteligencia y la voluntad, dicen los clásicos que se trata de una responsabilidad atenuada una
semi-responsabilidad o imputabilidad disminuida y sería condenado con una pena menos grave
que la que le correspondería a un hombre normal.

La escuela positivista considera a los semi-alienados como sujetos eminentemente peligrosos o


inadaptados y en virtud de los principios de la defensa social que sustenta, propone, como
medida de seguridad, internarlos en establecimientos especiales hasta que sean curados y puedan
readaptarse a la sociedad.

Nuestro Código Penal acepta la modificación de la responsabilidad por alteración parcial de la


mente, pero en lo referente al tratamiento penal sigue el sistema clásico de atenuación de las
penas privativas de la libertad admitiendo la imputabilidad disminuida, que da lugar a una rebaja
de la pena aplicable, y así lo prevé en el artículo 63. (leer la disposición).

Con el sistema aplicado de atenuación y cárcel, se reintegra prontamente a la sociedad el semi-


alienado toxicómano, epiléptico, alcohólico, sujeto peligroso o inadaptado aún en mayor grado
que el alienado completo, pues la estadística demuestra que los grandes crímenes son cometidos
por semi-alienados.

Nuestro criterio es que debe aplicarse en estos casos una medida de seguridad, rehabilitando a
estas persona en un instituto especializado para curarlos y así puedan ser incorporados a la
sociedad cuando estén fuera de peligrosidad.

EL MOMENTO DE LA IMPUTABILIDAD: EL ACTO LIBRE EN SU CAUSA. El momento


para determinar la imputabilidad o inimputabilidad de una persona determinada es el momento
de la manifestación de voluntad, pero puede ocurrir que la persona sea imputable, que tenga
conciencia y libertad de sus actos en el momento de la manifestación de voluntad y que en
cambio, ya no tenga, sea inimputable, en el momento de la realización del acto antijurídico, en
este caso estamos frente a un acto libre en su causa.
Se habla del acto libre en su causa, cuando el agente era imputable para el momento de la
manifestación de voluntad, pero ya no lo era para el momento de la producción del resultado
antijurídico. El momento decisivo para fijar la imputabilidad o inimputabilidad de una persona
es el momento de la manifestación de voluntad. Y como en ese momento el agente era
imputable, el agente es penalmente responsable y penalmente imputable, aún cuando no fuera
imputable en el momento de la producción del resultado. Ej., “A”tiene la intención de matar a
“B”pero no se atreve y para hacerlo se embriaga o se droga y dispara sobre “B”, causándole la
muerte. Como se ve “A”era inimputable en el momento de la ejecución del hecho, pero cuando
“A”pensó matar a “B”era imputable.

4) EL DOLO. CONCEPTO. EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO: Es la voluntad criminal,


constituida por la conciencia de querer y la conciencia de obrar, traducidas en una conducta
externa (acción), es el dolo, que en el derecho penal justinianeo se denominaba dolus malus,
propositum, y significaba la intención encaminada al delito, conciencia del hecho criminoso que
se pensaba cometer. En el derecho canónico el dolo se expresó con las palabras dolus, voluntas,
malitia; por eso el dolo equivalió también a malicia, astucia, fraude y actualmente lo expresa el
legislador con esas mismas palabras al determinar los elementos de algunos delitos.

El dolo consiste pues, en la voluntad o intención de cometer un acto sabiendo que es punible con
el propósito de violar la ley penal. Opinión que no puede admitirse; Porque el delincuente no
viola la ley penal por el capricho o placer de violarla, la intención o voluntad del delincuente se
dirige a los efectos prácticos que se derivan de la perpetración del delito. Por Ej., cuando se
comete un hurto, al sujeto activo de ese delito o sea al delincuente, lo tiene sin cuidado violar o
no la ley penal, a él sólo le interesa violar apoderarse de la cosa mueble ajena, le interesa el
propósito o resultado práctico al perpetrar el delito.

La teoría de la voluntad, sostenida por Francisco Carrara, según la cual el dolo es la intención o
voluntad más o menos perfecta de ejecutar un acto que se conoce contrario a la ley penal. Vemos
que el dolo se define tomando en cuenta todo el resultado previsto y querido por el autor del
delito (dolo directo).

La teoría de la representación propugnada por Von Lisz sostenía que el dolo es el conocimiento,
que acompaña a la manifestación de voluntad, de todas las circunstancias del hecho que
concurren al acto previsto en la ley penal. Así, el autor se representa las consecuencias de su
hecho (resultado antijurídico), pero, a pesar de representárselas, no se detiene en su propósito, de
modo que no es solamente el resultado lo que lo mueve a obrar sino también la representación de
ese resultado, que se previa.

DEFINICIÓN DE DOLO: Es la voluntad consciente, encaminada u orientada a la perpetración


de un acto que la ley prevé como delito.

ELEMENTOS DEL DOLO: Se distinguen dos elementos de composición del dolo: elemento
intelectual y elemento afectivo o emocional.
El Elemento Intelectual está constituido por la previsión, por el conocimiento, la representación
del acto típicamente antijurídico y comprende ante todo el conocimiento de los elementos
objetivos del delito, de la figura delictiva; así por Ej., para que exista delito de hurto, es preciso
que el sujeto activo sepa que la cosa mueble de la cual se apodera es ajena, El hurto es un delito
doloso, intencional, pero si la persona piensa que la cosa ajena le pertenece estará exento de
responsabilidad, porque el error de hecho en que ha incurrido excluye el dolo, la culpabilidad y
en consecuencia la responsabilidad penal.

El elemento Afectivo, Emocional o Volitivo consiste en que no basta, para que haya dolo que el
agente prevea, tenga conocimiento, se represente el acto típicamente antijurídico, sino que es
menester además, que desee la realización de ese resultado típicamente antijurídico.

CLASES DE DOLO:

Dolo de Daño y Dolo de Peligro. Habrá Dolo de Daño cuando el agente tenga la intención de
causar un daño efectivo, material, directo a bienes jurídicamente protegidos o a intereses
jurídicamente protegidos; habrá dolo de peligro cuando el agente tenga, únicamente, la intención
de crear, para tales bienes o intereses jurídicamente protegidos, una situación de peligro.

Dolo de Ímpetu y Dolo de Propósito. En el Dolo de Ímpetu, la persona obra en un momento de


arrebato y de intenso dolor determinado por injusta provocación, movido por un torbellino
emocional, sin que exista premeditación, deliberación para perpetrar el delito. Este tipo de dolo
es típico de los delitos pasionales; en el Dolo de Propósito el agente delibera y premedita la
perpetración del delito, o sea, elige los medios más idóneos y las ocasiones más propicias para
perpetración de un determinado delito. Esta clasificación tiene especial interés criminológico
porque en el dolo de ímpetu la persona no es peligrosa, sino que ante una situación trágica de su
vida, se ve precisada a delinquir; en cambio, en el dolo de propósito si es una persona peligrosa,
por cuanto premedita y delibera la perpetración de un delito, en el concurre la frialdad del ánimo
que no tiene el dolo de ímpetu, en el que no concurre ni la calma del espíritu, ni el intervalo entre
la determinación y la acción.

Dolo Genérico y Dolo Específico. El Dolo Genérico es simplemente la intención de perpetrar el


delito in genere, es decir, el animo genérico de delinquir. El Dolo Específico es la especial
intención o fin particular que el individuo se propone en concreto. Ej., existe un delito contra la
propiedad que se denomina secuestro o lucrativo, en el que el dolo específico, la finalidad es
obtener un rescate, a cambio de libertar al secuestrado, pero para que este delito se perpetre no es
necesario, que el sujeto activo obtenga su objetivo.

Dolo Directo, es el dolo por antonomasia, por excelencia, el más característico y más frecuente.
En el Dolo Directo el agente se representa como seguro un resultado típicamente antijurídico, y
quiere directamente realizar. Partiendo de esta clasificación nos referimos al Dolo de
Consecuencias Necesarias, cuando el agente se representa como seguro, como cierto, un
resultado típicamente antijurídico principal, que es el que desea realizar, y un resultado
típicamente antijurídico necesario, representado como cierto, como seguro, que en principio no
le interesa al sujeto activo realizarlo o actualizarlo pero que es accesorio y está indisolublemente
vinculado al resultado típicamente antijurídico principal.

En este caso el sujeto activo es plenamente responsable a título de dolo directo, en lo que
respecta al hecho principal y es plenamente responsable a título de dolo necesario en cuanto al
hecho accesorio. Ej., el que coloca una bomba para matar a una determinada persona en un lugar
donde concurren varias personas y al explotar no sólo mata a la persona que desea sino a cinco
personas más. En este caso es responsable a título de dolo directo en cuanto a la persona que
desea matar y es responsable a título de dolo necesario en lo que respecta a las demás personas.

Dolo Eventual. Esta es una figura limítrofe con la culpa consciente con representación o con
previsión, por lo que se hace difícil aun cuando no imposible establecer la diferencia entre el
dolo eventual (en el campo del dolo) y la culpa consciente con representación y con previsión (en
el campo de la culpa). Existe Dolo Eventual cuando el agente se representa, ya no como seguro,
ya no como cierto, sino meramente como posible o mejor aun como probable, un resultado
típicamente antijurídico que en principio él no desea realizar, sino que desea realizar una
conducta distinta de ese resultado ya previsto como posible, más aun como probable. Además a
diferencia de lo que veremos en la culpa consciente con representación o con previsión el agente
no confía en su pericia en su buena suerte que impidan la realización de ere resultado típicamente
antijurídico, y sin embargo el agente continúa desarrollando la conducta inicial hasta que se
produce ese resultado típicamente antijurídico.

Ej., una persona maneja su automóvil a una velocidad no pautada en los reglamentos y en las
leyes de tránsito, porque desea llegar a tiempo a la casa de su novia y por el poco tiempo que
tiene desarrolla una velocidad desenfrenada. Él se representa no como seguro, no como cierto,
pero si como probable un resultado típicamente antijurídico, el atropellamiento, lesión o muerte
de una persona que pueda interponerse en su marcha, no desea realizar ese resultado que se ha
planteado como probable, pero tampoco confía que su destreza, su pericia o su buena suerte lo
impidan. Él dice ocurra lo que ocurra yo continúo manejando a alta velocidad porque su interés
es llegar a tiempo a un determinado lugar y le queda poco tiempo. Si atropella, lesiona o mata a
una persona estamos frente al dolo eventual.

5) LA CULPA: Existe Culpa cuando, obrando sin intención, pero por imprudencia, negligencia,
impericia en la profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes o
instrucciones, se causa un resultado antijurídico previsible y penalmente castigado por la ley. De
esta definición se desprende que la categoría de los delitos culposos está formada por los
conceptos de imprudencia, negligencia, impericia en la profesión, arte o industria e
inobservancia de los reglamentos, órdenes o instrucciones.

IMPRUDENCIA: El concepto de imprudencia exige una acción, consiste en obrar sin cautela, en
contradicción con la prudencia, es la culpa por acción (culpa in agenda). Los individuos están
obligados a actuar de acuerdo a las enseñanzas de la experiencia, considerando los intereses
jurídicos de los demás y cumpliendo con su deber, la conducta contraria es imprudente.

La imprudencia punible está integrada por tres elementos: una acción u omisión voluntaria no
maliciosa, un mal efectivo y concreto y una relación de causa a efecto que ligue de manera
evidente ambos extremos. Ej., el que hace una instalación eléctrica sin tomar las precauciones
necesarias, produciéndose una descarga que origina la muerte de un obrero.

NEGLIGENCIA: La negligencia es una omisión, desatención o descuido, consistente a no


cumplir con aquello a lo que estaba obligado o hacerlo con retardo. Según la jurisprudencia
italiana, es la inobservancia de deberes. Se contrae a hechos cometidos por omisión, abstención o
inacción. Es la culpa por omisión (culpa in omitiendo). Ej., la persona que está jurídicamente
obligada a cortar la corriente en líneas donde se realizan trabajos de reparación y no lo hace, por
lo que, en virtud de esta omisión, muere un obrero electrocutado que realiza trabajos en esas
líneas.

IMPERICIA: En el viejo derecho francés se llama torpeza a la falta de destreza, de habilidad, de


propiedad de hacer una cosa y se dividía en torpeza material y torpeza moral. En esta última
entra la culpa moral de la ignorancia profesional; el agente responde porque ha dejado de
adquirir los conocimientos elementales para el ejercicio de su profesión o arte. La impericia o
torpeza es culpable cuando es grosera y podía evitarla el sujeto tomando ciertas precauciones.

Ej., el albañil que desde el andamio deja caer un ladrillo que mata a un transeúnte; pero los casos
más frecuentes se presentan por falta de capacidad técnica de constructores, arquitectos,
abogados, ingenieros, médicos, farmacéuticos , parteras, etc.

No debe confundirse la impericia con la poca habilidad profesional, porque la ley exige para un
determinado ejercicio profesional ciertas condiciones de estudio, ciertos conocimientos técnicos
y científicos y formalidades probatorias, pero entre las capacidades hay diferencias de ingenio,
de habilidad, de estudio.

De lo expuesto se deduce que la impericia es una forma específica de culpa profesional, la


insuficiente aptitud en el ejercicio de un arte, industria o profesión, la falta de técnica. Los
profesionales pueden incurrir en culpa diversa de incapacidad, si en sus actos hay falta de
prudencia o de cuidado, esto es, por imprudencia o negligencia.

INOBSERVANCIA DE REGLAMENTOS: Este criterio de culpa puede existir sin que existan
los otros. La palabra reglamento se usa en sentido amplio, comprende los decretos, los
reglamentos, las leyes y ordenanzas o disposiciones de la autoridad que tengan por objeto tomar
medidas propias para evitar accidentes o daños para la seguridad pública y para la sanidad
colectiva.

Las leyes obligan a todos los ciudadanos, sin embargo algunas se dictan para determinadas
persona, como las que se contraen para el ejercicio de la medicina, abogacía, farmacia,
odontología, ingeniería, etc. El profesional puede obrar de acuerdo con la ley que reglamenta el
ejercicio respectivo, pero con imprudencia o negligencia. La inobservancia de los reglamentos,
ordenes o instrucciones pueden por si solas constituir delito o falta y castigarse sin resultado
perjudicial; si ocasiona éste, procede la persecución por ambos, habrá concurso ideal de
infracciones.

LA NOCIÓN DE PREVISIBILIDAD: Existe culpa cuando obrando sin intención pero por
imprudencia, negligencia, impericia, etc., se causa un resultado antijurídico previsible. Esto
quiere decir: no es menester que el agente efectivamente haya previsto un resultado antijurídico
para que haya culpa, sino que basta que lo haya podido prever. Es decir que para que haya culpa,
no se requiere la efectiva previsión del resultado antijurídico, sino que basta con la previsibilidad
(posibilidad de prever) del resultado antijurídico.

Para apreciar la previsibilidad del resultado han de tomarse en cuenta tanto las circunstancias
objetivas, como las subjetivas, que concurren en el hecho. Debe apreciarse”:

a) Las circunstancias objetivas, es decir, si el hecho era previsible conforme a las experiencias
de la vida cotidiana, conforme al modo normal y ordinario de suceder las cosas. El que lanza
piedras al aire debe prever que puede lesionar a alguna personal.

b) Las circunstancias subjetivas, las circunstancias de carácter personal, la capacidad espiritual


del agente, su cultura, su capacidad corporal. Sólo puede imputarse el resultado dañoso al que
con su capacidad corporal o espiritual podía preverlo. El deber de evitar presupone el poder
evitar.

En resumen, para que exista culpa es menester la previsibilidad; no es preciso que la posibilidad
se haya actualizado, que el agente haya previsto efectivamente este resultado antijurídico, pero si
es preciso que este resultado antijurídico sea previsible (posibilidad de prever).

CLASES DE CULPA:

1.- Culpa grave o lata, leve y levisima. Existe la primea cuando el resultado antijurídico ha
podido ser previsto por cualquier persona (todos pueden preverla); existe la segunda cuando el
resultado antijurídico sólo puede ser previsto por personas de prudencia normal, promedio, por
personas diligentes; existe la tercera cuando el resultado antijurídico sólo puede ser previsto por
personas de excepcional prudencia, por personas extraordinariamente diligentes.
Esta división arranca del Derecho Romano, corresponde a la realidad y se determina por mayor o
menor previsibilidad, la culpa levísima no se imputa penalmente sino civilmente. Los autores
modernos se apartan de esta división y prefieren dejarle al juez la apreciación de la culpa, así en
el artículo 409 del Código Penal venezolano vigente, referente al homicidio culposo, se establece
que los tribunales de justicia apreciaran el grado de culpabilidad del agente para aplicar la pena
establecida.

2.- Culpa consciente, con representación o con previsión y culpa inconsciente, sin representación
y sin previsión. Es la división más exacta de la culpa, existe la primera cuando el agente se ha
representado el resultado antijurídico previsible, como posible, pero no como probable; pero
confía en que su buena suerte, su pericia o destreza, impedirán la realización de ese resultado
antijurídico. Ej., una persona maneja a alta velocidad y se representa, prevé como posible pero
no como probable, que pueda matar a alguien (resultado antijurídico previsible) pero continua,
no obstante, manejando a alta velocidad, pues confía en que su buena suerte, su pericia o
destreza, pueden impedir que él mate a alguien, si tal resultado antijurídico previsto como
posible, pero no como probable se actualiza, habrá culpa consciente, con representación o con
previsión.

Existe la segunda cuando el agente no se representa siquiera el resultado antijurídico que pudo y
debió prever; en el Ej., anterior la persona va manejando a alta velocidad y ni siquiera se
imagina que pueda matar a una persona y sin embargo mata, habrá culpa inconsciente sin
representación y sin previsión.

3.- Culpa mediata y culpa inmediata: Existe culpa inmediata cuando existe la relación cierta y
directa entre la culpa del individuo y el resultado de ella, como si un empleado de un tren en
marcha deja inadvertidamente la puerta abierta de un vagón de pasajeros y se cae un niño a la
vía; existe la culpa mediata cuando entre la culpa del individuo y su resultado inmediato y
directo, surge un hecho nuevo “indirecto y mediato”, que tiene por consecuencia un daño. En el
mismo Ej., del tren en marcha, si al ver caer el hijo el padre se lanza a socorrerlo y muere en el
intento, más al hijo no le pasa nada.

Según la mayoría de los autores el empleado negligente no sería responsable por la muerte del
padre, quien se lanzó voluntariamente a salvar al hijo, es decir que se responde por la culpa
“inmediata” no por la culpa “mediata”. En mi opinión considero que se debe responder por
ambas culpas porque si el empleado del tren no deja la puerta abierta no se cae el niño y en
consecuencia tampoco se lanza el padre a socorrer a su hijo.

6) EL DELITO PRETERINTENCIONAL O DELITO ULTRAINTENCIONAL: Existe delito


preterintencional o ultraintencional, cuando el resultado típicamente antijurídico excede a la
intención delictiva del agente. Cuando el resultado típicamente antijurídico va más allá (preter,
ultra) de la intención que ya era delictiva del agente. Ej., una persona desea golpear a otro y en
efecto lo golpea con la mala suerte para la otra persona que pierde el equilibrio cae sobre el filo
de una acera, se fractura la base del cráneo y muere como. En este caso la muerte del sujeto
pasivo, va más allá de la intención del sujeto activo que únicamente quería lesionarlo.

ELEMENTOS DEL DELITO PRETERINTENCIONAL O ULTRA INTENCIONAL:

Los elementos de este tipo de delito son:

1.- Es necesario que el agente tenga intención delictiva, tenga la intención de perpetrar un delito,
claro está, un delito de menor gravedad que el que se produjo.

2.- Es necesario que el resultado típicamente antijurídico exceda, vaya más allá de la intención
delictiva del sujeto activo o agente.

EL DELITO CONCAUSAL: Existe delito concausal cuando el resultado

Típicamente antijurídico se produce:

1.- Por una causa preexistente desconocida pro el agente. Por Ej., el hemofílico; o

2.- Por una causa sobrevenida distinta a la que originó el hecho. Por Ej., la persona que sufre una
lesión y es trasladado a un hospital donde le curan la lesión, pero se contamina en el hospital y
muere como consecuencia de una infección generalizada.

7) NATURALEZA JURÍDICA DEL DELITO PRETER INTENCIONAL O ULTRA


INTENCIONAL (RESPONSABILIDAD OBJETIVA)

Ha habido muchas teorías para explicar la naturaleza jurídica del delito preterintencional o ultra
intencional. Vamos a explicar las tres más importantes.

1.- Francisco Carrara sostuvo la existencia de un dolo preterintencional; pero en nuestra opinión
esta posición no se puede admitir porque incluso la expresión dolo preterintencional o dolo
ultraintencional constituye una contradicción en los términos empleados. Hablar de dolo
preterintencional significa hablar de una intención que va más allá de si misma, lo cual implica
una contradicción en los términos.

2.- José Irrureta Goyena, penalista uruguayo, sostiene que el delito preterintencional; es una
mixtura, una mezcla de dolo y culpa; por Ej., en el homicidio preterintencional (sostiene Irrureta
Goyena) existe culpa en lo que atañe al resultado, o sea la muerte del sujeto pasivo, y existe dolo
en cuanto a la lesión que el agente quería originalmente inferir al sujeto pasivo. Esta teoría no se
puede admitir porque es inaceptable una doble calificación culpabilista para el mismo delito; el
delito será o culposo o doloso o preterintencional, pero no puede ser al mismo tiempo doloso o
culposo.
3.- Sebastián Soler sostiene la posición certera en esta materia acerca de la naturaleza del delito
preterintencional o ultraintencional, quien opina que los delitos preterintencionales o
ultraintencionales son en realidad delitos calificados por el resultado y son simplemente una
reminiscencia, un rezago de la vieja y rechazable teoría de la responsabilidad objetiva, a la que
nos referimos cuando hablamos del concepto antiguo del delito.

A estos delitos también pertenecen los delitos concausales.

8) LA NORMALIDAD DEL ACTO VOLITIVO, LA DENOMINADA NO EXIGIBILIDAD


DE OTRA CONDUCTA. (Acto Voluntario)

No es suficiente para que una acción sea culpable que haya sido realizada por un sujeto
imputable y que haya actuado con dolo o culpa, sino que se requiere además un proceso normal
de motivación de la voluntad que depende, fundamentalmente, de las circunstancias en que el
sujeto ha actuado. Esto es que el sujeto debe haberse determinado normalmente a la acción. La
culpabilidad no existirá cuando dadas las condiciones del actuar no se puede “exigir” del sujeto
un comportamiento diverso del que efectivamente ha observado.

Junto a la participación psicológica del imputable en la comisión del hecho criminoso, hace falta
además que el proceso psicológico a través del cual el sujeto se determina a la acción se
desarrolle en condiciones de normalidad, esto es, hace falta que el sujeto no se determine a la
acción criminosa bajo la presión de circunstancias extrínsecas.

Esto implica así que el juicio de culpabilidad ha de tomar en cuenta el proceso de formación del
acto volitivo, la normalidad del acto volitivo, la cual no se dará cuando concurran determinadas
causas que implican que al sujeto no se le pueda exigir otra conducta adecuada a la norma.

La determinación de la normalidad del acto volitivo, la exigibilidad de otra conducta va a


depender, fundamentalmente, de las circunstancias externas en que actúa el sujeto y que se
convierten en causa de resolución voluntaria, pero también depende de la personalidad del autor.
Del análisis de tales elementos, no sólo puede deducirse la inculpabilidad del sujeto por la
anormalidad del acto volitivo en los caso previstos por la ley, sino que también constituyen
criterios que son tomados en cuenta, a fin de determinar el grado de culpabilidad del sujeto, esto
es, la mayor o menor gravedad de la culpabilidad del autor del delito

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