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De acuerdo con este principio, no hay delito sin culpa (culpabilidad) no hay delito por el sólo
hecho producido casualmente, es necesario tomar en cuenta la actitud psíquica del autor, el
elemento moral que acompaña al hecho exterior, es necesario tomar en cuenta la realización de
la voluntad que acompaña al hecho, para determinar si por el hecho realizado se puede realizar
un juicio de reproche al sujeto, por ser contrario a las exigencias de la norma.,
Entre la culpabilidad y la imputabilidad existe una diferencia: todas las personas que hayan
alcanzado la edad de diez y ocho años y gocen de perfecta salud mental son imputables pero no
culpables; sólo serán culpables cuando hayan perpetrado un delito determinado, un acto
típicamente antijurídico. En resumen: toda persona culpable tiene necesariamente que ser
imputables, pero no toda persona imputable es culpable; tiene para ello que cometer un delito.
Sostienen los autores del psicologismo que el carácter de la culpabilidad no varía porque se le
asigne un contenido diverso del acto psíquico. Así en el dolo debe haber conciencia de
culpabilidad o solamente la referencia de la conciencia y de la voluntad; y en la culpa, la norma
de la precaución o la prudencia.
TEORÍA NORMATIVA: Es la que sustituye la teoría psicológica, los autores alemanes se han
esforzado en estructurar el concepto de la culpabilidad. Ya no es puro hecho psicológico de
conocimiento y voluntad, sino que es un proceso de ese carácter pero anormal, por ser atribuible
a una motivación reprochable del autor.
En esta teoría, la esencia de la culpabilidad está: “en la posibilidad de haber obrado de distinta
manera en el caso judicial”. Para el normativismo, comprende mucho más que lo exigido por el
psicologismo, ya que fuera del dolo o la culpa, abarca todo lo necesario para considerar como
normal o anormal el proceso de motivación que condujo al autor a la situación de dolo o de
culpa. Se incluye el carácter y los motivos del autor.
ESPECIES DE CULPABILIDAD: Son dos, el dolo y la culpa, que analizaremos por separado
posteriormente.
La diferencia que existe entre las causas de justificación y las causas de inculpabilidad está en
que cuando existe una causa de justificación (la legítima defensa), el acto es intrínsecamente
justo, adecuado al ordenamiento jurídico, es secumdum jus, porque excluyen la antijuricidad del
acto. En cambio, cuando existe una causa de inculpabilidad (el error de hecho), el acto en sí
mismo, considerado aisladamente, es típicamente antijurídico, pero se absuelve al sujeto en el
juicio de reproche por su conducta antijurídica.
a) La imputabilidad
b) El dolo
c) La culpa
3) LA IMPUTABILIDAD:
Para que pueda realizarse el juicio de reproche o de culpabilidad por el hecho cometido, el
primer elemento requerido es la imputabilidad no pudiendo considerarse culpable al incapaz o
inimputable.
Existen dos clases de peligrosidad la predelictual o ante delictum o social que es la posibilidad de
que una persona llegue a ser autor de delito arrastrado por el medio social en que vive. Por Ej., el
que vive con delincuentes, y la peligrosidad post delictual o pos delictum o criminal que es la
probabilidad de cometer otro delito, la reincidencia, al ser puesta en las mismas condiciones o
similares circunstancias. Por Ej., el que ya ha delinquido y vuelve a delinquir.
A este respecto el artículo 62 del Código penal venezolano vigente textualmente expresa: “No es
punible el que ejecuta la acción hallándose dormido o en estado de enfermedad mental suficiente
para privarlo de la conciencia y de la libertad de sus actos”.
Dentro de este grupo se aprecia al semi-enfermo mental, que tiene alterada parcialmente la
inteligencia y la voluntad, dicen los clásicos que se trata de una responsabilidad atenuada una
semi-responsabilidad o imputabilidad disminuida y sería condenado con una pena menos grave
que la que le correspondería a un hombre normal.
Nuestro criterio es que debe aplicarse en estos casos una medida de seguridad, rehabilitando a
estas persona en un instituto especializado para curarlos y así puedan ser incorporados a la
sociedad cuando estén fuera de peligrosidad.
El dolo consiste pues, en la voluntad o intención de cometer un acto sabiendo que es punible con
el propósito de violar la ley penal. Opinión que no puede admitirse; Porque el delincuente no
viola la ley penal por el capricho o placer de violarla, la intención o voluntad del delincuente se
dirige a los efectos prácticos que se derivan de la perpetración del delito. Por Ej., cuando se
comete un hurto, al sujeto activo de ese delito o sea al delincuente, lo tiene sin cuidado violar o
no la ley penal, a él sólo le interesa violar apoderarse de la cosa mueble ajena, le interesa el
propósito o resultado práctico al perpetrar el delito.
La teoría de la voluntad, sostenida por Francisco Carrara, según la cual el dolo es la intención o
voluntad más o menos perfecta de ejecutar un acto que se conoce contrario a la ley penal. Vemos
que el dolo se define tomando en cuenta todo el resultado previsto y querido por el autor del
delito (dolo directo).
La teoría de la representación propugnada por Von Lisz sostenía que el dolo es el conocimiento,
que acompaña a la manifestación de voluntad, de todas las circunstancias del hecho que
concurren al acto previsto en la ley penal. Así, el autor se representa las consecuencias de su
hecho (resultado antijurídico), pero, a pesar de representárselas, no se detiene en su propósito, de
modo que no es solamente el resultado lo que lo mueve a obrar sino también la representación de
ese resultado, que se previa.
ELEMENTOS DEL DOLO: Se distinguen dos elementos de composición del dolo: elemento
intelectual y elemento afectivo o emocional.
El Elemento Intelectual está constituido por la previsión, por el conocimiento, la representación
del acto típicamente antijurídico y comprende ante todo el conocimiento de los elementos
objetivos del delito, de la figura delictiva; así por Ej., para que exista delito de hurto, es preciso
que el sujeto activo sepa que la cosa mueble de la cual se apodera es ajena, El hurto es un delito
doloso, intencional, pero si la persona piensa que la cosa ajena le pertenece estará exento de
responsabilidad, porque el error de hecho en que ha incurrido excluye el dolo, la culpabilidad y
en consecuencia la responsabilidad penal.
El elemento Afectivo, Emocional o Volitivo consiste en que no basta, para que haya dolo que el
agente prevea, tenga conocimiento, se represente el acto típicamente antijurídico, sino que es
menester además, que desee la realización de ese resultado típicamente antijurídico.
CLASES DE DOLO:
Dolo de Daño y Dolo de Peligro. Habrá Dolo de Daño cuando el agente tenga la intención de
causar un daño efectivo, material, directo a bienes jurídicamente protegidos o a intereses
jurídicamente protegidos; habrá dolo de peligro cuando el agente tenga, únicamente, la intención
de crear, para tales bienes o intereses jurídicamente protegidos, una situación de peligro.
Dolo Directo, es el dolo por antonomasia, por excelencia, el más característico y más frecuente.
En el Dolo Directo el agente se representa como seguro un resultado típicamente antijurídico, y
quiere directamente realizar. Partiendo de esta clasificación nos referimos al Dolo de
Consecuencias Necesarias, cuando el agente se representa como seguro, como cierto, un
resultado típicamente antijurídico principal, que es el que desea realizar, y un resultado
típicamente antijurídico necesario, representado como cierto, como seguro, que en principio no
le interesa al sujeto activo realizarlo o actualizarlo pero que es accesorio y está indisolublemente
vinculado al resultado típicamente antijurídico principal.
En este caso el sujeto activo es plenamente responsable a título de dolo directo, en lo que
respecta al hecho principal y es plenamente responsable a título de dolo necesario en cuanto al
hecho accesorio. Ej., el que coloca una bomba para matar a una determinada persona en un lugar
donde concurren varias personas y al explotar no sólo mata a la persona que desea sino a cinco
personas más. En este caso es responsable a título de dolo directo en cuanto a la persona que
desea matar y es responsable a título de dolo necesario en lo que respecta a las demás personas.
Dolo Eventual. Esta es una figura limítrofe con la culpa consciente con representación o con
previsión, por lo que se hace difícil aun cuando no imposible establecer la diferencia entre el
dolo eventual (en el campo del dolo) y la culpa consciente con representación y con previsión (en
el campo de la culpa). Existe Dolo Eventual cuando el agente se representa, ya no como seguro,
ya no como cierto, sino meramente como posible o mejor aun como probable, un resultado
típicamente antijurídico que en principio él no desea realizar, sino que desea realizar una
conducta distinta de ese resultado ya previsto como posible, más aun como probable. Además a
diferencia de lo que veremos en la culpa consciente con representación o con previsión el agente
no confía en su pericia en su buena suerte que impidan la realización de ere resultado típicamente
antijurídico, y sin embargo el agente continúa desarrollando la conducta inicial hasta que se
produce ese resultado típicamente antijurídico.
Ej., una persona maneja su automóvil a una velocidad no pautada en los reglamentos y en las
leyes de tránsito, porque desea llegar a tiempo a la casa de su novia y por el poco tiempo que
tiene desarrolla una velocidad desenfrenada. Él se representa no como seguro, no como cierto,
pero si como probable un resultado típicamente antijurídico, el atropellamiento, lesión o muerte
de una persona que pueda interponerse en su marcha, no desea realizar ese resultado que se ha
planteado como probable, pero tampoco confía que su destreza, su pericia o su buena suerte lo
impidan. Él dice ocurra lo que ocurra yo continúo manejando a alta velocidad porque su interés
es llegar a tiempo a un determinado lugar y le queda poco tiempo. Si atropella, lesiona o mata a
una persona estamos frente al dolo eventual.
5) LA CULPA: Existe Culpa cuando, obrando sin intención, pero por imprudencia, negligencia,
impericia en la profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes o
instrucciones, se causa un resultado antijurídico previsible y penalmente castigado por la ley. De
esta definición se desprende que la categoría de los delitos culposos está formada por los
conceptos de imprudencia, negligencia, impericia en la profesión, arte o industria e
inobservancia de los reglamentos, órdenes o instrucciones.
IMPRUDENCIA: El concepto de imprudencia exige una acción, consiste en obrar sin cautela, en
contradicción con la prudencia, es la culpa por acción (culpa in agenda). Los individuos están
obligados a actuar de acuerdo a las enseñanzas de la experiencia, considerando los intereses
jurídicos de los demás y cumpliendo con su deber, la conducta contraria es imprudente.
La imprudencia punible está integrada por tres elementos: una acción u omisión voluntaria no
maliciosa, un mal efectivo y concreto y una relación de causa a efecto que ligue de manera
evidente ambos extremos. Ej., el que hace una instalación eléctrica sin tomar las precauciones
necesarias, produciéndose una descarga que origina la muerte de un obrero.
Ej., el albañil que desde el andamio deja caer un ladrillo que mata a un transeúnte; pero los casos
más frecuentes se presentan por falta de capacidad técnica de constructores, arquitectos,
abogados, ingenieros, médicos, farmacéuticos , parteras, etc.
No debe confundirse la impericia con la poca habilidad profesional, porque la ley exige para un
determinado ejercicio profesional ciertas condiciones de estudio, ciertos conocimientos técnicos
y científicos y formalidades probatorias, pero entre las capacidades hay diferencias de ingenio,
de habilidad, de estudio.
INOBSERVANCIA DE REGLAMENTOS: Este criterio de culpa puede existir sin que existan
los otros. La palabra reglamento se usa en sentido amplio, comprende los decretos, los
reglamentos, las leyes y ordenanzas o disposiciones de la autoridad que tengan por objeto tomar
medidas propias para evitar accidentes o daños para la seguridad pública y para la sanidad
colectiva.
Las leyes obligan a todos los ciudadanos, sin embargo algunas se dictan para determinadas
persona, como las que se contraen para el ejercicio de la medicina, abogacía, farmacia,
odontología, ingeniería, etc. El profesional puede obrar de acuerdo con la ley que reglamenta el
ejercicio respectivo, pero con imprudencia o negligencia. La inobservancia de los reglamentos,
ordenes o instrucciones pueden por si solas constituir delito o falta y castigarse sin resultado
perjudicial; si ocasiona éste, procede la persecución por ambos, habrá concurso ideal de
infracciones.
LA NOCIÓN DE PREVISIBILIDAD: Existe culpa cuando obrando sin intención pero por
imprudencia, negligencia, impericia, etc., se causa un resultado antijurídico previsible. Esto
quiere decir: no es menester que el agente efectivamente haya previsto un resultado antijurídico
para que haya culpa, sino que basta que lo haya podido prever. Es decir que para que haya culpa,
no se requiere la efectiva previsión del resultado antijurídico, sino que basta con la previsibilidad
(posibilidad de prever) del resultado antijurídico.
Para apreciar la previsibilidad del resultado han de tomarse en cuenta tanto las circunstancias
objetivas, como las subjetivas, que concurren en el hecho. Debe apreciarse”:
a) Las circunstancias objetivas, es decir, si el hecho era previsible conforme a las experiencias
de la vida cotidiana, conforme al modo normal y ordinario de suceder las cosas. El que lanza
piedras al aire debe prever que puede lesionar a alguna personal.
En resumen, para que exista culpa es menester la previsibilidad; no es preciso que la posibilidad
se haya actualizado, que el agente haya previsto efectivamente este resultado antijurídico, pero si
es preciso que este resultado antijurídico sea previsible (posibilidad de prever).
CLASES DE CULPA:
1.- Culpa grave o lata, leve y levisima. Existe la primea cuando el resultado antijurídico ha
podido ser previsto por cualquier persona (todos pueden preverla); existe la segunda cuando el
resultado antijurídico sólo puede ser previsto por personas de prudencia normal, promedio, por
personas diligentes; existe la tercera cuando el resultado antijurídico sólo puede ser previsto por
personas de excepcional prudencia, por personas extraordinariamente diligentes.
Esta división arranca del Derecho Romano, corresponde a la realidad y se determina por mayor o
menor previsibilidad, la culpa levísima no se imputa penalmente sino civilmente. Los autores
modernos se apartan de esta división y prefieren dejarle al juez la apreciación de la culpa, así en
el artículo 409 del Código Penal venezolano vigente, referente al homicidio culposo, se establece
que los tribunales de justicia apreciaran el grado de culpabilidad del agente para aplicar la pena
establecida.
2.- Culpa consciente, con representación o con previsión y culpa inconsciente, sin representación
y sin previsión. Es la división más exacta de la culpa, existe la primera cuando el agente se ha
representado el resultado antijurídico previsible, como posible, pero no como probable; pero
confía en que su buena suerte, su pericia o destreza, impedirán la realización de ese resultado
antijurídico. Ej., una persona maneja a alta velocidad y se representa, prevé como posible pero
no como probable, que pueda matar a alguien (resultado antijurídico previsible) pero continua,
no obstante, manejando a alta velocidad, pues confía en que su buena suerte, su pericia o
destreza, pueden impedir que él mate a alguien, si tal resultado antijurídico previsto como
posible, pero no como probable se actualiza, habrá culpa consciente, con representación o con
previsión.
Existe la segunda cuando el agente no se representa siquiera el resultado antijurídico que pudo y
debió prever; en el Ej., anterior la persona va manejando a alta velocidad y ni siquiera se
imagina que pueda matar a una persona y sin embargo mata, habrá culpa inconsciente sin
representación y sin previsión.
3.- Culpa mediata y culpa inmediata: Existe culpa inmediata cuando existe la relación cierta y
directa entre la culpa del individuo y el resultado de ella, como si un empleado de un tren en
marcha deja inadvertidamente la puerta abierta de un vagón de pasajeros y se cae un niño a la
vía; existe la culpa mediata cuando entre la culpa del individuo y su resultado inmediato y
directo, surge un hecho nuevo “indirecto y mediato”, que tiene por consecuencia un daño. En el
mismo Ej., del tren en marcha, si al ver caer el hijo el padre se lanza a socorrerlo y muere en el
intento, más al hijo no le pasa nada.
Según la mayoría de los autores el empleado negligente no sería responsable por la muerte del
padre, quien se lanzó voluntariamente a salvar al hijo, es decir que se responde por la culpa
“inmediata” no por la culpa “mediata”. En mi opinión considero que se debe responder por
ambas culpas porque si el empleado del tren no deja la puerta abierta no se cae el niño y en
consecuencia tampoco se lanza el padre a socorrer a su hijo.
1.- Es necesario que el agente tenga intención delictiva, tenga la intención de perpetrar un delito,
claro está, un delito de menor gravedad que el que se produjo.
2.- Es necesario que el resultado típicamente antijurídico exceda, vaya más allá de la intención
delictiva del sujeto activo o agente.
1.- Por una causa preexistente desconocida pro el agente. Por Ej., el hemofílico; o
2.- Por una causa sobrevenida distinta a la que originó el hecho. Por Ej., la persona que sufre una
lesión y es trasladado a un hospital donde le curan la lesión, pero se contamina en el hospital y
muere como consecuencia de una infección generalizada.
Ha habido muchas teorías para explicar la naturaleza jurídica del delito preterintencional o ultra
intencional. Vamos a explicar las tres más importantes.
1.- Francisco Carrara sostuvo la existencia de un dolo preterintencional; pero en nuestra opinión
esta posición no se puede admitir porque incluso la expresión dolo preterintencional o dolo
ultraintencional constituye una contradicción en los términos empleados. Hablar de dolo
preterintencional significa hablar de una intención que va más allá de si misma, lo cual implica
una contradicción en los términos.
2.- José Irrureta Goyena, penalista uruguayo, sostiene que el delito preterintencional; es una
mixtura, una mezcla de dolo y culpa; por Ej., en el homicidio preterintencional (sostiene Irrureta
Goyena) existe culpa en lo que atañe al resultado, o sea la muerte del sujeto pasivo, y existe dolo
en cuanto a la lesión que el agente quería originalmente inferir al sujeto pasivo. Esta teoría no se
puede admitir porque es inaceptable una doble calificación culpabilista para el mismo delito; el
delito será o culposo o doloso o preterintencional, pero no puede ser al mismo tiempo doloso o
culposo.
3.- Sebastián Soler sostiene la posición certera en esta materia acerca de la naturaleza del delito
preterintencional o ultraintencional, quien opina que los delitos preterintencionales o
ultraintencionales son en realidad delitos calificados por el resultado y son simplemente una
reminiscencia, un rezago de la vieja y rechazable teoría de la responsabilidad objetiva, a la que
nos referimos cuando hablamos del concepto antiguo del delito.
No es suficiente para que una acción sea culpable que haya sido realizada por un sujeto
imputable y que haya actuado con dolo o culpa, sino que se requiere además un proceso normal
de motivación de la voluntad que depende, fundamentalmente, de las circunstancias en que el
sujeto ha actuado. Esto es que el sujeto debe haberse determinado normalmente a la acción. La
culpabilidad no existirá cuando dadas las condiciones del actuar no se puede “exigir” del sujeto
un comportamiento diverso del que efectivamente ha observado.
Junto a la participación psicológica del imputable en la comisión del hecho criminoso, hace falta
además que el proceso psicológico a través del cual el sujeto se determina a la acción se
desarrolle en condiciones de normalidad, esto es, hace falta que el sujeto no se determine a la
acción criminosa bajo la presión de circunstancias extrínsecas.
Esto implica así que el juicio de culpabilidad ha de tomar en cuenta el proceso de formación del
acto volitivo, la normalidad del acto volitivo, la cual no se dará cuando concurran determinadas
causas que implican que al sujeto no se le pueda exigir otra conducta adecuada a la norma.