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TEORÍA NORMATIVA: Es la que sustituye la teoría psicológica, los autores alemanes se han
esforzado en estructurar el concepto de la culpabilidad. Ya no es puro hecho psicológico de
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conocimiento y voluntad, sino que es un proceso de ese carácter pero anormal, por ser
atribuible a una motivación reprochable del autor.
El proceso de motivación que conduce al autor de la situación psicológica de culpabilidad
(dolo y culpa) es reprochable si las circunstancias internas y externas acompañantes de su
acción delictiva, demuestran que a dicho autor le sea exigible otro comportamiento psíquico
del que ha observado. Así aparecen dominando el campo de la culpabilidad los conceptos
de reprochabilidad y de su presupuesto, la exigibilidad.
En esta teoría, la esencia de la culpabilidad está: “en la posibilidad de haber obrado de
distinta manera en el caso judicial”. Para el normativismo, comprende mucho más que lo
exigido por el psicologismo, ya que fuera del dolo o la culpa, abarca todo lo necesario para
considerar como normal o anormal el proceso de motivación que condujo al autor a la
situación de dolo o de culpa. Se incluye el carácter y los motivos del autor.
Esto en cuanto a su estructura, porque en cuanto a la función de la culpabilidad, el
psicologismo le atribuye la de ser sólo un elemento subjetivo de la responsabilidad, pero la
normativa le agrega la medida de la responsabilidad, comprendiendo así el fundamento y la
medida de la misma. Por esto la pena debe ser medida según la gravedad de la culpabilidad
y esta gravedad depende del carácter y los motivos del autor del acto.
LA IMPUTABILIDAD:
Para que pueda realizarse el juicio de reproche o de culpabilidad por el hecho cometido, el
primer elemento requerido es la imputabilidad no pudiendo considerarse culpable al incapaz
o inimputable.
Imputabilidad significa etimológicamente atribuir, atribuibilidad, posibilidad de atribuir a una
persona determinada un acto por ella realizado.
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DEFINICIÓN: Es el conjunto de condiciones físicas y psíquicas, de madurez y de salud
mental, legalmente necesarias para que puedan ser puestas en la cuenta de una persona
determinada, los actos típicamente antijurídicos por ella realizados. Es la capacidad en
materia penal.
ELEMENTOS DEL DOLO: Se distinguen dos elementos de composición del dolo: elemento
intelectual y elemento afectivo o emocional.
El Elemento Intelectual está constituido por la previsión, por el conocimiento, la
representación del acto típicamente antijurídico y comprende ante todo el conocimiento de
los elementos objetivos del delito, de la figura delictiva; así por Ej., para que exista delito de
hurto, es preciso que el sujeto activo sepa que la cosa mueble de la cual se apodera es
ajena, El hurto es un delito doloso, intencional, pero si la persona piensa que la cosa ajena le
pertenece estará exento de responsabilidad, porque el error de hecho en que ha incurrido
excluye el dolo, la culpabilidad y en consecuencia la responsabilidad penal.
El elemento Afectivo, Emocional o Volitivo consiste en que no basta, para que haya dolo que
el agente prevea, tenga conocimiento, se represente el acto típicamente antijurídico, sino que
es menester además, que desee la realización de ese resultado típicamente antijurídico.
CLASES DE DOLO:
Dolo de Daño y Dolo de Peligro. Habrá Dolo de Daño cuando el agente tenga la intención
de causar un daño efectivo, material, directo a bienes jurídicamente protegidos o a intereses
jurídicamente protegidos; habrá dolo de peligro cuando el agente tenga, únicamente, la
intención de crear, para tales bienes o intereses jurídicamente protegidos, una situación de
peligro.
Dolo de Ímpetu y Dolo de Propósito. En el Dolo de Ímpetu, la persona obra en un
momento de arrebato y de intenso dolor determinado por injusta provocación, movido por un
torbellino emocional, sin que exista premeditación, deliberación para perpetrar el delito. Este
tipo de dolo es típico de los delitos pasionales; en el Dolo de Propósito el agente delibera y
premedita la perpetración del delito, o sea, elige los medios más idóneos y las ocasiones
más propicias para perpetración de un determinado delito. Esta clasificación tiene especial
interés criminológico porque en el dolo de ímpetu la persona no es peligrosa, sino que ante
una situación trágica de su vida, se ve precisada a delinquir; en cambio, en el dolo de
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propósito si es una persona peligrosa, por cuanto premedita y delibera la perpetración de un
delito, en el concurre la frialdad del ánimo que no tiene el dolo de ímpetu, en el que no
concurre ni la calma del espíritu, ni el intervalo entre la determinación y la acción.
Dolo Genérico y Dolo Específico. El Dolo Genérico es simplemente la intención de
perpetrar el delito in genere, es decir, el ánimo genérico de delinquir. El Dolo Específico es la
especial intención o fin particular que el individuo se propone en concreto. Ej., existe un delito
contra la propiedad que se denomina secuestro o lucrativo, en el que el dolo específico, la
finalidad es obtener un rescate, a cambio de libertar al secuestrado, pero para que este delito
se perpetre no es necesario, que el sujeto activo obtenga su objetivo.
Dolo Directo, es el dolo por antonomasia, por excelencia, el más característico y más
frecuente. En el Dolo Directo el agente se representa como seguro un resultado típicamente
antijurídico, y quiere directamente realizar. Partiendo de esta clasificación nos referimos al
Dolo de Consecuencias Necesarias, cuando el agente se representa como seguro, como
cierto, un resultado típicamente antijurídico principal, que es el que desea realizar, y un
resultado típicamente antijurídico necesario, representado como cierto, como seguro, que en
principio no le interesa al sujeto activo realizarlo o actualizarlo pero que es accesorio y está
indisolublemente vinculado al resultado típicamente antijurídico principal. En este caso el
sujeto activo es plenamente responsable a título de dolo directo, en lo que respecta al hecho
principal y es plenamente responsable a título de dolo necesario en cuanto al hecho
accesorio. Ej., el que coloca una bomba para matar a una determinada persona en un lugar
donde concurren varias personas y al explotar no sólo mata a la persona que desea sino a
cinco personas más. En este caso es responsable a título de dolo directo en cuanto a la
persona que desea matar y es responsable a título de dolo necesario en lo que respecta a
las demás personas.
Dolo Eventual. Esta es una figura limítrofe con la culpa consciente con representación o con
previsión, por lo que se hace difícil aun cuando no imposible establecer la diferencia entre el
dolo eventual (en el campo del dolo) y la culpa consciente con representación y con previsión
(en el campo de la culpa). Existe Dolo Eventual cuando el agente se representa, ya no como
seguro, ya no como cierto, sino meramente como posible o mejor aún como probable, un
resultado típicamente antijurídico que en principio él no desea realizar, sino que desea
realizar una conducta distinta de ese resultado ya previsto como posible, más aun como
probable. Además a diferencia de lo que veremos en la culpa consciente con representación
o con previsión el agente no confía en su pericia en su buena suerte que impidan la
realización de ere resultado típicamente antijurídico, y sin embargo el agente continúa
desarrollando la conducta inicial hasta que se produce ese resultado típicamente antijurídico.
Ej., una persona maneja su automóvil a una velocidad no pautada en los reglamentos y en
las leyes de tránsito, porque desea llegar a tiempo a la casa de su novia y por el poco
tiempo que tiene desarrolla una velocidad desenfrenada. Él se representa no como seguro,
no como cierto, pero si como probable un resultado típicamente antijurídico, el
atropellamiento, lesión o muerte de una persona que pueda interponerse en su marcha, no
desea realizar ese resultado que se ha planteado como probable, pero tampoco confía que
su destreza, su pericia o su buena suerte lo impidan. Él dice ocurra lo que ocurra yo continúo
manejando a alta velocidad porque su interés es llegar a tiempo a un determinado lugar y le
queda poco tiempo. Si atropella, lesiona o mata a una persona estamos frente al dolo
eventual.
LA CULPA: Existe Culpa cuando, obrando sin intención, pero por imprudencia, negligencia,
impericia en la profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes o
instrucciones, se causa un resultado antijurídico previsible y penalmente castigado por la ley.
De esta definición se desprende que la categoría de los delitos culposos está formada por los
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conceptos de imprudencia, negligencia, impericia en la profesión, arte o industria e
inobservancia de los reglamentos, órdenes o instrucciones.
IMPRUDENCIA: El concepto de imprudencia exige una acción, consiste en obrar sin cautela,
en contradicción con la prudencia, es la culpa por acción (culpa in agenda). Los individuos
están obligados a actuar de acuerdo a las enseñanzas de la experiencia, considerando los
intereses jurídicos de los demás y cumpliendo con su deber, la conducta contraria es
imprudente.
La imprudencia punible está integrada por tres elementos: una acción u omisión voluntaria no
maliciosa, un mal efectivo y concreto y una relación de causa a efecto que ligue de manera
evidente ambos extremos. Ej., el que hace una instalación eléctrica sin tomar las
precauciones necesarias, produciéndose una descarga que origina la muerte de un obrero.
NEGLIGENCIA: La negligencia es una omisión, desatención o descuido, consistente a no
cumplir con aquello a lo que estaba obligado o hacerlo con retardo. Según la jurisprudencia
italiana, es la inobservancia de deberes. Se contrae a hechos cometidos por omisión,
abstención o inacción. Es la culpa por omisión (culpa in omitiendo). Ej., la persona que está
jurídicamente obligada a cortar la corriente en líneas donde se realizan trabajos de
reparación y no lo hace, por lo que, en virtud de esta omisión, muere un obrero
electrocutado que realiza trabajos en esas líneas.
IMPERICIA: En el viejo derecho francés se llama torpeza a la falta de destreza, de habilidad,
de propiedad de hacer una cosa y se dividía en torpeza material y torpeza moral. En esta
última entra la culpa moral de la ignorancia profesional; el agente responde porque ha dejado
de adquirir los conocimientos elementales para el ejercicio de su profesión o arte. La
impericia o torpeza es culpable cuando es grosera y podía evitarla el sujeto tomando ciertas
precauciones. Ej., el albañil que desde el andamio deja caer un ladrillo que mata a un
transeúnte; pero los casos más frecuentes se presentan por falta de capacidad técnica de
constructores, arquitectos, abogados, ingenieros, médicos, farmacéuticos , parteras, etc.
No debe confundirse la impericia con la poca habilidad profesional, porque la ley exige para
un determinado ejercicio profesional ciertas condiciones de estudio, ciertos conocimientos
técnicos y científicos y formalidades probatorias, pero entre las capacidades hay diferencias
de ingenio, de habilidad, de estudio.
De lo expuesto se deduce que la impericia es una forma específica de culpa profesional, la
insuficiente aptitud en el ejercicio de un arte, industria o profesión, la falta de técnica. Los
profesionales pueden incurrir en culpa diversa de incapacidad, si en sus actos hay falta de
prudencia o de cuidado, esto es, por imprudencia o negligencia.
INOBSERVANCIA DE REGLAMENTOS: Este criterio de culpa puede existir sin que existan
los otros. La palabra reglamento se usa en sentido amplio, comprende los decretos, los
reglamentos, las leyes y ordenanzas o disposiciones de la autoridad que tengan por objeto
tomar medidas propias para evitar accidentes o daños para la seguridad pública y para la
sanidad colectiva.
Las leyes obligan a todos los ciudadanos, sin embargo algunas se dictan para determinadas
persona, como las que se contraen para el ejercicio de la medicina, abogacía, farmacia,
odontología, ingeniería, etc. El profesional puede obrar de acuerdo con la ley que reglamenta
el ejercicio respectivo, pero con imprudencia o negligencia. La inobservancia de los
reglamentos, ordenes o instrucciones pueden por si solas constituir delito o falta y castigarse
sin resultado perjudicial; si ocasiona éste, procede la persecución por ambos, habrá concurso
ideal de infracciones.
LA NOCIÓN DE PREVISIBILIDAD: Existe culpa cuando obrando sin intención pero por
imprudencia, negligencia, impericia, etc., se causa un resultado antijurídico previsible. Esto
quiere decir: no es menester que el agente efectivamente haya previsto un resultado
antijurídico para que haya culpa, sino que basta que lo haya podido prever. Es decir que para
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que haya culpa, no se requiere la efectiva previsión del resultado antijurídico, sino que basta
con la previsibilidad (posibilidad de prever) del resultado antijurídico.
Para apreciar la previsibilidad del resultado han de tomarse en cuenta tanto las
circunstancias objetivas, como las subjetivas, que concurren en el hecho. Debe apreciarse”:
a) Las circunstancias objetivas, es decir, si el hecho era previsible conforme a las
experiencias de la vida cotidiana, conforme al modo normal y ordinario de suceder las
cosas. El que lanza piedras al aire debe prever que puede lesionar a alguna persona.
b) Las circunstancias subjetivas, las circunstancias de carácter personal, la capacidad
espiritual del agente, su cultura, su capacidad corporal. Sólo puede imputarse el
resultado dañoso al que con su capacidad corporal o espiritual podía preverlo. El
deber de evitar presupone el poder evitar.
En resumen, para que exista culpa es menester la previsibilidad; no es preciso que la
posibilidad se haya actualizado, que el agente haya previsto efectivamente este resultado
antijurídico, pero si es preciso que este resultado antijurídico sea previsible (posibilidad de
prever).
CLASES DE CULPA:
1.- Culpa grave o lata, leve y levísima. Existe la primea cuando el resultado antijurídico ha
podido ser previsto por cualquier persona (todos pueden preverla); existe la segunda cuando
el resultado antijurídico sólo puede ser previsto por personas de prudencia normal, promedio,
por personas diligentes; existe la tercera cuando el resultado antijurídico sólo puede ser
previsto por personas de excepcional prudencia, por personas extraordinariamente
diligentes.
Esta división arranca del Derecho Romano, corresponde a la realidad y se determina por
mayor o menor previsibilidad, la culpa levísima no se imputa penalmente sino civilmente. Los
autores modernos se apartan de esta división y prefieren dejarle al juez la apreciación de la
culpa, así en el artículo 409 del Código Penal venezolano vigente, referente al homicidio
culposo, se establece que los tribunales de justicia apreciaran el grado de culpabilidad del
agente para aplicar la pena establecida.
2.- Culpa consciente, con representación o con previsión y culpa inconsciente, sin
representación y sin previsión. Es la división más exacta de la culpa, existe la primera
cuando el agente se ha representado el resultado antijurídico previsible, como posible, pero
no como probable; pero confía en que su buena suerte, su pericia o destreza, impedirán la
realización de ese resultado antijurídico. Ej., una persona maneja a alta velocidad y se
representa, prevé como posible pero no como probable, que pueda matar a alguien
(resultado antijurídico previsible) pero continua, no obstante, manejando a alta velocidad,
pues confía en que su buena suerte, su pericia o destreza, pueden impedir que él mate a
alguien, si tal resultado antijurídico previsto como posible, pero no como probable se
actualiza, habrá culpa consciente, con representación o con previsión.
Existe la segunda cuando el agente no se representa siquiera el resultado antijurídico que
pudo y debió prever; en el Ej., anterior la persona va manejando a alta velocidad y ni
siquiera se imagina que pueda matar a una persona y sin embargo mata, habrá culpa
inconsciente sin representación y sin previsión.
3.- Culpa mediata y culpa inmediata: Existe culpa inmediata cuando existe la relación
cierta y directa entre la culpa del individuo y el resultado de ella, como si un empleado de un
tren en marcha deja inadvertidamente la puerta abierta de un vagón de pasajeros y se cae un
niño a la vía; existe la culpa mediata cuando entre la culpa del individuo y su resultado
inmediato y directo, surge un hecho nuevo “indirecto y mediato”, que tiene por consecuencia
un daño. En el mismo Ej., del tren en marcha, si al ver caer el hijo el padre se lanza a
socorrerlo y muere en el intento, más al hijo no le pasa nada.
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Según la mayoría de los autores el empleado negligente no sería responsable por la muerte
del padre, quien se lanzó voluntariamente a salvar al hijo, es decir que se responde por la
culpa “inmediata” no por la culpa “mediata”. En mi opinión considero que se debe responder
por ambas culpas porque si el empleado del tren no deja la puerta abierta no se cae el niño y
en consecuencia tampoco se lanza el padre a socorrer a su hijo.
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