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TEMA No 1 (Cuarto “B”)

EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE CULPABILIDAD. TEORÍAS DE LA CULPABILIDAD.


ELEMENTOS: LA IMPUTABILIDAD. EL DOLO, LA CULPA. LA PRETERINTENCION. LA
RESPONSABILIDAD OBJETIVA. LA NORMALIDAD DEL ACTO VOLUNTARIO.

EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE CULPABILIDAD: Hoy en día puede afirmarse, tanto en


la doctrina como en la legislación penal, que se reconoce como principio general y piedra
angular de la teoría del delito, el aserto del “Nullum crimen sine culpa”, aunque todavía
existen vestigios de la responsabilidad objetiva.
De acuerdo con este principio, no hay delito sin culpa (culpabilidad) no hay delito por el sólo
hecho producido casualmente, es necesario tomar en cuenta la actitud psíquica del autor, el
elemento moral que acompaña al hecho exterior, es necesario tomar en cuenta la
realización de la voluntad que acompaña al hecho, para determinar si por el hecho realizado
se puede realizar un juicio de reproche al sujeto, por ser contrario a las exigencias de la
norma.,
Sin embargo subsisten casos de la responsabilidad objetiva, en lo que respecta a los
denominados “delitos calificados por el resultado” y de los “delitos preterintencionales”. Pero
que son delitos calificados por el resultado.

CONCEPTO: Es el conjunto de presupuestos que fundamentan la reprochabilidad personal


de la conducta antijurídica.
La imputabilidad es un supuesto indispensable de la culpabilidad y es por ello que a la
imputabilidad se le llama “capacidad de culpabilidad”; para ser culpable hay que ser
imputable. En Venezuela son imputables los mayores de diez y ocho años y que gocen de
perfecta salud mental y pueden ser culpables cuando perpetren un delito determinado que se
les pueda reprochar.
Entre la culpabilidad y la imputabilidad existe una diferencia: todas las personas que hayan
alcanzado la edad de diez y ocho años y gocen de perfecta salud mental son imputables
pero no culpables; sólo serán culpables cuando hayan perpetrado un delito determinado, un
acto típicamente antijurídico. En resumen: toda persona culpable tiene necesariamente que
ser imputables, pero no toda persona imputable es culpable; tiene para ello que cometer un
delito.

NATURALEZA JURÍDICA DE LA CULPABILIDAD: Existen dos teorías fundamentales para


explicarla como elemento del delito, La Teoría Psicológica y la Teoría Normativa.

TEORÍA PSICOLÓGICA: Según ella, la culpabilidad tiene un fundamento puramente


psicológico, que se desarrolla de acuerdo con los conceptos de conocimiento y voluntad que
dominan al autor del acto en el momento de su ejecución. Existe la culpabilidad penal si el
autor del acto lo ejecuta voluntariamente o en forma culposa.
Considera Jiménez de Asua que quienes aceptan este único fundamento, cometen un error,
“la imputabilidad si es psicológica, pero la culpabilidad es valorativa puesto que su contenido
es un reproche”. No cabe lo psicológico puro.
Sostienen los autores del psicologismo que el carácter de la culpabilidad no varía porque se
le asigne un contenido diverso del acto psíquico. Así en el dolo debe haber conciencia de
culpabilidad o solamente la referencia de la conciencia y de la voluntad; y en la culpa, la
norma de la precaución o la prudencia.

TEORÍA NORMATIVA: Es la que sustituye la teoría psicológica, los autores alemanes se han
esforzado en estructurar el concepto de la culpabilidad. Ya no es puro hecho psicológico de
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conocimiento y voluntad, sino que es un proceso de ese carácter pero anormal, por ser
atribuible a una motivación reprochable del autor.
El proceso de motivación que conduce al autor de la situación psicológica de culpabilidad
(dolo y culpa) es reprochable si las circunstancias internas y externas acompañantes de su
acción delictiva, demuestran que a dicho autor le sea exigible otro comportamiento psíquico
del que ha observado. Así aparecen dominando el campo de la culpabilidad los conceptos
de reprochabilidad y de su presupuesto, la exigibilidad.
En esta teoría, la esencia de la culpabilidad está: “en la posibilidad de haber obrado de
distinta manera en el caso judicial”. Para el normativismo, comprende mucho más que lo
exigido por el psicologismo, ya que fuera del dolo o la culpa, abarca todo lo necesario para
considerar como normal o anormal el proceso de motivación que condujo al autor a la
situación de dolo o de culpa. Se incluye el carácter y los motivos del autor.
Esto en cuanto a su estructura, porque en cuanto a la función de la culpabilidad, el
psicologismo le atribuye la de ser sólo un elemento subjetivo de la responsabilidad, pero la
normativa le agrega la medida de la responsabilidad, comprendiendo así el fundamento y la
medida de la misma. Por esto la pena debe ser medida según la gravedad de la culpabilidad
y esta gravedad depende del carácter y los motivos del autor del acto.

ESPECIES DE CULPABILIDAD: Son dos, el dolo y la culpa, que analizaremos por


separado posteriormente.

CAUSAS DE INCULPABILIDAD: Son aquellas que excluyen la culpabilidad y por lo tanto el


delito y como consecuencia la responsabilidad penal. Son las que impiden que se reproche a
una persona imputable, el acto típicamente antijurídico que ha realizado.
La diferencia que existe entre las causas de justificación y las causas de inculpabilidad está
en que cuando existe una causa de justificación (la legítima defensa), el acto es
intrínsicamente justo, adecuado al ordenamiento jurídico, es secumdum jus, porque
excluyen la antijuricidad del acto. En cambio, cuando existe una causa de inculpabilidad (el
error de hecho), el acto en sí mismo, considerado aisladamente, es típicamente antijurídico,
pero se absuelve al sujeto en el juicio de reproche por su conducta antijurídica.
Las causas de inculpabilidad se clasifican en: el error de hecho esencial e invencible
(fundamental porque casi todas las demás se fundamentan en ésta), el estado de
necesidad, la obediencia legítima y debida (consagrada en el artículo 65, ordinal 2º, de
nuestro Código Penal), la no exigibilidad de otra conducta, las eximentes putativas y el caso
fortuito (Todas serán estudiadas por separado).

ELEMENTOS DEL JUICIO DE CULPABILIDAD O REPROCHABILIDAD.


a) La imputabilidad
b) El dolo
c) La culpa
d) La preterintencion, la concausa. Los delitos calificados por el resultado
e) La normalidad del acto volitivo.

LA IMPUTABILIDAD:
Para que pueda realizarse el juicio de reproche o de culpabilidad por el hecho cometido, el
primer elemento requerido es la imputabilidad no pudiendo considerarse culpable al incapaz
o inimputable.
Imputabilidad significa etimológicamente atribuir, atribuibilidad, posibilidad de atribuir a una
persona determinada un acto por ella realizado.

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DEFINICIÓN: Es el conjunto de condiciones físicas y psíquicas, de madurez y de salud
mental, legalmente necesarias para que puedan ser puestas en la cuenta de una persona
determinada, los actos típicamente antijurídicos por ella realizados. Es la capacidad en
materia penal.

CONCEPTO CLÁSICO: LIBRE ALBEDRIO. Para la Escuela Clásica, el fundamento de la


imputabilidad es la responsabilidad moral. Una persona será responsable de un acto por ella
realizado, cuando sea moralmente responsable de ese acto. Para la Escuela Clásica, la
imputabilidad y la responsabilidad penal se apoyan en la responsabilidad moral y a su vez, la
responsabilidad moral se asienta en la conciencia y la libertad de sus actos. Se entiende por
conciencia la capacidad de entender la relevancia del acto que la persona se propone
realizar, y se entiende por libertad, cuando la persona puede escoger o decidir entre la
realización o no del acto.
Según la Escuela Clásica, cuando una persona tiene conciencia y libertad de sus actos y
realiza un acto punible, cuando ha debido y podido abstenerse de cometerlo, tal persona es
moralmente responsable y por lo tanto, penalmente imputable y penalmente responsable. Si
el individuo por el contrario no ha podido determinarse libremente, si ha obedecido a un
impulso contra el que no ha podido reaccionar, si obra dominado por una fuerza a la que no
ha podido resistir, no hay delito, y por lo tanto no hay responsabilidad penal.

CONCEPTO POSITIVISTA: EL DETERMINISMO. Opuesto al concepto de la escuela


clásica, es el concepto de la Escuela Positivista que se apoya en el determinismo. Reprocha
a los clásicos su ingenuidad de creer que existe el libre albedrío, para ellos no existe. Al
contrario dicen ellos, el delincuente es ineluctable (significa aquello contra lo cual es
imposible luchar, algo inevitable), irremediablemente llevado a la perpetración de un delito
determinado. Por una serie de factores, ambientales, sociales, políticos, hereditarios, etc., en
presencia de los cuales no tiene otra opción, que la comisión del delito. Es decir, es
fatalmente llevado a perpetrar el delito, por eso consideran que no existe el libre albedrío; y
por lo tanto no existe responsabilidad moral y si no existe responsabilidad moral, para ellos
el fundamento es la responsabilidad social: el individuo es imputable y penalmente
responsable por el hecho de vivir en sociedad. Es lógico que si vive en sociedad, lo cual tiene
sus ventajas, también tiene como contrapartida ser penalmente responsable y que sufra las
privaciones de la libertad que sean necesarias para garantizar las condiciones esenciales de
la existencia colectiva., por haber dañado la sociedad, y por eso debe ser penado, pues la
sociedad también en forma ineluctable tiene que defender su condición de existencia y tiene
que establecer e imponer una sanción, una medida de seguridad (los positivistas no hablan
de pena) a quién ha cometido esos actos.
Para determinar la responsabilidad o no responsabilidad penal, no interesa el estado de la
persona que ha realizado el acto socialmente peligroso, es posteriormente, cuando se trata
de imponer la sanción, cuando interesa ese examen biológico y psicológico, para así
determinar el tratamiento, la medida de seguridad que se impondrá a quien ha cometido el
acto socialmente peligroso.
Existen dos clases de peligrosidad la predelictual o ante delictum o social que es la
posibilidad de que una persona llegue a ser autor de delito arrastrado por el medio social en
que vive, por Ej., el que vive con delincuentes, y la peligrosidad post delictual o pos delictum
o criminal que es la probabilidad de cometer otro delito, la reincidencia, al ser puesta en las
mismas condiciones o similares circunstancias, por Ej., el que ya ha delinquido y vuelve a
delinquir.

LA IMPUTABILIDAD EN EL CÓDIGO PENAL VENEZOLANO VIGENTE: Nuestro Código


Penal acoge en materia de imputabilidad la solución clásica: se apoya en dos principios
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fundamentales: la conciencia y la libertad de las personas; es decir, que el individuo entienda
el significado del acto que realiza (conciencia) y determine si lo realiza o no con entera
libertad (libertad).
A este respecto el artículo 62 del Código penal venezolano vigente textualmente expresa:
“No es punible el que ejecuta la acción hallándose dormido o en estado de enfermedad
mental suficiente para privarlo de la conciencia y de la libertad de sus actos”.

LA LLAMADA IMPUTABILIDAD DISMINUIDA: Los siquiatras de hoy han puesto de


manifiesto una zona intermedia, crepuscular, entre la perfecta salud mental y una alienación
o enfermedad mental, en la cual no se está completamente enfermo ni totalmente sano.
Dentro de este grupo se aprecia al semi-enfermo mental, que tiene alterada parcialmente la
inteligencia y la voluntad, dicen los clásicos que se trata de una responsabilidad atenuada
una semi-responsabilidad o imputabilidad disminuida y sería condenado con una pena
menos grave que la que le correspondería a un hombre normal.
La escuela positivista considera a los semi-alienados como sujetos eminentemente
peligrosos o inadaptados y en virtud de los principios de la defensa social que sustenta,
propone, como medida de seguridad, internarlos en establecimientos especiales hasta que
sean curados y puedan readaptarse a la sociedad.
Nuestro Código Penal acepta la modificación de la responsabilidad por alteración parcial de
la mente, pero en lo referente al tratamiento penal sigue el sistema clásico de atenuación de
las penas privativas de la libertad admitiendo la imputabilidad disminuida, que da lugar a una
rebaja de la pena aplicable, y así lo prevé en el artículo 63 (leer la disposición).
Con el sistema aplicado de atenuación y cárcel, se reintegra prontamente a la sociedad el
semi-alienado toxicómano, epiléptico, alcohólico, sujeto peligroso o inadaptado aún en mayor
grado que el alienado completo, pues la estadística demuestra que los grandes crímenes son
cometidos por semi-alienados.
Nuestro criterio es que debe aplicarse en estos casos una medida de seguridad,
rehabilitando a estas persona en un instituto especializado para curarlos y así puedan ser
incorporados a la sociedad cuando estén fuera de peligrosidad.

EL MOMENTO DE LA IMPUTABILIDAD: EL ACTO LIBRE EN SU CAUSA. El momento


para determinar la imputabilidad o inimputabilidad de una persona determinada es el
momento de la manifestación de voluntad, pero puede ocurrir que la persona sea imputable,
que tenga conciencia y libertad de sus actos en el momento de la manifestación de voluntad
y que en cambio, ya no la tenga, sea inimputable, en el momento de la realización del acto
antijurídico, en este caso estamos frente a un acto libre en su causa.
Se habla del acto libre en su causa, cuando el agente era imputable para el momento de la
manifestación de voluntad, pero ya no lo era para el momento de la producción del resultado
antijurídico. El momento decisivo para fijar la imputabilidad o inimputabilidad de una persona
es el momento de la manifestación de voluntad. Y como en ese momento el agente era
imputable, el agente es penalmente responsable y penalmente imputable, aun cuando no
fuera imputable en el momento de la producción del resultado. Ej., “A” tiene la intención de
matar a “B” pero no se atreve y para hacerlo se embriaga o se droga y dispara sobre “B”,
causándole la muerte. Como se ve “A” era inimputable en el momento de la ejecución del
hecho, pero cuando “A” pensó matar a “B” era imputable.

EL DOLO. CONCEPTO. EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO: Es la voluntad criminal, constituida


por la conciencia de querer y la conciencia de obrar, traducidas en una conducta externa
(acción), es el dolo, que en el derecho penal justinianeo se denominaba dolus malus,
propositum, y significaba la intención encaminada al delito, conciencia del hecho criminoso
que se pensaba cometer. En el derecho canónico el dolo se expresó con las palabras dolus,
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voluntas, malitia; por eso el dolo equivalió también a malicia, astucia, fraude y actualmente lo
expresa el legislador con esas mismas palabras al determinar los elementos de algunos
delitos.
El dolo consiste pues, en la voluntad o intención de cometer un acto sabiendo que es punible
con el propósito de violar la ley penal. Opinión que no puede admitirse; Porque el delincuente
no viola la ley penal por el capricho o placer de violarla, la intención o voluntad del
delincuente se dirige a los efectos prácticos que se derivan de la perpetración del delito. Por
Ej., cuando se comete un hurto, al sujeto activo de ese delito o sea al delincuente, lo tiene sin
cuidado violar o no la ley penal, a él sólo le interesa violar apoderarse de la cosa mueble
ajena, le interesa el propósito o resultado práctico al perpetrar el delito.
La teoría de la voluntad, sostenida por Francisco Carrara, según la cual el dolo es la
intención o voluntad más o menos perfecta de ejecutar un acto que se conoce contrario a la
ley penal. Vemos que el dolo se define tomando en cuenta todo el resultado previsto y
querido por el autor del delito (dolo directo).
La teoría de la representación propugnada por Von Lisz sostenía que el dolo es el
conocimiento, que acompaña a la manifestación de voluntad, de todas las circunstancias del
hecho que concurren al acto previsto en la ley penal. Así, el autor se representa las
consecuencias de su hecho (resultado antijurídico), pero, a pesar de representárselas, no se
detiene en su propósito, de modo que no es solamente el resultado lo que lo mueve a obrar
sino también la representación de ese resultado, que se previa.

DEFINICIÓN DE DOLO: Es la voluntad consciente, encaminada u orientada a la perpetración


de un acto que la ley prevé como delito.

ELEMENTOS DEL DOLO: Se distinguen dos elementos de composición del dolo: elemento
intelectual y elemento afectivo o emocional.
El Elemento Intelectual está constituido por la previsión, por el conocimiento, la
representación del acto típicamente antijurídico y comprende ante todo el conocimiento de
los elementos objetivos del delito, de la figura delictiva; así por Ej., para que exista delito de
hurto, es preciso que el sujeto activo sepa que la cosa mueble de la cual se apodera es
ajena, El hurto es un delito doloso, intencional, pero si la persona piensa que la cosa ajena le
pertenece estará exento de responsabilidad, porque el error de hecho en que ha incurrido
excluye el dolo, la culpabilidad y en consecuencia la responsabilidad penal.
El elemento Afectivo, Emocional o Volitivo consiste en que no basta, para que haya dolo que
el agente prevea, tenga conocimiento, se represente el acto típicamente antijurídico, sino que
es menester además, que desee la realización de ese resultado típicamente antijurídico.

CLASES DE DOLO:
Dolo de Daño y Dolo de Peligro. Habrá Dolo de Daño cuando el agente tenga la intención
de causar un daño efectivo, material, directo a bienes jurídicamente protegidos o a intereses
jurídicamente protegidos; habrá dolo de peligro cuando el agente tenga, únicamente, la
intención de crear, para tales bienes o intereses jurídicamente protegidos, una situación de
peligro.
Dolo de Ímpetu y Dolo de Propósito. En el Dolo de Ímpetu, la persona obra en un
momento de arrebato y de intenso dolor determinado por injusta provocación, movido por un
torbellino emocional, sin que exista premeditación, deliberación para perpetrar el delito. Este
tipo de dolo es típico de los delitos pasionales; en el Dolo de Propósito el agente delibera y
premedita la perpetración del delito, o sea, elige los medios más idóneos y las ocasiones
más propicias para perpetración de un determinado delito. Esta clasificación tiene especial
interés criminológico porque en el dolo de ímpetu la persona no es peligrosa, sino que ante
una situación trágica de su vida, se ve precisada a delinquir; en cambio, en el dolo de
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propósito si es una persona peligrosa, por cuanto premedita y delibera la perpetración de un
delito, en el concurre la frialdad del ánimo que no tiene el dolo de ímpetu, en el que no
concurre ni la calma del espíritu, ni el intervalo entre la determinación y la acción.
Dolo Genérico y Dolo Específico. El Dolo Genérico es simplemente la intención de
perpetrar el delito in genere, es decir, el ánimo genérico de delinquir. El Dolo Específico es la
especial intención o fin particular que el individuo se propone en concreto. Ej., existe un delito
contra la propiedad que se denomina secuestro o lucrativo, en el que el dolo específico, la
finalidad es obtener un rescate, a cambio de libertar al secuestrado, pero para que este delito
se perpetre no es necesario, que el sujeto activo obtenga su objetivo.
Dolo Directo, es el dolo por antonomasia, por excelencia, el más característico y más
frecuente. En el Dolo Directo el agente se representa como seguro un resultado típicamente
antijurídico, y quiere directamente realizar. Partiendo de esta clasificación nos referimos al
Dolo de Consecuencias Necesarias, cuando el agente se representa como seguro, como
cierto, un resultado típicamente antijurídico principal, que es el que desea realizar, y un
resultado típicamente antijurídico necesario, representado como cierto, como seguro, que en
principio no le interesa al sujeto activo realizarlo o actualizarlo pero que es accesorio y está
indisolublemente vinculado al resultado típicamente antijurídico principal. En este caso el
sujeto activo es plenamente responsable a título de dolo directo, en lo que respecta al hecho
principal y es plenamente responsable a título de dolo necesario en cuanto al hecho
accesorio. Ej., el que coloca una bomba para matar a una determinada persona en un lugar
donde concurren varias personas y al explotar no sólo mata a la persona que desea sino a
cinco personas más. En este caso es responsable a título de dolo directo en cuanto a la
persona que desea matar y es responsable a título de dolo necesario en lo que respecta a
las demás personas.
Dolo Eventual. Esta es una figura limítrofe con la culpa consciente con representación o con
previsión, por lo que se hace difícil aun cuando no imposible establecer la diferencia entre el
dolo eventual (en el campo del dolo) y la culpa consciente con representación y con previsión
(en el campo de la culpa). Existe Dolo Eventual cuando el agente se representa, ya no como
seguro, ya no como cierto, sino meramente como posible o mejor aún como probable, un
resultado típicamente antijurídico que en principio él no desea realizar, sino que desea
realizar una conducta distinta de ese resultado ya previsto como posible, más aun como
probable. Además a diferencia de lo que veremos en la culpa consciente con representación
o con previsión el agente no confía en su pericia en su buena suerte que impidan la
realización de ere resultado típicamente antijurídico, y sin embargo el agente continúa
desarrollando la conducta inicial hasta que se produce ese resultado típicamente antijurídico.
Ej., una persona maneja su automóvil a una velocidad no pautada en los reglamentos y en
las leyes de tránsito, porque desea llegar a tiempo a la casa de su novia y por el poco
tiempo que tiene desarrolla una velocidad desenfrenada. Él se representa no como seguro,
no como cierto, pero si como probable un resultado típicamente antijurídico, el
atropellamiento, lesión o muerte de una persona que pueda interponerse en su marcha, no
desea realizar ese resultado que se ha planteado como probable, pero tampoco confía que
su destreza, su pericia o su buena suerte lo impidan. Él dice ocurra lo que ocurra yo continúo
manejando a alta velocidad porque su interés es llegar a tiempo a un determinado lugar y le
queda poco tiempo. Si atropella, lesiona o mata a una persona estamos frente al dolo
eventual.

LA CULPA: Existe Culpa cuando, obrando sin intención, pero por imprudencia, negligencia,
impericia en la profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos, órdenes o
instrucciones, se causa un resultado antijurídico previsible y penalmente castigado por la ley.
De esta definición se desprende que la categoría de los delitos culposos está formada por los

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conceptos de imprudencia, negligencia, impericia en la profesión, arte o industria e
inobservancia de los reglamentos, órdenes o instrucciones.
IMPRUDENCIA: El concepto de imprudencia exige una acción, consiste en obrar sin cautela,
en contradicción con la prudencia, es la culpa por acción (culpa in agenda). Los individuos
están obligados a actuar de acuerdo a las enseñanzas de la experiencia, considerando los
intereses jurídicos de los demás y cumpliendo con su deber, la conducta contraria es
imprudente.
La imprudencia punible está integrada por tres elementos: una acción u omisión voluntaria no
maliciosa, un mal efectivo y concreto y una relación de causa a efecto que ligue de manera
evidente ambos extremos. Ej., el que hace una instalación eléctrica sin tomar las
precauciones necesarias, produciéndose una descarga que origina la muerte de un obrero.
NEGLIGENCIA: La negligencia es una omisión, desatención o descuido, consistente a no
cumplir con aquello a lo que estaba obligado o hacerlo con retardo. Según la jurisprudencia
italiana, es la inobservancia de deberes. Se contrae a hechos cometidos por omisión,
abstención o inacción. Es la culpa por omisión (culpa in omitiendo). Ej., la persona que está
jurídicamente obligada a cortar la corriente en líneas donde se realizan trabajos de
reparación y no lo hace, por lo que, en virtud de esta omisión, muere un obrero
electrocutado que realiza trabajos en esas líneas.
IMPERICIA: En el viejo derecho francés se llama torpeza a la falta de destreza, de habilidad,
de propiedad de hacer una cosa y se dividía en torpeza material y torpeza moral. En esta
última entra la culpa moral de la ignorancia profesional; el agente responde porque ha dejado
de adquirir los conocimientos elementales para el ejercicio de su profesión o arte. La
impericia o torpeza es culpable cuando es grosera y podía evitarla el sujeto tomando ciertas
precauciones. Ej., el albañil que desde el andamio deja caer un ladrillo que mata a un
transeúnte; pero los casos más frecuentes se presentan por falta de capacidad técnica de
constructores, arquitectos, abogados, ingenieros, médicos, farmacéuticos , parteras, etc.
No debe confundirse la impericia con la poca habilidad profesional, porque la ley exige para
un determinado ejercicio profesional ciertas condiciones de estudio, ciertos conocimientos
técnicos y científicos y formalidades probatorias, pero entre las capacidades hay diferencias
de ingenio, de habilidad, de estudio.
De lo expuesto se deduce que la impericia es una forma específica de culpa profesional, la
insuficiente aptitud en el ejercicio de un arte, industria o profesión, la falta de técnica. Los
profesionales pueden incurrir en culpa diversa de incapacidad, si en sus actos hay falta de
prudencia o de cuidado, esto es, por imprudencia o negligencia.
INOBSERVANCIA DE REGLAMENTOS: Este criterio de culpa puede existir sin que existan
los otros. La palabra reglamento se usa en sentido amplio, comprende los decretos, los
reglamentos, las leyes y ordenanzas o disposiciones de la autoridad que tengan por objeto
tomar medidas propias para evitar accidentes o daños para la seguridad pública y para la
sanidad colectiva.
Las leyes obligan a todos los ciudadanos, sin embargo algunas se dictan para determinadas
persona, como las que se contraen para el ejercicio de la medicina, abogacía, farmacia,
odontología, ingeniería, etc. El profesional puede obrar de acuerdo con la ley que reglamenta
el ejercicio respectivo, pero con imprudencia o negligencia. La inobservancia de los
reglamentos, ordenes o instrucciones pueden por si solas constituir delito o falta y castigarse
sin resultado perjudicial; si ocasiona éste, procede la persecución por ambos, habrá concurso
ideal de infracciones.
LA NOCIÓN DE PREVISIBILIDAD: Existe culpa cuando obrando sin intención pero por
imprudencia, negligencia, impericia, etc., se causa un resultado antijurídico previsible. Esto
quiere decir: no es menester que el agente efectivamente haya previsto un resultado
antijurídico para que haya culpa, sino que basta que lo haya podido prever. Es decir que para

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que haya culpa, no se requiere la efectiva previsión del resultado antijurídico, sino que basta
con la previsibilidad (posibilidad de prever) del resultado antijurídico.
Para apreciar la previsibilidad del resultado han de tomarse en cuenta tanto las
circunstancias objetivas, como las subjetivas, que concurren en el hecho. Debe apreciarse”:
a) Las circunstancias objetivas, es decir, si el hecho era previsible conforme a las
experiencias de la vida cotidiana, conforme al modo normal y ordinario de suceder las
cosas. El que lanza piedras al aire debe prever que puede lesionar a alguna persona.
b) Las circunstancias subjetivas, las circunstancias de carácter personal, la capacidad
espiritual del agente, su cultura, su capacidad corporal. Sólo puede imputarse el
resultado dañoso al que con su capacidad corporal o espiritual podía preverlo. El
deber de evitar presupone el poder evitar.
En resumen, para que exista culpa es menester la previsibilidad; no es preciso que la
posibilidad se haya actualizado, que el agente haya previsto efectivamente este resultado
antijurídico, pero si es preciso que este resultado antijurídico sea previsible (posibilidad de
prever).

CLASES DE CULPA:
1.- Culpa grave o lata, leve y levísima. Existe la primea cuando el resultado antijurídico ha
podido ser previsto por cualquier persona (todos pueden preverla); existe la segunda cuando
el resultado antijurídico sólo puede ser previsto por personas de prudencia normal, promedio,
por personas diligentes; existe la tercera cuando el resultado antijurídico sólo puede ser
previsto por personas de excepcional prudencia, por personas extraordinariamente
diligentes.
Esta división arranca del Derecho Romano, corresponde a la realidad y se determina por
mayor o menor previsibilidad, la culpa levísima no se imputa penalmente sino civilmente. Los
autores modernos se apartan de esta división y prefieren dejarle al juez la apreciación de la
culpa, así en el artículo 409 del Código Penal venezolano vigente, referente al homicidio
culposo, se establece que los tribunales de justicia apreciaran el grado de culpabilidad del
agente para aplicar la pena establecida.
2.- Culpa consciente, con representación o con previsión y culpa inconsciente, sin
representación y sin previsión. Es la división más exacta de la culpa, existe la primera
cuando el agente se ha representado el resultado antijurídico previsible, como posible, pero
no como probable; pero confía en que su buena suerte, su pericia o destreza, impedirán la
realización de ese resultado antijurídico. Ej., una persona maneja a alta velocidad y se
representa, prevé como posible pero no como probable, que pueda matar a alguien
(resultado antijurídico previsible) pero continua, no obstante, manejando a alta velocidad,
pues confía en que su buena suerte, su pericia o destreza, pueden impedir que él mate a
alguien, si tal resultado antijurídico previsto como posible, pero no como probable se
actualiza, habrá culpa consciente, con representación o con previsión.
Existe la segunda cuando el agente no se representa siquiera el resultado antijurídico que
pudo y debió prever; en el Ej., anterior la persona va manejando a alta velocidad y ni
siquiera se imagina que pueda matar a una persona y sin embargo mata, habrá culpa
inconsciente sin representación y sin previsión.
3.- Culpa mediata y culpa inmediata: Existe culpa inmediata cuando existe la relación
cierta y directa entre la culpa del individuo y el resultado de ella, como si un empleado de un
tren en marcha deja inadvertidamente la puerta abierta de un vagón de pasajeros y se cae un
niño a la vía; existe la culpa mediata cuando entre la culpa del individuo y su resultado
inmediato y directo, surge un hecho nuevo “indirecto y mediato”, que tiene por consecuencia
un daño. En el mismo Ej., del tren en marcha, si al ver caer el hijo el padre se lanza a
socorrerlo y muere en el intento, más al hijo no le pasa nada.

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Según la mayoría de los autores el empleado negligente no sería responsable por la muerte
del padre, quien se lanzó voluntariamente a salvar al hijo, es decir que se responde por la
culpa “inmediata” no por la culpa “mediata”. En mi opinión considero que se debe responder
por ambas culpas porque si el empleado del tren no deja la puerta abierta no se cae el niño y
en consecuencia tampoco se lanza el padre a socorrer a su hijo.

EL DELITO PRETERINTENCIONAL O DELITO ULTRAINTENCIONAL: Existe delito


preterintencional o ultraintencional, cuando el resultado típicamente antijurídico excede a la
intención delictiva del agente. Cuando el resultado típicamente antijurídico va más allá
(preter, ultra) de la intención que ya era delictiva del agente. Ej., una persona desea golpear
a otro y en efecto lo golpea con la mala suerte para la otra persona que pierde el equilibrio
cae sobre el filo de una acera, se fractura la base del cráneo y muere como. En este caso la
muerte del sujeto pasivo, va más allá de la intención del sujeto activo que únicamente quería
lesionarlo.

ELEMENTOS DEL DELITO PRETERINTENCIONAL O ULTRA INTENCIONAL: Los


elementos de este tipo de delito son:
1.- Es necesario que el agente tenga intención delictiva, tenga la intención de perpetrar un
delito, claro está, un delito de menor gravedad que el que se produjo.
2.- Es necesario que el resultado típicamente antijurídico exceda, vaya más allá de la
intención delictiva del sujeto activo o agente.

EL DELITO CONCAUSAL: Existe delito concausal cuando el resultado típicamente


antijurídico se produce:
1.- Por una causa preexistente desconocida pro el agente. Por Ej., el hemofílico; o
2.- Por una causa sobrevenida distinta a la que originó el hecho. Por Ej., la persona que sufre
una lesión y es trasladado a un hospital donde le curan la lesión, pero se contamina en el
hospital y muere como consecuencia de una infección generalizada.

NATURALEZA JURÍDICA DEL DELITO PRETERINTENCIONAL O ULTRA INTENCIONAL


(RESPONSABILIDAD OBJETIVA)
Ha habido muchas teorías para explicar la naturaleza jurídica del delito preterintencional o
ultra intencional. Vamos a explicar las tres más importantes.
1.- Francisco Carrara sostuvo la existencia de un dolo preterintencional; pero en nuestra
opinión esta posición no se puede admitir porque incluso la expresión dolo preterintencional o
dolo ultraintencional constituye una contradicción en los términos empleados. Hablar de dolo
preterintencional significa hablar de una intención que va más allá de si misma, lo cual
implica una contradicción en los términos.
2.- José Irureta Goyena, penalista uruguayo, sostiene que el delito preterintencional; es una
mixtura, una mezcla de dolo y culpa; por Ej., en el homicidio preterintencional (sostiene
Irureta Goyena) existe culpa en lo que atañe al resultado, o sea la muerte del sujeto pasivo, y
existe dolo en cuanto a la lesión que el agente quería originalmente inferir al sujeto pasivo.
Esta teoría no se puede admitir porque es inaceptable una doble calificación culpabilista para
el mismo delito; el delito será o culposo o doloso o preterintencional, pero no puede ser al
mismo tiempo doloso o culposo.
3.- Sebastián Soler sostiene la posición certera en esta materia acerca de la naturaleza del
delito preterintencional o ultraintencional, quien opina que los delitos preterintencionales o
ultraintencionales son en realidad delitos calificados por el resultado y son simplemente una
reminiscencia, un rezago de la vieja y rechazable teoría de la responsabilidad objetiva, a la
que nos referimos cuando hablamos del concepto antiguo del delito.
A estos delitos también pertenecen los delitos concausales.
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LA NORMALIDAD DEL ACTO VOLITIVO, LA DENOMINADA NO EXIGIBILIDAD DE OTRA
CONDUCTA.
No es suficiente para que una acción sea culpable que haya sido realizada por un sujeto
imputable y que haya actuado con dolo o culpa, sino que se requiere además un proceso
normal de motivación de la voluntad que depende, fundamentalmente, de las circunstancias
en que el sujeto ha actuado. Esto es que el sujeto debe haberse determinado normalmente a
la acción. La culpabilidad no existirá cuando dadas las condiciones del actuar no se puede
“exigir” del sujeto un comportamiento diverso del que efectivamente ha observado.
Junto a la participación psicológica del imputable en la comisión del hecho criminoso, hace
falta además que el proceso psicológico a través del cual el sujeto se determina a la acción
se desarrolle en condiciones de normalidad, esto es, hace falta que el sujeto no se determine
a la acción criminosa bajo la presión de circunstancias extrínsecas.
Esto implica así que el juicio de culpabilidad ha de tomar en cuenta el proceso de formación
del acto volitivo, la normalidad del acto volitivo, la cual no se dará cuando concurran
determinadas causas que implican que al sujeto no se le pueda exigir otra conducta
adecuada a la norma.
La determinación de la normalidad del acto volitivo, la exigibilidad de otra conducta va a
depender, fundamentalmente, de las circunstancias externas en que actúa el sujeto y que se
convierten en causa de resolución voluntaria, pero también depende de la personalidad del
autor. Del análisis de tales elementos, no sólo puede deducirse la inculpabilidad del sujeto
por la anormalidad del acto volitivo en los caso previstos por la ley, sino que también
constituyen criterios que son tomados en cuenta, a fin de determinar el grado de culpabilidad
del sujeto, esto es, la mayor o menor gravedad de la culpabilidad del autor del delito.

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