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La relación entre estado de nutrición y salud resulta un hecho indiscutible; la variedad,

cantidad, calidad, costo; accesibilidad de los alimentos y los patrones de consumo


representan uno de los factores que más afectan la salud del individuo y de las
poblaciones.
Pero a pesar de los avances científicos, los datos mundiales apuntan a que las causas de
mala nutrición en el mundo no han cambiado radicalmente, ya que la pobreza, la
ignorancia, la enfermedad, el inadecuado suministro de alimentos, los ambientes
insalubres, el estrés social y la discriminación, persisten como la gran gama de factores
desencadenantes de los problemas nutricios.

Tomando como base los problemas de mala nutrición presentes tanto en México como en
el mundo, resulta indispensable contar con una serie de herramientas que permitan al
profesional de la Nutricion identificar aquellos sujetos o poblaciones que presenten un
estado de nutrición alterado. Sin embargo, se reconoce que la identificación de las
personas que ya presentan mala nutrición puede resultar relativamente sencilla, el
principal problema es la identificación de aquellas personas que se encuentran en riesgo,
lo cual debería convertirse en condición prioritaria, ya que la prevención debe representar
la principal herramienta.

La evaluación del estado de nutrición ha sido definida por diversos autores, considerando
diferentes elementos de esta; a continuación, mencionamos algunas definiciones:

La Asociación Americana de Diabetes ADA la define como un acercamiento integral para


definir el estado de nutrición utilizando historias médicas, nutricias y de medicamentos;
examen físico; mediciones antropométricas; y datos de laboratorio.

Por su parte la OMS no la define, pero la ubica como la aplicación metodológica cuyo
propósito final es mejorar la salud de los seres humanos.

A pesar de todas las descripciones existentes, el punto crucial en la evaluación del estado
de nutrición es considerar que se requiere de varios elementos para su aplicación:

1. La obtención de datos e información por parte del individuo evaluado.


2. La realización de una serie de pruebas y mediciones.
3. La aplicación sistemática y ordenada de estos.
4. La evaluación e interpretación de los datos, informaciones, mediciones y pruebas
obtenidas.
5. Finalmente, el establecimiento de un diagnóstico sobre el estado de nutrición en que se
encuentra el individuo evaluado.

Para conocer el estado de nutrición del individuo, se establecen cuatro métodos


aplicables: antropométricos, bioquímicos, clínicos y dietéticos, identificados como el ABCD
de la nutrición.
La aplicación del ABCD de la nutrición, permite:

■ Detectar los posibles riesgos de una nutrición incompleta.


■ Determinar la presencia de deficiencias nutricias encubiertas.
■ Identificar aquellos individuos vulnerables en riesgo de desarrollar mala nutrición.
■ Ubicar individuos en peligro de desarrollar enfermedades relacionadas con la nutrición.
■ Localizar fuentes accesibles al individuo para ayudarlo a evitar alteraciones nutricias.
■ Conocer los factores causales de la mala nutrición o del riesgo de desarrollarla.

En las poblaciones:
■ Determinar la magnitud y distribución geográfica de la mala nutrición como problema
sanitario.
■ Descubrir y analizar los factores ecológicos o del medio ambiente que directa e
indirectamente son responsables de las alteraciones nutricias.
■ Proponer medidas correctivas, aplicadas con la participación de la comunidad.
■ Medir el impacto de la aplicación de programas.

En tanto podemos concluir que la intervención del profesional de la salud, en este caso
específicamente del nutriólogo, aportara a tener una mejor gestión de riesgo en el estado
nutricional de los individuos y así como de las poblaciones.
Tema 2

¿Cual es la diferencia entre actividad física y ejercicio?

Empezamos primero definiendo a la AF

La OMS define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los
músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía.
La actividad física hace referencia a todo movimiento, incluso durante el tiempo de ocio,
para desplazarse a determinados lugares y desde ellos, o como parte del trabajo de una
persona.

Algunos ejemplos habituales de actividad física son desplazarnos, aplaudir, hacer las
compras en el super, subir las escaleras, tareas domésticas como barrer, limpiar cristales o
preparar comida. Algunas actividades requieren mayor gasto energético que otras. No es
lo mismo teclear en una oficina que cargar costales en la obra. Aun así, no hay que
confundir ninguna de estas con el ejercicio físico.

Ahora ¿Qué es el ejercicio físico?


El ejercicio físico es un tipo de actividad física planeado y estructurado. Consiste en repetir
determinados movimientos con el objetivo de mejorar o mantener alguno de los
componentes de la aptitud física.
Para conseguir este objetivo, el ejercicio físico tiene que estar bien planificado y tener unas
características concretas: tipo de ejercicio, intensidad a la que se va a practicar, frecuencia
con la que se va a practicar, el tiempo por sesión y la forma en la que se va progresando
con las intensidades y volúmenes.

Ejemplos de ejercicio físico son caminar de una manera planificada, el senderismo,


running, natación, elíptica, ejercicios de fortalecimiento muscular en el gimnasio, etc.

Se ha demostrado que el mantenerse activo de forma regular ayuda a prevenir y controlar


las enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiacas, los accidentes
cerebrovasculares, la diabetes y varios tipos de cáncer. También ayuda a prevenir la HTA, a
mantener una buena masa muscular libre de grasa y puede mejorar la salud mental, la
calidad de vida y el bienestar.

Todas estas descripciones se escuchan interesantes y hasta motivacionales, pero también


hay que desatacar que para poder estar positivamente activos debe haber un balance
energético el cual se caracteriza por la ingestión calórica y el gasto energético.
Enfocarse en uno solo de ellos es dejar la mitad de la ecuación sin resolver. Por lo tanto, es
importante el tipo de alimento ingerido, la cantidad y por supuesto la periodicidad de la
actividad física.

Hablando específicamente del ejercicio, cuando la persona empieza a aplicar el FIT (esto se
refiere a la Frecuencia, Intensidad y Tiempo) se vuelve prioritario el mejorar su
desempeño físico tanto en la preparación como en la competencia, logrando que cada día
de entrenamiento sea el mejor. No obstante, una gran variedad de factores puede influir
para alcanzar este logro, siendo la nutrición uno de los más importantes, ya que una
alimentación adecuada es la piedra angular para la preparación, desarrollo y recuperación
posterior al ejercicio. Por esta razón se considera necesario proponer medidas
nutricionales específicas que favorezcan al deportista para mejorar su desempeño físico y
disminuir los aspectos que causan la fatiga.

Dos puntos importantes que favorecen al deportista


Uno es el consumo de hidratos de carbono. La importancia de incluirlos en la dieta es
porque son una fuente de combustible importante para los músculos activos durante el
ejercicio prolongado vigoroso, y su disponibilidad es la principal limitante en periodos de
ejercicio mayores de 60 min de duración. A su vez, esta disponibilidad es directamente
proporcional a la capacidad de mantener intensidades mayores del 70% del Volumen de
Oxigeno Máximo (VO2MAX) por un periodo prolongado de tiempo. El ejercicio vigoroso
disminuye de forma notable las reservas de glucógeno activando el catabolismo de los
lípidos para la obtención de un porcentaje mayor de energía mediante la oxidación de los
ácidos grasos, tanto del hígado como del tejido adiposo, lo que reduce consecuentemente
la capacidad muscular para generar fuerza o potencia. Esto se debe a la baja velocidad con
la cual los lípidos se oxidan en comparación con los hidratos de carbono, contribuyendo de
forma inminente a la fatiga, aun cuando los músculos dispongan de suficiente oxígeno y
energía ilimitada proveniente del tejido adiposo.

El segundo punto es la deshidratación, es una de las necesidades menos cuidada durante


el entrenamiento ya que en primera instancia implica todo un desafío realizar una correcta
adecuación para mantener un balance hídrico en el deportista, lo cual tiene un gran
impacto en la salud y en el rendimiento deportivo.
La deshidratación se hace más presente cuando la sudoración es bastante profusa durante
los entrenamientos y las oportunidades de consumo de líquidos son limitadas, lo que hace
imposible igualar el consumo de líquidos del deportista y la velocidad de su pérdida
mediante la sudoración.
Entonces la meta es prevenir una deshidratación excesiva >2% y cambios drásticos en el
balance de electrolitos. Cada persona debe monitorear sus cambios en el peso durante las
sesiones de entrenamiento para estimar sus requerimientos de líquidos.

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