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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE ENTRE RÍOS

Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales


Carrera: Lic. en Psicología
Cátedra: Psicopatología II

Trabajo Práctico Unidad I

Bibliografía: Durand, M. y Barlow, D. (2007). Psicopatología. Un enfoque integral de la psicología anormal.


México: Thomson. (Pag. 2-8).

Consignas
1. Responder por escrito a las siguientes consignas:
a. Identifique y describa los indicadores de trastorno psicológico en el Caso Clínico presentado
b. Identifique los elementos que constituyen la descripción clínica en el caso asignado teniendo en
cuenta las diferentes categorías de análisis.

Caso Clínico:
Elsa de 65 años de edad, tuvo un accidente doméstico hace dos meses y se quebró la cadera. Dado que es viuda,
vivía sola y no tiene hijos, actualmente está viviendo en la casa de la hermana porque necesita ayuda y cuidados.
Consultan al psicólogo juntas porque según relatan, Elsa está muy angustiada todo el tiempo, llora mucho, no come y
dice que no la quieren y que se siente muy sola. Manifiesta no poder dormir por las noches, esta con poco apetito y
durante el día se encuentra distraída, le cuesta sostener una conversación, no tiene ganas de nada y nada le interesa.
Dejo de hacer todo lo que antes disfrutaba y solo quiere permanecer en la casa, en compañía de su hermana.
Como cuadro clínico la Depresión hace referencia a una alteración psiquiátrica particular contemplado dentro de los
trastornos del estado de ánimo según lo define el DSM-IV-TR (o trastornos del Humor en el CIE-10)
Según criterios del DSM, los trastornos del estado de ánimo se dividen en: Trastornos depresivos, trastornos bipolares
y dos trastornos que se basan en su etiología: Debido a enfermedad médica y los inducidos por sustancias.
La depresión es un trastorno psiquiátrico con base neurofisiológicas definidas caracterizado por alteración del estado
del ánimo producto del cual hay un cambio en la forma en que la persona se siente con relación a sí misma y al mundo,
habiendo una pérdida de interés y placer en sus actividades habituales.
Es frecuente que predomine un sentimiento de tristeza –que puede estar ausente- acompañado de síntomas tales
como desinterés general, ansiedad, sensación de culpabilidad e incapacidad, inhibición psicomotriz, además de
trastornos funcionales, del sueño y de la conducta alimentaria.
Hay factores psicosociales que favorecen el aumento de la Depresión en los adultos mayores, también llamados
factores predisponentes. Estos son: la distribución de ingresos, el desempleo, el aumento de población mayor de 60
años y una mayor sobrevida de mujeres (viudas o solas) debida a un incremento de la esperanza de vida
(Mujeres21%-Hombres17%)
Otro tipo de factores son los de orden biológico: cambios en el sistema nervioso central debido a la disminución del
número de neuronas y la alteración de neurotransmisores, cambios en el ciclo biológico, con desregulación del ciclo
sueño-vigilia, además de las alteraciones urogenitales, digestivas, endocrinas y del aparato locomotor.
Aparte de los procesos biológicos, y procesos psicosociales que inciden, se destacan líneas relevantes dentro del área
psicoafectiva, como lo son: la vulnerabilidad traducida en cambios corporales y disminución del deseo en todos los
planos, desajustes emocionales producto de un enfrentamiento generacional (según algunos autores) y un replanteo de
la vida que conlleva a un nuevo proyecto de vida, que comienza con circunstancias como la jubilación. Inciden además
otros factores como el cambio de actividades y roles, encargarse del cuidado y educación de los nietos (muchas veces
por exigencia del medio), etc.
Según Mejías y Cols. (2000) en España los estudios estadísticos revelan que la
Depresión mayor presenta una prevalencia próxima al 4% en los hombres y 8% en mujeres, y una tasa de incidencia
del 4 al 8 por 1000/personas-año.
Según Guerra Arteaga (2003), se han encontrado además algunos factores de riesgo como lo son: género femenino,
bajo nivel educativo y económico, el estado civil (ser soltero o divorciado), la existencia de acontecimientos vitales
nuevos que resulten estresantes y carencia de apoyos sociales capaces de amortiguarlos, entre otros.
Un diagnostico precoz disminuye el riesgo, mejora la evolución y la respuesta al tratamiento, resultando en menos
recaídas.

Referencia:
Adaptación de un caso: Silveira, S. (2006) Enfoque Neuropsicológico y Psicopatológico de la Depresión y la Demencia Vascular.
Revista Itinerario. Año 3, N° 6.

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