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HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS MESÍAS Y EL MANDAMIENTO DE AMAR” [Mt. 22:34-46]. VIGÉSIMO SEGUNDO DOM.

DESP. DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E50.

LA LECTURA DE ESTE DÍA, ES DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 22 [34-46… “A”]
[29/X/2023]

“34 Cuando los fariseos se dieron cuenta de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se reunieron y
fueron a ver a Jesús. 35 Uno de ellos, que sabía mucho acerca de la ley de los judíos, quiso ponerle una
trampa y le preguntó: 36 Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más importante de todos? 37-38 Jesús le
respondió: El primer mandamiento, y el más importante, es el que dice así: Ama a tu Dios con todo lo que
piensas y con todo lo que eres. 39 Y el segundo mandamiento en importancia es parecido a ese, y dice así:
Cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo. 40 Toda la enseñanza de la Biblia se basa en
estos dos mandamientos. 41 Mientras los fariseos todavía estaban reunidos, Jesús les preguntó: 42 ¿A qué
familia pertenecerá el Mesías? Ellos respondieron: A la familia del rey David. 43-45 Jesús les dijo: Con la
ayuda del Espíritu Santo, David escribió: Dios le dijo a mi Señor el Mesías: Siéntate a la derecha de mi trono 1
hasta que yo derrote a tus enemigos. A ver, explíquenme: Si el rey David llama Señor al Mesías, ¿cómo
puede el Mesías ser su descendiente? ¡Hasta David lo considera más importante que él mismo! 46 Nadie
pudo responderle a Jesús, y desde ese momento ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.”

ESTA ES LA PALABRA DEL SEÑOR. [Sal. 1; Lev. 19:1-2, 15-18; I Tes. 2:1-8; Mt. 22: 34-46].

“JESÚS MESÍAS Y EL MANDAMIENTO DE AMAR”


1. “Jesús la importancia de los mandamientos…” En una categorización de los mandamientos, la
tradición reformada ha planteado una jerarquía para mejor comprensión y afirma la existencia
de los Mandamientos de Cristo, los Mandamientos de los Apóstoles y los Mandamientos de los
hombres; todos en sus fines son de utilidad a la comunidad de fe para convivir armónicamente
con D, las Escrituras y el prójimo; por su orden, así su importancia e influencia determinante. La
casta religiosa retorna energizada por la revancha y su odio hacia Jesús, organizados preparan
otro feroz ataque, esta vez se presentan con un tema controvertido de la Ley; un asunto donde
no terminaban en ponerse de acuerdo, o sea, sobre la jerarquía de los mandamientos, y
preguntan: ¿Cuál es el más importante? En general, cada uno de los Mandamientos se
consideraban esenciales en igualdad para la vida espiritual y comunitaria, así como para la vida
moral del pueblo y de todos los participantes de la fe; algunos habían planteado la división de
estos en 2 bloques, en los primeros 5, se concentraban los deberes del hombre para con D y los
restantes, los deberes hacia el prójimo. Lo controvertido de esto era que los adversarios
deseaban que Él se inclinara por uno en particular y así enfrentarlo al repudio comunitario y de
sus seguidores y, ya con una causa para la difamación para así darle muerte pública por medio
de la calumnia; la pregunta a pesar de lo sagrada iba envenenada con malas intenciones. El sabio
judío del primer Siglo, EL ANCIANO HILLEL, protagoniza una de las historias más reconocidas
sobre los mandamientos. Se dice que un día se le acercó un hombre, parado sobre un pie, y le
urgía que le ofreciera una enseñanza que abarcara toda la Ley judía, que fuera concisa, fácil de
entender, mientras sostenía su cuerpo en una sola pierna, Hillel respondió: "Lo que es odioso
para ti, no lo hagas a tu prójimo. Esta es la explicación de toda la Ley -o Torá- el resto es
explicación. Ve y apréndelo". El Señor no pierde ocasión en plasmar para siempre el inmortal
mandamiento a sus discípulos y a todo el mundo, lo consigna como el valor humano más
significativo y vigente en todas las edades: EL AMOR A D, Y AL PRÓJIMO. Las elevadas palabras
del Apóstol dicen: “El que no ama no ha conocido a D, porque D es amor” [I Jn. 4:8] se trata de
un mandamiento único que sostiene cualquier otra demanda, dispensador de la compasión, la
ética y moral de cualquier sistema de la religión, a la vez que facilita comprender y poner por
obra nuestros actos en favor de los hombres, expresando así, el propósito redentor de D para
el mundo [Jn. 3:16].
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS MESÍAS Y EL MANDAMIENTO DE AMAR” [Mt. 22:34-46]. VIGÉSIMO SEGUNDO DOM.
DESP. DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E50.

2. “Jesús Mesías y el más grande de los mandamientos…” Las palabras de Jesús son consecuentes
con las enseñanzas primordiales de la Ley; “No será invalidad ni una j, ni una tilde” según su
pronunciamiento, “No vino a desarticular lo esencial de la Ley sino a darle cumplimiento” [Mt.
5:17-18] en otras palabras su Evangelio no vino sino a facilitar las enseñanzas, es el vehículo de
alcance ilimitado para redimir al hombre y cuya extensión permite conocer al D verdadero.
AMAR A D, AMAR AL PRÓJIMO es la consigna y signo más importante de todo el evangelio; la
doctrina apostólica se aferró a este prodigioso mandamiento y afirma determinadamente: que
el amor jamás dejará de existir; que todos los signos caducarán y que, al fin de todo, en la
eternidad, habrá una señal reconocible e inequívoca para los que transitaron por el camino
inconfundible de amar. Pablo afirma que, entre 3 virtudes indestructibles (Fe, Esperanza y
Amor) no hay nada que supere nuestra decisión de AMAR. Como puede interpretarse 2
debidamente, el criterio esencial para dar cumplimiento a los mandamientos, según lo enseñara
Jesús, es AMAR; su enseñanza dice: “Ustedes demostrarán que me aman, si cumplen mis
mandamientos” [Jn. 14:15] o sea, lo que no se hace por amor resulta obligatorio o por deber,
por necesidad y compromiso; amar es la conexión única capaz de soportar, sufrir, creer, tolerar,
esperar pacientemente, llegar al límite de las consecuencias y hasta ofrecer voluntariamente lo
más valioso que poseemos. Es el argumento aceptado universalmente entre los humanos el cual
no requiere comprobaciones, el amor es convincente en sí mismo, el amor no requiere
explicaciones o detalles persuasivos, es sostenible por sí mismo, es el pilar que sostiene
cualquier estructura y la misma fe cristiana. SAN AGUSTÍN, enseñaba en su doctrina: “Se nos
ordena amar a D de corazón para consagrar todos nuestros pensamientos; amar con el alma
para consagrar nuestra vida a Él; amarle con nuestra mente para dedicar la fuerza de nuestra
inteligencia y dedicar nuestro entendimiento a quien nos ha dado todo… Luego, AMAR AL
PRÓJIMO es el lema para nunca obrar mal contra cualquier hombre, ante nosotros están no
solo quien nos trata bien, sino los tullidos, aturdidos, los medios muertos, desamparados, los
pobres, en fin, cualquier ser humano”. Ese llamado es tener vocación hacia la persona humana
y hacia su creación entera.
3. “Jesús: la controversia mesiánica del profeta…” Aunque este segmento puede estar -para
algunos- en autonomía del asunto del amor, quiero pensar que Jesús lo asocia tanto para
destacar su identidad mesiánica con el signo de excelencia del AMOR practicado y socializado
al hombre para testimonio del pueblo. Ahora el Maestro los cuestiona en materia mesiánica, y
cita la lectura reconocida por ellos del profeta cuando dice: “El Señor dijo a mi señor; siéntate
a mi derecha, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies” [Sal. 110:1] vale
aclarar que la interpretación en tradición judía no es la misma que Jesús quiere demostrar; el
silencio y complicidad de quienes se niegan a dar una respuesta, esto dice que, estaban cortos
de admitir la calidad mesiánica de Jesús y su papel redentor. La expresión: “DIJO EL SEÑOR A
MI SEÑOR” lo interpretan como “D- hablando a DAVID o el profeta” pero Jesús por el diálogo
con sus interlocutores se refiere “DAVID o el profeta- hablándole al MESÍAS” este choque de
ideas define la brecha distante entre judaísmo y cristianismo; por un lado, quienes le rechazan
con desprecio y, por otro, quienes aceptan y reconocen a Jesús como Mesías, enviado del cielo,
incluyendo la filiación con el D único. El texto del evangelio, en primer lugar, refiere la
centralidad del Mesías, esto no puede invisibilizarse ya que se admite, al menos en su pregunta
dirigida a los guardianes de la Ley, los Fariseos quienes no reprochan la interrogante. En segundo
lugar, sentarse a la derecha de D es una expresión directamente asociada a Jesús el Cristo en
los escritos del Nuevo Testamento, lo cual destaca un lugar exclusivo que pertenece a la Deidad;
además, aunque aparece como un punto de coincidencia los cristianos reconocemos la verdad
de la descendencia davídica con el Mesianismo y esto -al menos- es un hecho admitido por
ambas tradiciones. El cuadro presenta al Mesías Jesús, es portador de las credenciales
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS MESÍAS Y EL MANDAMIENTO DE AMAR” [Mt. 22:34-46]. VIGÉSIMO SEGUNDO DOM.
DESP. DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E50.

inequívocas del amor, portador de la bandera de paz que vencerá al mundo del dolor, de la
violencia, de la iniquidad de los impíos, su amor sonríe a los niños ensangrentados del mundo y
en especial los de Palestina, su mano amorosa se extiende a los millones de enfermos en
hospitales, en hogares sin atención sanitaria, a los sufrientes, los que son atormentados por el
fuego del sufrimiento; el amor de Jesús Mesías se extiende por medio de sus discípulos
comprometidos con el Evangelio hasta los rincones del mundo quienes promueven
permanentemente el amor que vence al mundo. Este amor, cual distintivo por excelencia es una
consolidación de afecto a D quien mueve la maquinaria de la voluntad en el mundo, gracias a
ello, el mundo no se desborda en maldad y destrucción; y gracias al afecto entre los hombres,
se detiene el mal generalizado. Esto es efecto de cumplimiento en su mandamiento: “Les doy
un nuevo mandamiento: Ámense unos a otros. Ámense de la manera que yo les he 3
demostrado mi amor. Si se aman de verdad, entonces todos sabrán que ustedes son mis
seguidore” [Jn.13: 34-35].

OREMOS: Señor D del universo: Tú has demarcado el excelente camino del amor con tu
mandamiento y el maravilloso ejemplo de tu Hijo Jesús; concédenos la gracias de amarte más
que a nada, así como amar al prójimo como tú lo ordenas; abre los ojos al mundo para te vean
en tus obras magníficas impregnadas de tu amor en tu perfecta creación; por Jesucristo
nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo D, por los siglos de los
siglos. Amén.

Y… QUE EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y MISERICORDIOSO: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO NOS


BENDIGA Y NOS GUARDE… AMÉN.

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