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PARCIAL 2
Texto: Las promesas incumplidas de la inclusión. Capítulo 1
DE LA TIRANIA DE LA NORMALIDAD
A LAS PROMESAS DE FELICIDAD NEOLIBERAL
Vivimos una época en la que se nos ha impuesto el ser felices como exigencia. Los
niños deben demostrar permanentemente a los adultos que son felices, la felicidad de los
niños les hace suponer a los adultos que ellos están realizando bien su tarea, los adultos
no soportar que los niños muestren sufrimiento, porque eso podría ponerlos en cuestión.
El neoliberalismo nos inyecta el miedo a quedar excluidos, a que nuestros hijos queden
afuera de un sistema que tendría que hacer lugar a todos.
La fase neoliberal es el gobierno de las conductas, de las relaciones con los otros; es una
modalidad de tenencia, posesión y destrucción del otro sin miramientos.
Cada padre y cada madre son responsables de conseguir la ley que les asegure que su
hijo “se salvará” aunque sea al costo de discapacitarlo en su subjetividad para poder
capacitarlo en su educación.
El neoliberalismo amenaza con excluir a todos aquellos que no considera aptos para el
sistema. Se acepta la diversidad que pueda transformarse en objeto de consumo (a los
etiquetados se les puede ofrecer un merchandaising terapéutico escolar, incluso, en
algunos países las escuelas reciben subsidios por cada niño diagnosticado), se trata de
una alteridad consumible.
La sociedad del miedo y del odio se promueve mutuamente, sobre todo el odio al
diferente. Los padres tienen pánico de que sus hijos “caigan” del sistema.
El niño como enigma es intolerable: lo queremos transparente, lo queremos normal, lo
queremos feliz y poder mostrarlo en las redes. Estamos en una época de predominio de
las lógicas narcisistas. Lo extraño, lo desconocido, produce miedo.
LAS INFANCIAS Y SUS TIEMPOS
(Kohan, 2009) la infancia es un estado de atención, una forma de sensibilidad, una
manera de experimentar el mundo y de relacionarse con quienes lo habitamos. La
infancia es pregunta, es también una fuerza transformadora. La infancia no
necesariamente corresponde a una edad cronológica.
(Skliar) la infancia no es la niñez, no está determinada por la cronología del tiempo. Es
una experiencia singular entre un modo de cuerpo, un modo de lenguaje y un modo de
tiempo. No siempre puede coincidir con la niñez. Se trata de una relación particular con
un tiempo no cronológico, que se abre al devenir.
Se considera que educar la infancia es trabajar para que alguien deje de ser lo que es
para pasar a ser ese otro que la sociedad quiere que sea, al que le aplica sus ideales “por
su bien”. La infancia y su educación están relacionadas con el tiempo.
La infancia es experiencia, es acontecimiento constituido social y políticamente en cada
tiempo histórico. Se trata de múltiples infancias en función de las oportunidades que se
tengan. La infancia es alteridad radical que impide la repetición de la mismidad. Es
enigma.
Todos los estudiantes deberían seguir idéntico ritmo académico y llegar al mismo
tiempo a los mismos lugares (Terigi, 2010).
Lo distinto produce transformación. Los niños tienen que ser todos iguales, todos
igualmente felices y aprender en idénticos tiempos y modos.
Las sociedades modernas crean la escuela como es espacio molar fundado para cumplir
con ciertos modelos sociales.
LAS PROMESAS INCUMPLIDAS: ARRANCANDO EN JOMTIEN, PASANDO POR
SALAMANCA, LLEGANDO A INCHEON
Se refieren a la inclusión de las personas mas vulnerables y especialmente a aquellas
que necesitan otras estrategias para sostenerse en el sistema educativo y adquirir
conocimientos que les sirvan para sus vidas.
En la Declaración Mundial sobre Educación para Todos. Satisfacción de las necesidades
básicas de aprendizaje, se planteaba con suma preocupación que mas de cien millones
de niños no tenían acceso a la enseñanza primaria y muchos no lograban adquirir los
conocimientos y capacidades esenciales (Jomtien, 1990).
La Declaración planteaba que lo que se requería para cumplir el objetivo de la
educación para todos era contar con una “visión ampliada que vaya más allá de los
recursos actuales, las estructuras, los planes de estudio y los sistemas tradicionales,
tomando como base lo mejor de las practicas en uso”. Esta visión posibilitaría
“universalizar el acceso a la educación y fomentar la equidad” (UNESCO, 1990). Era
preciso aumentar los servicios educativos de calidad y tomar medidas coherentes para
reducir las desigualdades. Las personas con discapacidades como “personas impedidas”
requerían especial atención y que se tomarían medidas particulares para garantizar la
igualdad de acceso a la educación.
En 1994, se reunieron representantes mundiales con el fin de promover la educación
para todos y examinar los cambios políticos necesarios para favorecer el enfoque de la
“educación integradora” que permitiera atender a todos los niños, sobre todo a aquellos
que tuvieran “necesidades educativas especiales” (UNESCO, 1994).
En este documento se señalaba la necesidad de garantizar que la educación de las
personas con discapacidad formara parte integrante del sistema educativo. Los
estudiantes con necesidades educativas especiales debían tener acceso a las escuelas
ordinarias que tendrían que “integrarlos en una pedagogía centrada en el niño, capaz de
satisfacer esas necesidades”. Las escuelas ordinarias con orientación integradora
representan el medio mas eficaz para combatir actitudes discriminatorias. Los gobiernos
debían adoptar como política el principio de educación integrada, apoyar los programas
de enseñanza que facilitaran la educación de los niños con necesidades educativas
especiales y realizar cambios profundos en la formación de los profesores.
Las escuelas deben acoger a todos los niños. Deben acoger a los niños discapacitados,
bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de poblaciones remotas
o nómadas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o culturales y niños de otros grupos o
ozonas desfavorecidos o marginados (UNESCO, 1994).
Las escuelas tendrían que funcionar como comunidades colectivas responsables del
éxito o fracaso de cada alumno, principalmente del de aquellos con necesidades
educativas especiales, todos los profesionales de la educación debían estar preparados
para propiciar los cambios necesarios.
En 2015, salió una nueva declaración “hacia una educación inclusiva, equitativa y de
calidad y aprendizaje a lo largo de la vida para todos”. “una agenda de la educación
única, renovada, que sea integral, ambiciosa y exigente, sin dejar a nadie atrás” y a
garantizar una educación inclusiva equitativa de calidad que promueva oportunidades de
aprendizaje permanente para todos (UNESCO, 2015).
La responsabilidad fundamental para que esto suceda corresponde a los gobiernos, que
deben asignar mas recursos para la educación.
Una de las metas principales para el 2030 seria eliminar la disparidad de genero y
“garantizar el acceso en condiciones de igualdad de las personas mas vulnerables,
incluidas las personas con discapacidad” (UNESCO, 2015).
Los métodos de enseñanza y aprendizaje tendrán que adecuarse a las necesidades de
todos los educandos y ser impartidos por docentes formados que consideren la
perspectiva de género, sean inclusivos y cuenten con los recursos necesarios que
faciliten el aprendizaje.
Para lograr una educación inclusiva será indispensable transformar los sistemas
educativos, tal que puedan responder a la diversidad, lo que es clave para hacer realidad
una educación equitativa.
Muchos niños están expuestos a la violencia en las escuelas. Estos números se
intensifican cuando los niños tienen algún tipo de discapacidad.
La “educación para todos” fue pensada en términos de integración y luego viró a la
inclusión. Al inicio el acento estaba mas puesto en los déficits de los estudiantes y luego
se comenzó a interrogar que era lo que el sistema educativo tenia que modificar.
La mayoría de las escuelas, sobre todo en el ámbito privado, siguen considerando que
pueden “seleccionar” a sus estudiantes.
Es fundamental subrayar que las personas mas vulnerables precisan no solo que el
acceso esté garantizado, sino que existan distintas acciones, planes, y, sobre todo,
profesionales atentos a lo largo de todo el proceso educativo dispuestos a sostenerlos,
alojarlos, acompañarlos todas las veces que sea necesario (Pennac, 2009).
Pensar la inclusión como una forma de construir escuela, mundo, sociedad, en fin,
humanidad.
HABITAR LA INCLUSION
La inclusión es un proceso, una construcción colectiva permanente. Es necesario pensar
la educación como creadora de posibilidades diversas.
LA INCLUSION COMO ACONTECIMIENTO
Se trata de construir una escuela a la que todos accedan, como condición de base, pero
en la que puedan permanecer cumpliendo con los objetivos principales de la misma, que
son aprender en compañía de otros.
DEVENIRES RIZOMATICOS
En el pensamiento arbóreo hay un punto de origen, es una maquina binaria que
encapsula el pensamiento y lo dogmatiza. Funciona en torno a la homogeneidad.
El pensamiento rizomático es una noción botánica vinculada con la estructura de
algunas plantas que crecen horizontalmente. Es una metáfora utilizada para proponer
una producción horizontal y experiencias del conocimiento, alejado de la meritocracia y
el verticalismo.
Es un mapa que construye y es construido continuamente. La conexión es el primer
principio del modelo rizomático. Es propio de ese pensamiento crecer horizontalmente.
El segundo principio es la heterogeneidad.
En la “pedagogía rizomática” los conocimientos se elaboran interpretándose unos a
otros. El aula puede ser una oportunidad para hacer rizoma entre estudiantes, profesores,
padres, comunidad.
El Centro Educativo Isauro Arancibia tiene proyecto rizomático transformador. Brinda
educación a 300 niños, muchos de ellos en situación de calle. En la escuela hay un
centro de integración social, un jardín maternal al que asisten los hijos de las
estudiantes, talleres de artes y oficio y emprendimientos de economía social que son
fuente de trabajo de muchos estudiantes. Esta escuela se construye y reinventa a la
medida de cada sujeto pedagógico que la atraviesa. Es una experiencia colectiva de
educación popular donde los niños y el programa se arma en función de sus
necesidades.
“La escuela no es la calle”, la escuela no se va a meter con lo que ellos hagan fuera de la
misma.
La educación es siempre relacional, crea vínculos y produce subjetividades que se
construyen en esos encuentros y desencuentros. No se trata de lo que el sujeto ES de
antemano, sino de las subjetividades que se producen en esas relaciones,
El deseo del educador promueve el deseo de aprender del otro. Un aprendiz rizomático
se construye en y con las diferencias. Aprender es inventar algo que todavía no existe.
El aula arbórea ahoga, presiona, aplica reglas y normas preestablecidas, estandariza y
homogeniza, lo que reduce las posibilidades de pensar autónomamente.
Hablar de diferencias es hablar de creación, de como somos afectados por las
diferencias. Aprender se relaciona con producir diferencia, se trata de creación de
nuevos sentidos.
INCLUSION: DAR (NOS) TIEMPO
(Derrida, 1989) el pensamiento del don tiene que haber un sujeto con la intención de dar
a otro sujeto. Se subraya la intención de dar, no la de recibir. Alguien se desprende de
algo para que otro lo reciba, sin esperar nada a cambio.
(Ejemplo: niña con discapacidad auditiva de primer grado, acompañada de su maestra
de lenguaje de señas. Su compañera lanzo un pedido para estudiar como ella, todos se
enriquecieron de esa experiencia)
Educar es una forma de dar (el) tiempo, es la construcción de un vinculo atravesado por
la potencia de la experiencia. Don y deseo están unidos.
Dar la palabra para que cada uno tenga tiempo de expresarse. El tiempo del don no se
puede cronometrar, es tiempo subjetivo.
El don tiene y el acontecimiento tienen que ser imprevisibles, porque si fueran
programados, no podrían ser vividos como acontecimientos (Derrida, 1995). La
educación es un viaje del que se vuelve (trans)formado (Larrosa, 1996).
El don es una puesta que no tiene pago.
El juego marca, trabaja, hace manifiesta la unidad de las tres dimensiones del tiempo y
agrega una cuarta dimensión, el dar. No hay don sin vinculo.
El don da (el) tiempo. Allí donde hay don, hay tiempo.
CONVERSACIONES ACERCA DE LA INCLUSION:
DIALOGOS ACERCA DE LA OTREDAD
Un reparto de lo sensible fija un común repartido y partes exclusivas. Un reparto de
espacios, tiempos y formas de actividad que determina la manera misma en que un
común se ofrece a la participación y donde unos y otros tienen parte en ese reparto
(Ranciére, 2009).
Se trata de “crear lo común poniendo en común lo que no era común”, armar un común
político, que siempre es poner en común lo que antes era no-común (Ranciére, 2011).
(Ranciére, 1998) refieren al orden policial como el que define lo que cada quien puede
ser, decir y hacer, el que otorga una identidad y un lugar a cada uno y delimita que es la
normalidad y quienes quedarían incluidos y excluidos de ella.
El orden policial-pedagógico promueve la desigualdad. Los maestros explicadores, les
hacen creer a sus estudiantes que siempre necesitan alguien que les explique para poder
entender, les enseñan acerca de su propia incapacidad (Ranciére, 2003).
“conversar” es algo que hacemos en reunión, para lo cual es necesario un verdadero
encuentro que produzca cambios en todos los participantes de dicha conversación.
(Nietzsche, 2000) propone un educador que sea tranquilo y lea sin prisa.
El acto educativo/inclusivo puede ejercer su poder sobre el otro, disciplinar. O puede ser
un acto emancipatorio en tanto ayude al otro a construir sus propios saberes, respetando
sus modalidades.
Los perseguidores de la igualdad (o de la inclusión) padecen una rara pasión primitiva:
la desigualdad (o la exclusión).
La igualdad o la inclusión es preciso que estén como condición de base, una condición
para que la vida en las escuelas sea posible. Esto significa estar en permanente
cuestionamiento.
Educar es tener con quien conversar. Para esto, el otro tiene que ser un igual, otro al que
le supongo inteligencia y saberes, no un desigual al que tengo que igualar, sino un sujeto
con el que necesitamos construir los puentes para el encuentro.
Se trata de un “giro afectivo” como un antídoto contra la crueldad. Escuchar, mirar,
empatizar.
La inclusión es un trayecto que se construye en ese devenir y que involucra a todos los
actores: estados, políticas, institución, directivos, docentes, padres, niños, profesionales
de la salud, la educación y las ciencias sociales.
Hoy necesitamos construir las condiciones de educabilidad y no continuar suponiendo
que los niños que nos llegan a las escuelas vienen con esas bases armadas. Enseñar
también implica tener que generar las condiciones para hacerlo (Huergo y Martínez).
La escuela puede ser una oportunidad para construir otros destinos posibles (Kaplan,
2006). Es necesario tejer tramas de confianza. Sin ella, no hay entrega posible, los
procesos enseñanzas-aprendizajes no se instalan, porque para aprender tengo que
confiar en la guía del otro.
Pensar en compañía la situación educativa. Revisar las mutaciones que se producen,
promover experiencias transformadoras.
Capítulo 2
La inclusión educativa paso a ser en estos tiempos una forma de adjetivar a la escuela,
dándole un valor que parece no poseer en sí misma.
La escuela es inclusiva porque es escuela. Incluye a los que se acercan a tomarla,
habitarla y busca a los que por diversos motivos no llegan a ella.
“parasito epistemológico” hace referencia a la teorización sobre la inclusión educativa.
Se trata de un campo que no posee aun una estructura de conocimiento clara. Señala que
su ubicación se encuentra “en la educación o en lo inclusivo” (Ocampo González,
2018).
Es necesario intentar construir el objeto, una educación para estos tiempos que tenga
como propósito proteger, acompañar, educar y cuidar desde una perspectiva de
derechos, reinventando una escuela en movimiento. Un movimiento que nos lleve a
pensar como entendemos la educación y no la inclusión, proponiendo la creación de
espacios habitables, alojadores de los niños.
Entender la educación inclusiva propiciando la posibilidad de conceptualizar
nuevamente las practicas, los saberes, las intervenciones. Un saber que se permita
producir desarreglos, ajustes, modificaciones, que pueda cambiar los paradigmas
existentes cuando intentamos enunciar que se entiende cuando hablamos de educación.
Una invitación para que las cosas sucedan de otra manera.
A medida que se van produciendo estos cambios, las relaciones en juego tambien se van
modificando.
(Ocampo González, 2018) poder pensar en términos de creación de una nueva realidad
relacional, una espacialidad otra, jamás como sistema agregativo. Su conexión se
establece mediante la alteración de la gramática escolar, social, política y económica.
Espacios móviles, disponibles, que invitan a que nuevas formas de habitarlos sean
posibles.
(Ocampo González) “habrá que concebir la inclusión como una praxis social alterativa
mas que alternativa”. Alterativa, productora de cambios genuinos, de nuevas respuestas
a los problemas. Encontrar otras estrategias. Animarse a inventar nuevos caminos.
Hay algunos cambios en el paisaje áulico. Se observan mas docentes, los actores nuevos
de la educación, los integradores, los acompañantes personales no docentes (APND).
Integrantes nuevos de la escuela, a veces son parte de la organización y otras no. Este
personal, trabajan conjuntamente en el acompañamiento y planificación de las
actividades de los alumnos.
HABITAR LAS ESCUELAS
Habitar la escuela es pertenecer, ser parte. Habitar un territorio es reconocerlo, vivirlo,
marcarlo. Habitar es ir dejando marcas, huellas al andar.
Habitar un espacio es convivirlo, construirlo, entenderlo, comprenderlo.
En ocasiones, saliendo solo por no poder quedarse, porque el tiempo externo no
coincide con el propio. Y se sale, pero teniendo la intención de volver. Se sale solo o en
compañía.
Es emprender un camino donde el “mundo está a disposición de todos”. Sin apuro, sin
rotulo ni prejuicios.
Lo que esta disponible para ser habitado. Como los chicos en las aulas, estando como
pueden. A veces, parece que se alejan, que no están: se van, se distraen, no atienden.
Pero si el otro esta disponible y se ofrece, puede ser parte de ese co-estar.
Habitar un espacio escolar con decisión y elección, con posibilidad.
Habitar la escuela es entender que dice, como hablan sus prácticas. Comprender la
existencia de cada niño que forma parte de eso que está hablando, el forma parte de este
todo que habita y que los habita. Normas, practicas, espacios, condiciones de
permanencia confluyen en ese habitar, o, en ocasiones, deshabitar.
TOBY NO ENTENDIA LA FORMA DE ESTAR EN LA NUEVA ESCUELA
(Ejemplo: Toby, ocho años, niño tranquilo buscador de respuestas a las dudas. Le
resultaba difícil responder al ritmo de los compañeros. Le decían que haga solo, él decía
que no podía. Podía hacerlo solo, pero no se había anoticiado de su potencial. Creía que
el otro actuaria como posibilitador para que sus aprendizajes se construyan, “solo no”
decía. El trayecto escolar no es un trayecto en soledad. Es un camino en el que los que
estuvimos involucrados vamos dejando marcas. Toby se alfabetizó. Aprendía a sus
tiempos, que no resultaron ser lentos al decir de la escuela. Llegó a cuarto grado, logro
producir cambios y progresos en su aprendizaje. Las maestras le ofertaban tiempo a
solas con él. Se mudó. La nueva escuela notifico a los padres para recibir
acompañamiento de un maestro integrador. Toby llegó angustiado, eran otras formas de
habitar la escuela, los recorridos eran otros. Los acompañamientos no estaban
garantizados. Se había perdido un habitar en confianza, se interrumpió el proceso.
Parecía llegar a la escuela nueva sin historia).
Era necesario volver a la historia del niño, encontrar sentidos que nos ayudaran a
entender ese presente escolar para poder acompañarlo.
Cuando aparece un niño que no es el esperado, que no encaja en ese dispositivo previsto
por anticipado para que los aprendizajes en tiempo y forma se constituyan, en ocasiones
se va perdiendo la capacidad de espera, un tiempo necesario para que comience a
habitarse un nuevo espacio.
El pasado no es solo lo que ya pasó. El pasado se reactiva en el presente, adjetiva lo
actual en la trayectoria del niño. En la conjunción de esos tiempos, en las escuelas, se va
configurando este sujeto de la educación al que intentamos cuidar.
TRAYECTORIAS INTERRUMPIDAS, EXCLUSION EN MARCHA
(Ejemplo: Micaela, 15 años, embarazada sin control prenatal, decide hablarlo con la
profesora de lengua. Decide seguir el embarazo. Sus compañeras la incentivan, la
apoyan y la cuidan. La escuela es el lugar de mayor referencia y contención para ella.
Por indicación de la docente, Mica le solicita que le de un certificado de licencia por
maternidad patológica. La joven se queda aislada en su casa. Cursa un embarazo normal
y la situación se presenta como si fuera de riesgo).
Este relato describe trayectorias escolares interrumpidas, con jóvenes desamparadas. En
hechos como este, la escuela y el sistema de salud se desentienden.
Tanto la escuela como los profesionales de la salud en muchas oportunidades toman
decisiones cómodas o acomodadas que invisibilizan a las Micaelas, negándoles su
oportunidad de amparo dentro de un sistema que las cobije.
Entre las adolescentes que son madres o están cursando su primer embarazo, cuatro de
cada diez se encontraban asistiendo a la escuela. Mientras que las adolescentes sin hijos
ni embarazadas, nueve de cada diez asistían a la escuela.
El 58,1% de las adolescentes embarazadas o madres no estaban integradas al sistema
educativo durante el relevamiento.
EL ESTADO COMO GARANTE
Las instituciones educativas son expresión de una sociedad y de un tiempo.
Algunas instituciones producen marcas maravillosas de acompañamiento, en cambio,
otras dejan huellas imborrables, estigmatizantes de fracaso asegurado.
Cada institución promueve miradas, condiciones de evaluación, manifiesta un estilo de
ser y estar en ella.
(Lewkowicz, 2004) toma la idea de un estado-nación como garante, que va a asegurar la
operatividad de instituciones disciplinarias como la escuela.
La escuela tiene la necesidad de ser parte de un sistema más amplio, cada institución no
puede permanecer solitaria.
Se constituyó esta organización recibiendo niños vestidos con guardapolvo blanco, a la
escuela se le solicitaba borrar las diferencias entre sus alumnos.
(Volnovich, 2011) la escuela debía cumplir ese proyecto homogeneizador de los niños.
La ley es clara, la escuela es para todos. Las practicas sostenidas son la idea de lo igual,
lo esperado o esperable.
Es preciso dejar en claro que no podemos adjudicar la solución solo a docentes y
directores. Se requiere una política pública que vaya más allá del enunciado de las leyes
y se sitúe más aca del cortoplacismo político.
Las escuelas que siguen sosteniendo intervenciones fallidas, repetitivas, están
condenadas al fracaso y condenan al mismo a los niños que en ellas transcurren sus
trayectorias.
Esa idea de exclusión se pone de manifiesto dentro de la escuela o fuera de ella.
“Integración educativa”, “inclusión educativa”. Niños que asisten a clases dos horas por
día y deben retirarse de la escuela si la maestra no asiste. Ellos son reevaluados
anualmente para garantizar permanencia, deben sacar certificados de discapacidad para
que se puedan costear los gastos de los actores externos que la escuela solicita. Sin
mencionar el porcentaje de niños derivados al sistema de salud por reiterados fracasos
escolares o repitencias, aunque muchas veces el origen de estas problemáticas son
necesidades básicas insatisfechas, niños violentados, con derechos totalmente
vulnerados.
El Estado como garante no debería reducirse a un relato de buenas intenciones. Se trata
de una necesidad. En algunas zonas poblacionales es ya una urgencia.
El lugar tiene que estar garantizado. Es condición de pertenencia, entre todos los que
habitamos la comunidad pedagógica, los profesionales acompañantes iremos buscando
cual es el espacio mas adecuado para cada niño, las mejores maneras de acompañar sus
trayectorias escolares, desde un ámbito escolar propiciador de aprendizajes y rico en
experiencias. Es preciso acompañar a todos y a cada uno.
El objeto de trabajo de un equipo no es uno, ni fijo, ni inmovible, se amplía desde el
habitual “problema del alumno a un particular entramado subjetivo e institucional que
constituye muchos posibles objetos de trabajo. Por ese motivo, las unidades de análisis a
construir trascienden al “sujeto problema”. El desafío es el de dar lugar y visibilidad a
una trama de relaciones, espacios, tiempos, instancias institucionales, figuras y
dispositivos puestos en juego a la hora de sostener trayectorias.
Es priorizar el “entre todos” y “el cada uno” para ir comprendiendo lo que va
sucediendo en ese entramado escolar conformado por todos los actores involucrados.
La educación es una apuesta que requiere tiempo, espacio, compromiso. Es un proceso
que se recorre. Estos procesos se traducen en las formas de producir itinerarios
escolares, como cambios propios de cada niño, grupo, generación.
Estas construcciones que se dan muestran cuales son las condiciones de cada
institución. Un espacio de cultura plural, donde conviven lo común con lo diverso.
Asi se atienden las necesidades particulares, sin formatos agregativos diferenciados que
planteen la existencia de dos tipos de alumnos: los “comunes” y los “integrados”.
Entender la dimensión de la inclusión es proponer que las trayectorias sean
acompañadas visibilizando lo individual en una cercanía que me concierne y me
interpela en mi práctica.
La idea es ver, escuchar, entender las diferencias para saber como acercarnos mejor. La
idea no es sacar lo diferente ni tampoco dejarlo adentro y ponerlo al costado.
Serán estas las paradojas de la inclusión, entendiendo por paradoja lo contrario a la
opinión común. Una idea extraña, opuesta a lo que se considera verdadero en la opinión
general.