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ETICA PROFESIONAL
UNIDAD I
“DESARROLLO MORAL”
INTRODUCCIÓN
NIVEL PRECONVENCIONAL.
Este nivel del desarrollo moral se caracteriza por la presencia en el individuo de un
razonamiento infantil y egocéntrico, donde este sujeto no ha llegado aún a entender y
mantener las normas sociales convencionales.
Si estas últimas normas son respetadas es simplemente para evitar el castigo de una
autoridad; es decir, lo percibido como “malo” es aquello por lo cual se castiga al sujeto,
y aquello percibido como “bueno” es todo aquello que le genera algún tipo de
recompensa, es decir, es posible percibir una justicia de tipo retributiva.
La influencia de Piaget es evidente en este nivel, pues, en primer lugar, el suizo
sostenía que hasta los 6 o 7 años los niños consideraban como justo aquello que era
ordenado por el adulto, lo que los hacía tender hacia la obediencia y hacia el interés
individualista como factor esencial en las decisiones morales.
Más importante aún, el niño en este nivel no es capaz de justificar la norma, siendo esta
dictada desde fuera del sujeto, y por ello resulta heterónoma.
El primer estadio es denominado Orientación de obediencia por castigo, producto de lo
ya mencionado, es decir, que en eludir el castigo que un niño puede recibir de su padre
o el que un empleado puede recibir de su jefe, como sería un despido por ejemplo se
encuentra el móvil de la obediencia a la autoridad, siendo las consecuencias las
determinantes de la bondad o maldad de la acción, y teniendo en el célebre
Experimento de Milgram una de sus principales contrastaciones empíricas.
A continuación, se grafica la naturaleza de tal experimento, basada en la reseña que
Canto y Estramiana (2015) realizan:
El 7 de agosto de 1961, el psicólogo estadounidense Stanley Milgram, (1933-1984)
comenzó con el polémico experimento que llevaría su apellido, el Experimento de
Milgram sobre la obediencia a la autoridad, una de las investigaciones más influyentes
en la historia de la psicología social.
NIVEL CONVENCIONAL.
En este nivel, el razonamiento ya no sólo abarca la perspectiva individual del propio
interés, sino, además, el deseo de ser considerado bueno por las personas que
conforman el grupo de referencia y someterse a las reglas, expectativas y convenciones
de la sociedad.
Podemos avizorar una suerte de consciencia por parte de los individuos hacia los
sentimientos y expectativas que poseen los demás, consciencia que brota de la
adquisición de nuevas competencias cognitivas y lógicas.
Es posible, además, anticipar las reacciones que tendrán los demás ante determinada
acción o situación y así planificar la propia acción en conformidad con esa presunta
respuesta.
NIVEL POSCONVENCIONAL.
El último de los niveles del desarrollo moral, también llamado Autónomo o de Principios,
ha sido el que mayores cuestionamientos ha traído para Lawrence Kohlberg más
adelante se repasan algunas de esas críticas.
El precepto inicial es de por sí polémico: se sostiene que, salvo contadas excepciones,
son escasas las personas que alcanzan este nivel, el más alto nivel del desarrollo
moral, caracterizado por ir más allá de los intereses individuales o grupales del
individuo para incluir el universo de intereses comunes a la humanidad.
En este nivel particular, los argumentos para dar cuenta de lo justo o injusto se elaboran
con base en principios universales autónomamente asumidos.
CRISTIAN BASCUÑÁN BÁEZ
I N G E N I E R Í A E N R E C U R S O S H U M A N O S 9 | 18
Esa autonomía potencia la autorregulación de las conductas morales y el hacerse cargo
de las propias decisiones, sin necesidad de coacción externa, e incluso, en ciertos
casos, pudiendo respaldar una decisión que pueda ir en contra de sus intereses
individuales o grupales, una suerte de sacrificio en torno a un fin último.
El quinto estadio el primero que conforma este nivel- manifiesta una Orientación de
derechos humanos y contrato social, lo que implica que la acción correcta tiende a ser
definida en términos de los derechos generales de los individuos.
Cuando nos referimos a derechos humanos, sabemos que estos son concebidos como
inherentes a todo ser humano por el hecho mismo de serlo, indistintamente la cultura,
sexo, religión u otra característica particular.
La Organización de las Naciones Unidas define estos derechos, no solo como
universales, inalienables e indivisibles, sino que los posiciona como derechos morales,
lo que fundamenta su cumplimiento y reconocimiento legal.
El último de los estadios hace mención a la Orientación de principios éticos universales.
En este caso, lo correcto es decidido por la conciencia de cada persona en acuerdo con
principios éticos; no son normas, sino principios universales de justicia, reciprocidad y
derechos humanos, así como de respeto por la dignidad de los seres humanos como
personas individuales.
NIVEL DEL DESARROLLO MORAL ESTADIOS
SISTEMAS SOCIALES Y
CONCIENCIA
Uno de los elementos más relevantes de todos aquellos vinculados al desarrollo moral
es precisamente la identidad de los individuos.
Entendida como la organización particular de todas aquellas especificidades que nos
hacen diferentes a cualquier otra persona, la identidad supone diversos
cuestionamientos reflexivos del sujeto: ¿Quién soy?, ¿a qué aspiro?, ¿Hasta qué
punto me determina lo que me han inculcado o enseñado?, etc.
Es además una construcción en la que interviene otros elementos cuanto o más
determinantes, y que podemos agrupar en tres grandes conjuntos:
1. Referentes culturales de carácter general (Por ejemplo, la nacionalidad y lo que
esto implica)
2. Procesos educativos y de socialización. (género, apellido, origen, actividad, etc)
3. Interpretación individual y relativamente autónoma de la persona.
NIVEL PRECONVENCIONAL.
Este nivel del desarrollo moral se caracteriza por la presencia en el individuo de un
razonamiento infantil y egocéntrico, donde este sujeto no ha llegado aún a entender y
mantener las normas sociales convencionales.
El primer estadio es denominado Orientación de obediencia por castigo, producto de
lo ya mencionado, es decir, que en eludir el castigo –que un niño puede recibir de su
padre o el que un empleado puede recibir de su jefe, como sería un despido, por
ejemplo- se encuentra el móvil de la obediencia a la autoridad, siendo las
consecuencias las determinantes de la bondad o maldad de la acción, y teniendo en el
célebre Experimento de Milgram una de sus principales contrastaciones empíricas
El segundo estadio de este nivel preconvencional representa la Orientación
Relativista- Instrumental. La principal característica de este estadio es la idea de que la
acción correcta es aquella que satisface las propias necesidades y ocasionalmente las
necesidades de los otros, lo que no solo otorga a las relaciones humanas un carácter
mercantilista, sino que posiciona a la reciprocidad como un asunto de “me das y te
doy”, y no de lealtad, gratitud o justicia.
NIVEL POSCONVENCIONAL.
El último de los niveles del desarrollo moral, también llamado Autónomo o de Principios,
se sostiene que, salvo contadas excepciones, son escasas las personas que alcanzan
este nivel, el más alto nivel del desarrollo moral, caracterizado por ir más allá de los
intereses individuales o grupales del individuo para incluir el universo de intereses
comunes a la humanidad.
En este nivel particular, los argumentos para dar cuenta de lo justo o injusto se elaboran
con base en principios universales autónomamente asumidos.
Esa autonomía potencia la autorregulación de las conductas morales y el hacerse cargo
de las propias decisiones, sin necesidad de coacción externa, e incluso, en ciertos
casos, pudiendo respaldar una decisión que pueda ir en contra de sus intereses
individuales o grupales, una suerte de sacrificio en torno a un fin último.
El quinto estadio el primero que conforma este nivel- manifiesta una Orientación de
derechos humanos y contrato social, lo que implica que la acción correcta tiende a ser
definida en términos de los derechos generales de los individuos.
La Organización de las Naciones Unidas define estos derechos, no solo como
universales, inalienables e indivisibles, sino que los posiciona como derechos morales,
lo que fundamenta su cumplimiento y reconocimiento legal.