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PROFESORA: LIZONDO MAYRA

ALUMNOS:
BELMONTE GUADALUPE HERRERA
MILAGROS VICTORIA SERRATO
MILAGROS DEL VALLE MAZARELLA SHAILA
NATASHA ORTIZ EMILSE CANDELA
ROMERO
PSICOLOGIA FLORENCIA
EVOLUTIVAMAGDALENA
SOSA ARIADNA ROCIO DEL MAR
SILCANO TOMAS AGUSTIN
2° año
EL NIÑO EN SU PRIMER AÑO DE VIDA
INICIO
Introducción.......................................................................................................................................1
EL OBJETO DE LA LIBIDO....................................................................................................................2
1) El estadio preobjetál..................................................................................................................2
2 el estadio del objeto precursor:..................................................................................................3
3. El objeto precursor en la percepción:.........................................................................................4
4. El papel de los afectos de las relaciones entre madre e hijo......................................................5
5. Alcance teórico del establecimiento del objeto precursor.........................................................5
PLASTICIDAD DEL PSIQUISMO INFANTIL...........................................................................................6
• Impotencia del recién nacido......................................................................................................7
• El primer año, periodo de transformación..................................................................................7
• El primer “organizador” y las consecuencias de su establecimiento...........................................7
• La ausencia del “yo”....................................................................................................................8
LAS FUERZAS FORMATIVAS EN LA RELACION MADRE E HIJO...........................................................8
1. La comunicación en la pareja madre-hijo...................................................................................9
2. El papel de la percepción..........................................................................................................10
3 los afectos, la percepción y la comunicación.............................................................................11
EL ASPECTO DE DESAGRADO LA ANGUSTIA DE LOS 8 MESES.........................................................11
MISION Y EVALUCIAON DE LOS INSTINTOS..................................................................................14
CONSECUENCIAS DEL ESTABLECIMIENTODEL SEGUNDO ORGANIZADOR EN EL DESARROLLO DEL
NIÑO................................................................................................................................................16
EL COMIENZO DE LA COMUNICACIÓN SEMANTICA Y SU ORIGEN..................................................17
INTRODUCCIÓN

Desde la aparición de la psicología del yo, el objeto libidinal ha centrado el interés


de la investigación psicoanalítica. Freud introdujo en 1905 el concepto de la
selección del objeto en 3 ensayos sobre la sexualidad. Es el único lugar de su
obra que se ocupa de las relaciones mutuas entre madre e hijo, entre objeto y
sujeto. En adelante, tratara del objeto libidinal desde el punto de vista del sujeto.
Habla de la selección objetar, del descubrimiento del objeto, pero no de las
relaciones objétales.
Basándonos en observaciones inmediatas y
experiencias con el lactante, expondremos
de qué forma concebimos la iniciación, las
fases, el desarrollo, los aspectos dinámicos y
anomalías de las relaciones objétales.
Descartaremos su importancia para la
conservación de la vida y para el desarrollo
psíquico y físico.
La conservación de la vida y la realización de los mecanismos que la harán
posible ocupan la mayor parte del primer año del lactante. Freud ha subrayado la
incapacidad de este para mantenerse vivo por sus propios medios. Se mantiene la
merced, a la protección y cuidados de su familia. A medida que desarrolla sus
propios medios en el transcurso del primer año, va independizándose. Este
desarrollo se produce forzosamente, en el sector físico del recién nacido, y en el
psicológico. De este último trataremos aquí; el progreso y el desarrollo psicológico
están esencialmente basados en el establecimiento de las relaciones objétales y
sociales.
Según el concepto de Freud el pensamiento no existe al momento de nacer.
Tampoco están presentes de forma alguna la sensación, la percepción ni la
volición. Al nacer el niño se halla en un estado no diferenciado. Todas sus
funciones se diferencias más adelante por un proceso en la maduración, en el
desarrollo. No se admite la presencia de un yo al nacer.
Por ello no es posible aplicar en la primera infancia cierto número de teorema
analítico. El complejo de Edipo por ejemplo o el súper-yo, que no se plantean
siquiera. Tampoco existe el simbolismo ni ninguna interpretación simbólica.
Los símbolos están unidos a la adquisición del lenguaje que no se alcanza durante
el primer año, los mecanismos de defensa tampoco, existen aún. Durante el
primer año solo podemos entrever atisbos de algunos de estos mecanismos en
forma más fisiológica que psicológica. Son prototipos fisiológicos sobre los cuales
el psiquismo creo a partir de ello un edificio muy distinto.
A continuación, nombraremos los principios y teoremas que podemos aplicar
durante el primer año:
1. Los dos principios fundamentales del funcionamiento psíquico establecidos
por Freud:
A. El principio del placer
B. El principio de la realidad
2. La división de la psiquis en consiente e inconsciente en el sentido
descriptivo.
3. El punto de vista tópico, la división de la psique en sistema ICS, PCS y CS.
4. El punto de vista de las instancias o concepto estructural: la división de la
psiquis en si-mismo, yo y súper-yo.
5. El punto de vista metapsicológico, dividido en tópico dinámico y económico.
6. El punto de vista dinámico comprende la división de la energía física la
libido y en agresión, comprende también el concepto de la carga de energía
psíquica.
7. El concepto de los estados libidinosos.
8. El concepto de la zona erógena.
9. El postulado de Freud sobre el papel de la serie complementaria en la
etiología de la neurosis también se aplica en los fenómenos de la psicología
humana. Fenómeno el cual está basado en la interacción mutua entre un
factor congénito y un factor ambiente.
10. El punto de vista genético, establece que todo fenómeno psíquico está
sujeto a las leyes de la causalidad y que la sucesión de esas causas deben
ser remontadas hasta su origen.

EL OBJETO DE LA LIBIDO

El concepto de relaciones objétales implica un sujeto y un objeto. El sujeto sería el


recién nacido, incapaz de ninguna acción psíquica. No hay relaciones objétales ni
objeto. Ambos irán apareciendo en el transcurso del primer año hacia el final del
cual tendrá lugar el establecimiento del objeto definitivo de la libido.
En este desarrollo hay tres estadios.
1- Estadio preobjetál
2- Estadio del objeto precursor
3- Estadio del objeto propiamente dicho
Definición de Freud
"Objeto del instinto: instinto puede alcanzar su satisfacción y se
halla subordinado a él a consecuencia de su adecuación al logro de la
satisfacción."
• Puede ser una parte cualquiera de su cuerpo y es susceptible de ser sustituido.
• El objeto de la libido puede variar en el transcurso de la existencia.
1) El estadio preobjetál
El estadio preobjetál coincide más o menos con el estadio de NARCISISMO
PRIMARIO, descripto con el termino INDIFERENCIACIÓN que designa un estado
de organización primitiva en el recién nacido, incapaz de diferenciar un objeto de
otro. Durante este estadio el lactante no se diferencia a sí mismo de lo que lo
rodea.
•El mundo exterior está excluido de la percepción del recién nacido por un umbral.
Durante este periodo se puede afirmar que no existe el mundo exterior para el
recién nacido. Las respuestas que el niño manifiesta tienen lugar en función de la
percepción de necesidades que le son comunicadas en función sistema.
• Pueden observarse respuestas de desagrado desde el nacimiento.
Freud se refiere expresamente al traumatismo del nacimiento como prototipo
fisiológico para el fenómeno psicológico de la angustia que aparecerá mucho más
tarde.
En el ser normal el traumatismo del nacimiento, es un estado en extremo
transitorio.
Es un estado de excitación donde parece haber un matriz de desagrado.
El estado contrario no es de placer, sino de sosiego.
El niño en esta época primitiva, es incapaz de distinguir objeto alguno, es decir
todas las cosas que le rodean. Las respuestas del recién nacido son del tipo de
reflejo condicionado, a lo que solemos llamar reflejo condicionado.
Hacia el octavo día, el niño responde a señales. Estas son las de la sensibilidad
profunda, son sensaciones de equilibrio.
Hacia el final del segundo mes de su vida, el lactante solo reconoce la señal del
alimento cuando tiene hambre.
Hacia el final del segundo mes, el lactante percibe visualmente la aproximación del
ser humano.
Dos o tres semanas más tarde se produce un progreso: cuando perciba un rostro
humano, el niño lo seguirá en todos sus movimientos con una atención
concentrada.
Giselle opina que la razón de este fenómeno estriba en el hecho de que el rostro
humano se presenta al niño en cada situación de
alivio de necesidad y de alivio de desagrado o de logro de satisfacción.
Es el costo en sí el estímulo visual que el niño verá con más frecuencia durante
los primeros meses de su vida. Será el primero
que se establezca como señal en la memoria de niño a lo largo de las primeras
seis semanas.

2 el estadio del objeto precursor:


• En el 3er mes: la maduración somática y el desarrollo psíquico permiten efectuar
la activación de sus medios físicos al servicio de sus experiencias en forma de
respuestas psíquicas, contestará con una sonrisa al rostro del adulto siempre que
este se muestre de frente.
Es la primera manifestación activa dirigida e intencionada.
En la mamografía "The smiling response (la respuesta de la sonrisa) se llegó a la
conclusión que lo que el niño percibe no es un compañero, ni
una persona ni un objeto, sino una señal. Esta señal es un rostro humano, no es
todo el rostro humano lo que constituye la señal, sino una Gestalt privilegiada, que
consiste en el conjunto: frente, ojos y nariz, todo en movimiento. La respuesta no
se limita a un individuo, cualquiera puede provocarla si posee las condiciones
requeridas y prescritas por la Gestalt privilegiada de la señal. Llamada Gestalt -
Señal.
Se establece contacto con el lactante, mostrándole el rostro sonriente y
haciendo movimientos afirmativos con la cabeza, lo que provoca la respuesta
sonriente del niño.
Por ello hemos llamado a esta Gestalt objeto precursor ya que el niño reconoce
en ella atributos superficiales. Esto es lo que distingue al objeto
de la libido de las cosas: el objeto de la libido se caracteriza por cualidades
esenciales prendidas en su génesis.
3. El objeto precursor en la percepción:
Durante el primer año, la madre es la que sirve de intérprete de toda percepción,
de toda acción y de todo conocimiento, en lo que respecta a la percepción visual,
porque cuando el niño sigue con los ojos cada uno de los movimientos de la
madre, cuando consigue aislar y establecer, con ayuda de su rostro, una Gestalt-
señal, le debe a ella el haber llegado a separar, un elemento que se hará cada vez
más significativo.
El proceso del aislamiento de la Gestalt-señal entre las cosas sin significados es
un ejemplo de este aprendizaje, la transición del estado en que el niño percibe
solo efectivamente al estado en que comienza a percibir de una manera diacrítica.
El pecho de la madre, sus manos y sus dedos ofrecen al niño todos los estímulos
táctiles para el aprendizaje de la prevención y de la orientación táctil; como su
cuerpo y sus movimientos le dan experiencias necesarias del equilibrio.
La formación del lenguaje, su iniciación al final del primer mes es un fenómeno
completo. Abarca, por un lado, la descarga, y por el otro, la percepción. El
fenómeno de lenguaje es un fenómeno sorprendente del tránsito del niño desde
una pasividad durante la cual la descarga regula los estados tensionales según el
principio de placer, a una iniciación de actividad en la que la descarga misma
puede convertirse en una fuente de satisfacción.
La vocalización del niño, que al principio sirve como descarga de impulsos, ya
transformándose poco a poco en un juego en el que repite los sonidos que el
mismo ha producido. Entonces es cuando el niño se ofrece a la producción de los
sonidos, y los de la percepción, escuchándolas. En la repetición del propio eco. Es
la primera invitación auditiva. Meses después, repetirá su comportamiento con los
sonidos que escucha a su madre.
Uno de los detalles de la transición del estadio narcisista, en el cual el niño toma
así mismo por objeto, al estadio objetal. Cuando se hace eco de los sonidos que
emite de la madre, ha reemplazado el objeto autístico de su propia persona por el
objeto constituido en el mundo exterior. La repetición de los sonidos emitidos,
primero por el niño mismo y más tarde por la madre se transformará
insensiblemente en una serie de señales semánticas.
4. El papel de los afectos de las relaciones entre madre e hijo
Tienen una importancia primordial los sentimientos de la madre a su hijo (su
actitud afectiva). La ternura de la madre le permite ofrecer al niño una extensa
gama de experiencias vitales, y su actitud afectiva determina la calidad de la
experiencia misma.

El niño percibe de un modo afectivo mucho más pronunciado que el adulto.


Durante los tres primeros meses las experiencias del niño se limitan al afecto. El
sistema sensorial, la discriminación y el aparato perceptivo no se han desarrollado
aún desde el punto de vista psicológico, y puede ser que tampoco desde el físico.
La actitud afectiva de la madre será, la que sirva de orientación a lactante.

La gama de qué dispone cada madre estará influida por las actitudes y por la
personalidad de su hijo. El niño ha nacido provisto de un bagaje congénito
individual, sentimiento de la madre. Según la personalidad de la madre la
diferencia será muy grande.

La relación es el factor que modifica la vida del niño durante los primeros meses.
Es el factor particular en el conjunto psicológico de la primera infancia.

En la relación madre hijo, la madre presenta el factor sociedad, puede decirse que
la madre representa la sociedad.

No se puede descuidar la importancia del desarrollo nervioso durante los primeros


meses y los primeros años de vida. Ya que hace posible acciones y
comportamientos que sin aquel no lo serían.

Existen en el desarrollo ciertas series o sucesiones congénitas. Los dos factores


de interacción consisten, en una madre con su individualidad formada y un niño
con su individualidad en formación. Madre e hijos viven en un medio económico
social y en el que la especie inmediata son el miembro de la familia, y la especie
alejada, el grupo, la cultura, la nación y el periodo histórico

5. Alcance teórico del establecimiento del objeto precursor

Las consecuencias y la significación del desarrollo del primer precursor del objeto
contienen los siguientes aspectos:
1- Esta etapa señala el punto en el cual el niño se separa de lo que he
llamado recepción interna de la experiencia y se acerca la percepción
externa del estímulo.
2- Este desarrollo presupone el establecimiento de inicio de memoria
consciente en el psiquismo del niño.
3- Esto supone una división entre el consciente y el preconsciente, separando
ambos del inconsciente.
4- Los indicios de memoria y separación entre el consciente, el preconsciente
y el inconsciente, dan lugar a la iniciación del pensamiento.
5- La llegada del pensamiento introduce, al propio tiempo, la urgencia de la
función del principio de realidad, es una función del rodeo.
6- En el tercer mes, marca la iniciación rudimentaria del yo. Esta permite al
niño coordinar sus actos intencionales al servicio de fines de defensa y de
dominio
7- La barrera alzada contra los estímulos se hace cada vez menos necesaria.
Las energías procedentes de los estímulos llegan ahora fraccionadas.
Están divididas entre los diferentes sistemas de indicios de memoria, y
reservadas o descargadas en forma de acción.
8- Esta capacidad lleva al niño a un desarrollo progresivo y rápido de los
diferentes sistemas del yo; primero, en el sector de yo corporal, y luego, en
otros sectores. La acción en sí convierte a no sólo en forma de canalizar las
energías Libidinales y agresiva sino también en el instrumento psíquico del
desarrollo mismo. No se puede negar que la función de la actividad no ha
sido suficiente considerada en el problema del desarrollo del primer año. La
parte de la agresión está en forma de acción crea en sí misma
constelaciones de acción que establece un sistema diversificados en el yo.
9- Si se considera el conjunto de este fenómeno a partir del behaviorismo es
evidente que representa implícitamente la transición del niño desde la
pasividad a la actividad dirigida.
10-El fenómeno se presenta la iniciación de la relación social en el ser humano
y creará a las primicias y el prototipo de todas las relaciones sociales
ulteriores.

PLASTICIDAD DEL PSIQUISMO INFANTIL

Los tres meses siguientes del desarrollo del niño se destinan a explorar el terreno
que ha conquistado de aquí.
Ésta exploración se produce por cambios constantes en el niño y el objeto de la
libido. Pero estos intercambios pasan de ser pasivos en esos primeros 3 meses a
ser activos, estar en acción.
El niño establece límites en sus capacidades; ensancha el límite dentro de los
cuales entra en acción la fuera de sus impulsos agresivos y libidinales.
Se trata del periodo más plástico del desarrollo humano. y ahora voy a nombrar
los 3 más importantes.
• Impotencia del recién nacido
Trata de un proceso de descarga,
necesaria como respuesta a estímulos que
proceden del interior.
El lactante es incapaz, al principio, de
provocar la acción específica de lo que lo
rodea, necesaria para la descarga. Esta
será provocada por fenómenos de
descarga no específicos, como llantos,
gritos, pataleo, etc.
Esta vía de descarga toma un extremo importante de la comunicación: la
impotencia, la incapacidad del ser humano en el comienzo, es la base primaria de
todos los motivos de la moral.
• El primer año, periodo de transformación
Este factor (que comprende el primer y segundo año de vida) es el más plástico,
es el estado transicional del desarrollo del lactante. El niño atraviesa un proceso
de transición continua de transformaciones rápidas, violentas e incluso
tempestuosas.
Los primeros años de vida deben tomarse como un periodo de evolución.
• El primer “organizador” y las consecuencias de su establecimiento
Hay épocas específicas que acontece un cambio, una reorganización en la
estructura física. Son periodos particularmente vulnerables durante los cuales
cualquier traumatismo tiene consecuencias especificas o de gravedad.
En embriología se denominan organizadores ciertas estructuras que se
desarrollan en un determinado punto donde se juntan diversas líneas de
desarrollo. Antes del desarrollo de estos organizadores un tejido puede sr
trasplantado de un lugar a otro y se desarrollara igual que los tejidos que lo
rodean; es decir, no se hará diferente. Pero si se trasplanta el mismo tejido
después de que el organizador se haya desarrollado el tejido trasplantado se
desarrollara en la dirección a que le hubiera llevado su emplazamiento original.
Esta integración tiene por resultado la formación de una nueva estructura psíquica
sobre un nivel de complejidad más elevado.
Organizador: es el resultado de la integración completa.
Destaquemos que la sonrisa social solo representa el síntoma visible de la
convergencia de una serie de diversas corrientes de desarrollo en el psiquismo.
Recordaremos algunas de esas corrientes que se refieren a la sonrisa social: el
niño se desvía de la sensación interior hacia la percepción exterior; el
preconsciente, y con él el inconsciente, se establece y se diferencian uno de otro.
Se implantan los rudimentos del yo; el niño empieza a aplicar el principio de
realidad. Esto marca una nueva era en el medio
interior del niño, y a partir de ese momento
comienza una nueva forma de ser
fundamentalmente distinta de la anterior.
La importancia de estos puntos organizadores en
el desarrollo del niño consiste en que si este
consigue establecer los puedes seguir a la
dirección no lo mal del desarrollo de los sistemas de su Personalidad. Por el
contrario, Si el niño no lo consigue, Permanece en el sistema Difuso, No
diferenciado, Qué precede a la formación de los organizadores y, necesariamente,
se producirán desviaciones y falsos desarrollos.
• La ausencia del “yo”
La 3ª razón de la plasticidad de la personalidad del niño en su primer año es la
ausencia de una estructura psíquica bien establecida y diferenciada. La teoría
psicoanalítica nos enseña que la organización psicológica usada para los
intercambios con el ambiente, con el mundo exterior, es el yo. El yo se sirve de
sus sistemas múltiples para las funciones de dominio y defensa; es decir, con el
propósito de descargar tenciones inútiles e incluso Molestas Para la defensa
contra estímulos que el yo desea ignorar, para la incorporación de estímulos que
el yo considera útiles para la adaptación a determinados estímulos, para la
destrucción de ellos y para infinidad de otras formas de intercambio con el mundo
que lo rodea.
Sin embargo, al nacer el niño a una no tiene yo. Puede defenderse de los
estímulos por la barrera protectora del elevado umbral de su percepción.
Más tarde cuando el umbral perceptivo comienza disminuir los nuevos estímulos o
modificar a la personalidad del niño hasta que ésta se forme y estructure; hasta
que se modele un yo con el fin específico de gobernar la forma en la cual han de
ser tratados los estímulos procedentes del interior o del exterior. En yo no se crea
que una vez. El desarrollo de la eficacia del yo, de sus reservas, de su tenacidad,
dura meses y años, y se realiza de forma lenta y Progresiva. Este desarrollo se
producirá de acuerdo con la forma en que se utilicen los estímulos que llegan y
son recibidos y cuyas experiencias chocan contra la personalidad plástica aun, del
niño, para modificar está misma.

LAS FUERZAS FORMATIVAS EN LA RELACION MADRE E


HIJO

Las fuerzas formativas en la relación madre-hijo son interdependientes y forman


una totalidad global que incluye aspectos como la eficacia, la maduración, el yo y
los afectos.
La interacción entre las fuerzas
formativas y la totalidad lactante se
da a través de las respuestas y
acciones provocadas por la madre,
quien, con su mera presencia y
acciones, estimula al niño.
La madre, a través de sus acciones,
provoca respuestas en el niño, lo
cual es fundamental para el
establecimiento de las relaciones objétales y el desarrollo de la personalidad
infantil. El niño busca satisfacción y placer en las acciones exitosas y tiende a
abandonar aquellas que resultan en fracaso.
La madre, a través de su actitud maternal y tierna, guiará al niño según sus
preferencias y provocará acciones que le produzcan placer. Tanto sus acciones
conscientes como inconscientes facilitarán las actividades del bebé, influyendo en
sus deseos, respuestas y mediación afectiva.
El proceso de moldeo en la relación madre-hijo es una interacción social en la que
se forman y dirigen elementos intangibles que moldean la personalidad del niño.
Esta relación especial está aislada en cierta medida de su entorno y unida por
fuertes lazos afectivos, siendo el amor entre ambos extremadamente poderoso.
Existe un misterio en la forma en que el niño percibe las actitudes y deseos
conscientes e inconscientes de la madre, lo cual es necesario para que ocurra el
proceso de moldeo. Es un procedimiento de comunicación entre madre e hijo,
como Freud lo habría mencionado en 1895.
1. La comunicación en la pareja madre-hijo
la importancia de la comunicación entre una madre y su hijo durante el período pre
verbal es importante, es teórica, terapéutica y preventiva. Este tema ha sido
abordado desde diferentes perspectivas científicas, y se destaca la necesidad de
realizar más investigaciones en este campo. También se menciona la posibilidad
de relacionar estas observaciones con la teoría de la comunicación y la
información.
Para comprender la comunicación entre madre e hijo en sus etapas iniciales, se
han observado fenómenos similares en especies animales. Las abejas utilizan
danzas, mientras que en peces, aves y otros mamíferos se emplean conductas,
posturas y vocalizaciones como expresiones de estados emocionales o actitudes
afectivas, más que para transmitir información específica a otros individuos.
Si un segundo sujeto responde a esta conducta como si fuera una comunicación
dirigida, está reaccionando a un estímulo
percibido y puede mostrar una conducta
que corresponde, complementa o es
equivalente al estímulo. En el desarrollo
del lenguaje humano, esta forma primitiva
de comunicación representa nuestra
parte filogenética innata, sobre la cual se
desarrollará una comunicación humana
específica utilizando señales y signos
semánticos, que culmina en la función
simbólica.
Durante los primeros meses de vida, el sistema de comunicación madre-hijo se
basa en esta Anlage filogenética, siendo expresivo, afectivo y no dirigido. Utiliza
un lenguaje corporal. En este sistema, las comunicaciones establecen
reverberaciones circulares y transmiten fuerzas que moldean la personalidad. Los
elementos principales de esta comunicación son el indicio, el signo, la señal y el
símbolo.
El indicio está ligado naturalmente a la experiencia, el signo se asocia
empíricamente a la experiencia, la señal se asocia artificialmente y el símbolo
representa un objeto o situación y puede ser utilizado en operaciones mentales
abstractas. Pero en esta discusión, no utilizaremos el término "símbolo".
En la comunicación madre-niño, la desigualdad entre los participantes se
caracteriza por el uso de signos por parte del niño y señales por parte del adulto,
que son percibidas como tales por el niño. El signo es el término general, mientras
que la señal es una asociación convenida entre un signo y un acontecimiento.
2. El papel de la percepción
Durante los primeros meses de vida, la percepción en el niño se desarrolla
gradualmente a partir del tercer mes. Durante este período arcaico, el sistema de
percepción se basa principalmente en la recepción cenestésica y las respuestas
son de totalidad, lo que denomino somato-psique.
La comunicación no verbal se refiere a la transmisión de mensajes a través de
gestos, expresiones faciales, posturas, tono de voz y otros aspectos no
relacionados con el lenguaje hablado. En el caso de los niños, especialmente en
sus primeros meses de vida, su comunicación se basa principalmente en estas
señales no verbales, similares a la forma en que los animales se comunican entre
sí. Estas señales expresivas y receptivas son diferentes de las formas de
comunicación más desarrolladas y estructuradas que utilizamos los adultos a
través del lenguaje verbal y diacrítico.
Se plantean tres interrogantes:
1. ¿Cómo y por qué es capaz el niño de recibir estas señales cuando no alcanza
todavía a percibir las señales diacríticas?
2. ¿En qué categoría del comportamiento humano se encuentran estas señales?
3. ¿Por qué las desconoce el adulto?
El niño es capaz de recibir estas señales porque su percepción se basa
principalmente en sensaciones internas y su sistema de comunicación es más
amplio que el del adulto. Las señales pertenecen a categorías como equilibrio,
postura, temperatura, vibración, contacto, ritmo, tono, etc. Estas categorías son
menos reconocidas por los adultos, que han reemplazado estas señales con otras
más semánticas o diacríticas en su sistema de comunicación.
Es interesante observar cómo la madre desarrolla una sensibilidad especial hacia
su bebé, percibiendo señales emocionales y físicas de manera casi mágica.
Durante el embarazo y el período posterior, es posible que la madre recupere una
capacidad de percepción cenestésica que normalmente no tiene. Por eso nos dice
sería interesante que los psicólogos investigaran las diferencias en la percepción
entre una madre lactante y una mujer que nunca ha estado embarazada.
3 los afectos, la percepción y la comunicación
comunicación afectiva entre una madre y su hijo recién nacido es constante y sutil.
A través de señales emocionales, la madre influye en el desarrollo psicológico del
bebé, moldeando su personalidad y preferencias a lo largo del tiempo. Es un
proceso acumulativo en el que las experiencias, estímulos y respuestas repetidas
tienen un impacto significativo en el desarrollo del niño.
Según la teoría psicoanalítica, todas las funciones mentales, como sentir, percibir,
pensar y actuar, están relacionadas con procesos emocionales. En la
comunicación entre madre e hijo, estos intercambios emocionales ocurren desde
el nacimiento y son más directos y observables en comparación con otros
procesos mentales más complejos.
Durante el primer año de vida, las interacciones emocionales entre la madre y el
hijo son fundamentales. Estas interacciones establecen las bases para el
desarrollo de habilidades y relaciones futuras. Además, el contacto visual y las
expresiones faciales desempeñan un papel importante en el desarrollo del
lenguaje y la comunicación del niño.
En el desarrollo del lenguaje, las señales con significado reemplazan a las señales
gestuales (Gestalt- señal). Estas señales se convierten en portadoras de las
funciones abstractas del yo. A medida que el desarrollo avanza, los signos
posturales como método de comunicación se vuelven menos prominentes. Los
afectos de desagrado también desempeñan un papel importante en el desarrollo
temprano y preceden a la percepción de desagrado relacionada con las cosas.
Esto quiere decir que a medida que los bebés crecen, aprenden a comunicarse
utilizando palabras y señales con significado. Al mismo tiempo, su forma de
comunicarse a través de posturas y gestos se vuelve menos importante. Además,
los bebés experimentan emociones tanto positivas como negativas, y estas
emociones negativas como el desagrado también juegan un papel importante en
su desarrollo.

EL ASPECTO DE DESAGRADO LA ANGUSTIA DE LOS 8


MESES

Los afectos y manifestaciones se desarrollan en los tres meses y puede.


Demostrarse por la respuesta de la sonrisa.
Después del tercer mes, el niño manifiesta su desagrado cuando su compañero
humano lo abandona. Solo cuando este se marcha el niño comienza a llorar.
En el sexto mes, se hace más señalada, la respuesta, y se extiende a un mayor
número de estímulos.
Los afectos de desagrado tienen su parte
equivalente a los de placer; estás dos son
precisas para el desarrollo normal de la
percepción, del pensamiento y de la acción. Es
por eso que no se debe privar al niño del afecto
de desagrado durante el primer año, ya que
ambos colaboran en la formación del psiquismo.
Lo obligan a la actividad y al desarrollo de la
percepción; destete que le obligará a separarse de la madre.
En el sexto y octavo mes, la discriminación diacrítica ha progresado mucho; el
niño distingue entre amigo y extraño. Si alguien se acerca a él y no lo conoce
puede bajar la cabeza con timidez o llegar al llanto y gritos.
Con respecto a la evolución de los efectos negativos durante el primer año, se
hace una distinción de tres fases.
Durante el primer año, se manifiestan los desagrados más arcaicos, y se las
considera como pertenecientes a estados fisiológicos; es decir, son estados de
tensión. En el transcurso de las ocho primeras semanas estos estados se
organizan; se manifiestan en situaciones de desagrado más específicas;
perceptibles para la madre y para el observador. Es así como los que lo rodean
empiezan a comprender la naturaleza de las manifestaciones. Por tanto, en el
tercer mes, se establece el psiquismo del niño un código de señales dirigidas a lo
que le rodea.
Es la transición de la fase manifestaciones expresivas a la manifestación de un
requerimiento el primer paso importante en el establecimiento de la comunicación.
Durante el segundo trimestre se presenta la reacción del miedo. Es la segunda
fase hacia la verdadera angustia, la reacción se dirige a un objeto de contorno
físico, con la cual el niño ha tenido experiencias desagradables.
En ausencia de la madre la respuesta se manifiesta con toda su fuerza y está en
absoluta contraposición con la sonrisa.
La angustia de los ocho meses es análoga a la sonrisa a los tres, la identificación
de un compañero humano representa una etapa en la organización psíquica.
El niño indica por medio de este funcionamiento de los vestigios de memoria que
ha firmado una auténtica relación objetal: que la madre se ha convertido en su
objeto libidinal. Demuestra que al mismo tiempo la adquisición de una nueva
función del yo: la del enjuiciamiento. Sustituirá las formas más primitivas del
mecanismo de defensa por una función intelectual.
En el octavo mes, la personalidad y su conducta experimentarán una
transformación fundamental. Las fases marchan paralelas a la del desarrollo del
yo; luego se une una tercera, que es la del desarrollo de las relaciones objétales
que conducen a la constitución del objeto libidinal, no solo en el terreno visual,
sino también en el afectivo.
Una vez constituido el niño ya no puede confundirlo con nada, y le es posible
establecer con él relaciones estrechas. El segundo organizador, en el aspecto
físico, establece: la mielinización de las vías nerviosas para permitir la función
dirigida de los aparatos del sensorio, la coordinación de los efectores para las
acciones, y los ajustes de postura y equilibrio para las acciones. Con respecto al
aspecto mental, se almacena vestigios de memoria que crean la base para
operaciones ideatorias.
La organización psíquica, la maduración y el desarrollo hacen posible poner los
efectores al servicio de series de acciones dirigidas, que permiten al niño
descargar intencionalmente tensiones de afecto.
Es la transición del estadio preobjetál al de las auténticas relaciones objétales
donde los impulsos se apoyan en la gratificación de las necesidades orales del
niño. La persona que satisface las necesidades orales del niño es la madre, y
hacia ella se dirigirán tanto los impulsos agresivos como los libidinales. Estos dos
objetos, el bueno y el malo, se llamará estadio pre ambivalente.
La función del yo durante el periodo antes mencionado, consistirá en la
coordinación y la fusión progresiva de la experiencia discreta con la percepción
correspondiente de lo que le rodea.
Las relaciones objétales dirigidas hacia la madre forman las primicias de las
relaciones con otras cosas. Es una de las razones por las cuales se considera el
establecimiento del objeto libidinal en el octavo mes como el segundo organizador
para el resto del desarrollo del niño. Como consecuencia del establecimiento del
segundo organizador, se establecen nuevas relaciones sociales más complejas
que las anteriores; comienza la comprensión del gesto social en cuanto a medio
de comunicación recíproca. También se adquiere la orientación del espacio y se
evidencia el principio de comprensión de las relaciones entre las cosas. Se
manifiesta una diferenciación entre estas formas de preferencia por un juguete
particular, una discriminación mayor entre los diversos alimentos. (Al final del
primer año).
Las diferenciaciones de las cosas se manifiestan dos meses después que el niño
haya empezado a distinguir a la madre del extraño.
En el primer año se hacen visibles los mecanismos de defensa y también un
mecanismo importante, la identificación. En el tercero y cuarto mes, se observan
las imitaciones rudimentarias; los niños evidencian intentos de imitación de
acciones fisiognómicas del rostro que el adulto les muestra. Entre el octavo y
décimo mes, se hace palmaria una auténtica imitación.
Los intentos del niño son para ser y actuar como su madre, y al mismo tiempo
para independizarse.

MISION Y EVALUCIAON DE LOS INSTINTOS

En este texto examinaremos desde el punto de vista dinámico las relaciones


objétales e intentaremos desentrañar el papel de los impulsos. Éstos impulsos que
producen las relaciones objétales, son los libidinales y agresivos. Sin embargo, al
nacer y durante el estadio narcisista que sigue al nacimiento, los impulsos no se
diferencian entre sí. Se desarrollan progresivamente.
Los dos impulsos se separan uno del otro a
merced de los intercambios entre la madre y el
lactante en el curso de los primeros meses de
su vida. A dicho estadio le sigue un periodo de ocho semanas. Es la transición del
estadio preobjetál al de las auténticas relaciones objétales. Durante el estadio
narcisista y aún durante el período de transición, estos impulsos se apoyan en la
gratificación de las necesidades orales del niño. La persona que satisface las
necesidades orales del niño es la madre y hacia ella se dirigirá tanto los impulsos
agresivos como los libidinales. En esta época las experiencias en el sector de
cada uno de estos impulsos son experiencias discretas.
Siguiendo a Hartman, Kris y Loewenstein, hablaremos de dos objetos: el malo,
hacía el cual se dirigirá la agresión, y el bueno, hacía el cual se dirige el impulso
libidinal.
El origen de este estadio de transición ha sido marcado por el nacimiento de un
rudimento del yo, el cual tiene como función durante este período la coordinación y
la fusión progresiva de experiencia discreta con la percepción correspondiente de
lo que le rodea.
La presencia del yo permite a los impulsos una descarga en forma de acción
dirigida. En estas acciones dirigidas, se irán diferenciando entre si los impulsos: el
agresivo, dirigido hacía el mal objeto, del libidinal, enfocado hacía el bueno.
Alrededor del sexto mes se produce una síntesis. Entre tanto el yo ha adquirido
una creciente importancia. Su función integradora se combina con las experiencias
innumerablemente repetidas con la persona de la madre, para efectuar una fusión
de los dos objetos, en la persona perceptualmente única de aquella. Por esté acto
de síntesis, ambos impulsos se dirigirá hacía un solo objeto perceptual. Será,
pues. La colaboración de la percepción, de la acción y de la función integradora
del yo lo que conducirá a la fusión de ambos instintos. En éste momento tiene
lugar la formación del objeto libidinal propiamente dicho; es el principio de las
verdaderas relaciones objétales. Así es como se concibe la colaboración de los
impulsos agresivos y libidinales en la formación de las relaciones objétales.
Si aceptamos este modo de influir dichos impulsos en la formación del objeto,
advertiremos inmediatamente que tanto la privación como el auge de uno u otro
conducirán necesariamente a la deformación de las relaciones objétales. Puesto
que es la madre quien priva o favorece, será, pues, su comportamiento el que
determine la manera en que hayan de establecerse las relaciones objétales, y
estará en su mano exagerar el objeto bueno o malo. Se pueden citar dos ejemplos
muy sencillos.
En Estados Unidos, durante el período que siguió a la primera guerra mundial y
hasta 1935, aproximadamente, el mal objeto estaba acentuado por la intervención
del psicólogo Watson y behaviorismo. En aquella época se alimentaba al niño
siguiendo un severo horario y con cantidades establecidas, sin preocuparse de si
el niño quedaba satisfecho o no. Al mismo tiempo, se aconsejaba a la madres que
no mimaran al niño y se abstuvieran de acariciarle.
En el período que se extiende de 1935 a 1950 se ha producido el movimiento
contrario, que consistía en dar al niño el biberón o el pecho cuando lo pida, es
decir, cuando manifieste disgusto.
Al mismo tiempo puede entreverar cómo en este proceso progresivo de la fusión
de ambos impulsos, la compensación que ofrece el objeto bueno a los daños
ocasionados por el malo puede servir para reforzar una función de extrema
importancia: la tolerancia de la frustración. En la capacidad de soportar la
frustración está profundamente arraigado al principio de realidad, ya que esté
representa una función de rodeo, que obliga a suspender la satisfacción del
impulso para llegar finalmente a una satisfacción más idónea. Al mismo tiempo, la
facultad de soportar está suspensión de la satisfacción inmediata del impulso
permite el ejercicio del pensamiento, el cual, permitirá la descargar el impulso en
una actividad dirigida. Así se hace posible la descarga de la agresión de una
manera dirigida, al objeto de adquirir dominio sobre lo que se tiene alrededor. Las
relaciones objétales dirigidas forman las primicias de las relaciones con las cosas.
Esto también pone de relieve la importancia que tiene para el lactante lograr
fusionar y descargar sobre un compañero sobre la madre, los impulsos agresivos
y los libidinales. Es una de las razones por las cuales consideramos el
establecimiento del objeto libidinal en el octavo mes como el segundo organizador
para el resto del desarrollo del niño.
Nos hemos encontrado ante un fenómeno análogo al discutir los distintos aspectos
del establecimiento de objeto precursor, señalado por la manifestación de la
reacción de sonrisa recíproca. La mayor parte de los aspectos que se observaron
en la época de los tres meses se ha reforzado entre tanto. La recepción interior se
ha hecho menos importante; la percepción exterior se ha desarrollado; se ha
acumulado un número cada vez mayor de vestigios de memoria conscientes. La
capacidad de tolerar la frustración ha reforzado el funcionamiento del principio de
realidad y de organización del pensamiento. El yo rudimentario de tres meses se
ha desarrollado en una serie de sistemas merced a su funcionamiento en las más
diversas actividades, entre ellas la actividad recíproca con la madre.
Implícitamente, las relaciones sociales iniciales con la sonrisa se han vuelto
numerosas, más complejas y más contradictorias. Todo esto se ha visto
acompañado por un rápido desarrollo perceptivo y motor al servicio de las
acciones dirigidas, de las acciones recompensadas por experiencias discretas de
placer y de disgusto con la madre. La interacción de todas estas corrientes
producirá la fusión de los impulsos libidinales y agresivos en forma de relaciones
objétales con la madre, cuyo síntoma aparente será la angustia de los ocho
meses.
CONSECUENCIAS DEL ESTABLECIMIENTODEL SEGUNDO
ORGANIZADOR EN EL DESARROLLO DEL NIÑO.

En esta etapa se pone de manifiesto el rápido desarrollo del comportamiento del


niño. En el curso de las siguientes semanas se manifiesta un buen número de
nuevas facultades: se establecen nuevas relaciones sociales más complejas que
las anteriores; comienza la compresión del gesto social en cuanto a medio de
comunicación recíproca. Se adquiere la orientación del espacio y la comprensión
de un espacio que rebasa los límites de la cuna aún antes del desarrollo de la
locomoción. Se evidencia un principio de comprensión de las relaciones entre las
cosas.
La comprensión social recién adquirida se muestra en la aptitud para participar en
juegos sociales. El niño se hace capaz de devolver una pelota que se le envíe. Si
le dan los buenos días dándole la mano, él tenderá la suya.
Antes del octavo mes, el espacio está delimitado para el niño por los barrotes de la
cuna, es capaz de coger un objeto en la cama, pero no si eses mismo objeto se le
presenta por fuera de los barrotes. Puede hacerlo de pronto dos o tres semanas
del octavo mes.
La diferenciación entre las cosas se manifiesta
aproximadamente dos meses después que el niño
haya empezado a distinguir a la madre del extraño.
En esta época podrá ya elegir un juguete preferido.
Antes de esto tomará siempre el que está más
próximo a su mano. En este momento es capaz de
comprender que si agitamos una campanilla a la
que se le haya atado una cuerda que vaya hasta
su cuna, llevarla hacía él, si lo desea, tirando de la
cuerda. Es el primer desarrollo del conocimiento de
la herramienta.
En el transcurso del primer año se hacen visibles los principios de ciertos
mecanismo de defensa. El mentare apenas. Después del segundo organizador
comienza a precisar se un mecanismo de defensa: es la identificación. Ya en el
tercero y cuarto mes, vemos los primeros vestigios de imitaciones rudimentarias.
En esta época es cuando algunos niños evidencian intentos de imitaciones de
acciones fisiognómicas del rostro que el adulto le muestra.
Mucho después, entre el octavo y el décimo mes, es decir, después del segundo
punto organizador del primer año, se hace palmaria una auténtica imitación.
La actitud de la madre y la influencia de las cualidades afectivas que ella aporta al
niño serán importantes para el desarrollo de la imitación, y aún más de la
identificación. Lo mismo que para la acción, está influencia facilitará o dificultara
los intentos del niño para ser y actuar como su madre, y al propio tiempo para
independizarse. Porque, naturalmente, la imitación de la acción de la madre hace
al niño capaz de procurarse todo lo que está hubiera debido aportarle.

EL COMIENZO DE LA COMUNICACIÓN SEMANTICA Y SU


ORIGEN

Freud, en la introducción de su ensayo. El "yo” y el "ello", ha señalado que si el


psicoanálisis no se había ocupado aún de ciertos problemas del psiquismo. Esta
observación se aplica a los problemas de las relaciones objétales. El objeto
libidinal ha sido bastante bien definido por medio de su papel en la economía
psíquica del individuo.
Al estudiar las consecuencias del
establecimiento del segundo organizador se
evidencia la transformación que se produce
en las relaciones objétales y las nuevas
facultades que se anuncian en el niño.
Entre los progresos más importantes de
dicha fase está la comprensión de las
prohibiciones y de las órdenes. Así también,
los comienzos del mecanismo de
identificación.
En este período, posterior al segundo organizador, la relaciones objétales sufrirán
una transformación radical: la independencia del niño, como resultado de la
adquisición de la locomoción; pues es gracias a esta que el niño pone una
distancia entre él y la madre. Por lo que, ahora las intervenciones maternas se
manifestarán cada vez más por el gesto y la palabra. De esta manera, los
intercambios madre e hijo se transforman radicalmente. Ahora la madre se ve
obligada a frenar las iniciativas del niño. Así se visibiliza un nuevo modo de
comunicación; uno donde la palabra más frecuente es el "NO" acompañado de un
movimiento de cabeza mientras se impide al niño hacer lo que se desea.
Al principio la madre unía el gesto y la palabra prohibitiva con una acción física,
pero luego de repetir esta acción varias veces, el niño empieza a comprender la
prohibición verbal. Así, una vez que entiende la prohibición, la obedece a merced
de un proceso de identificación.
El síntoma manifiesto de esta identificación es que el niño imita el movimiento
negativo de la cabeza que forma parte de la acción de la madre. Para él, este
movimiento se convertirá en el último vestigio de la acción frustratoria de la madre.
De esta manera, el objeto libidinal infringe una frustración en el niño y provoca su
desagrado.
Así ambos, tanto el gesto negativo como el "no" pronunciando, se incorporan
como vestigio de memoria. Es decir, la carga afectiva de desagrado provoca en el
ello una sacudida agresiva que quedará asociada al vestigio de memoria en el yo.
Una vez asociado al vestigio de memoria en el yo, el "no" se hace idóneo para
expresar la agresión, debido a su carga negativa.
El uso del "no" Aflora a partir de los 9 meses aproximadamente. Es cuando el niño
comunica tanto con su cuerpo como la palabra la negativa a algo. Esto lo aprende
de la madre por imitación y toma relevancia ya que es una de los primeros
símbolos semánticos comprendidos por el niño. El momento de autoformación
ante un entorno diferente a través de la puesta de límites. Cabe destacar que esta
etapa coincide con la tapa anal propuesta por Freud donde la negativa y la
temática del control y el poder personal están en primer plano. También en esta
etapa se muestra más visiblemente la manifestación de la agresión y pueden
mostrar esta negativa pateando, mordiendo o pegando, por ejemplo.

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