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Biografía
Nácar Fuster, Eloíno. Alba de Tormes (Salamanca), c. 1870 – Madrid, 10.VI.1948. Sacerdote
diocesano y canónigo lectoral de la Santa Iglesia Basílica Catedral de Salamanca.
En 1893 recibió el orden de presbiterado y en enero del año siguiente fue nombrado “capellán del
Protectorado de Industriales” de Salamanca. De abril de 1894 a julio de 1985, como becario de los
Colegios Mayores de la Universidad de Salamanca “pasó con pensión a la ciudad de Roma” para
estudiar los monumentos egipcios y asirios en sus relaciones con las Sagradas Escrituras. A su
regreso, presentó una memoria a la Junta de Colegios. En julio de 1895 fue nombrado capellán del
Monasterio de religiosas cistercienses de Salamanca (vulgo “Bernardas”) y en octubre del mismo
año, profesor de Lengua Hebrea del Colegio de Estudios Superiores de Calatrava. “Fue elegido
Lectoral vía oposiciones”, el 14 de octubre de 1905 y tomo posesión de dicha prebenda el 20 del
mismo mes.
Por ello, Eloíno Nácar fue candidato para la Cátedra de Lengua Hebrea Avanzada y de Literatura
Hebrea en el Colegio Superior de Calatrava, concebido por el padre Cámara como Colegio Superior
Postgrado, para enlazar con las asignaturas de las Facultades erigidas canónicamente, los estudios
bíblicos y de lenguas orientales para cuantos deseen cultivarlas con mayor amplitud (circular sobre
los estudios, de 14 de julio de 1897). De 1896 a 1900 desempeñó además las Cátedras de Sagrada
Escritura y, durante varios años, las de Egiptología y Asiriología Bíblicas. Para perfeccionar su
conocimiento del francés, fue enviado a Francia, residiendo en la ciudad de Angulema. Cuando el
plan de enseñanza fue reformado por la Sagrada Congregación de Estudios, al constituirse el
Claustro de Doctores de la Facultad de Teología, fue miembro de dicho claustro y nombrado
profesor de Hebreo en el Instituto Pontificio. Asistió en 1904 al Congreso Científico de los Católicos
en Múnich. Por su sólida formación, se le encomendó la censura de algunos libros y fue nombrado
juez para la renovación de las licencias ministeriales y examen de los ordenandos.
Su ascendencia judía llevó a Nácar a viajar en busca de sus raíces a Tierra Santa, donde convivió con
los rabinos y se instruyó en sus tradiciones, cantando con ellos los salmos en la lengua y música
‘tradicional’ hebrea, costumbre que siguió practicando en Salamanca. Obtuvo así una especial
sensibilidad hacia la música y armonía de la lírica hebrea, que dio su fruto en una traducción de los
salmos en verso endecasílabo castellano.
Pero la magna obra de Eloíno Nácar, en colaboración con el dominico padre Alberto Colunga, es
la Sagrada Biblia. La idea de la traducción fue fruto de la unión de los trabajos de dos grandes
especialistas. El padre Colunga tenía traducido el Nuevo Testamento y esperaba la ocasión de
publicarlos. Eloíno, despechado por la actitud del obispo Pla y Deniel, de quien llegó a decir que
“tenía por corazón el Código de Derecho Canónico”, y, para demostrarle su valía, puesto al habla
con Colunga, también relegado, en décadas anteriores, a Salamanca desde Roma, por sus ideas
avanzadas, le sugirió una traducción conjunta de la Biblia. Fue la primera traducción española
directamente de las lenguas originales hebreo, griego y arameo, que gozó, y aún goza, de singular
prestigio, por su lenguaje preciso y castizo, por sus introducciones y comentarios concisos y
ajustados, a la vanguardia entonces de la exégesis. Una pulcra edición en la Biblioteca de Autores
Cristianos (BAC) tuvo una gran aceptación y acogida por su formato y manejabilidad. Su éxito
editorial sin precedentes lo avalan sus múltiples ediciones. Destaca la versión de los Libros
Sapienciales, que se deben a Eloíno, cuya prosa es modelo de pulcritud estilística, a la clásica usanza
y lígrimo decir.
Obras de ~: “Reseña de las reuniones del Congreso Científico Internacional de los Católicos”, en La
Ciudad de Dios, Munich, 1904; Los salmos y los proverbios en verso castellano, trad. de ~, versificada
en endecasílabos, Madrid, M. Aguilar Editor, 1944 (col. Crisol, n.º 62); con A. Colunga, La Sagrada
Biblia, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1950; Gramática Hebrea (desapar.); Epítome de
Literatura Hebrea Bíblica, en sus textos originales (desapar.); varias traducciones de obras latinas y
alemanas (desapar.).
Fuentes y bibl.: Informaciones aportadas por: Miguel González, Juan Rodríguez, Juan Polo, Daniel
Sánchez, Dionisio Parra y el padre Maximiliano García Cordero; conferencia pronunciada en Alba de
Tormes por el doctor Maximiliano García Cordero O.P. (inéd.).
Biografía
Colunga Cueto, Alberto. Noreña (Asturias), 27.XI.1879 – Caleruega (Burgos), 27.IV.1962. Teólogo
dominico (OP), tratadista, exégeta.
M. J. Lagrange, que conoció las pruebas de imprenta de esta obra, expresaba en carta al autor su
admiración por la madurez de la misma a pesar de la juventud del autor; sin embargo, cuando estaba
ya en galeradas de imprenta se le retira definitivamente el Nihil Obstat de los Censores. Colunga
introducía la necesidad del método histórico-crítico, aunque sin nombrarlo, para la recta
comprensión de “la verdad” de la Biblia (no usará nunca en esta obra la expresión tan recurrente
entonces y en años posteriores de inerrancia bíblica).
Planteamientos asumidos con posterioridad en la exégesis y teología bíblica fueron los mayores
escollos para la aprobación de esta obra. Una aportación original de Alberto Colunga fue lo que él
llamaba “el sentido evangélico” del Antiguo Testamento, que sería aquél con el que Cristo y los
apóstoles habían interpretado los textos bíblicos veterotestamentarios. Como consecuencia de la
“azarosa historia” en torno a la publicación de su Introducción, Colunga tendrá que someter durante
varios años sus trabajos exegéticos a un examen previo antes de ser publicados.
“Fue siempre un hombre de mucho estudio, y grandemente dinámico y original, para proponer
cuestiones, para escribir artículos científicos, para abrir nuevos caminos en las ciencias del
espíritu.... Era de carácter abierto, comunicativo e inquieto por haber algo de provecho, y asimismo
de valor permanente, para las futuras generaciones. Entusiasta, nunca su ánimo se venía abajo, y
ese entusiasmo lo comunicaba a los demás”, R. Hernández, “El P. Alberto Colunga. Datos y
documentos para su historia”, en Servidor de la Palabra, Salamanca, 1979, página 26.
Aunque su campo de estudio fue siempre la exégesis y teología bíblica, se interesó y escribió
también sobre temas de espiritualidad, de mariología y de ecumenismo.
Es reconocido como pionero de los estudios bíblicos en España. Su obra literaria es amplísima y se
caracteriza desde el principio por una orientación teológica, centrada fundamentalmente en la
naturaleza de la Sagrada Escritura, el sentido histórico de los textos bíblicos y la hermenéutica
bíblica. La publicación de sus artículos ocupa amplias páginas en varias revistas teológicas, entre
otras, Ciencia Tomista, Revista Española de Estudios Bíblicos, Estudios Bíblicos, Actas de las Semanas
Bíblicas Españolas y Salmanticensis. Una recensión completa de sus trabajos se puede consultar en
A. Gutiérrez, “Elenco bibliográfico de los escritos del P. Alberto Colunga”, en Servidor de la
Palabra, Salamanca, 1979, páginas 13-23.
Su último destino, ya entrado en años, fue en 1957 al convento de Santo Domingo en Caleruega
(Burgos), donde su Orden tenía a la sazón una casa de noviciado.
Obras de ~: “Sentidos de las profecías”, en Ciencia Tomista (CT) 2 (1910-1911), págs. 368-376; 3
(1911), págs. 29-45; “Los sentidos de la Escritura y las leyes de la Hermenéutica”, en CT, 2 (1910-
1911), págs. 226-240; “Naturaleza de la Escritura. La gracia y la verdad divina en el hombre”, en CT, 7
(1913), págs. 5-28; “Crisis de la crítica del Pentateuco”, en CT, 8 (1913- 1914), págs. 353-371; “El
Cardenal Cayetano y los problemas de introducción bíblica”, en CT, 18 (1918), págs. 21-32 y 169-
175; 20 (1919), págs. 43-50; “La obra de los seis días (Gén 1, 1 - 2, 4)”, en CT, 19 (1919), págs. 21-33
y 273-282; Introductio Theologico-Historica in Sacram Scripturam universam, Romae, 1919 (obra
inédita. En la biblioteca del convento de San Esteban de Salamanca se conservan las galeradas de
imprenta encuadernadas); “El método histórico en el estudio de la Sagrada Escritura, según Santo
Tomás”, en CT, 35 (1927), págs. 30-51; “Las promesas mesiánicas del Génesis”, en Revista Española
de Estudios Bíblicos (REEB), 2 (1927), págs. 9-31; “Algunos principios exegéticos de S. Agustín”,
en Estudios Bíblicos (EB), 1 (1929), págs. 101-112. “La Armonía del Antiguo y Nuevo Testamento
según S. Agustín”, en EB, 2 (1930), págs. 186-199 y 249-263; “La inspiración divina en la S. Escritura”,
en CT, 42 (1930), págs. 58-77; “El autor de la Biblia y la Ciencia”, en CT, 43 (1931), págs. 145-
168; Sagrada Biblia, versión directa de los textos originales (en colaboración con E. Nácar), Madrid,
1944; “La Encíclica ‘Divino afflante Spiritu’ de S. S. Pío XII sobre la Sagrada Escritura”, en CT, 66
(1944), págs. 125-150; “Los géneros literarios de la S. Escritura. La exégesis de los Apóstoles”,
en CT, 68 (1945), págs. 323-361; 70 (1946), págs. 4-36; Biblia Sacra iuxta Vulgatam Clementinam (en
colaboración con L. Turrado), Madrid, 1946; “Clemente Alejandrino, escriturario”, en Helmántica, 1
(1950), págs. 453-471; “Tratado de la Creación corpórea”, en Suma Teológica de Santo Tomás de
Aquino (1, qq. 65-74), t. III, págs. 715-943, Madrid, Espasa Calpe, 1950; “El estudio científico e
íntegro de la Escritura”, en XIII Semana Bíblica Española, 24-29 de septiembre de 1952 (Madrid,
1953), págs. 287-299; “Tratado de la Profecía”, en Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (2-2,
qq. 171-178), t. X, págs. 449-576, Madrid, Espasa Calpe, 1955; “Tratado de la Ley Antigua”, en Suma
Teológica de Santo Tomás de Aquino (1-2, qq. 98-108), t. VI, págs. 205-580, Madrid, Espasa Calpe,
1956; “El Pentateuco”, en ~ con M. García Cordero, Biblia Comentada, Madrid, Editorial Católica,
1960.
Bibl.: M. García Cordero, “P. Maestro Alberto Colunga, OP”, en Estudios Bíblicos (EB), 21 (1962),
págs. 190-194; L. Turrado, “In memoriam. Rvdo. P. Alberto Colunga”, en Salmanticensis, 9 (1962),
págs. 241-242; J. Salguero, “El sentido ‘evangélico’ del M. R. P. Alerto Colunga, OP”,
en Angelicum, 42 (1965), págs. 299-317; R. Hernández, “Colunga, Alberto, OP”, en Q. Aldea
Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, t.
I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, col. 469s.;
Anónimo, “Colunga, Fr. Alberto”, en Gran Enciclopedia Asturiana, t. V, Gijón, Silverio Cañada, 1970,
pág. 73bc.; J. Salguero, “Colunga, Alberto”, en VV. AA., Gran Enciclopedia Rialp (GER), t. VI, Madrid,
Rialp, 1972, págs. 44b-45.ª; “El P. Colunga, exegeta y teólogo”, en CT, 99 (1972), págs. 563- 610; S.
Velasco, “El P. Fr. Alberto Colunga, O.P. 1879-1962”, en Vida Sobrenatural, 52 (1972), págs. 430-
440; A. Gutiérrez, “Elenco bibliográfico de los escritos del P. Alberto Colunga”, en Servidor de la
Palabra, Salamanca, Ediciones San Esteban, 1979, págs. 13-23; R. Hernández, “El P. Alberto Colunga.
Datos y documentos para su historia”, en Servidor de la Palabra, Salamanca, San Esteban, 1979,
págs. 25-92; B. Celada, “Recuerdos personales para una semblanza del P. Alberto Colunga”,
en Servidor de la Palabra, Salamanca, San Esteban, 1979, págs. 93-111; R. de Luis Carballada,
“Alberto Colunga. El P. Colunga y la ciencia bíblica”, en Dominicos que dejaron huella, Madrid,
Edivesa, 2000, págs. 197-208.