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“Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal

resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable.”


. CICERON

Como ocurre con otros términos propios de las denominadas “ciencias humanas”, el
concepto de “corrupción”, aparte de emplearse en contextos discursivos y lingüísticos muy
diversos, o quizás por ello mismo, pues es en la pragmática del discurso donde las palabras
van adquiriendo su valor más inmediato y pergeñando su sentido y su valor de interacción
dialógica y comunicativa, es semánticamente un término de gran espectro. Incluso, como
señala García Carrasco (1985, 58), que “La corrupción es el abuso de poder o la posición en
una organización para el beneficio personal. Existen muchos tipos de corrupción como el
soborno, el desfalco o malversación, y la extorsión.”, su ámbito de referencia no queda
suficientemente definido, en términos simples, la corrupción es "el abuso de poder público
para obtener beneficio particular" como lo señala La real academia de la lengua española.
Sin embargo, las definiciones de corrupción y su impacto varían. No se puede suponer que
la corrupción siempre signifique la misma cosa o que tenga el mismo impacto o
motivación. Después de un análisis documentario consideramos que no es posible hablar de
educación sin hablar de valores, como tampoco es posible hablar de poder sin corrupción.
Entonces es necesario precisar que los valores modelan y le dan sentido a la educación, al
igual que la corrupción. Los valores son los responsables de las acciones de las personas,
instituciones y sociedades, sin embargo, en base a las ideologías, éstos se ordenan, se
priorizan y se jerarquizan, olvidándonos de que es la ideología la que permite unir el
entorno de la persona con su propia identidad, es el puente entre lo macro social y lo micro
social; un concepto inconmensurable compuesto de valores personales, creencias y
determinadas maneras de pensar que brindan una explicación del mundo en que vivimos.
Para poder acceder al concepto de ideología, es necesario comprender el juego de
interrelaciones que se produce entre los valores que son propios de una determinada
sociedad, en base al comportamiento de los individuos que la componen. Es decir, los
valores impactan en la vida individual, institucional y social conformando un modelo
ideológico (Schwartz, 1990, p. 8).
Si bien, la sociedad modela los valores de sus ciudadanos, son las personas que viven en
esa sociedad las que modelan los valores sociales. Por lo tanto, estas dos posiciones
sociológicas donde la sociedad determina al individuo y, a su vez, los libres albedríos de las
personas determinan a la sociedad, no pueden abordarse por separado, sino que deben
estudiarse como parte de un todo mucho más complejo denominado ideología. Es la
ideología la que nos permite explicar el intríngulis del cómo y porqué, tanto las creencias,
representaciones sociales, valores, actitudes, ideas e imágenes se complementan mediante
complejos procesos sociales. (López, 2010, p.156)
Los valores conforman en cada sujeto una amplia red axiológica que se relaciona con los
distintos sistemas de valores de aquellas personas que integran su comunidad permitiendo,
de esta manera, organizar un pensamiento simbólico común denominado ideología.
(Ardevol y Muntañola, 2004)
Entonces; si entendemos que la sociedad modela los valores sociales, entenderemos la
variedad de tipos de corrupción que surgen a partir del modelamiento axiológico podemos
plantearnos la interrogante: ¿En esta era de globalización es el sistema educativo un espacio
libre de corrupción? Es posible que hallemos una respuesta en lo que indica Eric Frattini
“Si bien es cierto que la globalización ofrece oportunidades para el desarrollo y
enriquecimiento, también lo es que puede causar un aumento de la pobreza y el hambre,
que, a su vez, pueden desencadenar reacciones en cadena que a menudo conducen a formas
muy dispares de violencia y a la corrupción desmedida.”(2018,32).
Los sistemas educativos de los países están reglamentados por una serie de principios
axiológicos que responden a un modelo ideológico preponderante a nivel social. El peligro
de estos modelos ideológicos subyace en el reduccionismo que puede llegar a sumir a una
comunidad en algo menos que el oscurantismo. Surge en esta etapa plantearnos la siguiente
pregunta: ¿Es la Educación un sector que combate la corrupción?

Con frecuencia oímos decir que es la Educación la que nos ha de liberar de la corrupción,
que es la forma primera y más real de afrontar y derrotar a esa lacra que va corrompiendo
las bases de una sociedad justa, libre, con el ideal de igualdad de oportunidades para todos
y que además tiene como misión el cerrar las brechas sociales existentes en un país
megadiverso, multicultural y plurilingüe, con una sociedad que conserva y aún no supera
taras que provienen de una etapa de colonización y esclavitud; donde el invasor es
considerado conquistador; amo y señor de las tierras que no le pertenecían y el que se
supone dueño; propietario es torturado, vejado, esclavizado física y mentalmente
atemorizado al punto de no poder emitir respuesta alguna a todos esos maltratos; todos
estos hechos marcan a los ciudadanos del hoy; como señala Marqués de Sade “La ley solo
existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen
sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse
con dinero.”(1906, 82), este pensamiento de hecho nos hace ver que existe insatisfacción
con la ley y que tendría que enmarcarse bases éticas más solidas.
Es decir, los valores impactan en la vida individual, institucional y social conformando un
modelo ideológico- ley (Schwartz, 1990, p. 8).
Si bien, la sociedad modela los valores de sus ciudadanos, son las personas que viven en
esa sociedad las que modelan los valores sociales. Por lo tanto, estas dos posiciones
sociológicas donde la sociedad determina al individuo y, a su vez, los libres albedríos de las
personas determinan a la sociedad, no pueden abordarse por separado, sino que deben
estudiarse como parte de un todo mucho más complejo denominado ideología. Es la
ideología la que nos permite explicar el intríngulis del cómo y porqué, tanto las creencias,
representaciones sociales, valores, actitudes, ideas e imágenes se complementan mediante
complejos procesos sociales. (López, 2010, p.156)
Los valores conforman en cada sujeto una amplia red axiológica que se relaciona con los
distintos sistemas de valores de aquellas personas que integran su comunidad permitiendo,
de esta manera, organizar un pensamiento simbólico común denominado ideología.
(Ardevol y Muntañola, 2004)
El concepto “ideología” tiene dos definiciones bien definidas en el área de la sociología. La
definición más académica versa sobre el estudio científico de las ideas desde una mirada
racional naturalista (lejos de estar relacionada con la fe o la autoridad) jerarquizada u
organizada mediante un sistema de creencias, valores y modos de ser participados por los
miembros de una comunidad. La otra acepción hace referencia al concepto de “Falsa
Conciencia” concerniente a una serie de ideas equivocadas en cuanto al papel que
desempeñan socialmente. (Thompson, 1991, pp. 31-32) Por lo tanto, la ideología se nutre
de los valores morales explícitos y de la particular cosmovisión de los miembros de la
sociedad (Connolly, 1967, p. 53). De esta relación entre valores y percepción del mundo
surgen los “ismos” aplicados en los aspectos filosóficos, religiosos, políticos y económicos.
Por esta razón, el líder político toma decisiones basado en la ideología imperante como
sustento para optar por determinadas acciones de Estado en detrimento de otras. Así, las
ideologías promueven valores humanos para la consecución del éxito en determinadas
causas, que pretende mostrar fugazmente.
Este sistema de valores personales, credos y formas de pensamiento que brindan una
determinada interpretación del mundo promueven la necesidad de un cambio. Estos
cambios o crisis están íntimamente relacionados con los mismos valores; cuando se
produce un distanciamiento entre la forma de ver al mundo y la concepción ideológica del
mundo, surge una crisis que promoverá una evolución de la ideología imperante o una
sustitución de la misma, ya que los valores se transmiten, subsisten y mutan (corrupción)
La relación que existe entre ideología y los valores es muy íntima e inseparable. Ambas
nociones subsisten la una de la otra y le dan sentido a la sociedad en base a la época que
atraviesa. De esta manera, la cultura se transmite generacionalmente con el objeto de
promover valores de adaptación permitiendo una acumulación de conocimiento generación
tras generación.

¿Cuál considera Ud. es la ideología dominante en la Educación peruana contemporánea?


Como bien señala Ortega (1989, 46), la “política educativa”, viene primariamente dirigida
y condicionada por la perspectiva ideológica del poder político dominante. A lo largo del
tiempo, sabemos incluso cómo los diferentes grupos políticos han pugnado por ejercer su
dominio en el campo de la educación al socaire y adoptando como resortes sus particulares
concepciones y perspectivas. Especialmente revista española de pedagogía año LXVIII, nº
245, enero-abril 2010, 133-150 135 Ideología, educación y políticas educativas en los dos
últimos siglos, sabemos también que cada una de las corrientes intelectuales o sociales en
general, resueltas a veces en poder político, alcanzado de uno u otro modo, se han afirmado
en sus posiciones y modelos ante la educación y la cuestión escolar conociendo, además, el
poder ideológico del mismo poder pedagógico mediante la asunción y el amparo de una u
otra ideología; tenidas, además, en cada caso, como verdad y señera frente a la supuesta
falsedad de otros.

CONCLUSIONES
- La acción política tiende al bien común, y si podemos decir también que el principio de la
participación social y democrática en educación se ha de estimar hoy como necesario e
incuestionable en las “políticas educativas” de una sociedad libre y democrática, libre de
corrupción (Hernández García, 2001, 64-65), excluyendo permanentemente la idea de que
La corrupción también se aprende en la escuela

- Las políticas educativas que quieran mantener una eficiencia externa e interna alta deben
permitir la participación de los grupos sociales que se consideren necesarios para poder
explicitar mejor las expectativas sociales respecto de la educación» (Gutiérrez Moar et al.,
2001, 11),

BIBLIOGRAFÍA
AGUILAR, L. (2003) Las definiciones de calidad en educación: ubicuidad, ambigüedad,
discurso, Tarbiya, 32, pp. 31- 50.
FULLAT, O. (1994) Política de la Educación. Politeya-Paideia (Barcelona, Ceac).
GARCÍA CARRASCO, J. (1985) Ideología y discurso pedagógico, en CASTILLEJO, J. L.;
COLOM, A.; ESCÁMEZ, J.; GARCÍA CARRASCO, J.; MARÍN, R.; SANVICENS, A.;
SARRAMONA, J. y VÁZQUEZ, G. Condicionamientos sociopolíticos de la educación
(Barcelona, CEAC), pp. 55-69.
TEDESCO, J. C. (2004) ¿Por qué son tan difíciles los pactos educativos?, Revista
Iberoamericana de Educación, 34, pp. 17-28.

INTEGRANTES DEL GRUPO:

 DELIA QUISPE PACCHA


 HUGO GIMY QUISPE VELASQUEZ
 JULIO ALEXANDER RAMOS QUISPE

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