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Problemática Sociocultural y de la Salud

Prof. Matilde Vargas

EJE 1. EL HOMBRE Y SU NATURALEZA SOCIAL


Contenidos: El hombre, ser social por naturaleza. Socialización. El proceso de socialización. La familia. La
escuela. Socialización profesional.

Introducción
Entre los conceptos más utilizados en sociología figuran los de CULTURA Y SOCIEDAD, que
analizaremos en esta asignatura. El término "cultura" en la conversación diaria, generalmente es
equivalente a "los aspectos más elevados de la mente", como el arte, la literatura, la música y la
pintura. Tal como lo emplean los sociólogos incluye tales actividades, pero también otras. La
cultura tiene que ver con las formas de vida de los miembros de una sociedad o de sus grupos.
Incluye el modo de vestir, las costumbres matrimoniales y la vida familiar, las pautas laborales,
las ceremonias religiosas y los pasatiempos.

"Cultura" se distingue conceptualmente de "sociedad", pero existe una estrecha relación entre
ambos conceptos. Una sociedad es un sistema de interrelaciones que vincula a los individuos.

Ninguna cultura podría existir sin sociedad, pero del mismo modo, no puede haber una sociedad
carente de cultura. Sin cultura, no tendríamos una lengua en la que expresarnos ni conciencia de
nosotros mismos y nuestra habilidad para pensar y razonar se vería considerablemente limitada.

¿Qué es un ser social?

Cuando se habla de un ser social, sobre todo a propósito del ser humano, se está haciendo
referencia a su necesidad de existir dentro de una sociedad, es decir, de formar parte de un
colectivo o de una comunidad, de la cual obtiene un sentido de pertenencia y un sentido de
identidad colectiva.

Este rasgo humano, el de ser un ser gregario (o sea, que tiende a formar comunidades), ha sido
reconocido desde épocas antiguas por estudiosos de nuestra especie. El filósofo griego
Aristóteles (384-322), por ejemplo, llamó al ser humano “animal político” (zoon politikón) o
“animal cívico”, en el sentido de que, a diferencia de otros animales, el humano es capaz de crear
sociedades con un alto nivel de organización y socialización compleja.

Se ha demostrado que desprovisto de un medio social el ser humano padece sufrimientos y ve


deteriorada su vida psíquica y afectiva. No en balde el destierro o el exilio han sido desde épocas

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antiguas castigos muy comunes para quienes son considerados enemigos de la sociedad o
traidores a la misma.

Por otro lado, el marxismo entiende el ser social de otro modo: la relación material entre los
seres humanos y la naturaleza, y entre las distintas clases sociales, a lo largo del proceso de
producción de bienes. Se trata de un concepto muy relacionado con la conciencia social, que es
el conjunto de ideas o representaciones intelectuales que respecto al mismo proceso (y al lugar
que se ocupa en el mismo) tiene el ser humano.

Es decir, que para el marxismo el ser social es el lugar social que ocupa el ser humano en la cadena
de relaciones de la producción, mientras que la conciencia social sería el grado de consciencia,
justamente, que tiene respecto de su ser social.

Relaciones sociales
¿Qué son las relaciones sociales?

Comúnmente, se entiende por relaciones sociales al conjunto de las interacciones que ocurren
entre dos o más personas, o dos o más grupos de personas, de acuerdo a una serie de protocolos
o lineamientos mutuamente aceptados, o sea, de acuerdo a normas específicas.

Estas relaciones son estudiadas por la sociología y constituyen para ella el grado máximo de
complejidad del comportamiento social. Son la base de otros conceptos como a organización
social, la estructura social o los movimientos sociales.

Los seres humanos somos criaturas gregarias, o sea, tendemos a vivir entre sus pares. Así,
formamos comunidades que requieren de un conjunto de interacciones normadas para convivir
en relativa paz. Por ende, las relaciones sociales forman parte de quienes somos y su estudio
revelará mucho de cómo nos pensamos a nosotros mismos y a los demás.

En ese sentido, resultan de interés tanto los tipos de vínculo (la amistad, el amor, la rivalidad,
etc.), y el tipo de normas con las que distinguimos las relaciones legítimas o apreciadas, de las
prohibidas, inaceptables o incorrectas. La socialización es el modo en que dichos elementos van
modificando y fraguando la conducta de los seres humanos.

Características de las relaciones sociales

Las relaciones sociales pueden ser:

Materiales. Involucran algún tipo de intercambio de objetos. Estas son relaciones concretas que
incluyen aquellas que poseen vínculo con lo económico, lo material.

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Ideológicas. Involucran la adhesión o la transmisión de algún tipo de patrones de pensamiento.
Son relaciones abstractas que se vinculan a lo moral, espiritual, político, etc.

Por otro lado, las relaciones sociales suelen sustentarse en protocolos y normas. Dichas normas
están determinadas histórica y culturalmente, pero también en base a las necesidades del
colectivo.

De hecho, la cortesía y las formas del trato cotidiano son una evidencia de que incluso los
contactos breves y superficiales con quienes habitan a nuestro alrededor requieren de una cierta
manera de hacer las cosas que debemos aprender, para no desentonar en la sociedad.

Tipos de relaciones sociales

Relaciones afectivas. Aquellas que tenemos con las personas escogidas para conformar nuestro
entorno íntimo: amigos, parejas y compañeros, gente con la que desarrollamos conexiones
emocionales profundas.

Relaciones laborales. Aquellas que debemos emprender en nuestro entorno de trabajo, sea el
que sea, y que suelen regirse por normas jerárquicas, formales y diferentes a las íntimas. En
general son nexos menos profundos emocionalmente, pero muy importantes en la cotidianidad.

Relaciones familiares. Otro tipo de relaciones íntimas y de mucha intensidad, pero que no
podemos realmente elegir, ya que vienen dadas de antemano, son las de nuestra familia, al
menos el núcleo cercano de padre-madre-hermanos. De hecho, estas relaciones son
psicológicamente vitales para los individuos, tanto en un sentido positivo como negativo.

Relaciones circunstanciales. Aquellas relaciones superficiales, efímeras y locales que tendremos


con desconocidos a lo largo del día, muchas de las cuales podrían pasar a ser de otro tipo, o no.
Suelen tener poco vínculo emocional y ser olvidadas rápidamente.

Importancia de las relaciones sociales

Tal y como decíamos al principio, las relaciones sociales son la base de la sociedad humana como
un todo. Están determinadas por la interacción social de los seres humanos, sobre todo a medida
que se transmite a generaciones venideras.

Nuestras relaciones sociales son los modos legítimos de vincularnos entre nosotros, lo cual es
importantísimo si consideramos que la humanidad, a estas alturas, se ve obligada cada día más
a aceptar a quienes piensan distinto, a quienes viven distinto y presentan, justamente, otro tipo
de relaciones sociales.

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¿Hasta qué punto es legítimo tolerar las formas de vincularse del otro? ¿Hasta qué punto
debemos sacrificar las propias y aprender las de los demás? Este es un debate que se encuentra
en el corazón de la civilización humana a inicios de un siglo XXI globalizado.

Ejemplos de relaciones sociales

Los ejemplos de relaciones sociales están a la orden del día. Las establecemos con nuestros
amigos, familiares, las personas con las que trabajamos o estudiamos, los rivales de nuestro
equipo de fútbol, los compradores que atendemos en nuestra tienda, el jefe que nos supervisa o
las personas con las que tenemos una cita romántica.

En su conjunto, la totalidad de nuestras relaciones sociales son un aspecto fundamental de


nuestra existencia.

Relaciones sociales de producción


El término “relaciones sociales de producción” debe comprenderse en un ámbito distinto al de
lo que hemos conversado hasta acá. Es un término proveniente de la escuela marxista de
pensamiento, fundada en el siglo XX por los teóricos europeos Carlos Marx y Federico Engels.

Su planteamiento involucraba una lectura histórica de la sociedad, fijándose en qué clases


sociales habían detentado el poder en cada etapa. Además, estudiaba cómo habían logrado su
poderío a través del control de los mecanismos de la producción de bienes de consumo.

Por ende, en este contexto las relaciones sociales de producción son el tipo de vínculos
establecidos entre los seres humanos a partir de su rol dentro del proceso de producción
económica. Dichas relaciones están determinadas por el control de los medios de producción.

Estas relaciones son legalmente válidas y validadas. Determinan el manejo de los activos
producidos socialmente (como los inmuebles, los vehículos o las máquinas empleadas para
producir), y permite la repartición de los beneficios de acuerdo a quienes ocupan la posición
dominante.

Identidad
¿Qué es identidad?

El término identidad proviene del vocablo latín identïtas, que refiere al grupo de rasgos y
características que diferencia a un individuo, o grupo de individuos, del resto. Es a partir de esta
que las personas logran distinguirse del resto y esto depende siempre de la cosmovisión e
historia propia y del contexto en el que se vive.

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Un problema que surge es que existen las identidades personales y a la vez las colectivas, por
lo que muchas veces las personas pueden entrar en conflicto por las diferencias existentes. Es la
identidad la que moldea a las personas, lo que determina sus gustos, necesidades, prioridades y
acciones.

Identidad personal
La identidad personal alude en primera instancia al nombre y apellido que cada persona ha
recibido. De esta manera, una persona puede ser diferenciada del resto. Con los avances de
la tecnología y el importante incremento de la población a nivel mundial, se han implementado
nuevos elementos que permiten diferenciar a una persona de otra, como lo son las huellas
digitales y el ADN.

También, la identidad personal puede referir a cuestiones más bien vinculadas con la cultura,
como lo son la profesión, las habilidades, la etnia, la religión, la actividad laboral, la personalidad,
los gustos o el comportamiento.

Identidad de género

En los últimos años comenzó a hablarse de identidad de género entendiéndosela como el género
que con el cual una persona logra identificarse. También puede utilizárselo para hacer referencia
al género que se le atribuye a una persona a partir de elementos que responden al rol de género,
que pueden ser la ropa que usa, su comportamiento, apariencia, etcétera.

De esta forma, el sentimiento de feminidad o masculinidad que tiene una persona no


necesariamente coincide con su genitalidad. El término de identidad de género suele ser
igualado con el de identidad sexual aunque hay quienes establecen diferencias entre ambos.

Identidad cultural

Este concepto implica todo aquello que tiene que ver con las creencias, tradiciones, símbolos,
comportamientos, valores y orgullos que comparten los miembros de un determinado grupo
de personas y que son a su vez los que permiten la existencia de un sentimiento de
pertenencia.

Este sentimiento ayuda a que, a pesar de las diferencias individuales, los miembros puedan
tener algo en común. Esta puede ser definida también por oposición a otras, esto significa
que un grupo puede ser identificado como tal justamente porque presenta
diferencias explícitas y notables que permiten establecer la existencia de distintos grupos.

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Identidad colectiva
¿Qué es la identidad colectiva?

La identidad colectiva, a diferencia de la identidad individual, es el sentido de pertenencia a una


determinada comunidad que experimentan sus integrantes, y que constituye en alguna medida
una respuesta a la pregunta de quiénes son. Es al mismo tiempo un fenómeno de autopercepción
(cómo los individuos se perciben a sí mismos) y una forma de relacionarse con los demás
(identidad social).

Los seres humanos somos seres gregarios y sociales, que formamos siempre parte de no solo
una, sino múltiples comunidades, cada una de las cuales contribuye a la formación de nuestra
identidad individual, a la par que nosotros contribuimos con la formación de una identidad
colectiva. Este fenómeno que ha sido de interés para los estudiosos de la psicología y la
antropología a lo largo de las décadas.

La identidad colectiva es fruto de las relaciones afectivas, sociales y culturales que se producen
en el seno de una comunidad determinada. Esas relaciones conducen de distintas maneras a la
construcción de un “nosotros” (endogrupo), es decir, de una identidad grupal con la cual los
integrantes de la misma se distinguen del resto de la sociedad (exogrupo).

De esa manera, ciertos símbolos, prácticas, rasgos, tradiciones o modos de ser son valorados
como propios del grupo y al mismo tiempo de cada individuo.

Por ejemplo: entre las tribus urbanas de la Inglaterra de la década de 1980, los Punk solían vestir
de un modo estrafalario: chaquetas de jean, botas militares o incluso ropa de cuero, así como
crestas multicolores, piercings y tatuajes. Además, adherían mayoritariamente a una corriente
política anarquista o socialista, y profesaban lemas como “There is no future” (“No hay futuro”).

Los principios de identificación colectiva son la hermandad de valores y pertenencia a un


“nosotros” en conflicto con la mayoría. Los mismos pueden rastrearse en diferentes
comunidades minoritarias de las sociedades contemporáneas, a incluso, a una escala mucho
mayor, entre las nacionalidades o los gentilicios regionales.

Por ejemplo, los latinoamericanos tienden a pensar la gastronomía basada en el maíz como un
rasgo de la “propia” identidad, a pesar de las obvias diferencias que puede haber entre un taco,
una pupusa, una arepa o un tamal.

La naturaleza y el funcionamiento de las identidades, sin embargo, son motivo de mucho debate
entre las ciencias sociales. Existen voces que alertan en contra de un cierto esencialismo en la
materia, es decir, contra la idea de creer que algo tan complejo como la identidad (individual o
colectiva) pueda reducirse a un conjunto fijo y recurrente de características.

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De hecho, un mismo individuo puede profesar diferentes identidades colectivas al mismo tiempo,
especialmente si se trata de individuos migrantes.

Características de la identidad colectiva

En general, la identidad colectiva se caracteriza por lo siguiente:

• Es propia de un grupo humano que puede abarcar desde unos pocos individuos hasta naciones
enteras, y se entiende como la suma de sus identidades individuales, aunque en realidad no lo
sea: un individuo puede sentirse parte de una colectividad sin necesariamente adherir a todas
sus características.
• Conforman un “nosotros” o endogrupo, opuesto al resto (exogrupo), y esa diferenciación se
refuerza mediante ritos, prácticas, rasgos físicos o maneras de expresarse.
• No son realmente identidades absolutas: sus individuos pueden sentirse parte de diferentes
colectividades a la vez, o pueden saltar de una a otra a lo largo del tiempo. Los bordes de una
identidad colectiva son porosos, y existen posturas más radicales y otras más laxas.
• Agrupan y le dan sentido a diferentes aspectos de la vida cotidiana, como la cultura, el idioma,
la religión, la vestimenta, la gastronomía, la ideología, la militancia política o la etnicidad, por
citar apenas algunos.

Ejemplos de identidad colectiva

Algunos ejemplos de identidad colectiva son los siguientes:

- Las tribus urbanas, propias de las naciones industrializadas, que agrupan a jóvenes de
distintos estratos y procedencias en torno a ciertos valores de consumo como la música, el
estilo de vestimenta, la decoración personal (piercings, tatuajes, peinados, etc.) y, en general,
en torno a ciertos intereses y ciertos modos de habla. Por ejemplo: los punks, los góticos, los
gamers, los geeks, etc.
- Las minorías étnicas, cuando se organizan para ejercer una cierta resistencia contra la cultura
percibida como “hegemónica” o central en el Estado. Por ejemplo: en la sociedad
estadounidense, se distinguen los grupos afrodescendientes de los llamados Latinxs e incluso
de las clases blancas obreras sureñas (despectivamente referidos como “White Trash”).
- Las identidades nacionales, que intentan asimilar a poblaciones enteras de millones de
habitantes en torno a un relato patrio fundacional, un conjunto de símbolos patrios y una
lengua, para lo cual disponen de un sistema educativo, una formación cívica y diferentes
mecanismos de protección de una cultura “propia”.

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Socialización
Los animales inferiores en la escala evolutiva, como es el caso de la mayor parte de las especies
de insectos, son capaces de valerse por sí mismos poco después de nacer, con escasa o ninguna
ayuda de los adultos. No existen generaciones entre las especies inferiores, ya que el
comportamiento de los "jóvenes" es prácticamente idéntico al de los "adultos". Sin embargo, a
medida que vamos subiendo en la escala evolutiva estas observaciones se hacen menos ciertas,
ya que los animales superiores tienen que aprender formas de comportamiento apropiadas.
Entre los mamíferos, los jóvenes están en muchos casos totalmente indefensos cuando nacen y
necesitan el cuidado de los mayores. El niño es el más indefenso de todos ellos y no puede
sobrevivir sin ayuda de un adulto, al menos durante sus primeros cuatro o cinco años de vida.

La SOCIALIZACIÓN es el proceso por el cual la criatura indefensa se va convirtiendo gradualmente


en una persona consciente de sí misma, con conocimientos y diestra en las manifestaciones de
la cultura en la que ha nacido. La socialización no es un tipo de "programación cultural" por la
cual el niño absorbe, de un modo pasivo, las influencias con las que entra en contacto. Desde el
momento en que nace, el niño tiene necesidades o exigencias que afectan al comportamiento de
los responsables de su cuidado: el bebé es un ser activo desde el principio.

La socialización pone en contacto a las diferentes generaciones. El nacimiento de un niño altera


las vidas de aquellos que son responsables de su crianza, los cuales, a su vez, experimentan un
nuevo aprendizaje. La paternidad liga normalmente las actividades de los adultos a las de los
niños para el resto de las vidas de ambos. Las personas mayores siguen siendo padres cuando se
convierten en abuelos aunque, por supuesto, establecen una nueva serie de relaciones que
conectan a las diferentes generaciones entre sí. Aunque el proceso de aprendizaje cultural es
mucho más intenso durante la infancia y el principio de la niñez que posteriormente, el
aprendizaje y la adaptación continúan durante todo el ciclo vital.

El Proceso de Socialización
El niño al nacer se encuentra indefenso, su supervivencia depende de la ayuda que le brinde el
grupo social donde vive. Esta condición junto a la capacidad de aprendizaje y a la atracción que

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siente por los diferentes estímulos de origen social, hacen que el bebé esté en condiciones para
iniciar el proceso de socialización.

El niño tiene una cantidad de necesidades básicas que no puede resolver o satisfacer sin ayuda
social. Estas necesidades se caracterizan por ser originales, intrínsecas e irrenunciables. Algunas
de ellas son:

❖ Protección ante los peligros que atentan contra la vida y la salud.


❖ Cuidados básicos como la higiene y la alimentación.
❖ Exploración del entorno físico y social.
❖ Actividad lúdica con objetos y personas.
❖ Posibilidad de establecer vínculos con adultos y pares.
En realidad, el niño cuando nace, ya es miembro de un grupo social, debido a que está ligado a
los demás porque sus necesidades tienen que ser resueltas en sociedad. Además, este grupo le
transmite la cultura.

En este proceso es fundamental la intervención de la escuela, de los medios de comunicación


social y de otros instrumentos (libros, juguetes, etcétera)

La forma de actuar de estos agentes depende en gran medida de factores contextuales del lugar
en que nace y crece el niño, como de factores personales.

“La socialización es, por consiguiente, un proceso interactivo, necesario al niño y al


grupo social donde nace, a través del cual el niño satisface sus necesidades y asimila la
cultura, a la vez que, recíprocamente, la sociedad se perpetúa y desarrolla”.

Este proceso de socialización es una interacción entre el niño y su entorno.

La socialización se inicia con el nacimiento y permanece pudiendo ser modificada durante toda
la vida. Cada periodo de la vida necesita diferentes adquisiciones sociales, según la edad y las
funciones que el sujeto tenga que llevar a cabo.

La familia

Es el primer contexto de socialización, por lo tanto, en ella se da la socialización primaria.

Es un sistema social, un grupo emocional y afectivo de intereses y objetivos íntimos.

Es una asociación humana en la que niños y adultos conviven, se relacionan, se interpretan y


potencian en el intento de ser felices.

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La familia tiene un lugar predominante en el desarrollo psicológico, social, cultural, moral y
trascendente del sujeto. Mediante la vida cotidiana brinda al niño las experiencias que permiten
el desarrollo de la afectividad, la inteligencia y las habilidades sociales.

A través de ella el sujeto:

- Actualiza sus funciones psíquicas


- Adquiere normas, pautas de convivencia, hábitos y valores.
- Se incorpora a un grupo social en un determinado momento histórico.
- Desarrollo de la confianza y apertura al mundo

Para favorecer el buen desarrollo del niño la familia debe cumplir con la función protectora, de
sostén y de iniciadora en el mundo del niño. Para ello se vale de la crianza y el ejemplo.

Componentes favorecedores de la seguridad psicológica:

-Clima familiar caracterizado por la mesura, seguridad, estabilidad emocional, cordialidad,


diálogo, respeto, coherencia de pautas y normas, libertad, exigencia, límites definidos.

Variables entre las familias:

-Cultura y costumbres

-Objetivos, necesidades y escalas de valores.

-Nivel socio-económico-cultural.

La escuela

La escuela es el segundo contexto de socialización.

Toda cultura posee sistemas organizados, mediante el cual los individuos adultos preparan a los
jóvenes para la incorporación en la sociedad. La escuela actúa como puente entre la familia y la
sociedad.

Encontramos dos contextos: escuela y familia que están definidos por patrones de
comportamiento, reglas de interacción, métodos de comunicación y transmisión de información
que les son característicos.

En la escuela el lenguaje tiende a referirse a objetos, fenómenos, etc. situándolos fuera de su


contexto. Los temas de que se habla son distintos, mientras la familia se encarga de transmitir
conocimiento común; la escuela se ocupa principalmente de la transmisión del saber organizado,
producto del desarrollo cultural.

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Con los adultos e iguales de la escuela, el niño establece relaciones que son de naturaleza distinta
a las que mantiene con su familia y además el tipo de actividades que realiza con ella varía
radicalmente. Mientras que en la familia Las actividades que se realizan están insertadas en la
vida cotidiana, la escuela se caracteriza por la presencia de actividades descontextualizadas,
diseñadas y planificadas de acuerdo con objetivos educativos sistematizados. El fin último de las
actividades aquí realizadas se refieren a una realidad futura y los aprendizajes tienen sentido a
largo plazo. En cambio, dentro del núcleo familiar éstas son significativas y de aplicación
inmediata.

En la actualidad la escuela ha perdido su especificidad, ya que debe cumplir con variadas


funciones.

Las experiencias escolares tempranas están relacionadas con el desarrollo de habilidades sociales
que faciliten la integración posterior del niño en futuros niveles de educación y en su actividad
cotidiana. La experiencia escolar previa del niño en aspectos como conocer las rutinas escolares,
integrarse en grupos de iguales, conocer y aceptar el rol del profesor, saber aceptar la separación
de los padres, le facilita la adaptación a nuevas situaciones.

La misma debe promover la espontaneidad del niño, el desarrollo de sus funciones psicológicas,
la iniciativa, la experiencia directa, la creatividad, el juicio crítico, las relaciones sociales, la
formación de hábitos y una escala de valores, habilidades y destrezas prácticas. (saber- saber
convivir; saber hacer y saber ser).

“Para qué vamos a la escuela”


Alicia Casullo

Vamos a la escuela para conocer el mundo al que nos vamos incorporando paulatinamente. Para
aprender a hacer, es decir, concretar nuestros deseos en actividades y para aprender a vivir
juntos.

Aprender a conocer
En este sentido, “conocer” no es sinónimo de tener información. Por el contrario, se trata de un
“conocer” que permita comprender los múltiples aspectos de la realidad en la que vivimos, que
despierte la curiosidad por saber, que desarrollo la capacidad de reflexionar críticamente ante
los hechos de la vida, que permita alcanzar un pensamiento propio.

Aprender a hacer

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El aprender a hacer está estrechamente relacionado con el aprender a conocer, ya que podemos
hace sólo lo que conocemos. Pero es necesario ir aún más allá, para poder poner en práctica lo
que conocemos.

Aprender a vivir juntos


Sin duda, este aprendizaje constituye una de las principales metas de loa educación
contemporánea. Para que cada persona pueda contribuir al progreso de la sociedad, debe
desarrollar una participación responsable.

Sólo descubriendo al “otro” y reconociendo que ese “otro” es una persona con los mismos
derechos y obligaciones que nosotros, podremos a prender a vivir juntos participando con ese
“otro” en proyectos comunes.

Para que esta vida en común sea posible, son necesarias tres actitudes fundamentales: la
tolerancia, la solidaridad y el respeto.

La tolerancia implica que cada persona sea capaz de admitir y respetar las ideas, las opiniones,
las diferencias, las acciones de los demás. Significa ser comprensivo y capaz de “negociar” las
desavenencias o los desencuentros con los demás. La tolerancia es una exigencia ética de la
convivencia y la intolerancia es la pretensión de imponer una única verdad, una convicción, una
conducta de una persona o de un grupo, negando la libertad de pensamiento de otras personas.
Por eso, la base de la tolerancia es el DIÁLOGO.

La solidaridad es un apoyo frente a los problemas, actividades e inquietudes de los demás. Uno
puede ser solidario con una tarea y, por eso, participar en ella. También puede ser solidario con
los que tienen dificultades, aunque uno no las padezca. Se puede ser solidario con quien vive
situaciones de carencia, con quien pasa momentos de duelo, con quien tiene dificultades para
aprender, con quien tiene una discapacidad, con el que está enfermo.

El respeto está en la base de la tolerancia y la solidaridad, ya que estas dos actitudes exigen
respetar las diferencias, los intereses, las ideas de los otros y de uno mismo. Respetar a alguien
no es someterse. En cambio, puede significar una norma, ya que de su cumplimiento depende la
realización de una tarea. Respetamos a los demás cuando los tratamos con consideración,
atención y cortesía, pues reconocemos y aceptamos su condición de ser humano. Los respetamos
cuando nos tratamos como personas.

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