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SEPULTAMIENTO DEL COMPLEDO DE EDIPO

(FREUD- 1910)

El complejo de Edipo cae sepultado, sucumbe a la represión seguido por el


periodo de latencia.
NIÑO
El desarrollo sexual del niño progresa hasta una fase en que los genitales han
tomado por si el papel rector – Fase fálica, primacía del FALO
(contemporánea al Edipo)
El niño al descubrir su interés por los genitales, los toca, los exhibe, y los
adultos se muestran en desacuerdo con ese obrar, por tanto sobreviene la
amenaza de que se le va a quietar esa parte preciada de su cuerpo.
Es lo que se conoce como amenaza de CASTRACION, proviene de las mujeres.
Para el niño es natural presuponer que todos los seres vivos u objetos
inanimados incluso, poseen pene, por lo que no hace caso a esta amenaza,
hasta observar los genitales femeninos, entonces llega a la conclusión de que
el pene no es una posesión común a todos sus semejantes, al principio
desconoce esa falta la desmiente, piensa que es pequeño que va a crecer.
Llega a la conclusión de que estuvo presente y fue removido (Asume la
castración)
El niño, cree que personas despreciables del sexo femenino son aquellas que
no poseen pene y personas respetables como su madre aun lo conservan.
Como secuela de este complejo de castración el varón tiene cierto
menosprecio hacia la mujer y si colaboran factores orgánicos, una
homosexualidad exclusiva.
El complejo de Edipo le ofrecía al niño dos posibilidades de satisfacción una
activa y la otra pasiva.
Pudo situarse de manera masculina en el lugar del padre, y teniendo una
actitud tierna hacia la madre, la madre viene a constituirse como el primer
objeto de amor del niño, y el padre no pasa a ser menos que un rival, un
obstáculo
O situarse manera pasiva, en lugar de la madre, quiso sustituirla y hacerse
amar por el padre, con lo cual la madre queda sobrando.

La aceptación del complejo de castración, es decir que la mujer es castrada


puso fin a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de
Edipo.
Si la satisfacción amorosa en el terreno del complejo de Edipo, debe costar el
pene, entonces por fuerza estallara el conflicto entre el interés narcisista en
esa parte del cuerpo y la investidura libidinosa de las figuras parentales.
En este conflicto triunfa normalmente el primero de esos poderes, el yo del
niño se extraña del complejo de Edipo. Las investiduras de objeto, son
resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad de ambas figuras
parentales introyectadas en el yo, forman el núcleo del Superyó y así
introduce todos los procesos que tienen por meta la inserción del individuo en
la comunidad de la cultura. Aunque toma del padre su severidad perpetúa la
prohibición del incesto y así asegura al yo contra el Retorno de la investidura
libidinosa de objeto.
Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de Edipo son en parte
desexualizadas , sublimadas , son inhibidas en su meta y mudadas en
mociones tiernas . El proceso en su conjunto salvo una vez a los genitales,
alejo de ellos el peligro de la perdida y además los paralizo, cancelo su
función, con este proceso se da comienzo al periodo de LATENCIA, que viene a
interrumpir el desarrollo sexual del niño.
REPRESION – Extrañamiento del YO, respecto del Complejo de Edipo

NIÑA
El clítoris de la niña se comporta al comienzo en un todo como un pene, pero
ella por la comparación, percibe que es, demasiado corto y siente este hecho
como un perjuicio y una razón de inferioridad. La niña no comprende su falta
actual como un carácter sexual, sino que lo explica mediante el supuesto de
que alguna vez poseyó un miembro igualmente grande y después lo perdió
por castración. La niña acepta la castración como un hecho consumado,
mientras que el varón tiene miedo a la posibilidad de su consumación. La niña
hace responsable a la madre de su falta de pene.
La niña al comienzo considera su castración como una desventura personal,
solo poco a poco la extiende a otras personas del sexo femenino y por ultimo
también a la madre. Su amor se había dirigido a la madre fálica, con el
descubrimiento que la madre es castrada se vuelve posible abandonarla
como objeto de amor, comienzan a prevalecer los motivos de hostilidad que
se venían acumulando.
De esta actitud derivan tres orientaciones del desarrollo.
1) La primera lleva al universal extrañamiento respecto de la sexualidad.
La niña aterrorizada por la comparación con el varón, renuncia a su
quehacer fálico, y con él a la sexualidad en general, así como a una
buena parte de la virilidad en otros campos.
2) Retiene la masculinidad amenazada, la esperanza de tener alguna vez
un pene persiste hasta épocas tardías y la fantasía de ser un varón.
Este complejo de masculinidad de la mujer puede terminar en una
elección de objeto homosexual manifiesta.
3) Un tercer desarrollo que implica una serie de rodeos, desemboca en la
final configuración femenina que toma al padre como objeto y así halla
la forma femenina del complejo de Edipo.
Hay una fase ligazón-madre que es predipica , reclama una significación
mucho mayor en la mujer. (Amor infantil). Se trata de una ligazón tierna con
la madre la toma de arquetipo.
Para la niña el primer objeto de amor también es la madre, la tarea de
resignar esa zona genital rectora, que es el clítoris por la vagina, complica el
desarrollo de la sexualidad femenina.
El complejo edipico en la niña, se trata de que esta no soportara la renuncia
al pene sin un intento de resarcimiento, la muchacha se desliza a lo largo de
una ecuación simbólica, del pene al hijo, su complejo de Edipo culmina en el
deseo , alimentado por mucho tiempo , de recibir como regalo un hijo del
padre , parirle un hijo. El deseo con que la niña se vuelve hacia el padre es sin
duda originariamente el deseo del pene que la madre le ha denegado, y
ahora espera del padre. La situación femenina solo se establece cuando el
deseo del pene se sustituye por el deseo del hijo, el hijo aparece en lugar del
pene.
Se tiene la impresión de que el complejo de Edipo, es abandonado después
poco a poco porque este deseo no se cumple nunca. Ambos deseos el de
poseer un pene y tener un hijo permanecen en los inconsciente donde
conservan una fuerte investidura y contribuyen a preparar al ser femenino
para su posterior papel sexual

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