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(FREUD- 1910)
NIÑA
El clítoris de la niña se comporta al comienzo en un todo como un pene, pero
ella por la comparación, percibe que es, demasiado corto y siente este hecho
como un perjuicio y una razón de inferioridad. La niña no comprende su falta
actual como un carácter sexual, sino que lo explica mediante el supuesto de
que alguna vez poseyó un miembro igualmente grande y después lo perdió
por castración. La niña acepta la castración como un hecho consumado,
mientras que el varón tiene miedo a la posibilidad de su consumación. La niña
hace responsable a la madre de su falta de pene.
La niña al comienzo considera su castración como una desventura personal,
solo poco a poco la extiende a otras personas del sexo femenino y por ultimo
también a la madre. Su amor se había dirigido a la madre fálica, con el
descubrimiento que la madre es castrada se vuelve posible abandonarla
como objeto de amor, comienzan a prevalecer los motivos de hostilidad que
se venían acumulando.
De esta actitud derivan tres orientaciones del desarrollo.
1) La primera lleva al universal extrañamiento respecto de la sexualidad.
La niña aterrorizada por la comparación con el varón, renuncia a su
quehacer fálico, y con él a la sexualidad en general, así como a una
buena parte de la virilidad en otros campos.
2) Retiene la masculinidad amenazada, la esperanza de tener alguna vez
un pene persiste hasta épocas tardías y la fantasía de ser un varón.
Este complejo de masculinidad de la mujer puede terminar en una
elección de objeto homosexual manifiesta.
3) Un tercer desarrollo que implica una serie de rodeos, desemboca en la
final configuración femenina que toma al padre como objeto y así halla
la forma femenina del complejo de Edipo.
Hay una fase ligazón-madre que es predipica , reclama una significación
mucho mayor en la mujer. (Amor infantil). Se trata de una ligazón tierna con
la madre la toma de arquetipo.
Para la niña el primer objeto de amor también es la madre, la tarea de
resignar esa zona genital rectora, que es el clítoris por la vagina, complica el
desarrollo de la sexualidad femenina.
El complejo edipico en la niña, se trata de que esta no soportara la renuncia
al pene sin un intento de resarcimiento, la muchacha se desliza a lo largo de
una ecuación simbólica, del pene al hijo, su complejo de Edipo culmina en el
deseo , alimentado por mucho tiempo , de recibir como regalo un hijo del
padre , parirle un hijo. El deseo con que la niña se vuelve hacia el padre es sin
duda originariamente el deseo del pene que la madre le ha denegado, y
ahora espera del padre. La situación femenina solo se establece cuando el
deseo del pene se sustituye por el deseo del hijo, el hijo aparece en lugar del
pene.
Se tiene la impresión de que el complejo de Edipo, es abandonado después
poco a poco porque este deseo no se cumple nunca. Ambos deseos el de
poseer un pene y tener un hijo permanecen en los inconsciente donde
conservan una fuerte investidura y contribuyen a preparar al ser femenino
para su posterior papel sexual