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Al comienzo el acento recayó sobre la diversidad entre la vida sexual de los niños y
la de los adultos; después pasaron al primer plano las organizaciones pregenitales de la
libido, así como la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual. Por último, la
investigación sexual infantil y desde ahí se pudo discernir la notable aproximación del
desenlace de la sexualidad infantil (cerca del quinto año) a su conformación final en el
adulto.
No es licito considerar el estudio del sueño como la vía mas confiable para
explorar los procesos anímicos profundos.
Ahora bien, la vida onírica de la neurosis traumática muestra este carácter:
reconduce al enfermo, una y otra vez, a la situación de su accidente, de la cual
despierta con renovado terror. Se cree que si la vivencia traumática lo asedia de
continuo mientras duerme, prueba la fuerza de la impresión que le provocó. El
enfermo está fijado psíquicamente en el trauma.
Sin embargo, los enfermos de neurosis traumática no frecuentan en la vigilia
el recuerdo de su accidente. Quizás se esfuerzan por no pensar en él.
Suponiendo que los sueños de estos neuróticos traumáticos no nos disuadan
de afirmar que la tendencia del sueño es el cumplimiento de un deseo, tal vez nos
quede el expediente de sostener que en este estado la función del sueño resultó
afectada y desviada de sus propósitos]; o bien tendríamos que pensar en las
enigmáticas tendencias masoquistas del yo.
Todo niño que juega se comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio o,
mejor dicho, inserta las cosas de su mundo en un nuevo orden que le agrada. Toma
en serio su juego, emplea en él grandes montos de afecto. Lo opuesto al juego es la
realidad efectiva. El niño diferencia su mundo del juego y tiende a apuntalar sus
objetos y situaciones imaginados en cosas del mundo real. Sólo ese apuntalamiento
es el que diferencia “jugar” de “fantasear”. El adulto, cuando cesa de jugar, sólo
resigna el apuntalamiento en objetos reales, en vez de jugar, fantasea, crea lo que
se llama sueños diurnos.
El niño no oculta su jugar. El adulto preferiría confesar sus faltas a comunicar sus
fantasías. El jugar del niño está dirigido por deseos, por el deseo que ayuda a su
educación, ser grande y adulto. Imita en el juego lo que le ha devenido familiar de la
vida de los mayores. Diverso es el caso del adulto: su fantasear lo avergüenza por
infantil y por no permitido. Deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las
fantasías, y cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo, una rectificación
de la insatisfactoria realidad. Estos deseos son ambiciosos o eróticos. Aunque las
fantasías del adulto nos fueran comunicadas, no podrían depararnos placer alguno;
de hecho nos escandalizarían, o al menos nos dejarían fríos.
Una fantasía oscila en cierto modo entre tres tiempos. El trabajo anímico se anuda a
una impresión actual, una ocasión del presente que fue capaz de despertar los
grandes deseos de la persona, desde ahí se remonta al recuerdo de una vivencia
anterior, infantil las más de las veces, en que aquel deseo se cumplía, y entonces
crea una situación referida al futuro, que se figura como el cumplimiento de ese
deseo. En el caso del poeta: una intensa vivencia actual despierta en el poeta el
recuerdo de una anterior, las más de las veces una perteneciente a su niñez, desde
la cual arranca entonces el deseo que se procura su cumplimiento en la creación
poética, y en esta última se pueden discernir elementos tanto de la ocasión fresca
como del recuerdo antiguo.
La creación poética, como el sueño diurno, es continuación y sustituto de los
antiguos juegos del niño. El poeta atempera el carácter del sueño diurno egoísta
mediante variaciones y encubrimientos, y nos soborna por medio de una ganancia
de placer puramente formal, estética, que él nos brinda en la figuración de sus
fantasías.
Latencia
Período comprendido entre la declinación de la sexualidad infantil (quinto o sexto
año) y el comienzo de la pubertad, y que representa una etapa de detención en la
evolución de la sexualidad. Se observa una disminución de las actividades
sexuales, la desexualización de las relaciones de objeto y de los sentimientos y la
aparición de sentimientos como el pudor y el asco y de aspiraciones morales y
estéticas. Según la teoría psicoanalítica, el período de la latencia tiene su origen en
la declinación del complejo de Edipo.
Secundariamente, las formaciones sociales, uniendo su acción a la del superyó,
vienen a reforzar la latencia sexual, esta “[…] sólo puede provocar una interrupción
completa de la vida sexual en las organizaciones culturales que en su programa
incluyen una represión de la sexualidad infantil”.
Durante el período considerado, si bien pueden observarse manifestaciones
sexuales, no se puede hablar de una nueva organización de la sexualidad. Libido
Energía postulada por Freud como substrato de las transformaciones de la pulsión
sexual. Si bien nunca le dio una definición unívoca, Freud le atribuyó siempre dos
características originales:
Sublimación
Proceso postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas que
aparentemente no guardan relación con la sexualidad, pero que hallarían su energía
en la fuerza de la pulsión sexual. Freud describió como actividades de sublimación
principalmente la actividad artística y la investigación intelectual. Se dice que la
pulsión se sublima en la medida que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y
apunta hacia objetos socialmente valorados.
La sublimación afecta electivamente a las pulsiones parciales, en especial aquellas
que no logran integrarse en la forma definitiva de la genitalidad.
Desde el punto de vista del mecanismo, Freud indicó sucesivamente dos hipótesis:
1. La primera se basa en la teoría del apoyo de las pulsiones sexuales sobre las
pulsiones de autoconservación.
2. Con la introducción del concepto de narcisismo y con la última teoría del
aparato psíquico, se anticipa otra idea: la transformación de una actividad
sexual en una actividad sublimada requeriría un tiempo intermedio, la retirada
de la libido sobre el yo, que haría posible la desexualización. Freud habla de
la energía del yo como una energía “desexualizada y sublimada”, susceptible
de ser desplazada sobre actividades no sexuales.
Paolicchi: La función del juego. Desde sus orígenes hasta la aparición de
la representación.
Marco conceptual
Las teorías de la comprensión del juego.
Desde el nacimiento el juego constituye para el niño un elemento vital, le
permite conocer el mundo, interrelacionarse, canalizar deseos y frustraciones. El
juego transforma hechos objetos y relaciones y le permite describir el mundo físico y
simbólico que lo rodea, también resolver situaciones problemáticas.
Numerosos autores plantean que el juego tiene un valor insustituible como
posibilitador de la organización psíquica y promotor de salud. Se la considera una
actividad espontanea y placentera que se inicia en los primeros momentos de la
vida y que perdura durante toda su vida.
La experiencia de jugar es curativa y su mayor eficiencia se encuentra
cuando se logra la superposición de dos zonas de juego: la del niño y la de otra
persona (su auxiliar) en la que se produce un enriquecimiento para ambos. De no
lograrse la elaboración psíquica adecuada estos desafíos del aparato psíquico
encuentran tramitación a través de modalidades inevitablemente destructivas, ya
sea hacia el exterior o hacia el interior del sujeto.
Winnicott plantea que el juego se constituye como una primera
manifestación de una experiencia cultural. Se desarrolla en un espacio potencial
entre el individuo y el ambiente. El autor menciona que los niños gozan con todas
las experiencias físicas y emocionales del juego, expresan emociones placenteras
como agresivas, en un ambiente que no les devuelve odio.
Su funcionamiento proporciona una organización para iniciar relaciones
emocionales, y favorece el desarrollo de los contactos sociales, Un aspecto esencial
en la constitución de lo lúdico refiere a las posibilidades de integrar la realidad
interna y la externa, integración que le permitirá comunicar aspectos de su mundo
interior y exterior a las personas que constituyen su ambiente.
La imposición del juego implica acatamiento, lo que genera un
empobrecimiento subjetivo. La conformación de los vínculos basados en la
confianza en el otro y el ambiente le ofrece al niño la posibilidad de explorar lúdica y
creativamente el mundo, de impulsar los trabajos psíquicos constitutivos de la
subjetividad.
La teoría psicoanalítica plantea que el aprendizaje supone la creatividad y
que en ese proceso interviene la madre, el padre, la familia en un primer momento y
luego los maestros, cuyos vínculos afectivos se tornan esenciales durante este
proceso. Supone por parte del niño, el abordaje de procesos complejos que implican
las adquisiciones de logros vinculados al crecimiento, maduración y desarrollo. La
función de la familia y las relaciones sociales aportan elementos imprescindibles;
colabora con la puesta en marcha de los procesos de aprendizaje que involucra los
aspectos psicológicos y la continuidad de los biológicos.
De acuerdo con la concepción de Winnicott el juego permite que el niño
manipule objetos, haga intervenir su cuerpo y genere excitaciones propicias para su
desarrollo (estas deben poder acotarse para que no interfiera en lo lúdico). La
creatividad es parte de estar vivo, el impuso creador se observa en la creación de
un artista como en el llanto de un bebé.
Freud resalto la importancia y la seriedad de la actividad lúdica, tanto en su
función de realización del deseo como en su aspecto elaborativo. Desde esta última
adquiere relevancia para la constitución del psiquismo.
El estado saludable del niño se manifiesta en su posibilidad de jugar, que
puede resultar perturbada por obstáculos internos o del medio, aunque no siempre
resulte sencillo establecer una clara línea entre ambas realidades.
Winnicott: Enuncia 7 razones del juego del niño:
1) Por placer: los niños gozan con todas las experiencias físicas y
emocionales del juego.
2) Expresión de agresión: el niño la expresa en un ambiente conocido que
no le devuelve odio ni violencia. Los niños sienten que un buen ambiente
debe ser capaz de tolerar los sentimientos agresivos siempre y cuando se
los exprese en forma más o menos aceptable.
3) Controlar la ansiedad: Los niños juegan para controlar la ansiedad, la
amenaza de su exceso conduce a un juego compulsivo o repetitivo.
4) Adquisición de experiencia: la personalidad de los niños se desarrolla a
través de su propio juego y de las invenciones relativas al juego con otros
niños y adultos.
5) Establecimiento de contactos sociales: el juego proporciona una
organización para iniciar relaciones emocionales y permite así que se
desarrollen contactos sociales.
6) La integración de la personalidad : en él se establece una vinculación entre
la relación del individuo con la realidad personal interna y su vinculación
con la realidad externa o compartida.
7) Comunicación con la gente : un niño que juega puede estar tratando de
exhibir, parte de su mundo interior, a personas elegidas del ambiente.
Perspectiva social:
Robert Castel: Plantea que se padece la vulnerabilidad social desde la certeza
previa de estar protegido. Para este autor la vulnerabilidad se explica teniendo en
cuenta el tipo de inserción laboral como la categoría de inscripción relacional
que logran los sujetos. Todo individuo puede ubicarse socialmente en relación a un
doble eje: el de integración a través del trabajo y el de la inscripción relacional
(vínculos familiares, relaciones sociales). Explica las situaciones de marginalidad
como producto de procesos de desvinculación a ambos ejes. De acuerdo al grado
de inserción en dichos ejes define tres zonas
a) Zona de integración: Los individuos tienen trabajo estable y una inserción
relacional fuerte.
b) Zona de vulnerabilidad: Trabajo precario y fragilidad relacional
c) Zona de desafiliación o marginalidad: No tienen trabajo y no hay inserción
social, sino aislamiento.
Las zonas de marginalidad o desafiliación se explican por procesos de expulsión
propios de modos de funcionamiento de la sociedad.
La vulnerabilidad es la condición de fragilidad en lo social que deja expuesto al
sujeto al riesgo de la desafiliación, efecto de un modo de constitución de lo
social.
Las categorías que utiliza permiten comprender aspectos de las
transformaciones que se han visto en la Argentina de la postdictadura militar,
cuyo punto máximo de manifestación estalló en el 2001.
Perspectiva psicoanalítica
Vulnerabilidad desde el psicoanálisis relacionado con desamparo y
desvalimiento.
Desamparo (Laplanche): Estado del lactante que, dependiendo totalmente de
otra persona para la satisfacción de sus necesidades se halla impotente para
realizar la acción especifica adecuada para poner fin a la tensión misma interna.
Desvalimiento (Freud): Originario del ser humano que impone la necesidad de
la presencia de otro auxiliar potente. Así se va construyendo el psiquismo en una
realidad intersubjetiva signada por el posicionamiento asimétrico del adulto que
garantiza el sostén del infans. Freud habla de dos grandes fuentes de
desvalimiento o desamparo psíquico que pueden ejercer su efecto a lo largo de
la vida: incitaciones exógenas que vienen desde el mundo y las incitaciones
endógenas, propias de la pulsión.
Silvia Bleichmar Plantea que el sujeto necesita sostén identitario que le brinda
la potencia a un grupo a partir de la renuncia de las pulsiones libidinales y
hostiles. Su falta en los procesos de constitución psíquica y la ausencia de
empatía provocan daños en la subjetividad y también en la construcción de la
noción de semejante.
Imitación diferida:
Se inicia en ausencia del modelo. En una conducta de imitación sensomotora, el
niño comienza por imitar en ausencia del modelo (por ejemplo, un movimiento de la
mano), después puede continuar en ausencia de ese modelo, sin que ello implique
representación en pensamiento. Ejemplo: Niña de 16 meses ve a un amiguito
enojarse, gritar y patalear (nuevo para ella) dos horas después imita la escena
riéndose, esta imitación diferida constituye un comienzo de representación y el
gesto imitador, un inicio de significante diferenciado.
Juego simbólico:
Hay seguidamente, juego simbólico o de ficción (desconocido en el sensoriomotor).
Niña aparentando dormir, sentada y sonriendo, pero cerrando los ojos, con la
cabeza inclinada y el pulgar en la boca, la sabana simula una almohada; pero poco
después hace dormir a su oso. En todos esos casos la representación es neta y el
significante diferenciado es un gesto imitador, pero acompañado de objetos que se
ha hecho simbólicos.
Dibujo:
En sus comienzos un intermediario en el juego y la imagen mental aunque no
aparece antes de los dos años y medio.
Imagen mental:
Viene luego, la imagen mental no se encuentra en el nivel sensomotor, aparece
como una imitación interiorizada.
Lenguaje:
Permite la evocación verbal de acontecimientos no actuales. Cuando la niña dice
“miau” sin ver ya el gato, existe representación verbal, además de imitación.
Papel de la imitación
Siendo tales las primeras manifestaciones de la sunción semiótica, el problema es
comprender el mecanismo de su formación. La solución se simplifica por el hecho
de que las cuatro primeras de dichas formas de conducta se basan en la imitación, y
que el lenguaje mismo se adquiere en un contexto necesario de imitación. La
imitación constituye la prefiguración senso-motora de la representación, en
consecuencia, el termino de paso entre el nivel senso-motor y el de las conductas
propiamente representativas.
Al termino del periodo sensomotor, el niño ha adquirido dominio de la imitación
generalizada, para que se haga posible la imitación diferida.
Con el juego simbólico y el dibujo ese paso de la representación en acto a la
representación- pensamiento se ve reforzado: el “Simular dormir” es un acto
desligado de su contexto, pero también un símbolo generalizable. Con la imagen
mental la imitación no es ya solo diferida, sino interiorizada, disociada de todo acto
exterior. La adquisición del lenguaje hecha accesible en esos contextos de
imitación, cubre finalmente el conjunto del proceso.
El juego simbólico
El dibujo
El DIBUJO se inscribe a mitad de camino entre el juego simbólico y la imagen
mental. Para Luquet, hasta los 8 o 9 años el niño es esencialmente realista de intención,
pero comienza por dibujar lo que sabe (realismo intelectual) de un personaje o un objeto
mucho antes de expresar gráficamente lo que ve en él (realismo visual).
Fases del dibujo (Luquet):
➢ Realismo fortuito (2-3): garabatos, con significación que se descubre luego.
➢ Realismo frustrado (4-5): o fase de incapacidad sintética, donde los elementos
están yuxtapuestos, en lugar de coordinados en un todo (sombrero muy por encima
de la cabeza, botones al lado del cuerpo).
➢ Monigote: un estadio de gran interés del monigote es el “monigote-renacuajo”,
donde sólo figura una cabeza provista de apéndices filiformes (las piernas o brazos y
piernas) pero sin tronco.
➢ Realismo intelectual (6-8): el dibujo ha superado las dificultades primitivas, pero
no hay preocupación por la perspectiva visual (un rostro de perfil tiene 2 ojos porque
las personas tenemos 2, la comida o bebés en la panza se dibujan [transparencia],
etc.).
➢ Realismo visual (8 o 9): el dibujo representa ahora lo que es visible desde un
punto de vista particular. El dibujo tiene en cuenta la disposición de los
Problemas de la imagen:
Parece que las imágenes mentales resultan de imitación interiorizada. Esa imitación trata de
proporcionar copia de los cuadros perceptivos con eventuales esbozos de referencias
sensoriales.
En cuanto al problema de las relaciones entre imagen y pensamiento se ha mostrado la
existencia de pensamiento sin imagen: puede imaginarse un objeto; pero el juicio que afirma
o que niega su exigencia no es imaginado, lo cual equivale a decir que juicios y operaciones
son ajenos a la imagen.
Dos tipos de imágenes
Se realizó un análisis de las imágenes mentales en niños de 4-5 años y niños de 11-12.
Indica una diferencia clara entre preoperatorio y operatorio.
Se distinguen dos categorías.
Imagen reproductora: Se limitan a evocar espectáculos ya conocidos y percibidos
anteriormente.
Imagen anticipadora: Que imaginan movimientos, así como resultados, pero sin haber
asistido con anterioridad a su realización.
Al nivel preoperatorio, las imágenes mentales del niño son casi exclusivamente estáticas,
solo al nivel de operaciones concretas, los niños consiguen reproducciones de movimientos
anticipados. Eso parece probar:
1) La reproducción imaginada de movimientos o de transformaciones, incluso
conocidos, supone una anticipación.
2) Que toda imagen se apoya sobre operaciones que permiten comprender esos
procesos, a la vez que imaginarlos.
Las imágenes-copia
En las que el modelo queda ante los ojos del sujeto sin que haya evocación diferida a días o
semanas de distancia.
Imágenes y operaciones
Relación entre la representación imaginada y la operación. La técnica consiste en presentar
pruebas habituales de conservación operatoria y se le pide que anticipe lo que va a pasar.
En la prueba de conservación de líquidos los sujetos pre-operatorios (5 a 7 años) esperan
una especie de conservación general, que es, realmente, una “pseudoconservación” la
misma cantidad que beber, pero cuando ven que el agua llega más arriba en un vaso que
en el otro empiezan a negar toda conservación de las cantidades.
En el segundo grupo prevén correctamente, pero de antemano concluyen que la cantidad
de liquido no se conservará (prever, pero no comprender).
Después de los 7-8 años la imagen se hace anticipadora y mejor para servir de soporte a
las operaciones.
Se puede concluir que las imágenes mentales solo constituyen un sistema de símbolos que
traducen, mas o menos exactamente, pero en general con retraso, el nivel de compresión
preoperatoria y luego operatoria de los sujetos.
Lenguaje
En el niño “normal” el lenguaje aparece al mismo tiempo que las otras formas del
pensamiento semiótico. El sordomudo el lenguaje articulado se adquiere después de la
imitación diferida, el juego simbólico y la imagen mental. Lo que parece indicar su carácter
genético derivado de su transmisión social, supone las construcciones previas de esas
formas de semiosis; por el contrario, esa constitución, como muestra la sordomudez, es
independiente al lenguaje.
Evolución…
Comienza tras una fase de balbuceo espontaneo (6 a 10-11 meses) y una fase de
diferenciación de fonemas por imitación (11-12 meses) por un estadio situado al termino del
periodo sensomotor descrito como “palabras-fases”. Esas palabras únicas pueden expresar,
deseos, emociones o comprobaciones.
Desde el fin del segundo año se señalan frases de dos palabras: luego pequeñas
frases completas sin conjugaciones y después una adquisición progresiva de estructuras
gramaticales. Trabajos han demostrado que la adquisición de las reglas sintácticas no se
reducía a una imitación pasiva, sino que entrañaban asimilación generalizadora, también ha
demostrado que esas reducciones de las frases adultas a modelos originales infantiles
obedecían a exigencias funcionales, como la conservación de un mínimo de información y
la tendencia a mejorar ese mínimo.
Lenguaje y pensamiento
Si se comparan las conductas verbales con las senso-motoras, se observan grandes
diferencias en favor de las primeras. Las adaptaciones senso-motoras están ligadas al
espacio y al tiempo, el lenguaje permite al pensamiento referirse a extensiones
espaciotemporales más amplias y liberarse de lo inmediato. La inteligencia senso-motora
procese por acciones sucesivas y progresivamente más el pensamiento consigue, gracias al
lenguaje, representaciones de conjunto simultaneas.
Esos progresos del pensamiento se deben a la función semiótica: es ella la que
desliga el pensamiento de la acción y crea la representación.
Winnicott: El niño y el mundo externo. (Parte 3, capítulo 4)
¿Por qué juegan los niños?
Placer:
Los niños gozan con todas las experiencias físicas y emocionales del juego. Se puede
proporcionar materiales e ideas sin embargo parece mas conveniente ofrecer de menos que
de más, ya que los niños son capaces de encontrar objetos e inventar juegos con mucha
facilidad y disfrutan al hacerlo.
Integración de la personalidad
El juego establece una vinculación entre la relación del individuo con la relación personal
interna y su relación con la realidad externa o compartida.
El juego es la alternativa a la sensualidad en el esfuerzo del niño por no disociarse. Es bien
sabido que cuando la ansiedad es relativamente grande, la sensualidad se torna compulsiva
y el juego resulta imposible.
De modo similar, cuando se encuentra a un niño en quien la relación con la realidad interna
y la relación con la realidad externa no están articuladas, cuando con esa sería división de
la personalidad no puede jugar,