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Principales hallazgos
Con la Edad del Hierro (1.200-600 a.C.), cuya aparición había coincidido con
la destrucción del Imperio hitita, Palestina conoce una serie de oleadas de
nuevas gentes. Una primera oleada procede del desierto (oleada israelita) y
otra segunda del mar (aquí hay que ubicar a los filisteos, componentes de
los llamados Pueblos del Mar). Ambas oleadas, de las que se han hallado
restos materiales, sobre todo cerámicas, pronto se enfrentarían para poder
controlar la totalidad del país. En las luchas vencieron los venidos del
desierto (los israelitas), iniciando así su historia tras eliminar al conjunto de
la pentápolis filistea, pueblo que desparecería de la historia. La arqueología
ha documentado un establecimiento del Hierro I en Siloh, destruido
probablemente por los filisteos a mediados del siglo XI a.C., así como varios
estratos de tal época en Tell el-Far'a (excavaciones de R. de Vaux, en 1962).
Toda la Edad del Hierro se halla representada en Tell el-Ful, muy cerca de
Jerusalén, con restos de construcciones efectuadas por el rey Saúl (1030-
1010 a.C.). Asimismo, importante material han facilitado los estratos de
Hasor, excavada por Y. Yadin entre 1955 y 1958. La Megiddo de tiempos del
rey Salomón reviste una gran importancia, ya que en ella se han hallado los
restos de unas caballerizas capaces al menos para 300 caballos. Del Hierro
II hay testimonios de las murallas y el palacio de Samaría, la ciudad escogida
como capital por el rey Omrí. En general hay que remarcar, para la Edad del
Hierro la solidez de las murallas de las ciudades israelitas (casamatas de
Hasor, Gezer y Megiddo), el abundante uso de instrumental fabricado con
tal metal y el descenso de las comodidades urbanas frente a etapas
anteriores. Se han hallado restos de las instalaciones hidráulicas (sinnor), a
base de túneles escalonados que permitían acceder desde el interior de las
ciudades a manantiales y fuentes, cuyos ejemplos más significativos son los
de Megiddo, Gezer, Gabaón y Jerusalén. No se ha documentado, en cambio,
ningún santuario israelita de esta etapa de la Edad del Hierro, aunque sí han
aparecido restos de mobiliario cúltico, consistentes en altares de cuernos,
mesas de oblación y algunos incensarios. No hay que olvidar que la riqueza
obtenida en el comercio se volcaría en la construcción del Templo de
Salomón, destruido en el año 70 por las tropas de Tito, el hijo del emperador
romano Vespasiano. La cerámica hallada ha permitido establecer tres
períodos para la Edad del Hierro, coincidentes históricamente con el Período
de los Jueces, con la Monarquía dividida y con la Dominación persa. Dicha
cerámica consiste en formas nuevas a las que se las estampilla. Asimismo,
las formas adoptaron tipos específicos según se tratase de alfares del área
de Israel o de Judá, que eran entonces los dos reinos en que Palestina estaba
dividida. Los documentos escritos son ya muy abundantes (Estela de Mesha,
inscripción de Ezequías, ostraca de Lakish y de Samaría).
El arte figurativo israelita es pobre, con la excepción de los marfiles de
Samaría, de procedencia claramente fenicia. Sí son, en cambio, interesantes
las construcciones defensivas, sobre todo en lo referente a las puertas de
triple tenaza, según puede observarse en Hasor, Gezer y Megiddo, o las
puertas en zig-zag, como las de Lakish y Tell el-Nasebeh. Megiddo sería
destruida por el faraón Nekao II en el año 609 a.C. Cuatro años después
Jerusalén sería tomada por Nabucodonosor II, el cual destruyó diferentes
enclaves. El período de dominación persa en Palestina es mal conocido, y lo
mismo ocurre con la arqueología de tal etapa (550-330 a.C.). Los restos más
notables se han detectado en Lakish (fue un centro de su administración),
sobre todo en su palacio, sostenido por columnas de estilo parto, y en Ramat
Rahel, con restos de lo que pudo ser un pequeño palacio aristocrático.
Muchas jarras estampadas con diferentes inscripciones y vasos de plata
persas han sido hallados en Gezer y en Sharuhen.
La arqueología y la Biblia
Temas relacionados
Historia.
Arqueología.
Judaísmo.
Hebreo.
Cristianismo.
Biblia.
Antiguo Testamento.
Nuevo Testamento.
Bibliografía
F. LARA PEINADO
Biblia de Alba.
En el primer tercio de siglo el rabino judío Moisés Arragel llevó a cabo la
traducción de la Biblia del hebreo al castellano. Este estudioso de
Guadalajara se había establecido en Maqueda en 1422, y D. Luis de Guzmán,
Maestre de Calatrava, le animó a traducir y comentar la Biblia en lengua
castellana. Aunque en un principio a Arragel le asustó la complejidad y
peligrosidad de la empresa (por las diferencias entre judíos y cristianos en
la interpretación de la Biblia) y se resistió a llevarla a cabo, aconsejado por
el franciscano Arias de Encina, concluyó en 1433 la traducción de la que a lo
largo del tiempo se conocerá (de acuerdo con el nombre de su posterior
propietario) como Biblia de la casa de Alba.
Véase Biblia.
Bibliografía.
Biblia de Ferrara.
Bibliografía.
Temas relacionados.
Biblia de Alba.
Biblia de Ferrara.
Biblia Gótica o Biblia de Ulfila.
Biblia Hebrea.
Biblia Políglota Complutense.
Biblia Políglota de Amberes.
Biblia en España.
Cristianismo.
Deuterocanónicos, Libros.
Ladino.
Literatura Sefardí.
Masora.
Masoreta.
Antiguo Testamento.
Nuevo Testamento.
Pentateuco.
Libros Proféticos.
Religión.
Libros Sapienciales.
Sefardí.
Septuaginta.
Targum.
Teología.
Usque, Abraham.
Vulgata.
Biblia en España, La
La Biblia, más concretamente la Vulgata latina, es la primera entre todas
las referencias librarias en la cultura hispánica, como en el resto de Europa;
a su lado, conviven los ejemplares de la Biblia Hebrea que se derivan de la
importante judería española. En los orígenes de la literatura romance de la
Península Ibérica, se han documentado numerosas traducciones bíblicas; en
los años de la Reforma, España participó en los estudios de la Filología Bíblica
con la labor de un puñado de humanistas de gran renombre, como Antonio
de Nebrija, Demetrio Ducas, Benito Arias Montano y otros estudiosos. Desde
Trento, la aportación de España a la revisión de la Biblia fue menor hasta el
siglo XX, en que los estudiosos del ámbito de la Filología Bíblica Trilingüe
han hecho grandes aportaciones en las tradiciones hebrea, griega y latina,
al tiempo que han logrado ofrecer una Biblia católica comúnmente aceptada.
Edad Media
Junto a ello se han de incluir las obras del s. XV que toman como base la
Vita Christi y que florecen al amparo de la devotio moderna, impulsada por
Thomas Kempis y Jean Gerson; en este ámbito, crecen obras como la
traducción de la Vita Christi de Ludolfo de Sajonia por Ambrosio Montesino,
o bien la poesía de inspiración bíblica (con un caso extraordinario en Pablo
de Santa María, antiguo rabino de Burgos y más tarde Obispo de Burgos,
con Las siete edades del mundo), los comentarios y tratados sobre temas
bíblicos o la numerosísima literatura homilética, de especial riqueza durante
los ss. XIV y XV. El influjo de la Biblia es extraordinario, en mayor o menor
medida, en el conjunto de la literatura de ese período. De una importancia
enorme es el fenómeno de los comentarios y de las diversas formas de
exégesis bíblica, apoyada en glosas tan conocidas como las de Nicolás de
Lira, con versiones a las distintas lenguas vernáculas.
Bibliografía
Siglos de Oro
Bibliografía
Con todo, la nueva edad de oro de los estudios bíblicos en España sólo
llegará cuando, entre 1923 y 1936, se acometa una gran traducción de la
Biblia en Salamanca, con Eloíno Nácar y Alberto Colunga como responsables;
sus esfuerzos cuajarán en la Sagrada Biblia publicada por la Biblioteca de
Autores Cristianos en 1944 y reeditada sucesivamente hasta el día de hoy.
En 1925, nace la Asociación para el Fomento de los Estudios Bíblicos en
España. Por su parte, el acaudalado catalán Françesc Cambó dio vida a la
Fundación Bíblica Catalana, que tradujo los Textos Sagrados al catalán en
un periodo que va desde los años de la Segunda República hasta 1948, en
que vio finalmente la luz. Un proyecto semejante fue animado por
Buenaventura Ubach en el monasterio de Montserrat, con una magna
traducción de la Vulgata al catalán en 1926. A finales de los años veinte, fue
apareciendo la primera traducción del Nuevo Testamento al vascuence, por
parte de R. de Olabide; en 1958, vio la luz la del Antiguo Testamento.
Temas relacionados.
Antiguo Testamento.
Biblia.
Biblia de Alba.
Biblia de Ferrara.
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Biblia Hebrea.
Biblia Políglota Complutense.
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Religión.
Libros Sapienciales.
Septuaginta.
Targum.
Teología.
Visigodos.
Vulgata.
Biblia hebrea
Un pequeño grupo, llamado «los cinco rollos», Rut, Cantar de los cantares,
Qohelet, Lamentaciones y Ester, tienen en común el tono «edificante» y
aleccionador; no obstante, el escepticismo existencial reflejado en el libro de
Qohelet y el tono erótico del canto nupcial que constituye el Cantar hicieron
que se discutiera durante mucho tiempo si debían incluirse o no entre los
libros sacros.
Hay finalmente dentro del grupo libros históricos, como Crónicas y Esdras
Nehemías que, tras pasar revista de manera sintética a toda la historia de
Israel, relatan la vuelta del exilio y la reconstrucción del Templo. El libro de
Daniel, seguramente el último de todos los que forman parte de la Biblia
hebrea, es de carácter apocalíptico y puede haberse escrito en el siglo II a.C.
Temas relacionados.
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Masora.
Masoreta.
Nuevo Testamento.
Pentateuco.
Libros Proféticos.
Religión.
Libros Sapienciales.
Septuaginta.
Targum.
Teología.
Vulgata.
Bibliografía.
CANTERA, F., IGLESIAS, M., eds., Sagrada Biblia. Versión crítica sobre los
textos hebreo, arameo y griego. (Madrid: BAC, 1979).
Á. Sáenz-Badillos
Para llevar a cabo el proyecto, Cisneros puso todos los medios a su alcance,
sin reparar en gastos. El mejor impresor de su tiempo, un buen tipógrafo
griego, Nicetas Fausto, y un experto editor de textos griegos, el cretense
Demetrio Ducas, al que hará venir expresamente para la edición; tres
judeoconversos con buena formación hebrea (a pesar de las sospechas y
desconfianzas que eso pudiera suscitar en la atmósfera de su tiempo),
Alfonso de Zamora, Pablo Coronel y Alfonso de Alcalá, se encargarán de los
textos hebreos y arameos; un buen grupo de helenistas y latinistas de
Salamanca, como Nebrija, Hernán Núñez (también llamado el Pinciano o el
Comendador Griego), o Diego López de Zúñiga, ayudados por otros jóvenes
maestros de la Universidad de Alcalá, como Juan de Vergara o Bartolomé de
Castro, a los que se encarga la columna latina y las versiones interlineares,
completan el selecto equipo reunido por Cisneros. Sólo Nebrija se aparta
pronto de la empresa por disparidad de criterios. Para todos busca fuentes
de financiación y, en muchos casos, trabajo en su Universidad como
profesores. Además, compra o consigue en préstamo los mejores
manuscritos hebreos, arameos, griegos y latinos de los que se tiene noticia
y pide a los colaboradores que se atengan cuidadosamente a sus lecturas.
No se puede pedir más.
Resulta notable que Cisneros decidiera imprimir una Políglota en esa España
que acaba de expulsar a los judíos y tenía ya una Inquisición en pleno
funcionamiento, con la que tuvieron problemas al menos dos de los
colaboradores de la Complutense: Elio Antonio de Nebrija, por haberse
atrevido a acercarse como gramático al mundo de la Biblia sin ser Maestro
en Teología, y Juan de Vergara, a quien se acusa entre otras cosas de
criterios bíblicos poco ortodoxos. A más de uno le molesta que en la empresa
del Cardenal participen tantos «cristianos nuevos». Imprimir una Políglota
significaba proporcionar a una generación de intelectuales y estudiosos
textos que anteriormente les habían estado poco menos que vedados, darles
los instrumentos lingüísticos y textuales para llegar al fondo de las cosas y
no contentarse únicamente con un texto defectuoso de la versión latina
tradicional, y ofrecerles la posibilidad de discutir el valor de las lecciones de
la Vulgata contrastándolas con los textos originales.
Bibliografía.
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Masora.
Masoreta.
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Septuaginta.
Targum.
Teología.
Vulgata.
Bibliografía.