Clay tablet with cuneiform letter of king Tushratta of Mitanni ( 1370 BC )

Museum of Ancient Near East ( Berlin )

Wolfgang Sauber
 Mitanni
El Imperio desconocido 1
Hipólito Pecci Tenrero
El Próximo Oriente forma parte de estas
regiones que esperan pacientemente el
momento en que los arqueólogos e
historiadores consigan alcanzar sus
profundos misterios, desentrañar sus
enigmas y extraer lo rescoldos de los
antiguos estados, imperios y grupos que
compusieron nuestro pasado y quizás nuestro
presente.
De esta manera, poco a poco se ha ido
creando una imagen, una idea que nos
retrotrae, quién sabe si acertadamente o no,
a pueblos pasados que en una época fueron
vida, Babilonia, Asiria, Persia, Egipto....
Una de estas huellas brotó, no hace mucho
tiempo, para rescatar la historia de un reino,
que hasta ese momento se había mantenido
oculto entre las brumas del pasado.
Arrancando desde El Cairo, la moderna
capital de Egipto, y tomando rumbo hacia el
sur por la orilla derecha del Nilo, a unos 300
kilómetros se alcanzan una serie de aldeas
pobladas, según se dice, desde el siglo XVIII
por beduinos de la tribu de los Beni Amram.
En la zona se encontraba una sucesión de
ruinas que hablaban de la existencia de una
antigua ciudad, la cual, hasta el momento, no
había despertado la suficiente curiosidad para
convertirse en objeto de atención que
moviera a ser investigada.
1
Texto publicado originalmente en "Revista de Arqueología. Año 30. Nº 335, 2009. Págs. 38-49"
Sin embargo, a comienzos del siglo XIX
diferentes investigadores dirigieron su mirada
a este territorio, propiciando con ello que se
llevaran a cabo diversos estudios y hallazgos
arqueológicos, y con ello, el inicio de una
frenética actividad con el fin de desentrañar
los secretos hasta ahora tan bien protegidos.
Así, el inglés John Gardner Wilkinson (1 797-
1 875) en 1 824 rastrearía el terreno intentando
reconocer el yacimiento, y dos años después,
junto a James Burton (1 788-1 862),
escudriñaron las ruinas con el fin de poder
identificar los diferentes restos.
Paulatinamente se produjeron diversas
expediciones con el objeto de recuperar todo
lo posible de la zona, hasta poder
desentrañar de qué urbe se trataba.
Hasta allí se acercarían renombrados
arqueólogos del momento, como el alemán
Karl Richard Lepsius (1 81 0-1 884) o
posteriormente, en 1 883, una expedición
formada por un equipo francés comandado
por Gaston Maspero (1 846-1 91 6), que se
afanó en limpiar diferentes tumbas
descubiertas en la región.
Definitivamente se conocía la existencia de la
antigua ciudad de Akhetatón “El Horizonte de
Atón”, la capital de nueva planta erigida por
Amenofis IV, Akhenatón, y conocida en la
actualidad como Tell El-Amarna.
 Relieve elaborado en caliza representando a la familia real.
Akhenaton, Nefertiti y varias de sus hijas
XVIII Dinastia. Museo de Berlín

EL AMANECER DE MITANNI diplomática y política entre diferentes estados

Unos años después de la expedición de
Maspero, en 1 887, comenzaron a circular por
el mercado de antigüedades de El Cairo una
serie de piezas de arcilla, repletas de signos,
que llamarían la atención de los especialistas.
Estos objetos, encontrados de forma fortuita
por campesinos en la zona de Tell El-Amarna,
fueron “colocados” en el mercado en cantidad
respetable, ya que se pusieron en circulación
unas 300 tablillas.
Durante este período Sir Ernest Alfred Wallis
Budge (1 857-1 934) se encontraba en la
capital egipcia con la misión de adquirir
objetos para el Museo Británico, y sobre todo,
si era viable, documentación escrita que
pudiera clarificar diferentes aspectos de la
antigüedad egipcia. De esta forma, tras
conocer los sucesos, indagó y rebuscó hasta
lograr hacerse con uno de los documentos,
procediendo a su estudio.
Las Tablillas de Amarna integraban el archivo
de Palacio, y al tratarse de correspondencia
aparecían redactadas en escritura cuneiforme
e idioma acadio, lengua franca manejada en
las relaciones entre los gobiernos de la época
del II m. a. C.
De esta forma, Sir Ernest Alfred Wallis Budge
fue adentrándose poco a poco en el universo
que se abría ante él, hasta llegar al núcleo del
documento, para descubrir que se trataba de
correspondencia cursada entre los diferentes
reyes y soberanos de las regiones de Siria,
Palestina y Babilonia, además del correo y la
documentación que los funcionarios egipcios
delegados en estos territorios remitían al
faraón egipcio.
Entre toda la información encontrada, el
investigador reparó en un término que le
llamó poderosamente la atención, una
expresión que brotaba de la correspondencia
y hasta el momento era desconocida, se
trataba de Mitanni.
Efectivamente, en el Archivo de Amarna se
localizaba la correspondencia que el rey
Tushratta de Mitanni había mantenido primero
con Amenofis III, y tiempo después con su
hijo Amenofis IV, datada en torno a la mitad
del siglo XIV a. C. Su contenido refleja las
relaciones existentes entre los diferentes
estados de la época, poniendo de manifiesto
los usos políticos y diplomáticos imperantes,
que incluso utilizaban los lazos y parentescos
del matrimonio con el fin de sellar alianzas.
“...Mi padre te amaba y tú amabas a mi
padre. De acuerdo con esa amistad, mi padre
te dio a mi hermana....”; en donde el
soberano mitannio hace referencia a la unión
entre Kelu-Kheba, también llamada
Gilukhepa, su hermana, y el faraón Amenofis
III. Esta alianza debió de ser considerada
muy importante ya que la princesa mitannia
llegaría a la corte egipcia acompañada de
numerosas riquezas y un séquito de más o
menos 320 damas de compañía.
Otro indicativo de la diplomacia imperante se
aprecia en la petición de Tushratta a
Akhenatón tiempo más tarde de una princesa
egipcia con la que poder contraer matrimonio
“...Estos bienes que yo te he enviado ahora te
los he mandado estando bien entendido que
cuando mi hermano me dé la mujer que para
mí le he pedido y me sea traída aquí y yo la
vea....”.
Los enlaces matrimoniales comenzaron a
practicarse entre egipcios y mitannios desde
tiempos de Tutmosis IV, e incluso existe quién
piensa que Nefertiti, mujer de Amenofis IV,
podría haber tenido un origen mitannio.
Esta estrategia de parentesco sería
beneficiosa para Mitanni, pues facilitaría la
paz en su frontera sur, puesto que la frontera
con Egipto se había estabilizado, y así
posibilitaba tener las manos libres para
concentrar toda la atención en el Norte, que
era donde se encontraba el verdadero
peligro.
DIPLOMACIA Y CONTACTOS
El intercambio de correspondencia, además
de proporcionar a los investigadores
numerosos datos sobre la enrevesada forma
de llevar a cabo la administración y las
relaciones exteriores, en ocasiones reflejaba
otros detalles más pueriles, como el simple
hecho de la entrega de obsequios, presentes
que aparecen detallados uno a uno, de modo
que parece que se buscara facilitar el trabajo
de los arqueólogos de los tiempos venideros.
Carta de Amarna
British Museum
Las tablillas otorgaron una dádiva a los
arqueólogos e investigadores del momento,
ya que tras haberse repuesto de la
mayúscula sorpresa y el consiguiente revuelo
en torno a las recientes confidencias, se
encontraban entusiasmados con la idea de
emprender nuevas excavaciones en busca de
Mitanni.
A principios del siglo XX se acometerían las
campañas arqueológicas con el objetivo de
hallar los vestigios de este reino desconocido
hasta el momento. Ya en 1 911 el alemán Max
Freiherr Von Oppenheim (1 860-1 946),
mientras se encontraba excavando en el
noreste de Siria el yacimiento de Tell Halaf, se
interesó por una zona aledaña cercana al río
Khabur, en donde más tarde saldrían a la luz
diferentes restos de origen mitannio. Este
yacimiento, conocido posteriormente como
Tell Fecheriye, tendría multitud de problemas
desde el principio para emprender las
campañas de excavaciones debido a la II
Guerra Mundial.
Transcurrido un tiempo se abordan los
estudios en otras zonas, así, se buscan
huellas de Mitanni en diferentes lugares del
Próximo Oriente, comenzando a realizarse
durante la década de los años veinte unas diez mil de estas tablillas datadas hacia
diferentes trabajos en el oeste de Irak, el siglo XV, en su mayoría poseyendo
permitiendo localizar la ciudad de Nuzi, a contenido religioso.
unos cuarenta kilómetros de la actual Kirkuk. De la misma manera en la ciudad de Ras
El descubrimiento de este yacimiento tuvo Shamra, la antigua Ugarit, un importante
una importancia trascendental, ya que las enclave situado en la costa mediterránea de
labores de excavación permitieron Siria, desde principios de los años treinta del
desenterrar un gran número de tablillas siglo XX comenzaron a efectuarse misiones
redactadas en lengua acadia y escritura arqueológicas con el objetivo de localizar su
cuneiforme, que desvelaron una ingente primitiva ubicación, trabajos que depararon
cantidad de datos necesarios para penetrar, una grata sorpresa, ya que durante su
profundizar lo máximo posible en el mundo desarrollo se realizó un descubrimiento
mitannio. significativo al hallarse los archivos reales de
Unos años más tarde, a la altura de 1 933, la la ciudad, en donde se almacenaban
situación se tornó difícil debido a los diferentes acontecimientos relacionados con
problemas e intromisiones de índole político. Mitanni.
Este ambiente impedía a los arqueólogos Las diferentes excavaciones y
emprender nuevas excavaciones, por lo que descubrimientos efectuados permitieron
muchos de ellos deciden instalarse y trabajar conocer y delimitar el territorio al que llegaría
en Siria, recuperando nuevas reliquias a extenderse el reino de Mitanni, aunque
mitannias. desafortunadamente, su historia se mantiene
En la campaña de 1 935/37 el investigador oculta, conociéndose vagamente la etapa que
inglés Max Edgar Lucien Mallowan (1 904- se retrata en las Cartas de Amarna.
1 978), conocido, aparte de por su labor
arqueológica, curiosamente por ser el
segundo marido de la celebérrima novelista
Agatha Christie, se lanzó a la tarea de
excavar Chagar Bazar.
Este asentamiento, enclavado en el norte de
Siria y cercano a un afluente del Khabur,
registra una cronología cuyo origen se
remonta a periodos neolíticos; posteriormente
sufriría una fase de abandono, para ser de
nuevo repoblado o habitado a principios del II
milenio a. C., ya en época mitannia.
Sin embargo, los hallazgos referentes a
Mitanni no sólo se circunscribían al área de
Siria e Irak; de la misma forma, en diferentes
lugares del Cercano Oriente fueron
apareciendo un sinfín de tablillas de arcilla
aludiendo directamente a este reino.
Uno de los hallazgos más importantes, aparte
de la correspondencia de Amarna
mencionada anteriormente, se produjo en
Hatussa, también denominada Bogazköy, Carta diplomática de Tushratta a Amenofis III
capital del Imperio Hitita situada al este de
Ankara. Desde 1 906 se efectuaron los
trabajos de excavación del asentamiento,
dando como fruto gran cantidad de material,
ya que se han registrado aproximadamente
LOS HURRITAS
Si es poco conocido el devenir de los
principados y ciudades antes de la aparición
del reino de Mitanni, no es menos cierto que
es igualmente poco accesible la historia y
procedencia de su gente, debido
fundamentalmente a las grandes lagunas
existentes a causa de la falta de
documentación.
Ante esta escasez de fuentes, la cual ha
obligado a los investigadores a enfrentarse a
un hermetismo casi total, era lógico que
aparecieran diferentes teorías sobre
cuestiones tan importantes como la
procedencia de estos grupos humanos.
Hasta no hace mucho tiempo la idea más
extendida situaba a los hurritas en las
regiones del norte de siria en momentos
inmediatamente anteriores a la aparición de
los pequeños estados independientes,
aunque poco a poco los nuevos
descubrimientos permiten entrever que esta
teoría no es del todo cierta, pues durante el III
milenio a. C. ya se encontraban asentados en
dichos territorios.
Así, en los últimos siglos de este milenio se
hallan indicios en diferentes puntos, cerca del
río Tigris, en territorios circundantes al sur de
Asia Menor y norte de Siria, etc., adquiriendo
esta última región un valor añadido, ya que es
en esta zona en donde aparece la escritura
más antigua en hurrita conocida hasta ahora.
Sin embargo, las discusiones, estudios y
teorías en cuanto al origen de este grupo
humano se han ido sucediendo a lo largo del
tiempo, hasta situarlo en diferentes puntos de
Asia.
De esta manera, se han conjeturado
opiniones para todos los gustos, situando su
génesis en tierras de Mesopotamia, en el
oriente de Asia menor, desde donde se
expandirían hacia Siria y Mesopotamia en una
fecha indeterminada, o en alguna región del
Caúcaso en donde actualmente se asientan
Armenia, Georgia, Azerbaiyán y algunas
zonas de Rusia.
Pero no todo queda aquí, ya que asimismo se
ha pretendido identificar su cuna tomando
como muestra algún rasgo material
característico de su cultura, de por sí muy
poco conocida, ya que es casi imposible una
tipificación física, puesto que no hacían uso
de la inhumación como forma de
enterramiento, si no que depositaban el
cadáver a la intemperie para que fuera
descarnado por los animales, y los despojos
eran incinerados.
De esta forma se arguye que es imposible
que fuera un pueblo autóctono de la zona
siria, ya que esta región no poseía madera, ni
en calidad ni en cantidad suficiente, para
poder producir carros de guerra, amén de no
contar con gran número de caballos para ser
utilizados por la caballería y como animales
de tiro. En esta última hipótesis se basan los
defensores de un origen caucásico, ya que
argumentan que, al contrario de Siria, en
zonas de Armenia e Irán la cría caballar ya
era conocida hacia mediados del III milenio a.
C., y posteriormente el carro de guerra sería
utilizado y potenciado por los hititas, reino que
apareció hacia finales del siglo XVIII a. C. o
principios del XVII a. C. e introducido por los
hicsos en su invasión a Egipto por las mismas
fechas, cercanas también a la fundación del
reino de Mitanni.
Otro punto para deducir una procedencia
foránea se fundamenta en la lengua, ya que
utilizaban un lenguaje indoeuropeo, indoario,
concretamente el sánscrito, baste como
ejemplo el término maryannu, proveniente del
término sánscrito “marya” guerreros, también
traducido o transcrito como joven guerrero,
término que identificaba a las elites guerreras
que combatían en carro de guerra.
Lo cierto es que la naturaleza del elemento
étnico hurrita es muy mal conocida, ligeros
plumazos, pinceladas que lentamente van
llenando el lienzo de la historia de este
pueblo, en numerosas ocasiones dando palos
de ciego.
Hasta que se produce el cambio de milenio.
Efectivamente, al cruzar la frontera del III al II
milenio a. C. las noticias comienzan a ser más
frecuentes, aportando cuantiosos
conocimientos que permiten seguir los
acontecimientos que se van a ir sucediendo.
A la altura del 2200 a. C. aproximadamente
ciertos elementos hurritas, que se habían
puesto en movimiento unos siglos antes, Primus Inter Pares, un personaje destacado
llevan a cabo un proceso gradual de entre iguales. En este escenario, el resto de
asentamiento en zonas del norte de Siria y territorios que formaban los antiguos
Mesopotamia, en donde no existía un fuerte principados continuarían regidos por sus
poder centralizado que supusiera un señores, los cuales se unirían al poder central
obstáculo. Así, unos doscientos años más por medio de algún tipo de vínculo de
tarde se asiste a la aparición de diferentes vasallaje.
establecimientos que podrían ser descritos ya Sin embargo, esta estructura no se trata más
como pequeños principados, totalmente que de una conjetura, ya que se desconoce si
independientes entre sí. fue así como nacieron las instituciones de
En torno al siglo XVII o principios del XVI a. Mitanni.
C., todos estos principados y ciudades Al mismo tiempo, sería un tanto arriesgado
hurritas se unificarían, dispuestos a continuar extrapolar la organización de los estados
el camino formando parte de un único reino feudales europeos a un reino creado unos
centralizado, conocido por los estados de su dos mil quinientos años antes.
entorno como Mitanni, Hurri, Hanigalbat o
Khanigalbat por los asirios y Naharin o
Naharina por los egipcios de la XVIII Dinastía.
La capital de este nuevo reino se ubicó en
Wassukkani, no identificada en la actualidad,
aunque algunos indicios apuntarían quizás a
Tell Fakhariyah, o Tell Fecheriye, ya que este
enclave se situaba cerca de las grandes
líneas de comunicación y por tanto de
comercio.
Existiría una segunda capital mitannia,
conocida con el nombre de Taite, aunque, de
la misma forma se sigue intentando ubicar en
el terreno, si bien el investigador italiano Mirjo
Salvini consideró que podría tratarse de Tell
Hamidiya.
Debido a la recurrente carencia de
documentos o de alguna otra información que
pudiera esclarecer los pasos de fundación,
sólo se puede tener una cercana idea de la
creación de Mitanni; así, a grandes rasgos se Idrimi, rey de Alalakh
suele describir a un reino de corte feudal, a Hacia 1 500 a. C.
British Museum
semejanza de los estados medievales
europeos, en donde la aristocracia estaría
formada por una elite de origen indoario, y la
casta guerrera, los maryannu, se encontraría
en un lugar preeminente. La fundación de este nuevo reino no se
encontró exenta de problemas, ya que las
ESTRUCTURA SOCIAL potencias de la zona no debieron ver con
buenos ojos la incorporación de un nuevo
Dentro de esta organización social, el vértice jugador con quién competir por el reparto del
estaría ocupado por el miembro de algún territorio.
linaje que, de alguna manera, habría Sin embargo, la unión de los principados
conseguido acceder y ostentar el título real, si hurritas se produjo en un momento en que los
bien, posiblemente habría sido un mero grandes estados circundantes no podían
 Próximo Oriente a finales del siglo XVI a. C. aproximadamente
hacer nada por evitarlo, ya que los asirios
habían abandonado la política internacional
para centrarse en la solución de sus
conflictos internos, mientras que Egipto hacía
frente a los últimos coletazos de los invasores
hicsos que habían dado paso al II Período
Intermedio, por lo que no tenían todavía una
gran presencia en la zona de Siria y
Palestina.
Por su parte, el reino hitita, que se
encontraba en franca expansión por el norte
de Siria, no tuvo más remedio que replegarse
con el fin de sofocar los focos de disensión
que surgieron en su seno.
Así, sin ninguna barrera en el horizonte,
Mitanni cobró vida.
Con el paso del tiempo el reino mitannio se
fue fortaleciendo y comenzó a extender su
influencia por los territorios limítrofes. Durante
el siglo XV a. C. por el oeste alcanzan Alepo
convirtiéndola en ciudad tributaria, a
continuación continúan su marcha hacia el
occidente hasta hacerse con el control de
Alalakh, y desde este enclave, al
Mediterráneo y al sur, a Qatna y Kadesh o
Quidsa, enclave aledaño al río Orontes.
Sin embargo, su avance es frenado en seco
al toparse de lleno con los egipcios, que ya
habían comenzado su proceso de expansión
por el territorio sirio-palestino en la segunda
mitad del siglo XVI, durante el reinado de
Tutmosis I, el tercer faraón de la decimoctava
dinastía.
Esta situación se torna peligrosa para Mitanni,
no teniendo más remedio que replegar sus
fuerzas y dejar actuar libremente a los
egipcios, si bien, durante un corto período de
tiempo, ya que a la muerte del faraón, sus
sucesores, Tutmosis II y Hatshepsut, frenaron
en su empuje e incluso se produjo un
retroceso en sus posiciones, lo que supuso
un respiro para Wassukkanni, que volvería a
retomar su política imperialista.
De esta forma, los mitannios prosiguen su
expansión marchando, hacia el este, hasta
llegar a territorios del actual Irak, siendo Nuzi
y Assur, enclave cercano a la actual Mosul,
las regiones que marcaron la máxima
expansión hacia el Oriente.
Por su parte, la zona occidental había vuelto
a recuperarse de nuevo, dando a Mitanni un
territorio de unos 750 kilómetros desde el
occidente al este y 300 kilómetros
aproximadamente desde la frontera egipcia al
sur, hasta los comarcas del norte.
Sin embargo, muy pronto la amenaza egipcia
volvía a divisarse en el horizonte. En efecto,
tras morir Hatshepsut, su tía-madrastra,
Tutmosis III, uno de los faraones más
grandes y poderosos que haya reinado
Egipto, sube al trono.
La llegada al poder del nuevo soberano
produjo un terremoto que convulsionaría todo
el Levante, ya que iba a recuperar la política
belicista y expansionista de Tutmosis I,
llegando a realizar hasta diecisiete campañas
en tierras siriopalestinas hasta crear una serie
de protectorados bajo control egipcio.
Si bien, en diferentes ocasiones el faraón se
vio obligado a enfrentarse a las pequeñas
ciudades y estados de la zona, que,
apoyadas por Mitanni, suponían una seria
amenaza a las aspiraciones de Tutmosis.
Muchas de ellas integrarían una coalición
encabezada por Kadesh y apoyada por las
fuerzas mitannias que marcharon para plantar
cara a los egipcios. El encuentro se produjo
en Meggido, al norte de Israel, en donde
ambos contendientes se aprestaron al
combate, pero el resultado no resultó nada
halagüeño para los coaligados, ya que no
quedó otra solución que batirse en retirada;
Kadesh cayó en manos del faraón, pasando a
convertirse en protectorado, y la victoria hizo
que el poder egipcio se consolidara en toda
Palestina.
Mitanni no salió tan mal parado, puesto que,
ciertamente tras la derrota habían tenido que
replegarse, abandonando sus zonas de
influencia en Palestina, no obstante, las
tropas egipcias se encontraban en una
situación delicada al hallarse estacionadas
muy lejos de sus centros de abastecimiento.
Ante esta situación los generales egipcios no
tuvieron más remedio que regresar a Egipto,
vacío que pronto fue ocupado de nuevo por
los mitannios, que no tuvieron ningún
problema en volver a reconquistar sus
territorios.
Llegados a este punto, era evidente la
potencia de ambos estados, por lo que se
hacía necesaria una pronta solución que no
pasara por un nuevo enfrentamiento bélico.
De esta forma se produce un acercamiento
entre los dos reinos.
Los sucesores de Tutmosis III, tras establecer
de mutuo acuerdo la frontera mitannio-egipcia
en el río Orontes, cerca de Kadesh, y hacerse
Egipto con el control de Ugarit y algunas
zonas costeras, no dudarían en formalizar
una política de enlaces matrimoniales, que
llevaría a Tutmosis IV o Amenofis III a tomar
como esposas a algunas princesas mitannias.
Al sellar estas alianzas Mitanni se aseguraba
la paz en su frontera sur, y sus fuerzas, sin
sufrir ningún desgaste, podían concentrarse
en el norte, que como se iba a ver, sería el
verdadero foco de problemas.Tanto los hititas
como los asirios, que se encontraban
enfrascados en sendas guerras civiles y
enfrentamientos internos, iban a ir
recuperando la calma poco a poco.
Los hititas estaban recomponiendo su reino y
con ello volvía a reaparecer todo su potencial
y su fuerza, reflejada en una temible
maquinaria militar que produjo bastante
inquietud en Mitanni, que sentía como Hatti
se convertía en una amenaza real, sobre todo
tras perpetrar diferentes acometidas contra
las fronteras que encendieron la alarma en
todos los territorios.
Cuando ya se sienten totalmente
recuperados, desde Hattussas, la capital del
imperio, se ordena marchar hacia el sur,
penetrando en los territorios sirios; ante esta
actuación, cunde el pánico en Mitanni,
 Pílono del templo de Ramsés III en Medinet Habu
H. Pecci
hasta originarse una fragmentación en el
reino, pues algunos, siguiendo el dicho “si no
puedes con tu enemigo, únete a él”, son
partidarios de entablar relaciones con los
hititas, mientras otra facción defiende la idea
de continuar fiel a los tratados con Egipto.
Entretanto, el avance es ya imparable. Los
hititas se van expandiendo como una gran
mancha de aceite por todo el norte de Siria, al
mismo tiempo la situación en todas las
regiones mitannias gradualmente se va
escapando de cualquier control, hasta que
deriva en una confrontación civil.
Por si fueran pocos los males, Asiria,
subyugada al control de Wassukkani, ve
ahora rotas sus cadenas, tiene las manos
libres para emprender la organización de sus
tierras.
Se avecinaban malos tiempos para Mitanni,
que tenía que hacer frente a una guerra civil y
sendos peligros por el este y por occidente.
La facción proegipcia imploró ayuda al faraón,
pero Egipto tampoco se encontraba en su
mejor momento, pues poco tiempo antes
había finalizado el reinado de Akhenatón y
tras el gobierno efímero de Smenkhare, se
convirtió en faraón un niño, Tutankhamón.
De todos modos, Egipto aún conservaba gran
respeto y continuaba ostentando mucho peso
entres las potencias del Próximo Oriente,
hecho evidenciado en las actuaciones hititas,
que tras progresar hacia el sur por Siria y
Palestina, interrumpieron sus actividades en
la misma frontera de Egipto.
Controlados todos los estados y ciudades de
Siria y Palestina, el Gran Rey hitita pone sus
ojos directamente en la capital mitannia,
parece ser que la suerte ya estaba echada.
Así es, mientras que Mitanni había ido
perdiendo todos sus territorios, los
supervivientes, rotos todos sus flancos, se
encontraban en una situación precaria con un
nuevo conflicto interno.
El monarca hitita, tras asegurarse por medio
de la diplomacia la neutralidad egipcia, y
aprovechándose de los enfrentamientos que
se sucedían en Wassukkanni, lanzó un
ataque demoledor que hizo tambalear los
cimientos mitannios, y tal es así, que Mitanni
desapareció como potencia regional, y lo que
restó del que fuera un día el imponente
imperio mitannio, fue fraccionado y relegado
a reino vasallo.
Sin embargo, la nueva situación que se abría
ante los supervivientes no constituyó el
desenlace, ya que Asiria, cada vez más
potente, recobró toda su capacidad bélica.
De esta manera, a finales del siglo XIV a. C. y
principios del siglo XIII a. C. las acometidas
se hicieron cada vez más constantes, sin que
los hititas pudieran reaccionar con celeridad
al hallarse muy alejados de su zonas de
influencia, hasta que, exhaustos, los despojos
del reino de Mitanni no pudieron hacer frente
al último zarpazo asirio.
El renacer de Asiria había comenzado.
BIBLIOGRAFÍA

BARREYRA, D.; (2006) “Maten a su Señor”. Los oscuros orígenes del Reino de Amurru en el
periodo de El-Amarna. Estudios de Asia y África XLI: 2. New York University.
BRYCE, T.; (2001 ) El reino de los Hititas. Ediciones Cátedra. Madrid.
CÓRDOBA, J. M.; (1 989) Presencia internacional de una gran potencia en la segunda mitad
del II m. a. C. El caso de Mitanni. Boletín de la Asociación Española de Orientalistas. Año 25.
Págs. 77-11 9.
CÓRDOBA, J. M.; (1 983) Mitanni y los hurritas. Universidad Complutense de Madrid. Madrid.
KUZ’MINA, E.; (2007) The Origin of Indo-Iranians. Leiden Indo-European Etymological
Dictionary Series. Brill. Leiden, The Netherlands. 762 págs.
LIVERANI, M.; (1 995) El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Ed. Crítica.
Barcelona.
LIVERANI, M.; (1 977) El elemento hurrita en Siria del Norte (c. 1 350-1 200). RAI XXIV. Paris.
OLIVA, J.; (2004) La cuestión hurrita: Luces y sombras en la memoria antigua del Próximo
Oriente. Huelva Arqueológica 1 9.
WILHELM, G.; (1 995). The Kingdom of Mitanni in Second-Millennium Upper Mesopotamia.
Jack M. SASSON (ET AL. eds.), Civilizations of the Ancient Near East. New York/London:
Scribner, 2, 1 243-1 254.
ZOMBECKI, C. F.; (2004) Ayanna: du Mitanni à l’Egypte.