Está en la página 1de 26

EL NOMBRE DE LAS PERSONAS

EN EL PROYECTO DE CÓDIGO
CIVIL Y COMERCIAL
por Diego M. Fissore

Sumario: 1. El régimen del nombre de las personas en el Proyecto. a) Carácter.


b) Elección del prenombre. c) Reglas relativas al apellido de los hijos matrimo-
niales y extramatrimoniales. d) Régimen del apellido de los cónyuges. e) Nombre
y adopción. f) Inmutabilidad del nombre. Modificación de nombres. g) La pro-
tección del nombre. h) Regulación del seudónimo. 2. Los principales cambios
respecto del régimen vigente. Breve análisis comparativo. a) Principales modifi-
caciones en materia de nombre de pila o prenombre y su elección. b) Principales
modificaciones en materia de apellido y su determinación. c) Apellido y matri-
monio. d) El nombre y la adopción. e) El cambio y la protección del nombre. El
tratamiento del seudónimo. 3. Aspectos destacables del Proyecto. a) Naturaleza
jurídica. b) Determinación del apellido de los hijos. c) Determinación del apellido
de los cónyuges. 4. Conclusión.

El Proyecto de Código Civil y Comercial1 presentado por el pre-


sidente de la Comisión redactora, doctor Ricardo Lorenzetti, y en dis-
cusión en este momento en el Congreso de la Nación, regula el nombre
de las personas físicas en el Capítulo 4 del Título I, Libro Primero,
y le dedica un total de once artículos (arts. 62 a 72).
Para facilitar la lectura del presente, definimos al referido proyecto
como Proyecto.
Proponemos hacer una revisión general del citado régimen. Y hemos
de comenzar con una descripción del régimen sobre el nombre de las
personas propuesto en el Proyecto, para luego examinar las diferencias
más notables con el régimen actual de la ley 18.248 y sus modificaciones.

1 Proyecto del Poder Ejecutivo redactado por la Comisión de Reformas designada por

decreto presidencial 191/2011. El número de expediente parlamentario es 4362-D-2012.

219
Doctrina

1. El régimen del nombre de las personas en el Proyecto


a) Carácter
En el Proyecto, el nombre de la persona humana tiene el carácter
de derecho-deber para las mismas, por lo que las personas tienen el
derecho y el deber de usar el prenombre y el apellido que les corres-
ponden, elegidos y determinados de acuerdo a los términos incluidos
en el Proyecto2.

b) Elección del prenombre


El prenombre, aquello que en el lenguaje usual se denomina sim-
plemente “nombre” o “nombre de pila”, tiene reglas de elección es-
tablecidas en el artículo 63 del Proyecto3.
Dichas reglas son las que exponemos a continuación.
La elección del prenombre corresponde a los padres, y ellos pueden
autorizar a otras personas para que realicen dicha elección.
Si uno de los padres está impedido de realizar la elección o de
autorizar a otra persona para realizar la elección, las facultades referidas
se concentran en el otro padre. Si no hubiese padres o autorizados
que puedan realizar la elección correspondiente, entonces ella recaerá
en los guardadores, en el Ministerio Público o el funcionario del Re-
gistro de Estado Civil y Capacidad de las Personas (Proyecto, art. 63,
inc. a).
Respecto del contenido y números del prenombre, el artículo 63,

2Art. 62 – Derecho y deber. La persona humana tiene el derecho y el deber de


usar el prenombre y el apellido que le corresponden.
3 Art. 63 – Reglas concernientes al prenombre. La elección del prenombre está

sujeta a las reglas siguientes:


a) corresponde a los padres o a las personas a quienes ellos den su autorización para
tal fin; a falta o impedimento de uno de los padres, corresponde la elección o dar la
autorización al otro; en defecto de todos, debe hacerse por los guardadores, el Ministerio
Público o el funcionario del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas;
b) no pueden inscribirse más de tres (3) prenombres, apellidos como prenombres,
primeros prenombres idénticos a primeros prenombres de hermanos vivos; tampoco
pueden inscribirse prenombres extravagantes;
c) pueden inscribirse nombres aborígenes o derivados de voces aborígenes au-
tóctonas y latinoamericanas.

220
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

inciso b, del Proyecto establece que no pueden inscribirse más de tres


prenombres, no pueden inscribirse apellidos como prenombres ni pre-
nombres idénticos para hermanos vivos, ni pueden elegirse prenombres
extravagantes.
Y el inciso c, del artículo 63 establece que pueden inscribirse nom-
bres aborígenes o derivados de voces aborígenes autóctonas o latinoa-
mericanas.

c) Reglas relativas al apellido de los hijos


matrimoniales y extramatrimoniales
Según establece el artículo 64 del Proyecto4, los hijos matrimoniales
deben llevar el apellido de uno de los padres, a elección de ellos, y
ante falta de acuerdo se deberá efectuar sorteo, para tal fin, en el
Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.
Los padres o los hijos, con edad y madurez suficientes, pueden
solicitar que sea agregado el apellido del otro cónyuge.
Notamos que, para determinar la edad en que la persona puede
solicitar la adición del apellido de su otro progenitor, hubiese sido
preferible que el Proyecto determine un límite exacto de edad para tal
petición. La edad “suficiente” puede generar cierta incertidumbre, dado
que, ante tal pedido, habrá que demostrar en cada caso que el solicitante
tiene la madurez intelectual necesaria como para que su pedido de
agregación de apellido sea considerado. Consideramos que, obviamente,
la suficiencia de edad se requiere cuando el solicitante fuera menor de
edad ya que la mayoría lo habilita plenamente a realizar cualquier acto.
4 Art. 64 – Apellido de los hijos. El hijo matrimonial lleva el primer apellido

de alguno de los cónyuges; en caso de no haber acuerdo, se determina por sorteo


realizado en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas. A pedido de
los padres, o del interesado con edad y madurez suficiente, se puede agregar el
apellido del otro.
Todos los hijos de un mismo matrimonio deben llevar el apellido y la integración
compuesta que se haya decidido para el primero de los hijos.
El hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial lleva el apellido de ese pro-
genitor. Si la filiación de ambos padres se determina simultáneamente, se aplica el
primer párrafo de este artículo. Si la segunda filiación se determina después, los
padres acuerdan el orden; a falta de acuerdo, el juez dispone el orden de los apellidos,
según el interés superior del niño.

221
Doctrina

El mismo artículo 64 del Proyecto establece que todos los hijos


del matrimonio deberán tener el mismo apellido, simple o compuesto,
que tuviera el primero de los hijos.
Respecto de los hijos extramatrimoniales, si éstos tuvieran un solo
vínculo filial, el artículo 64 del Proyecto establece que el hijo debe
llevar el apellido del progenitor con el que tuviera el vínculo filial.
Si estos hijos tuvieran dos vínculos filiales establecidos, regirán idén-
ticas disposiciones a las de los hijos matrimoniales.
En el caso en que la filiación paterna se estableciera pasado un
tiempo del nacimiento del niño, el juez del caso decidirá el orden de
los apellidos según el interés superior del niño. Y el hijo con edad y
madurez suficientes tendrá derecho a pedir el cambio de orden de los
apellidos en este caso. Reiteramos en este caso nuestros comentarios
para la suficiencia de edad.
Respecto de los menores sin filiación determinada, éstos deben ser
anotados en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas
con el nombre que estuvieren usando o con un apellido común si no
estuvieren usando ninguno antes (art. 65 del Proyecto). Y la persona
con edad y madurez suficientes que no tuviere apellido podrá pedir
que se inscriba con el apellido que esté usando (art. 66)5.

d) Régimen del apellido de los cónyuges


El artículo 67 del Proyecto6 establece que cualquiera de los cón-
yuges puede pedir utilizar el apellido del otro cónyuge, precedido o
no por la preposición “de”.
5
Art. 65 – Apellido de persona menor de edad sin filiación determinada. La
persona menor de edad sin filiación determinada debe ser anotada por el oficial del
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas con el apellido que está usando,
o en su defecto, con un apellido común.
Art. 66 – Casos especiales. La persona con edad y grado de madurez suficiente que
carezca de apellido inscripto puede pedir la inscripción del que está usando.
6 Art. 67 – Cónyuges. Cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido

del otro, con la preposición “de” o sin ella.


La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo no puede usar
el apellido del otro cónyuge, excepto que, por motivos razonables, el juez la autorice
a conservarlo.
El cónyuge viudo puede seguir usando el apellido del otro cónyuge mientras no
contraiga nuevas nupcias, ni constituya unión convivencial.

222
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

En caso de divorcio o invalidación del matrimonio, las personas


no pueden utilizar el apellido del otro cónyuge salvo que obtuvieren
autorización judicial fundada en motivos razonables (art. 67, 2º párr.,
del Proyecto). Y el cónyuge viudo puede seguir utilizando el apelli-
do de su cónyuge fallecido, siempre que no contraiga nuevas nupcias
(art. 67, última parte).

e) Nombre y adopción
En este tema, el Proyecto incluye regulación que adapta la figura
de la adopción a los principios que ya hemos visto en materia de
prenombre y apellido.
En primer lugar, el Proyecto, luego de remitir al título especial
mediante el artículo 68, en su artículo 6237 establece que el prenombre
del adoptado, cualquiera sea el tipo de adopción que sea aplicable,
debe ser respetado y sólo excepcionalmente y por fundadas razones
puede dejarse de lado por otro prenombre a petición de parte interesada.
Las razones para alterar el prenombre del adoptado tienen que estar
relacionadas con las prohibiciones previstas para el prenombre en ge-
neral (art. 63 del Proyecto) o en el uso de un prenombre en particular
por el adoptado con el que éste se siente identificado.
En este último caso, el texto del artículo indicaría que si el pre-
nombre con el cual el adoptado está identificado socialmente fuera
distinto a su prenombre registrado, podría obtenerse el cambio. Y ello,
si es que el prenombre elegido no tuviera impedimentos bajo los ar-
tículos respectivos del Proyecto.
Respecto del apellido del adoptado plenamente, el artículo 626 es-
tablece8, en su inciso a, que si se trata de adopción unipersonal, el

7 Art. 68 – Nombre del hijo adoptivo. El nombre del hijo adoptivo se rige por

lo dispuesto en el Capítulo 5, Título VI del Libro Segundo de este Código.


Art. 623 – Prenombre del adoptado. El prenombre del adoptado debe ser respetado.
Excepcionalmente y por razones fundadas en las prohibiciones establecidas en las
reglas para el prenombre en general o en el uso de un prenombre con el cual el
adoptado se siente identificado, el juez puede disponer la modificación del prenombre
en el sentido que se le peticione.
8 Art. 626 – Apellido. El apellido del hijo por adopción plena se rige por las

siguientes reglas:

223
Doctrina

adoptado llevará el apellido del adoptante, pudiendo inclusive llevar


su doble apellido a solicitud del adoptante.
Si la adopción plena fuera conjunta (por cónyuges o convivientes),
la determinación del apellido del adoptado se regirá para la determi-
nación del apellido de los hijos matrimoniales (inc. b).
El inciso c, del artículo 6269 establece que sólo excepcionalmente
partes interesadas pueden solicitar la agregación o anteposición del
apellido de origen del adoptado al apellido del adoptante, fundado en
los derechos de identidad del adoptado. Entendemos que en este caso
se debe considerar como partes interesadas al adoptado, con madurez
suficiente, a los adoptantes o bien a quienes representen al Ministerio
Público en defensa del niño.
Finalmente, el artículo 626, inciso d, establece que cuando el adop-
tado fuera de edad y madurez suficientes, su opinión a estos respectos
debe ser valorada especialmente por el juez a cargo de decidir los
planteos. Nuevamente, notamos que ante la falta de fijación de la edad
determinada, se debería entender como suficiente aquella en la cual
la persona en cuestión pueda demostrar madurez intelectual y clara
voluntad sobre el particular.
Respecto de la adopción simple, el artículo 627, inciso d10, establece
que las reglas para el apellido de la adopción plena le son aplicables
a la simple, aunque el adoptado con edad suficiente, o los adoptantes,
podrán pedir que se mantenga el apellido de origen adicionado o an-

a) si se trata de una adopción unipersonal, el hijo adoptivo lleva el apellido del


adoptante; si el adoptante tiene doble apellido, puede solicitar que éste sea mantenido;
b) si se trata de una adopción conjunta, se aplican las reglas generales relativas
al apellido de los hijos matrimoniales;
c) excepcionalmente, y fundado en el derecho a la identidad del adoptado, a
petición de parte interesada, se puede solicitar agregar o anteponer el apellido de
origen al apellido del adoptante o al de uno de ellos si la adopción es conjunta;
d) en todos los casos, si el adoptado cuenta con la edad y grado de madurez
suficiente, el juez debe valorar especialmente su opinión.
9 Ver nota anterior donde se transcribe el inciso c.
10 Art. 627 – Efectos. La adopción simple produce los siguientes efectos [...] d) el

adoptado que cuenta con la edad y grado de madurez suficiente o los adoptantes,
pueden solicitar se mantenga el apellido de origen, sea adicionándole o anteponiéndole
el apellido del adoptante o uno de ellos; a falta de petición expresa, la adopción
simple se rige por las mismas reglas de la adopción plena.

224
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

tepuesto al de adopción (sea el del único adoptante o al resultante de


la adopción conjunta). Aunque no lo dice el artículo, entendemos que
esta petición debe realizarse con fundamento en el derecho de identidad
del adoptado.
Revocada que sea la adopción simple, el adoptado pierde el apellido
de adopción, salvo que exista resolución judicial en contrario fundada
en el derecho de identidad del adoptado (art. 629, in fine)11.
En los supuestos de nulidad de la adopción, simple o plena, en-
tendemos que también el adoptado perdería el derecho al apellido de
adopción por aplicación del principio establecido en el artículo 390
del Proyecto, que en caso de nulidad manda volver las cosas al estado
en que se encontraban con anterioridad del acto declarado nulo, aunque
entendemos que podría autorizarse judicialmente a que el adoptado
conserve el apellido de adopción, en protección de su derecho de iden-
tidad (argumento conforme art. 629, in fine).

f) Inmutabilidad del nombre. Modificación de nombres


Entendemos que el Proyecto preserva el principio de inmutabilidad
del nombre, el que está consagrado también en la legislación vigente.
Y ello lo hace a través de la regulación estricta de la materia de
modificación de nombre.
Así, el cambio de prenombre o apellido sólo puede ser realizado
con autorización judicial si existen motivos justificados, según reza el
artículo 69 del Proyecto12.
11 Art. 629 – Revocación [...] Revocada la adopción, el adoptado pierde el apellido

de adopción. Sin embargo, con fundamento en el derecho a la identidad, puede ser


autorizado por el juez a conservarlo.
12 Art. 69 – Cambio de nombre. El cambio de prenombre o apellido sólo procede

si existen justos motivos a criterio del juez.


Se considera “justo motivo”, de acuerdo a las particularidades del caso, entre
otros a:
a) el seudónimo, cuando hubiese adquirido notoriedad;
b) la raigambre cultural, étnica o religiosa;
c) ser hijo o hija de una pareja de personas del mismo sexo, para la procedencia
del pedido de adición de otro apellido, integrando un apellido compuesto;
d) la afectación de la personalidad de la persona interesada, cualquiera sea su
causa, siempre que se encuentre acreditada.
Se considera justo motivo, y no requerirán intervención judicial, el cambio de

225
Doctrina

El procedimiento para la modificación está regulado en el artícu-


lo 70 del Proyecto13.
Allí se establece que el procedimiento para la modificación del
nombre deberá ser el más breve que prevea la ley procesal local, y el
Ministerio Público deberá intervenir en el mismo. El juez del caso
debe pedir información sobre las medidas precautorias que existan
respecto del interesado.
El pedido de modificación tiene que tener publicidad suficiente
(mediante una publicación de edictos una vez por mes durante dos
meses en el diario oficial de la jurisdicción que corresponda) y puede
formarse oposición al cambio de nombre hasta el plazo de quince días
desde la última publicación de edictos.
La sentencia que se dicte en este proceso de modificación del pre-
nombre o apellido será oponible a terceros desde su inscripción en el
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, y deberán
rectificarse todas las partidas, títulos, asientos registrales que sean ne-
cesarios.

g) La protección del nombre


Las acciones de protección del nombre tienen un lugar en el Pro-
yecto.
Así, el artículo 7114 establece que pueden ejercer acciones en de-
fensa de su nombre las personas que se mencionan a continuación:
a) Las personas cuyo uso de su nombre le sea desconocido, y ello

prenombre por razón de identidad de género y el cambio de prenombre y apellido


por haber sido víctima de apropiación ilegal o sustracción de identidad.
13 Art. 70 – Proceso. Todos los cambios de prenombre o apellido deben tramitar

por el proceso más abreviado que prevea la ley local, con intervención del Ministerio
Público. El pedido debe publicarse en el diario oficial una vez por mes, en el lapso
de dos (2) meses. Puede formularse oposición dentro de los quince (15) días hábiles
contados desde la última publicación. Debe requerirse información sobre medidas
precautorias existentes respecto del interesado. La sentencia es oponible a terceros
desde su inscripción en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.
Deben rectificarse todas las partidas, títulos y asientos registrales que sean necesarios.
14 Art. 71 – Acciones de protección del nombre. Puede ejercer acciones en defensa

de su nombre:
a) aquel a quien le es desconocido el uso de su nombre, para que le sea reconocido

226
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

para que les sea reconocido el derecho a usar el nombre y se


prohíba toda futura impugnación por quien negare dicho uso.
En este caso, se ordenará publicación de la sentencia a costa
del demandado.
b) Las personas cuyos nombres sean usados por otros, para que
cese dicho uso indebido.
c) Las personas cuyos nombres sean utilizados para la designación
de cosas o personajes de fantasía, para que cese dicho uso si
causara perjuicio material o moral.
Las acciones pueden ser ejercidas solamente por el interesado, y
si hubiera muerto, por sus descendientes, cónyuge o conviviente, y, a
falta de éstos, por sus ascendientes o hermanos.
Puede demandarse y otorgarse la reparación de los perjuicios civiles
y, en caso de que se estime conveniente y procedente, el juez del caso
también puede ordenar la publicación de la sentencia.

h) Regulación del seudónimo


El Proyecto, en su artículo 7215, establece que el seudónimo notorio
goza de la protección del nombre.

2. Los principales cambios respecto del régimen


vigente. Breve análisis comparativo
La ley 18.248 regula el nombre de las personas físicas en el actual
Derecho argentino.
Dicha ley ha sido modificada en reiteradas ocasiones, particular-

y se prohíba toda futura impugnación por quien lo niega; se debe ordenar la publicación
de la sentencia a costa del demandado;
b) aquel cuyo nombre es indebidamente usado por otro, para que cese en ese uso;
c) aquel cuyo nombre es usado para la designación de cosas o personajes de
fantasía, si ello le causa perjuicio material o moral, para que cese el uso.
En todos los casos puede demandarse la reparación de los daños y el juez puede
disponer la publicación de la sentencia.
Las acciones pueden ser ejercidas exclusivamente por el interesado; si ha fallecido,
por sus descendientes, cónyuge o conviviente, y a falta de éstos, por los ascendientes
o hermanos.
15 Art. 72 – Seudónimo. El seudónimo notorio goza de la tutela del nombre.

227
Doctrina

mente para adaptarla a los cambios en los regímenes que se relacionan


con el nombre, como son el matrimonio, la minoridad, y la patria
potestad16.

a) Principales modificaciones en materia de


nombre de pila o prenombre y su elección
Los cambios que estimamos importantes en el Proyecto respecto
del régimen de la ley 18.248 son los siguientes:

a.1) Eliminación de la referencia a la


equivocidad del género del prenombre
El artículo 3º de la ley 18.248 establece en su inciso 1º, entre otras
limitaciones, que no podrán inscribirse nombres de pila que “susciten
equívocos respecto del sexo de la persona a quien se impone”.
Y se observa que en el texto del artículo 63 no se ha incluido
ningún tipo de referencia a dicha cuestión.
Se ha notado que dicha omisión no puede no ser deliberada y que
pareciera que la misma obedecería a una visión en la cual la sexualidad
sería más bien una construcción cultural que se traspasa a la legislación
de nombre17.
Entendemos que el hecho de que el prenombre no traiga aparejada
confusión de género debiera haberse incluido entre los requisitos del
prenombre. Ese requisito no agregaría ninguna carga a quienes deben
elegir el nombre del recién nacido y podría considerarse parte esencial
de la elección misma, quitándole dificultades a quien sea destinatario
del nombre en el futuro, amén de que dicha claridad de género ha
sido receptada por pacífica jurisprudencia y por doctrina18.

16 Así, la ley 18.248 sufrió importantes cambios al sancionarse la ley que admi-

tió el divorcio vincular y al modificarse el régimen de patria potestad mediante las le-
yes 23.515 y 23.268, respectivamente, y también tuvo significativas reformas por la ley
26.618 de matrimonio igualitario. Tuvo otras modificaciones mediante la ley 23.162,
que autorizó el uso de nombres de pila aborígenes incorporando el artículo 3º bis.
17 Ver TOBÍAS, José W., La persona humana en el Proyecto, en L. L. del

25-6-2012, p. 1.
18 Ver, entre otros, CCCom. de Rosario, sala VI, 28-4-98, en autos “Galarza,

Marcelo A. y otra”, donde se deniega la inscripción del nombre “Julen” y se menciona

228
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

a.2) Nombres extranjeros


El Proyecto tampoco contempla la restricción que se incluía en la
ley 18.248 para los nombres extranjeros, salvo para los castellanizados
por su uso o elegidos por razones de tradición familiar o por residencia
de funcionarios extranjeros19.
Es decir que en el régimen del Proyecto los padres o quienes deban
realizar la elección del prenombre pueden utilizar nombres extranjeros
sin su traducción al idioma castellano o bien sin estar “castellanizados”,
cualquiera sea el significado de este adjetivo, como veremos más ade-
lante20.
Esta modificación nos parece que recepta la actual práctica en ma-
teria de elección de prenombre, toda vez que existen muchos nombres
que no tienen traducción al castellano y se vienen aceptando como
nombres por las autoridades respectivas y la jurisprudencia21.
Podríamos decir que la habitualidad en el uso de esos nombres,
en cierta medida, implica una especie de “castellanización”, vocablo
que entendemos que significa una suerte de uso común con la lengua
castellana, que no genere rechazo, confusión esencial (por ejemplo,
sobre el sexo del nombrado) o que no tenga extrañeza fonética con la
lengua castellana. Profusa jurisprudencia se ha ocupado de este tema22.

ambigüedad, y también sala III, 23-3-99, en autos “Petetta, Sergio A. y otra”, donde
se autorizó el uso del nombre “Nicola”, entre otras razones, por no suscitar equívocos
de género. Ver EKMEKDJIAN, Miguel Ángel, El derecho constitucional al nombre,
en L. L. 1995-D-455, en nota al fallo “Caíña, Carlos A. c/Registro Civil” (CNCiv.,
sala G, 14-3-95). También ver, en lo que entendemos como una opinión en este sentido,
PLINER, Adolfo, La ridiculez en el nombre como justo motivo para su cambio, en
L. L. 1989-C-467, comentando el fallo de la CNCiv., sala B, 4-3-89, “B., Nadina”.
19 Ley 18.248, art. 3º, inc. 2º.
20 Respecto del sentido de la palabra castellanización, ver ROLÓN (h), Avelino,

El artículo 3º de la ley de nombre, en L. L. 1985-B-1068. También ver jurisprudencia


citada en nota 22.
21 Ejemplos abundan, tales como Jessica, Elizabeth, Daira, Jonathan, Brian,

Fiamma, entre otros cuyo uso podríamos decir que se ha vuelto común, no de éstos
en particular, pero de nombres extranjeros, con lo cual podría considerarse que se
han castellanizado. Véase en ese sentido RIVERA, Julio César, Instituciones de De-
recho Civil, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1994, Cap. XVI, I, 606, ps. 622 y 623.
22 Ver, en este sentido, el fallo “Wowk, Pablo s/Dato de consulta de nombre:

Winona”, E. D. 186-537. Allí se dice que “En todos los casos en que el nombre

229
Doctrina

Nos parece que esta eliminación del Proyecto es adecuada, toda


vez que como bien se señala en un enorme trabajo sobre el tema23 el

elegido, aunque de origen extranjero y sin traducción al español sea de fácil escritura
y pronunciación para los argentinos, no resulte ridículo ni tenga alusiones deshonestas
y, además sea el de alguno de los ascendientes del nacido, no se justifica constitu-
cionalmente la restricción de la libertad individual, desde que no hay ningún interés
razonable del Estado en prohibir la inscripción de ese nombre en el Registro Civil”
(en el caso de autos se admitió la inscripción del nombre Winona). Y el mismo fallo
dice: “...Castellanizar significa dar forma castellana a un vocablo de otra lengua, mas
no ocurre en el caso de autos que el nombre Winona no admitiría este proceso de
cambio por el uso que exige la ley 18.248 en su artículo 3º, toda vez que se presenta
en su modulación y fonética, perfectamente adaptado al idioma castellano, debiéndose,
por ello, descartar la idea de que un uso prolongado en el tiempo pudiera lograr la
modificación en su pronunciación”. En sentido parecido se han pronunciado otros
tribunales, entre ellos: STJ de Entre Ríos, 12-5-2010, “Taboada, Favio Ariel c/Reso-
lución del Registro Civil y Capacidad de las Personas de la Provincia de Jujuy”, L. L.
Litoral 2010 (octubre), p. 1003; CApel. de Río Grande, Sala Civil, Comercial y del
Trabajo, 12-12-2008, “S. S. A. y G., V. C. c/Registro Civil”, L. L. Patagonia 2009
(junio), p. 901; CCCom. de Formosa, 27-3-2000, “Scarpieri, Verónica M. y otro
c/Registro Civil y Capacidad de las Personas de la Provincia de Formosa”, L. L.
Litoral 2001, p. 569 (el nombre solicitado y admitido era “Jean Michel”), y CCCom.
de Rosario, sala II, 22-9-99, “Saldaña, Oscar y otra”, L. L. Litoral 2000, p. 782 (el
nombre en cuestión era “Ryan”). Notamos que, sin embargo, hay fallos que optan
aún por la negativa, como es el caso de la CCCom. de Rosario, sala VI, 28-4-98,
“Galarza, Marcelo A. y otra”, fundado en que el nombre extranjero no castellanizado
y ambiguo del caso (“Julen”) puede traer perjuicios para el menor en el futuro, y el
mismo tribunal rosarino, sala IV, 28-11-2000, “Navarrete, Jorge O. y otra”, L. L.
Litoral 2001, p. 736, que rechazó el nombre “Iron” porque no se adapta a la fonética
castellana y no se vincula con los peticionantes por tradición familiar. Concluimos,
de todas maneras, que la jurisprudencia mayoritariamente entiende que los nombres
extranjeros pueden ser admitidos, utilizando un sentido amplio del término castella-
nización, con lo que el cambio que inserta el Proyecto en este sentido adecuaría la
legislación a la jurisprudencia predominante. En cuanto a doctrina, ver ROMERO
DE HAZ, Roberto, Modernas tendencias respecto del nombre de las personas, en L.
L. 1995-C-1060, que habla de la necesidad de reforma de la ley de nombre. También
ver los interesantes trabajos de PREVOT, Juan Manuel, Los prenombres extranjeros
y la prerrogativa de los padres a su libre elección, en L. L. Litoral 2011 (agosto),
p. 815, y BARRANCOS Y VEDIA, Fernando N., La libertad individual y el nombre
de las personas, en L. L. 1989-B-250.
23 FAYT, El nombre. Un atributo de la personalidad. El derecho de los padres

a elegir el nombre de sus hijos, La Ley, Buenos Aires, 1996. También ver cita de
este autor en el trabajo de CENTANARO, Ivana y CENTANARO, Esteban, Nombre
de las personas naturales, en BUERES, Alberto (dir.) y HIGHTON, Elena (coord.),

230
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

concepto de extranjería en materia de nombre es problemático, cuando


todos los nombres que son de uso común en nuestro país podría decirse
que son extranjeros. Y aun podría decirse que la mayoría de los nombres
usuales en el idioma castellano son extranjeros o foráneos, ya que la
mayor parte de los nombres en nuestro idioma provienen de fuentes
hebreas, romanas, griegas, árabes o de idiomas de otras etnias.
En todo caso, aquello que debiera ser objeto de negativa serían los
nombres extravagantes, ridículos u ofensivos, que siguen estando ve-
dados en la letra del artículo 63, inciso b, del Proyecto, aunque esos
adjetivos se prediquen de nombres extranjeros. Y así, en nuestra visión,
que se permitan nombres extranjeros en el régimen del Proyecto no
implica que todo nombre de ese origen pueda ser utilizado como pre-
nombre, como prevé el artículo 63, inciso b, in fine.
Entendemos que por esta vía (extravagancia, ridiculez o carácter
ofensivo) es que se deberá ejercer un control de la idoneidad del
prenombre, en beneficio del bienestar e identidad del portador del
mismo24.

b) Principales modificaciones en materia


de apellido y su determinación
He aquí una de las grandes modificaciones que incluye el Proyecto.
Y es que en el régimen de la ley 18.248 el apellido de los hijos
de matrimonios de distinto sexo se determina por el primer apellido
del padre, y si el interesado quisiera llevar el apellido compuesto del
padre o agregar el apellido de la madre, puede solicitarlo luego de
cumplidos los 18 años25.
En el régimen de la ley 18.248, respecto de los hijos de matrimonios
de personas del mismo sexo, el apellido de los hijos se determinará
entre uno de los apellidos de los progenitores. Y a pedido de alguno

Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial, Hammu-


rabi, Buenos Aires, 2011, t. 7-A, comentario al art. 3º, Sección 3, p. 153.
24 Ver PLINER, Adolfo, El derecho de los padres a inventar nombres para sus

hijos, en L. L. 1990-E-502, comentario a fallo en el que se hace un muy interesante


análisis de la libertad para colocar nombres de los padres, y que nos parece aplicable
aun en caso de que se apruebe el Proyecto.
25 Art. 4º.

231
Doctrina

de los cónyuges se podrá adicionar el apellido compuesto de uno de


ellos o bien agregar el apellido del otro. Y si no hubiera acuerdo entre
los cónyuges, el artículo 4º de la ley 18.248 establece que los apellidos
se ordenarán alfabéticamente26.
El interesado, es decir la persona que recibe el apellido, podrá
pedir estas modificaciones cuando cumpliera 18 años (agregar el ape-
llido compuesto del cónyuge cuyo apellido llevara primero o adicionar
el apellido del otro cónyuge).
Notamos que el régimen de la determinación del apellido de los
hijos de matrimonios de personas del mismo sexo tiene parecidos al
régimen que el Proyecto adopta para todos los casos, por lo que po-
dríamos decir que el régimen del Proyecto fue anticipado por la
ley de matrimonio igualitario, que también modificó el régimen de la
ley 18.248 al incorporar la regulación del nombre de los hijos de los
matrimonios de personas del mismo sexo.

c) Apellido y matrimonio
Este aspecto es otro en el cual el Proyecto parte completamente
del régimen actual.
En el actual régimen, la mujer casada puede, si así lo decide, adi-
cionar el apellido del marido precedido de la preposición “de”. Y en
el caso de matrimonio de personas del mismo sexo, será optativo para
cada cónyuge adicionar el apellido del otro, también precedido de la
preposición “de”27.
Vemos entonces que aquí el cambio importante que propone el
Proyecto es que cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el
apellido del otro precedido de la preposición “de”. No sólo la mujer
tiene dicha opción.
Es también importante que en el régimen del Proyecto, el apellido
del otro cónyuge puede adoptarse sin la preposición “de” precedente.

26 Notamos que en el régimen del Proyecto, en caso de que los padres –sean de

matrimonio de personas del mismo o de distinto sexo– no se pusieran de acuerdo, el


apellido se determinará por sorteo en el Registro del Estado Civil y Capacidad de
las Personas.
27 Art. 9º, ley 18.248.

232
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

En la actual ley esa posibilidad está vedada aunque importante doctrina


entiende que respecto de dicho uso se presenta desuetudo28.
En caso de divorcio o separación personal de los cónyuges, el ré-
gimen del Proyecto no es sustancialmente diferente del vigente en la
actualidad.
En caso de divorcio, en el régimen actual, la mujer en principio
debe dejar de usar el apellido del marido salvo que haya acuerdo con
el marido o lo solicitare cuando fuere conocida en el ámbito comercial
con el apellido de casada. El marido siempre puede pedir que por
razones de gravedad se impida al otro cónyuge usar su apellido cuando
hubiese habido separación personal o divorcio29.
Y en la separación personal será optativo el uso del apellido por
el cónyuge30.
En caso de nulidad de matrimonio, el régimen de la ley 18.248
permite al cónyuge de buena fe utilizar el apellido del marido, cuando
tuviera hijos y lo solicitare31.

d) El nombre y la adopción
Los cambios fundamentales que incluye el Proyecto en materia de
apellido de los hijos tienen un fuerte impacto en el nombre de los
hijos adoptivos, y en ello entonces el Proyecto se aparta sustancialmente
de lo establecido por la ley 18.248.
Sólo haremos ahora un comentario de los puntos estrictamente pri-
vativos del régimen del nombre en la adopción, toda vez que las reglas
para el apellido se han visto por separado.
En primer lugar, el artículo 12 de la ley 18.248 establece que todos
los adoptados llevarán el apellido del adoptante, pudiendo el adoptante
(o el adoptado luego de cumplir 18 años) pedir que se agregue el
apellido de origen. Este artículo no diferencia los casos de adopción
simple de los de adopción plena, como lo hace el régimen del Proyecto.

28 Ver CENTANARO y CENTANARO, ob. cit., comentario a los arts. 8º a 11,

Sección 7, p. 164.
29 Art. 9º, ley 18.248.
30 Art. 9º, ley 18.248.
31 Art. 11, ley 18.248.

233
Doctrina

En el Proyecto, en el caso de la adopción plena, sólo excepcionalmente


podrá solicitarse la incorporación del nombre de origen32.
Es importante tener en cuenta que la ley 18.248 no preserva ne-
cesariamente el prenombre del adoptado, como sí hace el artículo 623
del Proyecto. En ese sentido, el artículo 13 de la ley 18.248 establece
que si el adoptado tuviera menos de 6 años, el adoptante podrá solicitar
cambiar el nombre de pila o prenombre o la adición de otro nombre.
Mientras que si el adoptado tuviera más de 6 años, el adoptante podrá
pedir la agregación de nombre al que tenía el adoptado, siempre cum-
pliendo los requisitos de la ley33.
Vemos entonces que en la actual ley la protección del nombre de
pila del adoptado sería menor que la que otorga el Proyecto, que pre-
tende salvaguardar el prenombre del adoptado salvo que haya razones
para lo contrario, y sin distinguir edades. En la práctica jurisprudencial,
la diferencia apuntada podría no existir según el fallo visto en la nota 33.

e) El cambio y la protección del nombre.


El tratamiento del seudónimo
A efectos de no extender innecesariamente el presente comentario,
señalamos simplemente que los artículos 15 a 19 de la ley 18.248
contemplan un sistema para la modificación del nombre que es, en lo
sustancial, semejante al régimen que se incluye en el Proyecto.
Lo mismo puede predicarse de los artículos respecto de la protección
del nombre (arts. 20 a 22) y seudónimo (art. 23), que en lo sustan-
cial no difieren de lo que se incluye en el Proyecto sobre estos temas
(arts. 71 y 72, respectivamente).

3. Aspectos destacables del Proyecto


Respecto del prenombre, remitimos a nuestro comentario en el pun-

32
Ver Proyecto, art. 626, c.
33
En igual sentido que el artículo 623 del Proyecto parece ir el fallo de la CCiv.
de Neuquén, sala II, en autos “V. M. J. s/Adopción” (cita Online: 10-4-98, MJ-JU-
M2130-AR/MJJ21360/MJJ21360), en donde se autorizó a cambiar el nombre de una
menor de 3 años para que se le reconozca como oficial el nombre de pila que estaba
usando.

234
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

to 2.a, del presente trabajo. Y respecto del nombre y la adopción,


remitimos a nuestro comentario inserto en el punto 2.d.
Nos parece que ambos cambios señalados precedentemente son des-
tacables, pero por un tema de organización los hemos tratado antes
de entrar a aquellos aspectos que merecen un tratamiento separado de
la regulación general que se ha resumido y comparado.

a) Naturaleza jurídica
La regulación del Proyecto no modifica la visión sobre la naturaleza
jurídica del nombre como tal, y expresamente el ordenamiento establece
en el artículo 62 que el nombre es un derecho-deber de identidad de
todo ser humano.
Permanece inalterable así la postura ya adoptada por la ley 18.248
y por la jurisprudencia sobre la materia, que establece que el nombre
es un derecho-deber de identidad, inmutable en principio toda vez que
tiene como función esencial la identificación de una persona, por lo
que también merece protección el derecho al nombre por vías de ac-
ciones específicas tratadas en el artículo 7134.
Entendemos entonces que la legislación actual y el Proyecto coin-
ciden en que la función del nombre no se limita a la identificación
de un individuo, sino que también adquiere un interés social que se
funda en la utilidad para la comunidad de la identificación de las
personas y de su pertenencia35.
34 Ver, en este sentido y entre otros, RIVERA, ob. cit., Cap. XVI, I, 600, ps.

611 y ss. También ver CENTANARO y CENTANARO, ob. cit., Sección 1, p. 144.
También ver MAZZIA, María de las Mercedes, El principio de inmutabilidad en el
nombre de las personas, en L. L. Litoral, 2010 (mayo), p. 388.
35 Ver, en este sentido, CNCCom. de Santiago del Estero, 15-8-99, “Herrera,

Oscar D.”, L. L. NOA 2000, p. 1033, donde se ha dicho que “El nombre de una
persona, además de un atributo de la personalidad, es una institución de policía civil,
esto es, un derecho-deber de identidad que tiende a proteger derechos individuales
y los que la sociedad tiene en punto a la identificación de las personas...” También
dicho tribunal afirmó que “...El nombre de las personas importa al interés social,
en tanto es clara la existencia de interés general en hacer posible su individualización
a los fines del ejercicio de sus derechos y del cumplimiento de sus obligaciones;
pero también la imposición de aquél constituye, desde el punto de vista persona,
objeto de fundamental interés tanto para la persona que ha de llevarlo, cuanto para
los padres, para quienes la elección supone en muchos casos la prolongación de

235
Doctrina

El nombre, así, sigue mereciendo el tratamiento de un verdadero


derecho subjetivo de cada ser humano y se refuerza su carácter de
atributo de la personalidad, y todo ello también en beneficio de la
comunidad.
Lo expuesto es relevante, toda vez que al no variar la concepción
del Proyecto sobre la naturaleza y función del nombre, no hay duda
de que la jurisprudencia sobre la materia dictada en base a la ley
18.248 continuará siendo aplicable en ese tema. Y la visión de la
actual legislación como ha sido interpretada en el particular por los
jueces seguirá siendo válida si el Proyecto se convierte en ley.

b) Determinación del apellido de los hijos


Otro de los cambios fundamentales que incluye el Proyecto es la
determinación del apellido de los hijos.
Así, en el Proyecto los hijos deben llevar el apellido de uno de
los cónyuges, lo que requiere del acuerdo de dichos cónyuges, y en
caso contrario, se deberá sortear cuál será el apellido a utilizar, y el
sorteo lo deberá efectuar el Registro del Estado Civil y Capacidad
de las Personas. Los apellidos no elegidos o sorteados podrán ser
incorporados por voluntad de los padres o del hijo con madurez su-
ficiente.
Esta solución tiene correlato en las últimas tendencias existentes
en materia de determinación de apellido, no sólo de los hijos matri-
moniales o extramatrimoniales, sino también de la mujer casada.
Así, frente a la tradicional regla de la adquisición del apellido pa-
terno y la opción para adicionar el apellido materno que estaba vigente
en múltiples legislaciones, en la doctrina y legislación comparada co-
menzaron a aparecer críticas en el sentido de que dicha tradición iba
en contra de la igualdad de género y de los participantes en el matri-
monio.

tradiciones familiares y la unión de sucesivas generaciones a través del tiempo en


un lazo de afecto que las vincula y las identifica...” Señalamos que en este fallo,
sin perjuicio de señalar el principio de inmutabilidad del nombre, se destaca que
este principio no es absoluto y puede ser soslayado cuando haya justos motivos (y
se juzgó justa la modificación del nombre de una persona para agregarle una letra
H a su nombre Ada).

236
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

Citamos en primer término como ejemplo de la tendencia que es-


tamos refiriendo a importante legislación internacional.
Así, la Convención Americana sobre Derechos Humanos36 establece
que toda persona tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos
de sus padres o al de uno de ellos (art. 18). Aquí no se establece cuál
es el padre que tendrá que dar el apellido al hijo, por lo cual claramente
cualquiera de ellos podría ser quien aporte al apellido, o el primer
apellido del niño37.
La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Dis-
criminación contra la Mujer establece que marido y mujer deben estar
en un pie de igualdad en los derechos relativos a los hijos. Y no cabe
excluir al tema de la elección del apellido de los hijos de los rubros
sobre los que hay que proteger la igualdad de género en el matrimonio
bajo esta importante Convención38.
Y, finalmente, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polí-
ticos de 1966, otorgado en el marco de las Naciones Unidas, establece
la igualdad de los cónyuges en materias relativas al matrimonio (ver
art. 23.4)39.
Esta normativa internacional, que tiene un alto rango en la pirámide
legislativa de nuestro país, da amplio soporte al cambio en la deter-
minación del apellido que fija el Proyecto.
Y también mencionamos como antecedente que en algunas legis-

36 Convención Americana sobre Derechos Humanos suscrita en la Conferencia

Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Costa Rica, 1969.


37 Ver artículo 18, que reza: “Toda persona tiene derecho a nombre propio y a

los apellidos de sus padres o al de uno de ellos”.


38 Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra

la Mujer, art. 16: “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas adecuadas para
eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos relacionados con el
matrimonio y las relaciones familiares y, en particular, asegurarán en condiciones de
igualdad entre hombres y mujeres [...] d) Los mismos derechos y responsabilidades
como progenitores, cualquiera que sea su estado civil, en materias relacionadas con
sus hijos...”
39 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 23.4: “Los Estados

Partes en el presente Pacto tomarán las medidas apropiadas para asegurar la igualdad
de derechos y de responsabilidades de ambos esposos en cuanto al matrimonio, durante
el matrimonio y en caso de disolución del mismo”.

237
Doctrina

laciones nacionales se empezaron a introducir cambios que igualaban


a los apellidos de ambos cónyuges.
Por ejemplo, alguna legislación permitía al núcleo familiar adoptar
un apellido que luego sería el apellido de los hijos y que no necesa-
riamente tenía que ser el apellido del padre (ver, ley de la entonces
República Federal Alemana de 1976 [14-6-76])40.
Alemania, en una posterior legislación del año 1993, expandió este
concepto y permitió que los cónyuges adopten un apellido de familia
hasta cinco años luego de contraído el matrimonio. En caso de que
no produzcan elección alguna, utilizarán el que venían usando. Y, bajo
esta legislación, cada cónyuge puede utilizar su propio apellido –unido
al adoptado como familiar– como apellido de acompañamiento. Esta
legislación alemana establece que el nombre de familia es el que reciben
los hijos y en caso de que no exista este último los padres de común
acuerdo deben determinar el apellido. Ante la falta de acuerdo, un
juez deberá decidir quién coloca el apellido, y si éste no elige, tendrá
el apellido del padre que tiene el derecho de elección41.
Otro caso que contiene buenos ejemplos de las tendencias actuales
es la legislación española de 1999 (ley 40).
En dicha legislación se establece que los hijos llevarán el apellido
de los dos padres, en el orden que éstos elijan. Con lo que el apellido
de la madre, en caso de acuerdo, podría estar en primer lugar y ser
el primero y determinante de la persona, ya que será el que tendrá
derecho esa misma persona a pasar a sus propios hijos. La igualdad
de género fue el principio que guió este importante cambio, y ello
queda claro en la Exposición de Motivos en la que inclusive se cita
un fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en ese sentido42.

40
Ver RIVERA, ob. cit., Sección 613.
41
Ver, también, RIVERA, ob. cit., Sección 613, p. 626, y también ver KOON,
María Lucila, Modernas tendencias en materia de apellido familiar, en DFyP, La
Ley, Buenos Aires, 2011, enero, p. 206. En ambos trabajos aquí citados se efectúa
un detallado estudio de diversas legislaciones nacionales e internacionales sobre el
tema de este apartado.
42 La ley 40/1999 de España reforma el artículo 109 del Código Civil español,

que reza de la siguiente forma: “La filiación determina los apellidos con arreglo a lo
dispuesto en la ley. Si la filiación está determinada por ambas líneas, el padre y la
madre de común acuerdo podrán decidir el orden de transmisión de su respectivo

238
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

Notamos que en la legislación argentina actual, el apellido de los


hijos matrimoniales o extramatrimoniales reconocidos por ambos pa-
dres debe ser el paterno, y cualquiera de los padres puede solicitar la
adición del apellido materno (luego de la reforma de la ley 23.264),
ya que ellos cuentan con el consentimiento presunto del otro cónyuge43.
En alguna medida, la posibilidad referida en último término anticipa
la igualdad en el sentido de que ambos cónyuges tienen facultad de
determinar el apellido de los hijos comunes, si bien hasta ahora no
tienen la posibilidad de alterar el orden. También notamos que existe
jurisprudencia que, ante graves causales, permite excluir el apellido
paterno para una persona y colocar el materno44.
Así las cosas, vemos que el sistema del Proyecto para la deter-
minación del apellido de los hijos matrimoniales o extramatrimoniales
reconocidos por ambos padres se coloca a la vanguardia de las le-
gislaciones comparadas y de la legislación internacional sobre la ma-
teria.
El apellido de cualquiera de los cónyuges o padres puede ir en
primer lugar y ante la falta de acuerdo habrá sorteo en el Registro
correspondiente, dejando al azar la facultad de determinar el orden
antes que al orden alfabético, como es en la actual ley 18.248 para
los hijos de personas del mismo sexo o bien evitando dar preeminencia
al apellido paterno.

primer apellido, antes de la inscripción registral. Si no se ejercita esta opción, regirá


lo dispuesto en la ley. El orden de apellidos inscrito para el mayor de los hijos regirá
en las inscripciones de nacimientos posteriores de sus hermanos del mismo vínculo.
El hijo, al alcanzar la mayor edad, podrá solicitar que se altere el orden de los apellidos”.
Notamos que la legislación española citada indica que en caso de que no se ejercite
la opción de determinar el orden de los apellidos, rige lo indicado por la ley. La ley
aplicable sería el referido Código Civil, la Ley del Registro Civil (arts. 54 y 55) y
el Reglamento del Registro Civil.
43 Ver, RIVERA, ob. cit., Sección 617, ps. 627 y 628.
44 Ver CCCom. de Rosario, 17-4-2009, en autos “A. M. E. s/Solicitud de cambio

de apellido” (cita Online: MJ-JU-M-45246-AR/MJJ45246) (caso de abandono del pa-


dre); y Trib.Coleg.Fam. de Rosario, sala 5ª, 25-2-2011, en autos “K. S. y otro s/Mo-
dificación de uso del nombre” (cita Online: MJ-JU-M-62859-AR/MJJ62859) (también
caso de abandono). Hay sobre el tema jurisprudencia contraria: ver, en ese sentido,
CNCiv., sala G, 4-3-2008, en autos “N. A. F. y otro c/V. S. R. s/Privación de la
patria potestad” (cita Online: MJ-JU-M-21342-AR/MJJ21342).

239
Doctrina

El sistema del Proyecto cumple en respetar la igualdad del hombre


y la mujer en su rol de miembros del matrimonio o de padres.
Más allá del loable propósito de este aspecto del Proyecto, cabe
preguntarse si este sistema, particularmente para el caso de hijos de
parejas de personas de distinto sexo, tiene utilidad teniendo en cuenta
la tradición vigente en Argentina45, que es un aspecto al que el nombre
de las personas (en este caso el apellido) está irremediablemente unido.
También cabría preguntarse si la adopción del apellido paterno como
primer apellido del nacido afecta la igualdad de género o sólo es reflejo
de una costumbre que hoy está desprovista de sentido de desigualdad
en la pareja, sino que sólo se relaciona con la identificación filiatoria
constante de una comunidad.
Entendemos que el tiempo determinará las respuestas a estos inte-
rrogantes y también si el cambio que incluye el Proyecto ha sido útil
o letra muerta.
En atención a la tradición a la que se ha hecho referencia, enten-
demos que ella se hubiese respetado adecuadamente si se hubiese es-
tablecido que, en principio, el primer apellido de los hijos de matri-
monios o uniones de cónyuges de distinto sexo es el del padre, salvo
elección expresa de los cónyuges en sentido contrario. Allí también
se hubiese respetado la igualdad de los cónyuges para decidir el apellido
de los hijos, aunque también se hubiese dado lugar a una tradición
pacífica en Argentina. El Proyecto ahora vendría a imponer decidir
expresamente el tema, y se impide la silenciosa elección de quien nada
manifiesta.
Notamos que, a nuestro criterio, la cuestión del apellido de los
hijos matrimoniales o extramatrimoniales de parejas de personas de
distinto sexo tiene diferencias con el apellido de los hijos de matri-
monios de personas del mismo sexo. La sociedad, en los matrimonios
igualitarios, se encuentra frente a un fenómeno nuevo, donde dos per-
sonas del mismo sexo con hijos, por su idéntica condición sexual,
tienen idénticas presunciones respecto de la traslación de su apellido.

45 Ver, CENTANARO y CENTANARO, ob. cit., comentarios a los artículos 4º

a 6º de la ley 18.248, Sección 4, ps. 158 a 160, en donde se trata el tema de apellido
de los hijos y se refiere a la costumbre y jurisprudencia sobre el tema.

240
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

Por ello, nos parece que la ley en ese caso puede crear soluciones que
recepten esta situación obligando a las partes a decidir efectivamente
en cada caso el apellido o su orden.

c) Determinación del apellido de los cónyuges


El otro cambio fundamental que vemos que ha introducido el Pro-
yecto en el sistema del nombre en el Derecho argentino es el del
apellido de los cónyuges.
En este tema el Proyecto establece un principio diferente al vigente,
en el sentido de que cualquiera de los dos cónyuges puede adoptar el
apellido del otro precedido de la preposición “de” o sin ella46.
Vemos que el Proyecto incorpora la posibilidad de que el marido
adopte el apellido de la mujer, con o sin preposición “de”.
En nuestro entender, el cambio confirma el principio de que el
matrimonio no modifica el apellido de la persona, y sólo lo hará si
alguno de los contrayentes lo decide adoptando el apellido del otro.
Y se equiparan los cónyuges en su posibilidad de elegir.
Esta solución también es consecuente con la tendencia del Proyecto
de eliminar la discriminación entre el hombre y la mujer en el ámbito
de la familia. Y es consistente con normativa internacional que la
Argentina había adoptado, y que no podía obviarse al momento de
modificar la legislación.
En particular, hay que tener en cuenta que el artículo 16 de la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discrimina-
ción contra la Mujer establece que “Los Estados Partes adoptarán todas
las medidas adecuadas para eliminar la discriminación contra la mujer
en todos los asuntos relacionados con el matrimonio y las relaciones
familiares y, en particular, asegurarán, en condiciones de igualdad entre
hombres y mujeres [...] Los mismos derechos personales como marido
y mujer, entre ellos el derecho a elegir apellido, profesión y ocupa-
ción...”
No hay mucho que comentar. Es claro que indirectamente la pro-
visión del artículo 67, primer párrafo, del Proyecto puede considerarse

46 Art. 67 – Cónyuges. Cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido

del otro, con la preposición “de” o sin ella.

241
Doctrina

como anticipada para el Derecho argentino por el artículo 16 de la


Convención transcripta, que prevalece sobre el Derecho interno a tenor
de lo establecido por el artículo 75, inciso 22, de la Constitución Na-
cional.
Notamos que, obviamente, se pueden tener distintas ideas acerca
de si se justifica apartarse de las reglas que venían aplicándose pací-
ficamente en Argentina, y que en todo caso tienen escasos efectos
prácticos toda vez que la mujer puede desde hace tiempo ya utilizar
su propio nombre sin incorporar el del marido.
El tiempo será quien dirima si el cambio aquí comentado tuvo
aceptación práctica.
Entendemos también que el tratamiento del apellido del cónyuge,
de todos modos, no implica la adopción de un nombre de familia
como el sistema alemán. Por el contrario, como ya dijimos, ratifica
el principio de que el matrimonio no altera el apellido de los contra-
yentes, salvo que cada contrayente opte por lo contrario, e iguala a
ambos contrayentes en su capacidad de elegir.
Entendemos que las libertades consagradas en el Proyecto para la
elección de los apellidos de los cónyuges y también para el apellido
de los hijos hacen que exista alguna posibilidad de confusión sobre
la filiación de determinadas personas, por ejemplo, si el primer apellido
de los hijos es el de la madre y ésta adoptase el apellido del padre
(su cónyuge) al contraer matrimonio.
Pero esas eventuales confusiones que se anticipan y podrían no
darse en la práctica podrían ser solucionadas rápidamente con el cotejo
de las respectivas partidas.

4. Conclusión
Los artículos 62 a 72 del Proyecto regulan el nombre incorporando
modernas tendencias legislativas sobre el tema, que ya tuvieron acogida
en algunas legislaciones nacionales y que son consistentes con legis-
laciones internacionales de las que Argentina es parte.
En lo fundamental, los cambios propuestos por el Proyecto en ma-
teria de nombre mantienen la naturaleza del nombre en cuanto dere-
cho-deber, por lo que mucha doctrina y jurisprudencia generada por

242
El nombre de las personas en el Proyecto de Código Civil y Comercial

el régimen de la ley 18.248 continuará siendo de utilidad en caso de


que el Proyecto sea aprobado. Y también dichos cambios eliminan las
diferencias entre los cónyuges para la fijación del apellido de los hijos
y de los mismos cónyuges.
La recepción en la práctica de los cambios incorporados será la
cuestión a seguir en el caso de que el Proyecto devenga ley.

243

También podría gustarte