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3/6/2021 La imprevisibilidad e inevitabilidad del hecho de la víctima como eximente de responsabilidad civil

Título: La imprevisibilidad e inevitabilidad del hecho de la víctima como eximente de responsabilidad civil
Autor: Méndez Sierra, Eduardo C.
País: Argentina
Publicación: El Derecho - Diario, Tomo 282
Fecha: 29-05-2019 Cita Digital: ED-DCCLXXVII-819

Sumarios

(Conclusión del diario del 28 de mayo de 2019)

La imprevisibilidad e inevitabilidad del hecho de la víctima como eximente de responsabilidad civil

c.4. Supuestos de cosas normalmente no peligrosas. Las cosas inertes

Por otra parte, como adelantáramos, la responsabilidad objetiva por riesgo creado puede operar en supuestos de cosas que normalmente no son
peligrosas sino inofensivas, pero que llegan a serlo en determinadas circunstancias y así resultan idóneas para generar un riesgo de daño. Por
ejemplo, una maceta inofensiva colocada en el borde de un balcón de manera tal que puede precipitarse. Como bien destacara Zavala de González,
este tipo de cosas (no peligrosas normalmente) solo pueden dañar a raíz de una acción humana que las utiliza o que las coloca en una situación de
peligro(101).

Las cosas inertes generalmente quedan comprendidas en esta categoría(102). Las cosas inertes son causa activa del daño cuando la anormalidad de
su situación o ubicación circunstancial crea la probabilidad y consecuente previsibilidad de una contingencia dañosa; en cambio, no es causa del
daño la cosa que, si bien “mecánicamente” activa, ha sido “causalmente” pasiva, por recibir un impulso causal ajeno(103). Y aquí no puede
presumirse su intervención activa y consecuente adecuación causal con el daño; por el contrario, es el damnificado quien debe probar que la cosa
jugó un papel causal, acreditando la posición o el comportamiento anormal de la cosa inerte o su vicio. Si esto no es probado, debe considerarse
que la cosa inerte no ha sido una condición idónea para ocasionar el daño –no ha tenido participación causal– y, ello así, el hecho de la víctima que
sí ha sido causa adecuada del perjuicio puede eximir totalmente de responsabilidad al demandado sin requerir la valoración de la imprevisibilidad e
inevitabilidad de su comportamiento. Si la cosa no creaba la posibilidad y consecuente previsibilidad objetiva de daños, no pudo “causar” el daño
ni, por lo tanto, podía pesar sobre su dueño o guardián el deber de evitarlo; por lo cual, patentizado que la cosa fue solo una condición inadecuada
del daño, este debe atribuirse de manera exclusiva al hecho de la víctima(104).

En cambio, la prueba del comportamiento o posición anormal de la cosa inerte o su vicio implicará su idoneidad para producir el resultado lesivo, y
así su concurrencia causal con el hecho de la víctima, lo cual únicamente conducirá a una eximición parcial de responsabilidad en función de la
incidencia causal de cada una de las concausas. Lo dicho supone que ha sido el comportamiento de su dueño o guardián el que generara la situación
de peligro: en tal supuesto su incidencia causal no podría discutirse, más allá de que en el caso también el hecho de la víctima pueda considerarse
concausa del resultado lesivo. Sin embargo, podría suceder que haya sido la misma víctima la que utilizara o colocara la cosa en la situación de
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peligro; en tal circunstancia –infrecuente pero posible–, el resultado lesivo será atribuido exclusivamente a ella, por cuanto el riesgo ha sido creado
por ella. De todos modos, en ningún caso será necesario valorar la imprevisibilidad e inevitabilidad del hecho de la víctima en orden a la
eximente(105).

d. El hecho del acreedor en otros casos de responsabilidad contractual objetiva

Consideremos ahora los supuestos en que la responsabilidad sea objetiva, en particular en el ámbito contractual, pero no con sustento en el riesgo
creado o en la existencia de una obligación de seguridad a cargo del demandado(106); esto es, cuando sea el caso de obligaciones de resultado en
las que el fundamento de la responsabilidad objetiva sea, sin más, la tutela del derecho de crédito del acreedor(107). Puede suceder aquí que la
inejecución de la obligación sea atribuible al sujeto activo del vínculo obligacional, cuyo comportamiento causa el incumplimiento, en todo o en
parte, o el cumplimiento defectuoso. Brindando ejemplos que se citan doctrinariamente, ello ocurre cuando es el acreedor quien de manera
negligente provoca la destrucción o pérdida de la cosa que debe ser objeto de una prestación de entrega o quien con su comportamiento determina
el menoscabo o deterioro de la cosa(108). Asimismo, cuando a causa de su mora creditoris el acreedor provoca con su conducta la insatisfacción de
su interés y el daño que a raíz de ello pueda experimentar(109).

La solución de principio, salvo que el ordenamiento brinde una diferente en tutela del acreedor aun frente a su comportamiento(110), a nuestro
juicio, debe ser que si la causa adecuada de la insatisfacción del acreedor en su interés a obtener el exacto resultado final esperado es su propio
hecho, y el deudor no ha incurrido en ningún comportamiento idóneo para frustrarlo, queda eximido de toda responsabilidad sin que quepa analizar
la imprevisibilidad e inevitabilidad de la conducta de aquel. La exigencia de una especial tutela que merece el derecho de crédito del acreedor en
las obligaciones de resultado no involucra –según nuestro criterio– que el deudor tenga el deber de evitar hechos suyos que impidan la satisfacción
de su propio interés, en particular cuando este último es solamente económico y no están juego sus bienes indisponibles(111). Por lo tanto, al no
serle exigible al deudor un deber de obrar en tal sentido, jamás su omisión puede juzgarse una condición adecuada de la insatisfacción del
acreedor, claro está, en la medida en que no haya incurrido en otras acciones u omisiones idóneas para causar el incumplimiento. En consecuencia,
de darse tal situación debe concluirse que el nexo causal entre el incumplimiento determinante de la insatisfacción del acreedor y el
comportamiento del deudor ha sufrido una fractura al interponerse como obstáculo el hecho del acreedor frustratorio del exacto cumplimiento; es
decir, la causa del incumplimiento no proviene del deudor, sino del propio acreedor(112).

En cambio, de haber incurrido también el deudor en acciones u omisiones idóneas para ocasionarle al acreedor la frustración de su interés en el
resultado, la relación de causalidad con el incumplimiento subsiste; entonces, en todo caso, este obedecería a una concurrencia de causas: la
puesta por el deudor y la del acreedor víctima del daño.

e. El supuesto de dolo de la víctima

1. Por último, cabe analizar la situación en que exista dolo de la víctima que haya obrado con la intención de causarse el daño que sufriera. En
principio, el dolo absorbe íntegramente la relación causal del resultado lesivo: absorbe la posible culpa del demandado, como, asimismo, el posible
riesgo de la cosa o de la actividad, etc. Esto se justifica porque el agente –aquí la víctima del daño– ha instrumentado para sus propios fines la culpa
del otro o la intervención de la cosa o de la actividad, por lo cual debe considerarse que el resultado dañoso ha sido obra exclusiva de aquel, que
quiso inferírselo a sí mismo y en tal sentido ha dirigido los acontecimientos. Cualquier otra circunstancia atribuible al demandado –salvo su propio
dolo(113)– no tendría relación causal con el daño, ya que solo ha sido utilizada por la víctima como medio para lograr el resultado buscado(114). En
consecuencia, carece de relevancia en este supuesto la valoración de la imprevisibilidad e inevitabilidad de la conducta de la víctima(115).

2. Sin perjuicio de que lo antes expresado sea la regla general, se plantea una particular excepción en aquellos supuestos en los que alguien está
obligado a la seguridad de la víctima, incluso preservándola del daño que pudiera provocarse a sí misma deliberadamente(116). Tal es el caso del
Estado que por intermedio de los servicios penitenciarios o policiales respectivos tiene la obligación de dar a quienes están cumpliendo una condena
o una detención preventiva la adecuada custodia y, en virtud de ello, debe velar por su vida, salud e integridad física y síquica. Esto deriva del art.
18, in fine, de la CN; art. 5º, incs. 1º, 2º y 3º, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y arts. 6º y 10 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, como, asimismo, del texto de diversas constituciones locales y normas inferiores, en particular las relativas al régimen
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penitenciario o reglamentos de detenidos. El incumplimiento o cumplimiento irregular del deber de custodia y seguridad que tiene el Estado para
con el detenido que posibilitara su suicidio, sea por acción u omisión (dejar a disposición del recluso elementos con los que previsiblemente podía
atentar contra su vida, omitir requisar los elementos con los que los detenidos pudieran dañarse a sí mismos o a terceros, etc.), es considerado una
falta de servicio por la que debe responder(117).

Análoga situación se plantea con los establecimientos de salud mental (clínicas u hospitales siquiátricos)(118) que asumen frente al paciente
internado en ellos, además de la obligación de suministrarle una terapia tendiente a su recuperación clínica –deber de asistencia–, una obligación de
custodia y seguridad en orden a la protección física del enfermo, que involucra especialmente el daño que pueda provocarse a sí mismo. En
consecuencia, son pasibles de ser responsabilizados civilmente por el suicidio del paciente, lo cual es considerado por algunos como una obligación
de resultado(119), mientras que para la corriente doctrinaria y jurisprudencial prevaleciente en nuestro derecho tal responsabilidad tiene sustento
en el incumplimiento de una obligación de medios(120), o de medios “reforzada”(121).

En todos estos casos pesa sobre el demandado una obligación cuyo objeto consiste precisamente en preservar la integridad física de la víctima aun
frente a la posibilidad de que ella se autolesione. Aquí el deber de vigilancia y de custodia va dirigido a prevenir e impedir la materialización de
este riesgo específico: el daño causado a sí mismo por la víctima. Por lo tanto, frente al suicidio o autolesión de la persona detenida en una
dependencia policial o penitenciaria o internada en un establecimiento siquiátrico, siempre corresponderá la valoración de la imprevisibilidad e
inevitabilidad del comportamiento de la víctima, sea que esta obligación de seguridad se considere de resultado, o aun de medios, o de medios
“reforzada”(122). Obviamente, considerado un deber jurídico de resultado, ante su frustración la imprevisibilidad e inevitabilidad de la conducta de
la víctima constituye una exigencia propia de la interrupción del nexo causal eximente de responsabilidad. Pero a pesar de juzgarse la obligación en
cuestión un deber de medios, o de medios reforzado, dado que el objetivo era justamente velar por la integridad física de quien se autolesionara,
ineludiblemente deberá entrar en consideración si el deudor arbitró o no los medios necesarios para lograrlo, lo que se hará en función de la
previsibilidad y posibilidad de evitación del riesgo de suicidio en función de las circunstancias concretas del caso. Si este era un suceso evitable
mediante la adopción de recaudos de protección idóneos para prevenirlo, al haber posibilitado su ocurrencia el incumplimiento del deudor en la
adopción de tales medidas, este último no podrá eximirse de responsabilidad. En definitiva, dado el específico alcance de la prestación del obligado
en estos casos, la posibilidad de prever y evitar el suicidio es siempre el punto focal para establecer la responsabilidad del demandado(123).

3. Más aún, en estas situaciones se manifiesta la tendencia de prescindir de la influencia que el hecho de la víctima haya podido tener en el
resultado lesivo, excluyendo su idoneidad causal(124). Esta orientación, en lo que particularmente se refiere a los suicidas que por su estado de
alienación carecen de discernimiento, entiende que para atribuir a un sujeto suicida las consecuencias dañosas de un determinado evento debe
existir imputabilidad, y la falta de discernimiento obtura la posibilidad de atribuirle responsabilidad por razones jurídicas (art. 262, cód. civil y
comercial), por lo que no puede considerarse factor concurrente la condición que aporta el paciente enfermo mental (psicótico) recluido por sus
tendencias suicidas. Aquí la trascendencia causal del acto médico o del personal de la clínica –sea esta una clínica general o siquiátrica– absorbe
normalmente el hecho de la víctima, carente de actitud cognoscitiva, a quien se priva de su libertad personal para evitar su autoeliminación. El
enfermo mental, sin conciencia de sus actos y carente de capacidad para comprender el alcance de sus decisiones (inimputabilidad, falta de
discernimiento, de aptitud para conocer), no tiene –desde una perspectiva jurídica– incidencia en el proceso causal (el defecto en la vigilancia
absorbe el obrar del agente)(125). Distinto es, según Kraut, en cambio, el supuesto de un suicidio racional –premeditado–, es decir, del paciente
apto para valorar el alcance de su conducta y que se suicida deliberada y conscientemente: allí, según Kraut, hay acción, entendida como propósito
autodestructivo, que puede ser un factor eximente o concurrente de responsabilidad, según los casos; lo primero, si una conducta profesional
adecuada científicamente no lo podía prever, al superar la diligencia del deudor de la prestación; lo segundo, cuando la omisión de la diligencia en
los cuidados del personal de la entidad asistencial concurre causalmente con el acto del suicida a la producción del deceso del paciente(126).

Cabe destacar que análogas consideraciones pueden aplicarse a los facultativos –médicos siquiatras– que deben responder por el suicidio de un
paciente si como profesionales especializados no adoptaron todas las diligencias necesarias para un diagnóstico certero de su situación clínica o de
su correcto tratamiento, tendientes a prevenirlo, en función de la obligación de cuidado que les es impuesta frente al enfermo(127).

III

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Conclusiones

Conforme con todo lo desarrollado en este trabajo, las principales conclusiones que pueden extraerse acerca del interrogante planteado, es decir, si
es exigido que el hecho de la víctima sea imprevisible o inevitable para eximir totalmente de responsabilidad al demandado, son las siguientes:

1. Determinar si el hecho de la víctima ha sido causa exclusiva del hecho lesivo o ha concurrido con hechos que puedan ser imputados al demandado
conduce siempre a apreciar cuál ha sido, a su vez, la eficacia causal respecto del daño de la acción u omisión de este último, o de la intervención
de cosas, actividades o personas por las que debe responder. Y en este contexto, si bien no siempre será un requisito que permita la total eximición
de su responsabilidad, en diversas situaciones la imprevisibilidad del hecho de la víctima, o, en todo caso, su inevitabilidad, serán exigidos para
poder excluir la imputación causal del daño al demandado.

2. Dentro del ámbito de la responsabilidad subjetiva, de juzgarse que la acción u omisión del demandado fue tan solo una simple condición, pero
inadecuada, para el hecho lesivo, tanto el análisis causal como el relativo al de su responsabilidad queda concluido, por lo que el hecho de la
víctima, idóneo de por sí para causar tal resultado, será considerado como su causa exclusiva, sin que quepa para ello analizar su imprevisibilidad e
inevitabilidad.

3. Cuando la eximente opera frente a cosas o actividades riesgosas, para que el hecho de la víctima exima totalmente de responsabilidad al titular
de la fuente de peligro –dueño o guardián de la cosa, quien realice, se sirva u obtenga provecho de la actividad riesgosa–, debe reunir los caracteres
de imprevisibilidad e inevitabilidad, pues solamente así puede considerarse que el nexo causal entre el riesgo de la cosa o actividad y el daño se ha
fracturado. En cambio, si el hecho de la víctima era objetivamente previsible y evitable, debe considerarse que la cosa o actividad ha operado
concausalmente, lo que concurre al resultado como realización del riesgo creado.

4. Análoga es la situación en la responsabilidad objetiva derivada de una obligación de seguridad de resultado: únicamente cuando el hecho de la
víctima idóneo para causar el daño sufrido sea imprevisible e inevitable puede eximir totalmente la responsabilidad del deudor.

5. En el supuesto de cosas que normalmente no son peligrosas sino inofensivas, pero que en determinadas circunstancias pueden resultar idóneas
para crear un riesgo de daño, y en particular las cosas inertes, de no probarse una posición, ubicación o comportamiento anormal de la cosa y, por
lo tanto, concluirse que esta no tuvo participación causal en el daño, el hecho de la víctima que sí ha sido causa adecuada del perjuicio puede
eximir totalmente de responsabilidad al demandado sin que se requiera la valoración de su imprevisibilidad e inevitabilidad.

6. En el caso de obligaciones de resultado que no configuren obligaciones de seguridad, la solución de principio –salvo que el ordenamiento brinde
una diferente en lo particular– debe ser que si la causa adecuada de la insatisfacción del acreedor en su interés a obtener el exacto resultado final
esperado es su propio hecho, y el deudor no ha incurrido en ningún comportamiento idóneo para frustrarlo, este queda eximido de toda
responsabilidad sin que quepa analizar la imprevisibilidad e inevitabilidad de la conducta de aquel.

7. De haber obrado la víctima con la intención de causarse el daño sufrido, al absorber el dolo íntegramente la relación causal del resultado lesivo,
carece de relevancia la valoración de la imprevisibilidad e inevitabilidad de su conducta. No obstante, en aquellos supuestos en los que el
demandado estaba obligado a brindarle seguridad a la víctima incluso preservándola del daño que pudiera provocarse a sí misma –detenidos en
dependencias policiales, presos en servicios penitenciarios, internados en establecimientos siquiátricos, etc.–, dado el específico alcance de la
prestación del obligado en estos casos, la posibilidad de prever y evitar el suicidio o autolesión es siempre el punto focal para establecer su
responsabilidad. Pero, además, en estas situaciones se manifiesta la tendencia de prescindir de la influencia que el hecho de la víctima haya podido
tener en el resultado lesivo, excluyendo su idoneidad causal.

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PERJUICIOS - INDEMNIZACIÓN - ACTOS Y HECHOS JURÍDICOS - DERECHO COMPARADO - CULPA - DAÑO - ACCIDENTES DE TRÁNSITO

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(101) Cfr. Zavala de González, Matilde, Resarcimiento de daños…, cit., nº 131, pág. 600; Zavala de González, Matilde - González Zavala, Rodolfo, La
responsabilidad civil…, cit., arts. 1757/1758, pág. 698.
(102) No obstante, existen cosas inertes que son riesgosas o peligrosas por su propia naturaleza, ya que, conforme su estado natural, crean un
peligro de daño, como la pólvora o los explosivos en general.
(103) Cfr. Zavala de González, Matilde, Resarcimiento de daños…, cit., nº 131, págs. 599/600; Zavala de González, Matilde - González Zavala,
Rodolfo, La responsabilidad civil…, cit., arts. 1757/1758, págs. 719/720.
(104) En función de lo expresado, la jurisprudencia ha eximido de responsabilidad al demandado atribuyendo el daño exclusivamente al hecho de la
víctima: ante la caída de una escalera tipo tijera, sin riesgos ni vicios, por el exclusivo actuar de la víctima, quien sufría vértigo y subió hasta el
último peldaño para practicar una reparación (C5ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 4-12-09, LL Gran Cuyo, 2010 (abril), 281, La Ley online,
AR/JUR/54067/2009); por la caída de una escalera de una estación de subterráneo sin anomalías y en buen estado de conservación (CNCiv., sala D,
20-5-15, RCyS, 2016-II-152, La Ley online, AR/JUR/20253/2015; íd., sala I, 14-4-09, RCyS, 2009-XI-202, La Ley online, AR/JUR/18033/2009); por el
tropiezo y caída sobre un cantero al circular por la vía pública en horas de la noche y en pleno corte de energía eléctrica (CCont.-adm. y Trib.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sala I, 13-7-12, LL CABA, 2012 [diciembre], 657, La Ley online, AR/JUR/41753/2012); por la caída de la víctima
en una senda de uso peatonal en una zona agreste con variada y añosa arboleda, por la cual estaba habituado a transitar, al tropezar con troncos
esparcidos en el suelo cuando no había plena luz (CNCiv., sala B, 7-11-13, DJ, 23-4-14, 94, RCyS, 2014-V-157, La Ley online, AR/JUR/85287/2013);
por la caída de la víctima en la vía pública al golpear con unos durmientes colocados en una esquina, cuando caminaba distraída y el reflejo del sol
obstruyó su visión (CNCiv., sala J, 25-10-11, La Ley online, AR/JUR/67323/2011); por la caída al tropezar por descuido con un escalón visible
(CNCiv., sala G, 9-4-13, RCyS, 2013-IX-151, La Ley online, AR/JUR/13345/2013; íd., sala I, 4-11-10, La Ley online, AR/JUR/76427/2010); por la
rotura de una vidriera al colisionar contra esta la víctima al caminar sin prestar la debida atención (CNCiv., sala J, 20-3-09, La Ley online,
AR/JUR/3923/2009); por la caída del damnificado al tropezar con un marco tipo mampara existente en una dependencia policial por no advertirlo
(CNCont.-adm. Fed., sala II, 17-4-13, DJ, 23-10-13, 63, La Ley online, AR/JUR/19017/2013). Igualmente han eximido de responsabilidad al
demandado en casos en los que la víctima resultara ahogada en una pileta o espejo de agua considerado cosa inerte no riesgosa: CNCiv., sala B, 25-
6-14, RCyS, 2014-X-101, La Ley online, AR/JUR/32991/2014; C1ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. San Rafael, 3-7-13, LL Gran Cuyo, 2013 (octubre),
1030, La Ley online, AR/JUR/41783/2013; C1ªCC Córdoba, 18-12-12, LLC, 2013 (marzo), 177, RCyS, 2013-VIII-103, La Ley online,
AR/JUR/69711/2012 (espejo de agua formado por represa); CNCiv., sala E, 3-5-91, LL, 1992-B-535, La Ley online, AR/JUR/1991/1991; íd., sala A,
10-10-01, RCyS, 2002-527, La Ley online, AR/JUR/278/2001.
(105) La jurisprudencia atribuye parcialmente responsabilidad al demandado por el daño al concurrir con el hecho de la víctima: frente a la omisión
de señalización de obstáculos, baches o mal estado calzada (C5ªCC Córdoba, 11-3-15, LLC, 2015, [agosto], 807, La Ley online, AR/JUR/5547/2015;
C5ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 10-9-10, La Ley online, AR/JUR/52754/2010; CApel.CC Resistencia, sala IV, 30-4-09, LL Litoral, 2009
[agosto], 776, La Ley online, AR/JUR/10961/2009; C1ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 2-7-08, LL Gran Cuyo, 2008 [septiembre], 786, La Ley
online, AR/JUR/4517/2008; CCiv., Com. y Garantías en lo Penal Zárate-Campana, 21-10-08, La Ley online, AR/JUR/22723/2008); por introducir o no
retirar un factor peligroso para la circulación (lomada) (CCiv. y Com. 1ª Nominación de Santiago del Estero, 9-2-11, RCyS, 2011-IX-240, La Ley
online, AR/JUR/14576/2011); por la caída de la víctima por una escalera mecánica que presentaba anormalidades en su estado (C1ªCiv., Com.,
Minas, Paz y Trib. Mendoza, 6-7-09, La Ley online, AR/JUR/22177/2009); por la caída del damnificado de una escalera tipo tijera en mal estado –sin
embargo, se valora que el hecho de la víctima no fue inevitable a los efectos de considerarlo como concausa y no totalmente interrumpido el nexo
de causalidad– (CNCiv., sala A, 3-11-17, RCyS, 2018-II-68, La Ley online, AR/JUR/80626/2017); por la caída de la víctima en una vereda que
presentaba anormalidades en sus juntas de dilatación (C1ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 18-6-08, La Ley online, AR/JUR/4515/2008); por
la caída de la víctima sobre un cantero construido en forma antirreglamentaria en la acera (CNCiv., sala H, 3-12-09, La Ley online,
AR/JUR/62897/2009); por la caída en una fosa en construcción sin medidas de seguridad en un cementerio –no obstante, se valora que el hecho de
la víctima no fue imprevisible e inevitable a los efectos de considerarlo como concausa y no totalmente interrumpido el nexo de causalidad–
(C1ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 26-7-12, RCyS, 2012-XI-146, La Ley online, AR/JUR/35596/2012); por la caída de la víctima al resbalar a
causa de una mancha de aceite existente en un estacionamiento –sin embargo, se valora que el espacio privativo destinado a cochera donde ocurrió
el hecho no poseía ningún cerramiento material para evitar que se pasase por ahí– (CNCiv., sala H, 17-3-10, La Ley online, AR/JUR/8295/2010); por
la caída de un techo que presentaba vicios de construcción –la víctima era el locador de obra que no había aún asumido la guarda de la cosa– (SC
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Mendoza, sala I, 1-7-13, LL Gran Cuyo, 2013 [noviembre], 1096, RCyS, 2014-IV-163, La Ley online, AR/JUR/40574/2013); por la caída de un arco de
fútbol sobre la cabeza de un menor, al que este se trepó y que estaba apoyado sin los soportes correspondientes (CApel.CC Morón, sala II, 24-7-08,
LLBA, 2008 [diciembre], 1262, La Ley online, AR/JUR/6495/2008).
(106) Bien señala Prevot, aunque desde su perspectiva, que toda obligación de seguridad es de resultado, que no todo deber de fines es una
obligación de seguridad. La obligación de seguridad es un deber caracterizado por ciertos matices y connotaciones particulares, mientras que
muchas obligaciones de resultado nada tienen que ver con el deber de seguridad (cfr. Prevot, Juan M. en Mayo, Jorge A. - Prevot, Juan M.,
Responsabilidad contractual, cit., nº 19, págs. 188/189).
(107) Cfr. Jordano Fraga, Francisco, La responsabilidad contractual, Madrid, Civitas, 1987, págs. 35 y 68/69; Vázquez Ferreyra, Roberto A.,
Responsabilidad por daños (elementos), Buenos Aires, Depalma, 1993, págs. 212/213.
(108) Cfr. Mayo, Jorge A. - Prevot, Juan M., Responsabilidad contractual, cit., nº 15, pág. 375. Omitimos referir ejemplos dados por los autores en
los que se contempla el comportamiento doloso del acreedor, ya que, de darse esta situación, las razones que conducen a la eximición de
responsabilidad del deudor difieren de las que se indican en el texto, y son contempladas infra en el apart. II.B.e.1.
(109) Cfr. Pizarro, Ramón D. - Vallespinos, Carlos G., Tratado de obligaciones, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2017, t. III, nº 1921, §499, pág. 41.
(110) Tal sería el caso, por ejemplo, de lo dispuesto por los arts. 1256, inc. d), 1268, inc. b) y 1273 del cód. civil y comercial. En el contrato de obra
y de servicios, aunque los materiales sean provistos por el comitente y el contratista le haya informado que estos eran impropios o tenían vicios, no
deja de ser responsable al utilizarlos si la obra se destruye antes de su recepción o luego de realizada, si se produce su ruina en los términos del art.
1273. Aquí el contratista no se exime de responsabilidad ni aun informando, ya que en función de su mayor conocimiento técnico sabía o debía saber
que la destrucción o deterioro era previsible.
(111) En nuestra opinión, carecería de toda razonabilidad sostener que, por ser la obligación de deudor una obligación de resultado, su compromiso
para el logro del interés final del acreedor incluye evitar todo hecho del propio acreedor idóneo para frustrarlo. En principio, no es justo que la
tutela del crédito que persigue el ordenamiento comprenda incluso proteger la posición del acreedor frente a sus propios hechos cuando están en
juego intereses económicos relativos a bienes disponibles.
(112) Con mayor razón queda descartada toda responsabilidad del demandado en el caso de que la víctima del daño lo atribuya al incumplimiento
por parte del accionado de una obligación de dar o hacer que se le endilga y, al cabo, se establezca que no pesaba sobre él obligación alguna
respecto de aquel. Al no existir obligación, no hay incumplimiento ni antijuridicidad en su inactividad y tampoco, entonces, podría plantearse una
supuesta adecuación causal entre dicha pasividad y una frustración del interés del dañado. En tal contexto, si el daño sufrido tiene su causa
adecuada en la conducta del propio perjudicado, este es autor de su daño y debe soportarlo, sin consideración alguna acerca de si ello era
imprevisible e inevitable para el demandado. En este orden de ideas se ha decidido: ``La obra social correspondiente a los empleados públicos de la
Provincia de Mendoza no es responsable por los daños sufridos por un docente que se vio imposibilitado de titularizar horas cátedra por no contar, a
la fecha de su ofrecimiento, con un certificado de aptitud psicofísica, pues no tiene la obligación o carga de notificar a los interesados cuándo
dichas constancias médicas están disponibles para ser retiradas, por lo que el perjuicio se ocasionó por la propia conducta desidiosa de la víctima´´
(C4ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 26-2-13, LL Gran Cuyo, 2013 [junio], 547, La Ley online, AR/JUR/441/2013).
(113) De presentarse una concurrencia de dolo de la víctima y del victimario, la tendencia hoy prevaleciente considera que corresponde la
reparación del daño causado, en función de la incidencia que cada conducta dolosa tuvo en el daño, único o recíproco.
(114) Cfr. Mazeaud, Henri - Mazeaud, León - Tunc, André, Tratado teórico y práctico…, cit., nº 1483, pág. 77; Orgaz, Alfredo, La culpa (actos
ilícitos), cit., nº 91, pág. 231; Llambías, Jorge J., Tratado de derecho civil…, cit., nº 2295, págs. 734/735 y nº 2298, pág. 739; Kemelmajer de
Carlucci, Aída, Código Civil y leyes complementarias…, cit., art. 1111, pág. 401; Sagarna, Fernando A., en Código Civil y normas…, cit., art. 1111,
págs. 434/435; Pita, Enrique M., El hecho de la víctima…, cit., pág. 258; Pizarro, Ramón D., Tratado de la responsabilidad objetiva, cit., §49, pág.
314; Pizarro, Ramón D. - Vallespinos, Carlos G., Tratado de la responsabilidad civil, cit., T. I, §153, pág. 498.
(115) In re ``B. J. A. y otro c. F. J. y otros s/daños y perjuicios´´, fallado por la CNCiv., sala E, en el que se responsabilizó al Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires por las consecuencias dañosas del fallecimiento de una persona que se arrojó frente al paso de un camión luego de fugarse del
hospital psiquiátrico en el que estaba internada; también se había demandado al propietario y conductor del camión, pretensión esta última que fue
rechazada en primera instancia. En segunda instancia se cuestionó la imposición de costas, y, al confirmarse, se dijo que la muerte del suicida fue
producto de su decisión individual, quien utilizó como mero instrumento mecánico el camión conducido por F., a quien no podía adjudicársele
ningún tipo de responsabilidad en el fallecimiento, ni haberse probado negligencia o imprudencia alguna de su parte (19-12-12, LL, 2013-C-346, La
Ley online, AR/JUR/81832/2012). Por su parte, el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº 6 de Rosario, en ``P., E. D.´´ (18-5-
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05, LL Litoral, 2005 [septiembre], 892, La Ley online, AR/JUR/1856/2005), decidió: ``Debe rechazarse la responsabilidad atribuida a la
Municipalidad demandada por el suicidio de un particular llevado a cabo en un mirador de un monumento histórico –en el caso, se elevó por sobre
una pared de un metro veinticinco y luego saltó al vacío–, toda vez que si bien aquella se encuentra obligada a garantizar la seguridad de los
concurrentes, la única causa de la muerte es el hecho de la propia víctima, operando de ese modo la causal liberatoria o eximente de
responsabilidad prevista en el art. 1111 del Cód. Civil´´. Sin embargo, el tribunal consideró que, para que la demandada pudiera eximirse
totalmente de responsabilidad, debía demostrar en forma fehaciente que la culpa de la víctima había sido la única causa del daño y su actividad
había revestido las características de imprevisibilidad e inevitabilidad propias del caso fortuito o fuerza mayor; lo que entendió que en los autos
había quedado plenamente demostrado.
(116) Cfr. Pita, Enrique M., El hecho de la víctima…, cit., pág. 259.
(117) En la jurisprudencia más reciente se han pronunciado responsabilizando totalmente al Estado por falta de servicio en estas situaciones: SC
Mendoza, sala I, 31-3-11, LL Gran Cuyo, 2011 (junio), 486, La Ley online, AR/JUR/9504/2011; CCont.-adm. Mar del Plata, 2-9-10, LLBA, 2011
(febrero), 84, La Ley online, AR/JUR/59640/2010; STJ Jujuy, 23-2-10, La Ley online, AR/JUR/1780/2010; CApel.CC Resistencia, sala II, 10-8-09,
RCyS, 2009-XII-180, La Ley online, AR/JUR/29931/2009; SC Buenos Aires, 30-9-09, LLBA, 2010 (mayo), 430, La Ley online, AR/JUR/42879/2009;
CApel.CC Resistencia, sala III, 28-2-05, La Ley online, AR/JUR/9822/2005. Por su parte, han admitido solo parcialmente la pretensión resarcitoria,
eximiendo parcialmente de responsabilidad al Estado por la concurrencia del hecho de la víctima: C4ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 6-5-
10, LL Gran Cuyo, 2010 (octubre), 843, La Ley online, AR/JUR/27104/2010; CCiv., Com., y Minería San Juan, sala II, 28-9-04, LL Gran Cuyo, 2005
(junio), 616, La Ley online, AR/JUR/5880/2004; CApel.CC 8ª Nominación Córdoba, 10-4-01, LLC, 2001-13, RCyS, 2002-558, La Ley online,
AR/JUR/3036/2001. En cambio, diversos fallos han eximido al Estado de responsabilidad por considerar que en el caso no se acreditó la
configuración de la falta de servicio, siendo el hecho de la víctima la única causa del resultado: CApel. Concordia, sala civil y comercial I, 12-6-13,
RCyS, 2013-IX-113, DJ, 18-12-13, 90, La Ley online, AR/JUR/22973/2013; CNCont.-adm. Fed., sala IV, 2-12-13, La Ley online, AR/JUR/102762/2013;
C5ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 24-4-12, La Ley online, AR/JUR/10613/2012; C6ªCC Córdoba, 4-9-12, LLC, 2014 (noviembre), 1162, La
Ley online, AR/JUR/82291/2012 (el caso presenta la particularidad de que el suicida no estaba detenido, sino que había ido a realizar una
denuncia); CNCont.-adm. Fed., sala III, 19-12-07, DJ, 2008-II-235, La Ley online, AR/JUR/8668/2007; CApel. Concordia, sala civil y comercial III, 18-
9-06, LL Litoral, 2007 (junio), 564, La Ley online, AR/JUR/8454/2006. Cabe señalar que la CS ha debido expedirse sobre la cuestión en diversas
ocasiones: 30-10-18, RCyS, 2019-I-83, La Ley online, AR/JUR/53460/2018; 4-6-13, RCyS, 2013-X-101, La Ley online, AR/JUR/23253/2013; 4-6-13, LL,
2013-F-71, La Ley online, AR/JUR/23254/2013; 20-12-11, RCyS, 2012-III-249, LL, 2012-A-435, La Ley online, AR/JUR/81642/2011; 21-12-10, RCyS,
2011-III-75, LL, 2011-A-105, La Ley online, AR/JUR/81263/2010; 23-12-04, Fallos: 327:5857.
(118) Igualmente se ha ventilado la cuestión en relación con otros establecimientos asistenciales no especializados en internación psiquiátrica. Ver
CNCiv., sala L, 2-9-11, LL, 2011-E-520, DJ, 11-4-12, 86, RCyS, 2012-VI-58, La Ley online, AR/JUR/49916/2011.
(119) CNCiv., sala M, 8-3-04, La Ley online, AR/JUR/7803/2004; CApel.CC Morón, sala II, 26-5-98, LLBA, 1998-1009, La Ley online,
AR/JUR/3921/1998; CNCiv., sala C, 17-6-80, JA, 1980-III-524.
(120) Se ha responsabilizado totalmente al instituto demandado: CNCiv., sala J, 22-10-13, RCyS, 2014-II-92, LL, 2014-A-380, La Ley online,
AR/JUR/67325/2013; CNCiv., sala E, 2-9-04, La Ley online, AR/JUR/6777/2004. Contrariamente, otros fallos han eximido de responsabilidad al
establecimiento asistencial accionado por considerar que no apareció acreditada una negligencia que importe un incumplimiento de su obligación de
seguridad: CNCiv., sala L, 2-9-11, LL, 2011-E-520, DJ, 11-4-12, 86, RCyS, 2012-VI-58, La Ley online, AR/JUR/49916/2011; CS Tucumán, sala laboral y
cont.-adm., 23-3-10, SJA, 4-8-10, La Ley online, 20100532; C1ªCC Bahía Blanca, sala II, 15-6-06, LLBA, 2006-920, RCyS, 2006-590, La Ley online,
AR/JUR/1958/2006. Por otra parte, en algunas ocasiones el decisorio prescinde de definirse acerca si se está frente a una obligación de medios o de
fines, ya que cualquiera fuera la postura doctrinaria que se adoptare, el resultado de la litis sería el mismo al considerarse que en el caso estaba
acreditado que el establecimiento demandado no había adoptado las medidas adecuadas para impedir que la víctima se causase un daño a sí misma.
Así: STJ Santiago del Estero, sala civil y comercial, 22-3-17, La Ley online, AR/JUR/8944/2017; STJ Chaco, sala I civil, comercial y laboral, 29-10-15,
RCyS, 2016-VII-87, La Ley online, AR/JUR/54887/2015; CNCiv., sala E, 19-12-12, LL, 2013-C-346, La Ley online, AR/JUR/81832/2012; íd., sala H, 17-
7-07, La Ley online, AR/JUR/4487/2007; íd., sala M, 14-12-07, RCyS, 2008-845, La Ley online, AR/JUR/10261/2007; íd., sala B, 30-11-04, RCyS,
2005-813, La Ley online, AR/JUR/5009/2004; íd., sala H, 15-10-99, JA, 2000-II-610,La Ley online, 20001585. En doctrina consideran que la obligación
de seguridad de los establecimientos de salud mental es de medios: Bueres, Alberto J., Responsabilidad civil de las clínicas y establecimientos
médicos, Buenos Aires, Ábaco, 1981, §36, pág. 177 y Responsabilidad civil de los médicos, 2ª ed., Buenos Aires, Hammurabi, 1994, t. 1, págs.
442/445; Vázquez Ferreyra, Roberto A., Prueba de la culpa médica, Buenos Aires, Hammurabi, 1991, pág. 128.
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(121) CCont.-adm. y Trib. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sala I, 2-9-15, LLCABA, 2016 (febrero), 82, La Ley online, AR/JUR/36493/2015;
CApel.CC La Matanza, sala I, 10-10-13, RCyS, 2013-XII-184, LLBA, 2014 (octubre), 947, La Ley online, AR/JUR/65368/2013. Tal es el criterio de
Alfredo J. Kraut, quien, en un primer momento, se inclinó por considerar de resultado la obligación de seguridad respecto de los pacientes
psiquiátricos; posteriormente ha moderado su postura, entendiendo que es de medios ``reforzada´´, por cuanto aquí es el deudor quien tiene a su
cargo la carga de la prueba de su diligencia ante el hecho del suicidio. Y, además, considera que el modelo de conducta es el de un profesional
especialmente diligente y cuidadoso, ya que la obligación tendiente a evitar el suicidio requiere una diligencia especialísima del médico tratante,
del equipo y de sus auxiliares. Por lo tanto, cuando el paciente en riesgo, que se encuentra institucionalizado, se suicida, se produce el
incumplimiento del deber de seguridad asumido por el profesional o el equipo interdisciplinario y la propia entidad asistencial. La culpa queda
plasmada por el dato de la muerte que el profesional debió prever (res ipsa loquitur; la falta se infiere del daño). Y de ahí que los demandados, en
estos casos, deben tener una actitud activa, esclarecedora y aportar los elementos de prueba que permitan esclarecer la verdad de lo acontecido y
desvirtuar la presunción de culpabilidad que pesa sobre el deudor (cfr. Responsabilidad civil de los psiquiatras, Buenos Aires, La Rocca, 1998, págs.
153 y 165; Acerca del suicidio de pacientes psiquiátricos, en JA, 2004-I-446, La Ley online, 0003/010405 y Pacientes mentales. Suicidio de un
internado: Sistema de puertas abiertas, en coautoría con Sosa, Guillermina L., en LL, 2013-C-346, La Ley online, AR/DOC/1885/2013).
(122) Cabe señalar que la interpretación más plausible del párr. 3º del art. 1756 del cód. civil y comercial, en cuanto expresa ``el establecimiento
que tiene a su cargo personas internadas responde por la negligencia en el cuidado de quienes, transitoria o permanentemente, han sido puestas
bajo su vigilancia y control´´, es la que lo considera aplicable únicamente a los daños que las personas internadas causen a terceros, pero no a los
perjuicios que ellos sufran durante la internación (cfr. Sáenz, Luis R. J., en Código Civil y Comercial de la Nación comentado, Ricardo Luis
Lorenzetti [dir.], cit. art. 1756, pág. 574; Picasso, Sebastián A. - Sáenz, Luis R. J., en Código Civil y Comercial de la Nación comentado, Marisa
Herrera, Gustavo Caramelo y Sebastián Picasso [dirs.], Buenos Aires, Infojus, 2015, t. IV, art. 1756, pág. 479; Pizarro, Ramón D. - Vallespinos, Carlos
G., Tratado de la responsabilidad civil, cit., t. II, §315, pág. 218). Comp.: Azar, Aldo M. - Ossola, Federico, Responsabilidad civil, en Tratado de
derecho civil y comercial, Andrés Sánchez Herrero (dir.) y Pedro Sánchez Herrero (coord.), Buenos Aires, La Ley, 2016, t. III, págs. 722/723, quienes
consideran que la norma regula los daños que sufra la persona internada; además, Zavala de González, Matilde - González Zavala, Rodolfo, La
responsabilidad civil…, cit., art. 1756, págs. 653/656, quienes entienden que el artículo es aplicable tanto a los daños de los que son víctima los
terceros como los que sufren los propios internados.
(123) De todas maneras, esto no conduce a identificar la solución jurídica brindada con la que derivaría de entender que esta obligación de
seguridad es de resultado. Por el contrario, si el establecimiento de salud mental ha observado la conducta debida conforme al estándar de
diligencia riguroso que le es exigible (arts. 1724 y 1725, cód. civil y comercial), aunque su comportamiento haya incrementado objetivamente de
modo no irrelevante el riesgo de suicidio, no existirá responsabilidad. Tal es lo que sucede en los tratamientos progresivos empleados en los que, en
una etapa de recuperación y mejoría, se va acrecentando la libertad del paciente a fin de permitirle su paulatina adaptación al medio social, claro
está, en la medida en que haya sido diligentemente valorada la dilución del riesgo y sean adecuadas las medidas adoptadas en función de las
circunstancias. En este orden de ideas se sostiene que, si ante un paciente con tendencia suicida nace de manera prioritaria la obligación de la
institución de disponer los medios adecuados para preservar su vida –obligación de custodia–, a la que se agrega la de brindarle asistencia
terapéutica, en esta última etapa de la internación el deber de vigilancia se atempera dada la conveniencia de priorizar la asistencia al paciente a
través de medidas terapéuticas no restrictivas, concediéndole la autonomía necesaria para lograr su reinserción social con solo una vigilancia
discreta, pues se persigue en dicha etapa el retorno al equilibrio, a la salud mental (recuperar la libertad y la dignidad en aras de la curación). En
esta situación, si ocurre el suicidio, de acreditarse que el diagnóstico y el tratamiento eran los indicados, la conducta suicida –entendida como
factor imprevisible e inevitable– aparece como la verdadera causa del daño que el profesional no pudo prever ni aun obrando diligentemente. El
deudor de la prestación deberá analizar la predictibilidad del suicidio y solo puede existir responsabilidad (negligencia) por la no consideración del
riesgo o la no evaluación de este (cfr. Kraut, Alfredo J., Responsabilidad civil de los psiquiatras, cit., pág. 153 y sigs. y Acerca del suicidio de
pacientes psiquiátricos, cit.). En cambio, bajo el prisma de la obligación de resultado, la obligación de seguridad llevaría a exigir que la clínica
mantuviese en todo momento la severidad de la custodia como si el potencial peligro fuera permanente, lo que importaría condenarla a no poder
prestar una adecuada asistencia terapéutica al paciente en su etapa evolutiva de mejora en la patología (ver C1ªCC Bahía Blanca, sala II, 15-6-06,
``O., O. H. c. Clínica Privada Bahiense´´, LLBA, 2006-920, RCyS, 2006-590, La Ley online, AR/JUR/1958/2006).
(124) Ver ut supra notas al pie 117 y 119/120, en las que se citan los fallos en los que se concede la indemnización total del daño contra los
demandados.
(125) Cfr. Kraut, Alfredo J., Responsabilidad civil de los psiquiatras, cit., pág. 168 y sigs. y Acerca del suicidio de pacientes psiquiátricos, cit.). Ver
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Bueres, Alberto J., Responsabilidad civil de los médicos, cit., págs. 448/450, quien adhiere en lo sustancial a este razonamiento. Con distinto
criterio, Santos Cifuentes distingue entre pacientes asistidos en clínicas psiquiátricas especializadas y los tratados en clínicas generales o corrientes.
En las primeras no podría afirmarse que el suicidio supone una causa concurrente y, por lo tanto, la responsabilidad del establecimiento sería plena.
En cambio, si se trata de clínicas generales resultaría más apropiado atenuar o disminuir proporcionalmente la responsabilidad del ente de salud
(citado por Bueres, Alberto J., Responsabilidad civil de los médicos, cit., págs. 449/450). Por otra parte, en materia de responsabilidad del Estado
por suicidio de personas detenidas, la SC Mendoza, sala I, in re, ``P. E. E. c. G. P. M. y ot. p/ord.´´, al hacer lugar al recurso de
inconstitucionalidad que impugnara la atribución de concurrencia causal a la conducta de un menor que se suicidó mientras estaba detenido en una
comisaría, consideró que la conducta de la víctima no pudo tener la relevancia causal que le asignara el fallo recurrido, toda vez que la culpa de la
víctima con aptitud para cortar el nexo de causalidad debía revestir las características de imprevisibilidad e inevitabilidad propias del caso fortuito
o de la fuerza mayor (31-3-11, LL Gran Cuyo, 2011 [junio], 486, La Ley online, AR/JUR/9504/2011). Igualmente ver SC Buenos Aires, 30-9-09, LLBA,
2010 (mayo), 430, La Ley online, AR/JUR/42879/2009.
(126) Cfr. Kraut, Alfredo J., Responsabilidad civil de los psiquiatras, cit., pág. 171 y Acerca del suicidio de pacientes psiquiátricos, cit.
(127) C1ªCiv., Com., Minas, Paz y Trib. San Rafael, 9-4-14, La Ley online, AR/JUR/9388/2014; CNCiv., sala I, 13-6-13, La Ley online,
AR/JUR/109631/2013; C1ªCC Córdoba, 23-6-10, LLC, 2011 (abril), 286, La Ley online, AR/JUR/95797/2010. En cambio, se ha decidido que resulta
improcedente responsabilizar a un psicólogo por el suicidio de un paciente que, pocos meses antes, había comenzado una terapia psicoanalítica,
pues las características y la corta duración del tratamiento implementado, así como la falta de exteriorización por el paciente de su intención
suicida, la cual no puede derivarse de la angustia detectada en el curso de la última sesión, impiden tener por acreditada la culpa del profesional
demandado. Asimismo, cabe eximir de responsabilidad por dicho suicidio al médico clínico que días antes le prescribió una droga antidepresiva,
pues tanto la medicación como la dosis indicada resultaban adecuadas, no hubo tiempo para evaluar la respuesta al tratamiento y el paciente no
manifestó alucinaciones ni episodios maníaco-depresivos que pudieran alertar al demandado sobre una conducta suicida (CApel.CC Junín, 2-7-09,
LLBA, 2009 [julio], 662, RCyS, 2009-IX-94, La Ley online, AR/JUR/17815/2009).

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