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Voces: DAÑOS Y PERJUICIOS ~ DAÑO ~ PRESUPUESTOS DE LA RESPONSABILIDAD ~ RELACION

DE CAUSALIDAD ~ CONCAUSA ~ VICTIMA ~ MUERTE DE LA VICTIMA ~ ACCIDENTE DE


TRANSITO ~ INDEMNIZACION ~ HERMANO ~ MUERTE DEL HERMANO ~ CODIGO CIVIL ~
LEGITIMACION ~ LEGITIMACION ACTIVA ~ DAÑO MORAL ~ CONSTITUCIONALIDAD ~ RUBROS
INDEMNIZATORIOS ~ ENFERMEDADES
Título: Las predisposiciones anteriores de la víctima de un daño indemnizable
Autor: Trigo Represas, Félix A.
Publicado en: RCyS2014-X, 51
Fallo comentado: CCiv. y Com., Junín ~ 2014-04-24 ~ C. I. E. Y Ot. c. R. M. A. s/ daños y perj. autom. c/les. o muerte (Exc. Estado
99).
Cita Online: AR/DOC/2415/2014
Sumario: I. El fallo en comentario.- II. Disminución de las chances de curación, mejoría o supervivencia
en la responsabilidad por mala praxis médica.- III. Las "predisposiciones" patológicas de la víctima, en
general como posibles "concausas" del daño sufrido.- IV. Conclusiones.
I. El fallo en comentario
En este caso, la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Junín resuelve, en un interesante y muy
bien fundamentado pronunciamiento, un juicio por indemnización de daños y perjuicios por la muerte de una
persona en un accidente de tránsito: una joven que resultara golpeada por la puerta que se abre de una camioneta
estacionada, justo cuando ella pasaba al lado de la misma como acompañante en una motocicleta.
Además de otras varias cuestiones, en especial se han planteado en el caso dos problemas jurídicos
trascendentes. Uno es el de la legitimación del hermano de la muerta para reclamar indemnización por daño
moral, atento el texto restrictivo del vigente art. 1078 del Código Civil reformado por la ley 17.711, sobre cuya
inconstitucionalidad ya se ha pronunciado más de una vez la Suprema Corte de Buenos Aires; tema éste sobre el
cual ya nos hemos ocupado anteriormente y a lo que nos remitimos (1). El restante, al que habremos de
circunscribir el presente trabajo, tampoco resulta nada sencillo, por cuanto la víctima padecía de una
malformación congénita, consistente en "shunt arteriovenosos múltiples sangrantes y sin respetar anatomía, y
las consiguientes malformaciones del miembro inferior derecho en general". Razón por la cual el
pronunciamiento modifica al de primera instancia, reduciendo en un veinte por ciento (20%) la indemnización
acordada en aquél, teniendo en cuenta el "aporte causal al resultado dañoso, del (propio) estado patológico
previo de la víctima". O sea que se hace jugar como "concausa" de la muerte sufrida por la víctima, la existencia
de un factor previo: una patología de base y congénita de la misma, que habría alterado y modificado el curso
causal; toda vez que las lesiones que así se le ocasionaran, per se y según el curso natural y ordinario de los
acontecimientos, no habrían podido provocar su deceso.
II. Disminución de las chances de curación, mejoría o supervivencia en la responsabilidad por mala
praxis médica
Ha sido mayoritariamente en punto a la responsabilidad médica, que se ha señalado que los pacientes ya
vienen, generalmente, con una afección o enfermedad, y que en todo caso el obrar negligente del médico sólo
los priva de las probabilidades de curación o mejoría que tenían. "Es que el médico no crea el riesgo (hablamos
del riesgo médico stricto sensu) sino que éste es impuesto por el estado de salud del paciente. No sólo la
actividad médica no desata el riesgo, sino que lo afronta y trata de sortear"(2). Por lo que siendo ello así, "las
indemnizaciones que se otorguen deberían ser fijadas en relación a esa pérdida de posibilidad de curación o de
la chance, y no en base al daño efectivamente sufrido, en el cual ha influido la propia enfermedad que ya traía
consigo el paciente"(3); o sea que "hay que restar de la estimación pecuniaria del daño cierto, el margen de
incertidumbre"(4).
En cuanto a la pérdida de chance de supervivencia ha dicho Chabas que: "cuando el paciente pierde, por
ejemplo, una chance de supervivencia, el perjuicio no es la muerte, es la eliminación de un simple potencial de
chances... la pérdida de una chance se caracteriza por el álea intrínseca al perjuicio; lo que estaba en juego
aparecía afectado por un álea... el álea está en la base; es un elemento constitutivo de lo que está en juego. El
perjuicio, de hecho, no es la pérdida de la vida, sino la pérdida de las chances que le quedaban cuando el médico
intervino". Ocurriendo para mejor precisar su pensamiento, a los siguientes dos ejemplos: un hombre joven cuya
vida no estaba de ninguna manera en peligro, se confía a un cirujano para ser operado de una hernia. El joven
muere. Se prueba la culpa médica, sin embargo nada permite afirmar que esa culpa fue la causa y el perito no
puede determinar cual fue la causa de la muerte. Y el otro: una mujer sufre hemorragias uterinas. El médico
consultado no diagnostica cáncer, no obstante signos clínicos netos. Cuando finalmente la paciente consulta a
un especialista, es demasiado tarde: el cáncer de útero ha llegado a su último estadio y la enferma muere. En
ninguno de los dos casos puede afirmarse que el médico mató al paciente. Sin embargo en el segundo caso
habrá condena por pérdida de una chance y en el primero no ¿Porqué? Porque las potencialidades perdidas no
son las mismas. Si se hubiese razonado sobre la pérdida de la vida, en ambos casos se habría llegado a razones
aparentemente idénticas: incertidumbre sobre la relación causal. Pero inmediatamente se advierte que la
identidad de razones es sólo aparente: la diferencia se muestra en el nivel de potencial perdido. En un caso, el

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álea debe ser incluido; en el otro no por cuanto no existía álea.
En el caso de la hernia no hay álea, el paciente no estaba en peligro, Tenía todas sus chances de sobrevivir;
por lo que no hay pérdida de chance sino de la vida misma.
Pero hay incertidumbre en la causa de la pérdida de la vida que ha permanecido desconocida, por lo que no
se podría condenar al médico por "pseudo chances". En el caso del cáncer, el álea está en la base; es un
elemento constitutivo de lo que está en juego. El perjuicio no es la vida, sino la pérdida de la chance que le
quedaba de continuar viviendo, cuando el médico intervino.
Además recuerda Chabas un fallo de la Corte de Casación francesa del 17 de noviembre de 1982, que
modificara la anterior jurisprudencia, resolviendo: que el juez no puede condenar al pago de las chances de
sobrevida si no se ha detectado la relación de causalidad entre la culpa y la pérdida de esa chance; la condena no
procede sin la prueba de que la culpa médica ha causado la pérdida de esas chances.
Para que la teoría sea aplicable, es necesario que el paciente esté ya en una situación de simple
supervivencia cuando se incurre en la culpa médica, y que ella impida definitivamente que el proceso pueda ser
detenido.
Debe haber entonces certidumbre en la causa de la pérdida de lo que estaba en juego: las chances de
supervivencia". Agregando: "si el perjuicio es la pérdida de las chances de supervivencia, es normal, para
calcular este perjuicio, que el juez busque primero, cuanto vale la vida y luego aplique a este monto el
coeficiente de las chances.
Esta búsqueda del coeficiente de las chances es, por una parte, una de las operaciones más complejas.
Supone que el perito determine cuántas chances de no morir tenía el paciente (a la época en la que el médico
realizó el acto que se le incrimina), si él hubiese estado bien cuidado. Este examen ex post facto configura la
mayor dificultad de la materia... En materia médica será necesario referirse a las estadísticas, si ellas existen
(por ejemplo: se sabe que tal cáncer, tratado a tiempo, tiene tal o cual porcentaje de curar). Pero también habrá
que examinar en concreto la situación del paciente. El método no escapará jamás a un cierto arbitrio"(5).
Amén de que hay también quienes consideran innecesaria a la noción de chance, entendiendo que la
cuestión debe ser encarada en términos similares a los tradicionales en punto a "causalidad", admitiendo que una
porción de la responsabilidad en la comisión del daño puede ser atribuida a la misma víctima, en la medida en
que su propia predisposición, es decir su particular estado de propensión fisiológica, haya sido en parte causa
del daño (6).
Criterio éste que én los últimos tiempos ha sido defendido entre nosotros por Hersalis, Magri y Talco,
cuando afirman que: "Para acordar la indemnización por la pérdida de chance procedemos afirmando que existe
relación causal entre un antecedente (obviamente la existencia del hecho frustrante) y un resultado que jamás se
ha producido"(7); y también por Prevot, cuando dice que en los casos en que: "se yuxtaponen un proceso
patológico en evolución y una conducta profesional imperita, basta tan sólo con determinar que gravitación
causal tuvo cada condición en el devenir dañoso...", agregando que tal teoría "supone indefectiblemente ampliar
la noción de causalidad y distinguir o dar autonomía a dos causalidades distintas, una, la que enlaza la culpa
médica con el resultado final —verbigratia: muerte, incapacidad, lesiones—, otra (¿virtual?), la que relaciona la
impericia profesional con la pérdida de las probabilidades de vida o curación"(8).
Criterio éste que además fue acogido en un fallo de la Sala A de la Cámara Nacional en lo Civil, en el cual
se admite que la mala praxis médica que omitió diagnosticar una afección cardíaca, incidió causalmente en los
daños sufridos por el actor, pero que además "también tuvo un predominante papel en la ominosa evolución del
paciente, en los perjuicios sufridos desde el infarto y en el estado actual de su salud, la deficiente situación de
sus arterias y las ciertas posibilidades de obstrucción que le prodigaron los factores predisponentes que el
mismo conocía con anterioridad a su infarto"; aunque se concluye resolviendo "que la omisión del médico
implicó sólo la pérdida de una 'chance' de que la evolución del trombo arterial fuera menos dañoso o que
derivara en un infarto de consecuencias menos graves que el sufrido"(9) .
Posteriormente la jurisprudencia sacó la teoría de la chance de sobrevida del ámbito de la causalidad, para
ubicarla en el del perjuicio, o mejor aún en el de su medida: la pérdida de una chance no obliga al juez a tomar
partido sobre la causa del daño, sino sólo sobre su extensión. Y para fijar la indemnización los jueces deben
razonar del siguiente modo: primero establecer el daño realmente causado por el resultado final, y luego fijar la
porción que se atribuye a la pérdida de la chance, en ese desenlace final dañoso.
Parece correcto también reservar el concepto de pérdidas de chances de sobrevida, a sólo aquellos casos en
los que, no estando en discusión la eficacia causal del comportamiento del facultativo, el mismo ha privado al
paciente, que ya se encontraba en peligro de vida, de una probabilidad favorable de sobrevida (10). Por el
contrario si el obrar médico correcto y tempestivamente realizado, tenía posibilidades apreciables de éxito, en el
sentido de que con cierta probabilidad la vida del paciente habría podido salvarse; entonces, determinado el
nexo causal entre la mala "praxis" y el deceso del enfermo y que el médico omitió la conducta debida o realizó
la indebida, puede ser posible responsabilizar al mismo de tal muerte, en cuyo caso el daño deberá resarcirse
integralmente y no en la forma, parcial, de la "pérdida de una chance".

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Pero de todas maneras la teoría de la pérdida de chance de sobrevida o curación resulta fundamental, y su
supresión podría perjudicar injustamente: por un lado al médico, si verificado el nexo causal se lo hace
responsable de todo el daño, aunque la víctima sólo haya perdido una "chance" de seguir viviendo; y por el otro
también a la víctima, si ante la incerteza de la relación causal con el resultado, se deja sin indemnizar un daño
ciertamente ocasionado, cual era la posibilidad de curación, mejoría o sobrevida (11).
Entre nosotros también Bueres ha afirmado que la pérdida de una chance constituye un daño actual y cierto,
que requiere que esté probada la relación de causalidad entre el obrar del médico y el detrimento ocasionado;
perjuicio que no es el daño integral, sino la disminución de la posibilidad de sobrevida o de mejoría, o de sanar.
Pero no puede afirmarse con seriedad que hay pérdida de una chance, si se soslaya la prueba del nexo causal
y se estima suficiente, para conceder un resarcimiento abstracto, la sola demostración del daño y una actuación
médica no ligada necesariamente a la producción del mismo. Si hay causalidad probada entre la praxis médica y
la muerte o el desmejoramiento de la salud y además hay culpa del profesional, existirá responsabilidad; de lo
contrario no la hay (12). Aunque lo cierto es que en los hechos la pérdida de la chance, referida como
corresponde al daño indemnizable y a su extensión, "constituye una atenuante a la hora de la fijación del
quantum indemnizatorio, actuando como un sustraendo del monto total a conceder a la víctima"(13).
Nuestra Corte Suprema aceptó expresamente como daño indemnizable la pérdida de la chance de sobrevida,
en su fallo del 24 de Octubre de 1989, en los autos "Amante c/ Asociación Mutual Transporte Automotor", al
resolver que si el causante era portador de una precaria posibilidad de supervivencia, "es la frustración de esa
chance de supervivencia, originada en la ausencia de una oportuna y diligente atención médica, aspecto no
ponderado en función de la importancia de los valores y derechos en juego, ni del alcance del deber profesional
y contractual de los demandados, lo que justifica la descalificación del fallo apelado"(14).
Por su parte la Dra. Kemelmajer de Carlucci ha formulado, coincidentemente, las siguientes conclusiones:
1) que es indudable la existencia del llamado "daño intermedio", que no es la muerte ni la invalidez en si misma,
sino las chances ciertas de prolongar una vida útil.
Y si en estos casos se condena al médico a indemnizar la muerte o la incapacidad, se repara un porcentaje
superior al daño efectivamente causado, pues lo cierto es que estas fuerzas del mal también tienen su propia
capacidad de reacción; por esta vía, la de la indemnización integral de la muerte o la invalidez, se camina
decididamente a la teoría de la indiferencia de la concausa, o a la teoría de la conditio sine qua non, ambas de
resultado injusto; 2) Ahora, en la teoría de las chances de curación, que no puede constituir un subterfugio para
reparar daños sin causalidad adecuada, la víctima debe probar la culpa del galeno y la relación de causalidad
entre esa culpa y la privación de las chances.
Y aunque a veces las propias circunstancias del caso permiten al juzgador aliviar el rigor de tal carga
probatoria; dado que este daño intermedio se enfrenta con concausas endógenas al enfermo, el juez debe
extremar su prudencia; y 3) Los datos estadísticos pueden ser un elemento a valorar por el juez, por lo que,
normalmente, la pericia debería hacer referencia a ellos (15).
En tales casos de pérdida de una chance, no se puede imputar causalmente al profesional el resultado final
que padece el paciente, puesto que el mismo obedece, en parte, a un proceso natural (16). Habiéndose resuelto en
este sentido, que media nexo causal si se omite el tratamiento debido, privando así al paciente de la posibilidad
de curación que razonablemente podía esperar (17). Como también se dijo en otro caso, que para fijar la
indemnización por pérdida de la chance de supervivencia de un pacienta fallecido —una menor de edad que
sufrió un paro cardíaco durante una operación y luego muriera por una infección respiratoria—, no se puede
dejar de valorar el grado probable de recuperación que pudo haber tenido, de no haberse desencadenado el
suceso fatal; por lo que allí estará el límite de responsabilidad del ente asistencial o de la obra social (18).
III. Las "predisposiciones" patológicas de la víctima, en general como posibles "concausas" del daño
sufrido
Pero obviamente, no es sólo con relación a la pérdida de chance de curación, mejoría o supervivencia por
mala praxis médica, que puede suscitarse el problema de la eventual incidencia en el daño, de las anomalías
patológicas de la víctima.
Muy por el contrario, también en accidentes de tránsito y otros sucesos lesivos, cabe que una enfermedad o
disminución del propio damnificado, incluso circunstancial y pasajera, pueda adquirir influencia causal o
concausal en el mismo evento nocivo; tal como sucede, verbigracia, si un conductor se desmaya frente al
volante por una accidental baja de presión o a raíz de una descompostura por afección cardíaca, viniendo así a
interferir con su rodado en el desplazamiento de otros vehículos y, quizá según las circunstancias, a erigirse en
causa exclusiva o concausa del choque que lo tendrá como víctima. Advirtiéndose entonces como una detención
o desvío irregular de un automotor, puede provenir no sólo de una maniobra inapropiada del conductor
embestido (su propia culpa), sino también de alguna afección suya. Y de más está decir que, si bien quien ya
padecía de una dolencia, gozaba de la legítima expectativa de que un eventual empeoramiento sólo sobreviniese
por causas naturales y no por una agresión exógena; no obstante solo puede pretender indemnización por la
mayor nocividad atribuible a aquélla, con deducción de todo lo referido a su propio estatus precedente, que

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operó como concausa atribuible a si mismo (19).
Es que un estado anormal de la víctima puede significar un orígen exclusivo o parcial de su daño, con los
mismos efectos que una acción suya que la menoscaba (argumento del art. 1111 del Código Civil) (20).
En este sentido el maestro Zannoni —también recordado en el fallo en comentario—, al ocuparse de las
"concausas" ha ejemplificado con patologías que padecía la víctima y que desarrollan su potencialidad nociva
de forma simultánea con el hecho ilícito dañoso: "las concausas preexistentes, es decir aquellas que son
anteriores al hecho del agente (un sujeto que sufre de osteoporosis es golpeado por otro y sufre una fractura
grave que el golpe per se no debía producir)"; y "las concausas sobrevinientes, es decir causas nuevas,
posteriores al hecho que desencadena el resultado (un sujeto que, lesionado, es intervenido quirúrgicamente y
que por alergia desarrolla durante la operación un shock anafiláctico a un antibiótico y muere)"(21).
En general, cuando se quiere hacer referencia a la situación anormal de la víctima anterior al hecho ilícito
dañoso, se habla de "predisposiciones"(22); pero como lo apunta Prevot, no hay inconveniente en aludir a "todo
estado patológico, particularidad física o mental que pueda agravar el resultado del accidente"(23).
Es que, como bien lo señala López Mesa: "La concausa en derecho civil, lejos de ser neutra, tiene la
funcionalidad de hacer cargar a quien la aporta una parte del daño que sufriera, justamente el segmento
atribuido a su aporte concausal, por caso por padecer una predisposición orgánica o enfermedad previa al evento
dañoso, cuyas consecuencias o efectos no pueden serle imputados a alguien distinto de quien los padece"(24). Lo
cual es así, en razón de que si bien la reparación del daño a cargo del responsable ha de ser por principio
integral; no lo es menos que tal resarcimiento ha de limitarse a sólo los perjuicios efectivamente ocasionados
por el agente agresor (25).
En este sentido, con relación al daño psíquico generado por un accidente, hay entre nosotros abundantes
precedentes jurisprudenciales, que han distinguido entre el producido como consecuencia del siniestro y aquel
derivado de la propia situación precedente del damnificado; no debiendo el agresor responder por esto último,
que no ha sido consecuencia de su obrar (26).
Y de la misma manera se han expedido nuestros tribunales en los casos de incapacidad física, descontando
del monto indemnizatorio el porcentual correspondiente a la incapacidad que la víctima ya padecía, con
anterioridad al hecho ilícito dañoso (27).
IV. Conclusiones
Por todo lo expuesto nos parece indudable, siguiendo a la Dra. Zavala de González, que: a) las patologías o
disfuncionalidades que ya padecían los afectados en un hecho ilícito dañoso, pueden constituir una causa
exclusiva o una concausa del evento lesivo o de su resultado final; y b) una repartición de la carga
indemnizatoria, según el grado de influencia de cada concausa, deriva de la confluencia de dos cursos
etiológicos que pueden revestir diversa entidad eficiente; uno, referido al hecho del responsable (o de personas o
cosas por los que está obligado), y otro concerniente a una previa enfermedad o disminución funcional de la
víctima (28).
Por todo lo cual adherimos plenamente a lo resuelto en el pronunciamiento en comentario y felicitamos
especialmente al señor juez Dr. Juan José Guardiola, a cuyo voto adhiriera su colega de Sala, por la magnífica
pieza jurídica con la que diera fundamento al mismo.
(1) Trigo Represas, Félix A. "En la buena senda de la doctrina de la Suprema Corte de Buenos Aires, sobre
inconstitucionalidad del artículo 1078 del Código Civil", nota a fallo en La Ley Buenos Aires 2007, ps. 749 y
ss.
(2) Zavala de González, Matilde "Personas, casos y cosas en el derecho de daños", Buenos Aires,
Hammurabi, 1991, p. 63, § 17.
(3) Vázquez Ferreyra, Roberto "Responsabilidad por las actividades médicas y gestión de los riesgos. La
prueba de la relación causal y de la culpa en los litigios por daños" en revista "Responsabilidad civil y Seguros"
(RCyS) 2001, p. 44, 1ª. Columna.
(4) Mosset Iturraspe, Jorge "Frustración de una chance por error de diagnóstico", nota a fallo en La Ley
1982-D, p. 477 Nº II.
(5) Chabas, François "La pérdida de una chance en el derecho francés", trad. de Aída Kemelmajer de
Carlucci, en J.A. 1994-IV, p. 934 y ss., nºs. III y IV.
(6) De Matteis, Rafaela "La responsabilitá medica", Padova, Cedam, 1995, p. 461.
(7) Hersalis, Marcelo - Magri, Eduardo - Talco, Gabriel "La pérdida de la 'chance' y sus notas tipificantes",
nota a fallo en La Ley 2005-C, p. 103 in fine, nº VI.
(8) Prevot, Juan Manuel "El nexo de causalidad en los casos de responsabilidad médica", nota a fallo en La

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Ley 2005-D, ps. 894 y sigte., nºs. III y IV. En igual sentido: Prévôt, Juan Manuel - Chaia, Rubén Alberto
"Pérdida de chance de curación", Bs. As., Astrea, 2007, ps. 65, 69, 91, 272.-
(9) Cám. Nac. Civil, Sala A, 16-5-2005, "C., J. H. c/ Asistencia Médica Integral Domiciliaria S.A.", La Ley
2005-D-892.
(10) Ver en este sentido el fallo de la Cámara Nacional Federal Civil y Comercial, Sala IIª, 2-12-2004, "C.,
A. c/ Policía Federal Argentina", La Ley 2005-F-286-
(11) Dorsner Dolivet, Annick "Contribution à la restauration de la faute, condition des responsabilités civile
et pénale dans l´homicidie et les blessures par imprudence: à propos de la chirurgie", Paris, Librairie Générale
de Droit et de Jurisprudence, 1986, Nºs. 497/510; citado por Kemelmajer de Carlucci "Reparación de la
´chance´ de curación y relación de causalidad adecuada" cit. en "Revista de Derecho de Daños" Tº 2003-2-, ps.
232 y ss., nº III-7, y en fallo de la S.C. de Mendoza, Sala 1ª, 23-6-2003, "Marchena c/ Dimensión S.A.", J.A.
2004-I, ps. 503 y sigte., nº VI-7.
(12) Bueres, Alberto J. "Responsabilidad civil de los médicos", 2ª ed., Buenos Aires, Hammurabi, 1992, Tº
1, p. 332, § 24
(13) Meneghini, Roberto "Pérdida de chance en la responsabilidad civil médica", nota a fallo en La Ley
2001-C-429; Cám. Nac. Federal Civil y Com., Sala II, 2-12-2004, "C., A. c/ Policía Federal Argentina", La Ley
2005-F-286.
(14) J.A. 1990-II-126 y E.D. 136-681, con nota de Germán J. Bidart Campos; en similar sentido: Cám. Nac.
Federal Civil y Com., Sala II, 2-12-2004, "C., A. c/ Policía Federal Argentina", La Ley 2005-F-286.
(15) Kemelmajer de Carlucci "Reparación de la ´chance´ de curación y relación de causalidad adecuada"
cit. en "Revista de Derecho de Daños" Tº 2003-2, ps. 260 y ss., nº V y su voto, adherido por los demás
miembros, en fallo de la Sup. Corte Justicia de Mendoza, Sala 1ª, 23-6-2003, "Marchena c/ Dimensión S.A. y
otros", en J.A. 2004-I, ps. 494 y ss., en especial p. 515, nº VIII.
(16) Cám. Civ. y Com. Bahía Blanca, Sala 1ª, 3-12-98, "Urzúa c/ Asoc. Italiana", J.A. 1999-III-556.
(17) S.C.B.A., 15/12/92, "Dezco c/ Guido", La Ley 1993-B-249; idem 20/5/80, "Silvestre c/ Thompsom",
D.J.B.A. 119-457, confirmando el fallo de la Cámara Civ. y Com. de San Martin, Sala I, del 28/9/79, publicado
en E.D. 87-338 y en La Ley 1980-A-413, con nota aprobatoria de Jorge Bustamante Alsina "Responsabilidad
civil del médico por omisión de asistencia", especialmente ps. 411 y ss., nºs. IV y V; Cám. Nac. Civil, Sala H,
19/3/99, "E., A. c/ Sanatorio Morano", La Ley 1999-F-802, Jurispr. Agrup. 14.485; Bustamante Alsina, Jorge
"Teoría general de la responsabilidad civil", 9ª ed., Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1997, p. 519, nº 1381; Santos
Briz, Jaime "La responsabilidad civil", 2a. ed., Madrid, Montecorvo, 1977, ps. 669 y ss., nºs. II y ss.-
(18) Cám. Nac. Civil, Sala F, 24-4-2002, "Ael c/ Dir. Obra Social de E.N.T.E.L.", L.L. 2002-F-273, con
nota de Federico Tallone y en RCyS 2002-103.
(19) Zavala de González, Matilde M. "Situación anormal de la víctima como causa o concausa del daño",
en revista "Responsabilidad Civil y Seguros", 2011, Tº VIII, ps. 4 y ss., nº III.
(20) Zavala de González, Matilde M. "Situación anormal de la víctima como causa o concausa del daño",
en revista "Responsabilidad Civil y Seguros", 2011, Tº VIII, p. 6, nº V-a).
(21) Zannoni, Eduardo A. "COCAUSACIÓN DE DAÑOS (Una visión panorámica)" en "Revista de
Derecho de Daños", Santa Fe, ed. Rubinzal-Culzoni, Tº 2003-2, ps. 8 y sigte., § 1.
(22) Brun, Philippe "Responsabilité civile extracontractuelle", 2ª ed., Paris, LexisNexis-LITEC, 2009, p.
164, nº 256; Prevot, Juan Manuel "Influencia de las anomalías patológícas de la víctima sobre la pretensión
resarcitoria" en revista "Responsabilidad Civil y Seguros", Buenos Aires, La Ley, 2006, p. 637, nº II.
(23) Prevot "Influencia de las anomalías patológícas de la víctima sobre la pretensión resarcitoria" cit. en
"Responsabilidad Civil y Seguros" 2006, p. 637, nº II.
(24) López Mesa, Marcelo "Causalidad virtual, concausas, resultados desproporcionados y daños en
cascada" en La Ley 2013-D, p. 1178, nº IV.
(25) Viney, Geneviève - Jourdain, Patrice "Les conditions de la responsabilité" en el "Traité de Droit Civil"
bajo dirección de Jacques Ghestin, 2ª ed., Paris, L.G.D.J., 1998, p. 300, nº 434; Zavala de González, Matilde M.
"Situación anormal de la víctima como causa o concausa del daño", en revista "Responsabilidad Civil y
Seguros", 2011, Tº VIII, ps. 4 y ss., nº III.

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(26) Cám. Nac. Civil, Sala I, 17/08/2.000, "A. de G., A. c/ Metrogas S.A.", La Ley 2000-F-681 y rev.
"Responsabilidad Civil y Seguros" 2008-826; ídem Sala J, 05/07/2007, "Corsi c/ Asociación Mutual de
Conductgores de Automotores (AMCA)", El Derecho 224-417; ídem Sala K, 02/05/2003, "Mila y otro c/
Transportes Montalvan SA", Doctrina Judicial 2003-2-391; etc.-
(27) Cám. Civil y Com., Sala 1ª, La Matanza, 28/06/2006, "Forcinini c/ Cozzolino", La Ley Buenos Aires
2006-1455; Cám. Civil y Com. Rosario, Sala II, 03/03/2005, "Rodríguez c/ Instituto Riesgos del Trabajo", La
Ley Litoral 2005-648; Cám. 2ª Civ., Com., Minas, Paz y Trib. Mendoza, 17/05/2004, "Giménez de Moran c/
Empr. Pcial. de Transportes de Mendoza", La Ley Gran Cuyo 2005-86; etc.
(28) Zavala de González, Matilde M. "Situación anormal de la víctima como causa o concausa del daño",
en revista "Responsabilidad Civil y Seguros", 2011, Tº VIII, p. 6, nº V-c) y d).

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