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DESARROLLO SEXUAL DE ACUERDO A LAS EDADES

La sexualidad son etapas de transición de la infancia a la edad adulta. La pubertad


empieza aproximadamente a los 10 años y finaliza a los 13, cuando comienza la
adolescencia, que finaliza alrededor de los 19 años.
En la pubertad se inicia el proceso de cambios físicos y hormonales que permiten
la transformación del cuerpo infantil en un cuerpo adulto, hacia el final de la
adolescencia. Estos cambios preparan el organismo para la reproducción y para
disfrutar del placer sexual adulto.
El cuerpo de las niñas y de los niños cambia:
El pubis y los sobacos se llenan de pelo.
Salen granitos en la cara y espalda (acné).
Los genitales internos y externos se desarrollan.
Empieza el ciclo menstrual (menarquía).
A las niñas les crecen los pechos y se les ensanchan las caderas.
Se producen las primeras eyaculaciones (espermarquia).
A los niños les cambia la voz y se les ensanchan los hombros
El proceso de crecimiento y desarrollo de la persona impone obligatoriamente una
dosificación de los contenidos que suelen transmitirse cuando se ejerce la
educación de la afectividad y la sexualidad humana. Este desarrollo es un
conjunto de cambios que ocurren en el tiempo que son sistemáticos y sucesivos y
que tienden a mejorar la adaptación global de la persona al ambiente, así como
aumentar su capacidad de hacerse cargo de ese ambiente y de su propia
intimidad. Para ser considerado evolutivo debe responder a un patrón lógico y
ordenado de etapas de desarrollo que aumenta en complejidad (Meece, 2000).
Características más o menos comunes en diferentes momentos evolutivos en el
crecimiento de las personas permiten delimitar espacios de tiempo a los que
normalmente se conoce como etapas. En general hay diferentes autores que, con
bases teóricas distintas, establecen categorizaciones propias que suelen diferir
unas de otras en algunos detalles. Sin embargo, hay un consenso general, sin
entrar en detalles, sobre qué caracteriza a las siete etapas por las que atraviesa la
persona humana en su desarrollo. Esta es una información suficiente para los
efectos de las acciones que padres y educadores en general deben implementar
cuando se trata de la afectividad y la sexualidad humana.
LA SEXUALIDAD INFANTIL

La infancia es la etapa de la vida que se caracteriza por la curiosidad, la


exploración, la observación y el descubrimiento. Los niños, jugando y
experimentando, se van conociendo a sí mismos y al mundo que les rodea. Por
ello, el comportamiento sexual del niño le permite desarrollarse y adaptarse a su
entorno mediante:
 El conocimiento de su cuerpo y del de otras personas.
 La repetición de conductas que le producen sensaciones de placer y
bienestar.
 La imitación del comportamiento de otros niños y de las personas adultas
que les rodean.
 La asignación de un significado a sus vivencias (experiencias, sentimientos
y sensaciones).
Los niños descubren las similitudes y diferencias entre sus cuerpos y que tocar y
acariciar su cuerpo les produce placer. Toman conciencia de la pertenencia a un
determinado sexo, van incorporando roles y comportamientos relacionados con el
género e imitan los comportamientos de las personas que les rodean.
Es frecuente que a estas edades los jóvenes se pregunten qué les está pasando.
La pubertad (10-14 años) supone cambios en el funcionamiento hormonal,
maduración de los órganos sexuales, aparición de los rasgos sexuales
secundarios, inicio de la capacidad reproductora (alrededor de 10,5 años para la
primera menstruación, menarquía, y 11,5 años para la eyaculación), dando lugar
al desarrollo de una nueva figura corporal.
En este periodo, la identidad sexual y el rol de género se consolidan, sintiendo
pertenecer a un grupo de iguales que refuerza su identidad. La fisiología del placer
adquiere mucho más vigor, significado emocional y social. Aprenden a reconocer
la excitación sexual, sus manifestaciones corporales y los diferentes componentes
de la respuesta sexual humana propia y de otros.
En la adolescencia (15-18) se completa el desarrollo físico, aunque continúa el
desarrollo emocional. Surgen formas sexuales más maduras. Los niveles
hormonales, las variables socioculturales y las disposiciones cognitivas influyen en
los sentimientos y conductas sexuales. Es el tiempo de la intimidad y la amistad.
La sexuación es un proceso del desarrollo. Las manifestaciones y respuestas
sexuales están presentes desde antes del nacimiento. En esta etapa las
relaciones de apego seguro con padres parecen ser muy importantes para el
desarrollo de una sexualidad positiva.
Experimentan placer acariciando los genitales, inicialmente de manera exploratoria
y, alrededor de los 2-3 años, intencionadamente. Durante la primera infancia (3-7
años), adquieren experiencias con la autoestimulación genital y el interés por el
descubrimiento de los genitales de otros. Durante estas edades es habitual el
ajuste a los roles de género establecidos. Hacia el final de la infancia comienzan a
aparecer los cambios asociados a la pubertad y el aumento del interés sexual.

LA SEXUALIDAD EN LA JUVENTUD Y LA MADUREZ


La juventud es la etapa posterior a la adolescencia que, según la Organización
Mundial de la Salud, comprende el rango de edad entre los 20 y los 25 años.
Después de los 25 años, se inicia la madurez, que dura hasta los 65 años, edad
en la que empieza la vejez.
Tanto la juventud como la madurez son etapas en las que, si la persona ha
alcanzado un buen nivel de maduración psicosexual y tiene los conocimientos y
habilidades precisos, la sexualidad se manifiesta en toda su plenitud.
En estas etapas, la vida sexual es un elemento más del estilo de vida, en
constante evolución, marcada por las siguientes circunstancias vitales:
 Tener o no tener pareja sexual.
 Vivir una situación de pareja estable.
 La maternidad y la paternidad.
 La menopausia y la andropausia.

LA SEXUALIDAD EN LA VEJEZ
La vejez es la etapa de la vida que empieza a partir de los 65 años. Las personas
que están en esta etapa de la vida mantienen intacta la capacidad de sentir deseo
y de disfrutar de la sexualidad. Como en todas las etapas de la vida, la expresión
de la sexualidad durante la vejez, esta condicionada por una serie de
circunstancias que se dan mayormente en este momento vital:
• Las creencias sobre el deseo y la sexualidad.
• El envejecimiento del cuerpo.
• Los efectos del envejecimiento en la autoestima y el estado emocional.

1. En esta etapa es la pareja el principal ámbito de expresión erótica, que


dependerá de la historia personal, sus actitudes hacia la sexualidad,
sincronía con la pareja, etc. Parece existir distinta valoración entre hombres
y mujeres. Los hombres, más enfocados al sexo y las mujeres a la
sensualidad y afectividad.
En la adultez (de 45 a 60 años) se inician importantes cambios corporales
motivados por el declive hormonal tanto en el hombre como en la mujer. Con la
menopausia, última regla, finaliza la actividad reproductora. En el varón disminuye
el vigor físico y la capacidad erectiva y en las mujeres el deseo. El envejecimiento
se empieza a hacer patente, por tanto, hay una redefinición de la expresión
sexual.
2. Vejez. Relacionado con el proceso normal de envejecimiento varían las
respuestas a los estímulos sexuales. En mayor medida si existen factores
sintomáticos o enfermedades crónicas. En las personas
mayores disminuyen algunas conductas sexuales como el coito, pero no el
disfrute.
Hasta edades avanzadas, el deleite con la erótica no tiene fin. Otros factores
influyentes en el funcionamiento sexual de los mayores son “las oportunidades”,
bien por la disponibilidad de parejas, amantes, como por variables psicosociales y
condicionantes externos, propios o de la pareja.
Mitos culturales y contextos vivenciales y asistenciales pueden interferir la vivencia
erótica de los mayores.
Las personas mayores que viven con sus hijos o en centros de mayores no
cuentan con el ambiente más adecuado de intimidad para mantener relaciones
sexuales.
Entre los factores influyentes podemos destacar el ajuste del adulto mayor a
creencias y prejuicios de que en la vejez la sexualidad se acaba o deja de
interesar, los reparos que familiares o cuidadores puedan mostrar ante sus
expresiones sexuales, o por la escasa adaptación de los centros asistenciales a
las verdaderas necesidades de los usuarios en pro de su autonomía e intimidad.
El sexo, por lo tanto, no tiene edad. Solamente tiene circunstancias.
En este artículo han colaborado Pilar Soria y Natalia Domínguez, psicólogas y
sexólogas, miembros de la asociación Asexórate de Albacete.

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