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Un nuevo día había llegado y nuestro amigo el Sol ya estaba listo para salir.
Desde bien temprano, ya estaba preparándose para que el día fuera " Un Gran Día ".
Nuestro amigo el sol estaba muy contento, pues ninguna de esas nubes traviesas habían
venido a tapar su resplandor hoy.
Desde el cielo, veía a los niños jugar y reír en el parque, la playa... y se sentía feliz porque
sabía que en parte era gracias a él.
Observando a un grupo de niños, escuchó como contaban lo que iban a hacer cuando se
hiciera de noche, el Sol escuchó muy atento como uno de esos niños decía: " Que ganas
tengo de que se haga hoy de noche, porque son las fiestas de mi pueblo y esta noche van
a celebrarlo, llenando el cielo de brillante cohetes, cohetes que son como estrellas..."
El Sol se puso muy triste y no quiso seguir escuchando. El también tenía ganas de ver
esos cohetes, pero sabia que no podía ser.
Llegó la noche y el Sol se escondió. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo bien que
se lo estaría pasando todos viendo esos bonitos cohetes.
Tan triste estaba que estuvo varios días sin salir, se pasaba todo el día escondido.
Un día cansado de esa soledad decidió salir y se dio cuenta de que todos al verle estaban
muy contentos y se notaba que le habían echado mucho de menos.
Entonces se sintió muy feliz y se dio cuenta de que, aunque no siempre podemos hacer lo
que nos gusta debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que todos los demás
también lo sean.
La media Luna
Había una vez en un lejano reino una joven la cual solía ir a su jardín todas las noches, la
joven se llamaba Angela, la chica más apoyada por todos.
Un día Angela fue a su jardín y vió lo bello que era ser una joven, la luna nueva se podía
ver mejor, no con amargura como mujeres lo hacían. Ella veía que la luna le hablaba y
decía:-Vive la vida y no la dejes-.
Y esto pasó todas las noches y un día Angela quisó vivir la vida de manera extraña.
Ella se casó y tuvo un esposo con quien ir al jardín, la luna presenció todos los momentos
mágicos y los vivió junto a Angela; le dió las gracias y a Angela crecer y envegecer la luna
la invitó a su casa dándole las gracias y mostrándole el mundo entero. Fin
El Asno y El Hielo
Era invierno, hacía mucho frío y todos los caminos se hallaban helados. El asnito, que
estaba cansado, no se encontraba con ánimos para caminar hasta el establo.
-iEa, aquí me quedo! -se dijo, de-jándose caer al suelo. Un aterido y hambriento
gorrioncillo fue a posarse cerca de su oreja y le dijo:
-Asno, buen amigo, tenga cuidado; no estás en el camino, sino en un lago helado.
-Déjame, tengo sueño ! Y, con un largo bostezo, se quedó dormido.
Poco a poco, el calor de su cuerpo comenzó a fundir el hielo hasta que, de pronto, se
rompió con un gran chasquido.
El asno despertó al caer al agua y empezó a pedir socorro, pero nadie pudo ayudarle,
aunque el gorrión bien lo hubiera querido.
La historia del asnito ahogado debería hacer reflexionar a muchos holgazanes. Porque la
pereza suele traer estas consecuencias.
Fin
El Pirata malvado
Había una vez un barco con un pirata malvado y su tripulación. Una isla con un mapa
escondido y un enorme cofre lleno de riqueza enterrado. Y el pirata más malvado que los
demás quería el mapa y luego el cofre con su llave.
Un día los piratas fueron a buscar comida a la isla y cortaron una palmera llena de cocos
y de repente cayó el mapa.
Luego fueron al barco y le dijeron al capitán cruel y malvado: ha caído el mapa y responde
el capitán:¿cómo que ha caído? responden: de una palmera, y luego el capitán dice: da
igual, ja ja ja es nuestro.
Fueron a la isla y desenterraron el cofre y fueron los piratas mas ricos del mundo pirata.
Fin.
En un lugar muy lejano vivía una hermosa princesa que se llamaba Blancanieves. Vivía
en un castillo con su madrastra, una mujer muy mala y vanidosa, que lo único que quería
era ser la mujer más hermosa del reino. Todos los días preguntaba a su espejo mágico
quién era la más bella del reino, al que el espejo contestaba:
El tiempo fue pasando hasta que un día el espejo mágico contestó que la más bella del
reino era Blancanieves. La reina, llena de furia y de rabia, ordenó a un cazador que
llevase a Blancanieves al bosque y que la matara. Y cómo prueba traería su corazón en
un cofre. El cazador llevó a Blancanieves al bosque pero cuando allí llegaron él sintió
lástima de la joven y le aconsejó que se marchara para muy lejos del castillo, llevando en
el cofre el corazón de un jabalí.
Blancanieves, al verse sola, sintió mucho miedo porque tuvo que pasar la noche andando
por la oscuridad del bosque. Al amanecer, descubrió una preciosa casita. Entró sin
pensarlo dos veces. Los muebles y objetos de la casita eran pequeñísimos. Había siete
platitos en la mesa, siete vasitos, y siete camitas en la alcoba, dónde Blancanieves,
después de juntarlas, se acostó quedando profundamente dormida durante todo el día.
Al atardecer, llegaron los dueños de la casa. Eran siete enanitos que trabajaban en unas
minas. Se quedaron admirados al descubrir a Blancanieves. Ella les contó toda su triste
historia y los enanitos la abrazaron y suplicaron a la niña que se quedase con ellos.
Blancanieves aceptó y se quedó a vivir con ellos. Eran felices.
Mientras tanto, en el castillo, la reina se puso otra vez muy furiosa al descubrir, a través
de su espejo mágico, que Blancanieves todavía vivía y que aún era la más bella del reino.
Furiosa y vengativa, la cruel madrastra se disfrazó de una inocente viejecita y partió hacia
la casita del bosque. Allí, cuando Blancanieves estaba sola, la malvada se acercó y
haciéndose pasar por buena ofreció a la niña una manzana envenenada. Cuando
Blancanieves dio el primer bocado, cayó desmayada, para felicidad de la reina mala.
Por la tarde, cuando los enanitos volvieron del trabajo, encontraron a Blancanieves
tendida en el suelo, pálida y quieta, y creyeron que estaba muerta. Tristes, los enanitos
construyeron una urna de cristal para que todos los animalitos del bosque pudiesen
despedirse de Blancanieves.
Unos días después, apareció por allí un príncipe a lomos de un caballo. Y nada más
contemplar a Blancanieves, quedó prendado de ella. Al despedirse y besándola en la
mejilla, Blancanieves volvió a la vida, pues el beso de amor que le había dado el príncipe
rompió el hechizo de la malvada reina.
Blancanieves se casó con el príncipe y expulsaron a la cruel reina del palacio, y desde
entonces todos pudieron vivir felices.
FIN
El Muñeco de Nieve
Habia dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a
corretear por la blanca y mullida alfombra recien formada.
La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas habiles, se entrego a la
tarea de moldearla.
Hare un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener se dijo.
Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbon y un boton rojo por boca. La
pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtio al muñeco en su inseparable
compañero durante los tristes dias de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...
Pero pronto los dias empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas calidos... El
muñeco se fundio sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos
carbones y un boton rojo. La niña lloro con desconsuelo.
Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus
lagrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran leccion: ahora ya sabes que no debe
ponerse el corazón en cosas perecederas.
Fin
El Caballo Amaestrado
Un ladron que rondaba en torno a un campamento militar, robo un hermoso caballo
aprovechando la oscuridad de la noche. Por la mañana, cuando se dirigia a la ciudad,
paso por el camino un batallon de dragones que estaba de maniobras. Al escuchar los
tambores, el caballo escapo y, junto a los de las tropa, fue realizando los fabulosos
ejercicios para los que habia sido amaestrado.
¡Esta caballo es nuestro! Exclamo el capitan de dragones. De lo contrario no sabria
realizar los ejercicios. ¿Lo has robado tu? Le pregunto al ladron.
¡Oh, yo...! Lo compre en la feria a un tratante...
Entonces, dime como se llama inmediatamente ese individuo para ir en su busca, pues ya
no hay duda que ha sido robado.
El ladron se puso nervioso y no acertaba a articular palabra. Al fin, viendose descubierto,
confeso la verdad.
¡Ya me parecía a mí exclamo el capitán Que este noble animal no podia pertenecer a un
rufian como tu!
El ladron fue detenido, con lo que se demuestra que el robo y el engaño rara vez quedan
sin castigo.
Fin.
La Ratita Blanca
El Hada soberana de las cumbres invito un dia a todas las hadas de las nieves a una
fiesta en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus
carrozas de escarcha. Pero una de ellas, Alba, al oir llorar a unos niños que vivian en una
solitaria cabaña, se detuvo en el camino.
El hada entro en la pobre casa y encendio la chimenea. Los niños, calentan-dose junto a
las llamas, le contaron que sus padres hablan ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto,
se morian de frío y miedo.
-Me quedare con vosotros hasta el regreso de vuestros padres -prometio ella.
Y así lo hizo; a la hora de marchar, nerviosa por el castigo que podía imponerle su
soberana por la tardanza, olvido la varita mágica en el interior de la cabaña. El Hada de
las cumbres contemplo con enojo a Alba.
Cómo? ,No solo te presentas tarde, sino que ademas lo haces sin tu varita? ¡Mereces un
buen castigo!
Las demas hadas defendian a su compañera en desgracia.
-Ya se que Alba tiene cierta disculpa. Ha faltado, sí, pero por su buen corazon, el castigo
no sera eterno. Solo durara cien años, durante los cuales vagara por el mundo convertida
en ratita blanca.
Amiguitos, si veis por casualidad a una ratita muy linda y de blancura des-lumbrante,
sabed que es Alba, nuestra hadíta, que todavia no ha cumplido su castigo...
Fin
La Ostra y El Cangrejo
Una ostra estaba enamorada de la Luna. Cuando su gran disco de plata aparecía en el
cielo, se pasaba horas y horas con las valvas abiertas, mirándola.
Desde su puesto de observación, un cangrejo se dio cuenta de que la ostra se abría
completamente en plenilunio y pensó comérsela.
A la noche siguiente, cuando la ostra se abrió de nuevo, el cangrejo le echó dentro una
piedrecilla.
La ostra, al instante, intento cerrarse, pero el guijarro se lo impidió.
El astuto cangrejo salió de su escondite, abrió sus afiladas uñas, se abalanzó sobre la
inocente ostra y se la comió.
Así sucede a quien abre la boca para divulgar su secreto: siempre hay un oído que lo
apresa.
Fin
La cenicienta
Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda
impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de
la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la
llamaban Cenicienta.
Un día el Rey de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a
todas las jóvenes casaderas del reino.
Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus hermanastras hacia
el Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.
- ¿Por qué seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su Hada Madrina.
FABULAS
La zorra y las uvas
Había una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, había tenido muy mala
suerte, le robaban las presas y el gallinero que encontró tenía un perro guardián muy
atento y un amo rápido en acudir con la escopeta.
Ciertamente estaba muertecita de hambre cuando encontró unas parras silvestres de las
que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la parra había unas
piedras, como protegiéndolas.—Al fin va a cambiar mi suerte, —pensó relamiéndose—,
parecen muy dulces. Se puso a brincar, intentando alcanzarlos, pero se sentía muy débil,
sus saltos se quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. Así que se
dijo: —Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no están maduras.
Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las piedras parándose en dos patas
hubiese alcanzado los racimos, esta vez le faltó algo de astucia a doña zorra, parece ser
que el hambre no la deja pensar.
Moraleja
Hay que esforzarse para conseguir lo que se desea pero pensando primero que es lo que
queremos y como conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar brincos cuando lo que
necesitamos es estirarnos, y perdamos el tiempo y el esfuerzo
El burro flautista
Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos
prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló,
que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal y dio un
resoplido por casualidad.
En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh!», dijo el borrico.
«¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!» Sin reglas del arte borriquitos
hay que una vez aciertan por casualidad.
Moraleja
Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.
El pastor mentiroso
Pero ¿qué sucedió la vez tercera? que vino en realidad la hambrienta fiera.
Entonces el zagal se desgañita, y por más que patea, llora y grita, no se mueve la
gente, escarmentada; y el lobo se devora la manada.
Moraleja
El joven vuelve a hacerlo una segunda vez, y temiendo el pueblo, volvió. Sin embargo, nuevamente
no era mas que una burla. Luego gritó de nuevo, siendo esta vez verdad que el lobo estaba
atacando, sin embargo el pueblo no creyó en sus gritos, por lo que la fiera terminó devorándose el
rebaño.
Moraleja: Mentimos y mentimos, y perdemos la confianza que los demás tienen en nosotros.
Cuando digamos la verdad, no nos creerán.
Fabula el Jilguero Tímido
Había una vez un Jilguero que no quería cantar. Todas las demás aves se preguntaban por qué
no quería cantar, y el siempre les respondía: "Jamás cantaré para ser objeto de burla."
Un día, un Perico se le acercó al Jilguero para decirle: "¿Por qué tienes miedo? Canta, que nadie
se reirá de ti." Sin embargo, el Jilguero no quiso cantar, ni tampoco le respondió nada al perico.
Luego llego una Cotorra y también se le acercó al Jilguero y le dijo: "Te escuché una vez mientras
cantabas en el bosque. ¡Tus cantos son hermosos! ¿Por qué no quieres cantar ahora?."
Aún así el Jilguero siguió sin decir nada. Hasta que finalmente se le acercó un Ruiseñor y
comenzó a cantar de una forma muy hermosa. Sin emargo, el Jilguero siguió con apatía, así que le
preguntó: "Jilguero, ¿por qué no te unes a mi en canto? Haríamos un gran dúo." Y el Jilguero le
confesó sus miedos al Ruiseñor. Y este le dijo: "No importa si cantas bien o mal, eso es asunto
tuyo. Pero si no cantas, ni si quiera para ti mismo, entonces no eres un Jilguero, ni eres nada."
Moraleja: Se tu mismo. Cumple con el propósito para el que Dios te diseñó, sin importar si esto
agrada a los demás o no.
Fabula el Astrónomo
Había un astrónomo que le gustaba todas las noches ir a ver los astros. Un día, mientras
caminaba por los campos que quedaban fuera de la ciudad, observaba y contemplaba el cielo,
cuando cayó en un enorme pozo.
Al caer, comenzó a gritar y lamentarse. En esto pasó un hombre, quien le preguntó como había
terminado en semejante desgracia. Al conocer lo sucedido, se limitó a decirle:
- Compañero, ¿quieres ver los astros que están en el cielo pero no ves todo lo que hay en la tierra?
Moraleja: Muchos muestra su ego asegurando poder hacer cosas sorprendentes y maravillosas,
cuando la realidad es que no pueden si quiera con las cosas ordinarias de la vida.
Fabula la Zorra y el Perro
Una zorra entró a un rebaño lleno de corderos y se acercó a un pequeño cordero. Lo acercó a su
pecho y fingió acariciarlo. El perro, que cuidaba el rebaño, se dio cuenta de lo que sucedía y le
dijo a la zorra:
La mujer le respondió: Todos los pastores me han mirado de reojo durante toda mi estadía. El
hombre, en respuesta, le dijo: Si así te miraban los pastores que solo regresan en la noche, ¿como
crees que te mirarán con los que pasabas el día entero?
Moraleja: Muchas veces, las pequeñas cosas descubren las mas grandes. Y las visibles,
descubren las ocultas.
Fabula el Perro que soltó su presa
Estaba un perro que atravesaba el río nadando, mientras en su boca llevaba un buen pedazo de
carne. El perro vio su reflejo en el río, y creyendo que se trataba de otro perro que llevaba una
granpresa, intentó quitársela.
El mismo perro quedó engañado y por su avaricia quedó sin presa, porque no solo soltó la que ya
tenía, sino que tampoco pudo tomar la que quería.
El día de la carrera, la liebre confiada por su gran velocidad, no se apuro por ir muy rápido, sino
que se acostó a un lado del camino hasta que se quedó dormida. La tortuga, sin embargo, sabía
que era mucho mas lenta, así que corrió sin cansancio hasta llevarle mucha ventaja a la liebre.
Moraleja: Al final, el trabajo duro y la disciplina siempre termina venciendo los talentos y dones
naturales.
La Leyenda Del Jilguerillo
Cuenta la leyenda que hace cientos de años una tribu indígena se estableció en la zona
Atlántica de nuestras tierras. Entre ellos había un guerrero muy cruel llamado Batsu.
Un buen día Batsu decidió buscar esposa y escogió a Jilgue, una hermosa joven que
acostumbraba pasear por el bosque cantando como un pajarillo. Cuando Jilgue se
enteró de las intenciones de Batsu huyó a esconderse en el bosque.
Batsu estalló en cólera cuando supo que la joven había desaparecido y mandó a sus
guerreros a buscarla. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cada vez que
se acercaban al sitio de dónde venía el canto, Jilgue había desapareció. Entonces Batsu
mandó a quemar el bosque. Cuando las llamas comenzaban a levantarse le gritó a
Jilgue que si salía podía salvarse. Ella le respondió que prefería la muerte. El fuego se
hacía cada vez más fuerte. De pronto vieron como Jilgue cayó al cuelo u agonizó. Pero
un pajarillo color ceniza, con el pico y las patas rojas, comenzó a cantar sobre sus
cabezas. No era el canto de un pájaro, era la voz de Jilgue, que desde entonces se
sigue escuchando en el canto de los jilgueros que hoy pueblan los bosques de nuestras
tierras.
Decían nuestros antepasados que había unas mujeres que a las once de la noche se
daban tres volantines para atrás y luego tres para adelante; que esta mujeres tenían
un guacal blanco y que a la última voltereta vomitaban el alma en el guacal. Ya sin
alma, tomaban figura de monos o micos y se dedicaban a hacer “diabluras”.
La Leyenda de la Segua
Hay varias leyendas de la Segua. Una de ellas cuenta que es una joven muy linda, que
persigue a los hombres mujeriegos para castigarlos. Se aparece de pronto en el
camino pidiendo que el jinete la lleve en su caballo, pues va para el pueblo más
cercano. Y dicen que ningún hombre se resiste a su ruego. Hay quienes le ofrecen la
delantera de la montura y otros la llevan a la polca. Para ella es lo mismo. Pero a
medio camino, si va adelante vuelve la cabeza y si va atrás hace que el jinete la
vuelva. Entonces aquella hermosa mujer ya no es ella. Su cara es como la calavera de
un caballo, sus ojos echan fuego y enseña unos dientes muy grandes, al mismo tiempo
que se sujeta como un fierro al jinete. Y el caballo, como si se diera cuenta de lo que
lleva encima, arranca a correr como loco, sin que nada lo pueda detener.
Otras leyendas cuentan que las Seguas son varias. Y no faltan ancianos que aseguren
que cuando ellos eran jóvenes atraparon a una Segua. Pero que una vez atrapada y
echa prisionera se les murió de vergüenza. Y que al día siguiente no encontraron el
cadáver, sino solamente un montón de hojas de guarumo, mechas de cabuya y
cáscaras de plátano.
Leyenda del lago de Atitlan
Los orígenes del Lago de Atitlán son de hace mucho tiempo cuando los cakchiqueles
dieron muerte a saetazos a Tolgom.
Los kaqchikel o posiblemente los k’iche’, ya que los mismos vivían en constantes
amenazas, pugnas, envidias y guerras hacia el siglo XV.
Así ellos acuñaron el citado vocablo, mismo que está constituido por lo siguiente:
Unidos los dos términos, uno se sustantiva y el otro se adjetiva en Atit Alá, pero ya en
la interpretación que le dieron los primeros castellanos, en el siglo XVI se convirtió en
Atitlán, suprimieron la vocal después de la consonante T y le agregaron una N al final
Atitlán.
Los orígenes del Lago de Atitlán son de hace mucho tiempo cuando los cakchiqueles
dieron muerte a saetazos a Tolgom: se marcharon más allá del lugar de Qakbatzulú y
arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom. Desde entonces es famosa la punta del
cerro del lanzamiento de Tolgom. Enseguida dijeron: Vamos adentro de la laguna.
Pasaron ordenadamente y sintieron todos mucho miedo cuando se agitó la superficie
del agua.
De allá se dirigieron a los lugares llamados Panpatí y Payán Chocol, practicando sus
artes de hechicería. Allí encontraron nueve zapotes en el lugar de Chitulul. A
continuación comenzaron a cruzar el lago todos los guerreros yendo por último
Gagavitz y su hermana llamada Chetehauh. Hicieron alto y construyeron sus casas en
la punta llamada actualmente Qabouil Abah. Enseguida se marchó Gagavitz; fue
realmente terrible cuando lo vieron arrojarse al agua y convertirse en la serpiente
emplumada.
Los poblados mencionados han de haber estado en la parte noroeste del lago, mientras
que lo siguiente pudo haber sucedido cercano al actual Santiago Atitlán: Allí deseaban
quedarse las siete tribus, querían ver la ruina del poder de los zutujiles. Cuando
aquellos bajaron a la orilla del agua y se detuvieron allí, les dijeron a los descendientes
de los Atziquinahay: Acaba de agitarse la superficie de nuestra laguna, nuestro mar
¡oh hermano nuestro! Que sea para ti la mitad del lago y para ti una parte de sus
frutos, los patos, los cangrejos, los pescados, les dijeron. Y después de consultar entre
sí, contestaron: Está bien, hermano. La mitad de la laguna es tuya, tuya será la mitad
de los frutos, los patos, cangrejos y pescados, la mitad de las espadañas y las cañas
verdes. Y así también juntará la gente todo lo que mate entre las espadañas.
Así respondió el Atziquinahay. De esta manera fue hecha la división del lago, según
contaban nuestros abuelos. Y así fue también como nuestros hermanos y parientes se
quedaron con los zutujiles.
Pero nosotros no aceptamos la invitación para quedarnos. Nuestros primeros padres y
abuelos, Gagavitz y Zactecauh se fueron y pasaron adelante entre las tinieblas de la
noche.
Cuando hicieron todo esto no había brillado la aurora todavía, según contaban, pero
poco después les alumbró. Luego llegaron al lugar de Pulchich, de donde partieron en
grupos.
Invocó a Kizín y cuando los tuvo delante le dijo lo que quería. A Kizín le agradó
la idea de llevarse el alma de un hombre bueno.
A cambio de su alma el hombre pidió siete cosas una para cada día. Para el
primer día quiso dinero y en seguida se vio con los bolsillos llenos de oro. Para
el segundo quiso salud y la tuvo perfecta. Para el tercero quiso comida y comió
hasta reventar. Para el cuarto quiso mujeres y lo rodearon las más hermosas.
Para el quinto quiso poder y vivió como un cacique. Para el sexto quiso viajar
y, en un abrir y cerrar de ojos, estuvo en mil lugares.
—Dímelo y te lo concederé.
—Quiero que laves estos frijolitos negros que tengo, hasta que se vuelvan
blancos.
El Sombreron.
El anciano se le encontraba en las orillas del camino y aunque ya murió, la gente sigue
sintiendo su presencia. Físicamente se le describe como un hombre maduro, con un
sombrero grande, bien vestido, de rostro sombrío y en actitud de observación permanente.
Las personas que lo han visto aseguran que lo acompañan dos enormes perros negros
cogidos por gruesas cadenas.
Los trasnochadores que lo han visto o a quienes se les ha presentado, dicen ver la figura que
les sale al camino, los hace correr y les va gritando "SI TE ALCANZO TE LO PONGO",
siempre persigue a los borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y los jugadores
tramposos y empedernidos. Aprovecha los sitios solitarios. En noches de luna es fácil
confundirlo con las sombras que proyectan las ramas y los arbustos. Llega siempre de
noche a todo galope, acompañado de un fuerte viento helado y desaparece rápidamente.
Fue famoso en Medellín en 1837, cuando recorría todas las calles. Aparecía cuatro o cinco
viernes seguidos, volvía a aparecer uno o dos meses después. Parece que fuera el
sombrerón, el espanto propio de Medellín".
Hay crónicas también de sus andanzas por pueblos del suroeste como Andes, Bolívar y
Jardín y por los poblados a orillas de los ríos San Juan y Baudó. En otras regiones
colombianas como el Tolima, el Huila y al oriente del Valle del Cauca, se le denomina
como El Jinete Negro y se le describe en forma muy similar a como se ha descrito aquí.
Por el suroeste antioqueño, lo mencionan también como "El Jinete sin Zamarros", y se le
describe con ligeras variantes. Le atribuyen distintas formas de presentación, la más
frecuente de las cuales es la de un hombre alto y corpulento, enlutado, que termina en una
calavera, ornada con un negro sombrero de anchas alas.
El Perro y Kakasbal
Kakasbal [espíritu del mal], que está en todo, vio que podía sacar partido de la inquina
que seguramente el perro sentía contra su amo y así se le apareció y le dijo: —Ven acá
y dime qué te pasa, pues te veo triste.
—Cómo no he de estarlo si mi amo me pega cada vez que quiere— respondió el perro.
—Yo sé que es de malos sentimientos. ¿Por qué no lo abandonas?
—Es mi amo y debo serle fiel.
—Yo podría ayudarte a escapar.
—Por nada le dejaré.
—Nunca agradecerá tu fidelidad.
—No importa, le seré fiel.
Pero tanto insistió Kakasbal que el perro, por quitárselo de encima, le dijo:
—Creo que me has convencido dime, ¿qué debo hacer?
—Entrégame tu alma.
—¿Y qué me darás a cambio?
—Lo que quieras.
—Dame un hueso por cada pelo de mi cuerpo.
—Acepto.
—Cuenta, pues...
Y Kakasbal se puso a contar los pelos del perro pero cuando
sus dedos llegaban a la cola, éste se acordó de la fidelidad que
debía a su amo y pegó un salto y la cuenta se perdió.
—¿Por qué te mueves?— le preguntó Kakasbal.
—No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve
a empezar.
Cien veces Kakasbal empezó la cuenta y cien veces tuvo que interrumpirla porque el
perro saltaba. Al fin Kakasbal dijo:
—No cuento más. Me has engañado pero me has dado una lección. Ahora sé que es
más fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.
La Paloma Torcaz
Amaba la caza y así, con frecuencia, iba por los bosques persiguiendo animales. En
una de sus cacerías llegó junto a un lago y, lleno de asombro, contempló a una mujer
bellísima que bogaba en una canoa. El guerrero quedó tan enamorado que, muchas
veces, volvió al lugar con el ánimo de verla pero fue inútil, pues, ante sus ojos, sólo
brillaron las aguas del lago. Entonces pidió consejo a una hechicera, la cual le dijo:
—Si así lo deseas, hágase tu voluntad. Y la hechicera le clavó en el cuello una espina y
en el acto el joven se convirtió en palomo. Este levantó el vuelo y fue al lago y se posó
en una rama y al poco rato vio a la mujer y, sin poderse contener, se echó a sus pies y
le hizo mil arrumacos. Entonces la mujer lo tomó entre sus manos y, al acariciarlo, le
quitó la espina que tenía clavada en el cuello. ¡Nunca lo hubiera hecho, pues el palomo
inclinó la cabeza y cayó muerto! Al ver esto, la mujer, desesperada, se hundió en el
cuello la misma espina y se convirtió en paloma. Y desde aquel día llora la muerte de
su palomo.
Leyenda de El Cadejo
Según las leyendas guatemaltecas, El Cadejo es el espíritu que cuida el paso tambaleante
de los hombres ebriosque deambulan por la noches. Este les ayuda a encontrar el camino a
sus casas. Se dice que es un ser en forma de perro, negro, lanudo, con casquitos de cabra
y ojos de fuego.
En la tradición oral se afirma que existen dos tipos de Cadejo, uno malo y diabólico que es
de color negro y cuida de quienes ingieren bebidas alcohólicas, y uno bueno cuyo color es
blanco y su trabajo es proteger a niños y mujeres.
Hay quienes manifiestan haber visto a los dos cadejos juntos. De hecho, afirman que El
Cadejo negro suele ser más inquieto y distante. Mientras que El Cadejo blanco se mantiene
siempre al lado de la persona a quien cuidan.
Pese a que se le considera como un espíritu protector, se debe tener mucho cuidado. Ya
que si encuentra a un hombre ebrio y le lame la boca, este jamás tendrá la voluntad de volver
a la sobriedad. Y El Cadejo lo seguirá por nueve días seguidos hasta que el hombre muera.
5. El Carretón de la Muerte
La leyenda del carruaje de la muerte
Sin darse cuenta, Mario pasó la noche en el parque. De repente, despertó por el frío que sintió
y recordó lo ocurrido la noche anterior. En ese momento pensó que temerle a un carruaje
había sido algo absurdo. Se levantó y fue a su casa.
Los días pasaron y Mario no podía olvidar lo ocurrido, así que decidió contárselo a un amigo.
Al escucharlo el amigo también le compartió lo que contaba la gente al respecto. Dicen que
por las noches se escuchaba a un carruaje ir a toda velocidad y que iba recogiendo a la
gente que moría, era conocido como El Carruaje de la Muerte.
Mario no se quedó tranquilo y junto con su amigo decidieron esperar esa noche y así
confirmar si los rumores eran ciertos. Se encontraban en parque bajo la noche fría y solitaria
cuando comenzaron a escuchar el sonido de un carruaje. Poco a poco pudieron verlo, cada
vez más cerca. En efecto, se trataba de un carruaje negro, tirado por caballos negros y con un
conductor vestido completamente de negro también.
Cuando por fin el carruaje estaba frente a ellos, el conductor los observó fijamente y ambos
hombres se desmayaron. A la mañana siguiente, despertaron de frío. Desde entonces, tanto
Mario como su amigo se esconden donde pueden cada vez que escuchan el sonido de un
carruaje, sobre todo por las noches.
Poemas
El caracol
La cabrita prieta
Si yo la llamo me mira,
alza el rabo y lo menea.
A mí me da mucha risa
verla como cabecea.
La mariposa
De bellos colores,
sus alas pintadas,
se posa en las flores
con leve pisada.
Perfuma su aliento
besando una rosa,
se mece en el viento,
¡frágil mariposa!
Al mosquito
Arcoíris
Mi perrito
Yo tengo un perrito
que le gusta el mar,
y aunque pequeñito
le gusta nadar.
Se zambulle a veces.
Juega a la pelota.
Y como los peces
de barriga flota.
La lagartija
Quieta, en el tronco de un árbol.
Cazadora, siempre activa.
A una mosca está acechando,
la taimada lagartija.
A mamá
El sombrero
Epoyas
Épica de Gilgamesh – Anónimo
Esta epopeya sigue los pensamientos del rey después de la muerte de Endiku.
Trata sobre cómo convertirse en humano, con un gran énfasis en la inmortalidad.
Esta epopeya de la Antigua Grecia cuenta la historia del guerrero Odiseo, quien
intenta encontrar su camino a casa desde Troya a través del mar Peloponesio.
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3- Beowulf – Anónimo
Beowulf
Esta pieza narrativa refuerza muchos de los valores de los caballeros, como la
galantería y el martirio.
Esta narración continúa la tradición de interpretar las batallas entre los francos y
los sarracenos.
Furioso era un guerrero valiente a cargo de salvar a su gente, pero se distrae por
un ataque de locura causado por las seducciones de Angélica.
Esta historia yuxtapone el deber de ser valiente con el amor pasional, pero
también idealiza al amor al compararlo con un tipo de locura que derroca la
identidad.
Pero al final de la epopeya se reconoce que la pasión es una debilidad para los
caballeros, y que el deber es lo más importante.
6- Paraíso Perdido – John Milton
Se considera como una reescritura de la caída de Adán y Eva del libro del
Génesis, ya que Milton describe a Satán como un villano seductivo y carismático
en una guerra brutal con Dios.
Esta epopeya está escrita en primera persona y cuenta el viaje de Dante a través
de los tres planos de la muerte.
El poeta Virgilio lo guía a través del infierno y del purgatorio, mientras que Beatriz
(la mujer ideal de Dante) lo guía en el cielo.
A pesar de que pareciera algo oscuro, la Divina Comedia se caracteriza por sus
detalles jocosos. También se destaca por su descripción del infierno: un lago de
excremento con demonios que pasan gas.
Esta epopeya cuenta la historia de la Guerra de Troya entre los griegos y los
troyanos, después del secuestro de Helena de Troya por Paris, el príncipe de
Troya.
PABABOLAS
1. El sembrador
Mateo 13:3-23, Marcos 4:2-20 y Lucas 8:4-15 contienen la parábola del sembrador. Los
tres escritores de los evangelios incluyen la explicación de Jesús de la parábola en la
narración, marcándola como una historia que era importante que los creyentes
comprendieran. Los discípulos no entendían el significado de la historia, por lo que
Jesús quería que fuera muy claro. La parábola compara la forma como la gente recibe el
mensaje de Jesús con la clase de suelo en que las semillas pueden caer. Elige un buen
suelo para plantar la
semilla del Evangelio.
2. El trigo y la cizaña
La parábola del trigo y la cizaña (Mateo 13:24-30) sigue a la parábola del sembrador en
Mateo, y no aparece en ningún otro evangelio. Jesús explica la parábola a sus discípulos
como una imagen de cómo la humanidad será juzgada y clasificada en el fin del mundo.
En esta parábola, el mensaje de Jesús ofrece una guía de cómo vivir y cómo los que
viven de acuerdo con dichas guías, reciben una recompensa final.
3. El hijo pródigo
Lucas 15:11-32 relata la parábola del hijo pródigo. La historia relata cómo Dios trata
con el libre albedrío del creyente y el arrepentimiento. El creyente puede elegir caminar
lejos de todas las bendiciones y alegrías que Dios tiene para él. Puede disfrutar de esa
vida injusta por un tiempo, pero pronto le puede costar todo lo que tiene. Si se
arrepiente, Dios le da la bienvenida a su casa con alegría y restaura la relación.
4. El buen samaritano
Lucas 10:30-37 contiene la parábola del buen samaritano. Jesús usa esta historia para
ilustrar cuál de los vecinos cumple las condiciones de Levítico 19:19 y Deuteronomio
6:05, estos son pasajes que dicen que los creyentes se deben amar a otros como a sí
mismos. El samaritano, que era parte de una raza despreciada de los Judíos, mostró
compasión por el hombre herido y demostró ser un verdadero prójimo. Jesús quería
que el abogado viera más allá de los prejuicios raciales la verdad de que toda la
humanidad es su prójimo.
(…) Ay, hermano mío, perdido para mí, desdichado; ay, luz alegre arrebatada a su
desgraciado hermano: contigo toda nuestra casa se derrumbó, contigo murió todo
mi contento, que tu dulce amor alimentaba en vida. A él, ahora tan lejos enterrado
no entre sepulcros conocidos, ni cerca de cenizas de parientes, sino sepultado en
una Troya siniestra, en una Troya desgraciada, una tierra extraña en los confines
del mundo lo retiene. Hacia esta, se dice, jóvenes griegos escogidos de todos
lados presurosos abandonaron sus hogares y sus penates, para que Paris, alegre
por el rapto de la adúltera, no disfrutara de su ocio libremente en un tálamo en
paz. Por este azar, entonces, a ti, hermosísima Laodamía, te fue destrozado aquel
matrimonio más querido que tu vida y que tu alma. (…)
(…) Amor cruel, ¡ojalá pueda ver rotas las flechas, tus armas, y apagadas las
antorchas, si es posible! Tú atormentas a un desdichado, tú me obligas a lanzar
imprecaciones contra mí mismo y a blasfemar alocadamente. Ya habría acabado
con mis desgracias suicidándome, pero Esperanza ingenua alienta mi vida y
siempre dice que será mejor el mañana. La Esperanza alimenta a los labradores,
la Esperanza confía a los surcos arados la semilla que el campo se encargará de
devolver a un interés mayor; ella coge con lazo pájaros, ella con caña peces, una
vez que delante el cebo ha ocultado el sutil anzuelo. La Esperanza también
consuela al preso atado con fuertes cadenas; las piernas hacen resonar el hierro,
pero canta durante el trabajo. La Esperanza me promete una Némesis accesible,
pero ella dice que no. Ay de mí, no quieras, joven desdeñosa, vencer a una diosa.
(…)
1. Fragmento de “Tristia”, de Ovidio (43-17 a. C.)
A BOSCÁN
Hubierais visto llorar sangre a las yedras cuando el agua más triste se pasó
toda una noche velando a un yelmo ya sin alma,
a un yelmo moribundo sobre una rosa nacida en el vaho que duerme los
espejos de los castillos Elegía a Garcilaso
a esa hora en que los nardos más secos se acuerdan de su vida
al ver que las violetas difuntas abandonan sus cajas y los laúdes se
ahogan por arrollarse a sí mismos.
Es verdad que los fosos inventaron el sueño y los fantasmas.
Yo no sé lo que mira en las almenas esa inmóvil armadura vacía.
¿Cómo hay luces que decretan tan pronto la agonía de las espadas
si piensan en que un lirio es vigilado por hojas que duran mucho más
tiempo?
Vivir poco y llorando es el sino de la nieve que equivoca su ruta.
En el Sur siempre es cortada casi en flor el ave fría.
Ejemplos de odas
(…)
Asomando a la noche
en la terraza
de un rascacielos altísimo y amargo
pude tocar la bóveda nocturna
y en un acto de amor extraordinario
me apoderé de una celeste estrella.
La guardé
temeroso
debajo de la cama
para que no la descubriera nadie,
pero su luz
atravesó
primero
la lana del colchón,
luego
las tejas,
el techo de mi casa.
MADRIGAL
Ejemplos de madrigal
En dolor duplicado
Lánguido me consumo;
La ausencia, de una parte, me acomete,
Y el riguroso Amor, de otra me mata;
Y tú, más rigurosa y más ingrata
Que la ausencia cruel, que Amor airado,
No remedias un mal, y el otro alientas
Deste corazón tuyo que atormentas,
¡Ah dura ley de amada tiranía,
Ser tuya el alma, ser la pena mía!
La vidrïera mejor
en sus brazos de cristal
entra al Sol hoy celestial
en la capilla mayor;
a cuyo resplandor,
sin que más luz espere,
Simeón fénix arde y cisne muere.
epitalamio
Cada vez que pienso en ti, mis ojos rompen en llanto; y muy triste m e pregunto,
¿por qué te quiero tanto?
Tus ojos son luceros, tus labios de terciopelo, y un amor como el que siento, es
imposible esconderlo.
En las noches claras, resuelvo el problema de la soledad del ser. Invito a la luna y
con mi sombra somos tres.
Mi árbol tenía sus ramas de oro. Un viento envidioso robó mi tesoro. Hoy no tiene
ramas. Hoy no tiene sueños mi árbol callado, mi árbol pequeño.