Está en la página 1de 7

Capítulos 10 y 11

 La sexualidad en la niñez y en la adolescencia


La sexualidad es un tema altamente debatido a lo largo de la historia. Ha
traído consigo algunas implicaciones a nivel filosófico, religioso, cultural
y social. En algunas ocasiones, ha sido vista como un aspecto
controversial. No obstante, si algo tenemos que tener claro, es que
forma parte de nuestra naturaleza humana. Es por ello que, mientras
más normalicemos el conocer y hablar de estos temas, será más fácil
cuidarnos y cuidar a los que queremos. Nos proponemos entonces
conocer las diferentes etapas evolutivas de la sexualidad en la infancia y
adolescencia.

La sexualidad en la infancia
La capacidad del cuerpo humano para mostrar una respuesta sexual
está presente desde el nacimiento. A continuación, dividiremos esta
etapa entre la lactancia y la infancia temprana.

Desde bebés, como parte del desarrollo y el crecimiento, se pueden


observar ciertas conductas. Por ejemplo, los lactantes juegan con sus
propios genitales produciendo cierta auto estimulación placentera.
A pesar de que esta etapa coincide con el “juego egocentrista”
(según Piaget), hay interacción social entre pares. Esto es, los niños, se
abrazan, acarician, etc. Conductas que forman parte de la intimidad
erótica posterior en la vida.
Ahora, no todas estas conductas son de tipo sexual, los niños pueden
vivir situaciones placenteras como colocarse objetos dentro de la boca,
el chupeteo, ser abrazado, arrullado, acariciado o mimado. En
general, el contacto físico puede provocar en el lactante una
reacción agradable. Esto es, reacciones que influirán en la intimidad
durante la etapa adulta (Feldman, 2007).

Por otro lado, la relación madre/padre/cuidador-hijo es muy importante


para las relaciones sexuales y emocionales en etapas posteriores.

Este vínculo comienza desde el nacimiento y se prolonga hasta el final


de la etapa. Se facilita por las formas de contacto físico que se le
demuestre al lactante.

Y, tales experiencias son las primeras que vivimos con respecto al amor
y el apego.
A los 2 ½ o 3 años, el niño puede identificar su sexo biológico. Al
principio, es probable que piense que las diferencias radican,
únicamente, en la vestimenta y aspecto físico.

No obstante, poco después adquiere consciencia del área genital y de


las diferencias que existen, mostrando curiosidad por estas. Ahora,
mientras tanto, entiende que pertenece al mismo sexo de su progenitor
correspondiente.

Sexualidad en la infancia temprana (3-7 años)


Hablar de sexualidad en la infancia es fundamental ya que en esta etapa
se despierta un interés por múltiples áreas, incluyendo las actividades
sociales.
Por lo tanto, no es poco común observar conductas de auto
estimulación. Además, los niños están en capacidad de aprender a
diferenciar lo público de lo privado. Si esto no ocurre y no logran
discernir la diferencia, se aconseja que se les explique amablemente, no
que se les castigue.

A los 3 o 4 años comienzan a tener cierto concepto sobre la existencia


de diferencias genitales y se interesan en situaciones como las
posiciones para orinar, por ejemplo. Por otro lado, disfrutan de abrazar a
sus padres, besarles e incluso proponerles matrimonio.
Sobre los 5 años los niños se vuelven más pudorosos debido al
aprendizaje de las restricciones sociales, las enseñanzas de los padres,
etc.

Esto termina en el juego sexual, que es motivado principalmente por la


curiosidad.

Como resultado, a partir de los 4 o 5 años, la sexualidad de los niños se


torna más social.

Por ello, es posible que realicen juegos imitando a los adultos (jugar al
doctor), se abracen, besen, muestren sus genitales o los manipulen.
Aproximadamente, a los 5 años, ya tienen formado un concepto general
de aspectos como el matrimonio o la pareja de géneros opuestos, entre
otros, por lo que practican juegos que implican la participación de
diversos roles (jugar al papá y a la mamá, por ejemplo).

Etapas evolutivas de la sexualidad en la infancia y adolescencia:


Pre-adolescencia y sexualidad (8-12 años)
Este periodo es una etapa de transición entre la infancia, pubertad y
adolescencia. Alrededor de los 9 y 10 años comienzan los primeros
cambios físicos.

Es decir, la formación de los botones de los senos en las niñas y el


crecimiento del vello púbico (debido a la adrenarca = maduración de las
glándulas suprarrenales). Por ello, muchos niños comienzan a sentirse
físicamente atraídos por el sexo opuesto en tal etapa (Papalia et al.,
2009).

Durante este periodo, suele existir poca conducta sexual entre hombres
y mujeres, hombres y hombres o mujeres y mujeres, muchas veces,
debido a la división social existente.

Es común que escuchen por primera vez sobre las relaciones sexuales
en este periodo, sus principales reacciones suelen ser de asombro e
incredulidad.

Asimismo, es común que existan momentos de exploración sexual. De


igual manera, se produce una transición en la naturaleza de las
relaciones sociales.

Y es que, en esta etapa los preadolescentes comienzan a participar en


actividades mixtas como las citas y la búsqueda o interés en tener una
pareja.

Descubriendo la sexualidad en la adolescencia (13-19 años)


En esta etapa, ocurre un aumento repentino en el interés sexual.
Producto de los diversos cambios corporales y la toma de consciencia
sobre ellos.

Adicionalmente, se genera un cambio y elevación en los niveles


hormonales, sumado a un énfasis cultural sobre el sexo y el ensayo de
los roles adultos.

Ahora, estos procesos varían en edad según la persona, mientras más


temprano se produzcan, más rápido se cumple el proceso y se llega a la
adultez (Delamater, 2006).

Etapas evolutivas de la sexualidad en la infancia y adolescencia: La


importancia de hablar
Aprender y hablar de sexualidad es un paso importante para contribuir a
una vida saludable. Hablar con los niños y jóvenes sobre este tema es
trascendental para generar vínculos de confianza y convertirse en una
fuente de apoyo. ¿Cómo hacerlo de forma positiva?

Repasamos algunas recomendaciones generales sobre ello (Santacruz,


2017):

 Utilizar recursos y un lenguaje adecuado de acuerdo a la edad de los


niños o adolescentes.
 Abordar la sexualidad con sus múltiples aspectos (emociones,
deseo, pareja, relaciones, afectividad, responsabilidad afectiva,
prevención de situaciones de abuso, consecuencias, etc.). Es decir, sin
limitarse al aspecto anatómico únicamente.
 Evitar emitir juicios de valor o juzgar conductas, dudas o preguntas
que surjan.
 Comunicar la información con naturalidad.
 Informarse previamente y estar constantemente actualizados con
respecto a la información compartida.
 Mostrar apertura y disponibilidad frente a cualquier duda.

Conclusión
Sin duda alguna, la sexualidad es un tema importante en nuestras vidas.
Las etapas evolutivas de la sexualidad en la infancia y adolescencia,
lejos del tabú social, son necesarias de abordar con los niños y
adolescentes. Pues abre las puertas a la prevención de muchas
situaciones negativas.
Por otro lado y, más importante aún, abre la puerta a vivir una
sexualidad saludable y positiva, que nos permita desenvolvernos día a
día con responsabilidad y libertad.
Resaltamos, por tanto, la importancia de generar espacios de diálogo y
apoyo desde edades tempranas, naturalizando la sexualidad como otra
área fundamental en nuestras vidas.

 La sexualidad en la edad madura


La creencia principal de por qué no se mantienen relaciones sexuales en
la edad madura es la falta de libido o apetito sexual. Esto no es del todo
cierto. Todas las etapas se viven y disfrutan de diferente manera, ni
mejor, ni peor.

Según una investigación de 2011 del centro de Estudios del


Envejecimiento de la Universidad de Duke, en EE UU, el 72% de las
mujeres de más de 40 años reconoce haber mejorado sus orgasmos en
comparación a sus épocas jóvenes. ¡Así que no todo es malo!
Otro dato informativo que quizá pueda interesar es que en España el
62,3% de los hombres y el 37,4% de las mujeres mayores de 65 años se
declaran sexualmente activos, según un estudio del 2013 de la Sociedad
Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Es cierto que a partir de los 40 y 50 las mujeres empiezan a sufrir


cambios hormonales notables como la bajada hormonal brusca debido a
la menopausia, mientras que en los hombres pueden aparecer las
primeras muestras de disfunción eréctil. No obstante, estos son
problemas más psicológicos, fruto de la ansiedad, que fisiológicos. Las
creencias que se han transmitido a lo largo de los años han fomentado
que pensemos que no se pueden mantener relaciones sexuales a cierta
edad siendo totalmente contraproducente para nuestro envejecimiento
activo.

Qué puede ayudarnos a mantener una vida sexualmente activa a


cualquier edad?
1. La comunicación es la pieza clave en todas las relaciones de pareja
y en todos los aspectos del día a día. Fomenta la confianza, uno de los
pilares más fuertes de una relación y, hace que las dos partes de la
pareja se sientan más cerca la una de la otra.

2. Dedícate tiempo, conócete. A lo largo de la vida vas pasando por


diferentes etapas y tu cuerpo va cambiando. Dedícate tiempo, explora
con tu pareja qué te gusta ahora, qué no, porque puede ser que haya
cambiado. No te desesperes pensando en la juventud y en aquellos
momentos vividos, céntrate en el ahora y en hacerlos lo más placenteros
posible para ambos. Una opción es mantener relaciones sexuales por la
mañana después de haber descansado toda la noche. De todas formas,
esto depende de ambos y del momento del día en que sintáis que
tengáis más energía.

3. Piensa en el sexo de forma diferente a como lo hacías. Esta etapa


no es para hacer malabarismos ni el pino puente, bueno si te ves capaz,
ten cuidado! Algunas posiciones pueden haberse vuelto molestas, por lo
que buscad las que sean más cómodas para ambos. Debido a la falta de
firmeza del pene suele ser mejor que al principio de las relaciones la
mujer esté arriba. Y, recuerda, no todo es penetración. Expandir los
juegos preliminares, el abrazarse, el besarse, el darse masajes...
algunos incluso los encontrarán iguales o mejores que el propio acto en
sí.

4. Equilibrio mente y cuerpo. Come sano, incluye mucha fruta y


verdura en tu dieta y líbrate del tabaco y del alcohol ya que pueden
disminuir la función sexual tanto en uno como en otro. Como plan de
entrenamiento, incluye estiramientos, ejercicios aeróbicos para tu
corazón y pesas para mejorar la fuerza. Un consejo, practicar ejercicios
de Kegel a partir de los 40 ya que ayudan a fortalecer los músculos del
suelo pélvico y aumentan las posibilidades de tener una vida sexual
activa.

5. Consulta a tu médico. Si tienes dudas o algún problema siempre es


bueno que acudas a tu médico para que te ayude a solventarla o te
informe sobre el tipo de especialista al que deberías acudir.

La sexualidad en la edad madura existe y es muy importante, así como


lo ha sido en etapas anteriores. La comunicación sigue siendo la pieza
central de la relación. Debéis cuidarla desde un principio de la relación
fomentándola, hablando de todo lo que os preocupa, de lo que os gusta,
de lo que no, de lo que os sucede día a día... para convertirlo en algo
cotidiano y normal, enriqueciendo vuestra relación poco a poco.
Además, una dieta equilibrada, una vida sana sin malos hábitos, con un
poco de ejercicio y una actitud positiva son claves imprescindibles para
envejecer de forma activa y saludable.

¿Y cómo lo hace? ¿Qué dificultades pueden encontrarse en esta etapa?


Pues en primer lugar hay que conocer que la sexualidad después de los
50 años va a venir condicionada por la sexualidad previa a esta edad.
Que el hecho de que pueda presentarse un problema o una dificultad
sexual va a venir determinado por cambios no sólo físicos y hormonales,
sino también por cambios derivados de posibles enfermedades, tanto
físicas como psicológicas y sus tratamientos, así como la relación de
pareja existente.

El cómo la mujer va a adaptarse al paso del tiempo y a su aceptación de


este son la base de la vivencia de la sexualidad. A través de la
sexualidad, la mujer expresa su identidad, sus necesidades emocionales
y de proximidad hacia los demás.

Muchas mujeres manifiestan una disminución en el deseo. A menudo


esta falta de deseo se ve más acentuada ante la bajada hormonal que
implica la menopausia, evidentemente, pero también hay que tener en
cuenta que la mujer, cuando se trata de parejas de larga evolución,
pueden ver el deseo que llamamos espontáneo disminuido, y en cambio
suele presentase un deseo responsivo, es decir, que gracias a una
intimidad con la pareja, un predisposición al contacto, y una buena
sintonía con la pareja hacen que el deseo aparezca a medida que existe
la aproximación sexual.  Explicar esta simple normalidad en la respuesta
sexual femenina en las parejas de larga evolución a ambos
componentes de la pareja ya hace que se resuelvan dudas y posibles
conflictos de pareja.
De la misma manera tenemos que saber que la respuesta excitatoria se
enlentece y que el periodo refractario (de recuperación) se alarga, en
ambos sexos. Por lo tanto, se requieren a menudo nuevos juegos o
prácticas para poder alcanzar una relación satisfactoria.

Por otro lado, entra en escena la progresiva sequedad vaginal


consecuencia de la disminución de estrógenos de la menopausia. En
muchas mujeres, esta sequedad implica un dolor en el coito que pueden
llegar a imposibilitar la práctica de este. A pesar de que el coito no es el
objetivo final, sí es cierto que forma parte del amplio abanico sexual, y
siempre que se pueda, se debe intentar dar solución a este problema.
Las posibilidades terapéuticas son amplias en función de la severidad de
la sequedad y van desde tratamientos locales con hidratantes y
lubricantes, hasta las nuevas terapias regenerativas mediante el láser o
el plasma rico en plaquetas, pasando por la terapia hormonal local o
sistémica, etc.

Es decir, que debemos enfocar la sexualidad en esta etapa en función


de nuestras vivencias, haciendo un replanteamiento de nuestro
erotismo, donde la sensualidad retoma un protagonismo perdido, y
aprovechando que lo que también afecta al placer, la erótica y el deseo,
como es la obligatoriedad de los hijos o la laboral, suele disminuir, por lo
que esta etapa de reorganización vital podemos mirarla bajo el prisma
de la pérdida o bien enfocarlo desde el prisma de las nuevas
oportunidades y nuevos descubrimientos.

CONCLUSIONES
La sexualidad en la edad madura es una cuestión silenciada a causa de
un modelo de sexualidad natural que establece una fuerte normatividad,
donde la vivencia y expresión de la sexualidad en la edad madura es
una de sus exclusiones. De ello se derivan una serie de mitos y
estereotipos que impactan en las propias subjetividades de las personas
mayores, así como en la adecuada atención a sus necesidades en el
ámbito de la sexualidad. Es fundamental reflexionar sobre ello desde
una perspectiva de derechos como forma de combatir las conductas
discriminatorias en relación a la sexualidad de las personas mayores, así
como facilitar su inclusión en las áreas de bienestar psicosocial de las
personas de edad madura.

También podría gustarte