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La sexualidad en la infancia
La capacidad del cuerpo humano para mostrar una respuesta sexual
está presente desde el nacimiento. A continuación, dividiremos esta
etapa entre la lactancia y la infancia temprana.
Y, tales experiencias son las primeras que vivimos con respecto al amor
y el apego.
A los 2 ½ o 3 años, el niño puede identificar su sexo biológico. Al
principio, es probable que piense que las diferencias radican,
únicamente, en la vestimenta y aspecto físico.
Por ello, es posible que realicen juegos imitando a los adultos (jugar al
doctor), se abracen, besen, muestren sus genitales o los manipulen.
Aproximadamente, a los 5 años, ya tienen formado un concepto general
de aspectos como el matrimonio o la pareja de géneros opuestos, entre
otros, por lo que practican juegos que implican la participación de
diversos roles (jugar al papá y a la mamá, por ejemplo).
Durante este periodo, suele existir poca conducta sexual entre hombres
y mujeres, hombres y hombres o mujeres y mujeres, muchas veces,
debido a la división social existente.
Es común que escuchen por primera vez sobre las relaciones sexuales
en este periodo, sus principales reacciones suelen ser de asombro e
incredulidad.
Conclusión
Sin duda alguna, la sexualidad es un tema importante en nuestras vidas.
Las etapas evolutivas de la sexualidad en la infancia y adolescencia,
lejos del tabú social, son necesarias de abordar con los niños y
adolescentes. Pues abre las puertas a la prevención de muchas
situaciones negativas.
Por otro lado y, más importante aún, abre la puerta a vivir una
sexualidad saludable y positiva, que nos permita desenvolvernos día a
día con responsabilidad y libertad.
Resaltamos, por tanto, la importancia de generar espacios de diálogo y
apoyo desde edades tempranas, naturalizando la sexualidad como otra
área fundamental en nuestras vidas.
CONCLUSIONES
La sexualidad en la edad madura es una cuestión silenciada a causa de
un modelo de sexualidad natural que establece una fuerte normatividad,
donde la vivencia y expresión de la sexualidad en la edad madura es
una de sus exclusiones. De ello se derivan una serie de mitos y
estereotipos que impactan en las propias subjetividades de las personas
mayores, así como en la adecuada atención a sus necesidades en el
ámbito de la sexualidad. Es fundamental reflexionar sobre ello desde
una perspectiva de derechos como forma de combatir las conductas
discriminatorias en relación a la sexualidad de las personas mayores, así
como facilitar su inclusión en las áreas de bienestar psicosocial de las
personas de edad madura.