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12th October 2015 LAS EMOCIONES, LA NEUROCIENCIA Y LA BIBLIA

Nuestro cerebro programa nuestras emociones.

Generalmente las personas tienden a adjudicar su desgracia a factores externos a ellos, sin
tener ninguna responsabilidad. Estas personas tienden a pensar que sus emociones son
automáticas y nada pueden hacer para modificarlas, culpando siempre a los demás o a las
circunstancias. Sin embargos los estudios de neurociencia, demuestran totalmente lo contrario.
Es decir, no tenemos que ser esclavos de nuestras emociones y si lo somos, es porque hemos
elegido aquello inconscientemente y lo perpetuamos en nuestra vida diaria. Pero la Biblia dice
que eso se puede modificar, y la neurociencia hoy lo confirma.

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La Biblia dice: “ porque como piensa dentro de sí, así es él”(Proverbios 23:7), “transfórmense por la renovación de su mente,
para que sepan discernir la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta” (Romanos 12;2).

Como creyentes, debemos entender que lo que la neurociencia está hoy descubriendo, está escrito en la Biblia hace miles
de años atrás. Sin embargo, no ha servido de mucho, pues la iglesia ha encasillado tanto la Biblia al ámbito religioso, que
casi ha mutilado todo aquello que tiene que ver con la manera que articular nuestro comportamiento desde “adentro”, es
decir, desde nuestro cerebro.

Se nos ha enseñado erróneamente, que los cambios vienen casi por “magia” al pedírselos a Dios, sin entender que Dios nos
ha dejado la Biblia para que seamos nosotros mismos quienes debemos trabajar en nuestra manera de pensar, para
articular nuevos comportamientos. Ha tenido que venir la ciencia que estudia cómo funciona nuestro cerebro, para
despertarnos y decirnos: “aprendan a leer la Biblia y aplíquenla” realmente a sus vidas.

Un buen ejemplo bíblico es Abraham a quien Dios le enseño una manera de pensar distinta (Génesis 15). Recordemos que
era anciano y su esposa estéril, sin embargo Dios le había prometido una descendencia innumerable. Y para enseñarle esta
nueva manera de pensar y por tanto que modificara sus emociones y comportamiento, le dio la tarea de cada noche mirar
las estrellas y que tratara de contarlas, imaginando, formando en su mente una visión clara de cuán gran vasta sería su
descendencia, innumerable como las estrellas. Y Abraham practicó día tras día, año tras año, hasta transformarse en un
ejemplo de reinvención y de fe para todos nosotros. Finalmente Abraham tuvo a su hijo Isaac, y mediante él nació la nación
de Israel.
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Dios no hizo magia con Abraham, le enseño a trabajar su cerebro, modificando sus
pensamientos, por tanto sus emociones y finalmente su comportamiento, de un hombre falente
común y corriente, a un hombre de fe extraordinaria.

ESPIRITU ALMA Y CUERPO

Algo que usualmente perdemos de vista, es que somos seres tripartidos e integrados: espíritu, alma y cuerpo. Lo que le
pase a uno, influirá en los otros.

En el alma se aloja toda nuestra actividad intelectual, donde el cerebro es el centro de mando.
Marx decía que la religión es el opio del pueblo, pues según él, impedía tener un pensamiento crítico y reflexivo, limitándolo
a un mero actuar ritual, carente de reflexión. Y al ver el panorama eclesial, pareciera que Marx tenía razón, pues el
cristianismo en su vasta mayoría se ha tornado una “religión sin cerebro”, adormecida y sin reflexión”, basado más bien en la
búsqueda del placer o “sentir” a Dios. Y me atrevería a decir, que en muchas comunidades religiosas, “pensar está
prohibido” y por eso en muchos lugares se enseña a las personas que la “letra mata”. Cuando en realidad, lo único que la
letra (conocimiento) mata es la ignorancia.

Debemos entender que nuestro comportamiento es generado por los pensamientos de nuestra
mente. Es decir nuestras emociones vienen de “adentro”, no de lo “externo”, sean palabras,
personas o circunstancias.

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Pondré un ejemplo para entender mejor este fenómeno. Imagine que van dos personas caminando y de pronto aparece un
gran perro frente a ellos. La primera se llena de temor al verlo, le palpita el corazón, quiere huir y su rostro se desencaja. La
otra por el contrario, sonríe y se acerca al perro para acariciarlo. ¿A qué se debe esta diferencia? A la interpretación que del
mismo hecho hacen estas dos personas. Cada uno interpreta la misma situación de manera totalmente distinta. Todo
ocurre, sin darnos cuenta, dentro del cerebro. Esto nos enseña que ninguna circunstancia es dueña de nuestras emociones
y que por tanto podemos cambiarlas si tomamos conciencia de este hecho.
Es por ello que vemos personas que se hunden en los problemas y se quedan pegados en el pasado, sin avanzar. En
cambio otros batallan contra las adversidades y tienen una actitud vencedora. Todo se trata de la mente y la manera en que
aprendemos a pensar. Por ello, cuando Jesús comienza su ministerio en la tierra, comenzó diciendo: “arrepiéntanse porque
el reino de los cielos se ha acercado”(Mateo 3:2). La palabra “arrepentimiento”, proviene del vocablo griego “metanoia”, que
significa “cambio radical de manera de pensar”.

Por tanto, el hecho que una persona se rinda frente a un problema o reto, mientras que otra
lucha por buscar soluciones, se debe a la interpretación distinta que su cerebro hace de los
hechos. El resultado distinto en estas dos personas, se debe a sus experiencias previas. El reto
es entonces, cambiar aquellos patrones de pensamiento que nos llevan a interpretar las
situaciones negativamente y sin esperanza. Y allí la Biblia nos provee un arsenal de enseñanza
que debemos aprender a usar, almacenándolas en nuestro cerebro y practicando nuevas
maneras de interpretar la realidad. Eso es fe en acción.

Fe es “llamar a las cosas que no son como si fuesen” (Romanos 4:17), en otras palabras debemos cambiar nuestros
erróneos patrones de interpretación derrotista o negativa como un acto deliberado, pues nuestro problema no está “afuera”,
sino dentro de nosotros, en nuestra mente.

NEUROCIENCIA, EMOCIONES Y LA BIBLIA

¿De dónde vienen emociones tales como amor, rabia, miedo, felicidad? La ciencia ha descubierto que vienen de nuestro
cerebro. Lo interesante es que nuestro cerebro está programado para para identificar amenazas o situaciones
desagradables y recompensa o hechos agradables. Cuando detecta alguna de ellas, la zona sensorial de nuestro cerebro
nos alerta a través de mensajes químicos, que dan forma a las emociones y que viajan a través del sistema nervioso por
todo nuestro cuerpo.

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Cuando detectamos una amenaza potencial o una situación desagradable, nuestro cerebro libera hormonas, adrenalina y
cortisol, que nos preparan para una pelea o una huida rápida.
Si por el contrario, experimentamos algo gratificante, como alguien haciendo algo bueno por nosotros, nuestro cerebro
genera dopamina, serotonina. Estos son los químicos que nos hacen sentir bien y nos motivan para continuar en nuestra
tarea o comportamiento. En esos instantes, la parte sensorial del cerebro entra en acción antes que el cerebro lógico.

A veces las reacciones del cerebro sensorial son tan fuertes que dominan nuestros comportamientos y somos incapaces de
pensar racionalmente en ese momento. Nuestras emociones "secuestran" nuestro cerebro y actuamos irracionalmente
gobernados por la rabia, el enojo, etc.
Aunque muchas de nuestras respuestas emocionales pasan de manera inconsciente, nuestro pensamiento puede influir en
nuestras emociones, y esto puede ser de gran utilidad. Sólo pensar en algo amenazante puede provocar una respuesta
emocional. Aquí es donde podemos manejar nuestras emociones con nuestro pensamiento consciente.

Nuestras emociones juegan un papel muy importante en la forma en la que experimentamos el


mundo. Entender y controlar nuestras emociones a través de nuestros pensamientos y
comportamientos, puede ayudarnos a tener un mayor control de nuestro cerebro y a conseguir
nuestras propias metas.

Pablo dice: “transformen su manera de pensar para que comprueben cual sea la buena voluntad de Dios agradable y
perfecta” (Romanos 12:2)

EMOCIONES Y EL CEREBRO

La neurociencia ha descubierto que cuando se habla de emociones tales como el enojo, odio, la compasión, el amor, el
cerebro no hace diferencia entre lo que ve en su entorno y lo que recuerda porque las mismas redes neuronales se activan.
El cerebro está hecho de pequeñas células nerviosas llamadas neuronas, que tienen pequeñas ramas que se estiran y
conectan con otras neuronas para formar una red neuronal. En cada lugar donde se conecta, se incuba un pensamiento o
un recuerdo. El cerebro construye sus conceptos mediante la ley de Memoria Asociativa. Las ideas, pensamientos y
sentimientos se construyen e interconectan en esta red neuronal y todos se pueden relacionar potencialmente con el resto.
El concepto y el sentimiento del amor, por ejemplo, se almacena en esta gran red neuronal. Pero construimos el concepto
de amor a partir de muchas experiencias previas.

Algunas personas conectan el amor con la decepción. Cuando piensan en el amor, experimentan el recuerdo del dolor, la
pena, el enojo, incluso la rabia. La ira puede estar ligada al dolor, que puede estar conectado a una persona concreta que a
su vez se conecta con el amor.

Construimos modelos de como vemos al mundo fuera de nosotros. Y cuanta más información
tenemos, más refinamos nuestro modelo según corresponda. Lo que hacemos es contarnos
una historia, de lo que es el mundo exterior. La información que procesamos, los datos que
tomamos del entorno, siempre están coloreados por las experiencias que hemos tenido y por
nuestra respuesta emocional ante los mismos. Es decir, le damos nuestra propia interpretación.

¿Quién está al mando cuando controlamos nuestras emociones o respondemos a ellas? Sabemos fisiologicamente que las
células nerviosas que se disparan entre sí, se conectan entre sí. Si algo se practica repetidamente las células nerviosas
establecen una relación a largo plazo. Si te enojas a diario, si te frustras a diario, si sufres a diario, si encuentras motivos
para victimizarte en tu vida, reconectas y reintegras esa red neuronal a diario. Esa red neuronal tiene una relación a largo
plazo con esas otras células nerviosas que forman una identidad.

También sabemos que las células nerviosas que no se disparan entre sí ya no se conectan entre sí, pierden su conexión a
largo plazo. Pues cada vez que interrumpimos el proceso de pensamiento que causa una respuesta química en el cuerpo,
cada vez que la interrumpimos, las células nerviosas que están conectadas empiezan a romper su relación a largo plazo.
Cuando comenzamos a interrumpir y a observar no mediante estimulo respuesta y una relación automática sino observando
los efectos que tiene ya no somos la conciencia emocional cuerpo-mente que responde a su entorno automáticamente.

Esto es extremadamente importante, pues implica que podemos aprender a gobernar las
emociones. Pues las emociones no son buenas o malas, simplemente están diseñadas para
reforzar algo químicamente en la memoria a largo plazo, por eso las tenemos. Las emociones
no son más que sustancias químicas impresas holográficamente.
LA MEJOR FARMACIA ESTA EN NUESTRO CEREBRO

¿Sabía usted que Dios diseñó la farmacia más sofisticada del universo, dentro de su cerebro?.
Hay una zona del cerebro llamada hipotálamo que es como una minifábrica, donde se elaboran
ciertas sustancias químicas que corresponden a ciertas emociones que experimentamos. Estas
sustancias químicas se llaman péptidos. Son secuencias de pequeñas cadenas de aminoácidos.
El cuerpo es una unidad de carbono que fabrica unos veinte aminoácidos diferentes para formar
su estructura física. El cuerpo es una máquina de producir proteínas. En el hipotálamo hay
pequeñas cadenas de proteínas llamadas péptidos que convertimos en neuropéptidos o
neurohormonas que equivalen a nuestros estados emocionales diarios. Hay sustancias
químicas para la ira y la tristeza. Para la victimización y la infelicidad.

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Hay sustancias químicas para cada estado emocional que experimentamos. Y cuando vivimos ese estado emocional el
hipotálamo al instante crea el péptido y lo vierte en la sangre a través de la hipófisis. Cuando está en la sangre, llega a los
diferentes centros o partes corporales. Cada célula del cuerpo tiene receptores en la membrana. Una célula puede tener
miles de receptores en su superficie, que se abren al mundo exterior. Y cuando un péptido se acopla a una célula es
exactamente como una llave entra en una cerradura. Se ubica en la superficie del receptor, se fija allí y se activa al receptor
como un timbre que llama a la puerta. Envía una señal a la célula y comienza la emoción. Lo maravilloso de todo esto, es
que podemos aprender a indicarle al cerebro que sustancias químicas fabrique, a través del aprender a gobernar los
pensamientos y por tanto las emociones. ¡Esto es lo que la Biblia enseña desde hace miles de años!

TRES FACTORES A TRABAJAR PRACTICAMENTE

REVISE SUS CREENCIAS. ¿Por qué siente ciertas emociones más que otras? ¿Por qué ciertas situaciones o palabras
generan tales emociones? Porque hay ciertas creencias que en algún momento experimentó repetidamente, que han
creado un patrón. ¡Pero en Dios y aplicando los conceptos bíblicos reiterada y deliberadamente los puede cambiar!. Esas
creencias que están instaladas en su mente y que ha aprendido, las puede cambiar.

APLIQUE LA FE. Comience a ver y llamar a las cosas que no son como si ya fuesen. Siga el ejemplo de Abraham.

VERBALICE SUS PENSAMIENTOS NUEVOS. La Programacion Neuro Lingüística, señala que por medio del lenguaje se
logra modificar la estructura neuronal- Por medio de lo que decimos, podemos cambiar nuestro estado mental.- Si hacemos
estos cambios en nuestro cerebro, cambiamos nuestras emociones. Lo que se verbaliza se va internalizando cada vez más,
pues lo que verbalizamos tiene la capacidad de modificar tu cerebro.

La Biblia dice que en el libro de Santiago que nuestra confesión (lo que decimos) nos gobierna.
Y compara a la lengua como el timón del barco, lo que significa que lo que decimos va guiando
nuestro derrotero en la vida. (Santiago 3:4,5).
Publicado 12th October 2015 por c.a.cristianos anonimos

6 Ver comentarios

Anonymous 21 de enero de 2019, 8:14


Esta rebueno te abre la mente es un paso más a los secretos escondidos revelacion
Responder

abogadaelena 19 de junio de 2020, 2:39


Excelente, ,soy una enamorada de la obra poderosa de Dios y me gusta mucho leer y conocer sobre el cerebro,
pensamiento y emociones, porque e tenido dificultades con el control de emociones.
Responder

Anonymous 5 de octubre de 2020, 3:52


Muy buena explicación y aplicación a la palabra de Dios.
Responder

Anonymous 21 de julio de 2021, 11:36


Es una manera de redescubrirnos a la luz del verdadero Dios, reinventarse, aprender a redescubrir las emociones ned
como un camino de transformación para mrjor discernir en la vida.
Responder

CELMIRA VELASCO OSMA 27 de enero de 2022, 2:28


Gracias Jesucristo por esta maravillosa clase y gracias por cada palabra que nos enseña cosas maravillosas
Responder

Anonymous 7 de junio de 2022, 13:46


Muchas gracias por la información y muchas bendiciones
Responder
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