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María Mercedes Espinosa Álvarez, Lorien Beltrán, Mateo, Gael Chalán, Mateo
Chuquin.
27 de Diciembre de 2023
Capítulo 1: El yo dividido.
La idea principal de este capítulo es las formas de desconexión entre nuestra mente y
nuestras emociones. Para dar mayor comprensión al lector se citan a autores como
Platón, Freud y Buddha; los cuales hablan de imponer la voluntad sobre una criatura
más grande que nosotros, pero con el pasar del tiempo esas ideas han cambiado y la
mente se ha tornado nuestra principal conductora.
Para explicar esta división, el autor divide a la mente en sus 4 principales conflictos:
expresiones faciales, cerebro intestinal, chacras inferiores y lo nuevo frente a lo viejo.
Estos cuatro factores explican la interrelación entre lo externo y lo interno, como lo es el
cerebro intestinal, el cual dirige el sistema nervioso autónomo y determina
enfermedades en base a emociones como el estrés.
Al comprender estos 4 conflictos se menciona el consciente y el inconsciente, los que
están constantemente conectados. El consciente es el lado limitado de la moneda, por
ejemplo, tomar la decisión de a qué hora debería irme a la universidad mañana, pero el
inconsciente son varios pensamientos que pueden darse a la vez y estar suprimidos u
ocultos.
Al momento de tomar decisiones se suele pensar solo en la manera reflexiva y racional
pero una idea importante de este capítulo es como todo lo decidido lo hacemos de
manera emocional; ya que nuestro lado emocional nos enseña que queremos realmente
y para lograrlo hay que tomar consciencia.
La unión es fundamental para vivir; como en el ejemplo de la disección cerebral, esa
unión a tratado de ser controlada para romper la interdependencia entre hemisferios,
pero no es posible que solo seamos controlados por nuestra lógica o solo nuestra
emocionalidad; como se explica en el ejemplo del elefante y el jinete, ambos dependen
del otro para lograr su objetivo. Mientras que el jinete es un pensamiento consciente y
controlado, el elefante es el sistema automático que contiene la emocionalidad, como en
el ejemplo del cerebro intestinal.
El objetivo de este capítulo se puede resumir en la fórmula de juntar racionalidad +
emoción, para de esta manera obtener la brillantez humana. Hay que desapegarse del
juicio estético, soltar el sistema automático y permitirse observar qué es la inteligencia
emocional.
Reflexión personal:
Desde pequeña he creído en la dualidad de las cosas y como esa dualidad se
interconecta, por lo que disfruté mucho de leer este capitulo ya que expresa la división
en varios aspectos que no había analizado antes.
Este libro habló de cómo nos pueden traicionar nuestras expresiones faciales o la
intervención de los chacras inferiores. Eso me permite confirmar que la racionalidad
humana depende de la emocionalidad. Ese cerebro emocional es quien nos ayuda en
mayor parte a medir las variables, ver que queremos realmente y tomar una decisión. Un
cuerpo sin emoción sería como un carro sin conductor.
Otra variante que comparto, es la ejemplificación del elefante y el jinete; si no hay una
regulación emocional y un autoconocimiento, el elefante y el jinete no podrán trabajar
juntos. El sistema automático es parte de nuestro consciente, y éste se maneja con los
condicionamientos y los apegos, los cuales nos alejan de nuestro verdadero yo y se
tornan en intrusiones mentales. El budismo trata de quebrantar el apego carnal de las
personas hacia su propia carne, esto quiere decir que trata de romper con los apegos
externos para introducirnos en nuestro propio ser, pero ¿realmente sabemos que nos dice
o que necesita nuestro ser? ¿Realmente nos escuchamos o solo vivimos conduciendo
con los ojos cerrados?
Para explicar con mayor claridad la esencia del cambio de mentalidad se cuenta la
historia de Boecio; como éste fue acusado de traición al rey Teodorico y fue despojado
de su honor, riqueza y familia y fue cautivo en una isla. Al sentirse sumido en la
desgracia, tuvo una epifanía y ante él apareció la Señora Filosofía; la cual le hizo pensar
que la pérdida de sus bienes materiales y su prestigio no eran motivos de enojo, y como
ese enojo debía tornarse en gratitud. Tras la visita, la mentalidad de Boecio cambió y
descubrió una clave para no estancarse en su dolor y poder fluir. Esta historia nos lleva a
pensar en cómo puede ser aplicada a la vida cotidiana, ya que es una herramienta para el
cambio de mentalidad.
La terapia cognitiva es uno de los mejores tratamientos para la depresión, entre otros. La
ejemplificación muestra como el jinete descubre que el elefante controla los
pensamientos negativos; y para cambiar eso, el elefante necesita ayuda al momento de
regularlos para de esta manera cambiar el estilo afectivo.
Por último, el Prozac es un fármaco inhibidor del relevo selectivo de la serotonina que
tiene efectos sobre la sinapsis cerebral. Éste puede tener cambios instantáneos en los
pacientes, pero también depende de las creencias y la visión de farmacéutica que tengan
las personas que lo tomen
Las reacciones emocionales automáticas del “elefante” nos guían a lo largo de nuestras
vidas. Las personas incluso tienden a elegir compañeros y profesiones, cuyos nombres
se parecen a los suyos. Aunque existe un sesgo hacia la negatividad, algunas personas
son optimistas y otras pesimistas. El autor nos enseña tres formas de cambiar esas
reacciones automáticas explicadas antes.
La vida es como uno la aprecia, está en cada uno de nosotros elegir y tomar conciencia
de cómo queremos que sea nuestro camino; es fácil vivir a nivel automático y dejarnos
vencer por el pesimismo, pero si nos detenemos a observar y replanteamos nuestros
estigmas, hay un universo de posibilidades esperando por nosotros.
Reflexión personal:
Como explica el autor del libro, se puede cambiar el estilo afectivo, pero la voluntad no
es la única que debe intervenir, hay que ir más allá y ponerse en contacto con los
pensamientos; este contacto debe permitir modificarlos y liberarlos. Se explican tres
métodos para lograrlo: meditación, terapia cognitiva y Prozac. Siendo honesta tengo un
rechazo hacia estas tres opciones por razones diferentes. El Prozac es una medicación
que te puede abrir muchas puertas, pero realmente solo funciona bajo su control y es
como si un jinete externo cabalgara en nuestra cabeza. La terapia cognitiva no me
disgusta, pero creo que es mi falta de información lo que me impide contemplarla como
una opción. Finamente está la meditación, la más difícil de explicar, realmente no tengo
rechazo hacia ésta; pero está cobijada por mi miedo, miedo a experimentar lo
desconocido, a equivocarme, miedo a permitirme ser vulnerables ante la quietud, pero
es la que más quiero introducir en mi vida. Al final de esto puedo concluir que, como
dice el título del capítulo 2, el “cambiar la mente” es importante para renacer en
nuestras ideas y cuestionarnos ¿quién soy yo?
Anexos:
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