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DESARROLLA TU CEREBRO
1. Comienzos
Pensar altera la composición química de tu cuerpo, de tal manera que,
cuando tienes un pensamiento amargo, sientes amargura. A su vez,
cuando tienes un pensamiento dichoso, sientes eso mismo: dicha.
2. A Lomos de un Gigante
El autor se dio cuenta, tras años de investigación, que los pacientes con
“remisiones espontáneas” tenían en común estos 4 factores:
8. La Química de la Supervivencia
Cuando actuamos en base a esos “programas” que hemos ido
estructurando en nuestra mente como resultado de hacer y vivir siempre
lo mismo, dejamos de “pensar” conscientemente, todo lo hacemos en
modo automático, mediante un conjunto de acciones y comportamientos
preprogramados (basados en experiencias repetidas del pasado). Por eso,
decimos que solamente utilizamos una pequeña parte de nuestro
potencial mental.
Dado que los pensamientos que tienes son casi siempre iguales
(preocupaciones financieras, planificación de objetivos laborales,
compromisos familiares, etc.), y dada nuestra predilección por no probar
cosas nuevas (puesto que la incertidumbre nos desagrada), el resultado es
que tu cuerpo y cerebro se acostumbran a un determinado equilibrio
químico interno, que se corresponde con esa miscelánea de
pensamientos y sentimientos, repetitivos y predecibles.
Esto nos aleja de nuestro verdadero “yo”, aquel capaz de crear nuevas y
genuinas soluciones, lejos de los programas automáticos del pasado. El
lóbulo frontal es el área del cerebro capaz de mantenernos focalizados en
nuestros objetivos y elegir las acciones más coherentes para conseguir
nuestras metas con éxito (sin sucumbir en los automatismos e impulsos
que nos puedan desviar de nuestro camino).
pensar,
hacer
y ser.
Ten en cuenta además que, cambiar implica un esfuerzo consciente,
porque tu cuerpo y tu mente han memorizado durante años y años
comportamientos y reacciones que seguramente no están en consonancia
con tus metas.