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Colonización e imperialismo

En torno a 1870, el liberalismo y el nacionalismo se habían consolidado, pues la


mayoría de los países tenían regímenes constitucionales. El crecimiento económico
(apoyado por la Rev. Industrial) llevó a las potencias a invadir el mundo en busca de
materias primas y nuevos mercados, en un proceso que culminó en 1914 con la Primera
Guerra Mundial.

LAS POTENCIAS COLONIALES

Las grandes potencias de la Primera Revolución Industrial lo fueron tanto de la Segunda


como del colonialismo: Inglaterra y Francia; junto con países crecientes: EEUU, Rusia
y Japón. También pequeñas potencias europeas, como Alemania, Italia y Bélgica,
ocuparon un segundo lugar en el reparto colonial, ya sea porque se incorporaron tarde
debido a su reciente Constitución o porque eran antiguas potencias coloniales en
decadencia como España, Portugal y Holanda.

Gran Bretaña
Estuvo gobernada por la reina Victoria desde 1837 hasta 1901, años de prosperidad,
supremacía y primer puesto entre las potencias mundiales; todo ello gracias a la política
económica librecambista, la posesión de la mejor flota mercante, su avanzada
organización financiera, así como la posesión de una serie de puntos claves en distintas
partes del mundo (componentes del gran imperio colonial que se estaba creando) que la
abastecían de materias primas y le compraban productos elaborados.
La monarquía parlamentaria alcanzó su plenitud con la reina Victoria, gracias
a una serie de reformas en su sistema parlamentario. El régimen político se centraba en
la reina y el Parlamento, integrado durante esos años por los partidos conservador y
liberal, cuya alternancia caracterizó todo el período y garantizó la estabilidad y el
normal funcionamiento del régimen.

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Entre 1886 y 1905 los conservadores estuvieron en el poder, priorizando los
problemas en política exterior y la expansión imperialista. Se realizó la penetración en
África y se abandonó el «espléndido aislamiento». Sin embargo, la primacía industrial
británica empezó a ser desplazada por Alemania.
Las elecciones de 1905 dieron victoria a los liberales, que gobernaron
impulsando la intervención del Estado en el terreno social y profundizando en reformas
políticas. Aún con ello, no consiguieron contener el auge de la izquierda, aumentaron
las reivindicaciones obreras y finalmente se vio superado por las circunstancias y sus
propias contradicciones. El partido laboral sería sustituido desde entonces por el
Partido Laborista, en alternancia con los conservadores.

Francia
La derrota en la guerra con Prusia hundió el II Imperio. La constitución de 1875
contentaba a todos los sectores y en 1877 se impusieron el parlamentarismo y la
República, que se asentó definitivamente en el poder. Los republicanos estaban
entonces divididos en moderados y radicales.
En 1885 los moderados u oportunistas se habían consolidado en el poder, inician
un gobierno proteccionista en materia económica y una gran expansión colonialista,
llevando su poder a Túnez, varios lugares del África negra, Madagascar e Indochina.
En 1885 tuvo lugar un periodo de crisis política (escándalos de corrupción en la
construcción del canal de Panamá, el caso Dreyfuss y la crisis Boulangista) de la que
salió fortalecida la república, gracias a la plasmación de un gobierno de «defensa
republicana» en la Constitución de 1889, que produjo un desplazamiento de la política
francesa hacia la izquierda.
El gobierno de los radicales se mantuvo hasta la P.G.M. En ese tiempo hubo
agitación social, el movimiento obrero se articuló en el Partido socialista y en la
Confederación General de Trabajadores. En vísperas de la P.G.M, la república estaba
sólidamente establecida, pero Francia dividida por la cuestión religiosa, asuntos sociales
y el panorama internacional. El conflicto bélico borró estas divisiones y unió a los
franceses frente al invasor.

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Alemania
Tras la unificación, en enero de 1871 era declarado en Versalles el nacimiento del
Imperio Alemán, un Estado federal con un parlamento bicameral, aunque su
federalismo era teórico ya que apenas encubría el dominio real de Prusia.
Desde la unificación hasta la I Guerra Mundial, la historia de Alemania se divide
en dos etapas divididas por la caída de Bismarck. Este nunca se apoyó en un partido
concreto, hasta 1879 que lo hizo en el conservador llevando a cabo medidas
proteccionistas e imponiendo una legislación laboral sin precedentes. Su caída se
produjo por sus discrepancias con Guillermo II.
El nuevo emperador heredó una Alemania próspera cuyas clases dirigentes le
presionaron para llevar adelante una agresiva acción colonial, la Weltpolitik,
abandonando la prudente política exterior de Bismarck e iniciando una peligrosa acción
imperialista que provocó grandes rivalidades internacionales.
El reinado de Guillermo II fue de extraordinario progreso económico. En 1900
Alemania era la segunda potencia mundial. A partir de 1909 se notó una tendencia a
favor de las reformas democratizadoras de la voz de parlamentarios de izquierdas,
liberales y socialdemócratas.

Otros países colonialistas

Rusia
Se trataba de un territorio sin cohesión, gobernado de forma absoluta, con un sistema de
organización social arcaico y una economía atrasada (propia de la edad media).
Burguesía y mundo urbano no existían prácticamente. A mediados del siglo XIX los
sectores más instruidos de la sociedad (intelligentzia) reclamaban modernización, el
establecimiento de libertades, una administración depurada y controlada y la abolición
de la servidumbre. El zar Alejandro II abrió la puerta a capitales y técnicos extranjeros,
permitiendo un desarrollo del comercio exterior y la abolición de la servidumbre. Sin
embargo, en 1863 anuló todas las reformas ante la revuelta polaca y el atentado contra
su vida a manos de nihilistas.

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Con Alejandro III Rusia vivió un intenso progreso económico. Los capitales
extranjeros posibilitaron el desarrollo de un tejido férreo y de industrias extractivas y
metalúrgicas. Aparecieron el sector capitalista y el proletariado.
En los años de tránsito entre siglos y con Nicolás II, nacieron nuevas
condiciones sociales producto de las transformaciones económicas, que favorecieron el
desarrollo de la oposición: desde la oposición burguesa —que defendía una monarquía
constitucional— a la revolucionaria (que iban desde los socialrevolucionarios hasta los
socialdemócratas). Esto obligó en 1905 al establecimiento de libertades políticas y la
convocatoria de una asamblea legislativa, la Duma, elegida mediante sufragio censitario
que era escasamente representativa, los ministros no eran responsables ante ella y el Zar
podía disolverla a su antojo. En 1911 aparece una fuerza de agitación revolucionaria, el
régimen autoritario, corrupto e incapaz de modernizarse caminaba hacia su final y no
sobrevivió a la I Guerra Mundial.

CAUSAS DE LA EXPANSIÓN COLONIAL

Las principales causas están interrelacionadas:

El crecimiento demográfico, en la segunda mitad del XIX en Europa provocó


tensiones, paro y problemas sociales, que se aliviaron con la migración.
Los factores económicos: la grave crisis de 1873 con la caída de precios y la
producción, favoreció políticas proteccionistas y búsqueda de nuevos mercados.
Los factores políticos y estratégicos: el nacionalismo, el imperialismo y patriotismo
reforzaban el prestigio del país a escala internacional y fue paliativo de frustraciones.
Los avances técnicos en la navegación, que acortaron distancias.
El desarrollo científico que provocó un espíritu de estudio y descubrimientos e interés
por nuevas especies y territorios.
Ideología y religión, la idea de la superioridad de la civilización europea, el espíritu
aventurero y el ansia de saber.

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FASES DE LA COLONIZACIÓN

Conquista militar: sencilla para países con grandes adelantos frente a pueblos sin
armamento ni organización. Los progresos en la navegación son esenciales.
Organización administrativa: se delegaban poderes en los gobernadores, verdaderos
procónsules. Lo más frecuente era implantar una administración estatal de diversa
modalidad según el tipo de colonia.
Explotación económica: imponiendo una asimilación aduanera y manteniendo siempre
a la colonia en situación de inferioridad, ya que ésta vendía materia prima y compraba
productos elaborados.

MODALIDADES DE IMPERIALISMO

Según el modelo de administración política:


Colonias: resultado del derecho de conquista y ocupación, sin gobierno indígena propio
y administradas por funcionarios e instituciones de la metrópoli.
Protectorados: subsiste y actúa un gobierno autóctono y la metrópoli establece una
administración paralela y dominante.
Territorios metropolitanos «ultramarinos»: totalmente integrados en la metrópoli
jurídica y administrativamente, como departamentos o provincias.
Mandatos: creados por la Sociedad de Naciones tras la I Guerra Mundial
para administrar territorios hasta entonces dependientes de países vencidos en el
conflicto, hasta que la población indígena sea capaz de autoadministrarse.

En función del papel económico


Colonias de asentamiento o de poblamiento: formadas por población abundante y
mayoritariamente europea, que abandonan la patria por algún motivo. Es el caso de
Canadá o Australia para los británicos.
Colonias de explotación o comerciales: territorios cuyos recursos naturales

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eran explotados por empresas occidentales, compañías privadas que contaban con la
ayuda de su Gobierno para defender sus intereses. La mayoría de la población era
indígena y estaba sometida por una minoría europea.

PRINCIPALES IMPERIOS COLONIALES

En el último tercio del siglo XIX, Europa se extendió por el continente africano y parte
de Asia, alcanzando el máximo poder en vísperas de la Gran Guerra. EEUU comenzaba
su imperialismo y Japón resurgía.

El imperio colonial británico


Desde finales del siglo XVIII Gran Bretaña se había instalado en África con la ruta El
Cairo-El Cabo. Durante el siglo XIX se extendió por los cinco continentes. Hacia 1850,
poseía:
Una cadena de enclaves conquistados a Francia, Holanda y España: Malta, Corfú,
Gibraltar, Santa Elena, El Cabo, islas Mauricio, Adén y Ceilán.
Poseía la ruta de China.
Establecimientos comerciales en la costa africana: Sierra Leona y Gambia.
Colonias de plantación de productos tropicales: Antillas, Honduras, Guayana.
Colonias de poblamiento blanco: Canadá, Australia, Nueva Zelanda y África del Sur.
Colonias de explotación en Asia y África, siendo la India la más preciada.

En 1880 había añadido la Costa de Oro, Nigeria, Egipto, Sudán, Uganda, Kenia,
Zanzíbar, Somalia y otros territorios costeros, archipiélagos de Oceanía y Malasia.
Todos los territorios contaban con una densa red ferroviaria, pero finalmente
resultaron demasiado pesados para sus finanzas, debilitando la posición interna en
Europa. Fue entonces cuando Gran Bretaña se acercó a Francia y Rusia.

El imperio colonial francés


Era el segundo en importancia. Nació apoyado por el gobierno, la alta oficialidad del
ejército y las grandes finanzas. Hasta 1870 no tuvo una política colonial de amplias

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perspectivas, pero tras la crisis se recuperó con la explotación de las colonias:
Durante la III República dominó la parte occidental del mediterráneo (Túnez,
Argelia y casi todo Marruecos), y vastos territorios de África como Gabón, Senegal,
Costa de Marfil, Madagascar y Somalia.
Desde el II Imperio controlaba la península de Indochina y formó la Unión
Indochina (Camboya, Vietnam y Laos).
Francia actuó en el siglo XX con un imperio que le aseguraba el control de
algunas líneas comerciales y la abundancia de materias primas y alimentos.

Otros imperios
Portugal había dominado un gran imperio colonial que se fue liberando. Con ayuda
consiguió Angola, Mozambique y algunas islas de África, y en Asia mantuvo algunos
enlaces.
España adquirió pequeños territorios en el Norte de África.

Bélgica, Holanda, Italia y Alemania participaron en el ansia expansionista.


Italia obtuvo Somalia y Libia tras pelear con Francia.
Bélgica ganó el Congo.
Alemania consiguió Camerún, Tanganica, las Islas Carolinas, Marianas y Palau.
Rusia dirigió sus principales objetivos hacia el este de Siberia, norte de China y sudeste
asiático. En Próximo Oriente, además pretendía liberar Constantinopla y los pueblos
greco-ortodoxos de la soberanía turca. En Oriente Medio avanzó hacia Persia, India y
China y en Extremo Oriente firmó acuerdos por los que China le cedía territorios de
Amur y Usuri y parte de Mongolia; adquirió las Islas Sajalín a cambio de ceder a Japón
las Islas Kuriles. El Congreso de Berlín (1878) supuso un freno para el nacionalismo
ruso en la zona de los Balcanes.
Estados Unidos y Japón fueron dos nuevas potencias emergentes, pero que ya estaban
participando en el reparto: la primera sobre todo en Sudamérica y la segunda en China.
La guerra europea se transformó en guerra mundial por la simple razón de que Europa y
el mundo eran la misma realidad.

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EL REPARTO COLONIAL ENTRE LAS POTENCIAS

En África confluyeron todas las potencias colonizadoras europeas. En el Norte,


franceses e ingleses rivalizaron, siendo el Mediterráneo la primera zona de expansión:
los franceses querían conectar el mediterráneo con el occidente africano y los ingleses
pretendían controlar todo el oriente continental.

La rivalidad entre ambas potencias se mantuvo hasta 1904, año en que firmaron
acuerdos: Francia reconoció la presencia inglesa en Egipto y ésta le permitió intervenir
en Marruecos con la ayuda de España.

En cuanto al África negra, la colonización tomó impulso desde la década de los


ochenta. En las costas occidentales, tres ríos señalaron la entrada de tres países: Bélgica
por el Congo, Francia por el Senegal e Inglaterra por el Níger.

Bismarck, para desviar la atención de Europa hacia actividades coloniales reunió la


Conferencia de Berlín (1884-85), interviniendo como mediador para decidir sobre la
ocupación de territorios aún no sometidos. En ella dominaron Gran Bretaña,
Francia y Alemania. Se reconoció el Estado neutral del Congo, bajo soberanía Belga;
se prohibió la trata de negros, se declaró la libertad de navegación por los grandes ríos y
se estableció como único criterio de soberanía nacional la ocupación efectiva de los
territorios, descartando derechos históricos. Esto intensificó las acciones de exploración
y sometimiento militar. Todos los conflictos que se pretendía solucionar se fueron
agravando y nacieron tensiones que desembocarían en la Primera Guerra Mundial.

Respecto al Extremo Oriente, la apertura del canal de Suez, la penetración económica


en China y la defensa de territorios adquiridos con anterioridad, impulsaron la
expansión europea en esa zona. Inglaterra y Francia fueron dominantes, aunque todas
las potencias, tanto europeas como norteamericanas y niponas codiciaban el territorio.

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CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO

Las consecuencias son numerosas y pueden ser positivas o negativas dependiendo del
lado del que se mire. Globalmente, supuso el dominio económico occidental sobre el
resto del mundo.
Como consecuencias positivas podemos hablar del crecimiento demográfico, la
mejora en las condiciones de sanidad (con la creación de hospitales, la mejora de la
alimentación y de la vida), la disminución de la mortalidad, el crecimiento económico,
la construcción de puertos y líneas férreas, y en general, la generación de riquezas. Se
desarrolló la vida urbana, se extendió la moneda y la agricultura comercial. Nacieron
periódicos, escuelas y se editaron libros.
Entre los efectos negativos: la rápida difusión de epidemias, la destrucción de
estructuras sociales tradicionales indígenas, la segregación racial, el mantenimiento de
tiranías, el dominio político y administrativo. Se produjeron cambios en costumbres,
creencias y tradiciones. La economía solo creció en beneficio de la metrópoli, pues
se explotaron las riquezas humanas y materiales de los pueblos de origen,
obstaculizando el desarrollo y la industrialización local. A largo plazo, esto provocó
dependencia económica y pobreza, así como el subdesarrollo.

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