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EL IMPERIALISMO Y LA

PRIMERA GUERRA

MUNDIAL

28 jul. 11 nov.
1914 1918
EL LIBERALISMO

El liberalismo es una corriente de pensamiento que coloca a


la libertad del individuo en la base de los demás derechos
políticos, sociales o económicos. Originada en el siglo XVII
debido al contexto de las guerras religiosas que enfrentaron
a católicos y protestantes.
Durante el siglo XIX se canalizaron los reclamos por las
libertades individuales básicas como la libertad de prensa.
Los principios liberales fueron apropiados para la burguesía
en su favor y en oposición a los reclamos de los sectores
populares.
LIBERALISMO POLÏTICO:
En el siglo XIX, el liberalismo encontró en Gran Bretaña una de sus
expresiones más influyentes en el utilitarismo, que declara como
funciones supremas de la sociedad y el Estado la libertad del
individuo y la búsqueda de bienestar social. Los principios políticos
del liberalismo son la soberanía nacional, los derechos individuales,
la división los poderes del Estado, la igualdad ante las leyes, y la
libertad de opinión, expresión y prensa.
EVOLUCIÓN DEL LIBERALISMO EN EL SIGLO XIX:
En el siglo XIX, el liberalismo se configuró alrededor de dos grandes corrientes políticas
profundamente diferentes. Estas corrientes fueron:
LIBERALISMO DOCTRINARIO: Era la vertiente conservadora del liberalismo. Tenía una
concepción restrictiva de los derechos y libertades políticas, que se concretaba en la
defensa del sufragio censitario y del orden social por encima de los derechos ciudadanos.
LIBERALISMO DEMOCRÁTICO. Defensor de la democratización de los poderes ejecutivo y
legislativo, y sensible a las reformas sociales que permitieran mejorar las condiciones de
vida de las clases trabajadoras.
LAS REVOLUCIONES LIBERALES

DEL SIGLO XIX


Tras la derrota de Waterloo del emperador francés
Napoleón, las potencias europeas vencedoras acordaron
restablecer el orden monárquico anterior para evitar
nuevas hegemonías que perturbasen la paz en Europa.
El intento de estos monarcas por gobernar como solían
hacerlo antes de la revolución francesa se enfrento con las
protestas populares alimentadas por los ideales y liberales
nacionalistas, Eso llevo a que se produjeran tres oleadas
revolucionarias en 1820, 1830 y 1848.
REVOLUCIONES DE 1820:
En la década de 1820, se produjeron los primeros ataques al sistema surgido de la
restauración, impulsados por el liberalismo y el nacionalismo.
Ocurrieron revoluciones en España, Italia y Grecia.

REVOLUCIONES DE 1830:
La revolución volvió a estallar en Francia por la decisión del rey Carlos XD de suspender la
Constitución otorgada por su antecesor, Luis XVIII.
En el resto de Europa las revoluciones tuvieron un matiz nacionalista, Italia, Bélgica, Polonia.
REVOLUCIONES DE 1848:
Las causas de estas revoluciones fueron:
Las crisis económica.
Acción de los partidos demócratas.
La actividad liberal y nacionalista.
La aparición del propietario como sujeto político.
Comenzó en Francia, Consiguieron la abdicación de Luis Felipe
de Orleans y proclamaron la Segunda República, durante las
barricadas el pueblo exigió mejoras en las condiciones de
vidas y trabajo.
La revolución se propago por el resto de Europa. Italia, Roma,
etc.
REPERCUSIÓN DE LAS REVOLUCIONES:
Las revoluciones fracasaron tan rápidamente como
aparecieron, el proceso termino teniendo gran
transcendencia en Europa, ya que contribuyo a difundir los
ideales democráticos y nacionalistas.
En Francia se afianzo el sufragio universal, sin embargo este
derecho solo pudieron ejercerlos los hombres, salvo en Rusia
en el resto de Europa, quedo abolida la servidumbre, además
de que Italia y Alemania empezaban a dar los primeros pasos
de unificación, la ruptura de la burguesía, impulso
definitivamente el movimiento obrero Europeo.
EL NACIONALISMO
El nacionalismo está asociado a la defensa de la libertad y
particularidad de los pueblos. Sus orígenes aún se debaten,
pero pueden encontrar sus primeros reflejos en la
independencia de EE. UU., la Revolución francesa y la era
napoleónica.
Entre los factores de su surgimiento destacan:
Las ideas de libertad de la Revolución francesa.
Las invasiones francesas durante el Imperio napoleónico.
El Romanticismo, movimiento cultural y político que
invitaba a rememorar el pasado.
Las revoluciones liberales de 1830, que permitieron la
difusión de las ideas nacionalistas.
EL NACIONALISMO COMO FUERZA POLÍTICA:
Durante el segundo tercio del siglo XIX, el nacionalismo se convirtió en una fuerza política:
FUERZA CENTRÍFUGA: En los Estados plurinacionales, constituidos por pueblos con
diferencias étnicas, lingüísticas, culturales y religiosas, el nacionalismo operó como
elemento disgregador.
FUERZA CENTRÍPETA: Hubo territorios en los que un pueblo culturalmente homogéneo
estaba dividido entre múltiplos Estados.
Así sucedió con Italia y Alemania, que terminarían configurándose a partir de la unión de
territorios diversos.
El nacionalismo llevó a cabo una labor de cohesión mediante la definición de los aspectos
culturales que componían las naciones.
LOS INTELECTUALES DEL NACIONALISMO:
Destacaron los siguientes intelectuales:
Johann von Herder 1744 - 1803: La poesía y las canciones
populares ensalzan el nacionalismo.

Johann Fichte 1762 - 1814: El idioma es el elemento


fundamental de unidad.

Leopold von Ranke 1795 - 1886: La unificación se justifica en


la búsqueda de información en el pasado.

Giuseppe Mazzini 1805 - 1872: La geografía, la lengua, la


historia y el deseo del pueblo de ser "uno" hacen la nación.
LA ECONOMÍA:
El nacionalismo influyó en la economía europea del siglo XIX:
ALEMANIA: Las alianzas comerciales sentaron las bases para la unión política. Liderada por
Prusia, que trajo beneficios económicos.
ITALIA: No hubo un mercado común que la uniera; no obstante, Giuseppe Mazzini planteó
que la unidad era necesaria, ya que el uso de aduanas impedía un comercio fluido.
LAS UNIFICACIONES DE ITALIA

Y ALEMANIA:
En el siglo XIX, los estados alemanes e italianos llevaron a
cabo un proceso de unificación que presentaba claros
paralelismos. En ambos casos, los procesos fueron causados
por disputas políticas internas entre estados por el dominio
de sus regiones.
Además, contaron con sendos políticos al frente del proceso:
el ministro Cavour en Italia y el canciller Bismarck en
Alemania.
LA UNIFICACIÓN ITALIANA:
Sus inicios se remontan a las revoluciones a las revoluciones liberales de 1830 y 1848,
apareciendo en los estados italianos un sentimiento de resistencia conjunta contra Austria.
Este sentimiento dio como resultado la aparición de distintos proyectos de unificación:
Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi planteaban la creación de una república.
Vicenzo Gioberti concebía Italia como una confederación de Estados.
El conde de Cavou, jefe de gobierno con Víctor Manuel II, proponía una monarquía
constitucional en torno al reino de Piamonte-Cerdeña.
LAS ETAPAS DE UNIFICACIÓN:
La unificación de Italia tuvo que enfrentarse a la oposición del Imperio austriaco.
ANECIÓN DE LOMBARDÍA: Con la ayuda de Napoleón III, el Piamonte derrotó a los
austriacos en el año 1857 en las batallas de Magenta y Solferino.
CONQUISTA DE NÁPOLES: En el año 1860, una expedición dirigida por Garibaldi conquistó el
reino de Nápoles- Dos Sicilias y se lo cedió al Piamonte. En 1861, se convocó el primer
parlamento nacional italiano.
INCORPORACIÓN DE VENECIA: La región del Véneto se integró en Italia tras la derrota
austriaca en la guerra contra Prusia en 1866.
OCUPACIÓN DE ROMA: La integración de los Estados Pontificios se vio dificultada por la
protección de Napoleón III al papa, las tropas italianas se hicieron con el domino de la
región y proclamaron Roma como capital de Italia.
LA UNIFICACIÓN ALEMANA:
A mediados del siglo XIX, Alemania estaba compuesta por treinta y nueve estados. La
conciencia nacional alemana estuvo basada en una lengua y una cultura comunes.
Tras el fracaso del Parlamento de Fráncfort, la unificación nacional se orientó desde dos
opciones: Gran Alemania. liderada por Austria, y una Pequeña Alemania, encabezada por
Prusia y que excluía a los austriacos.
EL PROCESO DE UNIFICACIÓN:
Para consolidar la unificación, Bismarck tenía que debilitar la influencia de Austria . Esto lo
consiguió a través de distintas guerras:
GUERRA DE LOS DUCADOS (1864): Los ducados de Schleswig y Holstein estaban bajo
autoridad danesa. La alianza entre Prusia y Austria derrotó a Dinamarca.
GUERRA CONTRA AUSTRIA (1866): La victoria prusiana significó la exclusión de Austria del
proceso de unificación y permitió la fundación de la Confederación Alemana del Norte
bajo el liderazgo de Prusia.
GUERRA FRANCOPRUSIANA (1870): Tras la victoria en Sedán, se derrumbó el Segundo
Imperio francés, y Guillermo I fue proclamado emperador.

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