Está en la página 1de 6

Fe y Razón en la Filosofía Medieval.

Etapa escolástica.

La escolástica buscaba la unión teórica y práctica de la fe con la razón, aun cuando hubo una
subordinación de la razón a la fe. Su modelo de enseñanza consistía en la interpretación de los
textos sagrados a luz de distintas teorías filosóficas clásica (como Aristóteles y el neoplatonismo).

La escolástica jugó un rol importante en la construcción del discurso académico occidental, en la


medida en que implantó la necesidad de un esquema rígido del discurso y la lógica, que soportara
las refutaciones y críticas hechas por terceros. También su dialogo con otras tradiciones como
islámica o hebrea, ya que ambas se nutrían de las mismas fuentes antiguas que la escolástica.

Esta corriente teológica filosófica se desarrolla desde el año 1100 hasta 1700, y consiste en una
combinación de la filosofía platónica y aristotélica con la verdad de la revelación cristiana, es decir,
con la enseñanza de las Sagradas Escritura.

El tema central de la filosofía escolástica giraba en torno a la relación Razón y fe y el problema de


los universales.

Los principales representantes de la filosofía medieval son los siguientes:

Siglo XI-XII: san Anselmo, Pedro Abelardo, Roscelino, Averroes, Maimones.

 Fundación de los universales.


 Recepción de las traducciones de los filósofos griegos, árabes y judíos.
 Fundación de las ordenes mendicantes.

Siglo XIII: santo Tomás de Aquino, san Alberto Magno, Roger Bacon, san Buenaventura, Duns
Escoto, Henry de Ghent.

 Asimilación del aristotelismo.


 Lógica de carácter nominalista.
 Averroísmo latino.

Siglo XIV: Guillermo de Ockham.

 Ruptura del equilibrio conseguido en la etapa anterior.


 Nominalismo.
 Gran fractura espiritual.

Juan Escoto Eriugena: (815-877) su aportación a la historia del pensamiento es la creación del
primer sistema filosófico del medievo. Eriugena afirma que no existe la condenación, frente a la
Tradición y que todos los seres humano irán al cielo.

El acuerdo intrínseco entre fe y razón, entre la verdad a que llega la investigación libre y revelada
por el hombre por la autoridad de los Libros Sagrados y de los escritos inspirados. No hay salvación
para las almas de los fieles si no es en creer lo que se dice con verdad sobre el único principio de
las cosas, y entender lo que con verdad se cree. La autoridad de la Sagradas Escrituras es
indudablemente indispensable para el hombre, porque solamente ellas pueden conducirlo a los
rincones secretos en que reside fe de verdad. Pero el peso de la autoridad no debe en modo
alguno apartarle de lo que le persuada la recta razón. La verdadera autoridad no obstaculiza a la
recta razón, ni la recta razón obstaculiza a la autoridad. No hay duda de que ambas emana de una
fuente única, esto es, de la sabiduría divina.

Pero la dignidad mayor y la prioridad de naturaleza corresponden a la razón, no a la autoridad. La


razón nació al comienzo de los tiempos, junto con la naturaleza: la autoridad ha nacido después.
La autoridad no debe ser aprobada por la razón, de lo contrario na parece firme: la razón no tiene
necesidad de ser apoyada por ninguna autoridad. La autoridad misma nace de la razón, porque la
verdadera autoridad no es otra cosa que la verdad hallada por virtud de la razón de los santos
padres por ellos transmitida por escrito para provecho de la posteridad.

Debemos seguir a la razón que busca la verdad y no esta oprimida por ninguna autoridad.

La religión y filosofía son una misma cosa: ¿Qué significa tratar de filosofía sino exponer las reglas
de la verdadera religión, por los cuales la causa suma y principal de todas las cosas, esto es Dios, es
humildemente adorada y racionalmente investigada?

En la investigación humana quien halla no es el hombre que busca, sino la luz divina que busca en
el hombre. La frase de Jesús, según San Juan: no sois vosotros quienes habláis, sino que Dios habla
en vosotros, es entendida por Escoto, como

San Anselmo de Canterbury (1033-1109): teólogo y filósofo afirma que la fe debe preceder al
conocimiento: es preciso creer para comprender, no obstante, la creencia puede ser
fundamentada racionalmente.

“En el prólogo al Proslogion Anselmo invoca a dios de esta forma: “ Señor, no trato de profundizar
en tus misterios porque mi inteligencia no es adecuada para ello, pero deseo comprender un poco
de tu verdad, que mi corazón ya cree y ama 1”

En la pujanza escolástica de los siglos XI-XII, el pensamiento cristiano se halla escindido en dos
grandes grupos ideológicos y enfrenta a los llamados teólogos con los dialecticos, o los antiqui y
los moderni. Representante paradigmático de los antiqui es san Pedro Damián para quien la
filosofía fue una invención del diablo; el diablo habría sido el primer dialectico al enseñar a
nuestros primeros padres la pluralidad de dioses ; para la salvación de nuestra alma basta la fe
sencilla, pues Dios envió como predicadores y no eruditos dialecticos.

San Anselmo quiso defender la capacidad de la razón humana para captar la lógica de la divinidad:
pensar que pueda existir, afirmar o negar que exista, explicar quién sea ese Dos al que unos
aceptan y otros rechazan. “Esta era la solicitud que le habían dirigido los monjes: que lo revelado
no se impusiese exclusivamente apelando a la autoridad de la escritura, sino que también
resplandeciese gracias a la luminosidad del razonamiento, de aquí surgen las pruebas de la
existencia de Dios.2”
1
Historia del Pensamiento Filosófico y Científico tomo1, página 435
2
Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. Tomo primero Antigüedad y Edad Media de Giovanni Reale
y Darío Antiseri. Barcelona Editorial Herder 1988.
La filosofía desentraña su objeto por el conocimiento racional. La experiencia religiosa sin
embargo llegará al conocimiento por relación y la mutua entrega. Lo diría así san Juan: “Quien dice
que conoce a Dios y no ama, miente. Sólo el que ama conoce a Dios, porque él es amor”

Para san Anselmo, la religión y la filosofía, la fe y la razón, han de diferenciarse y a la vez deben
también complementarse. El objetivo es una síntesis donde el territorio abierto por la fe pueda ser
ilustrado por la razón, “san Anselmo posee una gran confianza en la razón humana que está,
capacitada en su opinión para arrojar luz sobre los misterios de la fe cristiana, demostrando su
coherencia, su convivencia y su necesidad 3” para no quedar reducido a la pura fe ingenua. No se
puede poner a la razón primero que la fe, como quería el Erígena, sino que debe partirse siempre
de la autoridad de Dios y de su revelación, por tanto, de la fe: “no busco entender para creer, sino
que creo para entender, y sino creyere no entendería.” (Proslogion, 1)

“Las verdades de fe se hallan previamente supuestas (fides quae creditur) en sus contenidos, que
no son el fruto de una indagación, sino que la fe misma los ofrece a dicha indagación. La fe
continúa siendo el punto de partida, una especie de pilar de construcción racional. La razón sirve
para desentrañar las verdades de fe o para iluminarlas mediante una argumentación dialéctica.

De todo este conjunto surge un perfecto acuerdo entre razón y fe, a condición de que la razón sea
utilizaba mediante reglas precisas o supuestos indubitables. ¿Cuál es, empero, este supuesto
fundamental? El primero, y el que condiciona todos los demás, consiste en la unidad y la perfecta
correspondencia entre lenguaje, pensamiento y realidad, en la recíproca vinculación entre lógico y
mundo, entre res y voces.

El hecho de poseer mediante la fe las verdades reveladas lleva a que la razón se adhiera de modo
constante a su contenido y a que sus indagaciones se adecuen al movimiento lógico iniciado por la
fe para explicitar su contenido e iluminar sus relaciones. La fe es la que auxilia el movimiento
lógico de la razón y de sus nociones y no la mera experiencia4”.

San Anselmo pone la fe como fundamento, por esto él sólo se dirigía al que poseía por la fe esas
verdades que intentaba demostrar mediante la razón, no al necio del habla la biblia.

Pedro Abelardo.

Constituye la figura más representativa del siglo XII. Abelardo se le llamo “se le llamo la otra
vertiente del medioevo, un medioevo en parte inexplorado, innovador y contestario.

El concepto de razón tal como lo conocemos en la modernidad, el punto final de fundamentación


se halla en una razón que impera desde fuera del sujeto y también en el sujeto mismo- cosa que le
permite no perderse en una subjetividad disparada de lo absoluto, de donde se desprende la ley
natural, que rige y ordena el ente.

La ratio no es en Abelardo inmediatamente sirviente de la teología, hay que cultivarla por si


misma, para poseer sus instrumentos y perfeccionar su utilización. Tanto en Anselmo y Abelardo la
revelación divina es la que brinda los contenidos que pueden aclararse por medio de analogía y
semejanzas.

3
Historia
4
Historia del Pensamiento Filosófico y Científico
Abelardo exalta la dialéctica porque en la fidelidad a las reglas de la lógica la ratio misma se
transforma en algo concreto, revelando su efectivo poder especulativo. La dialéctica es el lugar de
la conciencia crítica acerca de tesis o de enunciados.

En la razón dialéctica

Abelardo entiende dicha razón como lo divino, por su ímpetu animosos de hacer conjugar los
discursos teológico y filosófico en un paralelismo de suposición. En efecto, Dios no estableció ni
dispuso nada dentro de sí recientemente, sino que previó todo cuanto ha de hacerse en su
providencia están fijados los hechos que suceden. Ya que la razón se le opone en varios lugares,
con muchos puntos de Sagrada Escritura, a pesar de que intenta salvarla.

Casi al final de la ética, Pedro Abelardo hace un juicio de ruptura, cual reconocimiento de
oposición entre la fe y la razón: esto, en efecto hablando de hechos bíblicos, ninguna razón
humana lo podría comprender, sólo podría creerlo ante la revelación de Dios. Pues la razón
ilumina al hombre y le hace distinguir lo verdadero de lo que no es. Así pues, el hecho de que
alguien contradiga la verdad con el error, si no obra contra su conciencia se presenta a sí mismo
como un ignorante.

La sabiduría y saludable consisten en seguir la ley natural encomendando nuestra alma a su


orientación nada pueden, cuando siguen su propia voluntad y se alejan de la voluntad de la razón,
contra la justicia de la rectitud.

En otra obra denominada teología cristiana, Abelardo hace ver la identidad de la filosofía con la
inteligibilidad de la ley natural, en cuanto a la esencia y objeto del filosofar, pues las cosas
invisibles son concebidas y entendidas por las criaturas a través de sus obras desde lo más alto
hasta los abismos todos.

Si vamos a indagar las razones de las cosas, para decir lo que las cosas son, resulta necesario
acercarnos al concepto de razón, ¿ qué entiende Abelardo por razón? Representa un intento
significativo de inteligibilidad pura. Para Anselmo la fe es principio de inteligibilidad, para el
palatino únicamente era la razón.

La razón consiste en analizar y comparar, develar la ley natural, buscar la verdad con la
inteligencia, utilizar el ingenio para llegar al conocimiento de las cosas yendo con ello más allá de
las opiniones.

Razón es también frenar nuestras inclinaciones al mal y evitar conscientemente el pecado.

Para llegar al concepto de razón, el periplo que propone, Abelardo, que no es otro que el ejercicio
mismo del entendimiento con fines de autosignificación, pues sólo es la razón lo que nos mantiene

Averroes.

El problema de la fe y razón serán valorados también por Averroes.

El averroísmo latino en un de independizar la filosofía, defenderá la teoría de la doble verdad: la


verdad teológica , correspondiente al dogma y la
Nació en Córdoba en 1126, en el corazón de aquella España musulmana. Fue el más importante de
los filósofos musulmanes de la edad media.

Para Averroes, razón y fe conducían a la misma verdad; de hecho, el camino es el mismo, pero
cambia el vehículo, el lenguaje, puesto que la expresión filosófica solo es apta para los versados en
la materia, mientras que el texto que transmite la revelación (el Corán, libro sagrado de los
musulmanes), pensado para su aprovechamiento por toda clase de mentes, había sido compuesto
en un estilo mucho más sencillo, rayano en oralidad.

Esa intención básica de Averroes, la de mostrar la coincidencia final entre fe y razón, religión y
filosofía, fue pionera de una aspiración compartida por otros pensadores. El andalusí demostró
que una creencia sincera no tiene por qué despreciar los instrumentos racionales de que está
dotado el ser humano, pues rechazarlos sería despreciar a la divinidad que voluntariamente
otorgó a la especie esos atributos intelectuales. Por lo tanto, cae en el absurdo quien reniega de
los conocimientos provistos por el entendimiento y la razón, aunque obliguen a meditar sobre la
fe y a realizar un continuado esfuerzo de clarificación y depuración de la misma.

Frente a las interpretaciones oscurantistas de la religión, el filósofo cordobés encumbro la razón


humana como fuente del conocimiento y vía de corroboración final del mensaje revelado.

Su propósito fue mostrar que la filosofía y la religión no son dos caminos paralelos y, por ello,
jamás confluentes, que planteen a la inteligencia humana el reto de enfrentarse a dos versiones
igualmente bien fundadas de la realidad. Para Averroes, razón y fe conducían a la misma verdad;
de hecho, el camino mismo, pero

Esta teoría de la doble verdad es una teoría que se le atribuye tradicionalmente que parte de la
consideración de que tanto la verdad de las verdades de la razón, son tan validas como las
verdades de la revelación y entre ambas puede existir una contradicción. Existen, por lo tanto, dos
verdades.

Según esta teoría existe una verdad religiosa y una verdad filosófica y fue adoptada por el
averroísmo latino.

“El primado de la filosofía y de la eternidad del mundo, la tercera tesis sobre la que disputaran los
medievales es la que se refiere a la unicidad del intelecto posible, el único del cual puede
5
predicarse la inmortalidad, hasta el punto de que Averroes niega la inmortalidad individual . ”
Averroes admite el hecho real de la revelación de Dios por medio del profeta Muhammad. En este
sentido, Averroes no es un racionalista absoluto, pero si partidario de la razón como necesaria y
prioritaria, en cuanto es parte esencial de lo humano para alcanzar la verdad. De hecho, el único
filosofo en el islam que escribe obras dedicadas a mostrar la concordancia entre religión y filosofía.

“Para Averroes hay una especie de división laboral entre la filosofía y la religión. Las virtudes
especulativas, surgidas de la actividad intelectual, son necesarias para la inmortalidad del alma.
Para alcanzarlas debemos estar libres perturbaciones o molestias externas. Esa libertad se halla
viviendo en una comunidad ordenada. Además, sólo cultivando las virtudes morales, y librando de

5
Historia del Pensamiento Filosófico y científico tomo1 página 463
conflictos internos, podemos ser virtuosos. Para AL Ghazali, tanto el orden de la comunidad como
el ámbito de las virtudes morales caían en la esfera de la religión, la cual se ocupa de las virtudes
prácticas. Averroes ratifico en esto a Al Ghazali: El filósofo no debía inmiscuirse en las ciencias
prácticas, pues ellas caen en el ámbito de la religión. Averroes estaba de acuerdo en que el filósofo
callar sobre materias puramente religiosas, ya que al interferir en ella podía arrancar las raíces de
la fe de las mentes y corazones de quienes son intelectualmente incapaces de entender la
6
filosofía. ”
“La responsabilidad de no interferir con la religión se basa en su responsabilidad hacia sus
comunidades y también en su propio interés. Pocos están dotados para estudiar, razonar y
profundizar con rigor filosófico, pero la religión debe guiar a todos hacia una mayor sabiduría:

Las religiones son, de acuerdo a los filósofos, obligatorias, ya que llevan hacia la sabiduría de una
manera universal a todos los seres humanos. Pues la filosofía sólo lleva a un cierto número de
gente inteligente al conocimiento de la felicidad. Y ellos, por lo tanto, tienen que aprender la
sabiduría, mientras que las religiones buscan, la instrucción de las masas.

Pero los filósofos no por encima de la religión por tres razones: todas las religiones conceden un
lugar especial a los instruidos; el interés de los instruidos puede ser satisfecho sólo si el interés de
las masas está también satisfecho; y la religión es necesaria para el crecimiento moral de los
7
jóvenes incluyendo los futuros filósofos. ”

6
Humania del Sur. Revista de Estudios Latinoamericanos, Africanos y Asiáticos. Universidad de los Andes,
Mérida. Año 5, N°8. Enero-junio, 2010. ISSN: 1856- 7959
7
Humania del Sur. Año 5, N°8 enero-junio. Luis Vivanco Saavedra. Notas sobre las relaciones entre fe y razón
en Avicena, Al Ghazali y Averroes. Pp. 121-140.

También podría gustarte