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Yony Pulido Agudelo

15/11/2021

Reflexión sobre el perdón

Nosotros como iglesia primero debemos ser conscientes de que Dios nos ha

perdonado, y ese perdón viene acompañado de una restitución y no una condenación. Como

se vio en clase, el perdón no deshace el hecho, pero es la única solución para la

restauración. Como iglesia debemos trabajar en estrategias y formas de llevar a las personas

a que practiquen el perdón, así como lo recibimos también debemos darlo.

En los conflictos hay al menos dos involucrados, así que se deben escuchar las dos

partes y conocer las versiones de los acontecimientos. El no perdonar lleva a la persona

ofendida a estar atado al ofensor, ya que cada ves que lo vea, va a recordar el daño que le

ha hecho, por eso también hay que dar a entender que el perdón es un acto de obediencia,

pero también saber que ese acto es propiciado por Dios.

Otro aspecto que se podría tratar es llevar a las personas a que reconozcan la

magnitud de la ofensa, que no piense mucho en las consecuencias que podría acarrear el

acto mismo, sino que lo que importa es la otra persona, preocuparse por saber qué tanto le

afecto y de inmediato pedir perdón, porque el ofendido debe perdona, pero también el

ofensor debe pedir perdón aunque sin dejar de un lado, que el perdón no nos libra de las

consecuencias, y es ahí que debemos ir delante de Dios para que nos de fortaleza y

someternos a un trato de sanidad y restauración.


El perdón debe ser una oportunidad para limpiar nuestras conciencias de todo lo que

nos pueda afligir y para poder entrar con libertad delante de la presencia de Dios. El

perdonar también puede llevar a la congragación a que rodee a la persona, que la

acompañe, a que no juzgue y mas bien que acompañe en oración.

Como iglesia debemos dejar de forzar a que las persona corran a perdonar, ya que

ese acto es un proceso, y cada persona sabrá el momento, talvez no se siente seguro de

hacerlo o todavía guarda rencor y está esperando que Dios le ayude a salir de ese

sentimiento equivocado. Lo que sí debemos hacer, es hacerles conscientes de que el perdón

no es un sentimiento, es una decisión, y debemos de luchar para que las cosas queden en los

mejores términos.

Otro error que se comete, es pretender que las relaciones se organicen y lleguen a

ser igual que como era antes, cuando eso es muy difícil y la verdad es mejor no hacerlo, no

es sano, ya que se ha perdido el respeto, la confianza, y si de pronto vuelve a recaer, será

mas dura la ofensa, por esto lo mejor es cerciorarse de que los corazones estén sanos, tanto

del ofendido como del ofensor, orar por ellos y con ellos, para que permitan que sea Dios

quien traiga sanidad y paz en al corazón.

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