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La Penitencia

Indica algunas ideas y conocimientos que te llamaran la atención.

Me llamó la atención la importancia que se le da al sacramento de la Penitencia en la vida católica, no


solo como un acto de perdón, sino también como una restauración de la gracia santificante y una
fortaleza contra las tentaciones.

También destaca la necesidad de una preparación seria para la confesión, que no se limita a enumerar
los pecados, sino buscando un cambio real en el corazón.

La distinción entre contrición perfecta e imperfecta y su papel en el perdón es otro aspecto interesante.

Además, la idea de que la confesión no es solo un acto rutinario, sino una oportunidad para
experimentar un cambio real en nuestra vida.

XXIX. LA PENITENCIA

El sacramento de la Penitencia

El sacramento de la Penitencia o confesión es un aspecto importante nuestra vida católica. Aunque


algunos pueden sentir temor al principio, especialmente aquellos que se convierten a la fe, muchos
católicos que han crecido con este sacramento lo valoran mucho ya que proporciona una paz interior al
asegurar que los pecados han sido perdonados y que la amistad con Dios se restaura.

La palabra "penitencia" tiene dos significados: como virtud, implica arrepentimiento y el propósito de no
ofender a Dios nuevamente. Además, es un sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los
pecados cometidos después del Bautismo. Jesús, al resucitar, otorgó a sus apóstoles el poder de
perdonar pecados, transmitiendo así este poder a través de generaciones de sacerdotes.

El sacramento no solo perdona los pecados, sino que también restaura la gracia santificante en el alma,
fortalece la relación con Dios y remite las penas temporales y eternas asociadas con el pecado. Además,
devuelve los méritos de las buenas acciones que se hayan perdido debido al pecado mortal. La confesión
frecuente es vista como una protección contra el pecado mortal y una oportunidad para recibir la gracia
sacramental que fortalece contra las tentaciones.
Preparación de la confesión

Prepararse para la confesión significa estar listo para hablar con Dios y recibir su perdón. Algunas
personas van a confesarse regularmente, pero a veces lo hacen de manera rutinaria, sin sentir un cambio
real en sus vidas. Para que la confesión sea efectiva, el primer paso es examinar nuestra conciencia,
recordando los pecados desde la última confesión. Este examen debe ser cuidadoso y profundo, no
apresurado.

Luego, es crucial sentir un verdadero pesar por nuestros pecados, llamado contrición. Hay dos tipos: la
perfecta, que proviene de un amor profundo a Dios, y la imperfecta, que puede venir del miedo al
castigo divino. Ambas requieren el firme propósito de no volver a pecar. La contrición perfecta perdona
el pecado mortal de inmediato, pero se nos prohíbe recibir la Sagrada Comunión sin confesar primero
esos pecados.

La preparación para la confesión es un proceso serio y reflexivo. No se trata solo de decir los pecados,
sino de buscar un cambio real en nuestro corazón y estar dispuestos a seguir el camino de Dios.

La contrición
Indica algunas ideas y conocimientos que te llamaran la atención.
Que la confesión ofrece consejo espiritual y ayuda psicológica, brindando alivio y alegría.

También la manera en que se desmiente el mito de la confesión como un "suplicio" y se resalta como un
regalo divino.

La explicación detallada sobre los tipos de pecados, la sinceridad y humildad requeridas

XXX. LA CONTRICIÓN

¿Cuándo es real el dolor?

La contrición es como pedir perdón a Dios por los errores que cometemos. Imagina que te disculpas con
un amigo cuando lo lastimas sin querer, pero a veces decimos "lo siento" solo por educación, sin sentirlo
de verdad. Con Dios es diferente. Si queremos pedir perdón de verdad, necesitamos sentirlo en nuestro
corazón.

Cuando nos arrepentimos de verdad, hay cuatro cosas importantes que deben pasar.
Primero, el arrepentimiento debe venir desde adentro, no solo ser palabras vacías.

Segundo, debe ser algo sobrenatural, basado en lo que Dios nos ha enseñado en la fe. Por ejemplo,
sabemos que amar a Dios es lo más importante.

Tercero, el arrepentimiento debe ser fuerte, entendiendo que el pecado es muy malo y que
preferiríamos sufrir antes que ofender a Dios otra vez.

Debemos arrepentirnos siempre de todos los pecados, no solo de algunos.

También necesitamos tener la intención de cambiar, de no volver a cometer esos errores. Si decimos que
lo lamentamos, pero estamos dispuestos a hacerlo de nuevo, no es un arrepentimiento real. A veces, la
gente puede caer en hábitos de pecado, pero lo importante es seguir intentando cambiar y no rendirse.

Entender todo esto nos ayuda a pedir perdón de verdad. Si lo hacemos con sinceridad, confiando en la
ayuda de Dios, podemos estar seguros de que Él nos perdonará. Así que, aunque a veces cometamos
errores, lo importante es seguir esforzándonos y nunca dejar de intentar ser mejores.

-Demos gracias a Dios por la Confesión

Aún me parece un poco increíble ver cómo algunas personas dudan de la importancia de la confesión.
Jesucristo instituyó este sacramento como el medio necesario para el perdón de los pecados. Aunque
algunas personas piensan que pueden pedir perdón a Dios en privado y solo orando, es importante
comprender que la confesión al sacerdote es esencial pues así lo enseñó Jesús.

Dentro de la historia de la iglesia, desde sus inicios se practicaba la confesión, y se contradice la idea de
que es un invento de los líderes religiosos para controlar a la gente. La confesión no es un castigo como
algunos pueden llegar a pensar, sino un regalo de Dios que nos protege contra la autojustificación y nos
proporciona consejo espiritual.
La confesión no solo tiene beneficios espirituales, sino también psicológicos, como la sensación de alivio
y paz interior. Es totalmente importante admitir siempre los pecados graves después del bautismo,
aunque el pecado venial no requiere confesión, es útil hacerlo para recibir orientación y gracia especial.

Las condiciones para una buena confesión son la sinceridad, humildad y enumeración de los pecados.

La confesión es un acto de arrepentimiento y es importante sin duda evitar engañarse a uno mismo ya
que de nada serviría así confesarnos. Debemos entender que la confesión como un regalo valioso que
ayuda a las personas a crecer espiritualmente y a mantener una conexión con Dios.

La Unción de los enfermos


Indica algunas ideas y conocimientos que te llamaran la atención.
Los efectos espirituales y físicos en dónde se resaltan fortaleza y consuelo que proporcionan la Unción de
los Enfermos, así como la posibilidad condicional de curación física, resaltanto la conexión entre cuerpo y
alma.

Supersticiones Asociadas a la unción de los enfermos en dónde se pensaba que sería signo de que esa
persona si o si iba a morir.

Todos los preparativos y ritos que son necesarios para administrar la Unción de los enfermos

XXXIII. LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

El sacramento de los enfermos

Cada sacramento es como obtener un poder especial. Primero, Dios nos da el "Bautismo" para
limpiarnos de los errores que tenemos desde que nacemos. Luego, si cometemos más errores, podemos
usar el “la Penitencia" para corregirlos y aprender de ellos.

El "Sacramento de la Unción de Enfermos". Es un sacramento que nos da fuerza y tranquilidad cuando


enfrentamos situaciones difíciles, especialmente cuando la vida está en juego, como si estuviéramos a
punto de enfrentar la batalla final, que sería la muerte.
Este sacramento no solo te ayuda espiritualmente, sino que también puede tener un efecto secundario.
Si es lo mejor para ti, incluso podría mejorar tu salud. La Unción trabaja con la ayuda de la naturaleza y
las fuerzas divinas.

Este sacramento se utiliza con un aceite sagrado llamado "Santos Óleos". Se aplica en lugares como los
ojos, oídos, nariz, boca y manos, protegiendo así todos nuestros sentidos. También puede ponerse en los
pies, si es posible, porque hasta los pies son importantes en este juego de la vida.

Antes le llamaban "Extremaunción", pero eso sonaba como si fuera el último truco antes de morir, y no
es así. Ahora lo llaman "Unción de Enfermos". Cuando alguien recibe este sacramento, se siente en paz y
confiado de que, si algo malo sucede, estará listo para ir al siguiente nivel, que sería como ir al cielo.

Cuando llamar al sacerdote

Si algún familiar está muy enfermo y hay preocupación de que pueda morir pronto, es importante llamar
a un sacerdote. La Iglesia ofrece un sacramento llamado "Unción de los Enfermos" para confortar a las
personas en momentos difíciles y proteger sus almas. Este sacramento no es solo para aquellos que
están a punto de morir, sino también para aquellos con enfermedades serias.

Se debe llamar al sacerdote con tiempo suficiente para que el sacramento tenga todos sus efectos, tanto
físicos como espirituales. Si la enfermedad es grave, el sacerdote puede administrar los "Últimos Ritos",
que incluyen la Penitencia, la Unción de los Enfermos, la Sagrada Comunión (llamada Viático) y una
bendición especial.

Es importante dejar atrás la superstición o creencia de que llamar al sacerdote significa que la persona
morirá pronto. La Unción de los Enfermos no es un anuncio de muerte, sino un apoyo espiritual para
enfrentar la enfermedad. Además, la llamada al sacerdote no debe retrasarse por miedo o
desconocimiento. La Iglesia desea estar presente y ofrecer apoyo en estos momentos difíciles,
independientemente de la gravedad de la enfermedad.
Las Órdenes sagradas
Indica algunas ideas y conocimientos que te llamaran la atención.
Me llamó la atención la descripción detallada del proceso de Orden Sagrado en la Iglesia Católica, desde
la tonsura y las órdenes menores hasta el diaconado, presbiterado y episcopado. Además, la explicación
sobre la capacidad de perpetuarse en el contexto de la ordenación episcopal destaca la importancia de la
sucesión apostólica en la transmisión de la autoridad sacramental.

XXXIV. LAS ÓRDENES SAGRADAS

¿Qué es un sacerdote?

Los sacerdotes están relacionados con la idea de sacrificio, no porque Dios necesite regalos, sino para
expresar agradecimiento, pedir perdón y reconocer a Dios. Desde tiempos antiguos, la gente ofrecía
cosas simbólicas como corderos o granos para mostrar su conexión con Dios.

En la historia, los sacerdotes han sido aquellos que realizan estos sacrificios en nombre de grupos de
personas. Al principio, los padres de familia eran los sacerdotes, pero más tarde, en la época de Moisés,
Dios estableció que los descendientes de Aarón fueran los sacerdotes para los judíos. Luego, con la
llegada de Jesús, las cosas cambiaron.

Jesús instituyó la Santa Misa, donde ofreció a Dios algo verdaderamente valioso: a sí mismo. Aquí es
donde entra el sacerdote humano, aquel a quien Jesús le dio el poder de representarlo en el altar. Este
poder se transmitió a lo largo de la historia a través de la ordenación sacerdotal.

Ahora, se destaca la necesidad urgente de sacerdotes en la actualidad, especialmente en lugares donde


digamos no se habla mucho de la fe. Dios sigue llamando a jóvenes al sacerdocio, pero a menudo no se
escucha esa llamada. Se describen las cualidades necesarias para ser sacerdote como tener buena salud,
Inteligencia y capacidad para el estudio, que mantengan una vida sacramental activa, vivir habitualmente
en estado de gracia y tener la intención de dedicarse al servicio de Dios en el sacerdocio. Así mismo se
anima a los jóvenes a considerar si Dios los está llamando a este camino.

En realidad, ser sacerdote es una forma especial de servir a Dios, transmitiendo un mensaje de amor y
sacrificio.
¿Qué es el Orden Sagrado?

El Orden Sagrado es un sacramento único y progresivo, distinto de otros sacramentos, administrado solo
por un obispo. A diferencia de la recepción completa de otros sacramentos de una vez, el Orden Sagrado
se otorga en etapas sucesivas. El Catecismo lo define como el sacramento que otorga la potestad de
ejercer ministerios sagrados para el culto y la salvación, impregnando el alma con el carácter de ministro
de Dios.

El proceso comienza con estudios y la tonsura, donde el obispo corta un mechón en forma de cruz del
cabello del candidato, simbolizando su dedicación al servicio de Dios. Luego, se reciben las cuatro
órdenes menores, antiguas funciones eclesiásticas preparatorias para el sacerdocio. El subdiaconado,
una orden mayor, implica el voto de castidad y el compromiso diario del Oficio Divino.

El sacerdocio se alcanza tras avanzados estudios teológicos, marcando la culminación del proceso. A
través de la imposición de manos del obispo, se confieren poderes diaconales, sacerdotales y
episcopales. El sacerdote puede celebrar la Misa y perdonar pecados, diferenciándose de ministros
protestantes. La sucesión apostólica garantiza la transmisión del poder sacerdotal desde Cristo a los
actuales sacerdotes, a diferencia de algunas ramas anglicanas que carecen de esta conexión histórica.

Los obispos y otras dignidades

El tercer y último paso del sacramento del Orden Sagrado es el episcopal, que confiere a un sacerdote la
dignidad de obispo. Cuando se necesita un nuevo obispo, el Papa designa al sacerdote y otro obispo
realiza la "imposición de manos". El obispo obtiene nuevos poderes, como administrar la Confirmación y
el exclusivo derecho de ordenar sacerdotes y consagrar obispos.

La ceremonia de ordenación episcopal, con la imposición de manos, representa la última vez que el
Espíritu Santo desciende sobre el obispo, marcando su alma con el carácter episcopal. Este poder incluye
la capacidad para transmitir el sacramento del Orden a otras personas al ordenar sacerdotes y consagrar
obispos al ordenar sacerdotes y consagrar obispos, una diferencia clave con las iglesias protestantes que
carecen de la sucesión apostólica.

La Iglesia Ortodoxa, aunque cismática, conserva la sucesión apostólica, permitiendo la validez de sus
sacramentos. En contraste, las iglesias protestantes, al rechazar la Misa y el sacerdocio sacrificial,
carecen del sacramento del Orden Sagrado. La intención es crucial en la validez de los sacramentos; si
falta, el sacramento es inválido.

El Papa, como obispo de Roma, tiene autoridad sobre toda la Iglesia, pero no posee un poder espiritual
mayor que otros obispos. Los cardenales son consejeros honoríficos del Papa, sin aumento de poder
sacramental. El arzobispo encabeza una archidiócesis, pero no controla otras diócesis.

La Iglesia se organiza en diócesis, arciprestazgos y parroquias. Monseñor es un título honorífico que no


otorga más poder, conferido por el Papa a sacerdotes destacados.

El Matrimonio
Me llamó la atención la importancia que se le da a la previsión y el saber elegir para la construcción de
un matrimonio feliz.

La idea de que el noviazgo debe ser guiado por la búsqueda de un compañero para el sacramento del
Matrimonio

La explicación sobre la gracia sacramental del matrimonio, sus propiedades de unidad e indisolubilidad y
las reflexiones sobre situaciones difíciles, como la separación

XXXV. EL MATRIMONIO

El matrimonio lo hizo Dios

El matrimonio es una unión especial e indisoluble entre un hombre y una mujer, establecida por Dios
para crear y criar hijos en un entorno amoroso.

Dios creó a hombres y mujeres con la capacidad de tener hijos juntos. El acto sexual es importante
porque, a través de él, se crea una nueva vida con cuerpo y alma. Dios diseñó el sexo y lo hizo bueno,
sagrado y santo, pero se advierte que su mal uso puede llevar a problemas como la infidelidad conyugal,
la prostitución y el divorcio fácil.
Jesucristo elevó el matrimonio a la categoría de sacramento, un signo externo que otorga gracia interna.
El intercambio de consentimientos entre los esposos es el acto que administra este sacramento. Aunque
generalmente se requiere la presencia de un sacerdote, en circunstancias excepcionales, una pareja
puede casarse ante testigos si no pueden conseguir a un sacerdote.

Para los católicos, casarse ante un magistrado civil no es válido, y es importante seguir el sacramento del
matrimonio instituido por Jesucristo. La idea es que el matrimonio es más que un contrato civil; es una
unión sagrada que contribuye al crecimiento espiritual de la pareja y la sociedad.

El matrimonio tiene gracias especiales

El matrimonio, como sacramento, concede gracias especiales a los esposos, brindándoles fortaleza y
ayuda en momentos difíciles.

Este compromiso sagrado imparte una gracia santificante y su propia gracia sacramental, fortaleciendo el
amor conyugal y proporcionando generosidad, responsabilidad y sabiduría para la crianza de los hijos.

La unión matrimonial se compara a un "cuasi-carácter", que imprime propiedades de unidad e


indisolubilidad. Aunque la indisolubilidad puede parecer dura en situaciones extremas, se fundamenta
en la ley natural y en los fines del matrimonio: la estabilidad emocional y espiritual de los hijos y el
mutuo complemento entre esposos.

No se otorgan excepciones o permisos especiales en situaciones extraordinarias, porque hacerlo


debilitaría o minaría la esencia fundamental del compromiso. Aunque casos difíciles pueden causar
sufrimiento, confiar en la providencia divina es fundamental.

Nos dice que la compañía frecuente con personas separadas o divorciadas, incluso sin intenciones
matrimoniales, puede constituir un pecado grave. Además, remarca que el matrimonio civil de no
católicos es válido, pero el divorcio no disuelve el vínculo a los ojos de Dios.

La previsión forja matrimonios felices

Elegir a la persona con la que te casarás es una decisión crucial y permanente. A veces, la gente pone
más cuidado en elegir un coche o una casa que en encontrar un esposo o esposa. Es esencial recordar
que el matrimonio es una unión de por vida, indisoluble, que afectará tu propia salvación y la de tus
hijos.
La elección del compañero de vida debe ser guiada por la prudencia y la previsión. Buscar a alguien que
comparta la fe católica y practique la religión es fundamental para construir un matrimonio sólido. Las
citas regulares entre adolescentes pueden exponer a peligros morales y deben evitarse, ya que el
noviazgo debe tener como objetivo la búsqueda de un compañero para el sacramento del Matrimonio.

Es esencial buscar consejo de los padres y, si es necesario, del director espiritual. La oración y la
comunión frecuentes son fundamentales para tomar decisiones sabias. La castidad prematrimonial y la
búsqueda de un cónyuge católico son los cimientos para un matrimonio feliz y fructífero. La Misa de
Casamiento, aunque no es obligatoria, es una bendición especial para aquellos que se embarcan en la
vocación del matrimonio como cooperadores de la obra divina de creación y redención.

Paternidad responsable

La "paternidad responsable" es un tema que se menciona mucho últimamente. Se basa en dos


preocupaciones: la idea de que podría haber demasiada gente en la Tierra y no suficiente comida, y el
aumento de los costos para cuidar de los hijos en áreas como la salud y la educación. Ser "padre
responsable" significa que los padres deben pensar con cuidado antes de tener hijos, considerando sus
circunstancias y siendo generosos pero realistas.

No hay nada malo en esto desde la perspectiva cristiana. Dios nos dio inteligencia y espera que la
usemos en colaboración con Él. La cuestión importante es cómo lograr esta "paternidad responsable". Es
legítimo que los esposos se abstengan mutuamente de tener relaciones sexuales por períodos de tiempo
si están de acuerdo. Sin embargo, prevenir la concepción mediante métodos mecánicos o químicos va en
contra de la ley natural y es considerado un pecado grave, según la enseñanza de la Iglesia. Por ahora, la
única forma aceptada de planificar el número de hijos es abstenerse de tener relaciones sexuales.

Los sacramentales
Indica algunas ideas y conocimientos que te llamaran la atención.
Me llama la atención la explicación sobre el agua bendita y cómo la Iglesia le atribuye propiedades
purificadoras y protectoras.

Además, la diversidad de objetos y acciones considerados sacramentales, como velas, crucifijos,


medallas y exorcismos.

El escapulario del Carmen y la conexión con la devoción a la Virgen María también es interesante, al
saber que su origen no es obligatorio creer, pero ha sido respaldado por muchos papas.
XXXVI. LOS SACRAMENTALES

Agentes de la gracia
Los sacramentales son signos externos que la Iglesia utiliza para acercarnos a la gracia
divina. A diferencia de los sacramentos, que son instituidos por Jesucristo, los sacramentales
son establecidos por la Iglesia. No otorgan gracia por sí mismos, pero nos predisponen a
recibirla mediante la fe y el amor.
Un ejemplo común de sacramental es el agua bendita. La Iglesia bendice la sal y el agua,
pidiendo a Dios que purifiquen y protejan a quienes las usen. El agua bendita se convierte
en un instrumento de gracia, limpiando de impurezas y alejando el mal.
Otros sacramentales pueden ser objetos como velas, crucifijos, medallas y rosarios. La
Iglesia bendice estas cosas para su uso religioso, recordándonos la importancia de la fe en
nuestra vida diaria.
Las acciones también pueden ser sacramentales, como las bendiciones y exorcismos
realizados por la Iglesia. Un ejemplo especial es el exorcismo, que expulsa a los demonios
de la persona en que se encuentran y lo hace la iglesia en nombre de Cristo.
En los hogares católicos, es común encontrar crucifijos, agua bendita y velas bendecidas.
Estos elementos simbolizan la presencia de Dios y su amor. El escapulario del Carmen, una
pieza de lana marrón con cintas es otro sacramental popular. Aunque su origen en la visión
de San Simón Stock no es obligatorio creer, muchos papas han fomentado su uso como
una devoción a la Virgen María. Esto significa que la Iglesia reconoce que la historia de la
visión de San Simón Stock es una tradición piadosa, pero no es algo que todos los católicos
tengan que aceptar como un hecho de fe.
Los sacramentales en si son distintas herramientas que la Iglesia utiliza para acercarnos a
Dios y que nos hacen recordar su amor y la protección que nos da en nuestra vida
cotidiana.

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