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Verdad, mentira y posverdad.

Cristian Javier Alonso

21/05/2020

LA NEGACIÓN COMO VICIO DEL ALMA

Zagzebski nos plantea en “La naturaleza y los componentes de las virtudes intelectuales”
una teoría epistemológica que se encuentra sujeta a la moral, a las virtudes que definen a la
persona que las aplica. En el ámbito epistemológico tales virtudes dan cuenta de una
investigación con ciertas características ya que “la definición de una creencia justificada es
exactamente paralela a la definición de un acto correcto” (Zagzebski, 2011, p. 241). Por
otro lado, McIntyre en “Posverdad”, ilustra cómo los resultados científicos ahora pueden
ser cuestionados por cualquiera. Esto abre paso al negacionismo científico, en cuanto a que
tales resultados científicos van en contra de ciertas ideologías propias de aquellos que los
cuestionan. Con respecto a ambos planteamientos podemos preguntarnos de qué manera el
negacionismo científico es de hecho una alusión a carecer de la virtud sujeta al ámbito
epistemológico.

La negación a la ciencia en palabras más simples es el deseo de que una creencia particular
se sobreponga sobre una creencia que se encuentra justificada por la ciencia. Esto se verá
manifestado como violación a dos de las tres actitudes que Zagzebski nos expresa según
Dewey, a saber, la apertura de mente, la entrega y la responsabilidad.

La virtud, según la perspectiva de Zagzebski, contiene dos elementos esenciales: la


motivación y el éxito fiable. En este caso trataremos el primero, el elemento motivacional,
el cual es la disposición a tener cierto motivo; según la autora, el motivo es la emoción que
inicia y dirige la acción para producir un fin con ciertas características deseadas. Zagzebski
apela a lo que Dewey llamó “Pasamiento reflexivo” para así “trazar un camino que lleve de
la motivación a creer lo que es verdad y que nos ayude a actuar eficazmente” (Zagzebski,
2011, p. 258). Para ello, hay ciertas actitudes propuestas por Dewey las cuales uno debe
cultivar: La apertura de mente, la cual se puede definir como el acoger consideraciones de
nuevos problemas y nuevas ideas, evitando los prejuicios y los partidarismos; la entrega,
que es cuando dentro de alguna actividad o alguna investigación el sujeto se halla como
poseído por el material que está trabajando, llevándolo a cabo, desarrollándolo de una
manera más efectiva; la responsabilidad, que garantiza la integridad de la actividad o de la
investigación que se intenta realizar, es decir, que garantiza la congruencia de estas para
que no se lleve la mente demasiado lejos.

De por si la negación a la ciencia expresa abiertamente la posición de defender ideologías y


que estas se superpongan sobre las investigaciones justificadas por la ciencia, rechazando
de facto la apertura de mente, eliminando de esta manera la consideración de tener nuevas
ideas o plantear otros problemas. De la entrega no se puede decir mucho, ya que también se
puede manifestar una estimulación por parte del sujeto que intente defender una ideología
por encima de todo. En el ámbito de la responsabilidad al igual que en el de la entrega, el
sujeto se encuentra totalmente cegado, ya que defender la ideología sin considerar otras
posibilidades o ideas, y motivado por defender sus intereses, lo lleva a estimar argumentos
que se acomoden a su creencia, llevando la mente más allá de toda argumentación racional
o a divagar con el pensamiento. Llegando así, a expresar cosas como que “determinados
científicos no se adhieren a las prácticas de la buena ciencia: que están actuando con
cerrazón mental y que están cegados por sus propios intereses.”(McIntyre, 2018).

Las personas que plantean este tipo de argumentos en contra de los científicos, son las
mismas personas que saben muy poco o nada sobre cómo funciona la ciencia. Si bien “en la
ciencia se admite que hasta las mejores teorías o explicaciones no pueden ofrecerse como
verdad, se pueden ofrecer como una creencia fuertemente garantizada basada en la
justificación, dada la evidencia” (McIntyre, 2011). El no poder ofrecer verdades, reconocer
que la ciencia puede ser falible no es de hecho un vicio de la ciencia, sino quizá su virtud
más grande. Permite una apertura de mente a teorías que refuten a las anteriores teorías.
Permite también la entrega para desarrollar nuevas ideas, y mantiene la responsabilidad de
no ir mas allá de lo que se le es posible.

No podríamos oponernos en que los negacionistas tengan motivación alguna por el


conocimiento, “pero esa motivación por el conocimiento puede ser deficiente o
distorsionada de muchas maneras, conduciendo a vicios intelectuales (…) ya que el deseo
por la verdad también lleva a la falta de autonomía, la mentalidad estrecha y el
dogmatismo” (Zagzebski, 2011). Por consecuencia, es menester tener en cuenta y
desarrollar las actitudes que plantea Dewey para evitar los peligros a la hora de formar una
creencia u otra. De la misma manera la función de la ciencia no es develar verdades que se
mantengan hasta el fin de la vida, sino desarrollar teorías que intenten explicare el mundo
según la evidencia que se esté trabajando.

Una solución general que se me ocurre para el problema de los negacionistas –el vicio de
tomar una perspectiva de forma arraigada y no dudar de ella- es que se reconozcan a ellos
mismos como falibles, es decir, entender y aceptar que hay en nuestra naturaleza aquella
tendencia tanto a virtudes que son de hecho excelencias adquiridas en el alma, como a los
vicios que son defectos adquiridos en el alma. Para al menos tener en cuenta que en tanto
que somos falibles nuestras creencias también. Abriendo paso de esta manera a las actitudes
que Dewey menciona. Aunque esto es la a la vez algo problemático ya que reconocerse a sí
mismo como falible requiere introspección, por tanto, requiere también de virtud. Y más
problemas podemos encontrar debido al segundo elemento esencial de la virtud, esto es, el
elemento de éxito, pues a manera de ejemplo, un entrenador de x deporte puede tener las
mejores intenciones para sus deportistas, pero si no los logra en la práctica, luego no es
virtuoso. Que un negacionista se piense como falible puede ser complejo a la hora de tener
éxito en tal introspección, ya que su ideología puede eclipsar la reflexión.

A manera de conclusión percibimos que aquellos que niegan la ciencia, los negacionistas,
no se preocupan por el buen pensar, o al menos por obtener buenas creencias. Con buenas
creencias no me refiero a que haya unas creencias malas, que no sería del todo incorrecto,
ya que puede haber consecuencias fatales debido a creencias erróneas. Pero lo que quiero
decir con buenas creencias es precisamente que dentro de una creencia se tenga la debida
responsabilidad en ellas. Creencias que no vayan más allá de la evidencia presente a la que
se enfrenta. Creencias que permitan un cambio de perspectiva frente algún tema. Evitando
de esta manera que aquello que se vuelve vicio en los negacioncitas se vuelva virtud, como
en la ciencia, esto es la falibilidad.

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