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Vejez y autonomía

Jubilación significa cambiar de actividad

Este artículo hace una revisión de la relación entre la jubilación, como


salida del mercado laboral con los cambios que supone en las
diferentes áreas vitales, y la calidad de vida de estas personas,
planteándose la necesidad de diferenciar jubilación y envejecimiento.

¿A QUÉ NOS REFERIMOS CUANDO HABLAMOS DE


JUBILACION?

El concepto de jubilación que define el cese de la situación de trabajo


remunerado dentro del mercado laboral del trabajador y/o profesional,
bien sea de manera asalariada o autónoma, para pasar a una fase de
descanso también remunerado, a la edad oficial de 65 años,

Hoy en día cuando alguien habla de jubilación y/o jubilados no se


sabe si se refiere al momento de salida del mercado laboral, o a la
situación en que queda el trabajador una vez de haber salido del
mismo, no sabemos si hablamos de pensionistas, quienes cobran una
pensión, o de jubilados. En definitiva, se da una polivalencia
semántica que en ocasiones puede confundir.

¿Existe una edad de jubilación?

La edad de jubilación oficial no es más que un mero referente. «Si


bien la tendencia a una jubilación temprana parece estar invirtiéndose,
la mayoría de los trabajadores se jubilan bastante antes de la edad de
jubilación oficial», tal y como se apunta en el informe relativo a «Las
personas mayores en Europa. Política económica y social», del
Observatorio Europeo de las personas mayores (1).

En Euskadi el 65% de los trabajadores se jubilan antes de esa edad. En


Francia y Holanda por ejemplo menos del 60% de los hombres en
activo entre 55 y 59 años, y menos del 20% de los de 60-64 años están
hoy trabajando. En Alemania e Inglaterra las cifras son ligeramente
superiores.

En los últimos 20 años la tendencia ha sido la de facilitar la jubilación


anticipada como recurso frente al desempleo juvenil y a la situación
de crisis económica. Hoy en día hay un replanteamiento en la
planificación de la política social hacia fórmulas flexibles de
jubilación que reduzcan el impacto mencionado, como se demostró en
el seminario organizado bajo los auspicios de la Dirección General V
de la Comisión Europea: Retirement in the 1990s and beyond:
European Seminar (2).

Es más, desde las políticas liberales económicas y de empleo se


plantea la posibilidad de un retraso de la misma hasta los 70 años.

Por otro lado encontramos situaciones como el desempleo de larga


duración entre mayores de 50 años que suponen una puerta falsa a la
jubilación con unas consecuencias especialmente negativas y que,
cuando menos en nuestro país, ha recibido escasa atención por parte
de los poderes públicos.

Además están apareciendo cambios importantes en las pautas del ciclo


vital que pueden conducir a una modificación de la secuencia
tradicional de educación, trabajo y jubilación. Hay una tendencia a
largo plazo a reducir la duración del trabajo y a aumentar los períodos
de formación a lo largo de toda la vida laboral. Las condiciones de
trabajo tenderán a ser mas flexibles y continuará aumentando la
movilidad. Dados estos cambios la manera actual de adquirir derecho
a la protección social y en particular el vínculo con el trabajo pueden
necesitar una revisión, tal y como refleja la comisión de las
Comunidades Europeas en el informe sobre el futuro de la protección
social (3).

La jubilación como proceso

La jubilación no es un cambio de la situación que se dé en un


momento dado de nuestra vida laboral, no es el fin de ésta. La
jubilación, tal y como nosotros la entendemos, es un proceso que
comienza mucho antes de los 65 años, antes del momento de salida
del mercado laboral, y que se prolonga hasta bastante más allá de ese
momento, con diferentes fases que podríamos caracterizar
fundamentalmente a partir de los conceptos de socialización
anticipatoria en la fase prejubilación, de afrontamiento en el momento
de la jubilación y las diferentes fases deadaptación, tal y como las
describe Atchley (4).

¿Es la jubilación la puerta de entrada a la vejez?

Históricamente ambos conceptos y situaciones han estado


estrechamente relacionados. El comienzo de la vejez era la causa en
parte de la jubilación y su justificación: la mano de obra para unas
tareas basadas en el esfuerzo físico habían perdido capacidad por el
paso de los años y la cercanía de la vejez, por lo que se prescindía de
la misma, dando paso a los jóvenes a ese mercado laboral.

Con el paso de los años, la espectacular mejora de las condiciones de


vida, de las condiciones laborales y de la atención sanitaria, ha
determinado un igualmente espectacular aumento de la longevidad y
esperanza de vida, de 75 y 85 años respectivamente para hombres y
mujeres en las sociedades occidentales.

La consecuencia inmediata de este fenómeno supone un gran aumento


de población mayor de 65 años que además cada vez presenta una
salud y situación psicosocial mejor, debido también a las prestaciones
del autodenominado «estado de bienestar».

A nuestro modo de ver estos cambios sociodemográficos suponen una


ruptura importante en la relación jubilación-vejez, para las personas
que salen del mercado laboral.

Hoy en día jubilarse no es hacerse viejo, puesto que en la mayoría de


los casos todavía estas personas disponen de varios años, hasta diez o
quince, en los que pueden presentar unas características
sociosanitarias inmejorables, siendo a partir de ese momento cuando
aparecen los «estigmas» de la vejez. Aparece así una categoría de
«viejos jóvenes» a diferenciar respecto a los «viejos viejos» (5).

Es especialmente problemático que algunos programas de preparación


a la jubilación sean más de preparación a la vejez que al cambio de
situación laboral, por cuanto de efecto sociocognitivo puede tener para
sus participantes.

LA CALIDAD DE VIDA: ¿UNA CUALIDAD?

¿Qué es la calidad de vida?

El concepto de calidad de vida ha cobrado auge desde la segunda


Guerra Mundial, estando cada vez más presente incluso en el área de
salud, de servicios sociales, en la planificación de servicios, y en las
políticas de «Bienestar» (6).

Todos tenemos una idea de lo que puede ser la calidad de vida. Todos
sabemos cómo nos gustaría vivir, qué nos gustaría tener, en qué tipo
de lugares vivir, qué salud tener, etc. Podemos decir que existe una
idea, una percepción vulgar, popular del concepto que pretendemos
definir. Es más, estudios que han comparado esta concepción popular
con el concepto teórico han encontrado una importante similitud en lo
relativo a personas mayores (7).

Desde una perspectiva basada en el análisis del desarrollo de


diferentes sociedades se han analizado la renta per cápita, la
longevidad, los servicios de salud de que la población dispone, la
educación, etc. No obstante, desde el marco social en que nos
encontramos, podemos añadir aquellas variables relacionadas con el
bienestar subjetivo como todo lo relacionado con la satisfacción vital,
las actividades de ocio, el apoyo social, etc. (8).

Definiciones

Escogiendo algunas de las definiciones de calidad de vida podemos


señalar entre otras las siguientes aportaciones: H. San Martín (9)
describe la CV de un individuo como la «relación global que se
establece entre los estímulos positivos (favorables, agradables...) y los
estímulos negativos (adversos, desagradables...) en el curso de su vida
social, en sus interrelaciones con las otras personas de la colectividad
y con el ambiente total en que vive, es decir, en el ejercicio de los
valores sociales». Las áreas básicas serían: la capacidad funcional, las
funciones sociales, las funciones intelectuales, el estado emocional y
la situación económica.

George y Bearon (10) describen cuatro dimensiones del concepto, dos


de las cuales son objetivas: salud general y capacidad funcional, así
como estatus socioeconómico, y dos subjetivas: satisfacción vital y
autoestima. Abrams (11) define el concepto CV como el grado de
satisfacción que siente la gente con diferentes aspectos de su vida.
Andrews (12) lo relaciona también con el grado de placer y
satisfacción que caracterizan la existencia humana.
Levi y Anderson (13) lo definen como «medida compuesta de
bienestar físico, mental y social, tal y como lo percibe cada individuo
y cada grupo, y de felicidad, satisfacción y recompensa. Las medidas
pueden referirse a la satisfacción global, así como a sus componentes,
incluyendo aspectos como salud, matrimonio, familia, trabajo,
vivienda, situación financiera, oportunidades educativas, autoestima,
creatividad, competencia, sentido de pertenencia a instituciones y
confianza en otros.»

En el campo de la salud cada vez se tiene más en cuenta el concepto


de CV, centrándose generalmente en la salud general, tanto física
como psíquica, y en la capacidad funcional, pero a partir de la
definición de salud de la OMS como un estado de bienestar físico
psíquico y social, desde una perspectiva bastante amplia.

Como se ve la interrelación entre conceptos: bienestar psicológico,


satisfacción, CV, es estrecha y un elemento a analizar.

El bienestar psicológico es uno de los temas de estudio más antiguo de


la Gerontología Psicosocial por considerarse tradicionalmente como
un indicador de una vejez con éxito.

El término de bienestar psicológico es un concepto complejo y


actualmente se proponen las siguientes dimensiones del mismo:
congruencia, felicidad, afecto negativo y afecto positivo.

Hoy en día existe acuerdo tanto en considerar la importancia del


bienestar psicológico entre las personas mayores, como en que el
bienestar se refiere a percepciones individuales sobre la propia calidad
de vida. El bienestar psicológico puede ser contextualizado como una
respuesta principalmente afectiva, aunque incluye parcialmente
componentes cognitivos. El bienestar psicológico hace referencia
fundamentalmente a emociones y sentimientos de más o menos
duración que los ancianos experimentan sobre la propia vida, más que
a un juicio, una valoración o reflexiones que pueden hacerse sobre la
misma.

Entre los factores que influyen en que las personas mayores tengan un
mayor o menor sentimiento de bienestar se pueden destacar la salud,
tanto percibida como objetiva, los estilos de vida, la realización de
planes hacia el futuro, los estilos de logro, el apoyo social, la
depresión y algunos factores sociodemográficos.

La satisfacción vital es un indicador del bienestar psicológico. Se


entiende por satisfacción vital la valoración o respuesta de tipo
cognitivo que sobre su propia vida realizan las personas, o lo que es lo
mismo, la valoración global de la propia existencia basada en la
comparación entre las aspiraciones y los logros conseguidos. La
satisfacción es mayor cuando los logros se aproximan a las
aspiraciones y disminuye cuando se alejan (14).

La autoevaluación de la satisfacción vital se basa probablemente en


comparaciones con los demás, frente a los informes sobre la felicidad
que dependen más del estado de ánimo inmediato (15).

Igualmente podemos señalar diferentes modelos de análisis de la CV


que tal vez podrían ser relacionados en parte con los modelos de ajuste
ambiental, como los de congruencia, competencia, ecológico y
ecológico social.

Multidimensionalidad

Si seguimos a Lawton (16) entendemos la CV como la valoración


multidimensional, tanto con criterios intrapersonales o subjetivos
como socionormativos u objetivos del sistema persona-ambiente de un
individuo en relación al pasado, presente y futuro. La competencia
comportamental, el entorno físico y social, la propia CV percibida, el
bienestar psicológico y la satisfacción vital serán las dimensiones que
completan el concepto de CV.

Desde esta multidimensionalidad destacar los siguientes factores


objetivos a tener en cuenta:

a) Calidad del ambiente: tanto físico (contaminación, vivienda,


características físicas del puesto de trabajo: temperatura, luz,
ergonomía, etc.) como social (clima familiar, laboral y social en
general).

b) Condiciones económicas: salarios, pensión tras la jubilación,


condiciones económicas en caso de jubilaciones anticipadas.

c) Apoyo social: desde un punto de vista estructural (redes, cantidad


de relaciones, etc.).

d) Factores culturales: percepción sociocognitiva del trabajo y de la


jubilación, ritos de paso en este momento.

e) Estado de salud objetivo: utilización y disponibilidad de recursos.

Así como los siguientes factores subjetivos o personales:

a) Apoyo social desde una perspectiva funcional: tipo de apoyo que


obtenemos de esas relaciones sociales (emocional, instrumental,
informacional...) Es importante la diferenciación entre soledad y
aislamiento, o la forma en que se perciben estos apoyos sociales.

b) Satisfacción psicológica y bienestar subjetivo (8, 17, 18).

c) Relacionado estrechamente con la utilización del ocio, la


realización de actividades, el desempeño laboral.
d) La percepción de la salud.

e) La autoestima.

f) Las habilidades funcionales y competencia en general.

DECISION DE JUBILARSE Y CALIDAD DE VIDA

Un elemento determinante cara a la toma de decisiones previa a la


jubilación es precisamente las condiciones y la calidad de vida de los
trabajadores. ¿Qué factores intervienen en esta decisión de salida del
mercado laboral? Habría que destacar:

Razones económicas: quien tenga unas condiciones económicas


mejores (previsión de una mejor pensión, más tiempo de cotización...)
más fácilmente optarán por la jubilación.

Razones actitudinales: estamos pasando de una ética «protestante» del


trabajo a una ética de la actividad (19).

Ocio y relaciones sociales. Al parecer la clase de ocupaciones de


tiempo libre, la frecuencia e intensidad de los contactos familiares no
influyen en la actitud de expectativa hacia la jubilación, aunque sí en
la adaptación a la misma (20).

Razones de salud: la mala salud parece que debiera ser un predictor de


jubilación, siéndolo solamente de aquellas jubilaciones anticipadas o
precoces.

Discriminación laboral relacionada con la edad. Señalar la


importancia de ésta incluso en el caso de desempleados mayores y su
transición a la jubilación (21). Robinson et al (22) reflejan que para un
elevado porcentaje de personas el desempleo puede ser el primer paso
para la jubilación.
La capacidad laboral, de seguir trabajando y el tipo de trabajo serán
elementos definitivos en la decisión. La seguridad en el puesto de
trabajo, las posibilidades de cambiar de puesto, la formación y el
entrenamiento, las posibilidades de descansos, la disponibilidad de
servicios de salud ocupacional, influyen en que se siga trabajando
hasta el final.

Un fenómeno como el «síndrome de aversión al trabajo» con una


pérdida de valores relativos a la vida laboral, estrés crónico, mayor
importancia de los valores privados y la propia aversión al trabajo,
puede ser un exponente de mala calidad de vida laboral, con un
aumento de riesgos de salud y una disminución importante de la
satisfacción laboral y vital (Fig. 1).

Señalar la importancia de los procesos cognitivos, emocionales,


relacionales, etc., de esta toma de decisiones, de preparación y
afrontamiento de la jubilación cara al logro de un jubilación
satisfactoria que correlaciona con CV (23).

En este sentido sería importante investigar más detalladamente,


comparando entre individuos que trabajan y ya jubilados en la misma
organización, así como realizar seguimientos individualizados e
investigación longitudinal.
CONSECUENCIAS DE LA JUBILACION

El análisis de las consecuencias de la jubilación desde este esquema


supone analizar no sólo las consecuencias económicas, sino y
especialmente el impacto psicológico, tanto en su aspecto
sociocognitivo como de funcionamiento psicoafectivo, los cambios en
las relaciones sociales con los amigos, compañeros de trabajo, familia
(subsistema de pareja e hijos, el impacto en salud) y ver estos cambios
como parte de un proceso de adaptación a la nueva situación.

La transición a la jubilación supone un aumento de diferentes


actividades en áreas vitales no relacionadas con el trabajo, y una
disminución de aquéllas relacionadas con éste. Parece que los
hombres aumentarían las actividades físicas principalmente y las
mujeres las sociales e intelectuales.

Atchley (4) describe una serie de pasos por los que se pasa al dejar de
trabajar, la etapa inicial de «luna de miel», un período posterior de
decepción y/o hiperactividad o astenia, tras lo cual se da una
reorientación, unas respuestas más realistas y una fase final de
estabilidad, de acomodación a la situación actual (tabla I).

Tabla I. Efectos positivos y negativos de la


jubilación para la población mayor de 65 años

Incidencia de la jubilación
respecto al total de:
Ancianos que
opinan
Ancianos que
opinan en cada sentido

Destacan
aspectos positivos 82,5 100,0
Más tiempo, 54,6 65,3
libertad y
oportunidades
Tranquilidad,
descanso y salud 28,7 34,5
Cobrar sin trabajar1,6 2,0
Destacan
aspectos
negativos 46,6 100,0
Problemas
asociados a la
vejez (soledad,
mala salud,
minusvaloración) 11,1 23,3
Problemas
económicos 19,9 41,8
Menos relaciones
sociales 2,4 5,1
Aburrimiento 12,4 26,5
Preferencia por el
trabajo 0,9 1,9

¿Cuáles son los factores que influyen en una mejor adaptación a la


jubilación? Se pueden señalar entre estos el gozar de buena salud, no
tener problemas económicos, tener un buen nivel educativo, estar
casados, estar comprometidos en actividades sociales.

Todos ellos, a excepción del compromiso social, son los mismos


predictores de la satisfacción y CV del trabajador (24).

Un buen apoyo social parece ser un elemento importante cara a la


adaptación y satisfacción con la jubilación. Algunos autores han
establecido en este sentido algunas características socio personales de
riesgo como tener una mala percepción de las propias relaciones
sociales, no tener un grupo de amigos estable, no realizar actividades
regularmente con este grupo (25).
La jubilación conlleva una disminución-pérdida de rol, por lo que se
afirma que es un rito de desagregación (cercano a la teoría de
desvinculación), se produce una reducción de relaciones sociales, se
reducen los contactos interpersonales en cantidad e intensidad,
especialmente los relacionados con ámbitos extrafamiliares y con
otros grupos de edad. En el núcleo familiar cambian las relaciones
conyugales, las relaciones de pareja que necesitan en ocasiones de una
reestructuración. Conlleva una disminución de ingresos económicos,
que es uno de los factores más ansiógenos y preocupantes en la
situación post retiro. Parece que con la jubilación se da una
disminución de la autonomía, del control sobre uno mismo y sobre el
ambiente. Desde la relación entre locus de control y autonomía
personal parece que con un locus de control interno se tendrían
mejores expectativas y mejor adaptación a la nueva situación de
jubilado.

La posible disminución de roles sociales podría provocar un repliegue


hacia las relaciones familiares y en algunos casos situaciones de
soledad y aislamiento.

La autoestima puede verse afectada especialmente en las personas


para las que el rol profesional es muy importante, lo que puede
provocar una verdadera crisis de identidad personal.

Esto no quiere decir que no existan otros roles, como los de marido,
abuelo, vecino, amigo, voluntario, el de desarrollo de hobbies, etc.,
que podrían mantener un nivel de autoestima muy elevado e
integrado, lo que correlaciona directamente con el bienestar
psicológico y por tanto con la calidad de vida (26).

Las posibles repercusiones en la salud pueden ser un elemento clave


en esta sensación de bienestar y satisfacción vital, de manera que la
asunción activa de comportamientos y estilos de vida saludables será
un buen indicador de calidad de vida.

La realización de actividades recreativas, culturales y de ocio suponen


un elemento de gratificación importante para las personas que se
jubilan, aunque existe un grupo importante de personas que entre los
jubilados de hoy en día tienen dificultades para encontrar actividades
gratificantes fuera del trabajo. Esta característica parece que está
cambiando en las últimas generaciones de personas que se van
jubilando con niveles educativos y culturales, así como con una
historia profesional significativamente diferente de los mayores de 75-
80 años, que tienen un muy bajo nivel educativo, han sobrevivido a la
guerra, a epidemias y al hambre de la postguerra.

DE LA CALIDAD DE VIDA EN LA VEJEZ

«La felicidad no varía mucho con la edad. (...) Si se subraya la


satisfacción o la valoración cognitiva del bienestar, hay un incremento
claro con la edad (...) [Sin embargo] Las medidas de frecuencia de
alegría, o de las emociones positivas, presentan una disminución
progresiva con la edad. Así mismo, la frecuencia de actividades
agradables decrece de modo apreciable con la edad». M. Argyle (27)
es explícito en este sentido, los mayores también experimentan menos
emociones negativas y sus emociones son menos intensas. La
satisfacción aumenta en relación a los aspectos más importantes: el
trabajo, el matrimonio, los ingresos, el ocio y la religión. No obstante,
la satisfacción disminuye en los campos de la salud y el sexo, que es
un aspecto muy reforzante.

Existe un amplio consenso en relación a la relevante importancia del


dominio subjetivo en la calidad de vida (28), siendo los factores
externos modulados por variables internas. El análisis de la relación
entre estrés y calidad de vida apunta una vía de investigación
interesante en el campo de la gerontología.

CALIDAD DE VIDA POST JUBILACION HOY

Si nos centramos en la realidad actual de las personas mayores


jubiladas en el País Vasco, según el censo de población vivían en la
CAV 261.327 personas mayores de 65 años, lo que representa un
12,44% de la población total, con varias características a señalar:

1. Concentración en los tramos de edad más jóvenes.

2. Importancia creciente de la población femenina.

3. Importancia de las personas viudas.

4. No existe un modelo único: se pueden diferenciar aquellas de 65-


75, casados predominantemente y los mayores de 85, viudos en su
mayoría.

La población ocupada es muy poca entre los mayores, solamente


constituyen un 1,4%, siendo también curiosamente una minoría en el
tramo de edad 55-65, con un 31%.

La percepción sociocognitiva de estas personas es más positiva que


negativa en lo relativo a su situación, especialmente si se dejan de
lado los aspectos económicos.

En cuanto a integración social, los principales modelos de convivencia


son el matrimonio, con o sin hijos solteros, y la viudedad acompañada
de hijos solteros o casados.

Cuando se da convivencia, en la práctica totalidad de los casos la


relación es buena, lo cual ocurre también con los que no residen en el
hogar. Una gran parte de los mayores tienen además amigos y se
relacionan con ellos.

Por el contrario, la participación social asociativa es relativamente


pequeña si exceptuamos los hogares de jubilados, por lo que parece
que éstos pueden cumplir un papel importante en el desarrollo de este
campo.

Los problemas de soledad se relacionan con vivir solo y con


insuficiente contacto directo con amigos y familiares.

Respecto a las actividades sociales se puede decir que realizan menos


actividades de tipo social, deportivo y cultural a medida que tienen
más edad, estando la dedicación preferente ligada a medios de
comunicación como ver la TV, escuchar la radio y el paseo.

Respecto a la situación socioeconómica, muchos de los mayores


poseen vivienda propia (74%), pero se detectan problemas
importantes de equipamiento (30%), carencia de intimidad (8%) y si
bien no predominan las situaciones de precariedad económica sí que
existe una limitación de recursos, debido entre otras razones a que las
pensiones son el origen casi exclusivo de sus ingresos.

Entre los motivos de preocupación más importantes para este


colectivo encontramos: la pérdida de salud (58,5%), la soledad
(18,4%), falta de ingresos (7,7%), y que se les considere inútiles
(5,3%).

La salud en los mayores del País Vasco

La mortalidad aumenta a partir de los 75 años, con una tendencia a


una mayor mortalidad masculina y una notable mejoría en la
esperanza de vida.
En cuanto a la morbilidad el 65% padece algún tipo de enfermedad
que le afecta en la vida diaria. Destaca el papel de las demencias por
sus efectos devastadores a nivel personal y muy relevantes a nivel
social, así como la presencia general de pluripatologías con una media
de 4,1 problemas de salud, afectando en mayor grado a las mujeres.

Los servicios sanitarios presentan un gran consumo, así como un


aumento de las demandas de hospitalización y una mayor duración de
las estancias medias.

Entre las deficiencias y discapacidades son muy significativas las


deficiencias de tipo sensorial visión y audición, las discapacidades de
movilidad y las dificultades para valerse por sí mismo en la vida
diaria.

Si hacemos caso a los estudios epidemiológicos se ofrecen datos


relativos al 2,45 de la población de 65 años y más que viven
encamados o confinados en un sillón, esto es unas 6.628 personas, un
3,1%, esto es 8.218 que con una autonomía mayor necesitan de
alguien para asearse o vestirse y el 12,4% que no pueden salir de su
domicilio o necesitan de alguien para hacerlo.

El caso de las demencias

El fuerte aumento de la prevalencia de la demencia (DS) supone que


cuantitativamente el número de casos de DS en mayores de 60 años va
a aumentar en un 109,2%. La prevalencia por mil de DS moderada y
grave en el conjunto de sujetos experimenta un crecimiento relativo de
34,4%. Estos datos demuestran que «el aumento de las demencias
constituye uno de los problemas prioritarios y más urgentes de salud
pública» (29).
Alrededor del 10% de la población mayor de 65 años de Guipúzcoa
presenta claras alteraciones de memoria con discretos pero evidentes
síntomas tributarios de demencia hasta demencias claras y avanzadas,
según el estudio ECEHA de prevalencia de hipertensión arterial.

Alrededor del 30% de la misma población presenta alteraciones


asociadas a la edad y/o distintos síntomas de desorientación, pérdida
de memoria y rarezas.

Actualmente la familia sigue jugando un papel importante y destacado


en el soporte y apoyo de las personas mayores en la CAV, cobrando
aún más importancia, si cabe, en los casos de dependencia y
demencia.

Necesidades existentes

A corto plazo el 8,8% de las personas mayores de 65 años, esto es,


casi 24.000 personas, necesitarán algún tipo de ayuda o servicio para
hacer frente a los requerimientos de la vida cotidiana, aumentando la
necesidad con la edad y afectando especialmente a las mujeres y a las
personas que viven solas.

El 73% de las personas que no se consideran válidas a sí mismas,


reciben ya algún tipo de ayuda, sobre todo por parte de las familias y
con una periodicidad diaria.

No obstante, todavía los programas de preparación a la jubilación, los


estereotipos de los directivos de las empresas que contratan y jubilan
anticipadamente a sus trabajadores, los de la propia sociedad, siguen
manteniendo esa idea de jubilación-vejez.

Estereotipos y realidad
Algunos estereotipos muy extendidos respecto a las personas mayores
no se corresponden con la realidad. Si seguimos a Fernández
Ballesteros (30) en el estudio sobre estos estereotipos en relación a la
realidad española vemos, por ejemplo la idea de un estado mental
deficitario no parece ser realidad cuando un 92,7% de los sujetos
valorados presentan un buen nivel cognitivo (según el SPMSQ). Las
personas mayores no presentan una merma drástica en salud (según
indicadores objetivos y subjetivos) a pesar de que exista este
estereotipo. La salud sufre un paulatino empeoramiento a lo largo de
la vida sin que haya quiebros notables entre grupos de edad. Tampoco
se aprecian modificaciones en la autovaloración de la salud. En cuanto
a la habilidades funcionales uno de cada diez entre los mayores de 65
a 70 años presenta dificultades, aumentando esta tasa paulatinamente
hasta que el grupo de los mayores de 80 presenta dificultades en un
40%.

Respecto a las relaciones sociales no hay una disminución


significativa de estos contactos sociales, ni de la satisfacción que
producen hasta los 70 años. Existe, sí, un 20% de personas mayores
que viven solas, y a partir de los 80 sí que se observa una disminución
de contactos, aunque no parece que disminuya la satisfacción que
producen. Hay un menor contacto sexual, situándose en un 17% los
sujetos que mantienen relaciones sexuales. La actividad física parece
disminuir tal y como se cree, pues un 80% de los sujetos afirman no
realizar actividad física alguna, aunque paralelamente un 61% afirma
caminar diariamente.

Respecto a las actividades diarias, ver la televisión y escuchar la radio


son las actividades realizadas con mayor frecuencia (77 y 60%
respectivamente).
El estereotipo relativo a que los mayores son infelices también es una
imagen falsa. El nivel de satisfacción vital de los mayores se agrupa
en un rango de bastante satisfacción. El autoinforme sobre felicidad de
los distintos grupos de edad no difiere, lo que demuestra una
importante estabilidad en este ámbito. Estos resultados son semejantes
tanto si son obtenidos por autoinforme (30) como por allegados (7).

ORIENTACIONES PRACTICAS PARA UNA CALIDAD DE


VIDA TRAS LA JUBILACION

Las orientaciones prácticas para una mejor calidad de vida vienen


dadas por la prevención basada en una mejora y adecuación de los
comportamientos, hábitos y estilos de vida en relación con la salud, el
ocio, las relaciones interpersonales y una mayor continuidad entre los
procesos de educación, trabajo y ocio.

En esta línea se trabajará para fomentar la actividad física y mental, la


creatividad, se cuidará la nutrición, la reducción de tabaquismo y
consumo de alcohol. Se fomentará la interacción social diversa,
intergeneracional, promoviendo la socialización tanto anticipatoria
como una vez jubilados. Uno de los retos principales cara al
aprovechamiento del potencial humano y de compromiso
intergeneracional es desarrollar instrumentos, vías y procesos de
participación sociocomunitaria a través de la participación en
asociaciones, organizaciones no gubernamentales, partidos, a través
del voluntariado, etc.

Con el fin de desarrollar estos procesos es importante y necesario


modificar las percepciones sociocognitivas tanto de los propios
mayores como de los profesionales y planificadores, y de la sociedad
en general.
Para desarrollar un plan de intervención en este área de manera
coherente se debe establecer como objetivo principal la optimización
y promoción de la autonomía y competencia de estas personas para
que puedan hacer frente a los requerimientos de la vida en este
momento. Igualmente se deben desarrollar más servicios y recursos,
adaptando los existentes y creando los nuevos necesarios, tanto
servicios comunitarios como especializados.

La necesidad patente de formación en gerontología y de profesionales


formados para un abordaje interdisciplinar que permita desarrollar
servicios más cualificados con programas, atención y cuidados,
tratamientos y una evaluación exhaustiva de los mismos es uno de los
retos inmediatos a los que se está dando respuesta desde la
Universidad del País Vasco en colaboración con la Diputación Foral
de Gipuzkoa y el IMSERSO a través del Máster de Gerontología
Psicosocial. Así una de las líneas de trabajo e investigación del mismo
es la de los parados de larga duración mayores de 50 años y los
procesos de jubilación.

La necesidad de desarrollar políticas que promuevan la protección


social y logren el mantenimiento del denominado «Estado de
bienestar» es otro de los aspectos en los que encontramos necesidad
de una confluencia de intereses entre planificadores, profesionales y
las propias personas afectadas, bien trabajadores en procesos de
jubilación, mayores etc.

Dar pasos hacia una cultura de la solidaridad entre edades, clases, y


razas y para el reconocimiento del valor de la diferencia es a nuestro
modo de ver una de las mejores garantías para el futuro del desarrollo
de nuestras sociedades.

CONCLUSION
En el desarrollo y promoción de la calidad de vida de las personas
encontramos el objetivo principal de los modelos de intervención
psicosocial. Es un reto cara al futuro el desarrollo de estos modelos y
la implementación de metodologías acordes con este planteamiento en
la atención y recursos para los trabajadores y personas mayores tanto
desde el sistema de salud como social.

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