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Programa de Formación

TERCERA EDAD.
EL PROCESO DE
ENVEJECIMIENTO

Divulgación Dinámica, S.L.


2 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Contenidos:

1. ASPECTOS PSICOSOCIALES DEL ENVEJECIMIENTO


1.1 CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL ENVEJECIMIENTO
1.2 CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DE LAS
PERSONAS MAYORES
1.3 TRASTORNOS PSICOLÓGICOS MÁS FRECUENTES EN
ANCIANOS
1.4 CARACTERÍSTICAS RELACIONALES Y SOCIALES EN
LA TERCERA EDAD

2. INTEGRACIÓN SOCIAL Y ENVEJECIMIENTO

3. PROGRAMAS INTERGENERACIONALES E INCLUSIÓN


SOCIAL DE LAS PERSONAS MAYORES

3.1 JUSTIFICACIONES ACTUALES DE LOS PROGRAMAS


INTERGENERACIONALES

3.2 IMPACTO DE LOS PROGRAMAS


INTERGENERACIONALES

4. GUÍA PARA EL DISEÑO DE UN PROGRAMA


INTERGENERACIONAL
5. EJEMPLOS ILUSTRATIVOS DE PRÁCTICAS
INTERGENERACIONALES
6. BIBLIOGRAFÍA

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3 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

1. ASPECTOS PSICOSOCIALES DEL


ENVEJECIMIENTO

1. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL ENVEJECIMIENTO


2. CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DE LAS PERSONAS MAYORES
3. TRASTORNOS PSICOLÓGICOS MÁS FRECUENTES EN ANCIANOS
4. CARACTERÍSTICAS RELACIONALES Y SOCIALES EN LA TERCERA EDAD.

Debido al bajo índice de


natalidad en los países
desarrollados y, a los avances
en Medicina que están
prolongando la esperanza de
vida, se está produciendo un
aumento espectacular de la
población de personas
mayores de 65 años y, a la
vez, un envejecimiento de la vejez, es decir, cada vez hay más mayores de mayor
edad, mayores que superan los 80 años.

Así, España ha pasado de tener algo más de tres millones de mayores de más de
65 años a finales de los setenta a tener, en estos momentos, casi seis millones y
medio, siendo la tasa de envejecimiento actual de un 16,5% aproximadamente.
Las previsiones que se barajan son que los porcentajes se situarán en casi un
20% en el año 2020 y en un 23,3% para el 2040. De seguir así esta proporción de
personas mayores de 65 años, dará como resultado que en los próximos años los
mayores de 65 años superarán en número a los/las niños/as y jóvenes juntos. Más
aún, se calcula que la cifra de mayores duplicará en el 2050 a la población de
niños/as y jóvenes.

Estas cifras nos alertan de un envejecimiento demográfico rápido y progresivo que


ha venido propiciado por progresos sociales de los últimos años: avances
médicos, tecnológicos, económicos, mejor higiene, mejor alimentación... se vive
más tiempo y con mejor calidad de vida. En la actualidad, la esperanza de vida se
fija en España en 81 años de promedio, en la que los varones viven unos 78,8
años y las mujeres 84,8.

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También es un hecho constatable que cada vez hay menos nacimientos en los
países desarrollados (en España la tasa actual ronda el 1,07 hijos por mujer en
edad fértil). Este preocupante decrecimiento del índice de natalidad puede ser
debido a razones económicas, culturales, existenciales,… pero de cualquier modo,
lo que resulta evidente es que de continuar así cada vez habrá menos niños/as y
jóvenes y más mayores.

Estos dos factores (mayor esperanza de vida y menor tasa de natalidad) están
provocando el fenómeno llamado de "abombillamiento" en la pirámide poblacional,
de manera que en las capas inferiores la franja es muy estrecha y a medida que
avanzamos en las edades nos encontramos con un mayor engrosamiento.
Igualmente se puede hablar de una feminización de la vejez, dado que las mujeres
son más longevas, por lo general, que los hombres.

Esta inversión de la pirámide de edades plantea un sinfín de cuestiones, entre las


que caben destacar: las sanitarias, las sociales, las económicas, las familiares, las
políticas, las de ocio, etc. En todas ellas ha habido un claro avance pero, también
somos conscientes, de las insuficiencias y carencias a las que todavía debemos
hacer frente. Por otro lado, no están del todo claras las ideas y actitudes que hoy
día rigen acerca de la vejez, así como tampoco su categorización como tal. El
envejecimiento es un hecho natural y universal, pero las actitudes de la sociedad
ante el mismo no son iguales y varían de un lugar a otro y de una época a otra.

La primera cuestión que hay que delimitar y precisar es ¿Qué es un/a


anciano/a? ¿Qué significa pertenecer a este colectivo y bajo qué criterios se
forma parte de él?

No está claro o, al menos, no hay unanimidad


de criterios para precisar qué es o en qué
consista ser anciano/a, ni dónde fijar la edad
en la que una persona entra a pertenecer a
este sector poblacional.

Actualmente, en nuestro país, rige el criterio


de la edad de jubilación laboral, 65 años,
aunque esta edad no es igual en otros muchos países y es fuertemente discutida
por muchos autores contemporáneos.

Los criterios utilizados para fijar la edad pueden ser: cronológico, físico,
psicológico, social.

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Edad cronológica: Corresponde al número de años transcurridos desde el


momento del nacimiento hasta la fecha que se mida.

Edad biológica o funcional: Viene determinada por los cambios anatómicos y


bioquímicos que ocurren en el organismo durante el envejecimiento y desde este
criterio, el envejecimiento se define en función del grado de deterioro (intelectual,
sensorial, motor,...) de cada persona. Sin embargo, los cambios físicos que se dan
en un individuo están relacionados con factores de tipo económico, social y
cultural, hábitos de higiene,… y no todas las personas envejecen al mismo ritmo
ya que esto depende del estilo de vida.

Edad psicológica: Representa el funcionamiento del individuo en cuanto a su


competencia conductual y su capacidad de adaptación al medio. Viene
determinada por los cambios cognitivos que se dan en el individuo que afectan al
modo de pensar, y a los cambios en la afectividad y la personalidad provocados
por los acontecimientos vitales: jubilación, viudez, “nido vacío” (los hijos se van de
casa)...

Edad social: Se trata de un criterio social que cambia con el tiempo y establece el
papel individual que debe desempeñarse en la sociedad en la que el individuo se
desenvuelve. Fundamentalmente viene determinada por la edad de jubilación,
dado que superando esta edad el papel social del individuo se pierde o, cuando
menos, deja de ser lo que era.

Pero, ¿Cuál es la imagen social del/de la anciano/a? ¿Qué rol tiene el/la
anciano/a en nuestra sociedad?

En primer lugar, se hace imprescindible partir de la consideración de los mayores


o ancianos como grupo social heterogéneo. La realidad muestra que los ancianos
son tan diferentes unos de otros como pueden serlo los jóvenes entre sí respecto
a factores económicos, sociales o psicológicos.

Actualmente está suficientemente aceptado que las personas no siguen el mismo


patrón de desarrollo y por tanto, tampoco envejecen del mismo modo. Se siguen
patrones diferentes de envejecimiento en función de: la nutrición, el empleo
desempeñado, los niveles de salud, ciertas características de personalidad,
aficiones o intereses desarrollados.... lo que explica la variabilidad inter e intra
individual y, en definitiva, la inutilidad de buscar un criterio como la edad
cronológica para definir a las personas.

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La imagen social del colectivo tercera edad es un estereotipo que generaliza


erróneamente unas características comunes para una amplia y variada gama de
personas que, supuestamente, forman parte de ese grupo. Los/las ancianos/as, al
igual que otros grupos de edad, comparte ciertas características que les son
propias, pero también existe una gran variabilidad entre las personas mayores con
respecto a sus cualidades, experiencias, creencias, roles y sentimientos.

Es evidente que existen creencias, actitudes y estereotipos negativos en torno a la


vejez y, aunque no siempre la imagen de la vejez fue negativa, es desde la época
de las sociedades industrializadas cuando el grupo de personas mayores de 65
años es considerado como personas de segundo orden, independientemente de
su estado físico o psíquico.

En las sociedades en las que el trabajo es


el elemento canalizador del prestigio social
y de la propia identidad personal, el anciano
es relegado a un papel marginal y esta
imagen social que se proyecta del anciano,
perjudica seriamente a este colectivo. Este
perjuicio se verá reflejado negativamente no
sólo en la autoimagen de las personas
mayores, sino también en las personas que
los rodean, en los profesionales que
intervienen con este colectivo y, de una
manera general, en las políticas y actuaciones sociales. De ahí, la importancia de
analizar y modificar los estereotipos, sobre todos lo que conllevan actitudes
prejuiciosas.

Siguiendo a Fernández-Ballesteros, creencias que forman parte del estereotipo de


las personas mayores serían: las personas a partir de cierta edad sufren
incapacidades que les hacen depender de los demás; existe un deterioro mental
progresivo y una incapacidad para aprender cosas nuevas y resolver problemas;
las personas mayores agudizan sus defectos y se vuelven más rígidas e
inflexibles; se da un desinterés por las cuestiones relacionadas con el sexo y un
aumento de las dificultades para relacionarse con otras personas; las personas
mayores reducen su actividad; es muy frecuente que en las personas mayores se
produzca una regresión hacia el infantilismo....

La realidad de las personas mayores es muy distinta al papel que la sociedad


oficialmente les asigna. Existen muchas maneras de envejecer y la idea negativa

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que se tiene de las personas mayores, como personas pasivas, inútiles e


incapacidades de ejercer responsabilidades no se sustenta en ningún fundamento
científico.

La identificación de la vejez con el deterioro cognitivo surgió de un enfoque


deficitario de influencia biológica que partía del principio de que en la edad adulta
el desarrollo se estabiliza o comienza a sufrir déficits fisiológicos, intelectuales y
sociales que durante la vejez se aceleran hacia un progresivo deterioro. Los
estudios que se realizaron partiendo de dicho enfoque atribuían los cambios
evolutivos a factores normativos relacionados con la edad cuando, en ocasiones,
esos cambios tienen su origen en factores normativos socioculturales, educativos,
de entrenamiento, de conocimientos previos, sanitarios, económicos...
relacionados con el momento histórico (efecto generacional) o con factores no
normativos.

Igualmente gran parte de las investigaciones científicas han tenido como foco de
atención los aspectos patológicos y psicopatológicos del anciano, en vez del
proceso de envejecimiento normal.

Actualmente, con la perspectiva del ciclo vital y, aun sin negar la existencia de un
posible declive cognitivo en edades muy avanzadas debido a un deterioro
neuronal, se está cuestionando que éste ocurra de la misma forma e igual ritmo.
Los estudios nos indican que aunque el cerebro se deteriora con la edad, cuenta
con mecanismos de compensación suficientes para que la mayoría de las
personas no sufran perdidas substanciales de las facultades cognoscitivas
generales, no muestren signo alguno de deterioro cognitivo y gocen de una vida
autónoma y competente.

El estereotipo negativo ligado al calificativo de “personas viejas” percibidas como


personas en un inevitable periodo de declive y decadencia, donde se sufre
enfermedad, soledad, tristeza y abandono actualmente no se sustenta siendo
necesario concretar los factores oficiales que categorizan a la vejez (mayor de 65
años) con otras características psicosociales como actividad física, motivación....

Aunque se conoce que la transición de una edad a otra es de forma gradual, una
de las características del estereotipo de las personas mayores relacionada con la
salud es la idea de que, a partir de una determinada edad, se produce un deterioro
brusco de salud por lo que es necesario distinguir claramente entre el
envejecimiento normal y el patológico.

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Actualmente la Gerontología 1 propone un cambio positivo, una nueva perspectiva


sobre la vejez, donde se impone tanto para el colectivo anciano como para la
sociedad en general, una interiorización de nuevos roles y la adaptación a nuevas
formas de comportamiento.

Las condiciones socioeconómicas de las últimas décadas y el aumento de la


expectativa de vida configuran una nueva clase de gente mayor que dispone de
más tiempo libre, tiene más educación, un mejor nivel adquisitivo y, por ende,
también tiene otras inquietudes, de acuerdo a un nuevo estilo de vida.

1.1. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL ENVEJECIMIENTO

El envejecimiento es un proceso dinámico que se inicia al


nacer y se va desarrollando a lo largo de toda la vida de
manera progresiva. Durante este proceso se van
produciendo una serie de modificaciones morfológicas,
fisiológicas, bioquímicas y psicológicas en el individuo, como
consecuencia de la acción del tiempo sobre él. El
envejecimiento también depende de otros factores como:
raza, cultura, sexo, enfermedad, estilo de vida, ambiente,
exposición a factores de riesgos...

De forma somera las modificaciones físicas y repercusiones funcionales que, de


forma general, se producen en el envejecimiento son:

1. Apariencia física, postura y marcha

El envejecimiento condiciona una disminución de la masa muscular y del agua


corporal total. Aumenta de forma relativa la grasa, cuya distribución se modifica
con los años (disminuye en cara y cuello, acumulándose en abdomen y caderas).
Estos cambios modifican la apariencia física y disminuyen de forma importante la
fuerza muscular.

1
Disciplina que estudia las bases biológicas, psicológicas y sociales del envejecimiento, con especial énfasis
en el impacto recíproco entre las condiciones socioculturales y ambientales y la vejez; así como en las
acciones sociales que puedan interponerse para mejorar los procesos de envejecimiento. Diferente a
Geriatría: parte de la medicina que trata las enfermedades propias de la vejez.

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La piel sufre importantes cambios, así en la apariencia física aparecen arrugas,


laxitud cutánea, palidez, manchas, encanecimiento, pérdida del pelo, pérdidas del
vello axilar y pubiano... que predisponen a la aparición de diversos problemas:
fragilidad capilar, mayor sensibilidad a lesiones por el sol, escaras por presión, etc.
La talla disminuye debido, fundamentalmente, a cambios que acontecen en la
columna vertebral. La marcha se modifica debido a cambios en el sistema
nervioso y muscular, así, la persona mayor tiende a inclinarse hacia adelante,
anda a pasos cortos, aumentando la separación de los dos pies y con pobre
balanceo de brazos acompañante. Tiene dificultades para girar o modificar su
actitud en la marcha. Cuando se dan todas estas características podemos hablar
de marcha senil, que la presentan un grupo de ancianos/as con alto riesgo de
sufrir caídas.

2. Órganos de los sentidos

Las modificaciones en los órganos de los sentidos tienen una especial importancia
por la deprivación sensorial que pueden suponer y el elevado riesgo de sufrir
situaciones de alto poder invalidante (aislamiento social, confusión, caídas, etc.).

Algunas modificaciones son:

Vista. Es uno de los sentidos más afectados por el envejecimiento y que


más puede influir en la autonomía del mayor. Se producen alteraciones que
pueden determinar disminución de la agudeza visual, presbicia (vista
cansada), alta frecuencia de cataratas y glaucoma y disminución de la
capacidad de adaptación al deslumbramiento. Alrededor del iris suele
aparecer el llamado arco senil, sin repercusión funcional alguna.

Oído. Aparece presbiacusia (disminución de la audición, especialmente


para los ruidos más agudos o de alta frecuencia). Se ve favorecida la
aparición de alteraciones del equilibrio.

Gusto y olfato. Disminuyen el número y la funcionalidad de las papilas


gustativas y células sensoriales olfatorias. Estas modificaciones, junto a una
producción menor de saliva, condicionan una menor satisfacción con la
comida.

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Tacto. Disminuye la agudeza táctil y la sensibilidad a la temperatura.

3. Sistema nervioso

A nivel cerebral se producen pérdidas variables que hacen a la persona mayor


susceptible, en determinadas circunstancias, a la aparición de cuadros de
confusión mental, lentitud en los movimientos y respuestas, incoordinación en la
marcha, aparición de tics o temblor senil,...

Mecanismos de control como el de la sed, la temperatura o la regulación


autonómica, pueden también estar mermados.

4. Sistema cardio-vascular

Las modificaciones que se producen en este nivel determinan una disminución de


la reserva cardíaca, mayor frecuencia de arritmias y una respuesta escasa a
situaciones de estrés. El gasto cardíaco disminuye y, por tanto, la sangre que se
distribuye a los distintos órganos también disminuye.

A nivel vascular se produce un fenómeno de engrosamiento y pérdida de


elasticidad de la pared arterial, en la que se depositan con frecuencia calcio y
grasa, facilitando la aparición de varices y edemas en las extremidades inferiores
sobre todo.

5. Aparato respiratorio

Las modificaciones que se producen en el aparato respiratorio determinan una


disminución de la capacidad vital que se manifiesta, ante situaciones de estrés,
con déficit de oxigenación. Hay una mayor propensión a infecciones y el
mecanismo de la tos es menos efectivo.

6. Aparato digestivo

A nivel bucal, se produce disminución de la producción de saliva, lo que junto a la


frecuencia de pérdida de piezas dentarias contribuye a una masticación deficiente.
En general, hay una disminución de los movimientos de propulsión a todo lo largo
del tubo digestivo (esófago, estómago, intestino delgado y grueso) lo que

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condiciona un enlentecimiento del tránsito digestivo, facilitando la aparición de


alteraciones como el estreñimiento.

7. Aparato génito-urinario

Disminuye el peso y volumen de los riñones, reduciéndose, así mismo, el número


de unidades funcionales (nefronas). La capacidad de la vejiga urinaria se
encuentra disminuida, junto al tono de su musculatura y esfínteres de salida. El
aumento de tamaño de la próstata en los hombres y la debilidad muscular del
periné (suelo de la pelvis) en las mujeres, contribuye, junto a las modificaciones
anteriores, a la aparición de alteraciones tan frecuentes como la incontinencia, la
retención urinaria o la aparición de infecciones recidivantes.

La disminución en la producción de hormonas sexuales condiciona modificaciones


en los caracteres sexuales. Así, en la mujer disminuye el vello púbico, aumenta la
flaccidez de los senos, se estrecha y acorta la vagina, disminuyen el tamaño de la
vulva y clítoris. La mucosa vaginal se atrofia. En el hombre disminuye el tamaño
del pene y testículos, distendiéndose la bolsa escrotal.

8. Sistema endocrino

En general, hay una disminución en la producción de las diferentes hormonas y


una menor respuesta a su acción. Habitualmente, estas modificaciones se
detectan o tienen repercusión en circunstancias de sobrecarga.

9. Sistema inmunitario y hematológico

No existen modificaciones significativas en los valores hematológicos. A nivel


inmunitario, la respuesta frente a estímulos está enlentecida y disminuida en
intensidad, lo que aumenta la susceptibilidad a padecer infecciones.

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1.2. CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DE LAS PERSONAS


MAYORES

Las características psicológicas de las


personas mayores vienen moduladas por su
propia historia personal y dependen tanto del
propio proceso de envejecimiento como de
los mecanismos adaptativos que la persona
establece ante cambios en su situación física,
funcional (pérdida de autonomía personal,
dependencia) o socio-familiar (jubilación, pérdida de seres queridos, etc.).

A nivel cognitivo suele haber una disminución de la actividad psicomotriz,


disminuye la velocidad de procesamiento de información, existe dificultad para
solucionar problemas abstractos o complejos y suele disminuir la memoria
reciente.

En cuanto a la personalidad, suele aumentar el interés por lo propio y se toma el


pasado como referencia principal. Se tiende a conservar y almacenar cosas, en un
intento de asegurar el futuro. Hay una resistencia al cambio, a lo nuevo, cuesta
trabajo decidir entre varias opciones.

Cambios en la memoria provocados por el envejecimiento: La memoria es la


capacidad que tiene un individuo de adquirir y almacenar una información, y de
recuperar dicha información cuando así lo desee. De las funciones cognitivas, la
memoria es la más importante ya que sin ella no habría aprendizaje, ni
pensamiento, ni lenguaje. El individuo estaría continuamente aprendiendo y
olvidando, todo le parecería nuevo y desconocido una y otra vez.

En la vejez, es frecuente la sensación de estar perdiendo memoria, esto se debe a


la existencia de un estereotipo memoria-edad que influye en las personas mayores
y hace que se vuelvan más autocríticas con su memoria. Sin embargo, solo
algunos aspectos de la memoria se deterioran con el paso de los años.

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Los diferentes sistemas que conforman la memoria humana son:

Memoria Sensorial, la conservación por un breve espacio de tiempo de los


estímulos que llegan a los sentidos,

Memoria a Corto Plazo (MCP), de capacidad limitada (generalmente se


evalúa por series de números o de palabras) que retiene la información a la
que hemos atendido por un breve espacio de tiempo, y

Memoria a largo plazo (MLP), No tiene límites en su capacidad, ni en el


tiempo. Se divide a su vez en tres tipos de memoria:

• Memoria episódica: almacén de hechos concretos, recuerdos que forman


parte de nuestra experiencia personal y que son activamente
recuperados utilizando información contextual sobre cómo y cuando
ocurrieron. Es la memoria autobiográfica, permite recordar sucesos y
acontecimientos vividos y ordenarlos cronológicamente.

• Memoria semántica: Es el conocimiento sobre el mundo, organizado y


acumulado conceptualmente, y por tanto, muy relacionado con el
lenguaje, (símbolos, lenguaje, nombres…) Por ejemplo, recordar que
Madrid es la capital de España.

• Memoria procesual: Relacionada con las destrezas y habilidades que una


vez aprendidas no requieren esfuerzo consciente para ser recuperadas
Por ejemplo, recordar cómo se hace una tortilla de patatas.

• Otra diferenciación en la MLP es entre Memoria Implícita y Memoria


Explícita, que se relaciona con la intencionalidad del sujeto implicada en
el recuerdo y en su recuperación. Según esto, la memoria explícita
requiere intención para recordar, y por ello produce toma de conciencia
de lo que se ha hecho y del recuerdo que se ha producido, mientras que
la memoria implícita no implica recuerdo consciente.

Los trabajos realizados hasta la fecha permiten afirmar que no existen apenas
déficits en la memoria sensorial asociados al envejecimiento. Algunos de los
estudios realizados sobre esta memoria sensorial visual indican que con el
aumento de la edad se produce un incremento en el tiempo requerido para

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identificar un estímulo visual, que se relaciona más, con aspectos atencionales y


perceptivos, que con déficits de memoria.

En lo que se refiere a MCP, sí parece haber un deterioro en la memoria de trabajo


a partir de los 70 años, que podría ser explicado por un declinar de la habilidad
general de procesamiento, sobre todo en aspectos relacionados con la velocidad y
la agilidad, más que por un déficit específico de memoria.

En la memoria a largo plazo no hay grandes déficits asociados a la edad, aunque,


cuando la complejidad de la tarea aumenta, el recuerdo también se va
deteriorando; además los problemas parecen estar más relacionados con la
recuperación que con el reconocimiento. Los aspectos de la MLP que aparecen
como más afectados durante el envejecimiento son los episódicos (información
ligada al contexto) y los procedimentales (información sobre destrezas). Sin
embargo, la memoria semántica (independiente del contexto) no se pierde.

En lo que se refiere a memoria explícita e implícita hay pocas evidencias de


declive en las tareas de memoria implícita, mientras que sí hay evidencia de
declive en memoria explícita, es decir, las personas mayores tienen más
problemas cuando se les exige un esfuerzo intencional y voluntario para recordar.
Cambios en la capacidad de aprendizaje: Es una idea extendida que los ancianos
no pueden aprender, pero esto no es cierto, la capacidad de aprendizaje no se ve
disminuida por la edad. Esta capacidad permanece durante toda la vida. Sí es
verdad que una persona mayor no puede aprender al mismo ritmo que una
persona joven, pero esto se debe a los cambios en la sensopercepción y en la
memoria. Otros procesos que intervienen en el aprendizaje son la capacidad de
atención y la motivación, y ninguno se ve afectado por el envejecimiento normal.
Igualmente, se ha comprobado que el declive cognitivo puede ser no solo
retardado, sino en ocasiones reversible, lo que pone de manifiesto que el
aprendizaje, en tanto que combinación de procesos cognitivos, afectivo-
emocionales y destrezas (motoras o conductuales) es posible en la vejez.

Por tanto, y respecto a la relación entre educación y tercera edad: ¿Se puede
enseñar a las personas mayores?

La educación en las edades previas a la vejez tiene como rasgo distintivo


fundamental el ser un actividad cuya justificación se realiza en base a la
responsabilidad que niños y jóvenes deben asumir de cara al progreso económico
y social de la comunidad y por tanto, en las etapas de la infancia y la juventud, la
educación se justifica en base a su utilidad. En la edad adulta, y desde no hace

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mucho tiempo, la rapidez de los cambios tecnológicos y científicos hacen


necesaria una educación continua que permitan la adaptación a los mismos siendo
considerada la educación de personas adultas una necesidad o exigencia del
mercado laboral.

En las personas de la tercera edad la


educación no puede reducirse a criterios
de utilidad, productividad, inversión para
el futuro... pero desde el momento en que
los patrones de envejecimiento están
cambiado de manera continua, se
refuerza la idea de considerar el principio
de plasticidad individual en la tercera
edad, es decir, la posibilidad potencial de
modificar y mejorar determinadas habilidades intelectuales a lo largo de toda la
vida. Se asumen que algunas habilidades pueden ser incrementadas con
entrenamiento específico para una gran mayoría de ancianos, lo que amplía las
posibilidades de una intervención educativa en la vejez. Así por ejemplo, en
relación a la memoria sabemos que esta capacidad cognitiva se debe de estimular
y entrenar para poder prevenir pérdidas amnésicas y para optimizarla.

La inversión en educación en la vejez, además de su contribución social sirve para


el cambio personal y el desarrollo individual humano. Por eso es un derecho
personal irrenunciable para cada persona independientemente de su edad.

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1.3. TRASTORNOS PSICOLÓGICOS MÁS FRECUENTES EN ANCIANOS

Aunque los trastornos psicológicos que


aparecen en las personas mayores son,
en general, los mismos que aparecen
en la edad adulta, hay un grupo de
trastornos, concretamente los
relacionados con la pérdida de
funciones intelectuales, cuya presencia
es más frecuente a edad avanzada.

Los trastornos relacionados con la pérdida de función intelectual son el olvido senil
benigno, la demencia y la demencia multi-infártica o vascular. Otro trastorno
psicológico frecuente es la depresión.

Olvido senil benigno

Se caracteriza por una dificultad para recordar detalles concretos sobre un


acontecimiento (nombres de lugares, nombres de personas,...) sin embargo, el
recuerdo general del acontecimiento se conserva. Este tipo de olvidos está
causado por el envejecimiento fisiológico y normal del individuo aunque este tipo
de olvido sea también uno de los síntomas iniciales de la enfermedad de
Alzheimer. No todos los olvidos son síntoma de demencia, y sólo podrán
diferenciarse en base a examen neuropsicológico.

Demencia

La demencia consiste en la aparición de un conjunto de síntomas, caracterizados


por una decadencia global y adquirida de las funciones intelectuales. La causa
siempre es física: accidente cerebro-vascular, traumatismo craneoencefálico,
infección por un virus..., aunque no siempre se conoce, como en el caso de la
demencia tipo Alzheimer. Se produce una desintegración y una pérdida de las
conductas sociales y personales del enfermo. La persona progresivamente deja de
valerse por sí misma y va olvidando todo aquello que ha aprendido a lo largo de su
vida. La demencia tiene un curso progresivo y crónico.

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Para que se dé el diagnóstico de demencia, siempre debe estar alterada la


memoria y al menos dos de las siguientes cuatro funciones: lenguaje, habilidades
viso-espaciales, personalidad o inteligencia.

La demencia senil es aquella que aparece a partir de los 65 años. Es una forma de
envejecimiento secundario o patológico. Si la demencia aparece antes de los 65
años es denominada pre-senil.

La demencia senil más frecuente es el Alzheimer, que representa del 39% al 50%
de todos los casos de demencia. También existen cuadros pre-seniles de
Alzheimer, que aparecen antes de los 65 años, y suelen ser más graves y de
curso más rápido. Otros tipos de demencia frecuentes en ancianos son: la
demencia vascular o multi-infártica (8% al 13% de los casos) y la demencia mixta
(Alzheimer y vascular)

Alzheimer

No se conoce la causa ni la curación. Es una enfermedad


degenerativa, que consiste en la muerte progresiva y rápida
de las células cerebrales (neuronas). Su inicio es lento y la
duración va desde los dos a los diez años como término
medio, es muy variable. Las pautas de comportamiento y
síntomas del enfermo de Alzheimer:

Disminución de la memoria a corto plazo


Cambios en el comportamiento y la personalidad
Problemas para encontrar las palabras precisas
Dificultad en la ejecución de gestos y movimientos voluntarios (praxias)
Desorientación espacio temporal
Confusión al realizar las tareas cotidianas ; fallo de memoria procesual
Alteraciones del sueño. Insomnio.
Conocimiento disminuido de los acontecimientos actuales. No está
orientado en la realidad.
Déficit en el recuerdo de su historia personal. Fallos en la “memoria
biográfica”.
Problemas de concentración. No tiene capacidad para atender.

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18 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Disminución en la autoestima. Mayor dependencia. Al principio se es


consciente de la situación y se ponen en marcha mecanismos de defensa:
apatía, agresividad, comportamiento huidizo...

Orientaciones que se siguen con los enfermos de Alzheimer son:

Tratamiento farmacológico y tratamiento no farmacológico como la


psicoestimulación cognitiva.

Organización del espacio y de las rutinas del enfermo. Ayudas a la


orientación espacio-temporal y reconocimiento de objetos y acciones:
calendarios, relojes, carteles con dibujos... Medidas de seguridad y
autoprotección.

Reforzar las habilidades y la autonomía, procurar que haga sólo todo lo que
sea posible.

Demencia multi-infártica o vascular

Consiste en la lesión de determinadas áreas del cerebro provocada por pequeños


infartos o trombosis cerebrales. Es más frecuente en personas mayores con
antecedentes de hipertensión, arritmias, pérdida de conciencia, y fumadores.

Los síntomas de la demencia vascular son de tipo motor: parálisis corporales,


problemas de la marcha, problemas para hablar, etc. Puede ser reversible si el
daño producido no es importante y la estimulación consigue mejorías notables.

Depresión

La depresión es la enfermedad mental más frecuente a


cualquier edad, y por tanto, también lo es en la vejez. En
relación a la depresión y la tercera edad la experiencia
constata que por un lado, existe un buen número de
pacientes ancianos cuyos cuadros depresivos pasan
desapercibidos porque sus síntomas se consideran propios
de la vejez, y por otro lado, existe un buen número de
ancianos que están siendo tratados por un problema
depresivo inexistente. Esto se debe a la pluripatología del anciano, que hace muy
difícil diferenciar qué síntomas son realmente físicos y qué síntomas son

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19 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

psicológicos, y concretamente depresivos. Un estereotipo muy arraigado es el que


considera que la vejez provoca una situación depresiva, y por tanto es normal que
los ancianos padezcan depresión. Sin embargo, se trata de una relación inexacta.

Se consideran síntomas de la depresión:

Estado de ánimo depresivo y triste: Aparece un sentimiento profundo de


tristeza e impotencia, con tendencia al llanto; aparece la idea de que no
vale la pena vivir.

Pérdida de la capacidad de atención y concentración.

Agravamiento de los síntomas por la mañana, y el enfermo comienza a


sentirse algo mejor a lo largo del día.

Insomnio y problemas del sueño.

Alteraciones del pensamiento: obsesión con problemas de salud, problemas


de ruina económica, sentimientos de culpabilidad, etc.

Pérdida total de la sensación de placer al realizar actividades que antes


gustaban.

Sequedad de boca, estreñimiento, dolores diversos, negación a comer.

Ideación suicida.

La sintomatología depresiva en la vejez varía en función del género y del intervalo


de edad a que nos refiramos. En general, la depresión es mayor al principio y al
final de la vejez. Factores implicados en la depresión son:

En los primeros años de la vejez la depresión está asociada al conflicto


socioeconómico que supone la adaptación del sujeto a su nueva situación

En los mayores de 80 años la presencia de la depresión se asocia con


múltiples pérdidas de su núcleo vital y al deterioro cognitivo

La depresión es más frecuente en personas con un bajo nivel educativo y


más frecuente en mujeres que en hombres

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20 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Diversos factores de estrés relacionados con la depresión son: estado de


salud, limitación de capacidades, soporte social y dificultades
socioeconómicas.

1.4. CARACTERÍSTICAS RELACIONALES Y SOCIALES EN LA


TERCERA EDAD

En la tercera edad, como en cualquier otra etapa evolutiva, existen una serie de
características personales y características de su contexto social que influyen
directamente en su manera de relacionarse con los demás y con el mundo que les
rodea. Entre las características personales de mayor influencia cabe destacar el
nivel de autoestima e imagen corporal, el nivel socioeconómico y cultural y las
habilidades sociales.

Otro tipo de características que influyen en las relaciones de los mayores son las
características propias del contexto social, entre las que destacamos los cambios
sociales asociados al envejecimiento, el papel de los ancianos dentro de la
familia, la importancia del ocio y el grado de satisfacción con la vida.

Autoestima y Autoimagen

La idea que tenemos de nosotros mismos


(autoimagen) y la valoración que hacemos
de ella (autoestima), en todas y cada una
de sus dimensiones: pensamientos,
sentimientos, comportamientos, actitudes,
etc., son dos de los múltiples aspectos
psicológicos que pueden cambiar cuando
un sujeto llega a la vejez y que suponen
un factor importante para la adaptación a
un período vital.

Aunque por sentido común podemos pensar que existe una reducción de la
autoestima en la vejez como consecuencia de la perdida de capacidades físicas y
a veces de capacidades psíquicas, los resultados de las investigaciones no son

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21 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

unánimes en sus conclusiones, unas consideran que existe realmente una pérdida
de la autoestima, otras que no hay tal perdida y otras que no se produce variación
en la misma.

Muchas dificultades propias del envejecimiento, por ejemplo: problemas de


movilidad o déficits de visión o audición; o bien dificultades externas, por ejemplo:
falta de actividades adecuadas, falta de ambientes adecuados para realizar
actividades, etc.… pueden influir en una autoimagen negativa. Igualmente, la
inactividad influye de manera negativa en la autoestima. Se puede decir que esta
falta de autoestima provocada por la inactividad y la soledad es un “círculo
vicioso”, porque la baja autoestima también provoca inactividad y actitud negativa
para relacionarse con los otros.

La imagen que una persona tiene de sí misma influye directamente en la forma de


relacionarse con los demás y con el mundo exterior. Normalmente, está muy
relacionada con la autoestima, quien tiene una autoestima elevada, tiene una
buena imagen corporal de sí mismo, y por el contrario, quien presenta una
autoestima disminuida, tiene una imagen negativa de sí mismo.

Por ello, y por la influencia del modelo social y cultural basado en la apariencia
física belleza=juventud, es lógico pensar que muchas personas mayores tienen
una imagen corporal negativa y presentan cierta dejadez estética porque creen
que a su edad no es necesario tener buena presencia. Una persona que no está
contenta con su imagen corporal es más reacia a relacionarse con los demás, y
tiene una vida social menos satisfactoria.

Según los últimos estudios, los factores que mejor predicen el grado de
satisfacción personal de las personas mayores con su vida son: la salud, las
habilidades funcionales, los contactos sociales y la actividad física y el ocio. Por
otro lado, el género, el estado civil, el nivel de educación y el nivel de ingresos
también influyen en el grado de satisfacción con la vida. Así, los viudos están
menos satisfechos con la vida que los casados, y las mujeres tienen un grado más
bajo de satisfacción con la vida que los hombres.

Nivel socioeconómico y cultural

La cultura o el nivel socioeconómico son algunos de los aspectos que, según


recientes estudios condicionan el posible desarrollo de una demencia senil en las

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22 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

personas. Cada vez parece más probable la existencia de una relación entre el
nivel social y económico y la función mental y física.

Recientes estudios concluyen que en la población de la tercera edad, aquellos con


un nivel socioeconómico bajo, en comparación con las personas de características
similares que disfrutan de una posición social superior, tienen un riesgo más
elevado para desarrollar un deterioro cognitivo.

Relacionado con la vida social y relacional es preciso recordar que los ancianos en
general, tienen un poder adquisitivo más bajo que las personas que aún no están
jubiladas, y por lo tanto disminuyen sus posibilidades de realizar actividades
sociales y recreativas que requieran un determinado poder adquisitivo. Aun
aumentando su tiempo libre, sus posibilidades de ocio se encuentran limitadas por
consideraciones económicas y por el nivel cultural. Así, los ancianos con bajo nivel
cultural presentan un mayor desconocimiento de actividades y posibilidades. No se
puede olvidar que el ocio requiere una decisión libre y autónoma, para lo que
muchas personas no están preparadas.

Habilidades sociales

Definimos las habilidades sociales como aquellas conductas que las personas
emiten en situaciones interpersonales para obtener respuesta positiva de los
demás. En la medida en que una persona se relaciona de forma adecuada con
otros, recibe reforzamiento social positivo, lo cual eleva su autoestima. Así, las
personas con buenas habilidades sociales tienen más alta probabilidad tanto de
conseguir sus objetivos como de mantener una buena relación con los demás,
hechos que aumentan el sentimiento de autoestima y valía personal.

Durante la vejez, los deterioros psicofísicos, la pérdida de roles, la muerte de


familiares, pareja y/o amigos, y el efecto de nido vacío pueden conducir al
aislamiento y deterioro de las relaciones sociales sumiendo al anciano en un estilo
de vida retraído y temeroso, que implica deterioros de la comunicación y la
relación.

Las habilidades sociales se aprenden a lo largo de la vida, lo que no quiere decir


que cuanto más mayor sea una persona más habilidades sociales posee. Hay
personas que son más habilidosas socialmente que otras y estas, ante las
situaciones asociadas al envejecimiento presentan normalmente un mejor nivel de
adecuación y por tanto, una mayor calidad de vida asociada al envejecimiento.

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23 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Así, la relevancia del entrenamiento en habilidades sociales radica en su utilidad


para establecer y mantener nuevas relaciones sociales lo que favorecerá la salud
mental y calidad de vida de los ancianos.

Cambios sociales asociados al envejecimiento

Los cambios sociales que aparecen asociados al envejecimiento, es decir, el papel


del anciano en la comunidad puede ser estudiado desde una triple perspectiva: el
cambio del rol individual, el cambio del rol en la comunidad, y el cambio del rol
laboral. De una manera general podemos decir que todos estos cambios provocan
en la persona mayor sentimientos de pérdida y sentimientos de soledad.

1. El cambio de rol individual. Los cambios del rol individual se plantean en tres
dimensiones:

El anciano como individuo. Debemos


pensar en el anciano como individuo
único, que posee unas características
propias que condicionan su adaptación
al envejecimiento. Su modo de vida
actual y su vida anterior hacen que
esta etapa sea vivida de forma
personal y única. La cultura, la
educación, las creencias religiosas, experiencias a lo largo de su vida,
estado físico en el que se encuentre y grado de dependencia condicionan
una respuesta individual.

Como ser individual, en la última etapa de la vida se hace más patente la


idea de la muerte personal. En esta etapa la actitud frente a la muerte
cambia y se hace más consciente y, aunque algunas actitudes son
generales y asociadas a la edad, lo que predomina es la percepción
individual. Los estudios sobre la muerte y la vejez se refieren esencialmente
a los temores y las angustias suscitados al pensar en ella y las
conclusiones apuntan que el miedo a morir no aumenta con la proximidad
de la muerte por causa de la edad, comprobándose que los ancianos se
sienten menos afectados por las consecuencias de su propia muerte que
por la de sus allegados.

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24 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

El “rol abuelo” es uno de los más importantes en la ancianidad y modifica


sustancialmente la personalidad individual. El ser abuelos genera un
sentido de trascendencia y este nuevo rol conlleva la idea de perpetuidad
en la medida en que los abuelos cumplen una función de continuidad y
transmisión de tradiciones familiares.

El anciano como persona capaz de afrontar las pérdidas. La ancianidad es


una etapa caracterizada por las pérdidas: facultades físicas, psíquicas,
económicas, independencia... Sin embargo, las pérdidas afectivas suelen
ser una de las más difíciles de superar. En todas las edades las personas
que sufren la pérdida de un ser querido deben abordar un proceso de duelo
que está condicionado por la edad En la persona mayor, el ritmo de
pérdidas no le permiten recuperarse para afrontar un nuevo proceso de
duelo y, sobre todo, cuando se trata de la pérdida de pareja, el anciano
entra en situación de alto riesgo con probable afectación grave de su salud
física y psicológica.

El anciano como integrante del grupo familiar. La familia, al igual que los
individuos, pasa por diferentes etapas con unas funciones y unos
problemas inherentes a cada una de estas y que se superponen al ciclo
vital individual, es lo que se conoce como ciclo vital familiar. Siguiendo el
modelo de la OMS el ciclo vital familiar se divide en 6 etapas:

1. formación (matrimonio)
2. extensión (desde el nacimiento del primer hijo hasta el nacimiento del
último hijo)
3. extensión completa (desde que nace el último hijo hasta que el primer hijo
se va de casa)
4. contracción (desde que el primer hijo abandona el hogar hasta que lo
hace el último)
5. contracción completa (desde que el último hijo abandona el hogar hasta la
muerte de un cónyuge)
6. disolución

A nivel individual, la etapa ancianidad estaría englobado en las últimas etapas del
ciclo vital familiar: de la cuarta a la sexta etapa.

En la cuarta etapa, la de contracción, desde que el primer hijo abandona el hogar


hasta que lo hace el último es poco probable la existencia de ancianos en el
núcleo familiar, a no ser que el padre o la madre de la pareja se incorpore al

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25 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

domicilio, pero en la actualidad en nuestro medio los hijos abandonan muy tarde el
domicilio familiar y no es raro encontrar familias en las que los padres tienen 70
años y todavía tienen hijos en el domicilio (en los cambios sociales actuales la hija
soltera que tan frecuentemente se quedaba a cuidar a los padres ha dejado el
lugar a hijos/as que todavía no han abandonado el hogar familiar principalmente
por dificultades de autonomía económica o social).
La quinta etapa es la de la jubilación: en ella aparecen una serie de pérdidas y de
ganancias. Entre las pérdidas aparecen la disminución de los ingresos
económicos, la pérdida de estatus, la pérdida de compañeros y la pérdida de una
ocupación ordenada y útil. Entre las ganancias aparece un mayor tiempo
disponible, que requiere nuevos patrones de relación: reparto de tareas caseras,
compartir el tiempo libre.....

La sexta y última etapa es la que se inicia con la muerte de uno de los cónyuges.
Es en esta etapa cuando es más importante el sentimiento de soledad, y aparecen
nuevas formas de involucrarse en la familia. Formas que va a depender del estado
de salud en el que se encuentre y del sexo.

El papel asociado al anciano dentro de la estructura familiar se encuentra muy


relacionado con el nivel de autonomía de la persona mayor.

En etapas de autonomía el rol asociado al anciano sigue siendo el


educador/entretenedor. Este contacto directo de los abuelos con los jóvenes
modifica de forma drástica las percepciones sociales de la vejez potenciando las
imágenes positivas de la misma y el valor de los ancianos se basa en la
complementariedad respecto a la figura de los padres, donde el anciano actúa
como un elemento de estabilidad en el interior de la familia y también como nexo
de unión y reflexión entre generaciones.

La desaparición de la familia extensa tradicional ha dado paso a un equivalente, la


familia extensa modificada, que viene a confirmar la fuerza de la necesidad que
tienen entre si las tres generaciones.

Actualmente la familia sigue siendo el principal soporte social del anciano. En


España, la mayoría de los ancianos viven en sus propios domicilios, situación que
mantienen, salvo que condiciones de salud o económicas les obliguen a
abandonarla. Cuando se encuentran enfermos o tienen necesidad de ayuda
acuden a su familia y en general reciben apoyo unas veces en su propio domicilio
y otras en el de los hijos/as. El apoyo puede ser personal o mediante la búsqueda
de las informaciones o de los recursos necesarios.

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26 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Habitualmente el cuidador más inmediato suele ser el cónyuge y en un segundo


lugar los hijos, principalmente hijas o nueras, ocupando un lugar menos importante
otros familiares o personas allegadas. Esta relación es la habitual tanto para el
anciano que precisa una atención como para el hijo-hija que necesita cuidados de
los abuelos para los nietos. Incluso en casos en que las distancias y la movilidad
geográfica son importantes, la función protectora de la familia es una de las
actividades más útiles e integradoras en la tercera edad confirmándose en
estudios que para la persona anciana es sumamente importante la familia, dejando
de tener tanta importancia el resto del entramado social.

En las relaciones de las personas mayores con la familia no se encuentran


diferencias asociadas a capas sociales, edad o estilo de vida siendo las mujeres
las que mantienen con mayor intensidad y frecuencia los contactos familiares,
especialmente entre madres e hijas.

Las relaciones socio-familiares juegan un papel primordial en el anciano y en su


bienestar psicológico, ya que les ayuda a mantener la salud y la autoestima,
disminuye el sentimiento de soledad y la asunción de tareas en la familia va a
disminuir también el sentimiento de inutilidad.

Soledad, enfermedad, problemas económicos... condicionan que muchos ancianos


no puedan seguir viviendo autónomamente en sus propios domicilios. El sexo
parece ser también un factor condicionante en esta situación, de forma que las
mujeres viven solas más tiempo (aspecto que se puede ver condicionado por su
mayor longevidad y el hecho de que se suelen casar con hombres de mayor
edad).

En España en la mayoría de los casos los cuidados al anciano provienen de la


familia, aunque cada día aumenta la importancia del apoyo formal en lo relativo al
apoyo material, el apoyo psicoafectivo o emocional sigue desempeñándolo la
familia.

No obstante, se pueden prever algunas modificaciones debido al aumento de la


esperanza de vida (proporcionalmente lo que aumenta más son los años de
dependencia), la disminución de la natalidad (cada vez hay menos cuidadores), y
la creciente incorporación de la mujer al mercado de trabajo.

La tendencia a cuidar a la persona mayor en casa y por la familia se ve favorecida


por motivaciones individuales entre las que se pueden apuntar: el sentimiento de

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27 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

corresponder de forma reciproca, la creencia de que los cuidados que se ofrecen


en la familia son los mejores y también el sentimiento de tener que responder a las
demandas sociales, y cumplir con sus deberes.

Tradicionalmente la familia como proveedora de bienestar era especialmente


importante en el mantenimiento de la renta de las personas mayores, aspecto que
en la actualidad parece invertirse. La crisis económica y las dificultades de los
hijos por conseguir un empleo provocan un incremento de hogares cuyo
sustentador principal ronda la edad de la jubilación.

Cuando el anciano se traslada a vivir al domicilio de su hijo/a aporta los problemas


correspondientes a su ciclo vital personal y familiar (enfermedad, pérdida,....) a los
de la familia de hijo/a que lo acoge, que a su vez puede estar viviendo crisis
familiares (hijos adolescentes, salida de los hijos del hogar...) o individuales (paro,
jubilación, menopausia, ancianidad, pérdidas...). Es un acontecimiento vital
estresante tanto para el anciano, como para la familia que lo acoge,
independientemente de que esta incorporación puede ser o no voluntaria, y aun
siéndolo, puede no ser unánimemente deseada por todos los miembros de la
familia. Cuando este cuidado se da a una persona dependiente, y en especial
cuando sufre una demencia, se pueden presentar problemas adicionales como
dificultades en la vivienda, cambios en los hábitos de vida, inseguridades en el
cuidado, alteraciones en la comunicación entre los miembros de la familia,
agotamiento, autoculpabilización en los cuidadores, cambio en los roles familiares,
responsabilidades, desigualdades en la atención, reducción de los contactos
sociales de los cuidadores... Cuando el anciano requiere muchos cuidados su
atención llega a convertirse en el elemento central de la vida del cuidador
(habitualmente cuidadora) y lo supedita al resto de sus facetas personales. Puede
darse la paradoja de que para mantener la integración social del anciano se puede
producir la exclusión de las cuidadoras. Minimizar esta situación requiere hacer
consciente de ella a los cuidadores/as así como ofrecer apoyos necesarios a nivel
familiar y social.

A medida que la red familiar es más débil, el riesgo de institucionalización aumenta


especialmente con la edad y la enfermedad. En nuestra sociedad el porcentaje de
ancianos residentes en instituciones es actualmente reducido (alrededor del 10%),
aunque existe un incremento de forma paralela a los condicionantes sociales.

Las “perdidas asociadas al envejecimiento” aparecen tanto en las personas


mayores institucionalizadas, que se sienten perdidos en un entorno que no
dominan y donde se destruyen sus relaciones personales y comunitarias

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28 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

mantenidas a lo largo de su vida, como en una categoría social de anciano


residente en el núcleo familiar: el abuelo maleta o abuelo golondrina donde el
anciano no se traslada al domicilio de un hijo/a sino a todos los domicilios de forma
rotatoria. Esta situación puede dificultar la adaptación tanto del anciano como de
sus familiares ocasionando un estrés continuo por el continuo cambio, en
ocasiones se pueden agravar demencias ya existentes, y se pueden ver impedidas
o dificultadas las redes sociales y comunitarias más amplias que las de la familia.

2. El cambio de rol en la comunidad. El papel del anciano en la sociedad actual,


especialmente en los países desarrollados está en un cambio constante. Por un
lado parece quedar relegado por una visión economicista de la vida pero por otra
aparecen nuevas maneras sociales asociadas: consumidor de ocio, voluntariado
de tercera edad, asociaciones de profesionales jubilados, organizaciones de
mayores... Muchos de los cambios asociados al rol familiar aparecen íntimamente
relacionados con los roles comunitarios y actualmente los ancianos se encuentran
en busca de un rol social preponderante ya que el rol social más
conocido/valorado es el rol de abuelos.

3. El cambio de rol laboral. El cambio de rol laboral y la pérdida del mismo, es


decir, la jubilación, es el que más influye en los demás cambios sociales y
familiares pues sin duda, la vida y los valores actuales siguen condicionados en
torno al trabajo y la actividad.

La jubilación es un proceso continuo que pasa por una serie de seis etapas:
1. Prejubilación. Se caracteriza porque el individuo se orienta hacia sí mismo,
hacia la idea de jubilarse. Durante esta etapa se especula sobre cómo podrá
ser la jubilación, fantaseando sobre el tema en algunas ocasiones.

2. Jubilación. Que puede conducir a tres tipos de vivencias alternativas: luna


de miel, continuidad con las actividades de ocio planificadas o rutina y la de
descanso.
Luna de miel: el sujeto intenta realizar todo lo que había deseado antes y no
podía hacer. Es un período eufórico. No lo atraviesan todos.
Continuidad con las actividades de ocio planificadas o rutina: se continúa en
contacto con actividades y grupos anteriores a la jubilación, variando
únicamente el tiempo de dedicación, que ahora es mayor,
Descanso: algunas personas entran en esta fase a partir del momento de la
jubilación. Se caracteriza por una reducción temporal de la actividad, de
manera opuesta a la que se produce en la luna de miel.

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29 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

3. Después de la fase jubilación, algunas personas pasan por una tercera


fase de desencanto y depresión, que tiene lugar cuando el sujeto percibe
que sus fantasías (agradables) sobre la jubilación no se producen.

4. Como continuación del desencanto o de las vivencias anteriores, se puede


pasar por una etapa de reorientación en la cual se revalúa la situación y se
construyen percepciones realistas de la jubilación (ni todo es positivo, ni todo
negativo).

5. En la quinta etapa, las personas desarrollan un estilo de vida rutinario que


en muchos casos conduce a la satisfacción, lo que indica que se ha logrado
una estabilidad.

6. Por último, en la fase final, el rol de jubilado pierde relevancia en tanto que
ya está plenamente asumido o es sustituido
por otros roles.

El ocio en la tercera edad

El ocio ha sido definido como un tiempo libre fuera


de las obligaciones y ocupaciones habituales,
como una actividad libremente elegida, como una diversión u ocupación reposada
o como un descanso o cambio de otras tareas cotidianas. En general, para su
definición se tiene en cuenta una perspectiva dicotómica, trabajo-ocio,
entendiendo que el trabajo es una actividad que se realiza por obligación y aporta
una recompensa extrínseca mientras que el ocio es una actividad libremente
elegida e intrínseca.

En la tercera edad tanto el ocio como la actividad son una parte obligada para una
vejez productiva y sana y se encuentran directamente unidos al significado de la
jubilación. “La práctica de un ocio activo contribuye a mantener una adecuada
forma física y mental, y en las personas mayores el ocio incide directamente en la
autopercepción de la satisfacción vital y en el nivel de autoestima” (Meléndez,
1991). Es decir, la práctica de actividades de ocio y las relaciones con los demás,
elevan el nivel de autoestima y el grado de satisfacción con la vida.

Actualmente, aunque se trata de tendencias que están evolucionando hacia


conceptos de ocio participativos, el tiempo de ocio de los mayores está dedicado

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30 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

fundamentalmente a actividades pasivas, con un uso muy destacado de los


medios de comunicación. En relación al ocio de las personas mayores:
Destacan los entretenimientos de carácter pasivo y que se desarrollan en el
hogar.

La televisión, la radio y la prensa ocupan más de una tercera parte del tiempo
de ocio de las personas mayores.

En menor grado destacan las relaciones interpersonales u ocio social: visitas a


familiares y amigos, salir a comer fuera…

Las prácticas religiosas parecen aumentar con la edad y son más frecuentes
entre las mujeres que entre los hombres.

Las mujeres y en concreto las viudas presentan una mayor facilidad para el
trato social.

El deporte también es una actividad que parece aumentar en los últimos años,
no sólo los deportes de salón (billar, ajedrez, bolos), sino el paseo, la natación,
ciclismo, gimnasia, yoga, excursionismo.

Otro tipo de actividades, las denominadas “hogar-ocio” como el bricolaje, jardinería


o cuidado de animales domésticos.

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31 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

2. INTEGRACIÓN SOCIAL Y ENVEJECIMIENTO

Aun cuando las condiciones sociales del colectivo de


mayores ( al menos en las sociedades desarrolladas y
sobre todo gracias a la extensión y mejora del sistema
público de pensiones que ha propiciado una mejora de
la posición económica de la personas de edad y una
reducción notable de la incidencia de la pobreza), han
mejorado, el colectivo de la personas mayores como
categoría social cada vez con mayor peso, sigue
enfrentando un riesgo importante de exclusión de las
condiciones económicas y sociales de las que disfruta
la sociedad en que viven. La exclusión del mundo del trabajo que impone
socialmente la jubilación, y con ello la pérdida de valor social, constituye la causa
fundamental de este hecho.

Además de los problemas generales que se asocian a la exclusión social de las


personas mayores, la pérdida de la salud física y mental y la dependencia
asociada a los mismos, en España, el bajo nivel educativo de las personas
mayores, que hace que su entorno social se vuelva cada vez menos comprensible
y la escasez de recursos económicos funcionan también como factores de
exclusión social.

Sin embargo, y además de factores objetivos como son la dependencia física,


mental o económica, los estereotipos y actitudes prejuiciosas hacia una persona
únicamente por el hecho de ser mayor, lo que se conoce como edadismo, es
actualmente la tercera gran forma de discriminación de nuestra sociedad, tras el
racismo y el sexismo.

El edadismo es una actitud social en forma de discriminación hacia las personas


por razón de su edad sobre la única base de prejuicios y estereotipos ya que la
edad por si sola no es indicativo ni predictor de conductas y sin embargo, la
existencia del constructo social de la edad estructura la forma en la que

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32 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

percibimos/somos percibidos en función de la edad. En este sentido, la edad como


tal es una de las primeras categorías que utilizamos a la hora de describir a las
personas, además de su género, raza o estatus.

Existen una serie de concepciones normativas respecto a la edad que son


socialmente consensuadas (por ejemplo, cuándo es el momento de contraer
matrimonio, formar una familia, conseguir un empleo, independizarse, tener una
vivienda propia, jubilarse, etc., así como conductas especificas, como conducir de
forma temeraria, ir a discotecas, hacer topless,…). Se trata de normas sociales
acerca de la «conducta adecuada a la edad» que determinan para cada sociedad
unas determinadas creencias compartidas acerca de lo apropiado a cada edad y
funcionan como un proceso adaptativo tanto para la sociedad como para el
individuo ya que, desde el punto de vista social, contribuye a predecir y planificar
el funcionamiento laboral, familiar, de educación,… de las personas, y desde una
perspectiva individual, suministra una serie de pautas que todos debemos tener
para el futuro, al mismo tiempo que inhibe otras. Frases como “ya tienes edad
para...” o “no tengo edad de....” son indicativas de la aplicación de estas
concepciones normativas respecto a la edad.

Igualmente, las concepciones normativas de la edad funcionan como estereotipos


sociales que ayudan a organizar la información sobre las personas que son
percibidas como similares entre si. En el caso de las personas mayores, las
creencias comunes sobre el proceso de envejecimiento suelen manifestarse en
estereotipos negativos e imágenes simplificadas y sesgadas de la forma de ser de
estas personas.

Así, la representación social de las personas mayores, entendida como las


creencias que la sociedad en general mantiene acerca de los mismos como grupo,
conlleva actitudes negativas que pueden se explicadas desde la teoría del rol. Así,
el concepto de rol se emplea en paralelo al de papel social y éste lleva implícito un
estatus social. Obviamente, la vejez implica un cambio de roles y, por tanto, una
transformación del estatus social, consecuente al envejecimiento que adjudica a
este grupo de edad el estatus más bajo en la sociedad.

Por lo que respecta a los estereotipos sobre mayores, el que se asume como más
responsable en los procesos de exclusión social de este colectivo es el que asume
la negatividad esencial de los cambios propios del envejecimiento, es decir, la
creencia de que el envejecimiento es un proceso esencialmente negativo, de
deterioro, consistente en la pérdida progresiva de las capacidades adquiridas a lo
largo de la vida. Este estereotipo suele ser no sólo asumido por la sociedad en

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33 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

general, sino también por los propios mayores y, en muchos casos, también por
los profesionales que los atienden. Un ejemplo de las consecuencias que la
interiorización de los mayores de sus propios estereotipos (olvidadizos,
desinteresados e incompetentes) puede tener es el hecho de que eviten las
interacciones sociales por pensar que son aburridos y que rechacen aprender
nuevas habilidades por asumir que son incapaces. Además, la asunción de estos
estereotipos puede afectar indirectamente a su salud haciendo que ignoren
algunos síntomas de enfermedades susceptibles de ser tratadas al pensar que son
achaques propios de la edad.

Dentro de la imagen estereotipada de la vejez, no todas las características que la


definen son negativas y así, existen características negativas que coexisten con
atributos positivos como son la sabiduría, dignidad, amigabilidad, paciencia, calma
y ternura, entre otros.

Esta coexistencia de rasgos negativos junto a otros con una connotación más
positiva ha llevado a que muchos autores no acepten que se pueda hablar de
discriminación por cuestión de edad (edadismo), al menos no de la misma forma
de la que se habla, por ejemplo del racismo. Sin embargo, la discriminación por
edad existe y se puede constatar analizando el papel de los mayores en la
sociedad.

Con la edad se produce el fenómeno de la invisibilidad que implica el progresivo


desinterés que la sociedad actual va sintiendo por lo que puede aportar y significar
la persona adulta que envejece cualquiera que sea la situación en que se
encuentre ya que la mayoría de las sociedades están organizadas en torno a la
productividad, y, por consiguiente, no tienen en cuenta a los que se han quedado
fuera del sistema productivo, desvinculándolos del orden social establecido.
Evidencias de esta invisibilidad son, por ejemplo, la escasa o nula presencia de
personas de la tercera edad en los medios de información y comunicación y,
cuando aparecen, lo hacen enfatizando la representación de la edad avanzada
como periodo de declive y relacionado con cuestiones que suponen una carga
social a la que hay que hacer frente (por ejemplo, aumento de las pensiones,
inversiones en programas de ayuda a domicilio, construcción de nuevas
residencias,…) y rara vez se habla de los mayores como personas productivas y
beneficiosas para la familia, la comunidad y, por extensión, para la sociedad (por
ejemplo el reconocimiento del rol de cuidador de las personas mayores dentro de
la familia o su contribución económica en situaciones de crisis y bajos ingresos
económicos).

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34 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Una de las características del edadismo es su mayor influencia en el colectivo de


las mujeres, al menos en el mundo occidental, y donde a las mujeres se las
percibe como mayores antes que a los hombres, pasando a ser invisibles mucho
antes que ellos en la vida social y, sobre todo, en los medios de comunicación,
donde se las evalúa más negativamente que a los hombres de su misma edad en
cuanto a la apariencia física se refiere.

Los hechos más importantes que aparecen en la edad adulta y que se relacionan
directamente con la falta de integración social de este colectivo son la jubilación y
la pérdida del cónyuge, hechos que suponen un cambio tanto a nivel estructural
como funcional de la red social de las personas. No sólo se reduce el número de
contactos, sino que se pierde calidad en las relaciones, en ocasiones motivado por
las propias condiciones físicas del mayor. La investigación llevada a cabo sobre
las funciones de la red social pone de manifiesto que no es la frecuencia de
interacciones o el número de personas que componen la red social, sino la calidad
de las mismas lo que realmente contribuye al bienestar y calidad de vida de las
personas mayores (y también en los demás grupos de edad).

Son muchas las situaciones cotidianas que permiten detectar estilos edadistas y
así, por ejemplo, el uso cotidiano del lenguaje para referirse a las personas
mayores se caracteriza por términos como: “los abuelos”, “los jubilados”, “los
viejos”… Igualmente, y en el ámbito del lenguaje, a menudo se emplea un registro
característico al dirigirse a las personas mayores, lo que ha sido bautizado como
“elderspeak” o “habla para mayores” y hace referencia al empleo de un volumen
exagerado, un tono agudo, una acusada melodía e, incluso, al uso de palabras
inapropiadamente artificiosas o que denotan un exceso de confianza sin estar a
veces justificado. El elderspeak puede ser explicado en base a la Teoría de la
Acomodación que define una tendencia a adaptar la forma de comunicarse con las
personas mayores para ajustarse a los déficits que se les suponen, perpetuando
así los estereotipos negativos y favoreciendo la baja autoestima y el declive
funcional y cognitivo de los mayores.

Pero sin duda, una de las peores consecuencias de la discriminación por edad es
el maltrato tanto físico como psíquico y así, muchas personas mayores viven solas
o en condiciones de aislamiento social, lo cual es una situación de maltrato
psicológico. Por su parte, una de las principales causas del aumento de los malos
tratos en este colectivo radica en la creciente dependencia que las personas
mayores tienen de otras personas y su consiguiente vulnerabilidad al abuso y
maltrato.

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35 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

En la Declaración de Toronto para la Prevención Global del Maltrato de las


Personas Mayores se define el maltrato a los mayores como “la acción única o
repetida, o la falta de respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación
donde exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o angustia a
una persona anciana. El maltrato puede ser de varios tipos: físico,
psicológico/emocional, sexual, financiero o simplemente reflejar un acto de
negligencia intencional o por omisión” (OMS, 2003). Las personas más propensas
a ser víctimas de algún tipo de maltrato son las muy ancianas, las que sufren
discapacidades funcionales, las mujeres y las que carecen de recursos
económicos.

Por lo que respecta al maltrato en el colectivo de ancianos, la investigación revela


que existe un perfil de la víctima y un perfil del agresor. Respecto a la víctima, lo
que se observa es que suele ser una mujer mayor de 75 años y con cierta
dependencia física, mientras que la persona agresora puede ser su cuidador o
cuidadora. El maltrato negligente o por omisión, bastante frecuente en este grupo
de edad, suele ser cometido por una mujer, mientras que el maltrato físico suele
ser cometido por un hombre (cónyuge o hijos de la persona agredida). Como
actuación de prevención para el maltrato, y de manera genérica a las
consecuencias sociales de la discriminación de las personas de edad, se apunta
cualquier medida que favorezca la solidaridad intergeneracional.

Otra de las medidas de actuación es la necesidad de adoptar una perspectiva de


género con respecto al envejecimiento ya que, las mujeres viven más que los
hombres, tienen más probabilidades de ser pobres en la vejez, corren un riesgo
más alto de padecer enfermedades crónicas y discapacidades y por tanto, de ser
objeto de discriminación y marginación. Así, en la Segunda Asamblea Mundial
sobre el envejecimiento se presentaron las siguientes recomendaciones para
disminuir las diferencias sociales en el envejecimiento encontradas entre hombres
y mujeres:

cuestionar los estereotipos mediante la educación, la publicidad y los medios


de comunicación

recabar más información para comprender mejor la dinámica de


discriminación que parece sustentarse en las relaciones entre pobreza,
envejecimiento y género y, así, poder desarrollar políticas adecuada

mejorar las condiciones de vida y la seguridad económica de las mujeres


mayores, eliminando la discriminación mediante la equiparación de las

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36 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

oportunidades laborales, los salarios, los derechos de herencia y los planes


de pensiones

mejorar el bienestar y la salud de las mujeres mayores, optimizando la


atención sanitaria y fortaleciendo el funcionamiento de servicios de
asistencia domiciliaria como alternativa al internamiento, más adecuada al
tipo de dolencias crónicas que suele presentar este colectivo social

fomentar la educación permanente de las mujeres

mejorar la situación y el bienestar de las mujeres-cuidadoras, reconociendo


su importante labor para la sociedad y proporcionándoles asesoramiento
especializado, ayuda doméstica y tiempo libre

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37 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

3. PROGRAMAS INTERGENERACIONALES E
INCLUSIÓN SOCIAL DE LAS PERSONAS
MAYORES

1. JUSTIFICACIONES ACTUALES DE LOS PROGRAMAS INTERGENERACIONALES


2. IMPACTO DE LOS PROGRAMAS INTERGENERACIONALES

Intergeneracional “algo que es o sucede entre generaciones”.


Programas Intergeneracionales “son medios, estrategias, oportunidades y formas
de creación de espacios para el encuentro, la sensibilización, la promoción del
apoyo social y el intercambio recíproco, intencionado, comprometido y voluntario
de recursos, aprendizajes, ideas y valores encaminados a producir entre las
distintas generaciones lazos afectivos, cambios y beneficios individuales,
familiares y comunitarios, entre otros, que permitan la construcción de sociedades
más justas, integradas y solidarias” (VV.AA. 2008, participantes en curso organizado
por IMSERSO y la AECID)

• «Los programas intergeneracionales son vehículos para el intercambio


determinado y continuado de recursos y aprendizaje entre las generaciones
más viejas y las más jóvenes para lograr beneficios individuales y sociales»
(Hatton-Yeo y Ohsako, 2001).

En la conceptualización de los Programas Intergeneracionales existen tres


elementos definitorios:

1. En todos los programas intergeneracionales participan personas de


distintas generaciones.

2. La participación en un programa intergeneracional implica actividades


dirigidas a alcanzar unos fines beneficiosos para todas esas personas y, por
extensión, a toda la comunidad.

3. En todos los programas intergeneracionales existen relaciones de


intercambio entre las personas de distintas generaciones.

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38 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Aunque su uso resulta indistinto, es conveniente reflexionar sobre la diferencia


entre los términos intergeneracional y multigeneracional, aplicado a los programas
de intervención para la inclusión de la tercera edad. Así, el término
intergeneracional supone la implicación de miembros de dos o más generaciones
en actividades que potencialmente pueden hacerles conscientes de sus diferentes
perspectivas generacionales, es decir, implica una interacción y cooperación
crecientes para lograr metas comunes, una influencia mutua y la posibilidad de
cambio. Por el contrario, el término multigeneracional se utiliza habitualmente con
un sentido relacionado aunque existen matices diferenciadores ya que significa
compartir actividades o características entre las generaciones pero no
necesariamente supone una interacción ni una influencia entre ellas. (También hay
que tener en cuenta que no todas las relaciones entre generaciones son per se
beneficiosas para las personas implicadas).

Así, los programas intergeneracionales hacen referencia a las actividades o


programas que aumentan la cooperación, la interacción y el intercambio entre
personas de generaciones diferentes y proporcionan un método eficaz para
alcanzar la inclusión social y combatir la discriminación por razones de edad ya
que, ayudan a construir cohesión social y a crear un entorno inclusivo que permite
a los mayores participar al máximo de todas sus capacidades. Por su parte, hay
investigaciones que evidencian que quienes tienen amistades intergeneracionales
(tanto si el vínculo es de sangre como si es de proximidad) ven más allá de los
estereotipos y no utilizan un filtro etario para diferenciarse a sí mismos.

La clasificación más habitual para los programas intergeneracionales es la que se


basa en el criterio dirección de los servicios que se prestan y se reciben, donde se
clasifican los siguientes tipos de programas intergeneracionales:

a) programas en los que personas adultas prestan servicio a niños y/o jóvenes
como tutores, profesores, preceptores y amigos, cuidadores,…

b) programas en los que los niños y/o jóvenes prestan servicio a las personas
adultas, por ejemplo, les visitan, les acompañan, tutorizan algunas tareas
realizadas por esas personas,…

c) programas en los que las personas adultas colaboran con niños y/o jóvenes
para servir a la comunidad, por ejemplo, en proyectos de desarrollo medio
ambiental o en atención a problemas sociales,…

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39 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

d) programas en que mayores, jóvenes y niños se comprometen juntos y se


prestan mutuo servicio en actividades informales, por ejemplo actividades
de diversión, ocio o deporte.

Aunque esta tipología sigue en vigor, es puesta en cuestión ya que resulta difícil
separar con claridad quien es el que sirve y quien es el que es servido y, no en
vano, una de las características de los programas intergeneracionales es la
reciprocidad y, por tanto, la distinción entre grupos beneficiados y grupos que
proporcionan beneficios resulta artificial.

Otro criterio de clasificación es en base al nivel de interacción entre los grupos


intergeneracionales, donde se diferencian los siguientes 4 tipos que funcionan
como diferentes niveles:

a) Yuxtaposición (Nivel 1). Diferentes grupos generacionales comparten un


local y mantienen contactos esporádicos; se intenta que los grupos
implicados, por un lado, perciban que están en un entorno seguro y, por el
otro, se vaya dando lugar a un acercamiento y colaboración entre ellos.

b) Intersección (Nivel 2). Los participantes comienzan a interactuar, ya no sólo


coinciden en un lugar sino que realizan alguna actividad conjuntamente.
Aún el nivel de interacción es bajo y cada participante sigue teniendo como
referente a su propio grupo generacional. Las visitas de niños o jóvenes a
residencias de personas mayores son un ejemplo de un programa de este
tipo: es habitual que esta actividad no suponga que niños, jóvenes y
mayores dejen de verse, ante todo, como miembros de sus respectivas
generaciones.

c) Agrupamiento (Nivel 3). Niños, jóvenes y mayores se integran en


grupos/parejas de nueva creación para trabajar conjuntamente en la
consecución de los objetivos del programa intergeneracional. En este nivel
la interacción es continuada durante el periodo de tiempo que dura el
programa. Los programas intergeneracionales en los que personas
mayores acuden a un centro escolar, durante todo el curso académico, para
actuar de mentores y tutores con niños en fase de aprendizaje de la lectura,
son un buen ejemplo de un programa de este tipo.

d) Convivencia (Nivel 4). Más allá de una serie de actividades conjuntas


organizadas durante un tiempo, se habla de una situación cotidiana de

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40 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

convivencia intergeneracional en la que las personas deciden y planean,


sobre la marcha, sus relaciones, objetivos y tareas comunes.

En base a la naturaleza de la actividad que se comparte los programas


intergeneracionales varían mucho según el tipo de actividades que se llevan a
cabo y que dependen tanto del lugar donde se realizan las interacciones, de los
participantes implicados, del tiempo que pasan juntos, etc. Sin embargo, hay
algunos puntos en común que es interesante resaltar (Kuehne, 2003):

Habitualmente las actividades se relacionan con las necesidades


individuales de cada grupo de participantes, por ejemplo, Hanks y Icenogel
(2001) pusieron en marcha un programa intergeneracional de aprendizaje-
servicio en la comunidad. El programa se desarrolló para dar formación en
el medio laboral e iba dirigido a trabajadores de diversas edades: por un
lado, jóvenes que debían ser preparados para su entrada en el mundo
laboral y, por otro, trabajadores mayores en su proceso de formación
continuada. El entrenamiento fue bien recibido tanto por los jóvenes como
por los mayores y se centró en el desarrollo de la autoestima, manejo del
estrés en el lugar de trabajo, desarrollo, conocimientos informáticos y otros
temas específicos. Además, la implicación en el programa mejoró las
actitudes de los jóvenes y adultos hacia los trabajadores mayores en
general.

Los programas intergeneracionales van encaminados a conseguir


beneficios para las generaciones participantes. Por ejemplo, Knapp y
Stubblefield (2000) describieron un programa en el que jóvenes y adultos
realizaban juntos un curso sobre envejecimiento con un componente de
aprendizaje-servicio. Cuando se comparó a estos estudiantes con otros que
no habían participado en ninguna actividad intergeneracional se pudo
observar tanto un mayor conocimiento del envejecimiento como unas
percepciones sobre las personas mayores más positivas en los primeros
que en los segundos.

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41 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

3.1. JUSTIFICACIONES ACTUALES DE LOS PROGRAMAS


INTERGENERACIONALES

Los programas intergeneracionales surgieron en Estados Unidos desde mediados


de los años 60 cuando profesionales sociales: gerontólogos, psicólogos,
educadores,…confirmaron un aumento de mayores en las poblaciones, el
crecimiento de comunidades segregadas por edades y la disminución de las
interacciones consistentes y frecuentes entre los jóvenes y los mayores. Estas
tendencias promovieron el desarrollo de una nuevo tipo de intervención social: los
programas e intercambios intergeneracionales. “La creación de programas
intergeneracionales fue motivada por una creciente toma de conciencia de que la
separación geográfica entre miembros mayores y jóvenes de muchas familias
americanas a consecuencia de la movilidad familiar estaba teniendo efectos
negativos en ambas generaciones” (Newman, 1997)

Aunque España es el país que presenta las tasas más altas de contacto familiar
intergeneracional también se comprueba que existe una tendencia que transforma
dichas relaciones: las distancias geográficas son cada vez mayor, hay un cambio
de actitud hacia la menor obligatoriedad de cumplir con los tradicionales
compromisos de cuidado familiar y el cambio de la sociedad: hogares individuales,
parejas sin hijos, mujeres trabajadoras,… están impulsando una provisión más
formal de los servicios a las generaciones de mayores. Así, sin duda, las
distancias generacionales están cambiando en la sociedad española y, los
programas intergeneracionales, pueden ayudar a disminuir las distancias entre las
mismas y lograr un mayor bienestar (entendiendo que la mayor cercanía supone
beneficios al paliar sentimientos de aislamiento o perdidas de roles significativos).
En una segunda fase, años 70 y 80, y también en el contexto norteamericano
(que ha liderado el desarrollo internacional de los programas intergeneracionales)
las razones para poner en marcha programas intergeneracionales cambiaron de
ámbito: de las generaciones familiares se pasó a las generaciones comunitarias,
es decir, aquéllas cuyos miembros no tenían lazos de parentesco entre sí sino que
compartían la pertenencia a una misma comunidad. Y, en la justificación de los
programas intergeneracionales, el argumento del distanciamiento generacional
familiar dejó paso al de los problemas comunes que afectaban a jóvenes y
mayores: baja autoestima, aislamiento, falta de sistemas de apoyo adecuados,
estereotipos negativos y desconexión con la familia y con la sociedad.

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42 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Analizando datos de sondeos de opinión realizados en España también se


demuestra que personas de distintas generaciones comparten similares
preocupaciones y así, a los jóvenes de entre 18 y 24 años el problema que más
les afecta es el paro y a las personas mayores de 65 años, los problemas de
índole económica (CIS, 2009). Para los jóvenes, su segundo problema, por orden
de mayor a menor importancia, tiene que ver con cuestiones de índole económica
mientras que para las personas mayores ese segundo lugar lo ocupan las
pensiones (asunto también de índole económica). La vivienda es el tercer
problema que identifican los jóvenes en su lista, y así lo hacen también las
personas mayores.

La lógica que subyace bajo muchos de los programas intergeneracionales es


buscar soluciones válidas para ambos grupos ante un problema compartido ya que
el enfoque fragmentario de resolución de problemas es con frecuencia menos
eficaz y más costoso que los enfoques intergeneracionales. Por ejemplo, los
programas intergeneracionales de alojamiento compartido para abordar de forma
conjunta las necesidades de vivienda que tanto el colectivo de mayores como el
de jóvenes comparten.

En una tercera fase, en la década de los 90, la intergeneracionalidad se reformuló


no ya como una necesaria respuesta a carencias y problemáticas familiares y
comunitarias, sino como ingrediente indispensable para la cohesión, la
regeneración, el desarrollo y la sostenibilidad de las comunidades. Es decir, se
estableció la convicción de que sin una adecuada intergeneracionalidad no puede
producirse un desarrollo completo de la vida comunitaria ya que las evidencias
sugieren que los programas intergeneracionales son capaces de promover una
ciudadanía más activa e implicada.

Actualmente, la justificación más usual para los programas intergeneracionales es


el aumento de personas mayores “los cambios demográficos están modelando
una nueva sociedad y se acelerarán a partir de 2010: cada vez habrá menos
jóvenes y adultos, cada vez habrá más trabajadores de edad, jubilados y ancianos.
Nuestras sociedades deberán inventar nuevas vías para valorizar el potencial de
crecimiento que representan las jóvenes generaciones y los ciudadanos de edad
más avanzada. Será necesario que todos los agentes contribuyan a gestionar
estos cambios: deben desarrollarse nuevas formas de solidaridad entre las
generaciones, hechas de apoyo mutuo y transferencia de competencias y
experiencias» (Comisión Europea, 2005). En este caso la justificación a los
programas intergeneracionales es lógica: el problema demográfico y sus
amenazas exigen el acercamiento y la colaboración solidaria intergeneracional.

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43 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Además de razones extrínsecas, también existen razones intrínsecas que se


encuentran como justificación a los programas intergeneracionales y así, la
vivencia del inicio y la finitud de la vida encajada en una época que le da sentido
sólo se entiende si se contrasta con la vida de quienes finalizan, de quienes
comienzan,… La intergeneracionalidad abraza los tres tiempos en los que los
seres humanos somos: ayer, hoy y mañana. Conforme se extiende la esperanza
de vida y, por tanto, se alarga la duración de estos tiempos aumenta también la
coincidencia con otros, el cruce con otros, la interdependencia de otros, y es ahí
donde los programas intergeneracionales tienen su principal razón de ser.

Imperativos del movimiento intergeneracional en el contexto de Europa Occidental


Imperativo demográfico Cada vez se viven más años y existe mayor tiempo de
coetaneidad entre generaciones, lo que aumenta las
posibilidades de contacto intergeneracional. En este contexto los
programas intergeneracionales tienen el reto de implicar a todas
las generaciones coetáneas para afrontar con éxito necesidades
personales, grupales, comunitarias y societales.
El restablecimiento del La dimensión humana de necesidades es común a todos y los
ciclo de cuidados programas intergeneracionales ayudan a preservar la práctica
de la reciprocidad del cuidado y de la atención entre las distintas
generaciones.
El imperativo del La solidaridad intergeneracional es una parte consustancial del
envejecimiento activo envejecimiento activo. La implicación mutua es indispensable
porque el envejecimiento ya no es algo relativo a la vejez sino
un proceso que se desarrolla a lo largo de todo el curso vital.
El imperativo de la Una sociedad cohesionada es una comunidad que se apoya
cohesión social mutuamente y que está compuesta por individuos libres que
persiguen metas comunes por medios democráticos. La idea
subyacente en los programas intergeneracionales es que las
generaciones son interdependientes y forman parte del mismo
tejido social y, por ello, el trabajo intergeneracional puede
ayudar a lograr una mejor configuración del bienestar y de la
equidad entre esas generaciones.
El imperativo de lograr Las buenas relaciones intergeneracionales pueden ser fuente de
comunidades en las que vínculos sociales que ayuden a recuperar y aumentar la
se pueda vivir mejor confianza mutua, el capital social y la implicación en asuntos
públicos.
El imperativo de la “La continuidad de todas las culturas depende de la presencia
continuidad cultural viva de al menos tres generaciones” (Mead, 1970).
El imperativo relacional La intergeneracionalidad es, por definición, relacional,
fundamentándose en la existencia de relaciones entre
generaciones. Así, el aspecto relacional es la clave fundamental
en los programas intergeneracionales y no, el hecho de
pertenencia a diversas generaciones. Poner en marcha
programas intergeneracionales significa, ante todo, producir,
transformar o reproducir relaciones.

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44 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

3.2. IMPACTO DE LOS PROGRAMAS INTERGENERACIONALES

Aunque el impacto/beneficio de los programas


intergeneracionales no se puede delimitar
claramente ni tampoco concluir cual de los
diferentes colectivos generacionales que se
relacionan se beneficia más, de manera
general si se concluye que a lo largo del ciclo
vital las personas se benefician de la
posibilidad de compartir y reafirmar sus
experiencias vitales y el significado de su vida, y se benefician de estar implicadas
en relaciones de apoyo mutuo que les hacen capaces tanto de proporcionar como
de recibir cuidados en diferentes momentos de sus vidas. Los participantes de
programas intergeneracionales también desarrollan habilidades que generan
cambios esperados (cambios en ellos mismos, cambios en sus organizaciones y
cambios en las propias comunidades).

De manera resumida y, atendiendo a revisiones teóricas de diferentes programas


intergeneracionales, los beneficios más destacados atendiendo a los diferentes
colectivos son:

1. Beneficios para el colectivo de las personas mayores. Los beneficios


para las personas mayores van desde beneficios individuales (por ejemplo
capacidad para hacer frente a la enfermedad mental, incremento en la
memoria y otras capacidades cognitivas, incremento de la motivación,
incremento de la autoestima,…) hasta beneficios relacionales y
comunitarios, por ejemplo desarrollo de la amistad con gente joven y
reintegración en la vida comunitaria.

Según la revisión de MacCallum et al (2006), los beneficios del intercambio


generacional para las personas mayores:

Cambios en el humor, aumento de la vitalidad


Mejora de la capacidad para hacer frente a la enfermedad física y mental
Incremento en el sentimiento de valía personal
Oportunidades de aprender
Huida del aislamiento

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45 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Renovado aprecio por las propias experiencias de la vida pasada


Reintegración en la familia y en la vida comunitaria
Desarrollo de la amistad con gente más joven
Recepción de ayuda práctica en actividades, como compras o transporte
Dedicar tiempo a la gente joven y combatir los sentimientos de aislamiento
Incremento de la autoestima y de la motivación
Compartir experiencias y tener una audiencia que aprecia los logros
Respeto, honor y reconocimiento de su contribución a la comunidad
Aprender acerca de la gente joven
Desarrollo de habilidades, y en particular de habilidades sociales y uso de
nuevas tecnologías
Transmitir tradiciones, cultura y lenguaje
Pasarlo bien e implicarse en actividades físicas
Exposición a la diferencia
Ayudar a fortalecerse frente a la adversidad

2. Beneficios para los niños y jóvenes.

En niños y jóvenes las intervenciones intergeneracionales proporcionan


oportunidades para desarrollar cualidades como iniciativa, flexibilidad,
apertura, empatía y creatividad y para obtener un sentimiento de
responsabilidad social y un entendimiento del valor del aprendizaje a lo
largo de la vida. Igualmente, la participación en trabajos que benefician a
otros de un modo directo y personal, es decir, las actividades características
de los proyectos intergeneracionales pueden desarrollar la resiliencia 2 en
los jóvenes. Además, la práctica intergeneracional exitosa ayuda a los
jóvenes a ganar confianza, a construir un sentido de valía personal, les
proporciona habilidades prácticas (particularmente cuando se implican en
actividades de cuidado de ancianos), les ofrece apoyo de los adultos en
momentos de dificultades personales y les proporciona ideas de aquéllos
más experimentados en la vida.

Según la revisión de MacCallum et al (2006), los beneficios del intercambio


generacional para niños y jóvenes:

Incremento del sentimiento de valía, autoestima y confianza en uno mismo


Menor soledad y aislamiento
2
La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para sobreponerse e incluso salir
fortalecidos de periodos de dolor emocional, acontecimientos desestabilizadores, traumas o
condiciones de vida difíciles y a veces graves.

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46 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Tener acceso al apoyo de adultos durante momentos de dificultad


Aumento del sentimiento de responsabilidad social
Percepción más positiva de las personas mayores
Mayor conocimiento de la heterogeneidad de las personas mayores
Proveerse de habilidades prácticas
Mejora de los resultados en la escuela
Mejora de las habilidades lectoras
Menor implicación en actos violentos y uso de drogas
Estar más saludable
Aumento del optimismo
Fortalecerse frente a la adversidad
Incremento del sentido cívico y de la responsabilidad hacia la comunidad
Aprender sobre la historia y los orígenes, y sobre las historias de los otros
Construir la propia historia de vida
Disfrute y alegría
Ganar respeto por los logros de los adultos
Recibir apoyo en la construcción de la propia carrera laboral
Actividades de ocio alternativo frente a los problemas, particularmente
drogas, violencia y conducta antisocial

3. Impacto en el entorno comunitario.

Los programas intergeneracionales forman parte de estrategias de


intervención de carácter inclusivo donde los beneficios que se pretenden se
encaminan hacia el desarrollo comunitario, es decir, beneficios más allá de
los que obtienen los propios participantes “Los intercambios
intergeneracionales pueden reconstruir redes sociales, desarrollar la
capacidad de la comunidad y crear una sociedad inclusiva para todos los
grupos de edad” (Granville y Hatton-Yeo, 2002).

Según la revisión de MacCallum et al (2006), los beneficios del intercambio


intergeneracional para la comunidad:

Reconstrucción de redes sociales


Desarrollo del sentimiento de comunidad
Construcción de una sociedad más inclusiva
Romper las barreras y los estereotipos
Aumento de cohesión social
Construir y fortalecer la cultura
Aliviar la presión de los padres

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47 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Construir redes sociales y desarrollar puentes en la comunidad


Modificar los estereotipos
Ofrecer modelos de comportamiento cívico
Construir, mantener y revitalizar oportunidades comunitarias e
infraestructuras públicas
Producir arte público
Desarrollar el voluntariado
Proporcionar voluntarios para servicios comunitarios y animar a la gente a
trabajar con otros en grupos comunitarios
Crear historias en común
Cuidar el medio ambiente

El encuentro con El encuentro con El encuentro con El encuentro con


otras generaciones otras generaciones otras generaciones otras generaciones
permite a las permite a las permite a las permite a cualquier
generaciones generaciones generaciones generación…
jóvenes… intermedias… mayores…
Prepararse para Prepararse para Ser productivas y Participar en la
crecer, para envejecer, para activas; transmitir lo construcción de una
envejecer y también morir, para construir que han vivido, su sociedad más
para morir. una familia; historia. solidaria y tolerante.
acercarse a sus
padres.
Entrar en la historia Transmitir las Aprender sobre las Cambiar su mirada
humana y en su experiencias de su nuevas tecnologías, sobre los otros; abrir
propia historia vida y tomar el relevo nuevos la mente.
personal; construir con respecto a las conocimientos,
su identidad experiencias de sus familiarizarse con
personal. mayores. descubrimientos
recientes.

Transmitir su Sentirse útiles; dar Forjar nuevas Mejorar las


realidad, su punto sentido a su vida. relaciones competencias
de vista sobre la interpersonales. relacionales,
vida. sociales, la
comunicación.
Tomar conciencia Convertirse en Romper el Estimular la
de la herencia ciudadanos activos y aislamiento y la autoestima y la
cultural e histórica, solidarios. soledad. construcción de la
de las tradiciones; identidad.
ofrecer referencias
para comprender la
historia.

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48 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Abrir la mente, Introducir una Acercarse a sus Aumentar la


estimular el dimensión nietos e hijos experiencia de vida,
aprendizaje de la intergeneracional en la madurez.
vida, las relaciones su trabajo.
humanas.
Tomado de Dupont y Letesson (2010)

Igualmente y, según los últimos análisis teóricos los elementos que, de manera
más frecuente aparecen en los programas intergeneracionales que tienen más
éxito son:

Que el programa intergeneracional responda a necesidades reales que existen allí


donde se realiza,

Que el programa intergeneracional se base en una planificación,

Que el programa intergeneracional cuente con la colaboración de diversas


entidades de la zona, es decir, el trabajo en red y que cuente con el apoyo de las
personas del entorno,

Que exista una evaluación adecuada del programa,

Que exista una buena preparación de las personas que participan en el


programa,

Que exista una financiación suficiente para ejecutar lo planificado y que sea
valorado con realismo lo que se puede conseguir con la financiación y los
recursos disponibles.

Que el programa sea sostenible, es decir, hay que intentar que las
actividades intergeneracionales se conviertan en una dimensión integral de
las personas y entidades, lo que facilita la sostenibilidad del programa.

Que el programa intergeneracional tenga duración suficiente para permitir el


establecimiento de relaciones y la ruptura de estereotipos,

Que las actividades planificadas promuevan la reciprocidad entre los grupos


generacionales implicados, es decir, todos deben experimentar que, en el
marco del programa, dan algo y reciben algo,

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49 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Que exista una adecuada gestión de los roles de los participantes, es decir
que todos tengan un papel significativo en el programa y que ese papel sea
adecuado y este bien definido,

De manera sintética, la eficaz puesta en marcha de un programa intergeneracional


debe basarse en los siguientes principios:

Primer principio: Establecer con claridad lo que el programa trata de


conseguir

Es necesario concretar objetivos generales y específicos claros, realistas y


alcanzables. Los objetivos deben poder ser revisados a medida que el programa
se va ejecutando.

Para considerar objetivos de calidad de los programas estos deben ser:

Específicos: describir cambios concretos, a corto, medio o largo plazo en


la situación de partida.

Mensurables: deben indicar de forma expresa, con palabras o con cifras,


el tipo, grado o cantidad de cambios esperados.

Significativos: Los objetivos deben referirse a cuestiones realmente


relevantes para los participantes en el programa y para la comunidad
externa.

Asignados: Con este término se quiere decir que los objetivos tienen que
estar en relación con un o unos grupos específicos, bien delimitados, de
modo que los objetivos formulados sólo sirvan para ese o esos grupos
concretos.

Realistas: Basados en un análisis honesto y real de la situación de partida


y de las verdaderas posibilidades de cambio en las condiciones en que se
desarrollará el programa.

Temporalizados: Hay que saber en qué periodo de tiempo los objetivos


son alcanzables, sea de forma parcial o total. No se trata tanto de
establecer una fecha límite sino en tener una expectativa fundada sobre el

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50 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

momento en que deben producirse algunos de los cambios previstos por el


programa.

Segundo principio: Constitución estratégica de una red de organizaciones


implicadas en el programa

En general, todo programa intergeneracional necesita que varias entidades


colaboren entre sí, en red, a modo de socios ya que facilitan el acceso a
participantes/voluntarios, introducen perspectivas nuevas y variadas, aumentan la
capacidad del equipo del programa para realizar las tareas, reducen la duplicidad
de esfuerzos, fortalecen la implicación y el compromiso comunitario y aumentan
las posibilidades de financiación.

Es básico intentar que las organizaciones elegidas tengan una visión similar en
relación con la finalidad y la forma de funcionamiento del programa
intergeneracional y para que la relación entre las organizaciones implicadas
funcione eficazmente es básico que:

Exista un convenio de colaboración firmado en el que se especifiquen los


objetivos y roles del programa

Para cada entidad asociada al programa se respete sus necesidades,


expectativas y objetivos

Valorar la aportación de cada organización y saber reconocerla

Reciprocidad, de modo que si una entidad contribuye también se beneficie


de las contribuciones de otras entidades de la red.

Confidencialidad, lo que facilitará que las organizaciones puedan compartir


mejor sus saberes.

Transparencia acerca de todo lo que tiene que ver con el programa.

Evaluación continua tanto de la marcha del programa como del


funcionamiento de la red de entidades que sostiene el programa.

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51 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Tercer principio: Implicación y preparación del personal del programa


intergeneracional

Todas las personas que forman parte de una organización que está realizando un
programa intergeneracional deben conocer el programa, sus objetivos y su
funcionamiento, lo que ayudará a que el personal de la organización apoye y se
entusiasme con el programa, esencial para sus sostenibilidad a largo plazo. Las
maneras de informar al personal sobre el programa son múltiples y dependen de
cada entidad: distribuir folletos, exponer fotografías, organizar reuniones
informativas, invitar al personal a alguna de las sesiones del programa, etc.

Más allá de la información se debería llegar a la formación, no sólo del personal


directamente implicado en las acciones del programa intergeneracional (algo
indispensable) sino de todo el personal de la organización ya que cuanto mejor
preparado esté el personal y más familiarizado se encuentre con el programa,
más adecuado será el contexto general en el que el programa se desarrollará.
Introducir una cultura intergeneracional en una organización es un proceso que
requiere tiempo porque supone un cambio y porque puede encontrarse con
resistencias debidas a la tradición de trabajo en torno a una sola generación (como
suele ser el caso de espacios como las escuelas infantiles, los centros de
personas mayores o los clubs juveniles) existente en muchas de las
organizaciones y servicios.

Cuarto principio: Implicar en el proceso de planificación del programa tanto


a los actuales participantes como a otros potenciales

Por lo que respecta a este cuarto principio, la experiencia confirma que cuantos
más participantes se puedan reunir antes de que el programa comience mayores
serán su implicación y su motivación a lo largo del mismo. Igualmente, la
participación en la fase de planificación del programa supone reconocer su
derecho a elegir, de manera informada, en qué actividades desean implicarse y
con qué grado de compromiso lo que ayuda al éxito de los programas. Siempre
hay que promover que nadie se sienta obligado a participar sino que su
participación sea producto del interés personal y de una sensación de pertenencia
al programa.

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52 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Quinto principio: Orientación y formación de los participantes antes de que


el programa comience

La preparación de los participantes previa al comienzo del programa se entiende


como la orientación necesaria para que los que tienen la intención de participar
sean conscientes de los propios prejuicios o no comprensión de los otros grupos
de edad participantes. La preparación previa de los participantes tienen como
objetivo básico es lograr en los mismos una flexibilidad de pensamiento ante otros
grupos generacionales para lo cual es necesario reflexionar acerca de la
variabilidad de las personas, tengan la edad que tengan, y demostrando que los
estereotipos etarios no representan toda la realidad. Así, la orientación y la
formación deben ir dirigidas a poner encima de la mesa la siguiente idea: participar
en un programa intergeneracional permite conocer y descubrir cómo son las
personas de otras generaciones y si se acude al programa cargado de prejuicios,
nunca se podrá alcanzar ese conocimiento.

La formación concreta relacionada con el programa deberá ser tanto inicial como
continua (durante la ejecución) y, dependiendo del tipo de programación
intergeneracional esta formación será necesaria o no.

Sexto principio: Sintonizar con las necesidades y aspiraciones de los


voluntarios

Es habitual que muchos programas intergeneracionales necesiten para su


desarrollo la participación de personas voluntarias, lo que supone un desafío para
la gestión de este tipo de proyectos ya que representan una parte indispensable
para el logro de los objetivos y es necesario gestionarlos de manera diferencial a
los recursos humanos tradicionales. Partiendo del hecho de que existen diferentes
modelos de gestión del voluntariado y que todos ellos se basan en la motivación
de los mismos, algunos factores clave en la motivación de los voluntarios
(Bressler, Henkin y Adler, 2005):

Los voluntarios quieren sentir que su aportación consigue de verdad que las
cosas sean diferentes, que el trabajo que realizan es útil y que realmente
supone una aportación valiosa allí donde lo hacen.

Los voluntarios deseen poder elegir el tipo de papel a desempeñar y los


horarios de trabajo; si flexibilizamos las posibles tareas a realizar y el

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53 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

momento de realizarlas, aumentaremos sus opciones de colaborar con el


programa.

Los voluntarios necesitan enfrentarse a retos que les resulten significativos


pero no excesivos. Las entidades que les acogen deben prestar el apoyo
necesario para que las personas voluntarias puedan acometer con éxito las
tareas que se han comprometido a realizar porque estén bien ajustadas a
sus capacidades.

Los voluntarios también desean que su trabajo les proporcione


oportunidades para divertirse y relacionarse con otras personas. Si somos
capaces de que nuestros voluntarios se sientan un grupo y asuman que,
como tal grupo, tienen objetivos comunes, aumentaremos sus posibilidades
de éxito en el programa.

Los voluntarios esperan que se aprecie y se reconozca, de algún modo, su


labor.

Algunos voluntarios quieren ir progresando en las tareas que desarrollan de


modo que, con el tiempo, puedan ir profundizando en su experiencia. Por
ello, las organizaciones en las que trabajan deben prever trayectorias de
desarrollo para sus voluntarios.

Para involucrar a la comunidad es conveniente crear una lista de instituciones que


en la comunidad proporcionen servicios a los jóvenes y a las personas mayores y
analizar cómo pueden interactuar más allá de sus roles actuales, cómo es posible
crear sinergias y compartir los recursos locales. Se debe de empezar poco a poco,
dirigiéndose a un pequeño número de instituciones relevantes con un objetivo
concreto o con la idea de conocer las necesidades de la comunidad.

Séptimo principio: Diseñar actividades adecuadas desde el punto de vista


del desarrollo de las personas

Este principio alude a la necesidad de tener en cuenta las competencias y las


limitaciones concretas de las personas en virtud de su proceso de desarrollo,
planificando las tareas de acuerdo a los distintos grupos generacionales del
programa. Para la adecuación de las actividades es básico el conocimiento de los
participantes.

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54 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Incluso sin un conocimiento profundo de los modelos teóricos sobre el trayecto de


vida es fácil aceptar que un niño de tres años de edad tendrá distintos intereses
que otro niño de nueve años de edad, aunque ambos pertenezcan a la misma
generación. La misma reflexión debe aplicarse para una persona de 65 años y otra
de 75, aunque pertenezcan a la misma generación social. Hay que pensar en
intereses comunes y en las motivaciones de los participantes sin tener en cuenta
estereotipos generacionales.

Aunque no existe una metodología que sea aplicable a todas las situaciones,
diversos aprendizajes y metodologías pueden ser adaptadas a los programas
intergeneracionales para activar la comunicación y la interacción, por ejemplo los
métodos autobiográficos, el aprendizaje transformacional o las comunidades de
práctica.

A título de ejemplo, algunas reflexiones para la planificación de actividades


intergeneracionales con niños/as de educación infantil y personas mayores:

La interacción es más importante que el resultado.

Hay que formular objetivos factibles para la actividad. Así, se debe


comenzar por estar juntos para, poco a poco, ir a más y hacer cosas juntos.

Conocer antes de la planificación de actividades las habilidades,


conocimientos, capacidades, gustos,… de los niños y las personas mayores
que van a participar. Tratar de que la actividad suponga una experiencia
placentera, que los participantes disfruten haciendo lo que van a hacer

En cuanto al número de participantes, hay pros y contras. Si se cuenta con


pocos participantes la interacción entre ellas será más intensa y los
participantes se pueden prestar una atención más exclusiva. Si el grupo es
más grande hay más posibilidades de diversificar las interacciones, de que
nadie se quede fuera pero también es más difícil la organización para que
todos los participantes se impliquen en la actividad. En cualquier caso
conviene, sobre todo al principio de este tipo de prácticas, que los grupos
no estén muy descompensados en número de modo que se perciba una
situación de igualdad.

Evitar en la medida de lo posible las actividades en las que un grupo hace


algo y el otro se limita a observa y tratar de que ambos hagan algo y, si es
posible, que sea complementario: unos cantan una parte de una canción y

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55 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

los otros la otra; unos recortan y los otros pegan, etc. Por ejemplo, en el
caso de que se decida utilizar los cuentos como recurso central para el
encuentro, hay que buscar la forma de que no se trate simplemente de que
unos cuenten y otros escuchen; así, si el cuento va nombrando ciertas
acciones, los niños puedan ir haciéndolas al mismo tiempo (aplaudir, reír,
saludar, saltar, ponerse de pie, etc.)

Algunos otros ejemplos de actividades intergeneracionales propuestas para


grupos de personas mayores y niños en la etapa de Educación Infantil:

Jugar al “veo veo” (en lugar de buscar un objeto en la sala, se pueden


buscar partes de la indumentaria que lleven los niños y personas mayores;
así, la atención se centra más en ellos);

Utilizar globos y jugar, en grupos, a pasárselos de unas a otros (personas


mayores y niños) sin que el globo se caiga;

Niños y personas mayores (en parejas) realizan dibujos conjuntamente, o


modelan algo en plastilina, o hacen un pequeño collage.

El desarrollo de las actividades debe ser flexible y permitir cambios en su


desarrollo.

El espacio en el que la actividad va a suceder debe estar preparado para


facilitar la interacción; incluso puede ser adecuado que los propios
participantes ayuden en la preparación del lugar, lo que aumenta la
implicación.

Conviene comenzar por algo sencillo, donde todos participen: música,


canciones, cuentos, algún juego de grupo,… Es fundamental conseguir,
sobre todo al principio, un tono festivo, de alegría y diversión; al final de
cada sesión, hay que hacer hincapié en los aplausos y en los saludos
(cariñosos y visibles) de despedida entre los participantes.

Siempre, al finalizar la actividad, los profesionales implicados en su


desarrollo deben hacer balance de la actividad junto a los participantes.

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56 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Octavo principio: Escoger actividades que se adecuen culturalmente

Todos los seres humanos contamos con ciertas normas culturales. Algunas de
esas normas las tomamos de nuestro entorno pero otras son más personales. En
cualquier caso, dichas normas han de ser tenidas en cuenta a la hora de planificar
el programa intergeneracional.

Noveno principio: Proponer actividades que tengan que ver con los
auténticos intereses de los participantes

En lugar de planificar desde fuera las actividades, lo más apropiado es centrar el


proceso de planificación de las actividades del programa en aquello que realmente
interesa a quienes van a realizarlas para lo cual es necesario conocer esos
intereses. En contraposición a actividades típicas, por ejemplo, a todas las
personas mayores le gusta contar cuentos, se debe dar a cada persona la
oportunidad de expresarse y de hacer saber sus preferencias particulares a la hora
de decidir lo que hacer en el encuentro intergeneracional.

Décimo principio: Comenzar poco a poco, secuenciando el desarrollo


progresivo del programa

La planificación de los programas intergeneracionales debe tener en cuenta el


tiempo que las personas necesitan para adaptarse y familiarizarse con nuevas
situaciones y procesos. Al principio es habitual que haya que romper el hielo dado
el desconocimiento entre los grupos generacionales típico de los nuevos
programas; sin embargo, paso a paso, de modo gradual, el contacto irá
haciéndose más natural y la relación más relajada. Algo similar debe ser tenido en
cuenta en la planificación de actividades: se debe comenzar por un encuentro
puntual antes de planificar programas continuados.

De cualquier forma, comenzar poco a poco no quiere decir quedarse ahí siempre
ya que se sabe que el impacto de los programas intergeneracionales es mayor con
el tiempo y, por tanto, la duración, la periodicidad y la intensidad de las
interacciones deberían ir en aumento.

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57 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

4. GUÍA PARA EL DISEÑO DE UN PROGRAMA


INTERGENERACIONAL

La guía que presentamos a continuación (adaptación de la versión inicial


producida por el centro Generations Together de la Universidad de Pittsburgh)
pretende ser una orientación inicial a tener en cuenta para el diseño de programa
intergeneracionales:

PLANIFICACIÓN DEL PROGRAMA

1) Nombre del programa:

2) Tipo de programa intergeneracional:

adultos mayores sirven a niños y/o jóvenes


niños y/o jóvenes sirven a los mayores
mayores colaboran con niños y/o jóvenes para servir a la comunidad
mayores, jóvenes y niños se comprometen juntos y se prestan mutuo
servicio

3) Identificación de necesidades (de los diferentes miembros generacionales)


descubiertas al estudiar el contexto

4) Determinación de objetivos generales y específicos del programa

5) Identificación de los participantes a implicar (niños de 0-6 año, mayores de 65


años,…) y sus correspondientes tareas en el programa

6) Modelo lógico del programa, según el siguiente esquema:

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58 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

7) Identificar a otros grupos u organizaciones que colaboraran en el desarrollo del


programa

8) Lista de actividades apropiadas para que el programa alcance sus objetivos

9) Calendario de ejecución del programa

10) Anticipar obstáculos que se pueden presentar en la realización del programa y


proponer soluciones para cada uno de ellos

RECLUTAMIENTO DE LOS PARTICIPANTES

11) Identificar con claridad a los participantes

12) Metodología para lograr la participación en el programa

13) Identificar las organizaciones que pueden aportar participantes

14) Estrategias para motivar a los participantes de modo que no abandonen el


programa durante su ejecución (reconocimiento de su contribución)

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59 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

15) Anticipar obstáculos que se pueden presentar en el reclutamiento de


participantes y proponer soluciones para cada uno de ellos

ORIENTACIÓN Y FORMACIÓN DE PARTICIPANTES Y PERSONAL

16) Concretar los fines de la fase de orientación del programa

17) Concretar los fines de la fase de formación del programa

18) Decidir la duración de la formación

19) ¿Quiénes deben recibir formación y cuál debe ser en cada caso el contenido de
la misma? ¿Afecta a todos los participantes: niños, mayores, jóvenes,… y a todo
el personal?)

20) ¿Quién se encargará de ofrecer la orientación y la formación?

21) ¿Cómo sabremos si los participantes y el personal, tras la orientación y


formación, han conseguido las habilidades o el conocimiento necesarios?

22) Anticipar obstáculos que se pueden presentar en la orientación y formación y


proponer soluciones para cada uno de ellos

MANTENIMIENTO DEL PROGRAMA

23) Estrategias para asegurar un apoyo al programa por parte de la comunidad en la


que está inserto

24) Procedimientos para dar publicidad al programa de modo que tenga un impacto
social

25) Actividades permanentes para mantener la comunicación entre el programa y la


comunidad en la que se inserta

26) Actividades permanentes para mantener la comunicación entre el programa y


quienes lo sostienen (por ejemplo, los financiadores, los servicios sociales, los
centros escolares...)

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60 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

27) Anticipar obstáculos que se pueden presentar en el mantenimiento del programa


y proponer soluciones para cada uno de ellos.

EVALUACIÓN DEL PROGRAMA

28) Finalidades de la evaluación: ¿para qué evaluar?

29) Organizaciones o grupos interesados en los productos y/o resultados del


programa: ¿qué puede desear saber cada uno de ellos? (financiadores,
instituciones académicas, asociaciones, centros educativos, institutos de
juventud,…)

30) ¿Qué tipo de instrumentos se van a utilizar para conseguir la información que se
necesita y por qué? (cuestionarios, entrevistas, observación, hojas de
inscripción, grupos de discusión,…)

31) Dependiendo en cada caso de los destinatarios, ¿cuál es la mejor forma de


recoger en un informe los resultados de la evaluación del programa.

32) Identificar a los responsables de llevar a cabo la evaluación

33) Anticipar obstáculos que se pueden presentar en la evaluación del programa y


proponer soluciones para cada uno de ellos

FINANCIACIÓN DEL PROGRAMA

34) ¿Cuáles son los posibles costes de puesta en marcha y mantenimiento del
programa?

35) Fuentes potenciales de financiación

36) Actividades para conseguir los ingresos necesarios para cubrir los costes del
programa

37) Anticipar obstáculos que se pueden presentar en la financiación del programa y


proponer soluciones para cada uno de ellos

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61 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

5. EJEMPLOS ILUSTRATIVOS DE PRÁCTICAS


INTERGENERACIONALES

Partiendo de los objetivos políticos referidos a desarrollo intergeneracional y


aprendizaje permanente de la Comisión Europea (participación e inclusión,
solidaridad y ciudadanía activa, desarrollo personal, calidad de vida,…) los
ejemplos prácticos presentados (proyectos cofinanciados con fondos europeos)
ilustran la variedad de prácticas intergeneracionales en función de los distintos
ámbitos de interacción básicos propuestos:

Aprendizaje intergeneracional
Ayuda y apoyo mutuo
Convivencia
Construcción de espacios de colaboración
Interacción y actuación conjunta

Proyecto de aprendizaje intergeneracional


Aprendizaje Intergeneracional en Organizaciones (IGLOO).
Promover un espacio europeo de los proyectos de empleo a través de las edades
[Página web: www.iglooproject.eu]

La cuestión clave del proyecto IGLOO es prevenir la segmentación generacional


en el mercado laboral. Tanto las tendencias de exclusión de los trabajadores de
más edad en el mercado laboral, como el bajo número de jóvenes empleados dará
lugar a la falta de una plantilla competente en el futuro. Las habilidades de reforma
y el conocimiento tácito de los trabajadores de mayor edad tienden a perderse en
la empresa porque es imposible transferirlos a los empleados más jóvenes. Por
otro lado, los empleados más jóvenes están imposibilitados de transferir a la vieja
generación sus “nuevos” conocimientos tecnológicos y sus habilidades.

IGLOO busca desarrollar nuevos enfoques y nuevos métodos a fin de facilitar y


promover el aprendizaje intergeneracional en una posterior formación educacional
fuera de las empresas donde la meta del proyecto es la creación de un modelo de
enseñanza/aprendizaje que pueda ser aplicado en organizaciones para preservar
el conocimiento/experiencia organizacional, promover el intercambio de

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62 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

conocimientos personales y reducir los conflictos entre los trabajadores de más


edad y más jóvenes.

Basándose en los resultados de las actividades del proyecto (revisión teórica y


práctica sobre aprendizaje intergeneracional en diferentes empresas y
organizaciones), el IGLOO ha creado un nuevo modelo de
enseñanza/aprendizaje, utilizando las técnicas y enfoques de aprendizaje que
apoyan las empresas y organizaciones en su gestión de instrucción, lo que
contribuye a promover el aprendizaje intergeneracional y la transferencia de
conocimientos. Un factor importante es la integración de los componentes de las
TIC, tales como las sesiones de formación online.

Proyecto de Ayuda y apoyo mutuo


Impacto Juventud. Suiza.
Programa de participación de la comunidad en Suiza [Página web:
www.jugendmitwirkung.ch]

El objetivo es involucrar a los jóvenes en el desarrollo de la comunidad y contribuir


a dar una imagen positiva de los jóvenes hacia la comunidad en que viven. Para
ello, los jóvenes y los miembros de la autoridad local desarrollaron el proyecto
Impacto Juventud, inicialmente a nivel local y posteriormente a nivel nacional
(Suiza). El éxito del proyecto radica en la aplicación el dialogo entre generaciones.

“Los jóvenes tienen, de hecho, buenas ideas que son importantes para el
desarrollo de la comunidad. Lo único que les falta es el conocimiento, las
habilidades y los contactos necesarios. (…) Personas de diferentes generaciones
en diálogo impulsionan, además, compresión mutua. La ejecución conjunta de
proyectos (…) refuerza más la participación de los jóvenes en contextos sociales
que si un mentor les dice -Hemos oído lo que quieres y te diremos lo que es
posible-. Para fomentar el diálogo entre generaciones es necesario, en primer
lugar, interactuar en relación igualitaria”. (Gander, 2007)

La idea que está detrás de Impacto Juventud es sencilla: una vez por año el
comité para la población joven y adulta organiza el día “Impacto Juventud”.
Durante este día, se desarrollan ideas de proyectos realistas que, posteriormente,
se llevaran a cabo. De manera resumida el funcionamiento de Impacto juventud
es:

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63 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Primer paso: Creación de un comité. Durante el cual, jóvenes y adultos


preparan el “Día de la juventud de impacto”: los miembros más jóvenes
definen los tópicos de interés a ser discutidos durante el “Día de Impacto” y
alienta a los colegas a participar. Los adultos son los principales
responsables de preparar el evento e invitar a otros adultos que puedan
ayudar en la realización de proyectos. Este primer paso requiere entre tres
y cuatro reuniones preparatorias.

Segundo paso: El Día de la Juventud de Impacto. Durante el “Día de


Impacto” cada grupo trabaja un proyecto para la comunidad, estableciendo
las áreas temáticas creadas por los miembros más jóvenes de la comisión.
Gracias al diálogo entre jóvenes y adultos, los proyectos desarrollados son
realistas y financiables.

Tercer paso: Los grupos de proyecto. Después del “Día de Impacto” el


comité inicia los proyectos en colaboración con otros jóvenes y adultos que
se manifiestan interesados. Algunos ejemplos de proyectos emprendidos en
Suiza: campos de voleibol de playa, centros juveniles, pistas de patinaje y
fiestas de jóvenes.

Proyecto de Convivencia
Vivir e Convivir. España
Programa de vivienda intergeneracional
[Página web: www.caixacatalunya.es/virueiconviure

Se trata de un proyecto de vivienda intergeneracional entre mayores que viven


solos y jóvenes estudiantes universitarios donde se promueve, por un lado, el
desarrollo de valores como la solidaridad, la reciprocidad, la tolerancia, y el
respeto por los demás y, por otro lado, el programa alienta a las personas mayores
a seguir viviendo en sus hogares por la creación de relaciones de afecto más allá
de los lazos familiares.

Se inicio en el ayuntamiento de Barcelona y actualmente se lleva a cabo en 27


ciudades españolas en cooperación con 34 centros universitarios. Este programa
se encuentra asociado a la Cohabitación (Homeshare International), una red
internacional que tiene como objeto dar a conocer la experiencia de programas
similares de todo el mundo.

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64 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Este programa se define como un programa de cohabitación con la participación


de dos generaciones:

ciudadanos de la tercera edad mayores de 60 años que están viviendo


solos y que quieran compartir sus hogares bajo las condiciones de
proporcionar un alojamiento adecuado y libre a un estudiante;

los estudiantes menores de 30 años, matriculados oficialmente en la


universidad y que, a cambio de alojamiento, ofrezcan compañía a las
personas mayores y se comprometan a quedarse en casa por la noche

Desde el comienzo del proceso de selección hasta el final del año académico, un
equipo de profesionales (psicólogos y asistentes sociales) ofrece apoyo al
ciudadano mayor y al estudiante, asegurando que la experiencia de vivir juntos es
beneficiosa para ambos.

El primer paso del programa es la formación de pares. La combinación de pares


se lleva a cabo durante el año académico. Esta área de trabajo incluye la
clasificación de la solicitud de admisión de los candidatos, la selección e
introducción de los pares y, por último, tras un mes de experiencia, la formulación
y el compromiso del “acuerdo de cohabitación” por parte de ambos. En el proceso
de combinación de pares, el equipo profesional se encarga de encontrar personas
que encajan entre sí a través de similitudes e intereses comunes. El acuerdo inicial
es un importante instrumento que proporciona un mínimo de obligaciones de cada
parte, así como límites de confianza y el inicio de la cohabitación.

Durante el tiempo de cohabitación se ofrece de forma regular la supervisión por


parte de un profesional de referencia. En general, una vez al mes, un miembro del
equipo del programa visita y conversa con la persona mayor de la casa y, los
estudiantes, son entrevistados en la oficina del programa. Los agentes sociales
que trabajan en el programa cumplen el papel de mediadores y asesores,
ayudando a las personas involucradas en la construcción de la relación. Tratar con
el conflicto mediante el diálogo, el debate, la negociación y la reconciliación se
considera como una parte del proceso de aprendizaje de la convivencia, lo que
requiere un compromiso y un ejercicio de tolerancia por ambas partes.

Además de los participantes y del equipo de profesionales, la familia del anciano


es una tercera parte integrada en este proyecto. Es importante que la familia
asuma una postura positiva hacia el proyecto y esté dispuesta a ayudar y asumir

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65 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

responsabilidades en el caso de que sea necesario, por ejemplo, casos de


problema de salud entre las personas mayores.

Proyecto Construcción de Espacios de Colaboración


Proyecto de plantación de Grassmoor
Un proyecto de jardinería intergeneracional en Inglaterra
[Página web:
http://www.derbyshire.gov.uk/community/helping_all_ages/default.asp]

Se trata de un proyecto de plantación intergeneracional de la comunidad que


promueve la salud y el bienestar de forma creativa: el desarrollo de las
capacidades de jardinería.

Este proyecto tiene por objeto impulsar la cohesión y derribar las barreras,
fomentando la relación intergeneracional de la red familiar, trabajando, al mismo
tiempo, con un proyecto de vida saludable. El sistema implica una acción práctica
y positiva para prevenir y reducir la obesidad en todas las generaciones. El modelo
de desarrollo requiere la cooperación de todas las generaciones en el diseño y
cultivo que se llevaran a cabo en las distintas estaciones del año.

El proyecto funciona por años escolares y, al comienzo del año escolar, los
alumnos tienen la oportunidad de trabajar con miembros de la sociedad de
siembra en un espacio adyacente a la escuela. Estas actividades se organizan
cada semana a fin de establecer periodos ordinarios de sesiones. Junto con las
clases, está organizada una iniciativa para la dieta saludable y la práctica regular
de ejercicios. Semanalmente, la clase de escolares trabaja en la plantación junto
con los voluntarios de la comunidad.

Proyecto de Interacción y Actuación Conjunta


Video de Generaciones
Premio alemán de Comunicación Intergeneracional
[Página web: http://www.video-der-generationen.de

Se trata de un proyecto de competición nacional, con un enfoque


intergeneracional, fundado en Alemania (en 1998) por el Ministerio Federal de
Asuntos de la Familia, Tercera edad, Mujeres y Jóvenes. Hasta la fecha, alrededor
de 4000 participantes con cerca de 1000 producciones estuvieron involucrados en
el proyecto. Entre éstos, el 40% fueron producidos por equipos

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66 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

intergeneracionales. La edad de los participantes oscila entre la edad de la


escuela primaria y más allá de ochenta años.

El video de generaciones presenta la diversidad de los diferentes estilos de vida


de jóvenes y ancianos, y también apela en contra los tabúes, estereotipos y
prejuicios, presentándose el trabajo creativo de comunicación como catalizador del
diálogo intergeneracional.

El proyecto está segmentado en los siguientes grupos: Jóvenes hasta los 25 años,
y personas mayores de 50 años.

La categoría del concurso “intergeneracional” y la idea de ganar un premio anima


a los jóvenes y a las personas mayores a que trabajen juntos en el proyecto. En
las formas de ejecución de los proyectos están incluidos los informes de los
testigos, y también temas con bases biográficas. Las mejores películas del “Vídeo
de Generaciones” son presentadas al público en el “Festival Nacional de Vídeo”.
Las producciones del “Premio para el Vídeo Joven Alemán” también son
presentadas en este evento. A través de la combinación de ambos premios y del
espacio concedido para la comunicación e intercambio el proyecto ofrece una
plataforma adicional para el debate en vivo entre generaciones.

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67 TERCERA EDAD. EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

BIBLIOGRAFÍA

 Nuevos retos para la psicología social: edadismo y perspectiva de género.


Soledad de Lemus. Universidad de Granada. 2005.

 A.J. Colom y C. Orle, Gerontología educativa y social. Pedagogía social y


personas mayores. Universitat de Les Illes Balears. 2001.

 Programas Intergeneracionales. Hacia una sociedad para todas las edades.


Colección Estudios Sociales, Núm. 23. Fundación “la Caixa”.

 Mates (Mainstreaming Intergenerational Solidarity). Guía de Ideas para la


Planificación y Aplicación de Proyectos Intergeneracionales. 2009.

 Losada Baltar, A. (2004) Edadismo: consecuencias de los estereotipos, del


prejuicio y la discriminación en la atención a las personas mayores. Algunas
pautas para la intervención. Madrid, Portal Mayores, informe nº14.

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