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M. Sc. Juan Carlos Ortiz Z.

Área de lingüística
Departamento Académico de Humanidades
Abril 2019.
(Texto preliminar)

INTERPRETACIÓN DE TEXTOS POR PRAGMÁTICA


En los momentos de comunicación que se dan en el plano social, por lo general,
tenemos la idea de que casi nada pasa, excepto, el de alcanzar un mensaje, alcanzar
información o intercambiarla con nuestros interlocutores (receptor), y nada más; sin
embargo, hay mucho más implicado en las situaciones de comunicación de lo que puede
suponerse. Estas implicaciones (factores) están dadas por las relaciones que se establecen
durante el proceso de comunicación. Estos factores (propósitos, efectos, etc.) son
estudiados por la pragmática.
La pragmática es una teoría que estudia la lengua en uso, más puntualmente, “en su
funcionamiento social”; del mismo modo, cabe agregar que la pragmática “estudia los
efectos de las emisiones lingüísticas, es decir las diferentes posibilidades de interpretación
que pueda tener un enunciado” (Marín, Marta, s/a). Tomamos como enunciado un acto
de habla. En otros términos, Escandell Vidal (1993) menciona que “se entiende por
pragmática el estudio de los principios que regulan el uso del lenguaje en la
comunicación”, se refiere a las condiciones que determinan el empleo de las emisiones
de lengua en situaciones concretas “y su interpretación por parte de los destinatarios”.
El acto de habla. Los actos de habla parten de la idea de que se pueden hacer actos o
cosas con palabras, en otros términos, tiene que ver con la realización de acciones a través
del empleo de la lengua. Hernández Sacristán (2005), tomando a Searle, manifiesta que
aquel entiende los actos de habla como “una serie de acciones que conjuntamente se
realizan al emitir una oración”; Stubbs (1987) consigna ejemplos dados por Austin en
situaciones rituales y ceremoniales:
Bautizo este barco con el nombre de…
Le declaro culpable.
A la conceptualización de efectuar acciones con el uso de la lengua, agregamos las
nociones de reglas y efectos. Así, puede decirse, con certeza, que las acciones que
realizamos a través de la lengua están regidas por reglas, “que pretenden transformar la
situación del receptor y modificar su sistema de creencias y/o su actitud conductual”
(Kerbrat-Orecchioni, s/a), modificar las creencias y actitudes tendrían que ver con los
efectos, que busca el emisor, y las reglas con el juego del lenguaje practicado por los
agentes (emisor-receptor).
Adentrándonos en la teoría de los actos de habla, encontramos ciertos elementos
sobre los que Maingueneau (1999) manifiesta: “para Austin, al producir un acto de habla
se llevan a cabo tres actos simultáneos: un acto locucionario (…); un acto ilocucionario
(…); un acto perlocucionario (…)”. Veremos estos elementos a continuación.

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Escandell Vidal (1993), luego de tratar los elementos que participan en el hecho
comunicativo, en su trabajo “Introducción a la pragmática”, manifiesta que para poder
integrar estos elementos en un sistema coherente, “que permita dar cuenta de manera
sistemática del uso del lenguaje en la comunicación”, ve por conveniente clasificar y
caracterizar con precisión “los elementos que configuran la situación comunicativa”. Así,
propone un modelo de análisis pragmático constituido por dos clases de elementos, que
nosotros tomamos por razones didácticas. Estos son de naturaleza material y de naturaleza
inmaterial (relacionales).

COMPONENTES MATERIALES
Entre estos componentes, Escandell Vidal (1993, pp. 30-44) consigna al emisor,
destinatario (receptor), la locución y el contexto. Asimismo, caracteriza a los
componentes materiales como entidades objetivas que pueden describirse externamente,
y que tienen, además, un carácter físico:

El emisor
La comunicación por actos de habla implica la participación de dos interlocutores,
humanos necesariamente (agentes). Escandell Vidal (1993) define al emisor como “la
persona que produce intencionalmente una expresión lingüística en un momento dado, ya
sea oralmente o por escrito”. La autora añade que el emisor es un sujeto real, con
“conocimientos, creencias y actitudes”, además es conocedor de la lengua, y su
desempeño como emisor está “en función de una situación y un tiempo precisos”, que no
es absoluto (p. 31). Wálter Navia (2002) señala que el emisor tiene dos características,
una, que “debe efectuar una acción consiente”, dos, el emisor tiene o debe tener una
intención y un propósito a la hora de emitir un mensaje (acción comunicativa) (p. 140).
Pérez Grajales (1995), a nuestro entender, en su libro de texto “Comunicación
escrita”, simplificando, ensaya una estructura para el emisor, al definir al mismo como
entidad física y como sujeto textual, el cual “tiene un propósito, un estatus, y desempeña
un rol que reflejan una visión de mundo y la relación sicosocial que guarda con el
receptor” (p. 14). Interpretando lo dicho por el autor, puede decirse que el emisor es una
persona identificable, la cual desempeña un rol social en la comunicación, al igual que el
destinatario (receptor), rol que marcará la distancia (distancia social según Escandell
Vidal) entre los dos agentes de la comunicación. Dicho rol, más o menos puntual, se
manifiesta y actualiza en el momento de la comunicación (“en función de una situación
y un tiempo precisos”, en otros términos, en función a una “posición determinada por las
circunstancias”, dirá Escandell Vidal (1993, p. 30) ), así, por ejemplo, si un oficial de
policía habla con un subalterno en el trabajo, los roles (distancia social) entre el primero
y el segundo será la de jefe y subordinado, y si entrará una llamada en el celular del oficial
en ese momento, de su hija, pongamos por caso, la situación comunicativa cambiaría. El
rol o estatus del oficial y la joven mudaría al de padre e hija. Para términos didácticos de

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análisis, en clase, desglosamos al emisor en una estructura doble: la persona (individuo)
y el rol que este desempeña en la situación de comunicación.

El destinatario (receptor)
Es la persona(s) para quién se ha elaborado el mensaje, y a quién se dirige el mismo.
Esto quiere decir que, el emisor, tiene en mente con anterioridad a la emisión o
elaboración del texto, quién será su destinatario. En cuanto a esto, el destinatario en la
mente del emisor no es un sujeto indeterminado, sino específico. “No puede considerarse
destinatario a un receptor cualquiera, o a un oyente ocasional: alguien que capta por
casualidad una conversación no es un destinatario. El destinatario es siempre el receptor
elegido por el emisor” (Escandell Vidal, 1993, p.32). La misma autora diferencia receptor
de destinatario. El destinatario, señala, se refiere a sujetos, y no a “mecanismos de
descodificación” como pueden ser los receptores. Acotando a ello puede decirse que el
destinatario es “un agente consciente”, atributo que lo lleva a “comprender e interpretar
el sentido del mensaje recibido” (Navia, Wálter, 2002, p. 141).

La locución o acto locucionario


Para la comunicación de cualquier idea, inquietud, etc., empleamos textos, este es el
acto de habla o locución, o, la acción de decir, por tanto, “un acto locutivo es un acto
consistente en decir algo” (Acero, Bustos y Quesada, 1989, p. 205). En cuanto a sus
elementos constitutivos, Pérez Grajales (1995) manifiesta que el acto locucionario “está
constituido por el mensaje y el código que organizan la materia lingüística desde el punto
de vista fonológico, sintáctico y semántico” (p. 15). De otro lado, podemos señalar, que
la locución o texto, en su interior, alberga una serie de datos (información) que permiten
una interpretación y comprensión de lo que se dice, elementos como la intención, el
contexto, la información pragmática o enciclopedia, el destinatario, la distancia social
entre otros, algunos de los cuales participan implícitamente. La locución es denominada
de distintas formas, Escandell Vidal (1993) la denomina como enunciado, que es la
expresión lingüística que produce el emisor (p. 33).

El contexto
El contexto, en términos sencillos, viene a ser el conjunto de particularidades que
rodean un hecho. Sin embargo, definir el contexto de la comunicación es bastante
complejo. Para ello tomaremos en cuenta lo que manifiesta Kerbrat-Orecchioni (2005),
quien señala que el contexto es tanto de naturaleza lingüística como no lingüística. Para
el primero el entorno es verbal, y para el segundo, el entorno es situacional, social y
cultural. En lo que corresponde al contexto no lingüístico, podemos ver: a) un contexto
restringido o micro al que corresponde “el marco espacio-temporal y la situación social
local en los que se inscribe el intercambio comunicativo, los participantes de este último
(número, características, estatutos y roles, así como la relación que mantienen entre ellos),

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el tipo de actividad en cuestión y las reglas que la rigen (‘contrato de comunicación’,
‘script’ de la interacción)”. Y b) un contexto amplio (macro), al cual le corresponde “el
conjunto del contexto institucional, presentándose entonces el contexto como una serie
limitada de encastres […]” (pp. 124-126).
Escandell Vidal (1993) denomina al contexto como entorno o situación espacio
temporal, de él, dice que es el soporte físico, el decorado en el que se realiza la
enunciación (la acción lingüística), y consigna como elementos principales el lugar y el
tiempo. Sin embargo, citando a Coseriu, alcanza otros escenarios que conforman el
contexto: contexto practico u ocasional, contexto histórico, contexto cultural, etc. (p. 35).
En clase nosotros emplearemos estos factores: lugar y tiempo, que se equipara al
contexto micro, de Kerbrat-Orecchioni, el marco espacio-temporal, la situación local, y,
a partir de él, buscar ubicar un contexto más amplio, de haberlo, que el texto pueda abarcar
o alcanzar.

COMPONENTES RELACIONALES
Escandell Vidal (1993) llama componentes relacionales a los elementos que permiten
establecer relaciones entre los componentes materiales. A estos los considera más
significativos que los materiales, puesto que, menciona, estos dan (los relacionales)
ciertos atributos a los materiales por los contactos establecidos o propiciados. Además,
manifiesta que estos componentes “generan principios reguladores de la conducta que se
objetivan en forma de leyes empíricas” (p. 36). Sobre esto, Searle (1969) dirá: “Hablar
una lengua es tomar parte en una forma de conducta (altamente compleja) gobernada por
reglas (citado por Escandell Vidal, 1993, p.72).

La ilocución o acto ilocucionario


Un acto ilucutivo (la intención para Escandell Vidal) “es el acto que se realiza al
decir algo” (Acero, Bustos y Quesada, 1989, p. 205), ejemplo, los declaro marido y mujer.
En otros términos, se lleva acabo al decir algo. A su vez, este elemento tiene que ver con
la intención en la comunicación.
Toda comunicación, al igual que todo acto humano, tiene una intención o propósito
en su ejecución, sea éste implícito o explícito. El uso de la lengua (habla), como se ha
dicho, es un acto o una forma de realizar una acción; acción que conlleva un propósito
que formulamos previamente, el cual va registrado en el texto emitido (locución, acto de
habla), y que el destinatario o receptor infiere con cierto grado de claridad en razón de
varios factores, uno de ellos, su competencia comunicativa (conocimiento de la lengua,
de la sociedad y cultura, y del mundo en general, o sea, el contexto o entorno), entre otros.
Si preguntamos a alguien por la hora, nuestro propósito será el averiguar, querer saber
u obtener información sobre la hora.

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La perlocución o acto perlocucionario
Todo texto (locución) escuchado, leído, causa un cierto efecto en el oyente o destinatario
(Stubbs, Michael, 1987, p. 155), frente al cual puede reaccionarse de distintos modos, de
hecho, el efecto causado por el texto puede variar de persona apersona. Pérez Grajales
(1995) señala que el efecto “está determinado por los valores, intereses y visión del
mundo del receptor” (p.15).

La distancia social
En las situaciones de comunicación, entre el emisor y destinatario, existe una relación
de roles sociales determinados por la sociedad y la propia situación comunicativa.
Escandell Vidal (1993), para precisar y evidenciar este hecho, introduce el concepto de
distancia social y señala que el papel que se desempeña “en la comunicación es
fundamental, ya que el emisor construye su enunciado a la medida del destinatario”
(p.44). Así, a la hora de la comunicación, sale a relucir entre los interlocutores, el grado
de relación social determinado por la “estructura social” (organización humana), y
también, puede decirse, por la situación comunicativa.
Si vemos conversando a dos conocidos, que en este caso pueden ser Aníbal y Teresa,
podemos decir superficialmente que Aníbal y Tere están conversando. Sin embargo, si
observamos este hecho desde la “comunicación” o la pragmática en este caso, más
exhaustivamente, en el plano de los roles, puede tratarse de una conversación entre
esposos, entre colegas, o tal vez entre compañeros de estudios, según sea el caso o la
situación.

El referente
Escandell Vidal no consigna este componente en su caracterización de los elementos
de la pragmática; nosotros lo introducimos porque forma parte de nuestros análisis en
clase. Así, cuando iniciamos una comunicación elegimos un tema para hacerlo. “Los
agentes humanos se comunican siempre sobre algo. Este algo son los objetos y relaciones
a los que una expresión se refiere” (Navia, Wálter, 2002, p. 141). Pérez Grajales (1995)
manifiesta que el referente son “los hechos, las personas, los objetos, los procesos, las
características, en una palabra, el mundo con toda su complejidad”. Los referentes pueden
ser objetos reales, ficticios (imaginarios), ideales (producto de la mente humana: las
matemáticas), los valores también son un tipo de referente, por ejemplo, la belleza, la
probidad (Navia, Wálter, 2002, pp. 141-144).

La información pragmática
La información pragmática, según Escandell Vidal (1993), es el “conjunto de
conocimientos, creencias, supuestos, opiniones y sentimientos de un individuo en un

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momento cualquiera de la interacción verbal”. En otros términos, la autora menciona que
el emisor y el destinatario, “poseen una serie de experiencias anteriores relativas al
mundo”, conocimientos sobre los demás, sobre lo que los rodea, en definitiva, un
conocimiento de la cultura propia (p. 37), la que ponen en juego en el entendimiento, en
la interpretación en el momento en que se da la comunicación.

REFERENCIAS
Acero, J.J., Bustos, E. y Quesada, D. (1989). Introducción a la filosofía del lenguaje.
Madrid: Catedra.
Escandell Vidal, M. Victoria (1993). Introducción a la Pragmática. Barcelona:
Antrhopos.
Hernández Sacristán, Carlos (2005). Los usos del lenguaje. En Ángel López y Beatriz
Gallardo (Ed.), Conocimiento y lenguaje (pp. 259-288). Valencia: Universidad
de Valencia
Kerbrat-Orecchioni (2005). Contexto. En P. Charaudeau y D. Maingueneau (Directores),
Diccionario de análisis del discurso (pp.124-126). Buenos Aires: Amorrortu
Editores.
Kerbrat-Orecchioni (s/a). La enunciación. De la subjetividad en el lenguaje. Buenos
Aires: Hachette.
Maingueneau, Dominique (1999). Términos clave del análisis del discurso. Buenos
Aires: Ediciones Nueva Visión.
Marín, Marta, (s/a). Lingüística y enseñanza de la lengua. Buenos Aires: Aique.
Navia, wálter (2002). Comunicación y hermenéutica. La Paz: Instituto de estudios
bolivianos, UMSA.
Pérez Grajales, Héctor (1995). Comunicación escrita: Producción e interpretación del
discurso: Talleres, Bogotá: C.E. Magisterio.
Stubbs, Michael (1987). Análisis del discurso. Análisis sociolingüístico del lenguaje
natural. Madrid: Alianza Editorial.

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