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Capítulo 14
Dios es la Fuente de la esperanza

“Pablo trató de dirigir los pensamientos de sus oyentes hacia el gran sacrificio hecho por el
pecado. Señaló los sacrificios que eran sombra de los bienes venideros, y presentó entonces a
Cristo como la realidad prefigurada por todas esas ceremonias: el objeto al cual todas señalaban
como la única fuente de vida y esperanza para el hombre caído. Los santos hombres de la
antigüedad se salvaron por la fe en la sangre de Cristo. Mientras miraban las agonías de muerte de
las víctimas sacrificadas, contemplaban a través del abismo de los siglos al Cordero de Dios que
habría de quitar el pecado del mundo” (Elena G. de White - HAP 339).

“El que trate de aplacar su sed en las fuentes de este mundo, bebe tan sólo para tener sed otra
vez. Por todas partes, hay hombres que no están satisfechos. Anhelan algo que supla la necesidad
del alma. Un solo Ser puede satisfacer esta necesidad. Lo que el mundo necesita, “el Deseado de
todas las gentes,” es Cristo. La gracia divina, que él solo puede impartir, es como agua viva que
purifica, refrigera y vigoriza al alma” (Elena G. de White - DTG 157).

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