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EL VALOR DEL ALMA

“¡Cuánto más vale un hombre que una oveja!” (Mateo 12:12, NVI).
“Ustedes valen más que muchos gorriones” (Mateo 10:31, NVI).
“Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? ¿Qué
dará un hombre a cambio de su alma?” (Mateo 16:26, LBLA).
A menudo oímos hablar a la gente sobre el “precio o valor justo” de un producto manufacturado o
sobre su “precio o valor de venta.” También oímos sobre el “precio al por mayor” o el “valor de
intercambio.” Pero, ¿alguna vez has oído hablar sobre el “precio o valor del alma”? Déjeme darle a
conocer mi convicción por delante: nada es de más valor que el alma de una persona. Piense al
respecto.
¿Cuál es la cosa más importante y valiosa hoy día? La vida misma.
Se han llevado a cabo estudios para determinar el valor monetario de elementos minerales y
químicos hallados en el cuerpo humano. Todos juntos, su valor es menos de un dólar. Lo más
valioso que tenemos es nuestra piel. Basado en el precio de venta del cuero, el valor de la piel de
una persona normal es de más o menos $3.50 dólares. El valor monetario total por persona es
igual a $4.50. Pero nosotros estamos hechos más que de oxígeno, calcio, sodio, hierro, cinc, cobre,
y por lo menos otros catorce minerales y químicos. Nosotros somos cuerpo, alma, y espíritu.
Simplemente dicho, nosotros tenemos vida eterna. No tenemos precio.
No estamos de venta. Ya hemos sido comprados con la preciosa sangre del Cordero crucificado.
Hay tres cosas que durarán por la eternidad.
􀂙 Dios
􀂙 La Palabra de Dios
􀂙 Las almas de los hombres
Necesitamos invertir nuestras vidas con la eternidad en mente. Dios pone un gran valor en el alma
perdida (Juan 3:16). Fue por esta razón que Jesucristo vino al mundo. “Porque el Hijo del Hombre
vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). En una oración corta Jesús
describió Su propósito—“a buscar y a salvar.” También explicó a quiénes vino a salvar—a los
perdidos.
Nosotros permanecemos en la tierra para finalizar esta tarea. Antes que Él se fuera, El dijo: “Como
me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21).
Hay dos cosas que usted puede hacer en la tierra las cuales no se pueden hacer en el cielo: pecar y
ganar a los perdidos. Yo creo que ambos sabemos cuál debemos hacer. ¿Cierto? “En esto hemos
conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras
vidas por los hermanos” (1 Juan 3:16).
Discusión:
A. ¿Alguna vez ha experimentado usted el terror de estar perdido? Describa la ocasión. ¿Cómo se
sintió? ¿Solo? ¿Asustado? ¿Desorientado?
B. Llame a un voluntario, cúbrale los ojos, y guíelo alrededor del cuarto. Pregunte: ¿Qué
sentimientos está experimentando?”
C. ¿Qué tipo de sentimientos experimenta un alma perdida? Escríbalos en la pizarra o en sus
notas de lección.
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los
cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca
la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:3‐4).
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Una vez yo traté de enseñar este
versículo a mi hija pequeña. Ella siempre se quedaba atascada en la palabra “begotten”
(unigénito), ella decía: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo forgotten
(olvidado)…” Realmente, esto era una buena teología. Dios nos amó de tal manera que se olvidó
de sí mismo, se cubrió a sí mismo de carne, y vino y habitó entre nosotros (Juan 1:1‐14). Jesús
pagó el precio de nuestra redención en el Calvario. “Pues por precio habéis sido comparados” (1
Corintios 6:20, LBLA). El músico dijo: “El pagó la deuda que no debía. Yo debía una deuda que no
podía pagar. Necesitaba que alguien limpiara mi pecado.” Si Dios estaba dispuesto a pagar tal
enorme costo, imagínese lo valioso que un alma es ante Sus ojos.

“El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha
creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). Hay tres tipos de almas perdidas:
􀂙 Rechazadores Intencionados
􀂙 Negligentes Indirectos
􀂙 Ignorantes Inconscientes
Los dos primeros grupos han oído. Uno escogió rechazar el evangelio, el otro escogió descuidarlo.
Ellos se perderán y serán condenados porque oyeron y no creyeron. El tercero se perderá no
habiendo nunca oído el evangelio; por consiguiente no creyó. Qué triste. Todos están perdidos.
Todos necesitan ser hallados. Todos necesitan la oportunidad de oír el evangelio por lo menos una
vez.
¿Qué posesión tiene usted que considera de gran valor? ¿Qué haría si lo perdiera? Su mente no
descansaría. Abandonaría todo lo que está haciendo y buscaría su posesión valiosa (hasta
encontrarla). Si usted tomara un billete nuevo y lo ofreciera a un grupo de gente, ¿alguien lo
aceptaría? Sí, porque todos saben el valor del dinero. Si tomara un billete y lo doblara, ¿todavía
alguien lo quisiera? Sí, porque el valor no cambió. Si se escupiera sobre el billete, ¿todavía la gente
lo quisiera? Sí, el valor todavía no ha cambiado. Tire al suelo el billete y pisotéelo. ¿Lo recogería
alguien ahora? Sí, todavía habría gente deseosa. ¿Por qué? El billete todavía tiene el mismo valor.
La Biblia usó el término “perdido” para describir aquellos que están lejos de Dios y que perecerán
si es que no son hallados y salvados. Un alma perdida tiene un gran valor para Jesucristo. Nunca
perderá su valor. No importa lo profundo que esta alma esté en pecado, no importa lo inmunda
que esté, un alma nunca pierde su valor. ¿Cuánto valor pones usted en un alma perdida?
J. Oswald Sanders en Effective Evangelism (Evangelismo Eficiente) da las siguientes maneras en las
que el valor de un alma puede ser calculada:
􀂙 Por su naturaleza y origen (Génesis 1:27)
􀂙 Por la duración de su existencia (Mateo 25:46)
􀂙 Por el costo de su redención (1 Pedro 1:18‐19)
􀂙 Por la lucha que se requiere para su posesión (Mateo 12:29)
“Sino id antes a las ovejas perdidas. Y yendo predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha
acercado” (Mateo 10:6‐7).
Discusión:
¿Cómo sabemos que el evangelismo es la prioridad de la Iglesia?
Estudie su calendario anual o trimestral y determine el porcentaje o número de actividades
evangelísticas para alcanzar a los que están afuera comparadas con las actividades diseñadas para
alcanzar a los que están adentro.
El evangelismo es nuestro principal interés. Proclamar el evangelio. Ganar a los perdidos para
Cristo. El conducir a alguien a Jesús requiere tiempo, esfuerzo, e inversión financiera. ¿Vale la
pena? Jesús lo creyó así. Yo me refiero a Lucas 15 como “El Capítulo de lo Perdido.” Note que
viene después de la narración de “El Dios de la Casa Llena”. “Dijo el señor al siervo: Ve por los
caminos y por los valles, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14:23). Lucas 15
relata tres historias cortas de cosas perdidas. El lector discernido hallará hasta cuatro. El cuadro
siguiente revela cosas perdidas y el valor que ellas representaban.
Cosas Perdidas Cosas Representadas:
La Oveja Perdida Subsistencia
La Moneda Perdida Ahorros de la vida
El Hijo Perdido Inversión de una familia en una vida
Jesús dio estas parábolas en respuesta a un criticismo tajante de parte de los escribas y fariseos.
Ellos estaban sorprendidos de que Jesús pasaba mucho tiempo con los pecadores y que comía con
ellos. Ellos le dieron contienda. Ellos razonaron: “Usted puedes darse cuenta del carácter de una
persona al ver la compañía que tiene” “Muéstreme sus amigos y te diré que tipo de persona eres.”
Este capítulo resalta nuestra invitación a regocijarte con Dios a medida que los pecadores son
alcanzados; y a seguir el ejemplo del Maestro agresivamente o asertivamente buscando a los
pecadores. Los líderes religiosos perdieron el objetivo debido a su pensar de mantener sus
maneras tradicionales: Los pecadores fueron aquellos a quienes Jesús vino a alcanzar. El reconoció
el valor de sus almas y buscó reclamarlos para el reino. Ellos encarnaron Su propósito para que El
viniera a nuestro mundo. El vino para aquellos que necesitaban ayuda. El siguiente cuadro
representa las necesidades reveladas en “El Capítulo de lo Perdido.”
La Oveja Perdida Fuera de seguridad Necesitaba un pastor
La Moneda Perdida Fuera de circulación Necesitaba ser puesta en
circulación otra vez
El Hijo Perdido Sin compañía Necesitaba estar en
compañerismo con el
Padre. (Adaptado del
Warren Wiersbe’s
Expository Outlines on the
New Testament)
Jesús puso a sus oyentes justo donde El los quiso. “¿No saldrías…e irías en pos de la perdida hasta
encontrarla?” (Lucas 15:4, MSG, El énfasis es mío). La respuesta era obvia para los espectadores.
En cada una de las tres historias alguien buscó sin parar a los perdidos. Nosotros nos rendimos
fácilmente. Dios nos da un espíritu de perseverancia y diligencia. Algunos de nosotros somos lo
suficientemente ingenuos para pensar que los perdidos deben encontrar por sí mismos el camino
hacia la iglesia. Este nunca ha sido el imperativo bíblico. Nosotros somos amonestados
repetidamente a “¡Ir!”
Cada una de las tres historias tiene lo siguiente en común:
􀂙 Algo Perdido
􀂙 Algo Buscado
􀂙 Algo Hallado
􀂙 Algo Celebrado

Dr. Neil Chadwick en su sermón: “Perdido Y Hallado” dijo: “El valor de un artículo en particular
puede ser determinado de acuerdo a la cantidad de esfuerzo invertido para hallarlo, si es que o
cuando se pierde.” El énfasis en cada historia no está en el tiempo que se toma para encontrarlo,
sino más bien en el valor que tiene.
Así como el pastor yendo de noche en busca de la oveja perdida, Jesús vigorosamente e
infatigablemente busca a las almas perdidas. El espera más que nuestro testimonio silencioso.
La mujer buscando por todas partes su moneda perdida nos recuerda que nuestra búsqueda es
por algo valioso y costoso. Ella usó lo que tenía. A veces nosotros pensamos que necesitamos
recursos y equipos especiales para evangelizar. Solamente use lo que tiene. La mujer tomó una
vela, proveyendo luz, para incrementar sus posibilidades para ver. Ella también usó su escoba para
barrer cuidadosamente el lugar. Ella continuó “buscando diligentemente” hasta que encontró su
posesión de valor (Lucas 15:8).
La tercera historia—mi favorita—se refiere al hijo pródigo. La NVI es más específica cuando lo
llama el “hijo perdido.” El toma su herencia, lo gasta en un vivir mundano, vuelve en sí, y regresa a
su casa. En él vemos claramente el estado básico de la humanidad: rebelde y desobediente. “Papá,
he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo” (Lucas 15:21, NVI). El
hijo perdido pensó que su valor había disminuido debido a sus acciones pecaminosas. El padre
amoroso es Dios y se le describe esperando, mirando, corriendo, abrazando, besando, y
regocijándose. El cristianismo es la única religión mundial que tiene un Padre tan amoroso quien
entusiasmadamente busca a los hombres. El hermano mayor, sin contacto con el latir del corazón
de su padre es comparado a los fariseos. Su padre razonó: “Pero era necesario hacer fiesta y
regocijarnos, porque éste, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha
sido hallado” (Lucas 15:32, LBLA). Podemos oír el latir de Su corazón en toda la Escritura al leer
sobre El salvando a las almas perdidas. El tiene compasión al ver a un mundo perdido. El
evangelismo es el latir del corazón de Dios. Su deseo es que ninguno de Sus hijos se pierda.

“Alegraos conmigo…De la misma manera, os digo que hay gozo en la presencia de los ángeles de
Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10, LBLA). El no dijo específicamente que los
ángeles estaban de fiesta, pero sí hay regocijo “en la presencia de los ángeles.” Concebiblemente,
usted ha leído estos versículos y ha imaginado a los ángeles soltándose en una danza de alabanza.
Tal vez lo hagan. Pero, si los ángeles no son aquellos que se están regocijando, ¿entonces quién
está? Nuestro Padre celestial. Añada a esto la posibilidad de una multitud más grande—los santos
que se han ido antes y la gran nube de testigos (Hebreos 12:1). Una cosa sí está segura, Dios
celebra cuando un alma perdida se arrepiente; volteando del camino equivocado al correcto. Y
cualquier cosa que hace feliz a Dios, también me hace feliz a mí. Cada servicio debe ser una
celebración cuando vemos que alguien se arrepiente, se bautiza en el nombre de Jesús, o es lleno
del Espíritu Santo. El cielo está listo. Dios está listo para una fiesta divina. Todo lo que se necesita
es que un alma perdida sea hallada. Abajo hay un resumen de las condiciones halladas en cada
una de las narraciones:
Oveja Perdida por la ignorancia Perdida, sabía que estaba
perdida; no sabía el camino a
su casa.
Moneda Perdida por el descuido o negligencia Perdida, no sabía que estaba
de otros perdida; no sabía el camino a
su casa.
Hijo Perdido por su propia voluntad Perdido, sabía que estaba
perdido, sabía el camino a su
casa.

Leyendo Lucas 15 ¿ha determinado usted cómo se encaja en las historias? Aquí está cómo.
􀂙 Conviértase en el pastor buscando a la pobre oveja perdida.
􀂙 Conviértase en la mujer, encendiendo la vela del evangelio, buscando la moneda insignificante
para otros.
􀂙 Conviértase en el padre amoroso ansiosamente orando, esperando y mirando el retorno del hijo
perdido al hogar. Póngase en contacto con el latir del corazón de su Padre.
Vance Havner escribió sobre el Titánico el cual se hundió en 1912. Lo recuerda, fue considerado a
que no se hundiría. “La única cosa que hizo fue hundirse.” Salió de Inglaterra y tuvo muchas clases
de pasajeros a bordo. Había millonarios, celebridades, gente de clase media, y hasta gente pobre.
Había gente de todo tipo de estilo de vida. Pero pocas horas después del desastre histórico,
cuando publicaron una lista en Nueva York, esta tenía solamente dos categorías— perdidos y
salvos. Al final todas las distinciones son puestas a un lado. Todo se resume en—perdidos o salvos.
O, mejor diría, perdidos o hallados.

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