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Cambio en Psicoterapia: una petición por no más “no específico” ni falsas dicotomías

Castonguay y Gross (2005)

El artículo critica otro a artículo (DeRubies, Brotman y Gibbons) y en general a las publicaciones acerca
del cambio en psicoterapia. Reconocen el valor de quienes marcan la importancia de las variables
relacionales en el cambio en psicoterapia así como también a aquellos que remarcan la importancia de
las técnicas en la terapia cognitivo conductual. Sin embargo, plantea una preocupación respecto de la
terminología usada (específicamente el hablar de variables “no específicas”) y el uso de la dicotomía
“técnicas v/s relación” que plantea el artículo criticado. Señala que estas dos cuestiones fallan en hacerle
justicia a la complejidad de los procesos de cambio.

El artículo de DeRubies et. al pone en cuestión la noción de que el cambio en psicoterapia se debe a
“variables no específicas”, destacando la importancia de ciertas técnicas cognitivo-conductuales para
TOC, trastorno de pánico, TEPT y fobia social. Si bien los autores del presente artículo, como terapeutas
cognitivo conductuales, aprecian esto, señalan un par de preocupaciones: 1) la terminología usada. 2) la
conceptualización general de las variables terapéuticas.

1) Variables “no específicas”

La preocupación de que se siga usando el término “no específico” para hablar de aquellas variables que
se pueden encontrar transversalmente en diferentes aproximaciones terapéuticas. Se tiende a usar el
término “no específico” como sinónimo de “factores comunes”, sin embargo el término “no específico”
también se asocia a dos otros significados que para los autores pueden crear obstáculos para el
entendimiento de los procesos de cambio.

En el campo, en general lo “no específico” se refiere a factores interpersonales o no técnicos. Estos


tradicionalmente han sido entendidos como factores auxiliares a los procedimientos técnicos. Sin
embargo, Castonguay ha indicado antes que también hay varios factores técnicos o procedimentales que
han sido identificados como factores comunes de diferentes terapias. Al equiparar los factores comunes
a las variables no específicas, se restringen falsamente los puntos en común de las terapias a un solo tipo
de variable; las de tipo interpersonal o no técnica. Si bien estas variables sí dan cuenta de algunos de los
factores comunes, no dan cuenta de todos los factores comunes posibles.

También ocurre que el término “no específico” tiende a referirse a variables cuya naturaleza e impacto
no son bien conocidos. En este sentido, “no específico” se equipara a “no especificado”. Si bien esto es
cierto para algunos de los factores comunes a las diferentes terapias, no es el caso para todos los
factores comunes. Por ejemplo, la alianza suele ser mencionada como factor “no específico”, pero sí ha
habido mucha investigación para medir, cuantificar y operacionalizar ese constructo

Al dividir las variables en “específicas” v/s “no específicas” se homologa esto a “únicas” v/s “comunes” o
“interpersonales”, siendo que estos no son realmente sinónimos.

2) Variabes técnicas v/s relacionales


Se señala que el artículo criticado favorece el uso de la dicotomía “técnico” (o específico) versus
“relacional” (no específico) que predomina en el campo de investigación. Los autores consideran que esa
dicotomía falla a nivel lógico y empírico, es decir que hay suficiente evidencia para decir que tanto los
componentes técnicos como relacionales son importantes para el cambio.

Si bien se ha descrito en la literatura que ciertos procedimientos cognitivo-conductuales son eficaces en


el tratamiento de algunos trastornos, esto no quiere decir que los factores relacionales que son comunes
a todas las terapias se deban desestimar. De hecho, la mayoría de los manuales cognitivo-conductuales
recomiendan el establecimiento de una buena alianza.

Entonces, si bien se reconoce el valor de los factores técnicos en el cambio, se advierte el peligro de caer
en una trampa del tipo “uno o lo otro”. En lugar de tratar de ver si es más importante lo técnico o lo
relacional, se debiesen abordar problemáticas más relevantes. El artículo de DeRubies sugiere que se
debiese indagar en el lugar de cuatro posibles fuentes de la variabilidad en la alianza y su link con el
resultado: el terapeuta, el cliente, la interacción entre ambos (en el sentido estadístico) y el cambio
sintomático. Estas son características que desde el punto de vista de los autores no son “técnicas” ni
“relacionales”. Se insta a la investigación de las relaciones complejas entre las variables.

La falsedad de esta dicotomía también se puede plantear desde un punto de vista meramente teórico;
las intervenciones técnicas tienen un significado relacional en la terapia, por lo que es conceptualmente
imposible separar ambas categorías. Las técnicas se aplican dentro del contexto de la relación terapeuta-
cliente. Así también, la misma relación puede ser objeto de las técnicas del terapeuta.

Conclusión

Se aprecia del artículo revisado el demostrar que las variables relacionales no dan cuenta de la totalidad
del cambio en psicoterapia sino que también las técnicas tienen un impacto. Sin embargo, el artículo da
cuenta de algunas conceptualizaciones y categorizaciones predominantes en este campo de
investigación que no le hacen justicia a la complejidad de los procesos de cambio. También se debe
reconocer que los factores técnicos y relacionales no son los únicos tipos de factores que pueden tener
un impacto en el cambio; características propias del terapeuta y del cliente también deben ser
consideradas. Algunas de estas características parecieran predecir el resultado independiente del tipo
de terapia (ej: comorbilidad con TDP) mientras que otras parecieran tener un impacto diferenciado en
cada tipo de terapia. Si uno tiene en consideración que todos estos factores están en constante
interacción de tal manera que a veces favorecen el cambio y otras veces lo dificultan, está obligado a
comprender que los procesos de cambio en psicoterapia son más complejos que las categorías de
“específico” v/s “no específico” y “técnico” v/s “relacional”.

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