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Actividad Nº 1

Responder las siguientes preguntas considerando la bibliografía propuesta:

Juego:

1. ¿Por qué y para qué juegan los niños? A qué se refiere la frase: “crear un espacio
intermedio”.

Según Vigotsky el juego completa una necesidad del niño, pues después de cada acción
hay una motivación.

Los niños pequeños necesitan satisfacer sus deseos en forma inmediata, y cuando
aparecen deseos que no pueden ser inmediatamente gratificados, la conducta cambia y
para resolver esta tensión recurre a un mLa pasión por el juego y sus reglas internas tiene
más que ver con el deseo de controlar aspectos de la realidad a las cuales no tienen
acceso de forma habitual. El deseo y la pasión por el juego posee más naturaleza
cognitiva que afectivo emocional. El símbolo lúdico representa y ejerce una actividad
compleja que fusiona la necesidad, la imaginación sobre lo no obtenido,y la satisfacción
de lo realizado. A pesar de esto, Vigotsky, alega que el juego no es la actividad
predominante de la infancia, puesto que el niño dedica más tiempo a resolver situaciones
reales que ficticias. No obstante, la actividad lúdica constituye el motor del desarrollo en la
medida en que crea continuamente zonas de desarrollo próximo.La zona de desarrollo
próximo,corresponde a la diferencia entre lo que el niño puede hacer solo y lo que puede
hacer con la ayuda de un mediador. El juego crea la zona de desarrollo próximo para el
aprendizaje , es decir el niño juega por que le gusta pero también por que necesita
desarrollarse en un entorno cada vez más complejo y el juego le proporciona este
espacio de la cognición que debe ser estimulado por la enseñanza para lograr
aprendizaje.

Con respecto a esto, M. Klein explica que el recién nacido necesita de forma total
del otro, habitualmente la madre para poder ir desarrollando e incorporando
funciones que le permitan transitar desde una situación de dependencia total de
los padres, hasta su independización. Este proceso, requiere del establecimiento
de un espacio, que permita desarrollar estas funciones, que permita el
reconocimiento de la realidad externa. Así es como el juego brinda la posibilidad
de crear un espacio intermedio entre el afuera (realidad exterior) y el adentro
(necesidades personales, deseos, sentimientos.). Espacio intermedio que en la
vida adulta permite la experiencia cultural de la creatividad, forma de jugar con la
realidad, de transformarla o, crearla a través de la capacidad de fantasear e
imaginar..

Se sabe que cuando el niño nace, siente que él y su madre son uno. En esta
instancia se ha chupado el dedo y ha jugado con sus pies reconociendo que son
suyos. Aqui podemos traer la expresión de Piaget tomada de Baldwin y Wallon
denominada “reacción circular»En el curso de las acciones que realiza, el niño
hace de forma involuntaria algo que le resulta agradable o atractivo; y realizará
intentos de conseguir de nuevo el mismo efecto hasta que, lo logré; después,
repetirá la acción una y otra vez.Las reacciones circulares de este subestadio
tienen dos caracteres marcados que hacen que Piaget las califique de primarias:
por un lado, el efecto inicial se produjo de manera casual por otro, las acciones
que el niño repite una y otra vez están centradas en su propio cuerpo.
Aproximadamente a los 6 meses, se crea el espacio transicional en el que se va
dando cuenta de que es un ser independiente de su madre. Va distinguiendo que
tiene vida propia y sentimientos propios. Aquí entra en juego el objeto transicional,
el niño lo busca y dice, esto es lo que yo quiero (osito, almohada). Estamos en el
área intermediante del auto erotismo y la verdadera relación con el otro. Lo
importante no es el objeto sino lo que este significa. El mundo subjetivo se
traslada a este objeto.Cuando el niño comienza a ver lo de fuera, se va a dar
cuenta de que hay algo que no controla, que desconoce y que le va a crear mucha
angustia. El juego está en este espacio transicional y aquí está lo que el bebe
conoce, controla, y esto le tranquiliza.) a medida que la asimilación del objeto a la
función se va extendiendo a objetos variados la asimilación se vuelve
recognoscitiva. La acomodación empieza a diferenciarse de la asimilación.

No está íntegramente en la realidad y no está íntegramente en la fantasía. Así el


niño va a ir construyendo la realidad. Por unos momentos en su vida, jugar y vivir,
son la misma cosa. Fantasía-Actuar, es lo más importante del juego. Imagina,
siente, y se da la posibilidad de hacerlo real.

2. La situación familiar va complejizando el juego. ¿Cómo y por qué?

La aparición del juego en el desarrollo del niño, se encuentra determinada, entre otros
aspectos, por la conformación de vínculos, así como también por las funciones
parentales y el ejercicio que el adulto haga de ellas.
El infante a los tres meses interactúa mediante el juego facial,donde es importante la
reciprocidad de ambas partes, pudiendo crear un sentimiento verdadero de sí mismo y el
otro, o por el contrario perturbar. Es aquí, donde el reconocimiento mutuo, es importante
para que el bebe logre una visión intersubjetiva, y por ende la separación para ver a su
madre como un individuo diferenciado.
Como lo explica Winnicott el juego entre el infante y la madre es el espacio genuino
donde se despliega la actividad creadora, que permite al niño transitar de la ilusión y el
control omnipotente a un sentido de realidad exterior.Durante el primer año,la separación
progresiva con la madre puede despertar ansiedades pero también cierta
maduración.Esta permitirá al bebe reconocer totalmente a los seres familiares de los
extraños. También, podrá empezar a reconocer y explorar su propio cuerpo como inicio
de su propia identidad personal.
En torno a los cinco o seis meses de vida del infante, la madre inicia espontáneamente el
juego de "las escondidas ``.El juego puede reducirse sólo a tapar y descubrir a la madre
de sus ojos, o puede llevarse a cabo el juego de bebe "tapado y descubierto". Este es un
juego que despierta una gran expectación en la desaparición de la madre y una inmensa
alegría al volverla a ver. Su función es ir introduciendo la idea de que tras una despedida,
una separación, existe un reencuentro. Es así que el infante, comienza a elaborar la
angustia que le provoca la desaparición de su madre al salir de su visión.
Existe el juego de aparición y desaparición de sonidos, como el sonajero, donde es él
mismo, el que puede activamente hacerlos aparecer o desaparecer. Entre los siete y los
doce meses, el niño cambia su juego ya que comienza a descubrir su propio cuerpo, esto
se relaciona con meter objetos pequeños en otros más grandes.Los episodios de juego
con juguetes entre madre y niño amplían la interacción y dan lugar a modos más
complejos de encuentros y desencuentros afectivos en la díada a diferencia de las
situaciones en que la interacción se da cara a cara sin objetos intermediarios.
Toda esta situación familiar, donde va generandose la idea necesaria de progresiva
separación del bebé de la madre, es la condición necesaria para que surja el juego, como
una propuesta tácita por la madre. Todo ello queda plasmado gráficamente, cuando la
madre introduce intuitivamente,por ejemplo, el "osito de peluche”, u otro elemento como
un objeto transicional, planteado por la madre como un sustituto de ella, muñeco del que
no se desprende, al desplazarse, viajar, ir a la guardería, y el se que le permite jugar a
consolarle, es el muñeco el asustado y él lo cuida y protege.

Conforme el niño va adquiriendo un mayor dominio psicomotor, puede sentarse, coordinar sus
movimientos, aparece un juego de meter y sacar, o vaciar objetos o, juguetes de algún cubo o
recipiente. Se va perfilando la capacidad de un espacio contenedo r, capaz de conservar y
guardar en su interior, espacio que podrá cuidar el recuerdo de la madre en la laboriosa tarea
de separación de ella.

Isla (2007) señala que el niño desde pequeño cuando se chupa el

dedo o busca su sabanita para dormir, manifiesta su necesidad de

ciertos rituales y objetos donde, a través de la fantasía recrea la

experiencia amorosa con su madre. Esto ya es una creación

imaginaria del bebé que será básica para su desarrollo afectivo e

intelectual, creado a partir de las imágenes que dejaron huella en él.

Estas huellas o marcas del niño se formarán a partir de la presencia

cotidiana de objetos y personas en la vida del bebé, por lo que es muy

importante que la madre mantenga una cierta continuidad en su

relación con el niño. A través de los objetos que dan paso a sus juegos

como la sábana, el pañal, el peluche; a través de éstos se empezará a

destacar la importancia del olor, del tacto y del oído. La creación de

estos objetos se da cuando el niño deposita sus fantasías en objetos

reales que sólo necesita para calmarse la ausencia de la madre, a la

cual está apegado (Aguilera; Damián, 2010, p.61).


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