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PRIMERA HOJA INTRODUCCIÓN: LEER

SEGUNDA HOJA INTRODUCCIÓN:

La segunda infancia comprende aproximadamente a partir de los 2 años y hasta los 5 años de vida
del niño. Es en este período cuando se inician los años preescolares. Notaremos que el
crecimiento se estabiliza, mejora la motricidad gruesa y fina y el logro de la autonomía temprana
colabora con los inicios de la socialización. El preescolar desarrollará un sentimiento de iniciativa
planeando objetivos que llevará a cabo en sus juegos y convirtiéndose en un verdadero
aventurero. Al mismo tiempo se reconocerá a sí mismo como niño o niña iniciando su tipificación
sexual. Gracias a la función simbólica, la memoria y el lenguaje se expanden y las teorías en torno
al mundo circundante comienzan a aparecer. Sin embargo, en el preescolar reinará por un tiempo
una marcada inmadurez cognitiva que orientará ideas ilógicas caracterizadas por un pensamiento
intuitivo e ingenuo que aplicará a la explicación del mundo que lo rodea. Su marcado
egocentrismo, funcional a la consolidación del yo en los primeros años preescolares, atraviesa las
explicaciones del mundo, la imagen de sí mismo y su autoconcepto, exageradamente positivo. En
sus primeros dibujos humanos observamos el típico “cabezudo” o “renacuajo”, generalmente
representando a él mismo como figura central y en los juegos con otros niños su posición buscará
ser siempre la privilegiada.

DESARROLLO FÍSICO: el crecimiento se estabiliza, mejora la motricidad gruesa y fina y el logro de


la autonomía temprana colabora con los inicios de la socialización. Según Erikson maduración y
control muscular: que permiten al niño dar sus primeros pasos, llevando esto al aprendizaje de su
autonomía física (caminar, alimentarse, comenzar a vestirse solos, etc.), así como también el
control de esfínteres y el aprendizaje de la higiene.

DESARROLLO DEL LENGUAJE: En primera instancia, el lenguaje implica un sistema arbitrario de


signos y símbolos utilizados por una determinada cultura para comunicarse.

permiten a los niños darse cuenta de que son seres independientes, que pueden tener cierto
control del contexto en el que viven para lo cual poseen capacidades, habilidades y destrezas cada
vez mayores, que son capaces de exponer sus propias ideas, deseos, preferencias e interés y
comunicarse con otros.

Para Vigotsky es la herramienta cultural por excelencia y necesariamente se construye


socialmente. Pensamiento y lenguaje están estrechamente vinculados ya que el primero está
ligado a la función simbólica sustituyendo los hechos por imágenes o palabras y es la función
simbólica la que posibilita la representación mental y la construcción del “mundo interior” del ser
humano. Al hablar el niño expresa de manera simbólica los hechos haciendo accesible el
contenido de su pensamiento. Aunque el lenguaje evoluciona del balbuceo a las primeras palabras
con significado y frases cortas en el período sensorio-motriz, es a partir del surgimiento de la
función simbólica que el niño accede en sentido estricto al lenguaje hablado. Es el pensamiento lo
que posibilita el surgimiento del lenguaje.

DESARROLLO COGNOSCITIVO

Juego simbólico: El juego simbólico, entendido como los juegos de rol o ficción, es propio del
período comprendido entre los 2 y 5/6 años, y se inicia cuando el niño ha adquirido la función
semiótica. El niño imita el modelo interiorizado, que puede corresponder a un rol adulto o a la
conducta de un animal, por ejemplo, y duerme y acuna a su muñeca o camina en cuatro patas
diciendo “miau”. La “interpretación” de los personajes presenta una intensidad en donde la
realidad y la ficción parecieran confundirse, sin embargo, la realidad del juego implica el “como si”,
donde la conciencia de ficción para el niño está presente. Experimentar el mundo “como si” fuera
un adulto enriquece el mundo del niño, lo ayuda en su adaptación social y a la adquisición de
posteriores conductas regladas propias del período siguiente.

Preconceptual entre los 2 a 4 años: En esta etapa el infante logra la representación de objetos o
cosas a partir de un sonido u otro objeto, por ejemplo, meterse en una caja de cartón y emitir un
sonido similar al de un motor, para simular que va conduciendo un vehículo. El pensamiento está
basado en preconceptos, que son esquemas representativos concretos. El niño utiliza una imagen
tipo que representa todas las realidades que puedan encuadrarse dentro de ella.

Las principales características, entonces, son:

− El pensamiento está basado en preconceptos, que son esquemas representativos


concretos. Una imagen tipo representa todas las realidades que puedan encuadrarse dentro de
ella.

− El desarrollo del lenguaje incrementa el alcance y velocidad del pensamiento, pero como
éste se adquiere con lentitud el pensamiento estará ligado en gran medida a las acciones en esta
etapa.

− Para explicar sus creencias y teorías sobre el mundo, el niño comienza a pensar en
términos de relación considerando que lo que ocurre en proximidad a una cosa se relaciona con
ella.

Pensamiento intuitivo entre los 4 a 7 años: Aquí el niño o niña no actúa por la razón sino por la
intuición, por la percepción instantánea y clara, pero aún prelógica. El pensamiento es intuitivo
porque afirman sin pruebas. Es en estas edades cuando la función simbólica está en su máxima
expresión. Los preescolares asumen que las demás personas piensan como ellos y que una breve
explicación de sus pensamientos hace que todos lo entiendan. Organizan mejor el mundo, ya
pueden centrarse en dos dimensiones y adquie- ren el principio de dependencia funcional
comprendiendo que algunos aconte- cimientos van asociados a otros y que una modificacion en el
primero lo hara en el segundo Al niño le interesa la idea general, le interesa el todo, se inclina por
la globalidad, a esto Piaget le denominó “sincretismo”: reunión o fusión de diversos elementos.

EL JUEGO

Por su parte, Vigotsky señala que el juego es una realidad cambiante e impulsora del desarrollo
mental del niño. Centrar la atención, recordar y memorizar reglas por ejemplo son operaciones
mentales que en el juego se hacen sin ninguna dificultad y de un modo placentero y divertido. A su
vez, señala que jugando con otros los niños amplían permanentemente su zona de desarrollo
próximo, aumentando su capacidad de comprender la realidad del entorno social en el que se
encuentran inmersos. Así,en esta distancia entre el nivel de desarrollo real y el nivel de desarrollo
potencial donde los niños, a través del juego, pueden practicar y originar sin condicionamientos
nuevos aprendizajes y construir su propia realidad socio-cultural.
El juego enlaza todos los aspectos del desarrollo integral del niño –biológico, psicomotor,
cognitivo, psicosocial- y avanza en sus características de forma paralela al proceso de desarrollo,
en el marco del cual sus comportamientos se vuelven más complejos.

lo que refiere al nivel biológico, el juego constituye un agente de crecimiento del cerebro, ya que
en el nacimiento las fibras nerviosas no están definitivamente estructuradas y el juego las
estimula, potenciando de este modo la evolución del sistema nervioso.

En lo concerniente al aspecto psicomotor, el juego favorece el desarrollo del cuerpo y de los


sentidos. Tal es así que la fuerza, el control muscular, el equilibrio, la percepción y la confianza en
el uso del cuerpo se sirven para su desenvolvimiento de las actividades lúdicas.

A nivel cognitivo o intelectual el juego crea zonas potenciales de aprendizaje, ya que al momento
de jugar el niño aprende y adquiere nuevas experiencias. Jugar brinda al niño la posibilidad de
cometer aciertos y errores, le permite aplicar sus conocimientos a determinadas situaciones, es
una oportunidad para aprender a resolver problemas que se le presenten, es una ocasión para
desarrollar la capacidad creativa.

Desde el punto de vista social mediante el juego el niño entra en contacto con sus pares,
interacción que le permitirá conocer a las personas que le rodean, además de aprender normas y
reglas de comportamiento que a su vez le ayudarán a adaptarse a cada contexto. Es también en el
marco de estos intercambios que el niño irá descubriéndose a sí mismo como un ser autónomo.

A nivel afectivo-emocional el juego es una actividad placentera que proporciona satisfacción, gozo
y alegría a los niños. Jugando, el niño se expresa libremente, logra descargar sus tensiones,
problemas, enojos, encauzando sus energías de forma positiva. A su vez, el juego es el refugio
frente a las dificultades con las que el niño se topa en la vida. Jugando los niños reelaboran su
experiencia acomodándola a sus necesidades, por lo que el juego constituye un importante factor
de equilibrio psíquico y dominio de sí mismo.

Los juegos de roles o dramáticos tienen una importancia fundamental, debido a que favorecen el
intercambio social con pares y permiten la elaboración de situaciones conflictivas.

DESARROLLO PSICOSOCIAL

Según Erikson

Estadio II: Autonomía versus Vergüenza/Duda: Este estadio, correspondiente a la primera infancia,
abarca el segundo y tercer año de vida del niño. El niño deberá lograr un equilibrio entre aquellas
acciones que, producto del desarrollo y maduración de ciertas capacidades, puede realizar de
manera más independiente y aquellas conductas en las cuales aún precisan del acompañamiento y
guía de los adultos. Se produce el desarrollo de la autonomía, es decir, el niño empieza a
autoexpresarse y a tener una mayor libertad física, de locomoción y verbal. Se observa en esta
fase un gran desarrollo psicológico y motor, en función del cual el niño aprende a explorar el
mundo y comienza a descubrir e identificar objetos y a desarrollar una conducta propia,
reconociendo que es capaz de hacer cosas por sí mismo y que puede actuar de forma autónoma, a
partir de lo cual logra su primera emancipación.
Estadio III: Iniciativa vs. Culpa Erikson postula que entre los 3 y los 6 años la tensión evolutiva está
entre el polo de la iniciativa en contraposición con el de la culpabilidad. La autonomía ganada en la
etapa anterior conduce a experimentar nuevas capacidades y destrezas, en la exploración del
entorno circundante.. Para estimular la iniciativa los padres pueden animar a sus hijos a que lleven
a cabo sus ideas por sí mismos, alentando la fantasía, la curiosidad y la imaginación.

A finales de la etapa comienzan a establecer relaciones de amistad verdadera con sus pares, las
relaciones fundamentales son con sus padres y el niño absorberá los valores y actitudes del
contexto en la que es educado.

Teoría biopsicosocial walloniana sostiene que el desarrollo se asienta sobre estructuras orgánicas
que propician el desarrollo psicológico, la psicogénesis, pero los factores más importantes para el
desarrollo de la personalidad no son los físicos, sino los sociales. Considera que el niño es un ser
social desde que nace siendo la interacción con los demás lo que establece la clave del desarrollo
(como puede verse, estos conceptos fundamentales son compartidos con la teoría vigotskyana).
Para Wallon cuatro factores explican la evolución psicológica desde el nacimiento: la emoción, el
otro, el medio y el movimiento. La individuación se produce gracias al papel que desempeña la
emoción en el desarrollo. Como sostiene Wallon, en la emoción y el lenguaje están las claves que
dan al hombre sus señas de identidad; emoción y lenguaje tienen raíces biológicas, pero se
constituyen y estructuran merced al intercambio social. Es por tanto, gracias a la emoción, y a
través de ella, como el niño se convierte de ser bilógico en ser social (Wallon, 1987). La teoría
walloniana plantea en los años definidos como “preescolares” el denominado Estadio del
Personalismo, que se corresponde con el periodo comprendido entre los 3 y los 6 años de edad. A
este estadio Wallon lo considera vital en el desarrollo de la personalidad y coincide con los
primeros contactos sociales del niño con otros de su misma edad, a los que comenzará a extender
sus vínculos más allá del núcleo familiar inmediato. Es con estos primeros pares con los que
comenzará a establecer relaciones rudimentarias que lo prepararán para su ingreso a una
colectividad más amplia donde desempeñará papeles más variados y complejos: el mundo escolar.

AUTOCONCEPTO

En la diversidad de contextos y a través de las interacciones que mantiene con las otras personas,
que irá obteniendo la experiencia y la información necesaria para elaborar sus representaciones
tanto de él mismo, como del mundo que lo rodea. Términos como conocimiento de sí mismo,
autoconcepto, autoestima, imagen de sí mismo, son utilizados a veces como sinónimos, a veces
como conceptos diferenciados y generalmente sin definir claramente. Utilizaremos aquí
Conocimiento de sí mismo como el concepto general que hace referencia a los conocimientos,
ideas, creencias y actitudes que tenemos acerca de nosotros mismos. Diferenciando dos aspectos:
el autoconcepto que hace referencia a las características o atributos que usamos para describirnos
y la autoestima que es la valoración o enjuiciamiento que hacemos de nuestro autoconcepto.

autoconcepto es el contenido del conocimiento de sí mismo que tiene el niño, es la imagen que
tiene de sí mismo, las características o atributos que usa para describirse como individuo y para
diferenciarse de los otros. Se relaciona con los aspectos cognitivos del sistema del yo e integra el
conocimiento que cada persona tiene de sí mismo como ser único. La autoestima se encuentra
íntimamente relacionada con el autoconcepto, y puede definirse como la actitud positiva o
negativa hacia un objeto particular, el sí mismo lo que supone un componente valorativo del
autoconcepto. En este sentido, la autoestima es la dimensión valorativa, la evaluación

Autoconcepto en los años preescolares: El autoconcepto es entendido como una construcción de


lo que el sujeto percibe y valora de sí mismo y que se conforma en el marco de diversas
experiencias socio- culturales a lo largo de todo el ciclo vital. (Thomson, 1998). El autoconcepto
como constructo comprende dimensiones cognitivas, afectivas y conductualesDurante sus dos
primeros años niños y niñas construyen lo que se conoce como identidad existencial, es decir la
conciencia de la existencia de sí mismo como independiente de los otros: la autoconciencia.

En los años preescolares el autoconcepto presenta las siguientes características:

− Tendencia a describirse en base a atributos externos: los niños se describen en términos


de las actividades que realizan: “soy un niño que juega al futbol”; de sus logros o habilidades: “soy
una niña que sabe leer”; de su apariencia física: “soy alto” o de algún otro rasgo distintivo de
carácter general: “soy una niña que se llama Ana”

− Tendencia a describirse en términos globales: carácter global, vago y no espe- cífico. Por
ejemplo una niña de 5 años se describirá como buena en la escuela, sin otras especificaciones. −
Tendencia a concebir las relaciones sociales como simples conexiones entre personas: se
definen en términos de amigos o compañeros, hijos o hermanos, conexiones entre personas, sin
involucrar sentimientos interpersonales.

− Tendencia a elaborar el autoconcepto en base a evidencias externas y arbi- trarias:


fundamentado en hechos concretos ocurridos en momentos determi- nados. La verdad acerca de
si mismo suelen ser la que tienen y expresan los adultos significativos en la vida del niño. Por
ejemplo: una niña de 5 años puede decirnos que es mala

ESTILOS DE CRIANZA

Esta organización social representa la primera y más significativa fuerza de adaptación del niño a la
sociedad . Distintos organismos, como la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2003), la
reconocen como la principal fuente transmisora de conocimientos, valores, actitudes y hábitos. La
familia constituye el primer marco de referencia que tienen los hijos e hijas.

En los años pre-escolares, los estilos de crianza familiar, es decir las actitudes de los padres y sus
prácticas de crianza, influyen en la formación de la autoestima. La metáfora del “yo como espejo”,
hace referencia a que para que un niño se valore a sí mismo necesita sentirse valorado por las
personas que lo rodean. Los estilos de crianza que favorecen la formación de una autoestima
positiva se caracterizan por: Padres cariñosos, que aceptan a su hijo por completo y le demuestran
frecuentemente su afecto. − Padres firmes, que establecen reglas claras, sostenidas con
flexibilidad. Entorno estable y predecible − Utilizan recursos disciplinarios no coercitivos y
democráticos: apelan más fre- cuentemente a la retirada de privilegios que el castigo corporal,
estimulan al niño a que exprese sus emociones y opiniones.
DESARROLLO PSICOSEXUAL

La fase anal: En los inicios de los dos años el niño ya ha desarrollado su Yo y adueñándose de su
cuerpo (con la decisión de expulsar o retener esfínteres) maneja su poder frente a los otros. Su
independencia comienza a tomar forma. La expulsión de los excrementos produce emociones
contradictorias en el niño, por un lado intenta recompensar a la madre con ellos y por el otro,
cuando retiene expresa el desacuerdo o la negación a someterse a los deseos de ésta. El niño
siente placer en la zona anal en la tarea de retener-expulsar así como al ser higienizado por su
madre.

La fase fálica: Aquí la zona erógena predominante son los genitales externos. El descubrimiento
de las diferencias entre genitales de niños y niñas, provoca sentimientos de angustia y miedo.
Pero el contenido psicológico más importante en esta etapa es, sin duda, el atravesamiento del
niño por lo que Freud denomina Complejo de Edipo. La fase fálica es una fase fundamental para
el psicoanálisis ya que implica el tránsito de la díada madre-hijo a la situación triangular madre-
padre-hijo, siendo en esta triangulación donde se sentarían las bases y posterior estructura de la
personalidad adulta (Freud, 1905). Debido a esto el psicoanálisis denomina a esta etapa “fálica-
edípica”.

Al mismo tiempo, se produce en estos años el proceso de tipificación sexual en el cual los niños
van captando mensajes de la sociedad acerca de cómo se deben diferenciar niños y niñas. Los
niños son recompensados por comportamientos de estereotipos del género (masculino o
femenino) al que pertenecen, que los padres creen apropiados, y son castigados por
comportamientos inapropiados. Al mismo tiempo que el niño va aprendiendo a través de la
obediencia y el castigo, aprende a evaluar de acuerdo a las consecuencias y va formando sus
primeros criterios morales.

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