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Ecuación fundamental de la motivación

Fuerza motivadora= deseos + incentivos + facilitadores

Una transformación de motivos


No podemos inventar deseos nuevos, sino sólo introducir nuevos objetivos en las necesidades y
expectativas fundamentales que el sujeto ya tiene.
Doble acción:
1) activar el sistema básico de deseos, lo que es importante en niños o adultos desanimados, pasivos, o
deprimidos
2) en caso necesario, transferir la fuerza motivacional de un objetivo a otro.

Deseos básicos
tres grandes necesidades:

 bienestar (ausencia de dolor, placer, seguridad, satisfacción de necesidades fisiológicas, etc.),


 vinculación afectiva (necesidad de apego, sociabilidad, reconocimiento, amor, etc.)
 ampliación de posibilidades (poder, sentimiento de progreso, autonomía, eficacia, etc.)

Para aumentar la fuerza de motivación hemos de actuar sobre los deseos, incentivos y facilitadores de
la acción, y para introducir un nuevo objetivo debemos enlazar con las motivaciones ya presentes en el
sujeto:

Sólo aprendemos un concepto nuevo a partir de los que ya poseemos.

“Kit de herramientas pedagógicas básicas”:


el premio, la sanción, el ejemplo, el cambio de creencias y sentimientos, el razonamiento, la selección
de información que el niño recibe y la repetición.

¿Cómo hay que premiar?


1. Inmediatamente después de la acción, explicando al niño con claridad la conducta que
deseamos de él.

https://www.joseantoniomarina.net/articulos-en-prensa/la-motivacion-el-deber-y-los-tres-grandes-deseos-del-ser-humano/
2. Manteniendo una coherencia para que no reforcemos actos contradictorios (por ejemplo,
reímos un día el comportamiento que queremos evitar otro, o lo que la mamá prohíbe el
papá admite).
3. Perseverancia, porque se trata de ir formando un hábito.
4. Elegir aquellos premios que se basen en los deseos educativamente más interesantes (la
vinculación social y el afán de progresar).

¿Cuándo debemos castigar?


para hacer más probable una conducta es mejor utilizar el premio, pero la sanción es aconsejable en
algunas situaciones particulares como las siguientes:
1. Cuando el problema de conducta que queremos sucede tan a menudo que apenas existe una
buena conducta alternativa para recompensar. Por ejemplo, “Antonio siempre se está
peleando con los demás y sólo sabe jugar a pelearse”.
2. Cuando la conducta del niño pone en peligro la seguridad del propio niño o de los demás.
Por ejemplo: “Andrés se empeña en meter los dedos en los enchufes” o “Ana quiere coger a
toda costa la sartén que está llena de aceite hirviendo”.
3. Cuando las recompensas que acompañan a la conducta problema del niño son más fuertes
que las que se emplean para hacer que esta conducta sea sustituida por otra conducta más
adecuada. Por ejemplo: “Elena le quita los dulces a su hermano pequeño” (Carrobles y
Pérez-Pareja, 2003).

El castigo para ser eficaz tiene que aplicarse inmediatamente, siempre que utilicemos el castigo debemos
dar al niño la oportunidad de realizar la conducta correcta, nunca se debe castigar a un niño privándole o
reduciéndole sus beneficios y recompensas que haya podido adquirir anteriormente por su buena
conducta.

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