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El supervisor como líder

Un supervisor o líder directo que está al servicio de sus equipos de trabajadores


para que realicen sus tareas con seguridad, logren un trabajo bien hecho o
impecable y sus relaciones laborales sean sinceras y positivas. Focalizarse en servir
a los equipos de trabajo es la mejor garantía para lograr la satisfacción del cliente.
En las empresas de servicio una buena atención marca la diferencia con la
competencia, sumando a la impecabilidad en la ejecución de las tareas.

El éxito radica en la calidad moral de las personas y en su desempeño individual y


colectivo. Esta calidad se potencia y expande con el estilo del líder y su modalidad
de supervisión. Así logra motivación, compromiso con la impecabilidad en las
tareas, con los resultados y estándares de calidad, seguridad y productividad
exigidos. Su filosofía plantea que todas las personas están dotadas de capacidades
para aprender a hacer un trabajo de calidad, para ello requieren de un liderazgo
positivo y un método de supervisión efectivo, logrando un desempeño de acuerdo a
los estándares solicitados por su organización y que sorprenda a sus clientes.

Una Supervisión Positiva Eficaz requiere estar enmarcada en los principios y cultura
de la organización, alineada con su misión, visión y planificación estratégica, por
ello es requisito que los supervisores dominen las políticas de calidad, seguridad y
de promoción laboral de su compañía. Es decir, en el alma de la empresa tienen
que estar acuñados los valores mencionados anteriormente y, promovidos por todos
sus líderes, de lo contrario, no es posible dar el ejemplo y pedir resultados
coherentemente.

Un supervisor positivo y eficaz está al servicio de su equipo, observando y


comunicándose con cada integrante, ya sea para reconocerlo por el trabajo bien
hecho, con lo que refuerza estos comportamientos o, corrigiendo oportunamente lo
inadecuado, evitando precozmente la cronicidad de malas actitudes o trabajo
deficitario que genera accidentes o pérdidas económicas. También reorienta y
cambia al aprendiz de tareas o lo reubica cuando constata que no tiene las
capacidades para su actual puesto de trabajo. Finalmente se ocupa de que sus
trabajadores se capaciten oportunamente en nuevas técnicas y habilidades para
superarse continuamente.
Como supervisor mantenga una comunicación afectiva

Generalmente un supervisor pasa el 80 o 90 % de su tiempo comunicándose con


sus trabajadores o supervisores.

Muchos supervisores creen que saben cómo comunicarse, pero que los demás no
los entienden.

Esta actitud genera problemas, porque no les permiten vender ideas ni propiciar un
clima laboral abierto.
a. ¿Qué puede usted hacer como supervisor para que su gente lo entienda?

Sepa de qué está hablando


Si no entiende una idea, nunca podrá explicársela a los demás. No trate de adivinar
o improvisar. Conozca bien los detalles y asegúrese de comunicarlos
adecuadamente.

Conozca a su personal
Considere la edad, el sexo, el tipo de trabajo, los conocimientos técnicos, la
educación, los intereses y aun los estados de ánimos, en determinado momento,
del personal a su cargo.

Adapte las palabras y ejemplos a las personas a las cuales se está dirigiendo. Ellas
quieren saber exactamente lo que tienen que hacer y cómo puede usted ayudarlas
a realizar mejor su trabajo.

Sea específico.
No use palabras vagas, como por ejemplo: “varios, un par de”, etc. Si usted quiere
decir: “treinta minutos”, dígalo. Si usted se refiere a un lugar, defínalo exactamente.

Diga lo que piensa.


Si quiere que se haga un trabajo a una hora determinada, expréselo claramente. No
diga que debería hacerse lo más pronto posible. Probablemente ya le haya dado
antes al trabajador otra tarea importante.

Tómese el tiempo de explicar


Aunque usted confié en que la otra persona sepa tanto sobre el tema como usted,
asegúrese de explicarle lo que debe hacer, no hable demasiado.

Es posible que diga mucho, como también muy poco. Tal vez siga repitiendo algo
hasta que nadie, ni aun usted mismo, este escuchando, establezca un ambiente
cordial.

Los individuos se comunican mejor cuando se encuentran cómodos unos con otros.
No tiene que ser empalagoso. Sea más bien honesto, amistoso y este siempre
dispuesto a ayudar.

Sea sincero.
La mayoría de la gente percibe la falta de sinceridad inmediatamente.

Cuide su lenguaje.
Muchas palabras tienen el mismo sonido, pero diferente significado, tenga cuidado
con ellas.

No trate de impresionar
Las palabras rebuscadas confunden al que escucha. Para que decir: “retribución
pecuniaria” cuando sueldo o salario son términos más simples y claros.

Observe sus gestos y tono de voz.


El supervisor que grita y mueve los brazos cuando surge un problema en la rutina
laboral hace creer que se aproxima una crisis y de esta manera aumenta la tensión.
Adapte su expresión facial, su tono de voz y sus gestos según la importancia de lo
que va a decir.
La comunicación es una carretera de dos vías.

Trate de mantener una comunicación fluida con los trabajadores a su cargo, de


manera que ellos comprendan y cumplan correctamente sus indicaciones, pero al
mismo tiempo encuentren en usted a una persona receptiva a sus requerimientos.

Evalué la respuesta
Si lo que dice no es captado adecuadamente por su personal o no surte el efecto
deseado, cambie su forma y tono de expresión.

¿Está usted escuchando?

Cierto estudiante paso la tarde escuchando a un profesor bastante aburrido. Cuando


le preguntaron que había dicho el profesor, contesto: “No sé, lo que dijo”.

Diferentes estudios han demostrado que una persona promedio, aun cuando trata
de escuchar, asimila solamente la mitad de lo que escucha. El escuchar al
trabajador individualmente es la fuente más importante de información mediante la
cual un supervisor puede medir con precisión la personalidad de sus subordinados.

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