Está en la página 1de 1

A.˙.L.˙.G.˙.D.˙.G.˙.A.˙.D.˙.U.˙.

“Objeto del Grado Aprendiz”

Aprendiz, del latín “apprehendere” y “prehendere”, significa percibir, concebir, comprender, asimilar, retener o adquirir, y se refiere
a quien estudia, investiga, descubre, analiza y obtiene conocimientos para su ilustración y obtener un oficio o profesión. Masónicamente es
el Grado en el que se prepara, instruye y capacita al Aprendiz para que pueda escalar los Grados subsecuentes por sí solo. En este sentido, el
camino para alcanzar este título es convertirse en Postulante al presentar una Solicitud de Ingreso, una vez que la Logia le da entrada y le
designa al Triángulo de Pesquisas se convierte en Aspirante, cuando son presentados los informes favorables y se vota como aceptado a
Iniciación se le nombra Candidato, al correr los trámites definitivos, darle entrada y sometérsele a las Pruebas de Ritual se convierte en
Graduante, después, cuando cae la venda de sus ojos se convierte en Neófito, para que finalmente, reciba su Instrucción, se consagre ante el
Ara y se proclame entre Columnas, admitiéndole y reconociéndole como Aprendiz Masón. Sin embargo, para ser tomado en cuenta en este
proceso, el Profano debe demostrar descendencia de padres honorables, conducta irreprochable, buenas y sanas costumbres, modo honesto
de vivir, no defecto físico que le impida ejecutar los signos, marchas, baterías o palabras, y poseer una situación económica que le permita
satisfacer sus necesidades familiares, los compromisos de su Logia y la caridad pública.

Históricamente, sabemos que este Grado tiene una íntima relación y semejanza con el Grado del Aspirante de Tebas, con el del
Eleusis, con el Soldado de Mithras, con el del Catecúmeno del Cristianismo, así como con las antiguas Iniciaciones Egipcias, de los Asirios
y los Caldeos, y de igual modo, se tiene dato que desde finales del siglo diecisiete a los Aprendices no se les consideraba como parte integrante
de las Logias durante Trabajos Regulares, restringiéndoles la voz y el voto, aunque posteriormente se les concedió esa facultad, pero sólo
para la enseñanza e instrucción de su Grado.

Filosóficamente este Grado significa pasar de la barbarie a la civilización, de la ignorancia a la ilustración, del oscurantismo a la
sabiduría, de lo abstracto a lo concreto, de lo desconocido a lo descubierto; distinguir, el mal del bien, la moral del vicio, el egoísmo de la
virtud; es decir, reconocer la Divinidad. Aun cuando el Aprendiz no goza de muchas concesiones ni derechos, las Luces del Taller tienen la
obligación de guiarlo, enseñarle e ilustrarlo, impartirle conocimientos simbólicos y filosóficos, así como, prepararlos, instruirlos y conducirlos
con esmero y rectitud hacia la Ilustración, con el fin de fortalecer su Espíritu, modelar sus Costumbres, formarle el Carácter y corregir sus
Defectos, ya que así aprende a hacer frente y vencer los diversos trances, obstáculos y problemas que en la Vida se presentan en forma de
vicisitudes, infortunios o calamidades y que generalmente atribuimos al destino, porque es nuestro carácter, energía, criterio, desinterés y
franqueza de acciones lo que nos conducirá a la felicidad, individual y colectiva. Pero también es importante notar que el Aprendiz no
concurre a Trabajos solo a ver, oír y callar sino que tiene la obligación de estudiar las materias, investigar cualquier duda con sus hermanos
y preguntar lo que no comprenda o desee conocer; ya que al callar se coarta el Precepto de la Palabra, la más libre expresión del Pensamiento.

En general, la finalidad de las Ciencias del Primer Grado es investigar el porqué de las cosas y causas que las originan, tener
curiosidad cuando no existe una razón palpable que justifique algún efecto; también, sembrar duda en el corazón del Iniciado para impulsarlo
a ejercitar su Talento, cultivar su Entendimiento, fortalecer su Capacidad y desarrollar su Inteligencia, ya que su primer deber consiste en
propagar entre sus hermanos e imponerse a sí mismo, un Trabajo intenso, una Labor discreta y una Acción decisiva, para inculcar sus luces
y conocimientos en todo lo que haya investigado o aprendido, aun cuando para ello haya necesidad de recurrir a los más grandes sacrificios,
lo cual significa, ejercer la Práctica de las Virtudes, consistente en aprender a hacer uso de los razonamientos con equidad y justicia, social y
personalmente, para corregir los errores y dominar las pasiones, siempre que se haya alcanzado el más alto nivel de cultura y la moralidad.

En síntesis, este Grado, llamado el del “uno que aprende”, y que es el primer escalón de todos los peldaños que ascenderemos para
descubrir y marcar nuevos senderos y horizontes, nos enseña que debemos Demostrar en primera instancia nuestro origen digno Aceptando
nuestra imperfección humana, Anhelar el crecimiento mental y espiritual a través del Trabajo arduo, entender que debemos Callar para poder
Escuchar la esencia de las Enseñanzas, Dudar de lo recibido para poder Evolucionar y Mejorar, Investigar nuestras incógnitas y
desconocimientos, Aprender de cada una de las Luces, Desarrollar las bastas Instrucciones y Aplicar cada uno de los Preceptos en la Vida
diaria, ya que la primordial Obligación del Aprendiz Masón es servir a sus semejantes y propagar los más nobles sentimientos de amor; y,
aunque sabemos que la virtud inmaculada es materialmente imposible llevarla a la práctica por la imperfección natural del hombre, siempre
debemos esmerarnos en prosperar sobre el Ser que fuimos el día anterior; en resumen como menciona Antonio Machado “Sentir Hondo,
Pensar Alto y Hablar Claro”.

También podría gustarte