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Iniciaremos primero identificando o describiendo que entendemos por el masón de

hoy. Según nuestra edad, el masón de hoy es una persona que está en una
búsqueda de algo que en la mayoría de los casos ese algo no está muy claro,
compatibiliza sus asistencias a tenida y cámara, con la vida laboral y familiar. No
es un hombre que se sienta especial, surgen dudas si aceptar la invitación, fue
buena decisión. Pero avanza y escucha la voz de sus mayores, que como A.·.,
tiene que enfocarse a buscar de ¿dónde viene? y hurgar en su interior. Pero él
quiere ayudar a todo el mundo; y se cuestiona del porque él; la Masonería, no
actúa como conjunto para mejorar las cosas. No se siente preparado o tan
preparado como para esperar tanto tiempo. Tiene que trabajar en dominar su ego,
busca la luz desde la columna del norte; pero sabe que esta llegará después de
años de trabajo. Tolerancia y caridad, son sus palabras hoy; símbolos por todas
partes. No puede declarar abiertamente que pertenece a la Orden, su trabajo debe
ser silencioso y con foco al fin común debe ser una luz en su entorno familiar y
laboral y en este proceso desbastar su piedra bruta.

El asumir el desafío que se plantea en el título, demanda un gran trabajo previo;


ya que sin la preparación necesaria cualquier acción por muy bien intencionada
será vana. Con preparación nos referimos, haber trabajado en la pregunta ¿De
dónde vengo? y en el simbolismo del grado; ya con esos elementos puede iniciar
los primeros pasos en plantearse como un ente que puede
proponer ideas, en su entorno cercano dentro del ámbito de la libertad, igualdad y
fraternidad. Por lo anterior, la pregunta que debe responder el aprendiz implica un
conocimiento de la historia de la masonería, para entenderpor ejemplo la
evolución desde una masonería operativa a una especulativa, la diversidad de
ritos, la construcción de las catedrales, los masones que fueron
perseguidos a través de la historia, el camino de la gran logia de Chile, entre otros.
Esto es una forma, que nos permite darnos cuenta que no es casualidad, sino la
causalidad de que hoy estemos visualizando, escuchando y sintiendo esta
plancha, de Q:.H:.de la columna de Aprendices. Sin embargo, otra preguntas
importante para contestar la inicialmente planteada es
¿qué significa ser un Aprendiz? .Porque me llaman así, mis hermanos mayores.
La raíz y la etimología de esta Palabra, misma que deriva de las voces Latinas
“apprehendere”, que significa aprender y de “prehendere”, que también indica
Percibir. Concebir, Comprender, Asimilar, Retener. Adquirir, etc., por lo tanto, el
vocablo APRENDIZ se refiere a la persona que estudia,
que investiga, que descubre, que analiza y obtienen sus conocimientos, así como
el desaprender, es decir, transforma algo que no me es útil, para generar un
cambio por algo positivo o que me permita un mayor crecimiento.
Por lo cual, el de dónde venimos se convierte en ¿Porque vengo ala masonería?,
porque en esta pregunta el hermano debe realizar el trabajo de observarse y
visualizar sus objetivos, ¿qué es lo que quiero encontrar?, ¿Qué busco en esta
asociación de hombres que enaltecen la virtud, la justicia, la equidad, la tolerancia,
la fraternidad, entre otros valores?, ¿Que busco mejorar en mi
conducta, en mi acción, en mi espiritualidad, en mi forma de percibir el mundo, en
la sociedad que me rodea?, ¿cómo lo hago en la vida diaria?. Cuando el aprendiz
cuestiona y pregunta constantemente, con una voluntad fuerte y poderosa,
entonces se produce el proceso “Alquímico y/o Mágico”del conocimiento de sí
mismo, lo cual permite “iniciar” la observación de
lo que “es” y con ello, revelar a través de su experiencia y de los otros, quien soy.
Basado en ese proceso introspectivo, el aprendiz puede tener una respuesta de
“hacia dónde vamos”, comprendiendo que una perspectiva de un mejor país,
debe partir del reconocimiento del mismo y del otro como persona.
Es en ese instante, en el cual debe mirar que oportunidades de mejora existen y
en que ámbitos de acción puede actuar en el corto, mediano y largo plazo, de
manera que sus esfuerzos sean recompensados con la experiencia y aprendizaje
del servir. Como aprendices, no debemos olvidarnos que el miedo destruye y
construye prejuicios, envidia, humillaciones, maldad, pobreza de diferentes índoles
y retrocesos cuando no existe consciencia del sentir, visualizar y escuchar
nuestros miedos. En cambio, la vibración del amor consciente hacia sí mismo y los
otros, permite la construcción del templo interior, en la cual la masonería puede
apoyarse para levantar templos para permitir el crecimiento y la mejora en
diversos ámbitos de la sociedad.
En un país donde ser deshonesto, desleal y aprovecharse de otro forma parte de
una cultura aceptada, lo cual lo demuestra en las acciones que se repiten una y
otra vez en la esfera política, gubernamental, empresarial, educacional e incluso
en la salud. Es ante estos efectos, donde el masón debe buscar y descubrir las
posibles causas de estos problemas, para proponer opciones de mejora y liderar
los cambios, para la construcción de una sociedad que aprende a convivir
basados en la honestidad, tolerancia, equidad, fraternidad y libertad.

Adjunto aporte de logia Materia y Espíritu 222


JCollaoR
Segundo vigilante

Sin duda que al pronunciar y adentrarnos en la expresión “El Chile Futuro de para el
Masón de hoy” hablamos o hacemos alusión al tiempo, esto es, un periodo determinado,
acotado, mesurable, durante el cual se realiza una acción o se desarrolla un acontecimiento.

¿Existe el tiempo QQ.: HH.: o es un convencionalismo a través del cual miramos y


organizamos nuestro pasar efímero por esta forma llamada humana?

Dejo planteada la inquietud.

Para quienes creen en su existencia lo dividen tripartitamente: pasado, presente y


futuro.

Pasado, lo que fue, lo que se ha ido y al cual a veces quisiéramos volver quizás para
remediar aquello que no hicimos bien o para perdonar a quienes nos dañaron y ya no están o
para pedirles perdón por el daño que les hicimos.

Futuro, lo que vendrá, lo que está por venir o tal vez una proyección del pasado ya
vivido, pero sin las penurias, miedos y sufrimientos ya acontecidos en él.

Por último, el presente, lo que está aquí y ahora.

Quizás el tiempo no exista hermanos y sólo sea una creación un convencionalismo del
cual nos valemos para corregir en el presente los errores cometidos en el pasado y para que
en este presente tomemos la clara decisión de buscar, de elegir en la cantera aquellas piedras
que una vez depuradas lentamente encuadren una con otras y logremos la construcción que
anhelamos.

Este proceso es lento, no exento de problemas y penurias, pero no debemos claudicar


más aún cuando estamos en una de las etapas más trascendentales de nuestra civilización: el
fin del paradigma antropocéntrico que antecedió al teocéntrico, en éste en el que veíamos el
mundo como una creación divina, el sentido de la vida y de muerte le estaba dado en su
concepción religiosa de la existencia, nacíamos, vivíamos y moríamos por Dios.

De esta etapa, en forma violenta y producto de la revolución científica y el surgimiento


del humanismo liberal cambió radicalmente la visión medieval, el hombre dejó de ser creatura
y se transformó en amo de la naturaleza, el poder y la capacidad creadora pasaron de Dios a
sus manos logrando a través de la ciencia logros impensados, en las más diversas áreas, pero
en este proceso el hombre perdió su relación armónica con su entorno, perdió su respeto a la
naturaleza, sólo se oyó a si mismo, olvidó la dimensión espiritual y olvidó que existe una
mutua relación e interdependencia en quienes habitamos este planeta llamado tierra,
actuando a veces como un verdadero depredador de los recursos naturales por fines
económicos produciendo daños ambientales irreversibles, dándole la espalda a la razón.
Sin duda hermanos que hoy a la Masonería le toca ver y vivir el quiebre y ocaso de
este paradigma antropocéntrico en que las instituciones se han erosionado y han desviado su
norte, productos de los más diversos escándalos financieros productos de concertadas
corrupciones.

Obviamente este proceso no ha sido ajeno en nuestro país, a diario nos enteramos de
los más diversos escándalos cuyas consecuencias han sido la pérdida de confianza en nuestras
instituciones y los enormes detrimentos económicos que ha sufrido el estado y quienes
formamos parte de él.

El Masón de hoy no puede, no debe estar ajeno a este proceso de decadencia, debe
trabajar decidida y sistemáticamente porque los principios de nuestra Agusta Orden que un
día juró guardar se plasmen, no sólo en sus hermanos de Logia, sino primero en su entorno
familiar y luego en el medio en el que se desenvuelve a diario, debe silenciosamente buscar
en su interior aquello que olvidó tener y que nuestra simbología masónica le ayudará a
encontrar, para darlo a sus semejantes, deberá golpear con fuerza el cincel para moldear su
piedra informe, caminando rectamente como le enseña la escuadra; dentro de los límites
éticos y morales, como alude el compás, unidos a la cadena fraternal de sus hermanos.

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