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Marcano M. Skarlyn I

P.F.G Psicología, Universidad Bolivariana de Venezuela

1102D Teorías Social

Luz Del Cielo Sierra

Mayo 17, 2023


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Introducción

El positivismo, es una corriente filosófica que funda la ver- dad en el método

experimental de las ciencias positivas y que rechaza o niega cualquier interpretación teológica

y metafísica.

Indudablemente el Positivismo aparece en un momento histórico (finales del Siglo XIX y

comienzos del XX), cuyo terreno había sido abonado por innumerables cambios tecnológicos

como los acontecidos por la Revolución Industrial, coincidiendo a la vez, con el decaimiento del

sentido metafísico y religioso del conocimiento.

El hombre, al no obtener las respuestas esperadas en la religión, en su

búsqueda y peregrinaje permanente, por saber el porqué de las cosas, fija su atención en la

ciencia, ya que la misma le brinda seguridad, confianza y confort. Ya no es el hombre, a

merced de la naturaleza, más bien es un ser, que encuentra respuestas lógicas al

estudiar en forma analítica, los mecanismos de los objetos que se encuentran en su alrededor.

Y en este marco, con los cimientos antes mencionados, germina la semilla del

Positivismo, doctrina que Comte resume bien, a través de su Ley de los Tres

Estadios, marcando así el comienzo de la Historicidad del Conocimiento Humano.

Augusto Comte fue un pensador francés, fundador de la filosofía positivista y uno de los

herederos intelectuales directos de las ideas promulgadas por la Ilustración en lo concerniente

a asumir la importancia radical de la ciencia empírica-formal como único modelo válido de

conocimiento y como motor básico del progreso de las sociedades.


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Augusto Comte.

Nació en Montpellier, Francia, en el año de 1798; sus padres pertenecían a la clase

media, en aquel entonces católica, conservadora y monárquica. Ingresó a la escuela a la edad

de nueve años y dio muestras en corto tiempo de poseer una capacidad intelectual privilegiada

y un carácter independiente. Se dice que Augusto poseía una memoria fantástica, pues podía

recitar largos poemas y páginas enteras luego de oír su lectura una sola vez. De manera

autodidacta aprendió español, italiano, alemán e inglés; además obtuvo premios en todos los

años de su formación académica y demostró especial aptitud para las matemáticas, a las que

dedicó gran parte de su vida.

Esta ciencia influyó profundamente en sus especulaciones filosóficas y sociales, ya que

infundió en él, según Recaséns Siches, ese “espíritu de ingeniero” en el que se cimienta su

pensamiento positivista. En 1814 Comte se trasladó a París e ingresó a la Escuela Politécnica

para estudiar matemáticas y física, pero así mismo, se dedicó por cuenta propia a la lectura de

obras políticas. La apariencia seria de Augusto, su dedicación al estudio, su carácter un tanto

introspectivo y su excesiva afición por los libros, le valieron de sus compañeros el sobrenombre

de El filósofo, el cual, sin saberlo, fue una anticipación de su destino. (Velázquez 2006 pág. 27)

Augusto Comte se inserta en el mundo intelectual en una época en que las

preocupaciones y los estudios sobre la sociedad y los fenómenos sociales habían alcanzado

cierta madurez. Gracias a sus grandes cualidades analíticas y de síntesis, Augusto crea su

propio sistema de filosofía y política positivista aprovechando todo lo hasta entonces propuesto

por otros autores.

Según Comte, la anarquía reinante en Europa después de la gran crisis provocada por

la Revolución Francesa se debía a que los pueblos carecían de un sistema universal de


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principios que estableciera entre las personas la armonía necesaria para cimentar un orden

social común dentro del cual los individuos pudieran desarrollar pacíficamente sus actividades.

Es por eso que Comte se impuso la misión de buscar un remedio “a tal estado anímico,

verdadera enfermedad de la sociedad”, y que creyó haberlo encontrado en una nueva filosofía,

cuyos planteamientos iniciales dio a conocer a través de varios ensayos publicados de 1816 a

1825, hasta que estructuró una serie de ideas que ofreció claramente sistematizadas en su

célebre curso impartido en París, al que concurrieron eminentes personalidades intelectuales y

que publicó de 1830 a 1842, en los seis volúmenes de su Curso de filosofía positiva.

(Velázquez 2006 pág.29)

El Positivismo

El positivismo, para Comte, tenía muchas dimensiones: era un estado de la mente,

un programa de enseñanza, una concepción del conocimiento científico, una etapa de la

historia y un modelo de organización social. Finalmente considera la palabra positivo “como lo

contrario a lo negativo”, y de ahí concluye que la filosofía positiva está destinada no a destruir,

sino a organizar. “Saber para prever, prever para obrar”, constituye el lema fundamental del

positivismo. Es, pues, una filosofía eminentemente pragmática que establece una posición ante

la existencia y el universo, basada en la contemplación de una y otro sólo a través de las

realidades comprobadas científicamente y con el fin de ordenar esas realidades en beneficio

del ser humano.

El positivismo, que se ha mostrado de muchas maneras a lo largo de la historia,

siempre ha tenido la intención de alertar de los peligros de la metafísica. En una de sus

versiones más modernas diría esto: «Sobre lo que no se puede hablar, mejor es callarse»

(Wittgenstein). ¿Hay que tratar la metafísica como si fuera poesía? En cualquier caso,
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responde Kolakoswki, se trata de una recomendación para vaciar nuestra imagen del

mundo y los contenidos intelectuales en general de todo aquello que no pueda expresarse

en forma de proposición en el sentido lógico.

El positivismo lleva a una concepción de la vida deliberadamente amputada, quiere

imponer un lenguaje que libera del deber de tomar la palabra en los conflictos más

importantes de la vida humana y constituye una armadura que insensibiliza frente

los ineffabilis mundi, los datos indescriptibles de la experiencia, porque son cualitativos.

El estudio de la filosofía positiva, al considerar los resultados de la actividad de nuestras

facultades intelectuales, nos suministra el único medio verdadero y racional de hacer evidentes

las leyes lógicas del espíritu humano, las cuales hasta ahora han sido buscadas por caminos

poco oportunos para develarlas.

La felicidad según Augusto Comte.

Augusto comte, consideraba que la felicidad no era un objetivo en sí mismo, sino un

resultado natural de una vida social bien organizada y equilibrada, basada en la sociedad y la

cooperacion entre individuos

La felicidad de la sociedad depende de un desarrollo general de la razón iluminada por

las ciencias y del establecimiento de una ciencia positiva que estudie los hechos sociales. “Vivir

para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de la felicidad

Comte creía que la felicidad individual debía estar subordinada al bienestar de la

sociedad en su conjunto y que solo podía lograrse mediante la aceptación de una visión

positiva y científica de la realidad.


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¿Qué es la felicidad?

Como estudiante de la ubv considero que la felicidad es un sentimiento que se produce

mediante acciones las cuales transmiten, paz, tranquilidad, satisfacción entre otras. Estas se

pueden conseguir por un logro o meta alcanzada. La felicidad también se puede conseguir con

otras personas ya sean, familiares, amigos o pareja a través de sus logros.


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Conclusión

El positivismo, cientismo o positivista neologismos aceptados por la academia francesa

como filosofía de Augusto Comte, surge gracias a la revolución del pensamiento como medio

necesario para llegar a una coherencia social. El positivismo es considerado como el empirismo

de los siglos XVII Y XVIII, posteriormente nombrado como la corriente del siglo XIX, cuando se

muestra como aliado de las ciencias experimentales y en donde las personas científicas como

físicos, químicos, psicólogos y sociólogos deciden unirse a esta corriente de pensamiento.

El positivismo afirma que el conocimiento proviene de lo observable, es objetivo, desde

esta perspectiva, los fenómenos son factibles de medición y conteo, por tanto, pueden ser

investigados y contribuir a la ciencia.


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Referencias Bibliográficas

Velázquez, C. (2006). Augusto Comte, fundador de la sociología. Revista Elementos:

ciencia y cultura.

Comte, A., Revuelta, J. M., & Berges, C. (2002). Curso de filosofía positiva:(lecciones I y

II). Folio.

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