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Introducción.
FISIOPATOLOGIA DE LA HIPERTENSIÓN
Diuréticos:
Eliminan del cuerpo el agua y la sal extra. Son generalmente el tratamiento de
primera línea de la hipertensión arterial. Disminuyen la mortalidad por ictus, enfermedad
coronaria e insuficiencia cardiaca (7).
Tiazidas inhiben el cotransporte de sodio y cloro en el túbulo distal, aumentando la
excreción de sodio, cloro y secundariamente de agua y potasio por el riñón .Disminuyen
el volumen extracelular y el gasto cardíaco. El efecto sobre la presión arterial es por
disminución de la resistencia periférica. Generalmente se usan asociados a
betabloqueadores (7).
Dosis :6.25-12.5 mgr/dia de Hidroclorotiazida. Vida media:16-24hrs. Si no es
efectivo, se debe asociar otros fármacos. No es conveniente aumentar las dosis, porque
provocaría mayor posibilidad de efectos secundarios.
Efectos secundarios de tiazidas: alteraciones electrolíticas, disminución de la
tolerancia a la glucosa, de triglicéridos, de colesterol, disminuyen la excreción de calcio y
acido úrico. La combinación con beta bloqueadores potencia el efecto diabetógeno de
las tiazidas.
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Interacción con drogas:
Antiarrítmicos: la hipomagnesemia y la hipopotasemia + un Q-T largo pueden
originar arritmias graves (torsades de pointes).
Los esteroides y Aines disminuyen el efecto diurético.
Fármacos betabloqueadores.
Simpáticolíticos.
Fármacos hipolipemiantes.
Estatinas: son útiles para tratar dislipidemias. Además de mejorar el perfil lipídico,
las estatinas mejoran la función endotelial, estabilizan las plaquetas e inhiben la
respuesta asociada a la aterogénesis. (8)
Efectos colaterales: Aumento de enzimas hepáticas. Se normalizan a los 3 meses
de suspensión, miopatías, rabdomiolisis con insuficiencia renal.
La hipertensión arterial afecta a 4 a 28% de los pacientes propuestos para cirugía mayor
no cardíaca. La hipertensión de larga data se asocia con daño a las circulación
coronaria, renal y cerebral. Estos daños de órganos pueden producir complicaciones
perioperatorias.
El aumento de la presión sistólica con la edad se ha considerado un hecho
fisiológico mas que enfermedad, sin embargo, la hipertensión sistólica es un riesgo de
morbilidad cardiovascular. El tratamiento de la hipertensión sistólica reduce el riesgo de
accidente vascular cerebral y de infarto miocárdico en la población mayor.
Evaluación Preoperatoria:
En la evaluación preoperatoria se debe establecer el daño de órganos producido
por la hipertensión: enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, enfermedad cerebro-
vascular y renal y el grado de control de la HTA.
Se debe responder las siguientes preguntas:
1.- Es la HTA primaria o secundaria?
A pesar de que la HTA secundaria es infrecuente, existe la posibilidad de que el
paciente tenga un feocromocitoma, hiperaldosteronismo o hipertensión renovascular
no diagnosticado previamente.
2.- Es la HTA severa?
El comité nacional de detección y evaluación de hipertensión de USA (JNCDET V),
clasificó la HTA en 4 estados que se muestran en la Tabla 1 (4).
HTA de estado I: Se acepta que estos pacientes no tienen o tienen bajo riesgo de
complicaciones cardiovasculares perioperatorias, por lo que se puede realizar en ellos
cirugía sin problemas.
Los grupos intermedios estados II y III, se debe pesar riesgo y beneficio de suspender
en pacientes que llegan a pabellón hipertensos. No hay cifras ampliamente aceptadas
sobre las cuales postponer la cirugía y anestesia. Se describe una presión diastólica
sobre 110 o 115 mmHg, para suspender el procedimiento. Goldman y Caldera fueron
incapaces de demostrar una asociación entre hipertensión mal controlada (>160/100
mmHg) y complicaciones cardíacas perioperatorias. Esto parece ser cierto en pacientes
de estadio I y II según estudios mas recientes. Por esto habría poca justificación para
suspender pacientes que van a ser sometidos a cirugía con HTA estadios I y II (4)
HTA estadio III: Prys-Roberts demostró una asociación entre HTA mal controlada y la
ocurrencia de arritmias e isquemia intraoperatoria en pacientes de estado III y IV. Por
esto se recomienda diferir la cirugía en pacientes mal tratados, especialmente en
pacientes con daño secundario de órganos (4).
HTA de estadio IV: Tienen severo daño de órganos y alto riesgo de complicaciones
cardíacas perioperatorias. Si la cirugía no es de urgencia se debe postponer para mejor
control de Presión arterial. Se puede controlar con beta bloqueadores inicialmente si no
hay contraindicación. (4)
Conclusiones:
El manejo de la HTA ha llegado a ser más seguro en los últimos años.
Con el desarrollo de la tecnología, existe una mejor monitorización y tratamiento del
paciente hipertenso que debe ser sometido a un procedimiento anestésico–quirúrgico.
Sin embargo es esencial que el paciente portador de HTA sea bien controlado y
evaluado en el período perioperatorio, estableciendo el adecuado control de órganos
con daño secundario, debido a la HTA. Este manejo, asociado a la disponibilidad de
nuevas drogas antihipertensivas puede reducir el riesgo de complicaciones
cardiovasculares de los pacientes quirúrgicos.
Si la presión arterial se mantiene sobre 180/110 mmHg, se debe realizar solo cirugía de
urgencia, debido que este paciente requiere de estabilización preoperatoria, para reducir
complicaciones y se debe diferir una cirugía electiva para optimizar la terapia de la HTA.
Bibliografía.
TABLA N°2
Tabla N°3
Medicamentos antihipertensivos
Vasodilatadores: Apresolina