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UNIVERSIDAD MARIANO GÁLVEZ DE GUATEMALA

“Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”

Centro Universitario de Cuilapa, Santa Rosa


Psicología Clínica

TÉCNICA DE LAS MARIONETAS

Nombre: Elody Iveth Solis Meléndez 3007- 20- 21708


Curso: Psicoterapia del niño y del adolescente
Licenciado: Wangner Virgilio González Ruano
Marionetas y muñecos permiten a padres, hijos e incluso terapeuta a jugar juntos.
Además de pasarlo bien, son una herramienta frente a emociones conflictivas y
problemas latentes. La llamada técnica de las marionetas es un recurso dentro de
la terapia familiar sistémica, una de las ramas de la psicología más en auge. En
nuestro país los títeres se utilizan en el marco de tratamientos de arteterapia o
dramaterapia. Los títeres en psicoterapia infantil son elementos que logran crear
un ambiente de comodidad para el niño, a tal punto de lograr hacer que el niño
manifieste su yo interior a través del juego. Esto funciona ya que los títeres son
una técnica que promueve la expresión de experiencias permitiéndole incorporar
tanto los aspectos positivos como negativos de ellas, de sí mismos y de los otros.
También, otorga la posibilidad de expresión de deseos, conflictos, sentimientos y
fantasías. A su vez facilita el involucramiento con la situación de terapia, al
representar una actividad lúdica que resulta divertida, despertando la curiosidad
del niño.
Objetivos terapéuticos:
Permiten relacionarse en el lenguaje de los niños y a través del juego, que es la
manera en que los niños aprenden casi todo. Existen referencias a la terapia con
guiñoles desde la segunda década del siglo pasado. No son solo un
entretenimiento. Es significativo que, en los tiempos de la televisión, el ordenador
y la consola, continúe siendo un arte lúdico antiguo como las marionetas o los
títeres el que más favorezca el encuentro y la comprensión. La representación por
sí misma tiene un efecto terapéutico en niños y adultos, pues al ser humano le
resulta imposible no experimentar consciente o inconscientemente las situaciones
dramáticas que contempla o interpreta.
Aunque se trate de una ficción, puede producirse una catarsis emocional que
facilita luego una aproximación menos neurótica a los problemas reales.
Edades de aplicación:
Se considera especialmente eficaz entre los niños de 5 a 11 años porque les
ofrece una oportunidad de liberar su agresividad o de expresar su necesidad de
afecto. Los adultos se benefician en los mismos sentidos y pueden solventar
deficiencias que comenzaron en su propia infancia.
Desarrollo de elementos evolutivos:
El niño actúa como si fuera un personaje real y pierde de vista al individuo que
habla realmente. El muñeco no coarta al niño. Este percibe que no está siendo
juzgado y se siente seguro. Por ello la marioneta tiene una cualidad
única: transmite un mensaje sin que se interpongan barreras emocionales. Al
mismo tiempo, puede que el niño diga a través de la marioneta lo que no consigue
decir por sí mismo.

Para no dar al traste con esta magia, el protagonista debe ser siempre el muñeco.
El actor debe olvidarse de quién es realmente (padre, madre, terapeuta, hijo) para
que el muñeco tenga alma.

Si no se cuidara este aspecto, y el niño se diera cuenta de que está hablando su


padre o su madre con la voz ligeramente distorsionada, percibiría que se han roto
las reglas del juego y tendría razón.

‘‘Un psicoterapeuta puede obtener mucha información del


comportamiento de niños y adultos, pues los personajes
sacan a la luz algunos aspectos del mundo interior de los
actores.’’
Problemáticas o patologías de aplicación:
Los muñecos se han empleado para ayudar al niño a superar traumas (como
abusos sexuales) y retos que le dan miedo (una operación quirúrgica, por
ejemplo). Permiten relacionarse en el lenguaje de los niños y a través del juego,
que es la manera en que los niños aprenden casi todo, también problemas
familiares. O en casi cualquier tipo de trastorno que se pueda dar en niños y que
ellos puedan expresarse a trasvés de las marionetas.
En conclusión, el uso de títeres en la psicoterapia facilita en el niño la expresión de
sus experiencias (prácticamente aquellas que tienen más carga sentimental y/o
afectiva para el niño), permitiéndole incorporar tanto los aspectos positivos como
negativos de ellas, de sí mismos y de los otros. Asimismo, destacan la posibilidad
de expresión de deseos, conflictos, sentimientos y fantasías, a través de la
utilización de esta técnica. El hecho de plantearle al niño una actividad de este
tipo, rompe con la expectativa que puede traer sobre la psicoterapia, de tener que
conversar directamente sobre sus conflictos, lo que facilitaría el involucramiento
con la situación de terapia, al representar una actividad lúdica que resulta
divertida, despertando la curiosidad del niño. En este mismo sentido, el títere
otorga una distancia que provee un contexto más seguro para que el niño proyecte
su mundo interno. Los títeres permiten una variedad infinita de combinaciones y
posibilidades, facilitando la identificación del niño con los personajes y situaciones
recreadas. En el contexto de psicoterapia, el niño logra actuar a través de los
títeres, probando vicariamente diferentes comportamientos, aportando, entre otros
elementos, al desarrollo de la empatía y de estrategias de resolución de
problemas, al fomentar la consideración de consecuencias resultantes para él, los
otros y el ambiente.

Recomendaciones:

Es recomendable contar con una amplia gama de personajes, que promuevan en


el niño diversas emociones e identificaciones. Así, resulta útil tener a disposición
del niño figuras humanas que representen a la familia; figuras humanas con roles
diversos, como médico, policía, bombero, cocinero, rey; personajes de fantasía,
como brujas, ángeles o hadas; animales como cocodrilo, tigre, dragón, conejo,
ardilla y perro. En relación con el terapeuta, esta técnica le permite acceder a las
problemáticas del niño, a su visión de sí mismo, de los otros y del mundo. De ahí
la importancia de su rol activo en el desarrollo de la técnica, por medio de la
exploración conjunta con el niño de las hipótesis de su significación de la realidad.
Es decir que es necesario que el terapeuta también acompañe al niño durante
esta técnica para conocer, acceder y tratar cualquier problemática interna del niño.

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