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EL DUELO POR CORONAVIRUS

EL DUELO
El duelo es la respuesta normal y esperable de una persona frente a una pérdida. Se
caracteriza por las emociones que siente cuando pierde a alguien o algo importante para
usted. Las personas se afligen por muchas razones diferentes, que incluyen: La muerte
de un ser querido, incluidas las mascotas

El duelo es el proceso psicológico que se produce tras una pérdida, una ausencia, una
muerte o un abandono. Es diferente para cada persona. Se pueden sufrir diferentes
síntomas emocionales y físicos como: ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación,
depresión, tristeza, shock
emocional, etc.
El dolor por la pérdida de un ser
querido es el período de
sufrimiento y duelo después de
una muerte. ... Usted puede
experimentar el sufrimiento
como una reacción mental,
física, social o emocional. Las
reacciones mentales pueden
incluir el enojo, la culpabilidad,
ansiedad, tristeza y desesperación.
LAS 5 ETAPAS DEL DUELO
Desde 1969 en este campo de la psicología domina la teoría de las 5 fases del duelo,
desarrollada por la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross.
En su libro "Sobre la muerte y el morir" presentó este modelo general de cinco etapas
de duelo que explican cómo se sienten las personas en distintos momentos de su luto y
cómo tienden a actuar.
1. Etapa de la negación
Esa negación es un mecanismo de defensa que puede inicialmente amortiguar el golpe
de la muerte de un ser querido y aplazar parte del dolor, pero esta etapa no puede ser
indefinida porque en algún momento chocará con la realidad.
2. Etapa de la ira
En esta fase son característicos los sentimientos de rabia y resentimiento, en mi opinión
es la otra cara de la moneda de la tristeza, así como la búsqueda de responsables o
culpables. La ira aparece ante la frustración de que la muerte es irreversible, de que no
hay solución posible y se puede proyectar esa rabia hacia el entorno, incluidas otras
personas allegadas.
3. Etapa de la negociación
En esta fase las personas fantasean con la idea de que se puede revertir o cambiar el
hecho de la muerte. Es común preguntarse ¿qué habría pasado si...? o pensar en
estrategias que habrían evitado el resultado final, como ¿y si hubiera hecho esto o lo
otro?
4. Etapa de la depresión
La tristeza profunda y la sensación de vacío son características de esta fase, cuyo nombre
no se refiere a una depresión clínica, como un problema de salud mental, sino a un
conjunto de emociones vinculadas a la tristeza naturales ante la pérdida de un ser
querido. Algunas personas pueden sentir que no tienen incentivos para continuar
viviendo en su día a día sin la persona que murió y pueden aislarse de su entorno.
5. Etapa de la aceptación
Una vez aceptada la pérdida, las personas en duelo aprenden a convivir con su dolor
emocional en un mundo en el que el ser querido ya no está. Con el tiempo recuperan su
capacidad de experimentar alegría y placer.
Pero según los expertos las personas no pasan necesariamente por todas estas etapas
ni en ese orden específico, así que el duelo se puede manifestar de distintas maneras y
en momentos diferentes para cada persona.
La intensidad y duración del proceso de duelo, sobre todo en la fase inicial, dependerá
de las circunstancias de la muerte, si es una pérdida más o menos inesperada
o fulminante, etc.
Si el fallecimiento se produce repentinamente, el “estado de shock” y la incredulidad
pueden durar mucho tiempo; si es algo que ya se esperaba desde hacía tiempo (duelo
anticipatorio), gran parte del proceso ya se ha realizado cuando se produce el
fallecimiento.
El proceso de duelo normal puede oscilar entre seis meses y un año, pero algunos
signos y síntomas pueden persistir mucho más y es posible que algunos sentimientos,
conductas y síntomas relacionados persistan durante toda la vida.
Por lo general, los síntomas agudos del duelo se van suavizando a partir del primer mes
posterior a la pérdida, a partir del cual, y de manera progresiva, la persona vuelve a ser
capaz de dormir, comer y realizar sus actividades cotidianas. Esto siempre estará
condicionado, como se comentaba anteriormente, por las circunstancias que rodeen al
fallecimiento.
El duelo complicado sucede cuando hay
evitación o retraso en la aparición del dolor,
o cuando hay emociones excesivamente
intensas y duraderos. En estos casos,
es aconsejable acudir a un especialista para
recibir tratamiento psicológico.
Es cierto que de forma natural muchas
personas son capaces de generar recursos
por si mismos para gestionar la pérdida,
pero en muchas ocasiones se va a necesitar
un acompañamiento terapéutico
Se trata de los duelos traumáticos, aquellos
donde la persona se ha visto desbordada,
sin recursos para gestionar esta situación
Hay circunstancias que facilitan el hecho de integrar la pérdida, por ejemplo que la
persona sea mayor o tras una larga enfermedad.
Sin embargo, una muerte inesperada, repentina, de una persona joven o en
circunstancias dolorosas hará que el duelo sea un proceso más complejo
Todas las culturas disponen de una forma particular de entender la muerte y de honrar
a sus difuntos. Honrar significa precisamente que esa persona que ha abandonado esta
existencia se convierta en alguien: mostrándole respeto, consideración, ofreciéndole
reconocimiento y un lugar en la familia y en la sociedad
Aunque la persona muere, la relación continúa; no podemos ver, tocar o hablar
directamente con quien ha fallecido, pero en nuestro recuerdo podemos seguir
reconociendo y sanando aspectos de esa relación.
Vivimos rodeados por recuerdos que nos acompañan. Integrar en nuestra vida a
aquellas personas que nos precedieron o que ya no están, es una forma de
trascendencia, pues así mantenemos viva su memoria.
El hablar de la persona fallecida sin dolor es un indicador de que la persona ha
gestionado adecuadamente el duelo, es decir se activó su Sistema de Procesamiento de
la Información para la Adaptación en EMDR se refieren a este proceso como SPIA.

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