Domingo 10 de septiembre de 2023

Año 12 / Número 170

Prohibida su venta por separado

Apicultura
El negocio de la miel tiene vuelo propio: es un producto cuya
exportación genera 200 millones de dólares al año. Se estima que
hay tres millones de colmenas explotadas y unos 20.000 apicultores.
La mayoría de los actores reclaman mayor presencia estatal.
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EDITORIAL
La abeja
haragana
Por Fabián Méndez
Fundación Éforo
¿Tendrán fiaca las abejas en algún
momento? Es difícil imaginar esa esce-
na, si son un ejemplo de laboriosidad.
La colmena -su organización y funcio-
namiento- es utilizada en ciencias so-
ciales como metáfora de la comunidad
y la división social del trabajo.
En este suplemento nos acercamos a
la apicultura de un modo menos meta-
fórico. En efecto, Argentina es el tercer
productor de miel y el segundo expor-
tador a nivel mundial. El producto na-
cional es reconocido por su calidad. Se
trata de una actividad que genera más
de 200 millones de dólares por año.
Todo ello a partir de la explotación de 3
millones de colmenas, que están a car-
go de 20.000 apicultores registrados.
Sin embargo, no todo es dulce en
esta industria. Las abejas necesitan
flores y la práctica del monocultivo
conspira contra la existencia de cam-
pos mixtos, variados, con más cardos,
tréboles o eucaliptos. Ya mencionamos
la calidad de nuestra miel. Sin embar-
go, la mayor parte de la producción
es exportada a granel en lugar de ser
fraccionada en origen, lo que afecta los
precios de transacción.
Dicho todo esto, queremos volver a
la pregunta inicial. Horacio Quiroga
ensayó una respuesta a ese interro-
gante. En el final de su cuento La Abeja
Haragana, escribe: “Trabajen, compa-
ñeras, pensando que el fin a que tienden
nuestros esfuerzos -la felicidad de to-
dos- es muy superior a la fatiga de cada
uno. A esto los hombres llaman ideal, y
tienen razón. No hay otra filosofía en la
vida de un hombre y de una abeja”.
Si ya habló Quiroga, mejor no decir
nada más.
La apicultura, un
negocio que está
cada vez más dulce
La apicultura es una actividad
netamente exportadora, que genera
200 millones de dólares al año. Se
estima que hay tres millones de
colmenas explotadas y unos 20.000
apicultores. La mayoría de los actores
reclaman mayor presencia estatal.
Son las polinizadoras más grandes del mundo
y viven en un verdadero reino. Las abejas con-
viven en colmenas que pueden albergar desde
30.000 hasta más de 100.000 ejemplares, con
una organización clara que contempla la di-
visión de tareas y el comando de una hembra,
la abeja reina. La mayoría de ellas son obreras,
más pequeñas que la reina, que es la única ca-
paz de la reproducción. Solo en caso de la muer-
te de la soberana, las obreras son capaces de po-
ner huevos no fecundados para que nazcan los
zánganos.
Una abeja obrera puede vivir un promedio
de 105 días y alcanzar unas 500 horas de vue-
lo en busca de sustento a lo largo de su vida. Es
de los insectos con mayor longevidad. Suele ser
controlada por la abeja reina mediante fero-
monas, unas hormonas olfativas que manejan
el comportamiento, haciéndolas más dóciles y
colaborativas. La comunicación se produce me-
diante una danza en la que le indica al resto del
enjambre dónde hay alimento, a qué distancia
se encuentra y cómo llegar.
No solo son claves para la reproducción y su-
pervivencia de plantas, sino que las abejas son
de las pocas especies que producen alimentos
comestibles y con valiosos nutrientes. Tanto la
miel como la jalea real pueden ser consumidas
sin generar ningún efecto nocivo para los hu-
manos.
Abejas en peligro. En Argentina, la apicul-
tura se desarrolló de manera considerable hasta
convertir al país en uno de los principales pro-
ductores y exportadores de miel. Se estima que
existen alrededor de tres millones de colmenas
explotadas y unos 20.000 apicultores. Sin em-
bargo, los productores requieren mayores me-
didas para potenciar la actividad y preservar la
especie.
“El país se caracterizó siempre por ser expor-
tador de miel a granel. Históricamente, tuvo
grandes niveles de producción. Sin embargo,
hoy la rentabilidad está baja porque a pesar de
que la miel tiene valor histórico muy alto en dó-
lares, lo que recibe el productor es a valor dólar
oficial y eso atenta contra los costos de produc-
ción. Otro de los problemas graves es el poco re-
cambio generacional: se necesitan más jóvenes
apicultores”, indica Roberto Imberti, tesorero
de la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA).
La miel que se produce en el país es reconoci-
da por su calidad ya que es clara y muy aprecia-
da en el mundo. “Es así debido a la conciencia
con la que trabajan los apicultores y todo un
sistema de trazabilidad que permite garantizar
Propiedades
de la miel
La Organización de las Naciones Uni-
das para la Alimentación y la Agricultura
FAO) considera que la miel es un “ali-
mento nutritivo, saludable y natural” y
entre sus propiedades destaca que es un
alimento “rico en sales minerales, enzi-
mas, vitaminas y proteínas que le donan
propiedades nutritivas y organolépticas
únicas”.
Además de usarse como edulcorante
natural, la miel se utiliza como antiinfla-
matorio, antioxidante y agente antibióti-
co. También se le atribuyen propiedades
que ayudan a la relajación y la inducción
del sueño. La miel medicinal se empleó
a lo largo de los años para tratar heridas,
picaduras de insectos, quemaduras, tras-
tornos de la piel, llagas y forúnculos.
su calidad con procesos de homogeneizado o
para la exportación, que se realiza siempre en
tambores nuevos y acondicionados”, destaca
Imberti.
Además de la miel y la cera, otros frutos de la
colmena son el polen, la jalea real y el propóleo,
destinados a usos medicinales, alimenticios y
cosméticos. “Lo que más se comercializa es el
polen. La jalea real ha perdido mucho mercado
en manos de la jalea china. Y el propóleo ha te-
nido diversos contratiempos, con lo cual hoy es
un producto que se usa como sustituto alimen-
ticio, ya no medicinal, y ese mercado es peque-
ño”, detalla el referente de SADA.
De acuerdo a datos de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agri-
cultura (FAO), el 75% de los cultivos alimenta-
rios del mundo depende de la polinización que,
en gran parte, generan las abejas. Sin embargo,
la utilización de sistemas agrícolas agresivos
como el monocultivo intensivo o el uso inde-
bido de plaguicidas, sumado a los efectos del
cambio climático, influyen para que estos in-
sectos se encuentren amenazados.
En este sentido, Imberti advierte que en el
país no hay un mercado para la polinización,
algo que sí ocurre en otros lugares, como Chi-
le, en los que los huerteros necesitan polinizar
y pagan por el servicio. “No hay demasiadas po-
líticas de Estado para preservar a la abeja más
que algunas iniciativas, pero son escasas. No
logramos tener una ley apícola que las proteja
como polinizador y generador de biodiversidad
en todos estos años”, sostiene.
Para que la apicultura crezca, es fundamen-
tal que existan campos con flores. “Si no hay
sustento, no solo peligra la actividad, sino tam-
bién la población de abejas. Antes, contaban
con plantas florecidas que ya no están porque
no hay tantos campos mixtos, porque la siem-
bra directa afectó el ambiente y no están más
los cardos, los tréboles ni los eucaliptos que se
necesitan para que vuelvan a la colmena con el
sustento. Hoy, probablemente, una abeja tie-
ne que volar el doble y regresa con la mitad de
polen”, describe Gustavo Morteo, productor e
integrante de la Cooperativa Apícola de Tandil.
La Cooperativa funciona desde hace 40 años
y cuenta con una veintena de asociados. Según
explica Morteo, para tener una cosecha im-
portante es necesaria una colmena con buena
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población, un buen clima que acompañe y una
vegetación florecida y bien hidratada. Si alguno
de estos elementos falla, no se logrará el resul-
tado esperado.
“Hay una situación de crisis y, como produc-
tores, somos responsables porque no logramos
organizarnos de manera más integrada, fomen-
tar la apicultura como es necesario, así como
encontrar y reclamar soluciones al problema
del sustento de las abejas. Se pretende acor-
dar y encontrar alternativas con las que nadie
6.000
Toneladas de miel se consumen en el
mercado interno. Las otras 69.000 que
se producen, son destinadas a la exporta-
ción. Argentina se posiciona actualmente
como el tercer productor de miel mundial.
sea perjudicado. Para eso, es necesario tener el
acompañamiento del Estado y trabajar por un
equilibrio ambiental”, reconoce el productor.
El mundo de las abejas es apasionante, pero
dedicarse a la apicultura requiere de capacita-
ción y, sobre todo, de observación. ¿Qué debe
saber quien pretenda entrar en ese ámbito? “No
hay lugar para la improvisación. Si desean que
realmente funcione, deben destinar estudio y
tiempo para conocer la colonia, saber cómo se
desarrolla, si está enferma, si crece, cuándo di-
vidirla o si está huérfana. Yo recomiendo empe-
zar con una colonia chica, con pocas colmenas
y, a medida que se va descubriendo este mun-
do, invertir ya sí en unas 500 colmenas. De lo
contrario, es un riesgo grande y puede salir muy
mal”, asegura Morteo.
El potencial de la apicultura. Marina
Kabat es investigadora del Conicet y destaca el
rol que la apicultura tiene en el desarrollo nacio-
nal. Según afirma, es una actividad netamente
exportadora que “genera 200 millones de dóla-
res al año”. Según indica, se producen 75.000
toneladas de miel, de las cuales solo 6.000 van al
mercado interno, el grueso se exporta. “Argen-
tina es el tercer productor de miel, el segundo
exportador y hay amplios mercados para nues-
tra miel, que es comprada por países que no
llegan a autoabastecerse o que no tienen miel
de calidad y, entonces, la mezclan. Hay mucho
margen para el desarrollo. Existen dos caminos
para potenciar esto: por un lado, ampliar la pro-
ducción; y por otro, mejorar la calidad”, resalta.
“Actualmente, la exportación de miel es ma-
nejada por empresas privadas y debería ser ad-
ministrada por una agencia estatal que impulse
una venta con valor agregado y una diversifica-
ción de los productos que se exportan. A nivel
de desarrollo nacional, es importante porque
es una actividad que se puede realizar práctica-
mente en todo el país y con impactos positivos
para las economías regionales, sobre todo en
los conurbanos de centros con mucha pobla-
ción. Si el Estado dirigiese ese proceso, habría
una gran evolución de la apicultura y sería una
actividad generadora de empleo directo e indi-
recto en rubros como carpintería, confección
de textiles o maquinarias destinadas a la pro-
ducción de miel”, asegura Kabat.
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ENTREVISTA A VERÓNICA CIPOLLA
“La miel es el endulzante
natural por excelencia”
Es dueña de La Mielísima, un
comercio con mucha historia
en el rubro. Destaca que ahora
los jóvenes también se inclinan
hacia el consumo de la miel
y destaca sus propiedades,
saludables para el ser humano.
La miel nació y evolucionó con la humanidad.
Los registros más antiguos demuestran que
hace 60 mil años ya existía este alimento. En la
actualidad, se puede conseguir en comercios de
barrio o negocios específicos.
Verónica Cipolla, dueña de La Mielísima,
dialogó con Acciones sobre los productos que
comercializan, la calidad, beneficios y distin-
tos tipos de miel, así como el perfil de los con-
sumidores.
¿Cuándo y dónde surgió La Mielisi-
ma?
Surgió en 1995, en Pergamino. Fue un em-
prendimiento de mi padre, ya fallecido. Él se
dedicó a esto toda su vida. Muchos años antes
de empezar con el local que tenemos actual-
mente, se ocupaba de la apicultura y, más tarde,
del acopio de miel para vender a exportadores.
Luego, mientras él seguía en Pergamino y no-
sotros ya estábamos viviendo en Buenos Aires,
surgió la idea de hacer esta casa. Comenzamos
con un local muy pequeño en la calle Talcahua-
no, en la época donde solo consumían miel las
personas mayores de 60 años. Era un público
bastante reducido, distinto a lo que ocurre hoy,
que es un commodity aceptado por genera-
ciones bastante jóvenes. En Argentina se está
empezando a aprender a consumir miel, un
producto que en el resto del mundo nos lo qui-
tan de la mano. Para que el consumo sea mayor
hace falta información y marketing.
¿A qué creés que se debe el cambio en
los hábitos de consumo?
Existe una nueva movida hacia el consumo de
alimentos más saludables y naturales, no solo
en la miel. Nos sorprende que la gente joven
se incline tanto hacia el consumo de miel, pero
creo que tiene que ver con que se informan más.
Antes era un producto de la gente mayor que lo
consumía por herencia, porque alguien le decía
que era buena y nada más. Ahora se sabe qué es
la miel, cómo es, para qué sirve. Es el endulzan-
te natural por excelencia, por la composición
que tiene se absorbe muy fácilmente en el or-
ganismo, mejor que cualquier otro endulzante.
¿Qué productos comercializan?
Cualquier producto de la colmena, como
miel, polen, jalea real, propóleo y cera virgen.
Además, aquellos que contienen miel en su
composición, como vinagres y vinos. Tenemos
más de mil productos.
¿Cómo consiguen la materia prima?
Nosotros no tenemos colmenas. En un princi-
pio sí, porque era mi padre el que se dedicaba.
Entonces, ahora tenemos una cartera de api-
cultores. Trabajamos con algunos desde hace
50 o 60 años. Otros se van sumando porque,
básicamente, buscamos apicultores con mieles
de distintos orígenes florales. Apuntamos a que
el público conozca todas las mieles que existen
en el país. Argentina es uno de los principales
exportadores y el argentino consume muy poco,
menos del 10%. Los productos varían en sus
gustos, olores, colores, consistencias y el tipo de
granulado cuando se solidifican. Varían según
dónde se alimentan las abejas para producir
esa miel. Y todas tienen similares propiedades.
En los últimos años, nos hemos dedicado a dar
a conocer que existen variedades infinitas. Por
eso buscamos apicultores que tengan sus col-
menas en distintos campos: algunas son más
habituales y otras son más raras. En los últimos
años, estuvimos complicados por la sequía,
pero siempre hay variabilidad floral. Lo más
habitual son las mieles multiflorales, de varias
floraciones, de pradera y monte. Después tam-
bién vienen mieles de algarrobo, quebracho,
atamisqui, de mostaza, flores amarillas, menta,
cítricos. Siempre buscamos cosas diferentes. La
gente se interesa mucho por el gusto, más de lo
que nos imaginamos.
¿Cuál es la pureza de la miel que co-
mercializan?
Comercializamos miel sin ningún agregado.
En verano, época de cosecha, todas las mieles
que entran son líquidas, muy líquidas porque
están recién cosechadas. Con el tiempo y el frío,
se empieza a solidificar. En esta parte del año,
los tambores que entran al local son de miel
totalmente sólida. Ahí, lo único que hacemos
es derretirla a 45 grados centígrados para no
destruir sus propiedades y que se transforma
en líquida. Luego, tarde o temprano, vuelve a
solidificarse. Manejamos mieles que son para
exportación, la calidad es única.