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En conjunto consideramos que, respecto a las teorías del derecho internacional

público, en Colombia se da la monista con prevalencia del derecho interno. Si

bien, el derecho internacional tiene rango constitucional debido al articulo 93 de la

constitución política que establece que los tratados y convenios ratificados por

Colombia en materia de derechos humanos prevalecen en el ordenamiento

interno, a esto en la realidad no se le da una aplicación adecuada. Un ejemplo de

ello es lo que sucedió en el caso del sr. Gustavo Petro en una primera medida,

puesto que se vulneraron abiertamente sus derechos políticos reconocidos por el

articulo 23 de la convención americana de derechos humanos, y lo que es peor, se

violentaron sus garantías judiciales de ser oído por un juez u órgano jurisdiccional

competente como lo establece el artículo 8 de la citada convención. Pensamos

que prevalece el derecho interno porque incluso hoy en día, la procuraduría

general de la nación sigue conservando la función de inhabilitar o destituir de su

cargo a funcionarios públicos de elección popular (artículos 118, 209, 277 numeral

6º y 278 numeral 1º C.P), evidenciando así la falta de aplicación del principio de

convencionalidad al que se deben todos los estados partes de un convenio

plenamente ratificado. De lo planteado por el autor hemos de decir que nos

encontramos de acuerdo, pues como el menciona al final del artículo, se sigue

presentando una sistemática violación a los principios de imparcialidad objetiva y

el principio acusatorio, pues la circular No. 005 de septiembre 1 de 2020, adoptada

por el Procurador General de la Nación da a entender primero que se cumplirá con

estos principios cuando dice que se compulsará copias a las autoridades penales

de la respetiva actuación, pero luego manifiesta que se impondrán las sanciones

de inhabilidad y destitución del cargo de estos funcionarios cuando se trate de


faltas calificadas como actos de corrupción, lo cual sigue siendo inconvencional,

puesto que el articulo 23 de la convención internacional de derechos humanos, no

establece esta medida como una excepción, es decir, resulta inútil esta segunda

alternativa planteada en la circular 005.

En conclusión, el derecho internacional debería tener prevalencia internamente

por lo menos en ciertos temas en específico, como lo es el caso de los derechos

humanos. Al igual que como lo manifiesta el articulista Carlos Arturo Gómez

Pavajeau, el sistema debe reformarse para dar aplicación integral a lo dispuesto

en los tratados ratificados por Colombia, de tal modo que se cumpla con el

principio de convencionalidad y que se vele porque los derechos de los

ciudadanos no se vulneren bajo ninguna excepción.

El articulista plantea diversas soluciones a la inconvencionalidad del derecho

disciplinario actual, el cual es inconvencional porque de plano vulnera los artículos

8 y 23 de la convención americana de derechos humanos. Inicia estipulando que

la convención por si misma en su artículo 23 no prevee que un órgano

administrativo pueda efectuar funciones jurisdiccionales que impliquen una

restricción de derechos políticos, que esta solo se puede efectuar por un juez

competente. El autor hace un análisis exhaustivo de lo que es la democracia en

virtud de los establecido en los artículos 92, 93 y 94 de la convención mencionada,

concluyendo que esta es un derecho que debe garantizarse dentro de cada estado
parte, y que estos a su vez deben promoverla y defenderla; también alude a la

importancia de la democracia representativa y de como esta se ve vulnerada

cuando se destituye o inhabilita a un servidor público de elección popular, que no

solo se le restringen los derechos políticos al servidor electo, si no también a

quienes lo eligen. El articulista manifiesta abiertamente que los problemas a

solucionar en el derecho disciplinario de Colombia están enmarcados en el

principio de imparcialidad objetiva y la inexorable separación de poderes, o lo que

es igual, el principio acusatorio.

La imparcialidad objetiva se verá garantizada una vez se cree o adecue la

normatividad, de tal modo que la entidad que emite el pliego de cargos no sea la

misma que emite el fallo disciplinario, lo cual sucedió en el caso del Sñr Petro. La

separación de poderes, manifiesta el autor, que no es contrataría a la convención,

que una misma entidad puede emitir el pliego de cargos y el fallo, sin embargo,

debe hacerse en dependencias o instancias distintas, garantizando así que haya

idoneidad en el proceso y que de acuerdo a lo establecido en el articulo 8 de la

convención se respeten las garantías judiciales de los requeridos.

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